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En Jötunheim

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Thor regresó un tiempo después a Jötunheim, esta vez acompañado de ambos padres, dispuesto a superar las pruebas que se le impusieran con honor. Durante todo ese tiempo no había dejado de pensar en Loki y su extraordinaria belleza. Cualquiera que lo viera diría que sólo estaba pasando por una etapa de obsesión, pero él sabía que su atracción por Loki iba más allá.

— Bienvenido de vuelta, príncipe Thor. —Saludaron los soberanos del reino de los gigantes.

Thor se inclinó ante ellos y agradeció el recibimiento. Después, miró hacia todas partes, esperando ver los brillantes y misteriosos ojos escarlata de Loki.

— Loki estará aquí en poco tiempo, mientras tanto relájense un poco. —Pidió Farbauti mientras los sirvientes procedían a servir vino a los recién llegados.

«Para las pruebas, Loki designará la hora y el día en que se llevará a cabo cada una, a excepción de la primera, claro está.

Thor asintió comprendiendo, iba a preguntar algo cuando las puertas fueron abiertas de par en par y el jötunn hizo acto de presencia. El rubio pensó en que su belleza parecía acrecentarse conforme iba pasando el tiempo.

Esta vez Loki portaba una piel que también cubría parte de su torso. Sus cuernos estaban adornados con pequeñas gemas que brillaban con la luz.

— Sean bienvenidos a Jötunheim —dijo saludando a los padres de Thor, Frigga sonrió encantada.

— Gracias por el recibimiento —dijo la reina acercándose al jötunn. Lo estrechó en un cuidadoso abrazo y presionó un gentil beso en su mejilla. Loki se ruborizó, no había esperado tal acto de confianza y cariño por parte de la reina Frigga.

Thor carraspeó "disimuladamente" tratando de llamar la atención de su posible prometido, pero este sólo de limitó a saludarlo como lo haría cualquier soberano.

— Loki —Farbauti se dio cuenta del trato e intentó aminorar el ambiente pesado—. Deberías establecer ahora las condiciones de las pruebas.

El aludido miró de soslayo a su padre, antes de asentir e invitar a todos a prestar atención a sus demandas.

— La audiencia se llevará a cabo el día de mañana. Estoy seguro de que el príncipe Thor ha tenido tiempo suficiente para investigar a detalle la condición del subgénero Omega —informó una vez estuvieron en la mesa de negociaciones.

— ¿Mañana? —cuestionó el rubio sorprendido.

Loki asintió.

— Si, a no ser que exista algún inconveniente...

— No, no. Ninguno, príncipe Loki —se apresuró a contestar.

— Perfecto, entonces queda asentado que mañana se llevará a cabo la audición. Recuerde príncipe Thor que debe responder a todas las preguntas del príncipe Loki sin objetar. De llegar a negarse a responder alguna el ritual queda automáticamente cancelado. —Refirió Farbauti.

— ¿Las condiciones han quedado asentadas? —cuestionó Laufey al escribano. El jötunn asintió mientras movía la pluma sobre el pergamino—. Excelente, ahora pasemos al desafío que el príncipe Loki impondrá.

Odín y Frigga miraron con expectación al príncipe de Jötunheim. Thor por su parte llevó una mano debajo de la mesa y apretó su capa con fuerza, los nervios lo estaban consumiendo. Pensar en que al día siguiente debía presentarse frente al príncipe Loki y tener que someterse a su interrogatorio no era cualquier cosa. Y con eso sólo obtendría la aprobación. ¿O sería que el príncipe Loki también estaba ansioso por recibir el cortejo de Thor? No, no, no. Eso era prácticamente imposible. Aunque porqué no. Thor era el heredero de Asgard, era atractivo, fuerte, valiente, ingenioso, divertido. Por supuesto que podía atraer la atención de un jötunn como Loki.

— ¡Thor! —llamó su madre en su susurro.

El rubio parpadeó.

— Si, estoy listo para escuchar —dijo de inmediato.

— De ser aceptado su cortejo. —Escuchó a Loki explicar—. Tendrá un mes para hacerlo, una vez termine ese tiempo el último reto será lanzado. Hasta entonces no podré darle detalles de nada.

El misterio lo hizo sentirse aún más nervioso. Pero asintió decidido.

— Se hará como usted diga príncipe Loki. —Aceptó con determinación.

— Muy bien, entonces eso será todo —concluyó Farbauti.

Todos los presentes firmaron el pergamino dónde establecían las condiciones del ritual. Bebieron una copa de hidromiel para sellar el tratado y dejaron ir a Thor para que se preparara para la prueba del día siguiente.

— Yo también me retiro —dijo Loki despidiéndose de sus padres y los reyes de Asgard.

Una vez salió del salón de audiencias se encontró con su hija quien reía con diversión.

— ¿Y a ti qué te pasa? —preguntó con el ceño fruncido.

— Si que traes loco al príncipe Torpe.

— Te he dicho que no es correcto espiar las reuniones —reprendió—. Si un día te descubren...

— No lo harán. —Afirmó con seguridad—. Ya te he repetido incontables veces que mi sombra es indetectable.

Loki negó con la cabeza.

Continuaron su camino hasta que Loki se detuvo. La miró con severidad.

— ¿Ya has concluido tus clases?

Ella se encogió de hombros.

— Escapé por unos segundos.

— Excelente. Ahora que ya te vas burlado de mí y has espiado la reunión puedes volver.

Hela hizo una mueca.

— Bien. Pero antes responde una pregunta, Padre. —Y volvió a sonreír.

— De acuerdo.

— ¿Te gusta Thor?

— No responderé a esa pregunta. Ahora vuelve a tus clases. —Su voz sonó autoritaria.

— No es justo, no respondiste —gimió la jötunn decepcionada.

— Nunca aseguré que respondería, ahora retírate. —La princesa asintió, se convirtió en una sombra y desapareció de inmediato. Loki dejó escapar un suspiro.

¿Qué clase de preguntas estaba haciendo su hija?

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Al día siguiente Loki despertó con una fuerte jaqueca. No era algo que solía sucederle, pero si era algo que cuando ocurría le arruinaba el día entero.

— Hoy me siento terrible —dijo para sí mismo caminando rumbo al comedor.

Antes de iniciar la audiencia desayunarían todos juntos. Por ello, cuando llegó ya el resto se encontraba allí. Hela sonrió de lado, pero al ver que su padre no correspondía la sonrisa se puso sería, preocupada por lo que estaría ocurriendo a Loki.

— ¿Todo bien? —cuestionó Laufey.

Loki sólo asintió y saludó a los presentes educadamente, luego tomó asiento al lado izquierdo de su padre, tal como correspondía por orden de rangos.

Desayunaron hablando de temas que no tuvieran nada que ver con el ritual de cortejo, todo con la intención de no poner nerviosos a los príncipes.

Una vez llegada la hora de la audiencia, Thor apareció en el gran salón de reuniones usando su armadura dorada junto con una pulcramente planchada capa roja, de la cintura colgaba lo que todos reconocieron como mjolnir, la conocida como una de las armas más temidas de los nueve reinos y la cual solo el Dios Thor era digno de blandir.

Loki se encontraba sentado en el extremo opuesto a la entrada. También vestía de manera elegante; cubriendo su cuerpo sutilmente las sedas blancas y deslumbrantes zafiros adornaban sus cuernos. En las muñecas portaba brazaletes de oro y cuello un collar del mismo material acompañado de gemas de diversos colores. Y a pesar de tanto adorno ostentoso, sus ojos continuaban brillando igual de poderosos. Thor quedó impresionado.

— Tome asiento, príncipe Thor —pidió un asgardiano que aguardaba sentado en el lateral derecho del salón.

Diez miembros de la corte fungirían como jueces de la audiencia. Cinco de Jötunheim y cinco de Asgard. Los cuales estaban sentados en asientos colocados en las laterales de la habitación.

Sus padres de ambos no participarían más que como observadores, por lo que ellos fueron colocados al fondo de la habitación.

— Damos inicio a la audiencia del ritual de cortejo que aceptó el príncipe Thor de Asgard al príncipe Loki de Jötunhem —comenzó el que sería el juez principal—. Le cedo la palabra al príncipe Loki.