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ABOctober BKDK (Omegaverse) 2020

Chapter 26: 26.- Surprise on the way.

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

26.- Surprise on the way.

 

Después de la boda, ni Katsuki o Izuku habían tenido prisa por cumplir con los rituales propios que le correspondían. En gran parte porque a su parecer no tenían mucho sentido cuando ya vivían juntos y tenían un cachorro en casa y otro en camino, pero su grupo de amigos les impidió dejar pasar el feliz momento de manera tan anticlimática, así que de regalo les hicieron entrega de 2 boletos para un exclusivo onsen a un par de horas de Musutafu junto con indicaciones de pasar la mejor luna de miel posible.

En sí y como regalo, el obsequio de sus amigos había resultado mucho más agradable de lo que Katsuki podía darles crédito, en gran medida porque igual y sí les vendrían bien esos 3 días y 2 noches de reserva para relajarse, reponer horas de sueño, y si el humor lo permitía, quizá hasta hacer el amor un par de veces sin tener constantemente el miedo de que un gemido más alto que los demás o un rechinar de su cama alertara a Mahoro y la hiciera despertar en llanto.

Izuku había coincidido con él que aquel era un buen regalo y que debían darle uso lo antes posible, pero tras la boda y retomando su rutina de siempre, fue como si el destino se empeñara en impedírselos.

Ahí donde Izuku entró de baja materna porque ya estaba de 8 meses y su doctora le había aconsejado reducir su ritmo y evitar cualquier dosis de estrés por mínima que fuera, Katsuki en cambio tuvo que lidiar con las semanas más extenuantes de su año al participar en 3 redadas consecutivas en distintas partes de Japón para lidiar con un grupo de villanos cuyo único objetivo era la desestabilización del gobierno japonés por medio del asesinato de sus dirigentes.

En un operativo en conjunto con la policía y un centenar de agencias de héroes, Katsuki se pasó casi 10 días trabajando codo con codo con un equipo conformado por él y otros héroes de su mismo calibre mientras desmantelaban sin parar sitios clandestinos de reunión y aprehendían villanos que en la mayor parte de los casos se negaban a rendirse sin antes dar una cruenta pelea.

Justo cuando creía haber terminado con todo eso, Katsuki volvió a la agencia para toparse también con la semana más cargada de trabajo de su existencia, haciendo dobles turnos y renunciando a sus días libres porque de pronto su móvil no paraba de sonar pidiendo su apoyo, ya fuera en la oficina y patrullaje.

En otro momento de su vida, Katsuki habría adorado la vida de héroe en su plenitud, pero ahora que tenía un omega y un cachorro en casa en realidad eran más las veces que se sorprendía pensando ‘daría lo que fuera por estar con ellos’ en lugar de ‘me encanta mi trabajo’ como había supuesto para sí mismo a esa edad.

Por fortuna para él, el ritmo desenfrenado bajó a finales de junio, y por sugerencia de Izuku luego de que éste revisara la vigencia de su regalo y descubriera que su reservación abierta podía perderse si no la utilizaban o modificaban antes de 30 días de expendida fue que Katsuki accedió con un mal disimulado suspiro de alivio a pasar por recursos humanos y pedir que se le dieran en retroactivo todos esos días que sus turnos extras habían acumulado para él en el último mes.

En realidad Katsuki tenía por delante una semana libre, pero él escogió sólo tomar el tiempo necesario para visitar el onsen en su tardía luna de miel, y eso porque Izuku cada vez se acercaba más a la fecha de parto y quería estar ahí para él en esos primeros días después del nacimiento del bebé.

Bajo ese acuerdo, él e Izuku hicieron de tripas corazón al dejar a Mahoro al cuidado de Inko, y con un gran esfuerzo de su parte se despidieron una vez que la bebé se acostó a dormir la siesta para hacer así más fácil el momento de la despedida.

—No llores, nerd —dijo Katsuki, aunque en contraste él mismo se limpió los ojos con el dorso del brazo y con su otra mano rodeó su hombro y lo atrajo hacia él—. Es nuestra luna de miel, se supone que debemos disfrutarla.

—¿Pero a solas? —Gimoteó Izuku, y al darse cuenta de lo irreal de su comentario, al menos consiguió esbozar una sombra de sonrisa—. Vale, supongo que es lo que se espera de nosotros...

—Seh, que vuelvas de tu luna de miel tal vez con un bebé, no que vayas ya con uno a cuestas —le chanceó Katsuki al mirar su voluminoso vientre, y aunque eso le hizo acreedor de un doloroso pellizco en el brazo, consideró que bien había valido la pena.

Con esa nueva nota alegre comenzaron sus días de luna de miel.

 

Katsuki nunca había sentido una devoción particular por los onsen. En gran medida porque le parecían vacaciones de anciano y él todavía estaba en la flor de su vida, muchas gracias. Sin embargo, Izuku podía considerarse otro cantar completamente, pues apenas llegar a su destino y registrarse como los Bakugou (conteniendo al mismo tiempo el aliento por una fracción de segundo pues era la primera vez que esa realización se afianzaba en sus cerebros) no perdió tiempo en inspeccionar su habitación privada y con insistencia exigir que se cambiaran en los yukatas tradicionales que la posada les ofrecía.

—Con tu tamaño necesitarás al menos 2 para cubrirte de manera decente —bromeó Katsuki al ver a Izuku de espaldas desnudarse, y éste torció el gesto.

—¿En... En verdad lo piensas, Kacchan? —Preguntó Izuku con voz apenas audible.

«Mierda, la cagué», pensó Katsuki, pero por fortuna para él cuando se acercó a Izuku para disculparse por su falta de sensibilidad éste le recibió con ojos traviesos.

—Te la creíste —le sacó Izuku la lengua—. Como si no estuviera al tanto de que estoy enorme y deforme.

—Tanto así como... —Murmuró Katsuki, posicionándose detrás de Izuku, y aprovechando que éste sólo se había cruzado el yukata al frente pero no anudado bien, introdujo una de sus manos bajo la tela y palpó el apenas perceptible pecho lleno de leche que sólo esperaba el día del parto para empezar en serio su producción.

Usando su pulgar, Katsuki acarició el pezón de Izuku en círculos hasta asegurarse de que se pusiera duro, y refregando el trasero contra su pelvis Izuku le hizo saber que sus avances eran bien recibidos.

—Te mueres por una probada de mi leche, ¿uh? —Balbuceó Izuku, ladeando el cuello cuando Katsuki se mostró posesivo por el área en la que confluían su cuello y clavícula—. ¿Es eso, Kacchan?

—Apuesta lo que quieras a que sí, nerd —replicó Katsuki, que sin muchas más delicadezas de su parte le abrió la yukata a Izuku y fue directo en pos de su premio al tantear debajo de su vientre en búsqueda de su erección.

Izuku estaba duro, y no habría sido necesario mucho para hacerlo alcanzar el orgasmo ahora que sus hormonas al tope lo tenían sensible en exceso, pero no era eso lo que Katsuki quería, y maniobrándolo hasta el suelo de tatami lo hizo tenderse de espaldas y subir las piernas a sus hombros mientras él se dedicaba a lamerlo y succionarlo entre las piernas hasta el ruido de sus gemidos se volvió tal que Izuku tuvo que cubrirse la boca con las manos para no alertar a nadie en el cuarto contiguo.

—Vamos, nerd —dijo Katsuki contra su piel, trazando después con su lengua una línea desde la base de su miembro hasta la punta y viéndose recompensado con el chorro de semen caliente y salado que le dio de lleno en el paladar.

Con Izuku jadeando igual que si hubiera corrido un maratón, Katsuki se valió del espacio entre sus piernas para posicionarse ahí de rodillas, y mientras con una mano se masturbaba, con la otra recorrió la tirante piel de su vientre, fantaseando con el momento en que Izuku volvería a ser el de antes y el repunte que su vida sexual tendría entonces. Pronto Izuku volvería a tener su celo, y en ese momento se aseguraría de hacerlo suyo como era debido... Katsuki aceleró el ritmo de sus dedos, y el pie de Izuku rozando su costado hizo el resto.

—Ah, Kacchan... —Gimió Izuku, y Katsuki se corrió sobre su vientre, pintando líneas de semen sobre su ombligo y con diversión extendiéndolas en el área circundante con la punta de los dedos.

Luego se recostó a su lado en el tatami, y olvidando las yukatas o que de momento no habían conocido del onsen nada más que sus habitaciones, hundió el rostro en el cabello de Izuku y aspiró hondo su fragancia, que con el embarazo había cambiado y era más reconfortante que de costumbre.

—Ugh, estamos pegajosos.

—Fue tu culpa, nerd.

—¿Mía?

—¿En qué estabas pensando el ofrecerme tu leche? Después de eso no pude pensar en nada más que tenerte.

—Mmm, no puedo decir que me moleste —respondió Izuku, que sonriendo contento, ignoró su estado desaseado y el de Katsuki y se sumió en un agradable sopor.

En consecuencia, Katsuki no tardó en seguirle al mundo de los sueños.

 

Katsuki e Izuku pasaron unas idílicas primeras 48 horas en la posada visitando las instalaciones, tomando toda clase de baños reconstituyentes, bebiendo bebidas heladas para paliar el calor del agua, saliendo a pasear por los alrededores y comiendo en los pintorescos restaurantes aledaños, así como también durmiendo incontables siestas que empezaban o terminaban con ellos 2 con menos ropa de la que habían comenzado y los muslos y vientres húmedos de semen.

Con ánimo de extender su luna de miel al menos por un día más (y esto demostraría ser una especie de vaticinio mal encaminado), fue en la tarde de su segunda noche en la posada cuando luego de volver del onsen Izuku se quejó de haberse excedido con su tiempo en el agua.

—Me siento abochornado —se quejó abanicándose el rostro con la mano, las mejillas de un violento rojo encendido que lo corroboraba.

—Fue tu culpa. Tú fuiste el que quiso quedarse esos 15 minutos en el agua.

—Ah, es que se sentía tan bien —dijo Izuku con inocencia, y porque su instinto alfa de proveedor así se lo requería, Katsuki se aseguró de dejarlo cómodo en su habitación mientras iba a buscar a la máquina expendedora del pasillo un par de latas de té helado que eran muy del gusto de Izuku.

Durante la cena, Izuku apenas probó bocado, y amodorrado porque esa tarde habían dado un largo paseo alrededor de un parque de ginkos que era la delicia de la región, se quedó dormido con la cabeza en el regazo de Katsuki mientras éste veía la retransmisión de un viejo programa de televisión.

A eso de las 11 Katsuki ya estaba considerando mover a Izuku a su futón y él mismo retirarse a dormir, cuando el omega gimió entre dientes y contrajo el rostro.

—¿Qué pasa, Izuku? —Preguntó Katsuki, apartándole un mechón de cabello de la frente y cerciorándose que no tenía fiebre, pero no daba esa impresión.

—Mi estómago se siente raro, como si... —Pero la respuesta vino en la forma de una ruidosa flatulencia, y con una risita entre dientes Izuku declaró sentirse mejor que antes.

Gas. Simplemente gas. Que no era nada fuera de lo normal cuando se estaba tan cerca de la fecha del parto. A Izuku todavía le faltaban 3 semanas para llegar a término, pero los malestares propios del embarazo habían ido en aumento apenas entrar al tercer trimestre, así que Katsuki al menos respiró más tranquilo (sin mencionar el olor, por supuesto) mientras preparaba todo para retirarse a dormir.

Con Izuku invadiendo su futón y a oscuras, Katsuki fue el primero en sumirse en el sueño, pero también el primero en despertarse cuando en lo que daba ser la impresión de apenas haber transcurrido unos segundos volvió a abrir los ojos de golpe para descubrir que la luna se colaba por un resquicio de sus ventanas y que por lo menos debía de ser madrugada.

Katsuki sentía la vejiga llena, así que supuso que era eso lo que lo había despertado, pero entonces sintió humedad a la altura de la cadera y con mortificación apartó las mantas pensando que se había orinado encima.

Pero nada más lejos de la realidad...

—¡Izuku!

—¿Uhhh? —Se removió éste sobre su futón antes de despertar, y con el cabello en un estado lamentable, Katsuki miró a Izuku con un ojo apenas entreabierto—. ¿Qué pasa, Kacchan?

—¡No me vengas con esas ahora! ¡Haz mojado la cama y-...! Espera...

—No es posible —masculló Izuku, pero al mover las piernas arrugó la nariz.

Katsuki se levantó para encender la luz de la habitación, y encontró a Izuku yaciendo en un charco de lo que primero pensó que era su orina y que después de unos segundos comprendió que era algo mucho más grave.

—Idiota, ¡tu fuente se rompió!

—No me llames así —se hizo Izuku el remolón—. Además, ¿crees que yo no notaría si mi fuente se hubiera roto? Es decir, significaría que estoy de parto y la verdad es que me siento bien.

—Da igual lo que creas. Llamaré a recepción para pedir una ambulancia —dijo Katsuki ignorando la tranquilidad de Izuku para tratar aquel incidente que para nada podía ser normal, y no había puesto la mano siquiera en el teléfono de su habitación cuando Izuku siseó—. ¡¿Qué?!

—No me puedo levantar —dijo Izuku con patetismo—. Mi espalda, me duele...

—Mayor razón para llamar una ambulancia —dictaminó Katsuki, que hizo justamente eso.

Con Izuku en su futón húmedo y las manos entrelazadas sobre su vientre con resignación, Katsuki esperó con angustia lo que le pareció una eternidad y en realidad sólo se trató de 40 minutos hasta que la ambulancia llegó a la posada con las luces encendidas pero sin sonido, y 2 paramédicos entraron a la habitación guiados por el dueño del lugar.

Katsuki esperaba que inmediatamente subieran a Izuku a su camilla y los llevaran al hospital, pero en su lugar primero le realizaron un par de preguntas de rutina al ver que estaba despierto y en apariencia sin ninguna incomodidad salvo la propia de estar recostado en un charco de líquido ya frío.

Su presión salió un poco elevada, y su corazón latía por encima de lo normal, pero Izuku no daba la impresión de tener ningún problema hasta que intentó moverse y una oleada de dolor le golpeó.

—¿Señor Bakugou, de cuántas semanas se encuentra? —Preguntó uno de los paramédicos, y Katsuki se confundió por un segundo hasta comprender que era el nuevo apellido de Izuku y la pregunta no era para él.

Izuku respondió que todavía tenía 3 semanas para llegar a término, y la mirada de reconocimiento que cruzó el rostro de los paramédicos puso a todos en la habitación en alerta.

Accediendo a una rápida inspección, Izuku miró al techo mientras lo revisaban, y sólo el ‘oh’ quedó del paramédico les hizo saber que estaban en problemas.

—El bebé viene en camino —dijo el paramédico con un hilo de voz.

—Obviamente —replicó Katsuki con sequedad—. La fuente se ha roto.

—No, no. Me refiero a que ya viene. Esa dilatación sólo se ve minutos antes del parto y-...

—¡AH! —Gimió de pronto Izuku, y si por un momento Katsuki creyó que los paramédicos exageraban, en un instante cambió de parecer.

El dueño de la posada fue en búsqueda de su esposa y su nuera, ambas omegas y entrenadas en asuntos de parto, y volvieron con toallas y una palangana de agua caliente a tiempo para encontrar a Izuku apoyado en una pila de almohadas, rojo del rostro y llorando, un cambio total de su apariencia apenas 5 minutos atrás, mientras empujaba con todas sus fuerzas y de pronto casi se desmoronaba cuando el segundo paramédico recibió en brazos a un bebé un poco más pequeño de lo normal que anunció su llegada al mundo con un fuerte chillido.

—Es un niño. Omega —dijo el paramédico que lo sostuvo en brazos, y envolviéndolo en una toalla con el logotipo de la posada, se lo entregó a Katsuki.

Admirado de la velocidad en la que se habían dado las cosas, Katsuki contempló a su cachorro y se maravilló de su parecido con Mahoro: Cabello claro (aunque no tanto como el suyo) y una leve sombra de lo que parecían ser sus ojos rojos.

—Kacchan... —Pidió Izuku a su bebé, y Katsuki se arrodilló a su lado para entregárselo.

Con la misma naturalidad que había experimentado al sostener a Mahoro por primera vez en sus brazos, Izuku se acomodó a su nuevo cachorro contra el pecho, y sonrió cuando éste se prendió de su pezón sin problemas y comenzó a mamar.

Todavía tendría que acudir al hospital y pasar junto con su cachorro por una revisión completa para asegurarles a ambos un certificado completo de salud, pero de momento, con Katsuki a su lado contemplándolos embelesado a ambos, Izuku era la persona más feliz del mundo.

 

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Notes:

¿Lo vieron venir? Pobre Katsuki, pero Izuku es un omega capaz de parir con la misma facilidad que suelta gases XD Ok, mal chiste, pero aquí tenemos al segundo bebé~
Graxie por leer~!
p.d. Como siempre, cualquier comentario es siempre bien recibido :)