Chapter Text
Cada alborada, bajo el firmamento ceniciento y vetusto,
traslado mi corporeidad exhausta, es mi ánima marchita,
el espectro de mi entidad, olvida mi esencia,
en una danza de falacias lúgubres.
La existencia inherente, irracional y vacua,
se contorsiona en el yugo de una cultura opresiva,
que nos transfigura en espectros, dependientes de la desazón,
son espejismos de una esencia que no nos pertenece.
¿Es auténtica esta vida, o solo un teatro grotesco?
La necesidad egoísta de pertenecer nos aniquila,
en la bruma de la conformidad nos extraviamos,
extinguiéndonos un poco más con cada paso.
Cultura que nos aprisiona,
vida ilusoria, grilletes invisibles,
errante senda de metamorfosis,
sacrificio en pos de la libertad.
Transmutación hacia un destino incierto,
alma desgarrada, mente en conflicto,
un grito silencioso en la penumbra,
buscando ser, anhelando libertad.
En la penumbra de la noche perpetua,
donde los sueños se fragmentan en mil piezas,
encuentro asilo en la desesperanza,
y en la contienda constante de mi espíritu errabundo.
Los ecos del pasado resuenan en mi mente,
fragmentos de lo que fui y de lo que jamás seré,
las promesas truncadas, los sueños desvanecidos,
en este vacío infinito, donde la esperanza perece.
¿Quién es mi eterna compañía? La soledad,
en esta travesía solitaria hacia lo ignoto,
donde cada paso es un sufrimiento, una herida,
y el tiempo se torna en un enemigo implacable.
Cierro los ojos y me extravío en mis pensamientos,
navegando por océanos de incertidumbre,
donde cada ola es una pregunta sin respuesta,
y cada corriente me aleja más de mí mismo.
La sociedad me observa con ojos críticos,
juzga cada movimiento, cada elección,
pero en lo más profundo de mi ser, sé que debo persistir,
perseverar en mi lucha por encontrar sentido.
Bajo la superficie de mi piel fatigada,
late un corazón que aún sueña con libertad,
con romper los grilletes de expectativas ajenas,
y abrazar la esencia pura de mi existencia.
Así, cada día, en este teatro de sombras,
me levanto con la esperanza renovada,
de que un día, finalmente, encontraré la paz,
y la verdad de mi ser resplandecerá sin temor.
Porque en el fondo de la angustia y la lucha,
hay una chispa de luz que jamás se extingue,
una llama que arde con la promesa de libertad,
de ser, en toda mi complejidad y verdad, íntegramente yo.
Lo único que ansío es desaparecer,
perder todo lo que alguna vez fui,
buscar la verdad, ¿quién está ahí?
Ansío la Metanoia alcanzar.