Chapter Text
-Pero Loki es tu hermano- había dicho Frigga con un hilo de voz.
-E…es adoptado- respondió él en tono defensivo, aunque sin verdadera convicción, incapaz de sostenerle la mirada. Las palabras le dejaron un gusto amargo en la lengua y había querido retractarse enseguida, pero no lo hizo.
Ahora le dolía la cabeza y tenía la boca seca. Las confesiones habían sido más difíciles de lo que pensó y no podía apartar de su mente el gesto de angustia y horror que se dibujó en el rostro de su madre, la forma en que el mundo a su alrededor pareció desplomarse y a continuación su llanto silencioso. Thor se sintió culpable por millonésima vez ese día, pues no tenía las respuestas a las preguntas que se reflejaban en los ojos anegados de su madre.
La reacción de Odín, en cambio, fue mucho más predecible, pero no menos dolorosa a pesar de estar acostumbrado a su dureza y a ser el objeto de su furia si hacía algo que no lo complaciera. En esta ocasión fue un potente bramido – tanto que dio la impresión de que hubiera podido hacer temblar la tierra-, una bofetada y una mirada despectiva, todo seguido de un sermón del que ya no alcanzaba a recordar casi nada, excepto por la parte en que le gritaba que no quería volver a verlo. “¿Pero qué esperabas?”, pensó.
Besó a Frigga en la frente y marchó hacia la puerta como un autómata. -Perdóname, madre- se despidió y salió de la casa paterna, esperando que aquella fuera otra de las tantas veces que Odín lo echaba para luego perdonarlo de alguno u otro modo, y junto con él, quizá también a Loki.
Permaneció un rato parado en la acera frente a la casa sin saber a dónde ir o qué hacer, antes de comenzar a caminar en dirección a su departamento, a sólo treinta minutos a pie de ahí. Se sentía desganado, como si alguien de pronto hubiera decidido que era su turno de llevar el mundo sobre sus hombros. Tenía muchas cosas en qué pensar, pero por más que trataba de hallar algo de claridad, todo en su cabeza era caos y cada posible solución que se le ocurría terminaba conduciéndolo a un callejón sin salida. Ni siquiera sabía si debería buscar primero a Sif o a Loki para hablar. Lo único de lo que estaba seguro era que a partir de ese día nada podría volver a ser como antes.
El eco de sus pasos resonó en el pasillo vacío, al final del cual estaba la puerta de su casa. Sacó las llaves del bolsillo y un instante después el chirrido de los goznes (que no se había dignado a aceitar desde que se mudó) le dio la bienvenida. Tanteó la pared en busca del interruptor, pero antes de alcanzarlo, la luz anaranjada del farol que se colaba por la ventana le reveló la silueta de un cuerpo que yacía en su sofá. No se sorprendió, pero el estómago le dio un vuelco y le sudaron las manos como a un adolescente tímido que no sabe cómo hablarle por primera vez a la chica que le gusta… quizá peor todavía que eso. Tuvo que hacer un gran esfuerzo para seguir avanzando, para pronunciar su nombre y romper por fin el silencio.
-¿Loki?
No hubo respuesta y Thor pudo ver que el otro dormía profundamente, aunque no comprendió cómo podía hacerlo después de todo lo ocurrido. Lo observó largamente, inmóvil, sólo esperando hasta que por fin despertó.
Loki se desperezó como un gato, estirándose y bostezando largamente.
-Al fin apareces. Comenzaba a creer que habías ido corriendo a pedirle perdón a Sif y a rogarle que no cambiara de opinión sobre casarse contigo- dijo en tono teatral, exagerando el reproche en su voz y sonriendo casi imperceptiblemente-, pero verte aquí me alivia, hermano.
-Yo creí que estarías con Sigyn, explicándole que no tienes idea de lo que me pasó.
-Eso sería terriblemente hipócrita de mi parte, porque yo sé exactamente lo que te poseyó para hacer semejante barbaridad- se acercó despacio y acarició la mejilla de su hermano con cautela, pero sin ocultar una clara intención de provocar.
A pesar del tono casual que usaba Loki, la tensión entre ambos era evidente. Thor tragó saliva y respiró profundo. Había pasado por lo menos la última media hora pensando qué decir cuando por fin se encontraran frente a frente otra vez y ahora tenía la mente en blanco. Lo único que sabía era que el cinismo de su hermano le dolía y lo indignaba, tal vez porque él no podía reaccionar de esa manera por más que intentara desprenderse de la culpa, de la irremediable sensación de saber que había decepcionado a sus seres amados. Transcurrió un largo rato en silencio, soportando la mirada escrutadora y burlona del otro.
-Ya lo saben todo- dijo por fin.
Loki abrió mucho los ojos, dominado por el asombro, pues aquello no figuraba en la lista de cosas que esperaba escuchar (siendo sincero, tampoco tenía una idea muy precisa de lo que el otro podría decirle) y como única respuesta sólo alcanzó a articular un “oh” que no significaba nada para Thor.
-¿Y ahora qué?- la pregunta iba dirigida en parte a sí mismo y en parte hacia Loki. Se mesó los cabellos, repitiendo la pregunta en voz baja una y otra vez. -¿Qué se supone que debemos hacer, besarnos apasionadamente porque nuestro amor por fin triunfó sobre todos los obstáculos?- poco a poco la desesperación volvía a apoderarse de él. -¡Responde!- gritó.
Por primera vez durante todo aquél día, Loki se sintió verdaderamente inquieto. La voz de Thor resonó en sus oídos con la misma potencia destructiva de un trueno y retrocedió un par de pasos.
-N-no lo sé- admitió con un ligero temblor en la voz-. De pronto la furia de Thor volvió a apagarse y se dejó caer en el sillón. -Ya no hay nada que nos impida estar juntos. Eso debería bastar, ¿no? Eso debería hacernos felices, y ahora no parece ni siquiera la sombra de una promesa.
-Pero no basta, y es más que obvio que felicidad no es una palabra adecuada para describir este momento-. Loki apretó los labios en un gesto de amargura, la satisfacción del triunfo había sido efímera y ahora tenía las manos vacías.
Entonces sus miradas se encontraron por fin en medio de la penumbra. Ya no podían huir de las consecuencias de sus actos y tenían que decidir una vez más.