Chapter Text
“A-Yuan… prométeme… que nunca nos vamos a enojar el uno con el otro, y que siempre estaremos ahí cuando lo necesitemos…” murmuró débilmente su hermano, recostado en el frío suelo y cubierto de heridas de latigazos tras haber hecho enfadar al amo QJL.
Shen Yuan lo miró con ojos llorosos, también marcado por los golpes. “Mn… lo prometo, A-Jiu…” sonrió mientras sostenía su mano, ignorando el temblor que el dolor le provocaba.
Se acurrucaron juntos en un abrazo silencioso, intentando conciliar el sueño, sabiendo que lo único que tenían en el mundo era al otro.
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Shen Jiu cayó al piso acariciándose la mejilla tras la fuerte bofetada de su gemelo.
“¡¿Cómo pudiste?!” gritó Shen Yuan, lleno de odio. “¿Por qué lo hiciste?”, apretó los puños con más fuerza, exigiendo una respuesta.
Shen Jiu lo observó intentando mantener la calma. “Era un demonio. Tenía que hacerlo.” Sus palabras sonaron gélidas.
“¡Pero él no era malo! Nunca lo fue. A pesar de todos tus maltratos, jamás buscó venganza, ¡ni siquiera se quejó!” Shen Yuan se abalanzó contra él, sujetándolo del cuello de la ropa con furia. “¿Cómo pudiste ser capaz de hacer todo esto?” Una lágrima resbaló por su rostro enfurecido mientras levantaba el puño, aunque no se atrevió a dejarlo caer.
Shen Jiu guardó silencio unos instantes, sin comprender por qué deshacerse de esa bestia había herido tanto a su hermano. “De cualquier modo, si no lo hacía yo, alguien más se habría encargado de eliminar a esa criatura. Los demonios no son bienvenidos aquí”, dijo finalmente.
“No es verdad…” Shen Yuan apretó los dientes, bajando al fin el brazo que amenazaba con golpearlo. Soltó un suspiro contenido e, incapaz de calmar su furia, lo empujó contra el suelo con brusquedad.
Luego se levantó y caminó hacia la puerta. Ni siquiera se dignó a voltear, mientras lanzaba las palabras más crueles llenas de veneno hacia su hermano. “Creí que había bondad en ti, pero solo eres basura. Cada vez te pareces más a ese Qiu Jianluo repugnante.”
Un silencio doloroso los envolvió antes de que Shen Yuan se marchara de la casa de bambú.
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El lugar quedó cubierto de un mutismo asfixiante desde que Shen Yuan decidió que ya no quería vivir con quien consideraba una escoria sin sentimientos. Al que antes llamaba su hermano. Solo regresaba unas pocas veces por semana para supervisar a los discípulos, evitando cualquier conversación con Shen Jiu. Con el tiempo, esas visitas se volvieron más escasas y terminó pasando la mayor parte de su tiempo en Bai Zhan, acogido por Liu Qingge, que lo recibió con sincera preocupación.
Incluso en las reuniones mensuales de los señores de las cumbres, Shen Yuan lo ignoraba por completo. La distancia entre los gemelos se volvió tan evidente que los demás señores de las cumbres comenzaron a preocuparse por la ruptura de aquella relación que alguna vez había sido tan linda.
Unos años pasaron y Shen Yuan se negó rotundamente a perdonar a su gemelo. Shen Jiu, devastado, ya no podía concentrarse en sus deberes como líder de secta, ni siquiera en su propia salud. Todo lo que deseaba era recuperar a su gemelo, pero este ni le dirigía una mirada. El silencio entre ambos se había vuelto insoportable.
Una noche, incapaz de soportar más la ausencia de su hermano, su ya inestable qi se descontroló, provocándole una desviación fatal. Se retorció en el suelo por el dolor y, con sus últimas fuerzas, se arrastró hasta la mesa baja, tomó un pincel y escribió un simple “lo siento” antes de perder el conocimiento.
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Shen Yuan estaba sentado frente a la tumba de su difunto gemelo, con la mirada perdida y sin brillo. Lágrimas de arrepentimiento se deslizaban por su rostro mientras cerraba los ojos con fuerza.
“Lo siento…” murmuró. “Esto es mi culpa… exageré mi enojo contigo y ahora ya no estás aquí para perdonarme por aquella vez que te golpeé tan fuerte…” Su voz titubeó queriendo quebrarse. “Tenías razón. Si no lo hubieras hecho tú, alguien más habría arrojado a Luo Binghe al abismo. No fue tu culpa, solo hiciste lo que creíste correcto. Fui un tonto.” Finalmente se quebró. “Me comporté como un caprichoso, solo pensaba en Luo Binghe.. Estoy tan arrepentido..”
Se cubrió el rostro con ambas manos para ocultar el llanto incontenible. “Lo lamento… olvidé nuestra promesa… juré que nunca me enfadaría contigo y que siempre estaríamos juntos, pasara lo que pasara. Pero te fallé, y ahora ya no hay marcha atrás… lo lamento.”