Actions

Work Header

Empire of Lies

Chapter 20: Capitulo 19 | Amor en ruinas

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Kim corporation, 12:00 PM

 

El reloj avanzaba lentamente mientras Sehun permanecía sentado en su escritorio, con la mente más ocupada por las palabras de su padre que por cualquier otra cosa. Todo lo que había sucedido en las últimas horas lo tenía al borde de la ansiedad. La llamada de su padre había sido inesperada, y aunque intentaba mantener la calma, un nudo en su estómago no dejaba de crecer. No podía evitar sentirse atrapado entre su familia y su vida con Junmyeon. La conversación con Oh Seunghyun, un hombre cuyo único propósito parecía ser manipularlo y usarlo para sus propios fines, le rondaba constantemente en la cabeza.

 

Junmyeon estaba en la enfermería de la empresa descansando, como había dicho el doctor. El jefe de Sehun estaba recibiendo su suero y comenzaba a sentirse mejor, pero aún se notaba débil, después de todo lo que había pasado, Sehun no quería dejarlo ni por un segundo. Si Junmyeon había estado tan cerca de perder el conocimiento en una reunión tan importante, entonces su bienestar era lo primero.

 

Al mediodía, el doctor le comunicó que Junmyeon podría recibir el alta y que ya podría irse a casa. Las palabras llegaron como un respiro para Sehun, quien estaba impaciente por ir a su lado.

 

Sehun no perdió tiempo, salió de la oficina y se dirigió directamente a la enfermería, donde Junmyeon estaba descansando, aún con una expresión fatigada en su rostro. A pesar de estar descansando, no parecía del todo tranquilo. La preocupación por el futuro de la empresa y la presión familiar seguían pesando sobre sus hombros. 

 

—Junmyeon... —Sehun susurró con una suave sonrisa, al entrar en la habitación.

 

Junmyeon abrió los ojos lentamente y lo miró, esbozando una sonrisa tenue al verlo. Aunque todavía se sentía agotado, tener a Sehun cerca lo calmaba.

 

—¿Cómo te sientes? —preguntó Sehun, acercándose a la cama.

 

—Mejor... —Junmyeon respondió, su voz más suave de lo normal. Intentó sentarse, pero Sehun lo ayudó rápidamente.

 

—El doctor dijo que te daban el alta, ¿quieres irte a casa? –Sehun preguntó mientras le arreglaba la almohada para que estuviera más cómodo.

 

Junmyeon asintió débilmente, pero una sombra de preocupación cruzó su rostro.

 

—Sí, pero tengo que seguir al tanto de todo, la reunión de hoy... el proyecto Busan... no puedo fallar. —Sus palabras fueron entrecortadas, como si la presión estuviera regresando. 

 

Sehun le acarició el cabello, tratando de tranquilizarlo.

 

—No te preocupes por eso ahora, mi amor, te recuperarás bien, el trabajo puede esperar. 

 

Junmyeon lo miró con gratitud, pero también con cierto sentimiento de culpabilidad. Sabía que no podía evitar la responsabilidad que pesaba sobre él, pero apreciaba la preocupación de Sehun. Finalmente, con la ayuda de Sehun, se puso en pie y se dirigieron a la salida de la enfermería.

 

Mientras caminaban hacia el estacionamiento para ir a casa con los niños, Sehun pensaba en cómo abordar la conversación que había estado evitando. Sabía que era algo importante, algo que no podía seguir ocultando. Su padre había pedido verlo, y esa era una cita que no podía ignorar, aunque su intuición le decía que no traería nada bueno.

 

En el camino, Sehun finalmente decidió que era el momento de contarle a Junmyeon lo que sucedía.

 

—Amor, tengo algo que contarte. —Su tono de voz era serio, casi temeroso. Junmyeon lo miró de reojo, notando que la atmósfera había cambiado.

 

—¿Qué pasa? —preguntó Junmyeon, ahora con un poco más de atención. Sehun dejó escapar un suspiro.

 

—Mi padre me llamó hace un rato —comenzó, su voz tensa. Junmyeon frunció el ceño, sintiendo que algo no estaba bien. 

 

—¿Tu padre? —repitió Junmyeon, sorprendida, al escuchar el nombre de Oh Seunghyun. Había estado un tiempo sin saber nada de él, y la idea de que Sehun volviera a estar en contacto con su padre lo incomodaba.

 

Sehun asintió, concentrado en la carretera mientras conducía hacia la mansión.

 

—Sí. Hace semanas que no sé nada de él, pero me llamó hoy—Sehun apretó el volante con más fuerza mientras pensaba en las palabras que su padre le había dicho. —Me pidió que lo viera... que quisiéramos hablar sobre "temas familiares". 

 

La manera en que Sehun dijo "temas familiares" hizo que Junmyeon lo mirara fijamente, claramente desconcertado. 

 

—¿Temas familiares? ¿De qué está hablando? —preguntó Junmyeon, mientras su mente empezaba a hacer conexiones entre el misterio de la muerte de Oh Mina y la llamada de Seunghyun. Algo no cuadraba.

 

Sehun respiró profundamente antes de responder.

 

—No lo sé, no me dio detalles, Solo dijo que era hora de que nos viéramos, y que necesitaba hablar conmigo en persona. —Sehun se inclinó hacia adelante, sintiendo un mal presagio. —Lo que no entiendo es por qué ahora, después de todo lo que ha pasado.

 

Junmyeon frunció el ceño, claramente preocupado por la tensión que emanaba de Sehun.

 

—Esto no me gusta... —dijo Junmyeon, con una leve mueca en su rostro. —Sabes que no es normal que tu padre quiera hablar contigo, no ahora, No cuando todo lo que ha sucedido entre ustedes siempre es discusiones, ¿Qué quiere realmente?

 

Sehun no lo sabía. Pero tenía la extraña sensación de que su padre estaba jugando un juego, y no estaba seguro de si estaba dispuesto a seguir participando en él.

 

—Voy a ir a verlo, pero no sé qué esperar. No sé si quiero saber lo que tiene que decir.–La verdad era que Sehun temía que la conversación fuera una trampa. 

 

Un intento más de manipularlo, como siempre lo había hecho.

 

Junmyeon, aunque débil, le tomó la mano con firmeza.

 

—Sea lo que sea, no lo enfrentes solo. Si te veo tan tenso es porque me importa, Sehun. —Su voz se volvió más suave, y Sehun sintió un consuelo inmediato en sus palabras.

 

—Lo sé, Junmyeon. Lo sé... —Sehun respiró hondo, intentando calmarse antes de llegar a la mansión.

 

Pero algo en su interior no dejaba de inquietarlo.

 

¿Qué quería realmente su padre de él?

¿Qué estaba pasando tras las sombras, y cómo afectaría esto su futuro con Junmyeon?

 

Después de un rato de manejar por las calles tranquilas, Sehun finalmente llegó a la mansión de Junmyeon, donde los niños, Ningning y Kun, estaban esperando con ansias. En cuanto los vio, sus rostros se iluminaron y corrieron hacia él.

 

Mansión de junmyeon, 12:45 PM

 

—¡Papá, Tio hun! —gritó Kun, abrazando a Sehun con fuerza.

 

Ningning se unió al abrazo, pero luego miró a su papá, que estaba un poco más atrás, caminando con pasos más lentos debido a la debilidad que aún sentía.

 

—Papá, ¿cómo te sientes? —preguntó Ningning, preocupada por Junmyeon, mientras tomaba su mano. La niña de cuatro años había estado muy pendiente de él desde su regreso.

 

Junmyeon sonrió débilmente, pero su voz sonaba cálida y suave.

 

—Estoy mejor, cariño. Solo necesito descansar un poco. No te preocupes, ¿sí?

 

—Pero papá, te cuido yo. —Kun hizo una carita seria y se acercó, abrazando a su papá por las piernas. —¡Yo cuidaré de ti! Prometido.

 

Junmyeon se inclinó y acarició su cabeza con una sonrisa. Sentir la calidez y el cariño de sus hijos lo reconfortaba. Sehun, viendo la interacción, no pudo evitar sonreír también. Era tan obvio lo mucho que los niños amaban a su papá.

 

—¿Y tú, Ningning? —le preguntó Junmyeon, mirando a su hija. —¿Vas a cuidarme también?

 

Ningning asintió con firmeza.

 

—Sí, papá, te voy a dar mucha comida y también voy a ayudarte con todo. ¡Te haré sopa! —dijo ella, con un brillo de determinación en sus ojos.

 

Junmyeon rió suavemente, sintiéndose aún más reconfortado por el cariño de sus pequeños.

 

—Estoy seguro de que lo harás muy bien, mi amor–Le acarició la cabeza con ternura. —Gracias, mis amores 

 

Sehun observó la escena, sabiendo que Junmyeon necesitaba este tipo de apoyo. Los niños, a pesar de ser tan pequeños, tenían una comprensión impresionante de cómo hacer sentir a su padre mejor. Luego, con los niños en su compañía, Sehun ayudó a Junmyeon a caminar hacia la mesa del comedor, donde ya estaba preparada una comida especial que Minji había preparado.

 

La comida estaba deliciosa, como siempre, y se sentaron juntos alrededor de la mesa, comenzando a comer mientras los niños charlaban animadamente.

 

—Papá, ¿me ayudas con la sopa? —Kun le pidió, mientras levantaba su cuchara, tratando de no derramar el caldo por todos lados.

 

—Claro corazón. —Junmyeon se inclinó para servirle más sopa en su tazón, ningning, viendo esto, hizo lo mismo con su propio plato, sonriendo feliz de estar ayudando a su papá.

 

Sehun observaba con cariño cómo Junmyeon interactuaba con los niños, sintiéndose afortunado de estar a su lado en esos momentos. Aunque el día había comenzado con tanta tensión, ver la felicidad de los niños y la conexión entre ellos era un recordatorio de lo que realmente importaba.

 

—Papá, yo te voy a dar el jugo. —Ningning levantó su vaso, con la esperanza de que su papá aceptara. Sehun se dio cuenta de que la niña estaba tratando de seguir el ejemplo de su hermano y cuidar de su padre.

 

Junmyeon asintió, tomando el vaso de jugo con una sonrisa cálida. Los niños realmente estaban pendientes de él, cuidándolo en cada momento. Era una hermosa muestra de cómo, a pesar de la incertidumbre que se cernía sobre su vida, su familia siempre estaba allí para apoyarlo.

 

Mientras tanto, Sehun terminó su comida, aunque la conversación estaba algo centrada en los niños, Sehun observaba a Junmyeon, atento a cualquier signo de que no se sentía bien. Aunque Junmyeon se esforzaba por mantener una apariencia tranquila y fuerte, Sehun notó que había algo en su postura que aún mostraba signos de agotamiento.

 

—¿Cómo te sientes ahora? —le preguntó Sehun en voz baja, mirando fijamente a Junmyeon–¿Necesitas descansar un poco más?

 

Junmyeon sonrió levemente.

 

—Estoy bien, solo... un poco cansado. —Hizo una pausa y miró a los niños. —Pero verlos tan felices me hace sentir mejor.

 

kun, con una sonrisa traviesa, se acercó a su papá y le tomó la mano.

 

—Papá, ¿sehun va a dormir con nosotros hoy la siesta? —preguntó con inocencia, mientras tomaba su plato vacío.

 

Junmyeon miró a Sehun y asintió suavemente.

 

—Si Sehun no tiene ningún problema, claro que sí–Miró a Sehun con una sonrisa cansada pero genuina.

 

Sehun, a pesar de tener que regresar al trabajo, sintió que era importante estar cerca de Junmyeon. La reunión con su padre era tarde así que estaba despreocupado, lo que realmente necesitaba Junmyeon ahora era un poco de descanso y paz junto a su familia. 

 

—No me importa amor, Si los niños quieren que estemos juntos, no tengo ningún problema. —Sehun respondió con sinceridad.

 

Los niños, al escuchar esto, comenzaron a saltar de alegría, especialmente Kun, que se acercó a Sehun para darle un abrazo.

 

—¡Qué bien! Papá y Sehun juntos. —Kun saltó y aplaudió.

 

Junmyeon rió suavemente, mientras veía cómo Sehun se hacía cargo de la situación. Después de todo lo que habían pasado, el hecho de que Sehun estuviera allí para apoyar a su familia lo hacía sentir más tranquilo.

 

En ese momento, Sehun decidió que se tomaría el resto del día libre. No quería que Junmyeon se sintiera solo ni incompleto. Mientras los niños seguían hablando sobre lo que iban a hacer por la tarde, Sehun observó a Junmyeon, decidido a hacer todo lo posible para que ese día fuera más fácil para él.

 

—Entonces, ¿qué tal si pasamos la tarde con los niños? —dijo Sehun, con una ligera sonrisa. —Puedo quedarme con ellos mientras tú te tomas un buen descanso.

 

Junmyeon asintió, contento de que Sehun estuviera dispuesto a hacerlo.

 

—Me parece una excelente idea. —Dijo Junmyeon, cerrando los ojos por un momento, sintiendo que el agotamiento comenzaba a vencerlo. 

 

Así, rodeados de la calidez de la familia, Sehun y Junmyeon pasaron un almuerzo tranquilo, con los niños cuidando a su papá mientras Sehun se encargaba de todo lo que necesitara.

 

15:00 PM

 

La tarde pasó entre risas, abrazos y la tranquilidad que solo la familia podía ofrecer. Después de almorzar, los niños fueron los primeros en saltar de sus sillas y correr hacia la habitación de su padre, emocionados por la idea de descansar con su papá. Junmyeon, aunque todavía algo agotado, se recostó en la cama, arrullado por la calidez de su hogar. Ningning y Kun, como siempre, se acomodaron a su lado, mientras Sehun se aseguraba de que todo estuviera en orden.

 

A pesar de la paz que los rodeaba, Sehun no podía evitar sentir una tensión en su pecho. Su mente seguía regresando a la llamada que recibió de su padre, y aunque intentaba no mostrarlo, no podía evitar estar preocupado. Sabía que su padre, Oh Seunghyun, probablemente estaba detrás de algo más grande, algo que podría complicar aún más su relación con Junmyeon. Pero ahora, en ese momento, estaba decidido a dejar esas preocupaciones atrás. Junmyeon necesitaba descansar, y los niños necesitaban sentir el calor de la familia.

 

Sehun se tumbó junto a Junmyeon, con Ningning y Kun acurrucados entre ellos, junmyeon sonrió suavemente al sentir el cariño de los pequeños, pero también se dio cuenta de que Sehun no podía dejar de mirar al techo, perdido en sus pensamientos.

 

—¿Te pasa algo? —le susurró Junmyeon, con una voz baja, pero cargada de preocupación.

 

Sehun, al escuchar la suavidad de su voz, se giró para mirarlo. Aunque Junmyeon estaba descansando, sus ojos reflejaban una preocupación similar a la suya. Sehun suspiró antes de responder.

 

—Es solo... mi padre. Quiero estar aquí, pero no puedo dejar de pensar en lo que me dijo. —Sehun pasó una mano por su cabello, rascándose la nuca con un gesto nervioso. —Quiero protegerte, Junmyeon, pero tengo miedo de que mi padre sepa más de lo que crees.

 

Junmyeon lo miró fijamente, sus ojos cargados de comprensión.

 

—Sehun, no tienes que preocuparte. Estoy aquí contigo, y no dejaré que nada te pase. —Le acarició la mejilla, intentando calmarlo. —Si tu padre quiere hacer algo, lo enfrentaremos juntos...

 

Las palabras de Junmyeon, cargadas de confianza, hicieron que Sehun se sintiera un poco más aliviado. A pesar de todo lo que estaba ocurriendo, tener a Junmyeon a su lado lo hacía sentir más fuerte. Besó suavemente su frente, dejando que el silencio llenara la habitación por un momento. Los niños, ya acostados entre ellos, comenzaban a quedarse dormidos, sus respiraciones tranquilas llenaban el ambiente.

 

Sehun miró a Junmyeon una vez más, su corazón latiendo con fuerza.

 

—Me alegra que estés descansando. —Sehun le susurró, bajando un poco la voz para no despertar a los niños. —Te mereces un poco de paz.

 

Junmyeon sonrió levemente, su mano buscando la de Sehun para apretarla suavemente.

 

—Lo sé, gracias por estar aquí. —Junmyeon cerró los ojos, dejándose llevar por la tranquilidad que lo rodeaba.

 

Mientras los niños dormían plácidamente a su lado, Sehun continuó acariciando suavemente la cabeza de Junmyeon, besando su mejilla una vez más, tratando de transmitirle todo el amor y apoyo que sentía en ese momento.

 

El tiempo pasó lentamente, y aunque Sehun todavía sentía el peso de la incertidumbre sobre lo que le esperaba con su padre, en ese instante, todo lo que importaba era estar allí, junto a Junmyeon, rodeados por el amor de sus hijos. Con los niños dormidos y Junmyeon descansando, Sehun finalmente logró relajarse un poco, esperando que, cuando despertaran, todo estuviera bien. 

 

Por ahora, lo único que podía hacer era mantener la calma y enfrentarse a lo que viniera, sabiendo que juntos podían superar cualquier obstáculo.

 

19:30 PM 

 

Sehun había pasado horas junto a Junmyeon y los niños, y a pesar de la calma que encontró en su hogar, no pudo evitar sentirse tenso. El reloj marcaba la hora en la que debía ir a ver a su padre. Sabía que algo no estaba bien, que esa llamada de su padre había sido solo el principio. Necesitaba enfrentarse a él, pero al mismo tiempo, el miedo lo consumía. No solo por lo que su padre podría decir, sino también por lo que ya había descubierto.

 

Con el corazón acelerado, Sehun se levantó, dejó a Junmyeon descansando, abrazado a sus hijos, y se arregló para salir. Se sabía que no podía posponer más el encuentro, aunque temía que las palabras de su padre pudieran destruir la frágil paz que había logrado construir con Junmyeon, con cuidado dejo las sabanas y se arreglo para ir junto a su padre, deseaba que fuera breve la reunión y volver junto a junmyeon y la tranquilidad de la mansión. 

 

Mientras en el camino hacia la mansión de los Oh, sus pensamientos no dejaban de atormentarlo. Su relación con Junmyeon no había sido fácil, y ahora la situación estaba aún más complicada. Sabía que su padre no aprobaría nunca esa relación, y que haría lo posible por separarlos. Pero lo que más le preocupaba era el hecho de que si su padre estaba detrás de todo lo que había estado ocurriendo, de las amenazas y de las fotos comprometedoras. Sehun estaba decidido a enfrentarlo, pero el miedo le nublaba el juicio. Sentía ansiedad y apretaba el volante, con el presentimiento que podría derrumbarse todo lo que los dos estaban construyendo, habían pasado por tanto para que algo más arruine lo que les costo tener la confianza mutua.

 

Algo que empezó mal, ¿podría terminar bien? 

 

Mansión OH, 20:00 PM 

 

Cuando llegó a la mansión, los empleados lo recibieron con cortesía, hace meses había dejado atrás este lugar el que había considerado "Hogar" en el que creció a base de mentiras y tristezas provocadas por el señor que tenia como padre, un lugar al que no consideraba seguro, desde la muerte de su madre y todo el dolor que le causaron a lo largo de los años. Pero notó que algo en el ambiente estaba tenso. Un escalofrío recorrió su cuerpo mientras lo guiaban a la oficina de su padre. En el pasillo, justo antes de llegar a la puerta, Kyungsoo, su hermano mayor, apareció corriendo, como si intentara detenerlo.

 

—¡Sehun, no entres! —gritó Kyungsoo, su voz llena de preocupación.

 

Sehun lo miró, sintiendo el peso de la advertencia en las palabras de su hermano. Sin embargo, no entendía nada. 

 

—¿Que pasa, Hyung? — preocupado, pregunto ya que no sabía lo que pasaba 

 

Kyungsoo, viendo la determinación en los ojos de su hermano, intentó frenarlo una vez más.

 

—¡No entiendes! Lo que está pasando aquí no es solo tu padre. Es... —Kyungsoo no pudo terminar la frase, ya que en ese momento, un guardaespaldas apareció de la nada, interrumpiéndolos.

 

El hombre era alto y de aspecto imponente. Sin mediar palabras, empujó suavemente a Kyungsoo, separándolo de Sehun.

 

—No puedes detenerlo, Joven Oh —dijo el guardaespaldas con voz firme. —Su padre ya lo espera.

 

Antes de que Sehun pudiera protestar, el guardaespaldas lo tomó por el brazo y lo guió hacia la oficina. El corazón de Sehun latía a mil por hora, su mente llena de pensamientos y preguntas que no lograba resolver, miraba atrás tratando de ubicar a su hermano pero lo llevaron a otro lado, alejándolos. 

 

Cuando finalmente entró en la oficina, la escena que vio fue como una patada al estómago. Allí, en una de las sillas, sentado con aire triunfante, estaba Oh Seunghyun, su padre. Y junto a él, en una posición tan incómoda como inesperada, estaba...

 

Kim Junghyun, el padre de Junmyeon.

 

Sehun se quedó inmóvil por un segundo, con el rostro lleno de incredulidad. No sabía si sentir ira, confusión o miedo. Junghyun, el hombre que tanto había odiado y que había hecho todo lo posible para deshacer la relación con Junmyeon, ahora estaba allí, colaborando con su padre, como si fueran aliados, ya que toda su vida, estaban en guerras por poder y dinero, Algo no encajaba aquí. 

 

—¿Qué... qué está pasando aquí? —Sehun preguntó, su voz temblorosa, llena de frustración y desdén.

 

Seunghyun levantó la cabeza, su rostro serio pero con un atisbo de desdén en sus ojos.

 

—Sehun, bienvenido, por fin llegas. —Su voz era gélida y desafiante. —Pensé que te tomarías más tiempo para llegar a la verdad, pero me alegra que ya estés aquí.

 

Sehun apretó los puños, notando cómo la furia comenzaba a hervir dentro de él. No podía creer lo que estaba viendo. Su padre y Kim Junghyun, dos personas que siempre habían sido enemigos, ahora estaban sentados como si compartieran un mismo objetivo.

 

—¿Qué significa esto? ¿Por qué está el Señor Kim aquí?–Sehun preguntó, su voz llena de incredulidad.

 

Junghyun levantó la vista, sin inmutarse ante la acusación en los ojos de Sehun.

 

—No te hagas el tonto, Sehun. ¿Acaso no ves lo que está pasando? —dijo Junghyun, su tono cargado de desprecio. —Este no es el momento para juegos, o que tú y mi hijo... están haciendo es un juego peligroso.

 

—¿A qué te refieres? —Sehun replicó, su ira creciendo a medida que las piezas del rompecabezas comenzaban a encajar.

 

Seunghyun, sin perder la calma, se levantó lentamente de su silla, acercándose a Sehun con paso firme, sehun podía sentir la tensión en el aire, una tensión que crecía con cada palabra que su padre pronunciaba.

 

—Todo lo que has estado haciendo, todo lo que has estado buscando... —Seunghyun comenzó, con voz grave y peligrosa–lo has hecho porque no has entendido la verdadera amenaza. 

 

Sehun tragó saliva, su mente girando a mil por hora. No podía creer lo que estaba oyendo.

 

Todo este tiempo

Todas esas veces que sintieron miedo y ansiedad 

Era su maldito padre todo este tiempo

 

—¡Eres tú! ¡Tú eres el que está detrás de todo esto! Las fotos... los mensajes amenazantes... ¡Todo fue idea tuya! —Sehun gritó, su voz llena de rabia.

 

Seunghyun no se alteró, simplemente lo miró con desdén.

 

—Así es, tú y ese chico Kim están jugando con fuego, no entiendes lo que está en juego, pero yo sí, Y si no sabes cuándo parar, te voy a enseñar.

 

El odio entre padre e hijo era palpable. Junghyun, por su parte, no hacía más que mirar la escena con una calma aterradora.

 

—¿Sabes lo peor de todo esto, Sehun? —dijo Junghyun, con una sonrisa amarga–Que tu padre tiene razón. estás metido en algo que no comprendes, y no lo lograrás si sigues con esta relación.

 

Sehun, sintiendo que todo lo que había conocido se desmoronaba ante él, levantó la mano, señalando a su padre.

 

—¡Esto va a terminar! Yo no voy a permitir que me sigas controlando—Sehun gritó, su tono desafiante.

 

Pero antes de que pudiera hacer más, Oh Seunghyun lo empujó con fuerza, lanzándolo contra la pared, sehun, atónito, miró a su padre, quien lo observaba con una frialdad escalofriante.

 

—Lo que no entiendes, hijo, es que el juego ya ha comenzado. Y tú... tú estás perdiendo.

 

La tensión en la oficina era insoportable. Sehun, aún respirando agitadamente, miraba a su padre, quien no mostraba ni una pizca de remordimiento. A pesar de las palabras hirientes que había recibido, lo peor estaba por venir. Seunghyun estaba furioso, y en su furia, no pensaba en lo que estaba haciendo. Solo quería que su hijo, aquel que tanto había traicionado, sufriera. Seunghyun, con un gesto cargado de desprecio, caminó hacia su hijo y lo agarró con fuerza de la camisa. Los ojos de Sehun reflejaban el dolor y la confusión. El hombre que había sido su figura paterna ahora lo miraba con tal odio que ni siquiera era capaz de reconocerlo. 

 

—¡¿Por qué?! ¡¿Por qué lo hiciste, Sehun?! —gritó Seunghyun, su voz cargada de rabia–Me mentiste todo este tiempo. ¡Me engañaste a mí, y a todos! 

 

Sehun apretó los dientes, luchando por no ceder ante la ira de su padre. No había mucho que pudiera decir. Las mentiras habían sido necesarias, las manipulaciones eran parte del juego. Pero ahora, cuando lo miraba a los ojos, entendía que todo eso había llegado a su fin. Había cruzado una línea que nunca podría deshacer.

 

—Papá... —empezó, pero su voz se rompió, pues Seunghyun lo agarro con su brazo presionando su cuello. 

 

—¡No me llames así! —Seunghyun lo soltó con rabia y lo empujó hacia el suelo, viendo cómo su hijo caía al piso con un golpe sordo. —No eres mi hijo, Sehun. ¡Eres solo un traidor! Un idiota que se metió en una relación con ese... con Junmyeon. ¡Un Kim!

 

Sehun se levantó con esfuerzo, el dolor recorriéndole el cuerpo, pero lo que más le dolía era lo que su padre acababa de decir. "No eres mi hijo". Esa frase le quemó en el pecho, como si todo su ser se estuviera desintegrando. Sin embargo, lo que más lo desgarraba era la forma en que su padre lo trataba. Esa ira no era solo por el engaño, sino por su amor hacia Junmyeon, por haber sido incapaz de seguir los dictados de su propio padre, por ser quien realmente era.

 

Junghyun, por otro lado, estaba observando la escena con una mezcla de repulsión y preocupación. A pesar de que su relación con Sehun había sido tensa, no podía soportar ver a un padre tratar a su hijo de esa manera. Sabía que Sehun había cometido un error, pero lo que estaba presenciando ahora le parecía una crueldad inmensa. La rabia de Seunghyun era palpable, pero no podía evitar preguntarse cómo había llegado a esto.

 

—¡Basta! —exclamó Junghyun, haciendo un paso hacia adelante, aunque sabía que su presencia no cambiaría mucho. No soportaba ver a Sehun de esa forma. —¡No puedes seguir tratándolo así! 

 

Seunghyun no lo miró. Estaba demasiado consumido por su ira para prestar atención a lo que Junghyun decía. Miraba a Sehun con tal desprecio que a Junghyun le dio un escalofrío. De repente, no solo veía a un padre furioso, sino a un hombre que había dejado que su odio nublara cualquier vestigio de humanidad que pudiera haber tenido. 

 

—¡¿Qué vas a hacer, Sehun?! ¡¿Vas a seguir con ese Kim?! —Seunghyun gritó, su voz tan fuerte que reverberó en las paredes de la oficina. —¿Qué piensas hacer con tu vida? ¿te creíste astuto, eh ?

 

Sehun, de rodillas en el piso, mirando a su padre, apenas podía sostenerse. Las palabras de Seunghyun lo golpearon como una ráfaga de viento gélido. Sabía que nada de lo que podía decir lo haría cambiar de opinión, pero algo en su interior lo instaba a resistir.

 

—Lo que haga con mi vida, no te importa, lo que importa ahora es que nunca más voy a dejar que tú o cualquiera más me controle. Junmyeon... él es lo único que me importa ahora —dijo Sehun, con voz firme pero temblorosa.

 

Seunghyun se acercó con paso pesado, su mirada era de furia pura. Levantó la mano y con un golpe seco, lo abofeteó. La fuerza de la bofetada hizo que Sehun cayera de nuevo, pero no se quedó en el suelo. Se levantó una vez más, con la cabeza erguida. A pesar del dolor, no iba a ceder.

 

Pero antes de que la situación pudiera intensificarse aún más, Junghyun avanzó y, esta vez, no iba a quedarse callado.

 

—¡Esto es suficiente! —gritó Junghyun, su tono autoritario. —¡No puedes seguirlo tratando como si fuera un perro! ¡Es tu hijo, Seunghyun! ¡Aunque no te guste lo que ha hecho, no puedes arrastrarlo por el suelo como si fuera basura!

 

Seunghyun lo miró, su rostro pálido de furia. En su interior, no podía aceptar lo que Junghyun estaba diciendo, pero las palabras calaron hondo. En el fondo, Seunghyun sabía que su hijo estaba actuando por amor, incluso si no lo comprendía. Y aunque Junghyun no podía soportar ver a Sehun en la misma habitación, sentía que la crueldad de su enemigo iba demasiado lejos. 

 

—No sé qué hacer con este niño —dijo Seunghyun, su voz ahora más cansada. —Ha hecho su elección, pero no voy a permitir que destruyan mi legado solo porque él decidió ser un tonto. 

 

Junghyun cerró los ojos, apretando la mandíbula con fuerza. Sabía que Seunghyun estaba atrapado en su orgullo y su deseo de control, pero no podía dejar de pensar en lo que esto significaba para Junmyeon, su propio hijo. Seunghyun lo estaba destruyendo, y no podía quedarse de brazos cruzados.

 

Seunghyun, aunque herido en su orgullo, no podía evitar sentirse derrotado. Miró a Sehun por última vez, sus ojos llenos de desdén, y luego se giró hacia Junghyun.

 

—Lo que pase con Sehun y Junmyeon no me importa más, Haz lo que quieras, Junghyun. 

 

La oficina estaba cargada de tensión y odio, el aire denso con la sensación de un conflicto irreparable entre padre e hijo. Sehun, de rodillas en el suelo, con su rostro marcado por las huellas de la ira de su padre, se levantó con esfuerzo. Sabía que no podía quedarse en esa posición por mucho más tiempo. Las palabras de su padre, esas palabras llenas de desprecio y frustración, lo estaban devorando por dentro. Sin embargo, en lo profundo de su ser, algo había cambiado. Ya no era el mismo chico que había sido manipulable, fácilmente moldeado por su padre y por su historia. Ahora, estaba dispuesto a luchar 

 

por lo único que realmente le importaba:

 

Kim Junmyeon

 

—¡Déjenme en paz! —gritó Sehun, su voz llena de desesperación. Caminó hacia Junghyun, "su suegro", con una mezcla de suplica y determinación en sus ojos. —Yo solo quiero a Junmyeon, quiero estar con él, vivir mi vida con él, por favor señor Kim, entiéndame.... 

 

Junghyun lo miró en silencio. Sus ojos, aunque llenos de una comprensión amarga, no mostraban compasión. Sabía que Sehun, "su yerno", estaba atrapado en un torbellino emocional, pero también sabía que no podía permitirle que se alejara de la familia sin consecuencias. No podía dejar que las heridas del pasado siguieran dañando el futuro de su hijo, pero tampoco podía ignorar lo que estaba sucediendo entre ellos.

 

—¿Qué quieres que haga, Sehun? —preguntó Junghyun, su voz grave. —Tu padre tiene razón, el daño está hecho, lo que haces con Junmyeon... no solo lo estás arrastrando a él, también lo estás arrastrando a tu familia, a todos. ¡¿Sabes lo que le estás haciendo?!

 

Sehun, casi sin poder soportarlo, se acercó más. Estaba casi rogándole que lo entendiera, que viera lo que él veía. Lo único que quería era estar con Junmyeon, dejar de lado todo el odio, las diferencias entre las familias, todo lo que los había separado.

 

—¡Por favor! ¡Solo quiero estar con él!–exclamó, ahora frente a Junghyun, con lágrimas en los ojos–Él no tiene la culpa de nada. ¡Ninguno de los dos lo tiene! ¡No sigan peleando por cosas del pasado! 

 

Pero Junghyun, en su dolor y frustración, no podía encontrar una respuesta fácil. Estaba dividido, por un lado, quería proteger a su hijo, a Junmyeon, de cualquier daño que Sehun pudiera causarle, pero por otro lado, su propio corazón le decía que, aunque no comprendiera completamente la relación de su hijo con Sehun, no podía seguir viendo a dos personas que se amaban destrozándose por un conflicto que ni siquiera ellos habían creado.

 

Fue entonces cuando la voz de Seunghyun, que hasta ese momento había permanecido en silencio observando la escena con una sonrisa fría, se hizo oír de nuevo. Su tono era calculador, como si ya hubiera decidido qué hacer.

 

—¿Por qué siguen insistiendo en esto? —dijo Seunghyun con frialdad. —La única forma en que esto puede solucionarse es si dejan todo atrás. Si continúan, si siguen con su guerra, si insisten en estar juntos... perderán todo lo que alguna vez tuvieron. Sus apellidos, su poder, su protección... todo. 

 

Sehun le miraba con sus ojos vidriosos, apunto de llorar, estaba en la desesperación mientras escuchaba a su padre hablar

 

—Pero si terminan con esta relación... estarán a salvo... endrán lo que necesitan para seguir con sus vidas sin que nadie les haga daño. 

 

Sehun lo miró con furia, reconociendo la manipulación que se escondía en las palabras de su padre. Esa solución, aunque parecía atractiva en principio, era solo una forma de controlarlo, de someterlo una vez más a su voluntad. No podía permitir que su vida fuera controlada de nuevo por las reglas y decisiones de un hombre que lo había traicionado una y otra vez.

 

—¿Es eso lo que piensas? —Sehun lo encaró, su tono desafiante–¿Que me quede callado y me alejo de Junmyeon, simplemente porque me lo pides?

 

Seunghyun no se inmutó, su expresión tan fría como el acero. Pero en sus ojos brillaba algo de indiferencia, como si ya lo hubiera dado todo por perdido, como si su hijo ya no fuera más que una pieza en un juego que solo él comprendía.

 

—Es lo que te estoy ofreciendo–La voz de Seunghyun era más baja ahora, pero aún cargada de desprecio. —Elige bien, Sehun, la guerra entre los Oh y los Kim no se puede resolver con un simple gesto de amor, hay cosas que no pueden cambiarse. 

 

—Kim Junmyeon no es la excepción. Él es un Kim. Y tú, Sehun, eres un Oh, no importa cuánto te empeñes en creer que esto se puede solucionar... al final, todo será destruido–continuó oh

 

Sehun sintió que la rabia lo invadía. Las palabras de su padre resonaban en su mente, pero él no quería escuchar más, no quería ser parte de esa guerra interminable entre familias que había causado tanto sufrimiento, tanto dolor, en medio del aviso de su padre, decidió enfrentarse

 

—¡Tú no entiendes nada! —gritó, con los ojos inyectados en ira. —¡Seguro es tu culpa que mi madre esté muerta! ¡¡TÚ LA MATASTE!! ¡Eras tú quien la decías amar! ¡Te has pasado la vida destruyendo a los Kim, y por tu culpa no podemos vivir tranquilos! ¿Por qué crees que los Kim y los Oh nunca podremos llevarnos bien? ¡Porque tú siempre estuviste en medio de todo!

 

La atmósfera se congeló en el momento en que Sehun pronunció esas palabras. Todos en la habitación se quedaron en silencio, mientras Seunghyun miraba a su hijo, desconcertado, como si esas palabras lo hubieran golpeado con una fuerza inesperada. 

 

Junghyun, al escuchar lo que Sehun había dicho, no pudo evitar tensarse. Sabía que Sehun tenía razón en cierta parte, pero no podía soportar que los Kims y los Oh siguieran enfrentándose de esa forma. 

 

Seunghyun se quedó quieto durante unos segundos, su mirada fija en Sehun. Pero pronto, su expresión se transformó en algo más oscuro, algo que hacía tiempo que no se veía. Sus ojos brillaban con furia, pero también con una tristeza profunda, como si, por fin, se hubiera dado cuenta de la magnitud de sus propios errores.

 

—¿Qué dices, hijo? —dijo Seunghyun, su voz ahora mucho más baja, casi temblorosa. —¿Tú crees que yo maté a tu madre?, ¿Qué sabes de lo que ocurrió realmente?

 

La pregunta quedó flotando en el aire, mientras Sehun, con los ojos llenos de odio, respondía con la verdad que había guardado dentro de sí durante tanto tiempo.

 

—Sé que no vi lo que sucedió pero fue tu odio, tu egoísmo lo que la mató. Todo lo que hiciste por poder, todo lo que destruiste por tu ambición. ¿Qué te queda ahora, padre?

 

El silencio volvió a invadir la habitación. La respuesta no estaba clara para ninguno de los presentes, pero todos sabían que las heridas del pasado nunca desaparecerían por completo. Sin embargo, Sehun no se rendiría. No podía.

 

Los recuerdos de su madre, de su muerte, le volvían a la mente, nítidos y dolorosos. Y ahora, frente a él, su padre lo desmentía, le decía que todo lo que había creído hasta ahora era mentira. Esa sensación de traición lo estaba devorando por dentro.

 

—¡Sí, lo creo! —gritó Sehun, su voz rota por la furia y la desesperación. —¡Fuiste tú quien mató a mi madre! ¡Siempre la odiaste!, ¡Nunca te importó nada más que tu poder, tu maldito poder!

 

Seunghyun lo miró fijamente, su rostro inexpresivo, como si las palabras de su hijo no lo afectaran en lo más mínimo. Pero algo cambió en sus ojos. Era una mezcla de ira y algo más profundo, algo más sombrío, como si una verdad incómoda estuviera a punto de salir a la superficie.

 

—¿Eso es lo que piensas? —dijo Seunghyun, con una voz mucho más baja, casi vacía. —¿Tú realmente crees que yo la maté? ¿Qué sabes de lo que ocurrió ese día? ¿Sabes lo que me obligaron a hacer, lo que tuve que soportar para proteger a mi familia?

 

Sehun se acercó a él, su rabia no disminuía. No podía entender cómo su padre podía seguir negando la verdad, cómo podía seguir mintiendo, aunque fuera tan evidente. Estaba a punto de explotar.

 

—¡No me hagas reír, Padre! —dijo Sehun, con los dientes apretados. —Sé lo que pasó. ¡Estabas detrás de su muerte, y todo porque ella se interpuso en tus planes! ¡La mataste y lo sabes!

 

Seunghyun dio un paso atrás, como si las palabras de su hijo lo hubieran alcanzado de una manera inesperada. Por un momento, hubo un silencio denso, cargado de tensión. Seunghyun parecía vacilar, como si algo en su interior estuviera a punto de quebrarse, pero rápidamente recobró su compostura.

 

—No soy yo quien mató a tu madre, Sehun. —La voz de Seunghyun cambió, se volvió aún más fría, más calculadora. —Fue Junghyun, el estaba involucrado, él también tiene las manos manchadas de sangre. Si alguien es culpable de todo esto, es él.

 

Las palabras de Seunghyun cayeron como una bomba en la habitación. Sehun se quedó paralizado, sin saber cómo reaccionar. No esperaba esa acusación. Junghyun, que hasta ese momento había permanecido en silencio, apenas podía creer lo que acababa de escuchar. Su rostro se contorsionó por la incredulidad, y sus ojos brillaron con una furia que no había mostrado hasta ahora. El miedo, el dolor y la ira se mezclaban en su interior. No sabía si lo que su viejo amigo le estaba diciendo era verdad o simplemente una forma de manipulación, pero no iba a quedárselo callado.

 

—¿Qué estás diciendo? —dijo Junghyun, con voz baja pero llena de amenaza. —¿Me acusas de algo tan monstruoso?,  ¿Crees que yo fui capaz de matar a alguien? ¡A tu esposa, a la madre de tus hijos! , Eso es lo que estás sugiriendo, Seunghyun?

 

Seunghyun lo miró, y en sus ojos brillaba una mezcla de desdén y algo más. Parecía que la verdad, por fin, estaba saliendo a la luz, pero de una forma que ninguno de los dos esperaba.

 

—No estoy sugiriendo nada, Junghyun. —Seunghyun contestó, su voz ahora cargada de veneno. —Yo sé lo que vi, sé lo que pasó, tú tenías más que suficiente motivo para deshacerte de ella, ambos teníamos nuestras razones, pero tú... tú fuiste el que dio el paso definitivo.

 

Junghyun, al escuchar esto, dio un paso adelante, sus ojos llenos de ira. No podía creer lo que estaba diciendo, no podía aceptar esa acusación.

 

—¡Cállate! —gritó Junghyun, su voz desgarrada por la rabia. —Nunca, jamás, haría algo así. ¡Nunca mataría a Oh mina!, ¡Eso fue lo último que quise hacer!, ¡Si alguien tiene las manos manchadas de sangre aquí, ese eres tú!

 

La pelea entre los dos hombres se intensificó. Sehun, que se encontraba en medio de todo, sentía que su mundo se desmoronaba. Ya no podía soportar más las mentiras, las manipulaciones y las acusaciones. Lo único que quería era la verdad, aunque fuera dolorosa, aunque fuera cruel.

 

—¡Basta ya! —gritó Sehun, su voz destrozada por la tensión. —¡Lo único que quiero es saber la verdad! ¡Y ahora no me importa lo que piensen los dos, ni lo que me digan! ¡Ni Junmyeon ni yo vamos a ser parte de esta guerra, se acabó!

 

Junghyun y Seunghyun se miraron fijamente, el odio entre ellos palpable. La historia de su enemistad, la historia de los Kim y los Oh, ahora estaba más clara que nunca. Nadie quería ceder, nadie quería admitir sus pecados, sus errores. Y el precio que pagaban por ello era más alto de lo que ninguno de ellos había imaginado.

 

Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, Junghyun rompió el silencio, su voz llena de furia, pero también de una tristeza profunda que le dolía en el alma.

 

—¿Sabes, Sehun? La única verdad que importa ahora es que tu madre está muerta, y ninguno de los dos, tú ni yo, podemos traerla de vuelta, pero si quieres seguir adelante con Junmyeon, si quieres vivir tu vida con él, tendrás que hacerlo sin el respaldo de los Oh ni de los Kim. 

 

—Porque aquí, entre nosotros, ya no hay más oportunidades para la reconciliación–continuó junghyun, mirando con odio a seunghyun 

 

Las palabras de Junghyun resonaron en la mente de Sehun, quien, a pesar de todo el odio y la confusión, sabía que no podía retroceder. Sehun comenzó a llorar con fuerza, Las lágrimas caían sin control, como si todo lo que había guardado dentro de él, toda la ira y el dolor, finalmente encontraran una salida. Estaba abrumado por la culpa, la culpa de haber comenzado todo esto. De haberse infiltrado en la familia Kim, de haberse acercado a Junmyeon bajo una falsa identidad, de haber puesto en peligro todo lo que él había querido proteger. 

 

Si no hubiera hecho todo eso, si no hubiera estado tan obsesionado con la venganza... nunca hubiera conocido a Junmyeon. Nunca lo hubiera amado, y ahora, Junmyeon estaba atrapado en una guerra que ni siquiera había comenzado por su propia voluntad.

 

Sehun cayó de rodillas, con las manos en el rostro, sollozando, incapaz de calmarse. Todo parecía haber llegado a su fin. Habían destruido tantas vidas, empezando por la de su madre, y ahora también estaban destruyendo la de Junmyeon, a quien había prometido proteger. Lo que le hizo más daño era saber que Junmyeon nunca tendría una vida tranquila, que su amor los llevaría a un final doloroso.

 

—Lo siento... —susurró, con la voz quebrada. —Lo siento tanto, Junmyeon... Si tan solo no hubiera comenzado todo esto..., no quería que te lastimaran, no quería que esto llegara tan lejos...

 

—Eso es lo que tienes que hacer, hijo —dijo Seunghyun, con voz fría, pero algo vacía. —Renuncia a todo esto. No hay lugar para ti en el mundo de los Kim, no hay lugar para ti con ese hombre, ya has hecho demasiado, es hora de que aceptes lo que te corresponde.

 

Sehun levantó la mirada, los ojos llenos de dolor, no podía creer lo que estaba escuchando. 

 

¿Esto era lo que su padre quería para él?

 

¿Que renunciara a todo lo que había construido con tanto esfuerzo?

 

¿Que dejara de luchar por lo que amaba solo porque él pensaba que era lo mejor? 

 

Sehun sintió que la tristeza lo estaba ahogando, y todo lo que había planeado, todo lo que había imaginado para su futuro, se desmoronaba en un instante.

 

Seunghyun lo miró fijamente, y aunque su rostro mostraba indiferencia, por dentro sentía una extraña satisfacción al ver que su hijo, finalmente, comprendía la magnitud de lo que había hecho. Al mismo tiempo, algo en su corazón se retorcía. Sabía que la decisión que estaba tomando Sehun no era solo una rendición, sino una consecuencia inevitable de todas las malas decisiones que había tomado.

 

Junghyun, quien había estado observando en silencio, sintió una punzada de dolor en su pecho al ver el sufrimiento. A pesar de todo el odio que le había tenido a Sehun, ahora no podía evitar sentir compasión por él. Sabía que Sehun estaba pasando por una tormenta emocional que ningún joven debería enfrentar, y aunque sus diferencias no se resolvían, veía que Sehun estaba dispuesto a sacrificar todo por amor, incluso cuando eso significaba perderlo todo. 

 

—Sehun... —dijo Junghyun, su voz más suave, casi lamentosa. —No sé si estás tomando la decisión correcta, tú mismo te estás destruyendo, no quiero verte sufrir más, pero si haces esto, Junmyeon también sufrirá, y tú lo sabes...

 

Sehun no podía responder. Las palabras de Junghyun le golpearon en el pecho como un martillo. Él sabía que si aceptaba lo que su padre quería, si renunciaba a Junmyeon y todo lo que había construido con él, su vida sería vacía. 

 

—Jun es mi adorado hijo, mis nietos pueden sufrir las consecuencias y sabes que el es muy sensible, no quiero verlo sufrir nuevamente–Continuó 

 

Pero también sabía que, al mismo tiempo, no quería arrastrar a Junmyeon a un abismo sin fin de peleas, conflictos y secretos familiares. Si su amor por él iba a destruirlo, entonces tal vez tenía que sacrificarse, dejarlo ir por el bien de ambos.

 

—Te voy a dar una opción —dijo Seunghyun, interrumpiendo el silencio pesado que se había instalado en la habitación. —Vas a dejar a Junmyeon, vas a salir de Kim Corporation, y vas a trabajar en Oh Company conmigo. 

 

Sehun se volteo y miro a su padre con lagrimas

 

Ya estaba perdido...

 

—Vas a ser parte de lo que siempre debiste ser, Vas a ser un Oh, no un Kim. Vas a estar a salvo, y Junmyeon... él también podrá vivir tranquilo, es la única forma en la que todos podremos seguir adelante.

 

Las palabras de su padre golpearon a Sehun como una bofetada. Estaba derrotado, no sabía si podría cumplir con esa promesa, si podría vivir sin Junmyeon a su lado. Pero, en ese momento, se dio cuenta de que la guerra entre los Oh y los Kim nunca terminaría. Quizás la única forma de sobrevivir era huir, alejarse de todo, de todos, y vivir una vida en la que Junmyeon pudiera estar a salvo.

 

Con el corazón destrozado, Sehun miró a Junghyun, su "suegro", y luego a su padre, un padre que nunca había mostrado un poco de amor, pero que ahora parecía dispuesto a "salvarlo". Era una ironía amarga. 

 

—Lo haré... —susurró, derrotado. —Voy a dejarlo todo, Renunciaré a Kim Corporation, Si eso significa que Junmyeon estará a salvo, entonces... es lo que haré.

 

Junghyun no dijo nada. Solo se quedó observando a Sehun, su corazón lleno de tristeza, sabía que su hijo, Junmyeon, no sería fuerte cuando se enterara de todo esto. El dolor que causaría en él sería devastador, y no podía evitar sentir que el amor de Sehun y Junmyeon estaba condenado desde el principio.

 

Seunghyun se acercó lentamente a Junghyun, su rostro tenso y sus ojos fríos. El ambiente en la habitación se volvió aún más pesado mientras Seunghyun susurraba al oído de su viejo enemigo, sin dejar de mirarlo a los ojos.

 

—No quiero volver a verlos juntos, Sé muy bien la clase de pasión que mantienen, y eso ya es suficiente–Las palabras de Seunghyun fueron como cuchillos afilados, lanzadas con una calma peligrosa–Si vuelvo a ver algo que me desagrade, no será solo Sehun quien pague las consecuencias, ¿Entendido?

 

Junghyun lo miró con el mismo desprecio con el que siempre había mirado a Seunghyun. No había miedo en su mirada, pero había una preocupación profunda. A pesar de todo lo que había dicho, de las palabras duras que Seunghyun había escupido, sabía que las amenazas no eran vacías. Seunghyun tenía la capacidad de destruir todo a su paso, y eso lo aterraba. 

 

—De mi hijo no vas a escuchar nunca más, así que sácate su nombre de tu boca como te refieres a el–protesto junghyun, protegería a su hijo hasta el final

 

Junghyun le lanzó una última mirada a Sehun, quien estaba visiblemente devastado, sabía que su hijo, Junmyeon, no sería capaz de soportar la carga emocional que esto le iba a traer, Junghyun, con la voz rasposa, y una mezcla de rabia y preocupación en su mirada, le habló a Sehun.

 

—Tienes veinticuatro horas–dijo, sin mostrar compasión alguna– veinticuatro horas para terminar con Junmyeon, después de eso, no quiero que haya más contacto, ni más historias que puedan hacernos daño. Y no te atrevas a ponerme a prueba. 

 

Sehun lo miró sin decir una palabra, su rostro una máscara de desesperación. Pero dentro de él, algo estaba cambiando. El dolor, la rabia, el amor, todo se estaba acumulando en su pecho, y aunque estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para proteger a Junmyeon, esa amenaza de venticuatro horas lo hundió aún más en la tristeza.

 

Junghyun salió de la habitación sin mirar atrás, dejando a Sehun solo con sus pensamientos y el peso de una decisión que no sabía si podría tomar. 

 

Seunghyun se detuvo en el umbral de la puerta al ver a su hijo arrodillado, llorando con desesperación. Un nudo de furia y frustración se formó en su estómago al ver la debilidad de Sehun, un hijo que, a sus ojos, había traicionado todo lo que se esperaba de él. La mirada de Seunghyun se endureció, y el veneno que había estado acumulando durante días se liberó en su voz cuando habló, con una calma inquietante.

 

—Mírate, Sehun. ¿Así es como te presentas ante tu propio padre? —dijo, su tono grave, sin piedad–¿De rodillas, llorando por una relación estúpida que te ha puesto en este estado?, ¡Te he dado todo, y lo has tirado todo por el amor de un hombre que nunca va a estar a tu altura!, ¡Un hombre que, a pesar de todo lo que has hecho por él, no te va a salvar!

 

Seunghyun avanzó hacia su hijo, el sonido de sus pasos pesando como un castigo en el aire. Estaba furioso, pero no solo por lo que había hecho Sehun, sino también por la vergüenza que sentía de su propia sangre. Le costaba aceptar que su hijo se había rebajado a este punto, a este nivel de humillación por amor.

 

—Nunca debí permitir que esto llegara tan lejos —dijo, tomando a Sehun por el brazo con una fuerza cruel—. ¿Crees que puedes seguir haciendo lo que quieras, como si fueras libre de tomar tus propias decisiones?, ¿Qué has logrado con todo esto?, ¿Te has ganado a Junmyeon? ¿Y qué más? 

 

Sehun, entre sollozos, levantó la cabeza, pero no dijo nada. Sabía que las palabras no cambiarían nada, que ya no había vuelta atrás. Lo único que le quedaba era el dolor y la rabia que sentía por la injusticia de todo esto.

 

—Has perdido tu lugar, tu futuro, todo lo que podría haberte dado–Seunghyun lo empujó hacia el suelo, haciendo que Sehun se cayera de nuevo– ¿Qué te ha dejado todo esto, hijo?

 

Seunghyun lo observó un momento, su corazón endurecido por el resentimiento y la decepción, y luego, con un gesto de desdén, giró sobre sus talones para alejarse. Pero antes de hacerlo, lanzó una última amenaza que hacía temblar el aire.

 

—Termina con esa relación, o serás una verguenza no solo para mí, sino para todos los que te rodean. Y créeme, no estaré aquí para salvarte esta vez. —Su voz retumbó, fría y definitiva—Si te atreves a desafiarme, las consecuencias serán mucho peores de lo que puedes imaginar.

 

Con esas palabras, Seunghyun salió de la habitación, dejando a Sehun deshecho en el suelo, sin fuerzas para levantarse, rodeado por la oscuridad de un futuro que parecía ya irremediable. La presión de la decisión que tenía que tomar lo aplastaba, pero, aún en su desesperación, algo en su corazón le decía que no podía dejar ir a Junmyeon, no podía traicionarlo, no podía renunciar al amor que había encontrado. 

 

Pero a qué costo, su relación estaba en una cuerda floja y no tenía formas para resolverlo, estaba en ruinas y su amor estaba condenado al sufrimiento, desde el día en que se conocieron...

Notes:

Hola! Lo siento por no actualizar, estaba de examenes pero ya estoy libre. DISFRUTEN!!