Work Text:
Hoseok no sabía cuánto tiempo llevaba observando su reflejo, arreglando los pequeños detalles de su traje costoso, sacudiendo pelusas invisibles de sus hombros o acomodando un diminuto mechón de cabello castaño que sentía que estaba fuera de su lugar. Cuando por fin creía que estaba completamente listo, volvía a encontrar un nuevo defecto y el ciclo repetitivo comenzaba otra vez. Él sabía bien a qué se debía esto, sabía que eran sus nervios los que estaban jugando con él, había sufrido de estos micro ataques de perfeccionismo toda su vida, y aunque podría decir que estaba acostumbrado, nunca antes se había sentido como se sentía ahora, viéndose al espejo.
El día de su boda.
Su boda… El día que jamás creyó que llegaría, el día que se sentía como una maldición cada vez que sus tías o amigas de su madre llegaban a su casa y murmuraban que “el pequeño Hoseokkie” ya se había quedado para “vestir santos”, como normalmente hablarían de una mujer. A él nunca le molestó su soltería ni sentía la urgencia de contraer matrimonio con la primera mujer que se le pasara en frente, pero los comentarios, preguntas y murmullos si lo molestaban… Y también lo ponían nervioso, por supuesto.
Hoseok también había escuchado a esas mujeres decirle a su madre que debería estar preocupada, ya que estaban convencidas de que él era homosexual y que nunca en la vida le daría nietos. Hoseok se quedaba en la cocina a escucharlas y sentía una pequeña victoria cuando su madre defendía su honor diciéndoles a sus amigas que él no era gay, sino que era un hombre demasiado bueno, tan bueno que ninguna mujer lo merecía y que por eso todavía no encontraba la indicada (él sabía que eso estaba muy alejado de la realidad, pero era mil veces mejor que escuchar a su madre coincidir con ellas, claro está). Pero entonces esas mujeres le decían que un chico de veintiséis años que nunca tuvo novia, no salía los fines de semana y prefería quedarse en casa a atender a su mamá no podía ser otra cosa que un homosexual. Era ahí donde su madre ya no podía dar más argumentos para defenderlo y a él se lo comían los nervios desde la cocina.
Ellas estaban equivocadas, todos los estaban, él era heterosexual, completamente… Bueno, casi.
A pesar de que no tenía citas y nunca había llevado una mujer a casa antes de su primera novia oficial (con la que ahora se iba a casar), podía apreciar la belleza femenina y excitarse con el cuerpo desnudo de una (no era virgen… Aunque antes de conocer a su novia se sentía como si lo fuera por la cantidad de tiempo que pasó desde la última vez); sus ojos iban detrás de ellas como prácticamente todos los hombres, encontraba atractivo en cabello largo y oscuro, una piel luminosa y libre de imperfecciones, como un lienzo. Claro que le gustaban los pechos, las cinturas, las piernas, los coños… Etcétera, etcétera, etcétera… Pero, en la soledad de su habitación, cuando su madre y el resto de la ciudad dormían y su cuarto estaba en completa oscuridad a excepción de la pantalla de su teléfono celular, todo eso podía ponerse en duda. Cuando sus dedos tamborileaban un costado de su teléfono antes de presionar la categoría “gay” en una página porno, a Hoseok se le podía llegar a olvidar que le gustaban las mujeres, pero sólo un poco.
No era algo de todos los días, sólo algunas veces para saciar su curiosidad, y jamás, jamás, se tocaba mientras veía uno vídeo que involucrara a dos hombres. Claro que estaba duro, claro que se podía correr en la ropa interior sin necesidad de acercar su mano a la entrepierna, pero jamás se masturbaría viendo porno gay, eso sería… Bueno, eso sería como confirmar que no sólo le gustaban las mujeres y él no estaba listo para eso. Tal vez sólo era una etapa, ¿no? Por pasar tanto tiempo sin tener sexo… Claro, eso debía ser.
Tal vez por eso la llegada de Joohyeon, su primera novia formal, fue como una corriente que lo arrastró y contra la que él no pudo nadar. Tal vez la soledad, las dudas sobre sí mismo y los juicios de los demás lo hicieron doblegarse ante una personalidad tan fuerte como la de ella, o tal vez se debió a que Hoseok siempre fue así, el tipo de hombre que los demás considerarían débil, del que se burlaban en la infancia por esconderse en las faldas de su mamá, el que jamás fue bueno en los deportes y el que siempre se asustaba con facilidad. Tan nervioso y asustado siempre… hasta de descubrir cómo era el mundo afuera, sin la seguridad de las cuatro paredes de su cuarto y la compañía de su mamá. Era una lucha interna constante, ya que, aunque por un lado se sentía tranquilo de estar siempre con lo que conocía y no recibir sorpresas de la vida, también sabía que era un poco patético ser así.
Joohyeon lo sacó de su zona de confort desde el primer día, fue ella quien lo invitó a una cita, quien lo besó primero y quien lo presentó frente a todos sus amigos de “buenas familias” quienes lo saludaron amablemente, pero al mismo tiempo se miraron entre ellos y contuvieron algunas risitas, Hoseok pudo verlo, pero se dijo a sí mismo que se trataba de su imaginación, de esa manera se mantenía más tranquilo. Asimismo, fue Joohyeon la que lo convenció de cambiar de estilo de gafas, de peinado, de ropa, incluso algunos de sus intereses. Bueno, eso no se lo pidió directamente, pero al reírse “en broma” de su interés por la colección de figuras, Hoseok supuso que debía buscar pasatiempos un poco más varoniles.
No estaba seguro de en qué momento todo en él cambió, ahora se veía al espejo y no se reconocía, ahí estaba un hombre completamente diferente, que, aunque lucía mucho mejor en el exterior, en el interior se había cada vez más y más pequeño para ir dejando espacio para Joohyeon, quien parecía dominar cada pequeño aspecto de su vida. No era coincidencia que la profusa sudoración de sus manos y sus uñas mordisqueadas fueran en aumento, no era coincidencia que su tono de voz ahora fuera más bajo y que ahora siempre pensara las cosas dos veces antes de hacerlas, porque la pequeña voz en su cabeza (que se parecía mucho a la de ella) le recordaba constantemente que él no era tan capaz ni tan brillante, algo que ella también hacía en la vida real, pero de manera más cariñosa y a veces hasta un poco maternal.
Hoseok ahora estaba frente al espejo, completamente nervioso y al borde del colapso, porque, aunque todo estaba listo para “el gran día” él no podía disfrutarlo ni un poco. Odiaba los eventos con mucha gente y la música fuerte, odiaba ser el centro de atención también, pero Joohyeon tenía tantos amigos y amaba las fiestas, así que eso era exactamente lo que le esperaba para las próximas cinco horas. No sólo se trataba de eso, también estaba aterrado por la vida de casado, por todos los cambios que habría y por su nula capacidad de decir que no.
Hoseok estaba tratando de darse ánimos y algo de valor, pero él sabía bien lo que le faltaba ahora, lo que siempre le había faltado…
Agallas.
—Maldita sea… Justo cuando uno cree que la gente no puede ser más estúpida e incompetente, siempre sale uno que logra superarse —sorpresivamente Joohyeon apareció detrás de él prácticamente echando humo por las orejas, Hoseok la vio por el espejo y rápidamente se cubrió el rostro con ambas manos—. ¿Y a ti que te pasa?
—N-no se supone que el novio debe ver a la novia usando el vestido antes de la boda —respondió Hoseok sin descubrirse el rostro.
—Ay, por favor, Hoseok, esa es una creencia estúpida que sólo significaría algo para alguien como tu mamá y sus amigas —respondió Joohyeon—. Olvida el estúpido vestido, que ahora tenemos un problema más grande.
Hoseok se descubrió el rostro lentamente y observó a su futura esposa, estaba por decirle que lucía muy bella, pero su rostro furioso llamaba más su interés. —¿Por qué estás tan molesta? —preguntó—. ¿A qué te referías con gente incompetente?
—A uno de mis malditos empleados, ¿a quién más? —la mujer se acercó al espejo y observó con cuidado su maquillaje para asegurarse de que todo siguiera en su lugar—. Desde que empecé con los preparativos les dejé muy en claro a todos que no me pasaran ninguna llamada de mi padre, y que, si él preguntaba la fecha de la boda, lo ignoraran o le dijeran una fecha equivocada, y ahora me acaban de informar que está aquí. ¡Está aquí afuera de la maldita iglesia! ¿Qué se cree?
—No tenía idea de que él pensaba venir a la boda —dijo—. No me comentaste nada sobre eso.
—¿Por qué lo haría? Sabes que convivir con mi papá no es precisamente mi idea de diversión.
—B-bueno, sí… Pero no me has hablado nada de él, no tengo idea de quién es o qué hace, ni siquiera estoy seguro de saber por qué lo detestas tanto.
—Hoseokkie… Tú siempre preguntando estupideces, cariño —Joohyeon cerró los ojos y se masajeó las sienes con los dedos—. Lo que te he dicho es más que suficiente. Nunca, nunca estuvo ahí mientras crecía y de vez en cuando le pica el bicho del buen padre y le dan ganas de venir. Mi mamá es la única idiota que se emociona de que regrese, cree que aún tiene la posibilidad de tener algo con él, aunque él la botó hace mucho tiempo.
—Ya veo… No me parece mal que esté aquí —murmuró Hoseok tímidamente—. Es mi suegro…
—Bueno, pues tu deseo se va a hacer realidad —respondió sarcásticamente—. Al parecer ya llegó y dice que quiere hablar con nosotros. Te dejaré la tarea de lidiar con él a ti, eres tú quien lo quiere conocer de todos modos.
Los nervios de Hoseok se dispararon de forma exponencial ante la idea de conocer a su suegro, es decir, esto era algo que normalmente ocurre en las primeras fases de una relación, no el día de la boda. Por otro lado, era muy probable que el hombre fue igual o más aterrador que Joohyeon. —¿No te quedarán aquí para que hable con los dos?
—Claro que no, falta una hora para que empiece la ceremonia y no pienso pasarla escuchando al increíble Min Yoongi hablando de compromiso como si fuera un maldito gurú motivacional o algo así, yo paso.
Antes de que Hoseok pudiera decir algo, Joohyeon desapareció del lugar. Al observar la puerta cerrándose a sus espaldas, Hoseok sintió un escalofrío recorrer su cuerpo al caer en cuenta que, la próxima vez que la viera, sería su esposa.
Esto era lo peor que podría pasar, es decir, él ya era un manojo de nervios, lo había sido todo el día, y saber que el padre de Joohyeon aparecería de repente para hablar con él lo estaba haciendo considerar seriamente saltar por la ventana. Lo más seguro era que sus predicciones fueran ciertas y Min Yoongi fuera un tipo estricto y aterrador, pero no había nada que pudiera hacer para evitarlo, sólo esperaba que las cosas salieran medianamente bien.
Hoseok tragó saliva de forma dura y miró su reflejo una vez más, así se percató de que una fina capa de sudor ahora perlaba su frente, así que se quitó las gafas para ponerlas en una mesa cercana y buscó un pañuelo para limpiarse. —Está bien, no pasa nada, todo está bien —murmuró el hombre para sí mismo mientras limpiaba el sudor con pequeños toques por toda su frente y sus mejillas—. ¿Qué tan malo puede ser? Es un tipo como cualquiera. Aparte, no le he dado razones para que me odie o me mire con malos ojos, me estoy casando con su hija por la iglesia, después de todo…
Desde el espejo, Hoseok pudo ver cómo giraba la perilla de la puerta y esta se abría poco a poco, por un momento creyó que vería a Joohyeon ahí nuevamente, tal vez a su madre, pero lo que apareció fue primero una mano grande y pálida, después un rostro que Hoseok no había visto jamás. —¿Se puede? —preguntó una voz profunda.
Hoseok se dio la media vuelta de inmediato, casi de forma cómica, y sin poder responder de inmediato por el nudo que se formó de repente en su garganta, se inclinó en una reverencia que rayaba en lo exagerado. —Mucho gusto, yo…-
—Tú debes ser Hoseok, ¿no es así? El novio de Joohyeon —preguntó el hombre, Hoseok recuperó la compostura y asintió torpemente. Por un momento juró ver que el hombre sonreía a medias, probablemente burlándose de su torpeza—. Yo soy Min Yoongi, su padre.
—M-m-me alegra mucho conocerlo, señor Min —Hoseok dio un par de reverencias más, a lo que el contrario sólo respondió cruzando los brazos sobre el pecho mientras lo observaba desde los pies a la cabeza. Hoseok sólo pudo pensar en que lo estaba juzgando, ya que se estaba tomando su tiempo para observar cada detalle en él, ni siquiera estaba tratando de ocultarlo—. Joohyeon me ha hablado de usted y…-
—No hace falta mentir, muchacho —Min Yoongi se encogió de hombros y lo hizo callar de inmediato. Hoseok se sintió avergonzado y su rostro se llenó de calor, mismo que se intensificó al ver al padre de su novia con más detalle. Min Yoongi era un hombre unos centímetros más bajo que él, delgado y de piel muy pálida. Su cabello oscuro estaba peinado con cuidado hacia atrás, pero estaba ligeramente largo y oscuro, a excepción de unas pocas canas a los costados. El hombre usaba unas gafas de un estilo similar a las suyas, mismas que retiró con cuidado para limpiarlas un poco con un paño que sacó de su bolsillo, para después ponérselas de nuevo—. Estoy casi seguro de que ella no te ha dicho nada de mí, ¿no es así? Jamás lo hace, con ninguno de los novios que ha tenido. Eso jamás me ha molestado, pero hoy es distinto, porque contigo se va a casar.
—L-lo siento —Hoseok apretó los ojos sin querer y reverenció de nuevo, esta vez el gesto hizo a Min Yoongi reír por lo bajo mientras lo seguía observando sin dejar de cruzas los brazos—. Y-yo… Yo no quería…-
—¿Siempre tartamudeas y sudas tanto? —preguntó el mayor de una forma casi burlona, un tono un poco similar al que Joohyeon a veces usaba con él. La diferencia era que Min Yoongi lo seguía observando como un depredador haría con una presa antes de caerle encima. Hoseok sintió su corazón latir a mil por hora porque se trataba de una mirada inquisitiva y dura, penetrante y ligeramente aterradora, pero también porque estaba prácticamente seguro de saber lo que este hombre estaba pensando de él: que parecía un idiota, que lucía débil, que no era suficiente hombre para su hija. Hoseok no sabía absolutamente nada del padre de Joohyeon, pero si de algo estaba seguro, era que era un hombre completamente opuesto a él, su aura imponente hablaba por sí sola.
—Lo siento, yo… Estoy un poco nervioso, eso es todo —atinó a decir Hoseok, tratando de no volver a conectar miradas directamente con el hombre mayor, pero le resultaba terriblemente imposible porque este no dejaba de estudiarlo con detenimiento—. Yo no sabía que usted estaría aquí el día de hoy, así que… Bueno, p-por eso.
—Lo entiendo —murmuró, asintiendo ligeramente, su voz tremendamente profunda le provocó un cosquilleo extraño a Hoseok, y eso que ni siquiera estaba tan cerca—. Es natural que te sientas así que tal vez presentarme sin avisar no fue la mejor idea, pero tu entenderás que fue mi única alternativa, considerando que nadie quería decirme nada de esta boda y que mi propia hija no me quería aquí.
—Me disculpo por eso, yo…-
—¿Realmente vas a disculparte de nuevo? Es la tercera vez seguida —Yoongi dio un par de pasos y Hoseok sintió que de repente era más alto y corpulento que él, aunque ese obviamente no era el caso. Teniendo al padre de Joohyeon más cerca, Hoseok fue capaz de ver su rostro mejor, las pocas arrugas en las comisuras de sus ojos, sus labios rosados y su mandíbula bien definida. Todos estos detalles en conjunto evocaban cierta familiaridad, no como si lo conociera del pasado o como si lo hubiera visto antes, más bien le recordaba a algo, pero no estaba seguro de qué—. No más disculpas, Hoseok, que no he venido para eso, sino a hablar contigo.
—S-soy todo oídos, señor Min —respondió Hoseok con toda la seguridad que pudo reunir, sin embargo, esta se derrumbó por completo cuando el padre de su novia terminó de acercarse y tomó una de sus manos para apretarla ligeramente entre la suya—. ¿Qué…?
—Estás temblando, muchacho —el hombre le sonrió un poco y Hoseok sintió que alguien le sacaba todo el aire de un puñetazo, ya que de repente se dio cuenta de qué le recordaba la presencia de este hombre.
Las pocas veces que decidía ceder a sus instintos, cuando estaba completamente seguro de que su madre no despertaría y se juraba a sí mismo que sólo iba a sucumbir a su curiosidad y no metería la mano en su pantalón de pijama ante las imágenes que estaban por aparecer en la pantalla de su teléfono celular, Hoseok tenía una fijación. Cuando por fin decidí presionar la categoría “gay” en la página de contenido adulto, no veía la primera cosa que esta le ofreciera, sino que descubrió que había ciertos rasgos específicos que lo hacían ponerse duro de inmediato y correrse de forma rápida.
Los vídeos que involucraban a hombres más o menos de su edad con otros mayores, casi como los de la presunta edad de Min Yoongi y con aspecto similar (calculaba que podía estar en las últimas de sus cuarentas… Tal vez unos cuarenta y siete o cuarenta y ocho) lo hacían perder el control. Cuando un hombre con un aura dominante como la del que tenía en frente tomaba a otro de una edad similar a la suya de forma ruda y descuidada, Hoseok no podía evitar fantasear qué se sentiría estar en esa situación, pero él mismo se obligaba a regresar a la realidad porque esa era simplemente una línea que jamás podría cruzar.
Esas memorias de lo que sus ojos presenciaron en la oscuridad de su habitación estaban regresando de golpe y de la peor manera, ¡con el jodido padre de su novia! ¡El mismo maldito día que lo estaba conociendo! Hoseok sentía que podía caer desmayado en cualquier momento, y que este hombre no le soltara la mano mientras lo observa y le sonreía ligeramente, no estaba mejorando para nada su situación.
—¿D-de veras? —preguntó Hoseok mirando el suelo tratando de sonreír también para ocultar lo que estaba pasando por su mente y hacer la situación un poco más ligera—. No me había dado cuenta.
—También estás sudando demasiado.
¿Por qué Min Yoongi no lo había soltado todavía? ¿Por qué estaba tan cerca? ¿Por qué sonreía de ese modo y no dejaba de verlo? ¿Por qué parecía estar tan tranquilo y satisfecho mientras Hoseok sentía que sus rodillas le fallarían en cualquier momento?
—Siempre me pasa —Hoseok se armó de valor y alejó su mano para restregarla en sus pantalones con el pretexto de deshacerse del sudor. Yoongi afortunadamente no la tomó de nuevo, pero al verlo de reojo, Hoseok podría jurar que estaba satisfecho con su reacción. De repente una comparación absurda llegó a su mente, y pensó en que así seguramente se sentían los gatos después de jugar con los ratones que planeaban comerse. Min Yoongi probablemente se estaba burlando de él en el interior.
—En fin —el mayor se movió por el cuarto mientras hablaba hasta recargarse en una pared—. Las formalidades no son precisamente lo mío y no pienso quitarte mucho tiempo, es sólo que creí que sería bueno conocer a la persona que compartiría su vida con Joohyeon y… A decir verdad, no hay muchos consejos que pueda darles, considerando que mi matrimonio con la madre de Joohyeon no funcionó, pero supongo que eso ya lo sabes.
—Sí… S-sé un poco sobre eso —murmuró Hoseok en un tono débil—. Aun así, lo agradezco.
El silencio reinó en la habitación, Hoseok se atrevió a mirar el otro hombre y se dio cuenta de que de repente lucía muy pensativo, como si estuviera eligiendo detenidamente las palabras que diría a continuación. —Aunque, ahora que lo pienso, puede que haya una o dos cosas que podría aconsejarte en tu situación, muchacho.
—¿M-mi situación? —preguntó el más joven—. No lo entiendo.
—Mira, Hoseok, no te conozco y tú no me conoces a mí, pero no se necesita ser muy brillante para darse cuenta de que estás a dos segundos de mearte encima, ¿no es así? —la declaración deliberada de ese hombre hizo que los ojos de Hoseok se abrieran cómicamente y que su cara se tornara terriblemente roja—. No quiero que me lo tomes a mal, pero es obvio que está terriblemente nervioso, no sé si sea por tu boda o por mi presencia.
—Es una combinación de las dos cosas —admitió Hoseok de forma derrotada—. En realidad, yo soy así todo el tiempo… Difícilmente puedo controlar mis nervios la mayoría del tiempo.
—Me lo imaginé —el tono de Min Yoongi era ahora un poco paternal y Hoseok se sintió culpable de que, mientras este hombre estaba tratando de ser amable y ayudarlo un poco, él no podía dejar de pensar en la maldita categoría de videos que le recordaba su aspecto—. Me lo imaginé y, para ser sincero… No creo que eso me guste demasiado.
Hoseok miró a Yoongi de forma agraviada, preparándose mentalmente para escuchar a este hombre decirle que parecía un idiota y que no era suficiente hombre para alguien como Joohyeon, de cierta forma se lo esperaba y también sentía que se lo merecía. —Yo… No sé qué decir.
—Espero que no te ofenda, Hoseok, pero yo soy así, no puedo ocultar las cosas que pienso y siempre soy muy directo —respondió—. Pero quiero que sepas una cosa, no te estoy diciendo esto para hacerte sentir mal ni nada por el estilo, sino todo lo contrario… Pero, claro, si quieres que me detenga, lo haré de inmediato y esta conversación terminará ahora.
—¡No! —respondió el menor, dando un paso hacia él y observándolo con sus grandes ojos brillantes. Yoongi no pudo evitar pensar en un cervatillo, los ojos de este pobre joven derrochaban ligera ingenuidad e inocencia, casi rozando el miedo, y pensó que el mundo allá afuera se lo comería vivo a la primera oportunidad—. No, para nada, a mí me interesa saber su opinión.
—Bien, en ese caso, déjame decirte un par de cosas —Yoongi cruzó de nuevo los brazos sobre el pecho—. No soy un cavernícola retrograda como Joohyeon piensa, pero si de algo estoy seguro es que es importante que un hombre tenga valor, ¿estás de acuerdo conmigo en eso?
Hoseok asintió rápidamente, como si fuera un estudiante ansioso por aprender, y Yoongi tuvo el repentino pensamiento de que este hombre temeroso parecía del tipo fácil de manejar, y si él conocía bien a su propia hija, juraría que eso era seguramente lo que ella venía haciendo con él desde hace un tiempo. A decir verdad, no la culparía si eso resultaba ser cierto, Yoongi podía entender la diversión que se puede obtener al tener a alguien así alrededor. —Sí, estoy de acuerdo —dijo el más joven.
—Pero también es cierto que no todos los hombres nacen con ese valor —la lengua de Yoongi se asomó para mojar sus labios rosados después de decir eso, Hoseok no fue capaz de pasar ese detalle por alto—. Pero eso tú lo sabes bien, ¿verdad? ¿Tu padre alguna vez habló de esto contigo?
—Yo no tengo padre —respondió Hoseok con una voz diminuta, se sintió automáticamente avergonzado—. Jamás lo conocí, toda mi vida he vivido solamente con mi madre.
—Ya veo… —repuso—. Quiero que seas honesto conmigo, Hoseok, ¿alguna vez alguien te ha dicho que tú no tienes ese valor?
Yoongi dio justo en el clavo al preguntar eso, y aunque Hoseok no le gustaba la idea de revelar tanto de sí mismo así sin más, la mirada de Yoongi le hacía sentir que debía decirle todo, como si simplemente debiera obedecer. —Lo escucho todo el tiempo… Lo he escuchado durante toda mi vida —dijo—. La gente siempre me ha dicho que me faltan agallas… Tal vez por eso me siento así el día de hoy, tal vez por eso siento miedo por el futuro.
Al terminar de hablar, Hoseok se acercó de nuevo al espejo y se vio en él, y cuando Min Yoongi se colocó detrás de él y pudo ver claramente las diferencias entre ellos, Hoseok se sintió aún más derrotado; era una comparación casi caricaturesca y de manual de cómo lucía un hombre con valor y otro que no lo tenía. —Agallas… Sí, de eso se trata el mundo —murmuró Yoongi mientras ponía sus manos sobre los hombros de Hoseok y les daba un suave apretón—. No todos las tienen.
Hoseok sentía como si las manos de Yoongi ardieran sobre su cuerpo. Sus ojos se conectaron con los de él a través del espejo y se sintió contrariado al encontrar en su mirada algo que no podía describir, no era lástima por el tema del que estaban hablando, no era desdén tampoco, los ojos de Yoongi brillaban con algo que simplemente no podía nombrar, la caricia sobre sus hombros se sentía diferente también, y Hoseok pensó que era el parecido de este hombre con el de sus fantasías que lo estaba haciendo confundir todo. Se sintió asqueado de sí mismo al estar confundiendo la cercanía de su futuro suegro con otra cosa.
—Agallas… —repitió Hoseok con una voz diminuta.
—Pero el mundo es así, Hoseok —Yoongi no alejó sus manos de él, sino que empezó a deslizarlas de arriba hacia abajo por sus brazos—. Hay blanco y hay negro, hay cosas grandes y cosas pequeñas, hay hombres que nacen con agallas y otros que no las tienen… Pero eso no es precisamente algo negativo.
—¿N-no?
—No —repuso el mayor—. Estoy seguro de que debes tener otras cualidades, ¿no es así?
—Supongo…
—Yo creo que sí —sin dejar de mirarlo por el espejo, Yoongi se acercó un poco más, hasta que su pecho firme se presionaba contra su espalda—. Por otro lado, uno siempre puede fingir.
—No entiendo… —Hoseok volvió a tragar saliva al sentir el calor del cuerpo del otro hombre directamente en el suyo.
—La seguridad se construye, Hoseok, y aunque jamás va a ser tan buena como la que es natural para otros, si sabes fingir lo suficiente, los demás no tienen por qué darse cuenta —Hoseok ni en un millón de años se habría esperado lo que Min Yoongi hizo: una de sus manos dejó su brazo para posarse en su barbilla, la alzó un poco y lo obligó a sostenerle la mirada, aun a través del espejo—. La forma en la que te presentas ante el mundo es la forma en la que vas a ser tratado, por otro lado, siempre hay formas de agarrar valor, de quitarse de encima esos nervios que siempre dices que tienes.
—Y-ya lo he intentado todo… —Hoseok se sintió terriblemente avergonzado del temblor en su voz y el evidente rubor en su rostro, era obvio que Yoongi lo notaba, sobre todo porque llevaba esa ligera sonrisa que lo estaba haciendo sentir escalofríos.
—Yo creo que no… —el tono de la voz de Yoongi descendió, al igual que su mano, que dejó la mandíbula de Hoseok para pasarse a su cuello. Hoseok sintió que se quedaba sin aire cuando Min Yoongi envolvió ligeramente su cuello con la mano—. Siempre queda algo más por intentar, ¿no crees?
—Si usted lo dice… —Hoseok se estaba haciendo una idea en su cabeza, pero la desechó de inmediato. Ya no estaba tan seguro si esto estaba pasando en realidad o si era producto de su imaginación.
—Estoy seguro de que no lo has intentado todo —parecía imposible, pero Yoongi se presionó aún más contra el cuerpo de Hoseok desde atrás, de esa manera pudo sentir algo duro presionarse contra él. Yoongi también empezó a hablarle directamente sobre la oreja y Hoseok no pudo hacer más que cerrar los ojos—. ¿Crees que yo pueda ayudarte a agarrar valor?
—Y-yo… Yo no sé a lo que se refiere, señor Min —murmuró Hoseok con voz temblorosa, la mano sobre su cuello estaba haciendo que se pusiera en el mismo presunto estado del otro hombre.
Simplemente no podía creer que estaba teniendo una erección el mismo día de su boda, misma que estaba siendo provocada por otro hombre, y no cualquier hombre, sino el padre de su futura esposa.
—Debo admitir que cuando entré aquí hace un rato y te vi hacer esa absurda reverencia exagerada pensé que eras un poco tonto, Hoseok, pero no creí que al nivel en el que tuviera que explicártelo todo con peras y manzanas —le dijo. Esas palabras dichas por cualquier otra persona en otra situación lo habrían hecho cabrear, pero justo ahora estaban teniendo el efecto contrario. Hoseok pudo sentir cómo se derretía en las manos del hombre mayor, sobre todo cuando afianzó un poco más el agarre sobre su manzana de Adán—. Vaya… Es fácil ver que no se necesita mucho para hacerte doblegar.
Hoseok odiaba tanto como tenía toda la razón.
—No es así —replicó, pero sabía que no tenía caso hacerlo, tal vez sólo quería recuperar la poca dignidad que creyó que le quedaba.
Esto tenía que ser una broma, un juego cruel o una especie de prueba retorcida que su suegro le estaba poniendo, no había otra explicación, porque esto era demasiado descabellado para pensar que estaba hablando en serio.
—¿No es así? —el jodido tono de voz profundo, cargado de sorna, pero a la vez dulzura, con ese estúpido toque paternalista—. En realidad, y aunque esta conversación no ha durado demasiado, tengo la ligera sospecha de que esto es algo que has estado deseando, ¿no es así? Y si no, realmente no importa, porque es fácil ver que lo deseas ahora y eso es más que suficiente.
El hombre mayor dio un suave, pero certero empujón de sus caderas contra el cuerpo de Hoseok, y el sonido agudo que salió de sus labios le dio la respuesta que le estaba pidiendo, esa que le estaba costando tanto trabajo no dejar salir, no sólo por lo surreal de la situación, sino porque su desespero parecía divertirle. Hoseok se sentía pequeño y humillado, pero al mismo tiempo tan caliente por todas partes.
—Señor Min… N-no…
—Qué fácil eres, Hoseok, esto no me ha costado nada de trabajo, puedo ver perfectamente por qué Joohyeon te eligió —la mano de Yoongi dejó su cuello, pero la tranquilidad duró poco, ya que esta ascendió hasta terminar sobre su boca, donde dos de sus dedos trataron de entrar en ella. Hoseok sintió que este era el momento exacto para apartar a este hombre y sus obscenas intenciones muy lejos, pero su cuerpo tomó la delantera y dejó muy por detrás a la razón, ya que sus labios se separaron y le dieron el acceso que estaba pidiendo. Yoongi parecía tener toda la razón al decir que él era fácil.
—Mmm… —Hoseok cerró sus labios alrededor de los dedos de Yoongi, pero no se atrevió a succionarlos, no todavía.
—Pobre, pobre Hoseok —murmuró Yoongi antes de dejar salir una pequeña risa que se sintió como un golpe en el estómago—. Puedes decir que no, pero es claro que esto es lo que quieres… Por eso no estás listo, Hoseok, no estás listo para ser un esposo o el hombre con agallas del que estábamos hablando, esto es realmente lo que querías, pude verlo desde que crucé esa puerta.
Los labios de Yoongi se adhirieron a su cuello de repente, no dando un beso ni nada parecido, solo presionados ahí tímidamente, pero su mirada por el espejo y los dedos dentro de su boca no eran para nada tímidos. La presión contra su lengua se volvió tan desesperante que Hoseok se sintió como si estuviera encerrado dentro de su propio cuerpo, presa de sí mismo y a la vez de Min Yoongi. Sus ojos suplicantes, tan diferentes a los de ese hombre, se conectaron por el espejo de nuevo y compartieron un mensaje silencioso, pero que ambos entendieron a la perfección.
Hoseok succionó los dedos dentro de su boca con esmero y Yoongi sonrió satisfecho, luciendo jodidamente irresistible y tan obsceno. El contacto salivoso duró unos segundos más antes de que Yoongi apartara su mano, Hoseok se sintió ligeramente traicionado, pero el sentimiento no duró mucho, ya que Yoongi usó esa misma mano para descender por su cuerpo hasta llegar a su entrepierna y dar un apretón sin previo aviso.
—¡Mmm! —Hoseok se sintió realmente avergonzado del sonido para nada varonil que se escapó de su boca.
—¿Crees que pueda hacer que te corras sólo así? ¿Sin meter la mano en tus pantalones? Yo creo que sí —el mayor sonrió más amplio y no movió su mano ni un centímetro, sólo la mantuvo ahí, como si estuviera esperando a que Hoseok le diera una señal para continuar, pero él sabía que no era así, todo parecía indicar que Min Yoongi haría lo que quisiera y tomaría lo que se le antojara sin preguntar. Y, a decir verdad, a Hoseok no le molestaba para nada—. Sería realmente divertido, me gustaría verlo, pero la situación no nos permitirá dejar que ensucies tus pantalones… No en tu gran día, Hoseok.
—Por favor… —ni siquiera Hoseok sabía qué estaba pidiendo, sólo sabía que quería algo de este hombre, lo que fuera.
Yoongi dejó salir otra de esas risas airosas y lo soltó de repente, dando la media vuelta. Hoseok lo miró atónito desde el espejo y sintió como si le cayera un balde de agua fría sobre la cabeza; ¿en serio se iría? ¿Le diría a Joohyeon lo que acababa de pasar? ¿Cambiaría las cosas y le haría creer que fue Hoseok quien se le insinuó?
Las preguntas de Hoseok fueron respondidas cuando el padre de Joohyeon le echó el seguro a la puerta y después tomó asiento en una silla que estaba al lado de esta. El hombre adoptó una posición autoritaria y tan masculina, que Hoseok sintió cómo se le hacía agua la boca. Yoongi aflojó un poco el nudo de su corbata y separó las piernas, para después palmearlas ligeramente mientras lo veía directamente a los ojos, esta vez sin ningún espejo de por medio. —Ven aquí.
Hoseok siempre fue obediente, se lo decía todo el mundo desde que era un niño y era algo que su madre siempre presumió con sus amigas. Cuando era niño le gustaba escuchar a sus maestros y a otros adultos adularlo por ello, al ser un adulto en realidad era un aspecto que le parecía un poco patético, lo avergonzaba en demasía, y justo ahora había quedado expuesto una vez más al avanzar tímidamente hacia su suegro después de que se lo pidiera. Yoongi parecía complacido con su obediencia y algo dentro del más joven se removió gustoso por ello.
Era obvio lo que Min Yoongi quería, la forma en la que lo miraba y después miraba su regazo le estaban dando un mensaje claro y conciso, pero Hoseok aún estaba demasiado impresionado para reaccionar, eso sin contar que tenía cerca una gran distracción, el gran bulto formado en los pantalones del otro hombre, como la cereza del pastel a su demostración de hombría y esas agallas de las que estaba hablando antes. Por otro lado, Hoseok se sintió avergonzado de que la erección de su suegro fuera mucho más notable que la suya, y lo que seguramente debería hacerlo sentir humillado y con ganas de huir, en realidad estaba teniendo un efecto contrario. De repente, Hoseok deseó poder escuchar esa voz profunda y burlona de Yoongi otra vez.
La mirada del mayor le hizo saber que no pensaba repetir su orden ni explicarle detalladamente la posición que deseaba que adoptara, tampoco pensaba forzarlo a ello, era claro que quería que Hoseok lo hiciera por su propio pie.
El menor mordió su labio inferior y acomodó con el dedo índice sus gafas antes de acortar la distancia y posicionarse sobre el regazo del padre de su futura esposa, con su pecho sobre sus piernas. Ya no podía verlo a los ojos dese esta posición, pero no era necesario, escuchar desde arriba esa risa baja era más que suficiente, por otro lado, no sabía si soportaría tener que verlo a los ojos durante lo que iba a suceder… ¿Y qué iba a suceder? No estaba seguro, sólo sabía que lo quería.
>>Esto es exactamente a lo que me refería… Eres tan bueno, tan obediente, ¿verdad?
—Sí… —respondió Hoseok. El silencio reinó entre ellos después de eso por unos segundos que se sintieron como horas. Incluso por un momento Hoseok creyó que Yoongi no haría nada, eso fue hasta que sintió una mano grande y pesada sobre su culo, dibujando un círculo.
—Por la mente jamás se me pasó que mi hija se iba a casar con una pequeña puta, ha sido toda una sorpresa.
—Yo… Yo no soy… —Hoseok no pudo terminar la frase, ya que la mano desocupada de Min Yoongi viajó hasta su rostro para presionarse contra su boca, callándolo de inmediato.
—Eso no es lo que quiero escuchar, Hoseok —los toques sobre su culo se volvieron más certeros, Yoongi ahora estaba presionando su dedo pulgar entre sus nalgas, como si quisiera penetrarlo con todo y el pantalón costoso de por medio (el jodido pantalón que Joohyeon escogió). Un gemido fue ahogado por la mano del mayor, sólo así decidió retirarla, para poder escucharlo mejor—. Eso es mejor… Te has negado esto toda tu vida, ¿a qué sí? ¿O se trata de que en serio eres una zorrita? Quiero decir, no estoy haciendo mucho contigo y ya estás gimiendo… En serio estás hambriento, ¿no es así?
—Sí… —por primera vez en mucho tiempo, Hoseok estaba siendo honesto—. Yo… Yo he pensado esto algunas veces.
—Claro que lo has hecho —dijo Yoongi sin dejar de presionar su dedo entre sus nalgas—. Apuesto que más de una vez has fantaseado con un hombre que venga y te ponga en tu lugar. Dime, ¿alguna vez has puesto algo en tu pequeño agujero imaginando que es alguien más el que lo hace?
—N-no, jamás… Me da miedo.
Otra risa, misma que vino acompañado de más presión sobre su culo, esta vez de forma más ruda, como si de esa manera también se estuviera burlando. —Debí imaginarlo —dijo—. Pobre y tonto Hoseok… Está tan asustado como para darle a su sucio agujero de putita lo que siempre le ha pedido… Pero no importa, es mejor así, porque quiere decir que debes estar condenadamente apretado. Voy a ser yo quien lo hará justo ahora, ¿y sabes por qué?
—¿P-por qué?
—Porque yo tengo lo que a ti te hace falta. Por otro lado, te dije que no lo habías intentado todo. Quiero que te deshagas de tus nervios, después de todo, este es un día importante para ti... No necesito pedir permiso, ¿verdad, Hoseok? Porque sé que lo deseas y porque sé que no le podrías decir que no a alguien como yo —Min Yoongi estaba dando justo en el clavo, no podría haberlo dicho mejor. Por otro lado, la idea de que lo tomara a la fuerza también lo emocionaba un poco.
Sin abandonar su posición, Yoongi alejó su mano de su culo y se las arregló para desabrocharle el pantalón hábilmente, Hoseok cooperó sin decir nada, se alzó un poco para que bajara la prenda y su ropa interior lo suficiente. Al sentir la mano grande, caliente y pesada, esta vez sin la ropa de por medio, Hoseok no pudo hacer más que cerrar los ojos y morderse los labios para no dejar salir otro sonido más fuerte y agudo que pudiera dejarlos en evidencia.
Al tener los ojos cerrados, Hoseok no se percató de que Yoongi llevó una de sus manos a su rostro, sólo sintió cómo unos dedos insistentes se empujaban contra su boca sin permiso.
>>Chúpalos.
Yoongi no esperó una respuesta verbal y Hoseok ni siquiera consideró dársela, sólo empezó a mamar los dedos de ese hombre con esmero y a empaparlos completamente con su saliva de forma sucia, tan sucia, que la humedad empezó a escaparse de su boca y a escurrirse por su barbilla. —¿Así? —preguntó.
—Sí, así —la sensación apremiante que invadió al más joven al sentir que lo estaba haciendo bien, que estaba complaciendo a esta persona que realmente no conocía, fue demasiado intensa y repentina. Era un poco retorcido, pero se sintió tan estúpidamente feliz de ser complaciente que, de no haber tenido esos dedos en la boca, tal vez habría sonreído un poco—. Es suficiente.
Qué bueno que el señor Min le sacó los dedos de la boca, porque Hoseok sabía que se estaba haciendo más y más desvergonzado con cada segundo que pasaba succionándolos. De repente una idea absurda llegó a su mente: si lo hizo bien con un par de dedos, tal vez eso significaba que también podría hacerlo bien con otra cosa.
La idea de los videos regresó y vino acompañada por un deseo incontrolable y algo vergonzoso, pero a la vez emocionante. Hoseok recordó que, aparte de su gusto muy específico por hombres follando con otros que los doblaban en edad y los trataban de forma ruda, le gustaba ver cuando los tomaban por el cabello y les follaban la boca sin pudor, como si no les importara ni un poco si podían tomarlo o no. Más de una vez se preguntó si él sería capaz de tomarlo también, y que Min Yoongi tuviera el completo control de la situación le hizo pensar que él estaría más que encantado de follarle la boca igual. De repente deseó que hubiera más tiempo, pero Hoseok no quiso pensar en el tiempo demasiado, considerando que no estaba seguro de cuánto había pasado desde que Yoongi entró en la habitación y que afuera seguramente ya estaban todos los invitados, sólo esperando a que empezara la ceremonia.
Los pensamientos de Hoseok se vieron interrumpidos al sentir nuevamente esos dedos húmedos, pero esta vez sobre la piel de sus nalgas, peligrosamente cerca de su agujero.
Hoseok contuvo la respiración y agachó la cabeza, sintió sus rodillas flaquear y escuchó a Yoongi reír. —¿Podría…? —comenzó Hoseok, pero no pudo terminar su pregunta, le dio pena lo llorosa que se escuchó su voz.
—¿Qué pasa, Hoseok? —la mano sobre su piel no se apartó, pero dejó de moverse.
—N-nada.
—No, bebé, dime —sintió que le faltaba el aire al ser llamado con ese nombrecillo estúpido, tal vez se debió más a la dulzura derramada en cada palabra dicha, el tono de voz que usaría alguien para explicarle algo a alguien que simplemente no es capaz de entender nada—. ¿Qué pasa?
—Puede… ¿Puede hacerlo muy despacio? P-por favor…
—No te aseguro nada —Hoseok no lo sabía, pero Yoongi tenía que hacerlo despacio por ser la primera vez y porque no había manera en el mundo en el que ese par de dedos entraran en él sin tener paciencia y suavidad, por otro lado, si a Yoongi siquiera se le ocurría ser rudo desde el primer instante, Hoseok no saldría de ese cuarto en una pieza, sería imposible que los demás no se dieran cuenta al verlo caminar. Yoongi estaba consciente de todo eso, pero decidió no decirlo en voz alta, era más divertido ver a Hoseok suplicar, pero no apartarse.
Cuando Yoongi terminó de hablar, Hoseok se aferró con ambas manos a la tela del pantalón del mayor que le quedaba cerca, y apretó los ojos con más fuerza. ¿Tenía miedo? Por supuesto. ¿Apartaría a Yoongi? Para nada.
Sin embargo, lo que Hoseok creyó que ocurriría de inmediato (gracias a sus ideas equivocadas infundadas precisamente por el porno) fue distinto. Los dedos mojados por su saliva no entraron en el rápidamente, sino que se deslizaron en el medio, tocando muy apenas la superficie de su agujero. Hoseok se preguntó la cantidad de nervios en esa parte específica del cuerpo, ya que la forma en que esa simple caricia lo desarmó por completo fue devastador. Yoongi deslizó sus dedos de arriba hacia abajo un par de veces antes de usar ambas manos para separar sus nalgas.
Hoseok abrió los ojos de forma repentina al sentir –y escuchar– un escupo de Yoongi sobre su agujero expuesto. Su polla se retorció necesita de atención al sentir la saliva cálida deslizarse sobre su agujero y formar un riachuelo hacia abajo. —Señor Min…
—Estoy seguro de que lo sientes, Hoseok, la forma en que tu agujero de zorra se está contrayendo alrededor de la nada. Para ser alguien que no lo ha hecho nunca, pareces estar más que listo —dijo, sin dejar de acariciarlo. Yoongi también se inclinó y le habló directamente en la oreja—. Ojalá pudieras sentir lo que sientes mis dedos justo ahora… Así te darías cuenta del tipo de puta que eres. Es como si quisieras tragarte mis dedos, por eso te decía hace un minuto que estabas hambriento.
Más saliva fue depositada sobre la entrada de Hoseok, esta vez suavemente, eso lo hizo poder darse la vuelta y observar directamente cómo Yoongi se inclinaba de a poco y dejaba caer la saliva sobre su piel lentamente. Era flexible, así que pudo haberlo hecho, pero decidió que no era lo mejor, sería darle más razones a este hombre para seguir burlándose de él, lo cual no le molestaba, sólo no estaba seguro de poder soportarlo.
—Dios... —murmuró Hoseok con voz temblorosa, como si estuviera a punto de romper en llanto.
—Es gracioso que lo digas porque estamos en una iglesia —de repente, el dedo índice del señor Min dejó de deslizarse y se detuvo sobre su agujero, la punta de esta empezó a tantear alrededor de a poco, como el cliché de las mujeres que lo hacen con la boquilla de una botella o la circunferencia de su vaso de cristal para coquetearle a alguien en el bar—. Ojalá pudiera llegar hasta el final contigo el día de hoy, Hoseok, pero lamentablemente no es posible… Esto tendrá que bastar por ahora.
Por ahora…
Muy suavemente, la punta del dedo de Min Yoongi se introdujo superficialmente en él. Hoseok sintió que un par de lágrimas se asomaban por sus ojos, pero no de dolor (eso no quería decir que no lo sintiera, claro está), sino por el trabajo que le estaba costando no abrir la boca y dejar salir el gemido agudo y desesperado que estaba conteniendo. Más saliva fue depositada sobre él y Hoseok sintió el pre semen perlar la cabeza de su miembro duro, afortunadamente Yoongi le había bajado lo suficiente los pantalones y la ropa interior para no ensuciarlo.
>>Eso es, pequeño Hoseok… Realmente nos estamos conociendo ahora, ¿verdad? Teníamos que volvernos cercanos de algún modo ahora que seremos familia.
—Ah… Por favor… M-más…
—Oh, no, Hoseok, no me pidas más de lo que voy a darte por ahora, no creo que puedas tomarlo —le dijo, pero aun así se dedo se adentró un poco más, después lo retiró de a poco, sólo para volverlo a meter—. Incluso si nos pudiéramos tomar todo el tiempo del mundo, su tuviera aquí el mejor lubricante o si la posición fuera mejor, no creo que serías capaz de tomar mis dedos en tu agujerito hambriento. Eres miedoso, Hoseok, no te olvides de eso, te faltan agallas, incluso para esto.
—No es así —replicó. Hoseok ya no estaba cerca del espejo, así que no estaba seguro de su aspecto actual, pero si de algo estaba convencido era de que era un desastre, podía sentir sus mejillas calientes y su saliva escurriéndose por la comisura de su boca—. P-puedo tomarlo…
—Digamos que sí —el dedo de Yoongi ahora entraba y salía, mientras que con su otra mano le apretaba una de las nalgas, también para mantener su culo un poco abierto y facilitar sus movimientos—. ¿Pero mi polla? Eso en serio lo dudo. Si yo pudiera que ver que te esforzarías lo suficiente, lo podría considerar.
—Yo lo haría —admitió Hoseok—. M-me esforzaría... Ah…
"Y si no lo hiciera, tú podrías forzarme a hacerlo, no me molestaría", pensó Hoseok, pero eso no lo dijo.
—Apuesto que sí, pequeño Hoseok —la velocidad del dedo que entraba y salía de su ano aumento, pero sólo un poco. Hoseok reprimió las ganas de moverse para recibirlo, pero se contuvo, ya que aún le dolía un poco—. Pequeño y tonto Hoseok… Harías lo que fuera para complacer, ¿verdad? Me pregunto qué harás en tu noche de bodas, cómo te las vas a arreglar, considerando que eres tú el que quiere que le metan algo… Tal vez podría aconsejar a Joohyeon… ¿Qué te parece si se lo decimos? Podríamos decirle lo mucho que te estás mojando ahora, lo fácil que tu culo se abrió para mí y lo duro que estás. Podríamos decirle lo desesperado que estás por recibir una verga, aunque seguramente nunca has visto otra que no sea la tuya.
—N-no, por favor… ¡Mmm!
—¿No? —el dedo de Min Yoongi se adentró más, la velocidad también aumentó y más saliva fue depositada en la unión de este y su agujero, que se veía enrojecido en los bordes y brillante por la humedad—. ¿Estás seguro de eso? Recuerda que sólo quiero lo mejor para ti… Vaya, en serio me gustaría poder meter otro, pero no creo que puedas soportarlo. Te dolerá y estoy seguro de que incluso podrías llorar como un bobo… No quiero ser malo contigo, Hoseok. ¿O tú quieres que sea malo contigo?
Yoongi no esperó una respuesta, sólo escupió sobre dos de sus dedos y los empujó juntos suave y lentamente, como si Hoseok fuera de cristal y pudiera romperse. Sonrió al escuchar a Hoseok sollozar y gemir y deseó poder ver su rostro justo ahora, pero algo le decía que podría hacer eso después. Una gota de sudor descendió de la frente de Yoongi y terminó sobe una de las nalgas del más joven, estaba concentrado y usando toda su fuerza de voluntad para no meterlos de golpe, pero incluso si hubiera querido, no habría sido posible, el agujero de Hoseok estaba terriblemente apretado, y Yoongi imaginó lo bien que se sentiría ponerlo en cuatro sobre el suelo, bajarse los pantalones y metérsela de repente, sin previo aviso.
—Oh, Dios —Hoseok se mordió los dedos para no gritar. La manera en que lo estaba haciendo sentir, la forma casi experta en que estaba moviendo sus dedos dentro de su ano le hizo pensar que había hecho esto muchas veces, Hoseok sentía que podía correrse así, sin tener que tocarse, pero la idea era demasiado tentadora, así que sólo se llevó la mano a su miembro duro y mojado y lo apretó un poco antes de mover su mano rápidamente. Sin embargo, una palmada seca y dolorosa fue depositada sobre su culo al mismo tiempo que el par de dedos se encajaron un poco más, esta vez sin tanto cuidado—. ¡Ah!
—Deja eso, ¿quién te dio permiso, zorra malagradecida? —la desilusión dolió un poco más que los dedos en su culo y la nalgada, la idea de que lo estaba haciendo bien, que estaba siendo obediente y complaciente se rompió y Hoseok sintió la necesidad inmediata de reparar el daño—. Sabía que eres una putita desesperada, pero no a este punto… Nadie dijo que tocaras tu polla pequeña e inútil, tomarás sólo lo que yo te dé, ¿entendido?
—S-sí, señor Min…
—No tenemos mucho tiempo, Hoseok, en otra ocasión me tomaré el tiempo de metértelos bien adentro, hasta hacerte llorar… —los dedos de Yoongi se movieron con mayor velocidad, la voz de Hoseok se convirtió en una letanía de incesantes “Ah”, su cuerpo entero estaba siendo víctima de unos espasmos incontrolables—. La próxima vez, me aseguraré de prepárate bien para mi verga, ahí veremos si tienes agallas o no… La próxima vez haré que me la chupes primero, te tomaré por el cabello y te ahogaré con ella, haré que me comas las bolas también. Querrás besar el suelo por donde piso después de que termine contigo, tu agujero no podrá pasar ni un día sin desear que te folle, tu polla se pondrá dura de sólo pensar en mí.
—Me voy a correr, señor Min, no puedo más…
—¿Sí, bebé? ¿Harás un desastre ahora para mí? —dijo—. Quiero verlo.
El poder que tenía Yoongi sobre él se vio reflejado en el momento que, justo después de indicárselo, Hoseok llego al orgasmo, uno intenso y extremadamente placentero, mucho mejor que cualquier otro que había tenido antes, incluso follando con una mujer. Los dedos de Yoongi continuaron penetrándolo en todo momento, pero se detuvieron para llegar hasta su polla y tomar lo último de su corrida, bombeando la longitud hasta que la última gota de semen fue eyectada de esta. Hoseok estaba respirando con dificultad, su lengua de fuera y sus ojos casi en blanco al terminar, en un puro estado de éxtasis.
>>Te corriste demasiado, Hoseok, ¿quieres ver?
Sin que Hoseok pudiera decir nada, Yoongi llevó su mano llena de semen cerca de su rostro y se la mostró. Hoseok no supo qué lo poseyó en ese momento, pero envolvió la muñeca de Yoongi para guiarla a su boca y le chupó de forma desprolija los dedos, probando su propia esencia.
No volvieron a cruzar palabras después de eso, Hoseok se apartó de Yoongi con piernas temblorosas, mejillas enrojecidas y evitando su mirada a toda costa, aun así, pudo ver de reojo cómo el hombre mayor llevaba una erección más que evidente.
Hoseok tomó un par de pañuelos y se limpió lo mejor que pudo, se acomodó los pantalones y se lavó las manos, para después mojarse un poco el rostro. Al salir del baño –que estaba dentro de esa misma habitación– Yoongi lo pasó de largo y se adentró también, ahí, cerró la puerta y no dijo más, pero era más que obvio lo que iba a hacer si no quería ser visto con la polla dura en medio de la boda de su propia hija.
Hoseok se vio en el espejo una vez más y acomodó el cuello de su camina, peinó un poco sus cabellos y fingió que no le provocaba nada los gemidos roncos que apenas y pudo escuchar desde el baño. No esperó a que Yoongi saliera, sólo salió de esa habitación y trató de pasar desapercibido los últimos minutos antes de la ceremonia, lo cual fue casi imposible al ser él y Joohyeon el centro de atención.
La ceremonia ocurrió sin percances, hubo lágrimas por parte de su madre y de otros familiares de la que ahora era su esposa. Aun así, durante todo momento, Hoseok se sintió observado, más no se atrevió a devolver la mirada, puesto que sabía bien a quién le pertenecía.
Al salir de la iglesia con Joohyeon de la mano, al ser recibido por pétalos de flores y felicitaciones de todos, Hoseok no pudo más y buscó a Min Yoongi con la mirada.
Él lo estuvo mirando en todo momento.
Realmente estaba anticipando la vida de casado ahora.
Y de volverse realmente cercano a la familia.
Tenía el presentimiento de que vería a Min Yoongi muy seguido a partir de ahora.