Chapter Text
Al primer rayo de luz solar, el médico fue contactado, arribando a las pocas horas, antes del desayuno. Taylor, Zayn y Harry se encontraban en la habitación durante el chequeo, donde uno de ellos jugaba constantemente con su pulgar por los nervios.
Finalmente, el médico soltó un suspiro buscando algo en su maleta.
—¿Está todo bien?, ¿puede hacerlo despertar? —Pregunta Harry.
—Es raro porque... todo está bien, sólo su herida se abrió un poco, pero no entiendo porque no reacciona...
—¿Es grave? —Se suma la princesa.
—¿Se golpeó la cabeza con algo fuerte? —Vuelve a cuestionar, sacando una venda de su maleta y empezando a enrollarla en el brazo del ojiazul. Harry negó lentamente con la cabeza.
—Entonces dejaré esta esencia y esperemos resultados, volveré en dos días si continúa así para hacer un análisis más profundo —informa después de hacer un nudo resistente.
Sobre la mesa de noche del ojiazul dejó una vela rodeada de rodajas de naranja con algunas hojas de menta encima de la llama para que se quemara y se expandiera el olor. Según este, ayudaría a Louis a despertar.
Harry no podía enojarse por el diagnóstico incompleto, sin embargo, le tranquilizaba el hecho de que estaba bien. Agradecieron al médico, quien se inclinó ante ellos antes de retirarse de la habitación.
Por un momento la habitación quedó en un silencio incómodo.
—Harry, ¿qué le pasó a Louis? —Cuestiona suavemente Zayn, a pesar de sentir mucha impotencia al no saber por qué su amigo no despierta.
—No finjas amabilidad, debes pensar que le hice algo —murmuró cruzando sus brazos y caminando hacia la ventana.
Zayn y Taylor compartieron miradas y lentamente se empezaron acercar una vez más.
—Desde que regresó de Norslindale, sano y vivo, he descartado que le hayas querido hacer algo, además...
—Han pasado las últimas semanas juntos sin discutir —completa la princesa.
—Sí, ya... —suspira—, nos llevamos mejor —es consciente que es más que eso, pero no sabe cómo admitirlo, por lo menos no al ojiazul.
Harry no continúa y se queda callado observando la mañana y el poco movimiento que se alcanza a ver en el campo de entrenamiento. Al instante, la princesa y el caballero no insisten, dándole su tiempo y el ojiverde lo agradece porque su pecho duele todavía al pensar en lo que pasó.
—Es mi culpa que esté así —admite en susurro, aunque debido al silencio, sus palabras fueron escuchadas—, Louis y yo fuimos al bosque encantado... quería encontrar el libro de hechizos.
—¿Por qué no nos dijiste? Es muy peligroso —exclamó la princesa quedando a lado del ojiverde, buscando su mirada, la cual, este bajó.
—Lo sé, le tuvo que pasar esto a Louis para darme cuenta —frota sus ojos borrando el rastro del próximo llanto. La chica lo tomó del hombro, conociendolo a la perfección.
—¿Pero qué pasó? —Insiste una vez más Zayn, manteniendo la distancia.
—No estuvimos solos, antes de que llegara Nayra....
—¿Nayra estuvo ahí? —Interrumpe el azabache.
—Es una larga historia, sí, nos siguió, en fin, vimos algo en el bosque después de llegar a la locación, era algo extraño que nos quiso atacar dos veces.
—Harry no creo que haya sido coincidencia... —menciona Taylor.
—¿A qué te refieres? —Su pregunta queda en el aire cuando tres toques interrumpen y una cabeza de la servidumbre se asoma en el marco de la puerta.
—Disculpe la interrupción, joven Malik ya lo están esperando en el desayuno; princesa, príncipe, los busca el rey en el salón del trono.
—Claro, vamos para allá —respondió Zayn y en cuanto la puerta es cerrada nuevamente, se dirige a sus amigos.
—Nos reuniremos más tarde para que nos cuentes todo Harry, ¿okey?
—Por supuesto, recuerden no decir nada de esto a nadie.
—Hazz, espera —detiene Taylor su paso—. ¿Nayra sabe a qué fueron?
Este negó con la cabeza haciendo que sus rizos se movieran ligeramente—. No le daré explicaciones si me lo pregunta, inventaré algo.
La chica asiente con la cabeza, no obstante, lo que mencionó su amigo sólo le llenó de más preocupaciones, empezando a conectar algunos puntos que igualmente encontró en la noche, sólo que ella de manera accidental.
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La rutina de Harry ese día fue bastante agotadora y aburrida, principalmente la segunda. Realmente su labor era dar algunas órdenes de cómo iban decorar ciertas zonas del castillo, qué música tocarían, qué platillos iban a dar, etc. Era dar su punto bueno o malo a todas esas cosas y ver que podían cambiar o agregar, pero su mente estaba en las nubes, o más bien en el cielo.
Porque este le recordaba a cierta persona.
Es extraño, pensaba que jamás se iba a acostumbrar a la presencia de Louis y que en algún punto trataría de huir de él (al principio sí lo pensó), ahora, sin poder evitarlo, su mirada lo buscaba detrás de él o a su lado.
Supo desde que su padre le avisó de los próximos cambios que su vida sería diferente, pero jamás se imaginó que esa diferencia lo haría sentir y descubrir muchas cosas.
Lamentablemente al concluir sus labores de ese día, no se pudieron juntar porque terminaron muy tarde, así como cansados, al igual que la siguiente noche.
El tercer día, Louis seguía sin despertar, le dieron toda la mañana y la tarde del día anterior, pero no había reacción y en la noche, Harry terminó tan agotado que sin darse cuenta se había dormido recargado sobre sus brazos en la cama del castaño, nuevamente velando por él.
Aunque verdaderamente ahora, era para admirarlo, sin ninguna culpa de que lo pudiera atrapar o alguien más lo notara.
No se preocupó tanto puesto que apenas se estaba asomando una parte del sol, posiblemente eran las seis de la mañana, pero la luz que lograba entrar le daba una hermosa vista del rostro del ojiazul. Una mejor vista que una playa.
Sonrió consigo mismo pensando en lo que iba decir, pero su corazón y su pecho pedía a gritos que lo dijera.
—He estado pensando en cómo llegamos a esto... —susurra—, es raro porque al principio sólo discutimos por alguna razón que no recuerdo. Pero ahora que te conozco un poco más, realmente no hay nada que odiarte; eres amable, leal, gentil, divertido y te preocupas por los que te rodean.
Harry suelta un suspiro, tomando asiento en la cama y enfocando su vista en sus manos, las cuales jugaban con su camisa sobre su regazo.
—Lou, la verdadera razón de mi interés en tu pasado es porque desde el día uno en que llegaste captaste mi atención. Me causaste algo e intente negarlo y ahora busco tu cercanía todo el tiempo porque un sentimiento creció en mí desde esa vez que nos besamos por primera vez. Un sentimiento que va más allá de la conexión que tenemos y de nuestros encuentros donde lo hacemos...
Volteo a verlo, recorriendo cada facción de su rostro y sonriendo de lado, donde sólo un hoyuelo se marcó.
—Es ridículo para los demás, es malo para los demás, pero es bueno para mí, es como si estuviera destinado y me arrepiento de estarlo confesando en una situación así... —tragó saliva con dificultad, empezando a sentir sus latidos aumentar—. Yo volvería a romper las reglas por ti, yo lucharía una y otra vez con tal de recuperar esto que alguien nos quitó, porque contigo... no siento un vacío en el pecho.
Su cuerpo no se movió a ciegas, él realmente dio la indicación para empezar a acercarse más a Louis al punto en que subió la mitad de su cuerpo para acostarse a su lado. Escuchando la respiración tranquila y relajada de este.
Mordió sus labios ligeramente, retiró una parte del cabello castaño que le estorbaba en la frente y se acercó más al rostro del ojiazul antes de suspirar por incontable vez, su estómago se lleno de mariposas cuando sin pensarlo dos veces, cerró los ojos y se acercó a dejar un suave beso en los finos labios del castaño.
Un beso tan suave que apenas se sintió el toque, pero que le transmitía millones de emociones y sensaciones. Era diferente a los que se solían dar, este fue tranquilo que lo hizo sonrojar hasta las orejas y que millones de fuegos artificiales invadieran su estómago, algo nuevo, aunque también algo familiar que le causó cierta nostalgia, pues sus ojos se cristalizaron un poco.
Se alejo unos centimetros riendo flojamente por lo que acaba de hacer, se sentía tonto, no obstante, no se arrepentía, después de todo, nadie sabría lo que le dijo después:
—Me enamoré de ti, no sé porqué, pero realmente lo hice y tengo miedo de que haya sido el único.
Todo aire que no sabía que contenía lo expulsó en esas palabras, toda la tensión que sintió al no querer sacarlo por fin se desvaneció después de decir eso.
Una segunda risa sutil, pero conocida, lo hizo abrir los ojos de golpe y ver que debajo de los ojos de Louis pequeñas arrugas se formaban.
—Te gane, Hazz —comenta Louis con la voz más grave de lo normal y sin abrir los ojos aún.
—¿Qué? —Cuestiona con un gesto entre confundido y asombrado.
—Yo me enamoré primero —confiesa abriendo lentamente sus ojos.
—¡¿Estuviste despierto todo este tiempo?! —Reclama regresando a su posición inicial y dándole la espalda al ojiazul, fingiendo un poco de molestia y limpiando su rostro.
—Claro que no —Louis intentó levantarse pero se sentía débil, llamando la atención del rizado cuando se quejó—, sólo escuche lo último, de ahí no sé nada.
—Casualmente.
—No te enojes, además, ¿qué haces aquí?, ¿qué pasó?
—Estaba esperando a que despertarás —murmura—, parece que lo que nos atacó te dejó inconsciente por un tiempo.
Louis sintió su pecho llenarse de calidez, una sensación parecida a la que sientes cuando la persona que más quieres te da un enorme abrazo con lo primero que mencionó el rizado.
—Vaya —es lo único que suelta antes de mantener la mirada fija en la espalda de Harry, escuchándolo respirar y acariciando sus labios con una de sus manos.
—¿No dirás nada? —Pregunta el príncipe bajando la mirada, pero sin verlo aún.
—¿Sobre lo que dije o el beso que me diste? —Contraataca con un poco de diversión, no obstante, al no tener respuesta inmediata toma la mano rizado para jugar con sus dedos.
Era suave y un poco grande en comparación, pero no le importaba, era como sentir una pluma.
—Desde el primer día sentí algo —confiesa—, pero sabía que era imposible que intente reprimirlo, además era extraño porque no te conocía de nada o eso pensaba...
—En eso coincidimos finalmente —habla el rizado, volteando a verlo y sosteniendo con más firmeza su mano, sonriendo después—, sin embargo, ahora no lo veo imposible sólo... complicado.
—¿Realmente te quieres arriesgar otra vez? Ve qué pasó y ni siquiera hemos terminado de encontrar la verdad —comenta después de moverse ligeramente y hacer un gesto de dolor. Su brazo con su herida dolía aún más y el dolor de cabeza no ayudaba.
—Estando aquí, me arriesgo mucho —menciona acercando su rostro, mirando ese azul profundo que portaba el chico—. Más en esta posición.
Harry los hizo soltarse de las manos para poder ponerse encima del ojiazul, colocando su peso sobre sus antebrazos para no lastimar al castaño.
—No lo sé... —susurra por la cercanía, disfrutando de sus respiraciones mezclarse.
—¿Tienes miedo? —La pregunta sale con el tono más suave posible, sin intenciones de burlar o desafiarlo, realmente quiere saberlo.
Demasiado, no quiere perjudicar su vida que por el momento va bien, ni perjudicar la de los demás. Tal parece que escuchar que lo que siente es mutuo, no lo hace sentir seguro, sino más preocupado.
—No quiero arruinar las cosas —termina diciendo.
—Lou, esto no sólo depende de tí, también puedo arruinarlo, pero ya no puedo controlar lo que siento y sinceramente no quiero, por primera vez no quiero que alguien lo haga, porque... —rie, retirando algunos rizos que cayeron sobre su rostro—me siento bien, me siento vivo contigo, no me importa si para los demás está mal... Estoy dispuesto a arriesgarme porque esto es mutuo.
El corazón del ojiazul latió más rápido, sus mejillas empezaban a colorearse y ese sentimiento de nostalgia lo invadió, jamás pensó escuchar esas palabras del príncipe, donde se abre sentimentalmente ante él, pero aún tenía muchas inseguridades, ya no con Harry si no con él mismo.
—Besame otra vez —pidió, su mente estaba en blanco como para responderle con palabras.
Harry no se molesta en besarlo de manera inesperada, pero relajando la unión hasta que se convierte en un beso largo, suave y tierno, donde la sonrisa de los dos se puede sentir. Sus mariposas pierden el control totalmente, así como sus latidos, que sin darse cuenta, se sincronizan y se vuelven uno mismo.
Inician un movimiento lento que los hace suspirar por la nariz porque se niegan a separarse. Como ya tienen costumbre, Louis lo tomó de su cabellera de manera suave, jugando con sus rizos y acercándolo un poco más, pero sin ser brusco o con desesperación. En cambio, Harry ahora se sostiene de un brazo, pues el otro lo lleva a la mejilla del ojiazul y la acaricia con delicadeza, como si de una pieza frágil se tratase.
Esto es diferente, Louis puede sentir parte de su vida pasar velozmente, pero no logra capturar algo y el dolor de cabeza aumenta, provocando que se aleje del beso (justo en el mejor momento) y recueste su cabeza sobre la cama.
—¿Qué sucede? —Cuestiona dejando ver su preocupación.
—Hay algo, vi algo cuando me besaste ahora, pero.... joder —cubre su rostro con su brazo sano—, el dolor de cabeza me esta matando.
—Tranquilo, el médico no tardará en llegar... —El rizado empieza a levantarse.
—El médico no ayudará Hazz —interrumpe sosteniéndolo de la muñeca cuando este intentó irse—. Sé que debí de habértelo dicho antes, más... hay veces que intento recordar el pasado y me empieza a doler la cabeza, la solución es no pensar en eso.
—Es una barrera... —concluye varios minutos después el rizado, ampliando la mirada en sorpresa, formando una perfecta "o" con sus labios—. No es coincidencia Lou, la persona sabía que en algún punto ibas a intentar recordar y con tus visiones no te pasaba porque estás aparecían de la nada.
Ahora Louis es quien termina asombrado.
—Tenemos que decirle a los chicos, creo que hoy no tengo muchas labores y...
—Y es temprano, me duele todo aún.
—Entonces descansarás hasta recuperarte y yo mientras...
La perilla de la puerta se mueve sutilmente y rápidamente Harry se suelta del agarre del ojiazul mientras acomoda su ropa.
Con sigilo, Nayra entra y cierra la puerta tratando de no hacer el máximo ruido, pero se sobresalta al ver dos pares de ojos observándola en confusión.
—¿¡Harry?! Me espantaste, ¿qué haces aquí? —Pregunta sonriendo con nerviosismo mientras sacude su vestido y se acerca.
—Venía a ver el estado de Louis y oh, ha despertado —responde de igual forma nervioso. El castaño hace un leve movimiento con la mano—. ¿Y tú?
—Yo... también, quería ver si iba ser necesario llamar al médico, y... parece que no —suelta una sutil risa, empezando a jugar con sus manos.
—Me siento un poco débil, pero estoy bien —se une a la conversación.
—Qué bueno, entonces avisaré al rey que ya despertaste —dice señalando la puerta y caminando para atrás.
—Nay, si no te molesta, yo lo haré —Harry camina para detenerla y sostenerla de un hombro.
—¿Ahora te preocupas por él? —Pregunta en susurro, sin embargo, Louis alcanza oírla y arquea una ceja ante lo dicho.
—Debo decir que el viaje a Norslindale me ayudó a conocerlo un poco más para darme cuenta que... —regresó la mirada al castaño, sonriendo de lado—, tenemos mucho en común —pronuncia en voz alta para que el ojiazul lo escuche y sonría igualmente.
Harry empieza a salir de la habitación y la pelirroja se queda unos momentos estática en su lugar, con una expresión entre preocupación y asombro, abriendo ligeramente sus labios.
Nayra dirige su mirada hacia el ojiazul y sus facciones se vuelven duras; sus labios se forman una delgada línea y sus manos puños a sus lados. Louis, confundido, pregunta con la mirada, obteniendo como respuesta que la chica ponga los ojos en blanco y se dé la vuelta sonriendo para ir hacia el príncipe.