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El hielo se expandió por toda Barcelona, pero no se limitó a la ciudad en sí misma. Los periodistas y los medios de comunicación, y muchos testigos desde los balcones de sus casas en los altos edificios, observaron cómo el mar se congelaba completamente. Era un auténtico desastre. La temperatura se desplomaba a velocidades de vértigo, pero, más sorprendidos fueron los del BC Sol que fueron los únicos quienes curiosamente se salvaron de ese destino. Fue la única zona de la ciudad que se mantuvo intacta. Valt y Lui estaban asomados en la ventana. Soplaba un aire gélido que llegaba hasta ellos, y ambos se miraron mutuamente.
- Algo muy gordo está pasando. – Dijo Valt, quien, al girarse, vio que Free se despertaba. – Eh, mira quién ha vuelto con nosotros. – Sonrió. – Hola, Free. – Se acercó. - ¿Cómo te encuentras? – Preguntó, sin respuesta.
- Espera, espera, ¿Qué haces? – Lui puso sus manos en los hombros del rubio, que trataba de levantarse. – No estás en condiciones, tienes que descansar más.
Pero Free no quería ceder. Es como si él quisiera hacer algo que ellos no comprendían. Y es que Free se percató de lo que ocurría. Desde los pisos inferiores de las instalaciones del BC Sol, llegaron algunos como Sasha y Rantaro para avisarles de lo que retransmitían por televisión. El escándalo que se formó fue tremendo. Al parecer, el planeta comenzaba a congelarse, aunque no era un hielo completamente sólido, sí que era lo suficientemente frío para provocar un caos enorme en todas partes. Valt trataba de calmar a sus compañeros, mientras Lui se quedaba ligeramente detrás de él para dejar que Free se vistiera sin que le mirasen.
- Tenemos que hacer algo. – Habló Lui cuando Sasha se marchó porque había ruido por ahí abajo.
- ¿Será cosa de Koslaram? – Preguntó Valt, haciendo que Lui se encogiera de hombros. Free se acercó a ellos.
- Ahora que lo recuerdo, Phi fue atacado por alguien. – Dijo el Dragón Blanco. – Tal vez haya sido esa misma persona.
- Sí. Necesitamos información. A lo mejor si llamo a Wakiya...
- ¡Eh, chicos!
Zack les sorprendió con su aparición. Menos mal que no vino con Joshua. El chico había subido corriendo las escaleras, de modo que ahora respiraba agitado. Free era el único a quien no parecía importarle nada lo que ellos dijeran, porque se le notaba más inquieto que al resto.
- Todo el planeta se está congelando, ¡Nadie sabe por qué!
- He sentido que la energía proviene de El Astro. – Lui miró a Valt y éste a Free.
El rubio abrió los ojos y echó a correr sin poder permanecer ahí por más tiempo. Los tres le llamaron, pero De La Hoya no se detuvo. Lui y Valt fueron tras él, dejando a Zack confuso, pero él también empezó a correr por si necesitaban su ayuda, por poca que fuera. A pesar de que Free todavía requería de un descanso, continuaba siendo rápido. No tardó nada en abandonar el BC Sol, ignorando la voz de Cristina que le vio irse a toda prisa como a Valt y compañía.
- ¿Y a esos qué les ha picado ahora? – Protestaba Sasha. – En una situación como esta y se largan...
- No lo sé. – Suspiró la dueña del equipo de beyblade. – Pero a lo mejor... - Llevó su mano al pecho. – Intentarán hacer algo.
Sasha no pudo comprenderlo, y no intentó preguntar más. Era obvio que Cristina estaba igual que ella: no sabía nada. El resto de miembros del BC Sol se habían reunido en el comedor donde se las apañaron para enchufar una televisión. Hasta Anch estaba presente, con Honey y Kitt cerca de ella. Los niños parecían algo asustados, temiendo que ese hielo pudiera llegar hasta ellos. En la pantalla explicaban que extrañamente la propiedad privada del BC Sol que abarcaba hasta el bosque era el único lugar intacto. Cristina supo que tendría cosas que hacer, así que se puso manos a la obra. Tal vez fueran a llamarla para pedirle ayuda solidaria. Era una situación de emergencia.
Correr por la ciudad de Barcelona nunca fue tan difícil. Había hielo por todas partes, incluso debajo de sus pies. Valt ya se había tropezado más de una vez, pero Free ni siquiera se preocupó por él ya que continuó adelante y terminó dejándolos atrás. Zack ayudó a Valt a ponerse de pie, asegurándose de que estuviera bien. Lui también se alejó de ellos, aunque se había parado a unos cuantos metros, esperándoles. Fue un gesto que Valt agradeció.
- ¿Cómo demonios se ha formado tanto hielo de la nada? – Preguntaba Valt, corriendo poco a poco.
- No tengo la más mínima idea. – Contestaba Lui. – A lo mejor podremos averiguarlo cuando lleguemos hasta El Astro.
- Pues Free parece tenerlo muy claro. – Añadió Zack.
- Él tiene más contacto con Akatosh que con nosotros, puede que sea por eso.
Aquello tenía sentido. Desde que había estado en la UCI y salió del hospital, sin poder hablar, Free había comenzado a actuar de un modo extraño, al menos Valt así lo interpretaba. Como aquel baño que le preparó, viendo el miedo que había en el interior de Free, como si alguien realmente le estuviera haciendo daño. Pero obviamente, ese alguien no podía ser Akatosh.
De repente comenzó a nevar. A ninguno le sorprendió después de ver cómo la ciudad se congelaba. Si hasta el mar se había convertido en una llanura transitable, que, sin embargo, no invitaba a nadie a pasar por encima. Cualquiera temía que ese hielo se rompiera y acabara congelado o muriendo por hipotermia. La clave era El Astro, donde todo comenzó desde allí.
- ¡Eh, chicos! – Alguien les llamó y Valt se detuvo, reconociendo automáticamente esa voz.
- ¡Daigo! – Exclamó alegre. - ¡Menos mal que estás bien!
- Eso digo yo... - Respiró agitado por haber estado corriendo. – Ha pasado algo malo, ¡Muy malo!
- Cuánto lo siento, no lo sabíamos. – Respondió Lui con sarcasmo. – Dinos algo que no sepamos. – Se cruzó de brazos.
- ¡Es Jin! – Los miró cuando alzó la cabeza, extrañándolos. - ¡Jin es quien ha hecho todo esto! ¡No sé cómo ni por qué! ¡Empezó a decir cosas muy extrañas y...!
- ¿Jin? – Lui arqueó una ceja. – Pensaba que ese desgraciado ya habría vuelto a Japón.
- Pues no. Al parecer se ha quedado en España.
- ¿Le conoces? – Valt miró a Lui.
- Se podría decir que sí. Fue el que me ayudó a... olvídalo, es una historia muy larga. – Resopló. – Pero, ¿Qué tiene que ver Jin en todo esto?
- Me encontré con él delante de El Astro, y aunque estaba cerrado, Jin se las apañó para entrar. – Un dato que a Lui ya le era familiar. Seguro que ese chico problemático habría aplicado su «toque Jin». – Para ser la primera vez que veía El Astro, se lo conocía demasiado bien. – Contó Daigo. – Acabamos... como en una sala subterránea en la que había un pilar de cristal. Jin dijo que había... una energía divina o yo qué sé el qué, el caso es que...
- No puede ser. – Le interrumpió Lui, que se acercó a Daigo, cogiéndole de la ropa. - ¡¿Me estás diciendo que ese imbécil ha decidido meternos en este follón?!
- Creo que eso era evidente desde el principio... - Se reía Zack, recibiendo una mirada asesina que le hizo callar. – Estamos en un buen lío. – Lui soltó a Daigo.
- ¿Por qué? ¿Qué pasa? – El pobre de Valt se sentía perdido, pero vio la alarma en los ojos amatistas de Lui.
- Es él. – Dijo, desconcertando al chaval. – Ha vuelto.
- Creo que no te estoy pillando.
- Aquel de quien Akatosh nos advirtió. El vacío.
Eso bastó para que Valt lo entendiera de una sola tirada. Daigo y Zack se miraron entre sí, sin comprenderlo mucho. Pero Lui no quiso dar más explicaciones y empezó a correr. Los demás le siguieron. Para Valt eso era nuevo. ¿Jin Aizawa era el enemigo de quien Akatosh les habló a Lui y a él? Quién lo diría. Ese chaval no tenía pinta de ser alguien peligroso con quien tuvieras que andarte con ojo. No daba esa sensación. Sólo era una persona extraña que se salía de todos los parámetros establecidos por la gente a través de los estereotipos. Jin no se ajustaba siquiera a algo «normal». Precisamente era lo que le dijo a Daigo. Jin iba más allá de la comprensión humana.
Por fin llegaron hasta El Astro. Para Valt fue un shock ver el estadio oficial del BC Sol completamente congelado. Se notaba que había sido aquí donde se había originado todo el caos que se expandía por el planeta como el mismo hielo. Valt intentó llamar a Free, pero Lui le tapó la boca.
- Tenemos que ser prudentes. – Habló en voz baja. – Ya sabes lo que pasa en las películas: nunca hay que saludar cuando un lugar es tan hostil.
Aquello le dio gracia a Valt, que asintió. Sin embargo, sintió una sensación y desconcertando a sus compañeros, se dirigió hacia las gradas. En ellas estuvo buscando algo, casi a ciegas. Zack miró a Lui, tratando de hallar respuestas, pero el chaval sólo se encogió de hombros. Valt se acercó al límite de las gradas, apoyándose con las manos. Justo en ese momento una voz sonó en su cabeza:
«Voslaarum... ¿Qué significado tiene este mundo? ¿Por qué Akatosh lo creó? ¿Y por qué lo amas tú?».
De alguna manera él conocía esa voz. No era la de un adolescente. Tampoco parecía... humana. Era una voz grave, aunque un tanto estridente. Llevando su mano al pecho, empezó a cuestionarse cosas como la identidad de aquello que le hubiese dejado ese mensaje. Lui le devolvió a la realidad cuando tocó sus hombros. Estaba relativamente cerca de él.
- Tenemos que seguir, Valt. – Escuchó.
- Sí. Lo siento. Me he quedado traspuesto.
Lui le analizó con sus ojos, intuyendo que había algo que Valt no quiso compartir con él en ese momento. Supuso que por la situación que ahora tenían entre manos. Asintiendo con la cabeza, los dos abandonaron las gradas junto a Zack y Daigo, este último guiándoles hacia Jin, aunque no era tan necesario. Lui y Valt recordaban este lugar, y su aspecto desde tiempos ancestrales. Era el conocimiento que habían ido acumulando de varias vidas pasadas. Ellos seguían siendo Odahviin y Voslaarum. Sin embargo, Lui todavía no entendía el motivo de su propia existencia. Dovahkiin nunca pudo darle la respuesta, y Akatosh jamás se puso en contacto con él... salvo en su vida actual. ¿Por qué? Eso era precisamente lo que Lui quería saber.
Bajaron por unas cuantas escaleras, algunas de ellas de caracol. A Zack le sorprendió ver cómo la estructura del edificio cambiaba según descendían. Para Lui y para Valt fue algo parecido a sentirse en un sitio conocido, algo parecido a sentirse en casa. Este sitio fue el refugio de ambos desde hacía mucho tiempo atrás, y cuando se miraron entre ellos no sólo lo supieron, sino que también se sintieron conectados entre ellos. Un vínculo ancestral todavía los mantenía unidos, y a su vez, los entrelazaba directamente con Dovahkiin y con Koslaram.
No obstante, el hielo les traicionó, haciéndoles rodar hacia abajo. Fue doloroso, y muy desagradable. Zack y Daigo estuvieron bien. A Lui le sorprendió verse encima de Valt, ¿Acaso le habría abrazado con la intención de protegerle de los golpetazos? Hubo cierta tensión entre ellos cuando se miraron el uno al otro, aunque Valt terminó sonriéndole.
- Espero que no te hayas hecho daño, Lui. – Fue lo que le dijo. El aludido frunció el ceño, sin comprender el subidón de vergüenza que le atacó y que se reflejó en su cara, ligeramente roja.
- Que sí, lo que sea. Venga, continuemos. – Se apartó automáticamente, aunque la risa de Valt crispó sus nervios.
Ni Zack ni Daigo comprendieron la situación, pero Kugorami continuó guiándoles hasta que llegaron a la sala que les mencionó antes. El hielo estaba presente en cada rincón y daba una imagen hostil y peligrosa. Eran como grandes agujas que podrían atravesarte en cualquier momento. En el centro, se hallaba el pilar, completamente iluminado. Ahí estaba Free que trataba de abrirlo con su energía, pero el pilar no cedía ni un poco. Valt y Lui corrieron hasta él.
- ¿Cómo demonios se ha metido Jin ahí dentro? – Preguntaba Lui. Free no pudo responder, por mucho que quisiera.
- Parece que hay un botón secreto. – Valt miró un punto del pilar, ligeramente más hundido. – Lo que no sé es por qué se ha metido dentro.
- Quizá porque fue aquí donde Dovahkiin selló más de la mitad de su poder. – Pudo contar Lui, haciendo gala de unos conocimientos que Valt no sabía que él tenía. – Lo que no entiendo es por qué le interesa ese poder. – Se encontró con los ojos de Free, casi como si el rubio se lo explicara, pero sin hacerlo.
- ¿Y si tiene algo que ver con que sea el vacío? – Habló Valt, sacándolos a ambos de sus pensamientos. – Puede que hasta haya sido él quien atacara a Phi, pensadlo.
- Eso tendría sentido.
Pero Lui sentía que algo se le escapaba. En sus vidas anteriores conoció a ese tercer enemigo que surgió de la separación de Koslaram y Dovahkiin cuando formaron un solo ser en aquel universo primitivo, pasando a ser un tabú para el mundo. Una entidad que nunca debió existir, la primera de todas que formó parte de este mundo casi burlando la voluntad del mismísimo Akatosh. Ese era el vacío. Y ahora había regresado en calidad de enemigo, lo cual no eran buenas noticias. Lui sabía lo peligroso que era, ya que Jin lo acababa de demostrar congelando el planeta entero. Entonces una idea pasó por su cabeza: ¿Y si el ataque contra Phi fue por un motivo especial? Lui había observado que Free pudo absorber parte de la oscuridad de Phi cuando éste se descontroló, así que, ¿Por qué con Jin habría de ser distinto? Técnicamente, Jin era la tercera fuerza principal del universo, la única que había sido completamente negada. Puede que por eso Jin estuviera tan enfurecido por ello. El mundo le había odiado prácticamente desde el inicio.
Usando sus energías combinadas, nada parecía cambiar. Jin usaba el poder concentrado de Dovahkiin para contaminarlo con el suyo y cambiar sus propiedades, eso sin descartar la posibilidad de que Jin hubiera absorbido parte de ese poder. Si eso era así, y además ya poseía el de Phi... Fue una idea escalofriante para el propio Lui. ¿Qué era lo que pretendía hacer Jin esta vez?
- ¡Ah! – Los tres fueron alejados del pilar por el poder concentrado que había en el interior del mismo.
- ¿Estáis bien? – Zack se acercó a ellos.
- No tiene buena pinta. – Dijo Daigo, al lado de Valt.
Los tres se levantaron. Free puso mala cara, culpándose a sí mismo. Era su poder. Era algo suyo, así que debía de hacer algo... ¿pero el qué? Ignorando la charla de Valt con el resto, Free se acercó al pilar, llamando la atención del resto. Era inmune a su propio poder, de modo que aquel rechazo previo fue cosa de Jin. Puso la mano en el pilar, cerrando los ojos.
- Espera, Free. ¿Qué estás haciendo? – Preguntaba Valt, que intentó acercarse, pero Lui le detuvo cogiéndole del brazo.
- No. Quieto.
- Pero Lui...
- Déjale hacer. Sea lo que sea... - Contempló al rubio. – Tenemos que dejar que intente lo que sea que esté haciendo.
El pelinegro no pudo objetar nada. Sólo lució preocupado por Free. A medida que el rubio concentraba su energía, empezó a haber un choque con la que había en el pilar. Era la de Jin, que trataba de rechazarle. La presencia de relámpagos y temblores se hizo muy presente. Lui era consciente del riesgo. Ahora mismo, a Free le podía pasar cualquier cosa. Pero no le sorprendía ver esa faceta de nuevo. Free nunca había tenido miedo de sacrificarse a sí mismo por aquello que era importante para él. El rubio lo sabía: todo lo que él amaba estaba en peligro. Por ello, se esforzaba por protegerles a ellos, al BC Sol, y mantener una promesa del pasado.
Los relámpagos rodearon a Free, que no retrocedió en ningún momento. El chico continuó concentrando su energía, intentando llevarla al máximo. No se trataba de destruir el pilar, sino de obligar a Jin a salir del mismo, porque también estaba sometido a mucha presión. Se escuchó un ruido desde el exterior, más allá de los muros de El Astro. Zack y Daigo observaron el techo, sin saber qué era, pero Lui y Valt abrieron los ojos. Pudieron reconocer la presencia de Akatosh.
Desde alguna parte surgió una luz dorada que se mezcló con la de Free. Eso pareció darle una ventaja aplastante ya que el pilar terminó abriéndose y la energía de su interior se encargó de hacer salir a Jin de muy mala manera. El chico acabó chocándose de espaldas contra una pared. Lui y Valt intentaron ir a por él, pero qué sorpresa que Daigo se puso de por medio mientras Free entraba en el pilar bajo la atenta observación de Zack.
- ¡Alto! – Daigo tenía los brazos extendidos de lado a lado. Jin también estaba confuso al verle hacer eso.
- ¡¿Qué estás haciendo?! ¡Apártate, idiota! – Exigía Lui. Daigo negó con la cabeza.
- Si pensáis hacerle daño, entonces olvidadlo. – Contestó. – Sé que nos ha puesto a todos en peligro, pero pienso que actuar con más violencia no nos llevará a ninguna parte.
- ¡¿Pero tú eres imbécil o qué?!
- Daigo tiene razón. – Habló Valt. – Creo que... podemos darle una lección a Jin sin tener que hacerle nada.
- Por su culpa el caos está por todas partes, eso sin olvidar que el planeta está congelado. – Señalaba Lui a Jin. - ¡No podemos dejar que se vaya de rositas como si nada hubiera pasado!
- Ya lo sé, Lui. – Respondió Valt. – Pero...
Entonces la sala se iluminó completamente de luz dorada, haciéndolos callar. Jin miró hacia arriba, mirando las partículas de luz que se movían de un lado a otro. El hielo empezó a desaparecer rápidamente y unas ondas doradas atravesaban los muros de El Astro sin causar daños, expandiéndose por toda la región y más allá. Un rayo de luz fue disparado hacia el cielo, volviéndolo a la normalidad. Duró un rato, hasta que el pilar se abrió para dejar salir a Free que se desplomó en el suelo. Lui y Valt corrieron hacia él, siendo el pelinegro quien lo sostenía.
- Eh, Free. – Lo llamó.
- No sé cómo lo has hecho, pero lo has conseguido. – Dijo Lui.
- Free, ¿Estás bien?
Los dos vieron preocupados cómo el rubio cerraba los ojos y su cuerpo se convertía en un peso muerto. Ambos intercambiaron miradas antes de dirigirlas hacia el pilar completamente cerrado y que parecía volver a funcionar con la misma normalidad que antes.
