Chapter 1: Lado V
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Diario en un vagón.
Lado V.
Desde que había comenzado el semestre en la universidad sus días transcurrían con sencillez. A veces se sentía un poco estancado. Por más que asistiera o formara parte de investigaciones, concursos o congresos, no terminaba de encontrar un algo, una chispa que lo hicieran sentir que avanzaba. La universidad lo hacían ir más lento de lo que quería ir. Pero así había sido toda su vida. Atrapado en un sistema incómodo. La monotonía formaba parte de su vida y él solo anhelaba algo que lo apasionara.
Se encontró esperando en el andén como cada día, para su fortuna, era de los pocos que tomaban esa línea de tren a esa hora y de los pocos que tomaban el vagón que él usaba. Su horario de ese semestre parecía ser en ese punto ventajoso. No le gustaban los lugares concurridos, además no le eran convenientes debido a su pierna, así que era grato para él tomar esa ruta.
Tras unos minutos de espera, el tren arribó. Apoyó su bastón un paso al frente y avanzó. Todos los días, el mismo camino, el mismo tren, el mismo vagón y la misma persona en el mismo lugar.
Un hombre joven, como de su edad, moreno, de muy buen ver, muy alto y con una mirada chispeante en los ojos. A diferencia suya, él parecía lleno de vida y entusiasmo. Con frecuencia, desde el inicio del semestre, se preguntaba si esa persona había encontrado algo que lo apasionara. Para tener ojos así, tan brillantes, le parecían muy atrayentes. Aunque por supuesto, tampoco podía comprobar que fuera así. Mientras lo observaba, notó que al juzgar por su complexión y algunas heridas que ocasionalmente le veía, estaba seguro de que practicaba algún deporte o iba al gimnasio, parecía en muy buena forma.
Cuando lo veía cada mañana, tenía que forzarse a reprimir una sonrisa. Con el tiempo, le había tomado algo de gusto a ver esa mirada una vez al día. Le daba algo de esperanza de que él también podría encontrar algo que le apasionara pronto.
De lo que había observado, sabía que se bajaban con una estación de diferencia, asistían a sus respectivas ocupaciones y al terminar, la mayoría de las veces, coincidían en el camino de regreso. Mismo horario, misma ruta. Era extraño, así que asumió que él también debía asistir a la universidad.
En realidad, nunca se habían tomado la molestia de hablarse, o siquiera de cruzar miradas más allá de la primera vez. Cada uno se sumergía en su propio mundo y simplemente compartían el espacio con calma.
En cierto modo, Viktor lo agradecía. Temía decepcionarse si lo oía abrir la boca.
No es que viera hacia abajo a las demás personas, simplemente, estaba en un punto en el que casi se sentía un robot o un alien. Y encontrar a ese extraño fascinante y mantenerlo precisamente como fascinante, aunque no hablaran; era preferible a que dejara de ser fascinante. No quería arriesgarse a perderlo.
Al menos no por ahora.
Aun tenía que encontrar ese algo que lo apasionara. Si bien, siempre consideró las emociones humanas como algo distractor y poco relevante, estaba consciente de sus funciones en los seres vivos. Y eso era lo que lo llevaba a menudo a pensar en lo imperfecto que era el ser humano.
Chapter 2: Lado J
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Lado J
Jayce era consciente de la existencia de Viktor, el hombre joven con el que compartía vagón a diario desde el inicio del semestre. No obstante, no solo no sabía su nombre, sino que no le prestaba atención realmente. Sabía que se sentaba donde mismo y se ocupaba de sus propios asuntos.
¿Cuáles? No lo sabía y no le importaba.
En general, Jayce no era una persona que le prestara demasiada atención a otras personas, al menos no mientras no le interesaran. Su mente siempre estaba ocupada en sus propios intereses. Ya sean sus proyectos o personas que llamaran su atención porque valía la pena hablar con ellas.
Por supuesto, su percepción de él cambió súbitamente un día. Cuando ese muchacho con el que compartía vagón, por accidente había tirado unos papeles. Cuando lo hizo, no lo juzgó ni nada por el estilo. Jayce le ayudó a recogerlos en silencio y se los entregó, por supuesto, sin poder evitar echarle un vistazo al contenido de ellos mientras los recogía. Parecía que el chico era experto en ciencias, probablemente en las mismas materias que él ¿iría también a la universidad? Gracias a ese pequeño incidente, pensó que tal vez el muchacho podría ser más interesante de lo que había considerado al inicio.
Con los días, comenzó a prestarle más y más atención. Incluso notó, de hecho, que, parecía tener algún tipo de lesión en su pierna. Llevaban ya un tiempo compartiendo ese vagón y apenas venía notando que ese muchacho usaba bastón. Jayce concluyó que era más ensimismado de lo que a él mismo le gustaba admitir al no notar algo que saltaba a la vista de inmediato. Bueno, no podía tampoco ser tan duro consigo mismo, había estado tan concentrado en su proyecto que había poco espacio para notar lo cotidiano.
Mientras observaba a esa persona de nombre desconocido, notó que tenía una mirada profunda de color dorado, dos lunares que, aunque no lo admitiría en voz alta, le parecían muy sexys y un porte altivo que llamaba mucho su atención.
A veces lo veía escuchar música, a veces leyendo, resolviendo ciertos problemas, jugando con alguna consola de video juegos o simplemente viendo por la ventana. Sin embargo, nunca se había animado a hablarle, pues le parecía que el muchacho quería ser dejado en paz. Tenía esa aura altiva que lo volvía un poco difícil de acercarse.
Pero simplemente no podía dejar de mirarlo. Antes de darse cuenta, se encontraba dibujándolo en su libreta y con una colección de bocetos de él que cada día crecía. Había toda clase de retratos con su rostro o de él en diferentes posturas. La mayoría a lápiz.
Llegó incluso al punto de que había logrado dibujarlo de memoria. Se dio cuenta porque se descubrió a sí mismo mientras estaba en una hora libre en la universidad, y había comenzado a dibujarlo ensortijando un mechón de su cabello, un gesto qué notó que hacía regularmente.
Definitivamente, tenía una especie de afición a verlo.
Chapter 3: Lado V
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Lado V
Para Viktor, ocasionalmente, el vagón se volvía ruidoso solo si el otro muchacho iba a casa con amistades o parejas. Notó que, por lo general viajaba con una persona a la vez. Sí, le sorprendió la primera vez que lo vio acompañado, ya que esa rutina que tenían de viajar solo ellos dos, en algún punto Viktor la había empezado a percibir como un momento privado entre ambos; pero debía poner los pies en la tierra y recordar que esa era solo una idea suya.
Luego de tomar esa decisión, no tardó en ver con normalidad incluso a los acompañantes del moreno. Parecía una persona sociable.
La primera vez, lo vio con quien probablemente era su madre. Por lo que podía deducir, Jayce practicaba algún deporte para su escuela, y su madre había ido a apoyarlo a alguna competencia.
Viktor recordó que, en esa ocasión, la señora lo miraba insistentemente con una sonrisa llena de ternura, por supuesto, no entendió por qué, sin embargo, le devolvió la sonrisa.
En esa ocasión, Jayce aunque no entendía por qué su madre veía tanto al muchacho, agradeció silenciosamente a su madre por haber logrado la hazaña de hacer sonreír al castaño de mirada intensa con el que siempre compartía vagón. Sucedía que, Jayce desconocía que su madre había visto los dibujos que había hecho de Viktor, y que ese había sido el motivo que la llevaba a enternecerse con él.
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En otro momento, Viktor vio a Jayce con una chica bonita de rasgos orientales. La joven era considerablemente menor, probablemente algún familiar. Aunque no se parecían para nada seguían luciendo cercanos. En otra ocasión, lo vio con una chica de cabello rosa, muy ruda, también parecía menor que él; tampoco se parecían nada, sin embargo, de lo que pudo notar, tenían una relación ligera y con ocasionales choques de personalidad, concluyó que o era su amiga o era su novia.
Luego, lo vio con otra chica. Pensó por un momento que, quizá ese tipo era un playboy que gustaba de chicas menores. Pero cambió de opinión cuando, un día, lo vio regresar con una chica morena como de su misma edad; muy hermosa y de porte muy elegante, parecía ella muy inclinada hacia él intentando hacer conversación, aunque disgustada por el medio de transporte. Él también parecía inclinado a ella, así que, asumió que era su novia.
— Debimos usar mi auto — comentó ella.
— Vamos, Mel, no pasa nada por tomar el transporte público de vez en cuando. Además, como puedes ver, no está para nada lleno.
Lo cierto era que, aunque Viktor no lo sabía, Jayce había hecho todo lo posible para convencer a Mel de viajar en el metro con él, precisamente porque, sentía esos momentos casi como una especie de compromiso. No quería perder su encuentro casual con Viktor.
— En eso tienes razón, somos los únicos aquí — señaló ella sin mala intención, básicamente ignorando la existencia de Viktor quien estaba sentado justo en frente de ellos.
El comentario no pareció gustar a Jayce, y aunque Viktor también lo escuchó, no gesticuló su inconformidad. Como era de esperar, ninguno dijo nada. Después de todo, aun eran solo dos desconocidos.
Por supuesto, no siempre iba Jayce acompañado. Lo cierto es que eran pocas las veces en que sucedía, pero para ambos habían sido muchas las ocasiones en las que su estadía juntos sin convivencia era interrumpida.
Para Viktor, ese poco le era bastante y a veces se fastidiaba con el ruido de ese chico con sus acompañantes. A veces, aun con sus audífonos parecían hablar en voz muy alta, volviéndolo difícil de ignorar, casi parecía que hablaban alto a propósito. Pero, intentó no darle más importancia de la necesaria.
En otro de los días en los que la chica del pelo rosa lo acompañó, Viktor escuchó reír a Jayce. No le fue difícil concluir que tenía una risa bonita que le gustaría escuchar más a menudo; pero su amiga del cabello rosa reía a carcajadas tan ruidosas, así que tan pronto como él y Jayce cruzaron miradas por la pena de Jayce y el disgusto de Viktor al ruido; el moreno le dedicó una mirada de disculpa y bajó la voz, haciéndose consciente.
Jayce sintió dos cosas al mismo tiempo con esa mirada disgustada:
1. Temor…temor de alejarlo, de que terminara eligiendo tomar otro vagón o sentarse lejos de él. No había nada prometido entre ellos, ni siquiera se conocían, esa convivencia ni siquiera era una relación, era tan frágil ese lazo.
2. Emoción. Emoción de haber logrado llamar su atención, porque siempre parecía estar en otro mundo, uno muy lejano.
Pero de ahí en fuera, sus viajes eran tranquilos.
En el andar diario, Viktor simplemente ponía música y se sumergía en su lectura o en anotaciones en su libreta, mientras ocasionalmente enroscaba algún mechón de cabello en su dedo índice. Así era como él pasaba el tiempo en ese vagón en compañía de ese desconocido.
Claro, a veces se sentía observado, pero nunca comprobó, ni dijo nada. Asumió que debía ser por su bastón y de ahí, no trascendió más para él. Simplemente dos personas que compartían un espacio. Aunque a veces se preguntaba si había alguna mano invisible guiando su trayecto.
Chapter 4: Lado J
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Lado J
En una ocasión, gracias a las competencias, el estrés y la rivalidad que Jayce tenía con un compañero de escuela, decidió ir a la piscina de la universidad a nadar contra él, solo para toparse con que estaba cerrada por mantenimiento.
Jayce parecía molesto, sumamente inconforme. El se sentía tan estresado y lo cierto era que solo necesitaba descargar algo de frustración.
— También podemos ir a la piscina que está junto a la UAZ — sugirió Dimitri al notar su descontento.
— ¿Hay una piscina por allá?
— Sí, técnicamente es una piscina publica, pero también tiene convenio con la UAZ. Un amigo mío que estudia allá me habló de ella. Como es pública, cuando aquí está en mantenimiento, voy a nadar allá. ¿Qué dices?
— ¿Qué esperamos? — comentó Jayce, alentando a su compañero de clases a ir.
Jayce tenía una cierta rivalidad con Dimitri, estaban en la misma clase y participaban en la misma competencia. No obstante, aunque Dimitri era muy inteligente, trabajaba más rápido y tenía mucho potencial, Jayce consideraba que él era más un innovador que un inventor. O al menos, eso era lo que se decía a sí mismo para mantenerse calmado.
Viajaron en el metro con maleta para cambiarse y algo de dinero. Al subirse al tren, no era la hora usual, sin embargo, no pudo evitar buscar a Viktor con la mirada. Como era de esperarse, no estaba, esa no era su hora de compartir vagón con él. Se estaba comenzando a volver codicioso, sin darse cuenta, ahora deseaba encontrarlo ahí cada vez que tomaba el tren, como si su tiempo diario no fuera suficiente. Por supuesto, esto fue algo que pasó de ser percibido por él
Al llegar, se dirigieron al deportivo y se pusieron manos a la obra. Se cambiaron en los vestidores y salieron a buscar una piscina en la que pudieran competir. Era la primera vez que Jayce estaba ahí, así que desconocía las instalaciones y el protocolo del espacio. Paseó su mirada mientras seguía a Dimitri, quien, sí asistía de manera más regular, y en algún momento, sus ojos fueron atraídos a un cierto punto.
La figura de un muchacho saliendo de la piscina y sentándose en el borde llamó su atención. Tenía un cuerpo esvelto, con varios lunares que le daban un aspecto bastante sexy. Llevaba puesto un jammer color verde oscuro. Notó también que tenía varias cicatrices, una muy grande a lo largo de su espalda y otra en su pierna. Luego, se dio cuenta: ese cabello castaño y ese corte de cabello, aunque empapados, los conocía. Cuando prestó atención, distinguió los ojos dorados, y esos dos lunares tan característicos en su rostro. Su corazón latió muy fuerte, no quería perderlo de vista. Vio al muchacho acomodarse el elástico del bañador levemente y Jayce no perdió ni un segundo de eso.
Su acompañante se acercó a él y siguió con la vista para ver con qué se había distraído Jayce. Dimitri arqueó una ceja y sonrió.
— ¿Observas a V?
— ¿V?
— Se llama Viktor — intentó reprimir una risa.
Lo cierto es que, era la primera vez que Dimitri veía una cara tan…boba, en el rostro de Jayce. Era innegable lo que acababa de descubrir de él. Al parecer "V" había flechado a Jayce.
Por su parte, el moreno estaba contento, por fin conocía el nombre de su anónimo acompañante. Así que era "Viktor" le quedaba muy bien un nombre tan fuerte para alguien con unos ojos tan profundos e intensos.
— Es buen nadador— trató de conversar Dimitri, aunque fue básicamente ignorado, hasta que agregó: — Inició por rehabilitación.
— ¿Rehabilitación? — fue entonces que Jayce recordó su bastón.
— Sí, ¿vez las cicatrices en su espalda?
Jayce asintió interesado, aprovechando para, de nuevo, recorrer con la mirada su espalda. Era extraño, que Dimitri le hablara de "Viktor". Era una sensación realmente extraña. Y aunque quiso saber más sobre eso, sintió que no debía ser tan indiscreto hablando de la situación de alguien que no conocía y con quien compartía espacio a diario, así que cambió el tema.
— ¿De dónde lo conoces?
— De aquí — reveló con simpleza— En una ocasión nadé con él, es bastante inteligente, aunque siempre anda en su propio mundo. Pero es muy…soñador, como tú.
Jayce siguió contemplándolo, considerando empezar a practicar la natación de manera regular.
— ¿Y vamos a nadar o prefieres ver a V todo el día? — lo molestó, sabiendo que Jayce mismo parecía no haber notado su encaprichamiento con él.
— Cállate — le dio un golpe leve en el brazo.
Al final de su jornada de natación, se separaron cada uno para volver a su respectiva casa.
Jayce caminó de vuelta a la estación y cuando iba en un cierto punto, más adelante, vio a Viktor caminando delante de él. No le era difícil distinguirlo, no solo por el bastón, sino, porque realmente ya se había habituado a su presencia y su andar. Lo conocía, incluso estaba seguro de conocer el sonido de sus pasos.
Cuando llegaron a la estación, como no era una que Jayce visitara usualmente, no estaba seguro de las ubicaciones de nada, así que no se molestó en disimular y simplemente siguió a Viktor hasta el andén. Dándole a Viktor una sensación de estar siendo perseguido que, de todos modos, logró medianamente disimular, o más bien, Jayce estaba tan ausente de la idea que no lo notó.
Luego, cuando llegaron al andén, permaneció esperando a una distancia relativamente prudente y notó que Viktor volteó a verlo un par de veces, como asegurándose de que era la misma persona, evidentemente, el castaño de mirada intensa era una persona curiosa y siempre alerta de sus alrededores.
Cuando llegó el tren, lo abordaron, cada uno tomando su lugar usual. Fue entonces, que Viktor estuvo seguro de que era él, continuó con normalidad su rutina, compartiendo el espacio como usualmente. Por su parte, Jayce quiso intentar hacer contacto visual, haciéndolo, sabía que podría abrir paso a hablar con él, pero no se atrevió precisamente porque, Viktor parecía tan absortó en lo que sea que estuviese escribiendo, que el contacto visual nunca se dio y por lo tanto, la posible conversación tampoco.
El viaje continuó con Jayce pensando esta vez en Viktor y en lo que Dimitri le dijo sobre su rehabilitación, percatándose en cómo era realmente difícil conocer a alguien. Pues bajo esa ropa, mientras veía y dibujaba a diario a ese muchacho de mirada impactante, cargaba con enormes cicatrices.
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Lado V
Otro día, un trabajo de equipo que realizar. Viktor tomó el metro desde su universidad junto con su compañera de proyecto, Sky. Una joven amable. Era bonita, tranquila y lo suficientemente sociable e inteligente para que Viktor no luchara por hacer el trabajo él solo. Sky era una compañera de equipo con la que sí podía trabajar.
Cuando Jayce subió en su estación de la universidad, se topó con Viktor acompañado de una chica. Frunció el ceño y los labios, formando una mueca de enojo, que ni él mismo había notado que tenía.
Sacó su libreta e intentó hacer algunas ecuaciones para distraerse, sin embargo, no podía. Terminaba retratando a Viktor en su lugar y ocasionalmente, mirando hacia donde él y esa chica estaban.
Al inicio, todo el lugar estaba muy callado, hasta que la joven rompió el hielo.
— Viktor— dijo ella tocándole el brazo con el dedo un par de veces, llamando así su atención— Sobre el trabajo de equipo, tengo un proyecto personal al que podríamos automatizar. Así, me ayudaría a avanzar, nos repartiríamos el crédito y podríamos terminar la colaboración.
Jayce arqueó una ceja. Sin darse cuenta, estaba espiando su conversación. Aunque traía sus audífonos, no se sentía de humor para música. Por supuesto, no era su culpa si hablaban frente a él ¿verdad?
— ¿La investigación que estás haciendo sobre botánica? — picó Viktor.
— No es botánica, Viktor —se rio ella — Simplemente quisiera poder generar un combustible más amigable con el medio ambiente, que ocupe plantas no hace que sea de botánica.
— Solo bromeaba, señorita Young — agregó Viktor, prestándole finalmente atención, con una sonrisa leve, con su rostro pasando de una expresión de disculpa a una de un fastidio amistoso.
Si había algo que Viktor no siempre era consciente era la cantidad de expresiones faciales que él mismo hacía antes de darse cuenta. En general, intentaba mantener su semblante inexpresivo, pero era una tarea que fallaba con frecuencia.
— ¿Podrías solo llamarme por mi nombre? — solicitó la chica.
Jayce volvió a arquear la ceja. Esa conversación estaba yendo en otra dirección. ¿Será que…? Los observó. Viktor estaba con una postura relajada que se tensó un poco ante la petición de la chica, lo que sí, es que, su cuerpo estaba dirigido hacia el frente, hacia él. En cambio, el cuerpo de ella estaba dirigido e inclinado hacia Viktor.
"Ok, a ella le gusta él" — pensó Jayce un poco fastidiado.
— ¿Disculpa? — volteó Viktor a verla, como no entendiendo de qué hablaba.
A Sky le había costado que Viktor dejara de hablarle de "usted" y comenzara a hablarle de "tú". Era como si no le interesara relacionarse con ella y en general con nadie.
— Es que, cuando me llamas "señorita Young" siento que hablo que mi padre, regañándome por haber sacado un 9 — explicó ella, no era mentira, pero tampoco era verdad al cien por ciento.
Ella quería acercarse a Viktor.
— Lo siento…Sky — dijo él, batallando para decirlo. De pronto se sintió un poco abrumado por la cercanía metafórica que traía el llamarla por su nombre.
Jayce exhaló pesadamente, aunque trató de disimularlo. Por un momento se encontró a sí mismo pensando:
"Tonto. Obviamente ella quiere acercarse a ti" — negó con la cabeza con una mueca similar a una sonrisa, pero en sus ojos no había ninguna sonrisa, era más bien, algo similar a la amargura. Él aun no aterrizaba la idea, pero evidentemente, él quería lo mismo que Sky.
— Gracias — dijo ella en un tono suave y amable. Tanto que a Jayce le disgustó— Por cierto ¿no te gustaría que el sábado nos reuniéramos para comer?
— Yo…creo que el sábado estaré en el laboratorio.
Ella rio decepcionada y nerviosa.
— ¿Sabes que siempre hay un mañana? ¿verdad?
— Lo siento, señ…
La mirada de ella lo cortó a media frase.
— …Sky — se corrigió.
Jayce bufó, casi con indignación, pero como estaba fingiendo resolvía unas formulas, al menos, eso había sido disimulado, pues podía tomarse como mera frustración. Sin embargo, el motivo por el cual sentía esa indignación era porque Viktor cedió tan fácilmente a la petición de ella que no le hizo gracia. ¿El por qué? No lo sabía, pero de alguna forma lo enfadaba. Él no comprendía que le molestaba que ella había logrado algo a lo que él ni siquiera se acercaba y para colmo, en ese espacio que era exclusivo de ambos, se sentía como un engaño en su propia cara, aunque no eran ni siquiera amigos.
Jayce miró a Viktor por un momento, y luego volvió la vista a su libreta. En la estación correcta lo vio ponerse de pie con la chica, quien iba muy cerca de él, para poder bajarse. Se estaban acercando a la puerta y el tren estaba parando.
"Ella es del tipo que consigue lo que quiere" — pensó Jayce un poco decepcionado, sin saber por qué.
Parece que Jayce lo había estado viendo de manera muy insistente, porque de repente, Viktor volteó y sus miradas chocaron.
Por impulso, Jayce le sonrió. Viktor inclinó ligeramente su cabeza hacia atrás en un acto reflejo, la sonrisa de Jayce lo había impactado. Enseguida le devolvió la sonrisa y bajó de inmediato.
Notes:
Les invito a pasar a mis otras historias:
San Valentín, confitería y vino: https://archiveofourown.info/works/63053950 (oneshot)
Pirocognición: https://archiveofourown.info/works/62932831 (ya en proceso el cap 2)
Punto de Inflexión: https://archiveofourown.info/works/61141252 (14 caps y contando....)
Colección de Drabbles por la JayVik week 2025: https://archiveofourown.info/works/61979203 (7 caps, completo)
Chapter 6: Contacto J
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Contacto J
Viktor se encontró en la Universidad Académica de Piltover, había ido por petición del rector, quien también daba clase en su universidad, la Universidad Autónoma de Zaun. Como eran semanas complejas por la semana del progreso, en la que habría una serie de conferencias, competencias y demostraciones entre varias universidades, el profesor Heimerdinger estaba realmente ocupado. Así que le solicitó a Viktor que lo cubriera dando una de sus clases.
Avanzó por el campus buscando con la mirada el salón al que debía asistir. Era una universidad con una arquitectura sencilla en la que era fácil e intuitivo moverse, a diferencia de su escuela en la que todo era casi un laberinto asimétrico.
Mientras avanzaba pasó cerca del gimnasio, y ahí vio a alguien conocido, no pudo evitar quedar impresionado, el muchacho con el que tomaba el metro practicaba halterofilia y en ese momento estaba levantando una pesa sobre su cabeza. Estaba impresionado, ciertamente, era algo que él jamás podría hacer, pero era admirable.
Pronto, llegó al salón.
Por supuesto, al inicio, todos los alumnos parecieron confundidos, ya que Viktor no parecía llevarles demasiados años, pensaron que era alumno de alguna otra clase, pero cuando notaron que había ido a cubrir a Heimerdinger, todos se callaron.
La clase pasó relativamente rápido. Los alumnos salieron y él tuvo que quedarse a esperar un segundo grupo. Cuando terminara con ese segundo grupo, podría volver a su escuela y finalmente a casa.
Apenas salió el primero grupo, no tardó mucho en correrse el rumor de un alumno dando las clases de Heimerdinger. Un posible genio.
Los alumnos, trataron de averiguar a qué carrera pertenecía Viktor, sin embargo, nadie parecía conocerlo. En primer lugar ¿había un alumno así en la UAP? Alguien de la clase, había tomado una foto de Viktor mientras daba la clase y antes de darse cuenta, su fotografía había recorrido gran parte de la universidad. Era inusual que Heimerdinger enviar a alguien a cubrirlo y aún más, a alguien tan joven. Todos en la UAP eran escala posiciones, así que, todos querían conocer la fórmula de ese tal Viktor para ser considerado dentro de los reconocidos por Heimerdinger.
El rumor y la fotografía no tardaron en llegar a Jayce.
— ¿Un alumno más o menos de nuestra edad cubriendo a Heimerdinger? ¿Tan especial es? — preguntó Jayce no muy interesado — ¿Me dirán ahora que es Dimitri?
— ¿No te impresiona? — preguntó Elora.
— La mitad de las personas aquí consiguen cosas por el dinero de sus padres — se burló Jayce.
— ¿Insinúas algo? —preguntó ahora Mel.
— ¡N-no! No lo digo por ti, Mel, me refiero a que es raro que haya alumnos como tú, que consigan cosas por sus propios medios y no por su dinero.
— ¿insinúas que es por mi apellido? — lo molestó un poco.
— No, yo…
— Tranquilo, Jayce — dijo ella colocando su mano en el antebrazo de Jayce — Solo bromeo, sé de qué hablas.
— Hey, Jayce, ¿ya viste quien es la mascota de Heimerdinger? — esta vez dijo Dimitri, llegando al lugar.
— Ah, ¿no eres tú?
— Claro que no.
— ¿Y ya lo viste? ¿Ya viste quién es?
Jayce frunció el ceño confundido.
¿A caso lo conocía?
— ¿Debería?
— Sí, mira, es V — dijo el recién llegado, mostrándole la fotografía con su celular.
Jayce tomó rápidamente el teléfono de Dimitri para verlo. Ese cabello castaño, esa mirada enigmática y esos lunares. Definitivamente era su acompañante de vagón.
— ¡Viktor! — dijo su nombre.
— ¿Lo conoces? — preguntó Mel arqueando una ceja, era obvio que debía conocerlo, pero, aun así, quería saber quién era.
Igual que todos, Mel también quería saber quién había sido favorecido por Heimmerdinger.
— Es el crush de Jayce — jugó Dimitri, recordaba como Jayce se había quedado embobado viéndolo en la piscina.
— ¿Qué? Claro que no — dijo dándole un golpe leve en el hombro.
— No, su crush eres tu — señaló Mel con una sonrisa.
— ¡Claro que no! — comentó Jayce sonrojado — Dejen de mentir — pidió tregua.
Mel meditó lo de la supuesta mascota de Heimmerdinger y lo mucho que Jayce parecía intentar ocultarlo. Era inusual que Jayce les prestara atención a personas desconocidas. En general, Jayce solo se interesaba en sus cosas y en personas que considerara que valían su tiempo. Tal como ella. Y si era mascota de Heimmerdinger, quizá valía la pena echarle un vistazo.
— No paraba de verlo en la piscina— reveló Dimitri.
— Sí…bueno, no — aseveró nervioso— Solo veía su cicatriz.
Elora y Mel voltearon a verse.
— ¿Por qué tan nervioso? — esta vez preguntó Elora.
— No estoy nervioso, no seas ridícula — rio.
Mel tomó el teléfono y observó la fotografía del muchacho y arqueó una ceja.
— Me parece conocido ¿Dónde lo he visto? — intentó hacer memoria.
— Él y yo tomamos el mismo tren a casa, probablemente lo viste ahí.
Mel pareció recordar, no su rostro, pero sí que cuando fue a casa de Jayce, había visto a un muchacho por ahí.
— Ah, por eso lo veías tanto en la piscina — comprendió Dimitri.
— Sí y luego de que me abandonaste ahí, tuve que seguirlo a la estación para poder volver — dijo dándole otro golpecito en el hombro.
— No me culpes por tus conductas acosadoras — rio Dimitri.
Mel se quedó observándolo. Si bien, no recordaba bien al muchacho del metro, aun así, le parecía familiar su rostro. ¿Dónde lo había visto?
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Al finalizar de dar su clase, Viktor tomó sus cosas y se fue, dispuesto a pasar a su universidad a tomar su ultima clase y luego volver. En el camino, algunos alumnos lo siguieron y le hacían toda clase de preguntas que le resultaron incomodas. Tanta atención lo mareaba.
Trató de quitarse algo de tensión, paseando su mirada por todo el lugar, fue entonces que sus ojos volvieron a encontrar a Jayce entre la multitud.
Jayce estaba jugueteando con un grupo de amigos, ya los había visto con él. Vio a una de las chicas besar al moreno en la mejilla y a él poner una sonrisa que calificó como tonta.
Luego, sintió la mirada de Jayce sobre él. La expresión del moreno era como si hubiera visto un fantasma.
Viktor arqueó una ceja y le concedió una sonrisa cortés. Jayce por inercia agitó levemente su mano, saludándolo a la distancia. Viktor hizo lo mismo antes de girar la vista y seguir su camino.
Jayce se sintió extraño, es como si hubiera sido visto haciendo algo malo. Tuvo esa sensación con la mirada dorada. Por su parte, Viktor tomó la situación con normalidad, ya lo sospechaba. Jayce parecía popular, seguramente tendría más de una novia por ahí, asumió.
Por supuesto, Jayce también sintió una extraña punzada notando como Viktor iba rodeado de tanta gente. Estaba acostumbrado a ver si silueta solitaria y sin nada ni nadie que bloqueara su vista.
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El resto del día pasó con normalidad para ambos, aun pensando en lo que vieron en el campus. Les dejaba un sabor extraño en la boca. Como si hubieran recibido algo prometido, pero que no era lo que esperaban.
Al encontrarse de nuevo en el metro, nuevamente una sonrisa por parte de Viktor y otro ademán con sus manos a modo de saludo, Jayce las correspondió de inmediato. Parecía que sus interacciones iban en aumento, aunque no como le hubiera gustado a Jayce. Luego de varios minutos, el moreno quiso romper el hielo:
— Te vi en el campus… — dijo finalmente.
Por fin se había atrevido a dirigirle la palabra. De alguna forma, se sintió con la necesidad de justificarse y necesitaba su atención para ello.
Pero no obtuvo respuesta.
Sin notarlo, apretó un poco los puños hasta que sus nudillos se volvieron blancuzcos. Fue entonces que notó que Viktor llevaba puestos sus audífonos y parecía ocupado escribiendo, aislado totalmente de todo contacto.
Jayce suspiró un poco molesto. Incluso decepcionado. Pero entonces, pensó en algo. Ese saludo y esa sonrisa con las que lo había recibido había sido Viktor interrumpiendo su trabajo (que solo él sabía que era) únicamente para saludarlo.
Aunque no lo satisfacía, definitivamente se sentía como una especie de victoria.
Por su parte, Viktor estaba ajeno al dilema de Jayce y sus intentos por llamar su atención, ya había visto mucho de él en la universidad, además, había sido rodeado por demasiadas personas. Su batería social se había agotado. Lo único que deseaba era un momento sin conversaciones, un momento sin voces humanas.
Jayce comenzó a dibujar de nuevo a Viktor, observando sus rasgos, admirándolo. Viktor se sintió observado y volteó, Jayce parecía ocupado en su cuaderno. Luego, Jayce volvió a observarlo, Viktor no dejaba de escribir.
Finalmente, ambos voltearon al mismo tiempo y sus miradas chocaron. Ambos sintieron algo extraño en su interior. Sus miradas estaban limpias y claras, casi hipnóticas.
Otra sonrisa emergió y cada uno volvió a sus cuadernos. El metro se detuvo y se abrieron sus puertas, ambos notaron la estación. Viktor se puso de pie.
— Adiós — se dijeron al unísono.
Viktor bajó del vagón con una extraña sensación de alegría.
Ya conocía la voz de ese muchacho, pero de alguna forma, le pareció que hacía demasiado que no lo escuchaba hablar. Le dejaba un júbilo agradable, era una voz clara, que invitaba a las personas, sin duda, su acompañante de vagón era carismático. Tanto así, que comenzaba a desear hablar con él.
Por su parte, Jayce quedó encantado. Viktor casi nunca hablaba, y muy rara vez llevaba acompañantes, solo recordaba aquella chica. La voz de Viktor era como una caricia al oído, casi aterciopelada.
Quería escucharlo de nuevo. Necesitaba hablar con él. Quería hacerlo. Pero ¿cómo? Viktor siempre parecía tener un muro a su alrededor con esos audífonos. Quizá debía ser un poco más asertivo.
Chapter 7: Contacto V
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Contacto V.
Posterior a eso, tanto Jayce como Viktor habrían comenzado a buscar sus miradas, sonreírse, darse asentimientos de cabeza o saludarse y despedirse con sencillos "hola" y "nos vemos". Esas interacciones sencillas, si bien, no serían suficientes para ninguno de los dos, habría sido el siguiente paso, tal vez, finalmente Jayce le preguntaría sobre su ida a UAP, pero no sucedió así.
Al día siguiente, fue un día extrañamente muy transitado, gracias a unas reparaciones en algunas calles principales de la ciudad que se llevarían a cabo por toda una semana. Gracias a eso, muchos tuvieron que evitar viajar en auto y usaron el metro, logrando que se llenara ese vagón por primera vez en mucho tiempo y así sería toda la semana.
Como ninguno de ellos veía las noticias, solo se enteraron hasta estar ahí.
Cuando Jayce notó a toda la gente en la estación y vio el vagón abrirse, lleno de personas, subió al tren con parsimonia, sin darle importancia a sentarse o no. Era si bien una mañana fastidiosa por la cantidad de gente, no mermaría en nada su día. Lo único es que, su tiempo a solas con aquel extraño fascinante ya no sería a solas y tal vez, no sería, considerando la cantidad de gente que había. Planeaba quedarse de pie junto a la puerta para poder salir pronto. No obstante, recordó un detalle importante y se apuró a ganar un asiento.
A la siguiente estación, se felicitó internamente, el vagón se llenó aún más, al punto en que ya no había lugar para sentarse y no había demasiado espacio para moverse. Se alegraba de haber ganado el asiento, aunque lograba escuchar comentarios negativos sobre él no cediendo su asiento a las chicas, pero él tenía su propia razón para ello. Algo que él consideró, tenía prioridad.
Viktor, igual que Jayce, no había visto las noticias, así que, toparse en la estación con todas esas personas en su vagón, en su tiempo a solas con su encantador acompañante anónimo, le había fastidiado un poco su mañana. Pero, no le dio mayor importancia a ello. Probablemente no lo vería durante toda una semana, pero no es como si hubieran alguna vez hecho promesas. Apenas y habían cruzado palabras, así que, decidió ignorar en la medida posible la situación.
Cuando el tren se detuvo en la estación de Viktor, y que resultó una estación más tarde para Jayce desde que se agotaron los asientos, apenas se abrieron las puertas de la estación, Viktor entró, ni siquiera se tomó la molestia de buscar a Jayce con la mirada, había asumido que no lo encontraría y que solo debería esperar esa semana. Planeaba quedarse parado junto a una puerta para poder salir rápido cuando llegara su turno de bajar.
Los ojos de Jayce se vieron inmediatamente atraídos al muchacho de cabello castaño y mirada intensa, a quien observó ingresar al vagón con una mueca de disgusto. Asumió que, como él, era más por la cantidad de gente que otra cosa, su rostro también le pareció resignado a la situación. Justo como él.
Parecía que ambos eran personas solitarias y probablemente un poco asociales.
El corazón de Jayce latió muy fuerte, nunca habían hablado realmente, así que estaba nervioso de lo que estaba por hacer. Alzó su mano, haciéndole señas para que se acercase, como si se conocieran y hablaran a diario, al menos quería hacer que el gesto se viera lo más natural posible.
— ¡Viktor! — lo llamó. Quiso darse un puñetazo, no se supone que él sepa su nombre, no se habían presentado formalmente. Pero, aun así, siguió.
Al inicio, Viktor arqueó una ceja, definitivamente, su expresión facial delataba su desconcierto. Después de todo, no habían hablado nunca más allá de un "gracias" y un "no hay problema" en aquella ocasión que el chico de mirada chispeante le ayudó a recoger sus cosas, si le sumaba el "adiós" que se habían dado el día anterior solo habían intercambiado palabras dos veces. Ni siquiera se habían presentado aún.
Viktor volteó a todas partes, como buscando a qué otra persona podría estarle hablando, incluso si él sabía lo improbable que era que otro Viktor se subiera al mismo tren en la misma estación cuando nunca sucedía. Obviamente, no encontró a nadie, así que, por eliminación, debía ser él.
Aún sin estar convencido en su totalidad, volvió a hacer contacto visual y se señaló a sí mismo, vio al otro muchacho asentir y agitar su mano en su dirección, invitándolo a acercarse.
Curioso, Viktor fue abriéndose paso con dificultad entre la gente, apoyándose en su bastón y usándolo para separar a las personas y pasar. Las personas paradas cerca de Jayce, se hicieron a un lado al sentirlo aproximarse.
Cuando llegó con Jayce, volvió a arquear una ceja, básicamente preguntándole con la mirada "¿qué quieres?" pero no lo hizo en voz alta, no quería dejarlo en evidencia, notó que él quería mostrar natural esa interacción que en realidad no tenían.
Entonces, vio al muchacho pararse, haciendo que sus rostros se acercaran bastante, luego, lo sintió sujetarlo de los hombros y girarlo con cuidado hasta que sus piernas chocaron con el asiento. Jayce lo empujó un poco para hacerlo sentarse.
Viktor entendió de inmediato, ese muchacho se había preocupado por buscar un asiento desde sea cual sea la estación en la que subía, para separarle el lugar a él. Finalmente, Viktor tomó asiento impresionado, realmente fue un gesto que no había visto venir de parte de él. Es decir, solo eran dos desconocidos, si bien, se veían diario, no se debían nada.
— Gracias…amm… — se apuró a decir cuando salió de su estupor, dejando su tono de voz abierto a hacer la pregunta silenciosa de "¿Cuál es tu nombre?"
El ego de Jayce, quien constantemente llevaba acompañantes que lo llamaban por su nombre se estrujó un poco al pensar que Viktor no había estado para nada interesado en conocerlo, a diferencia suya. Por supuesto, él ignoraba lo mucho que Viktor anhelaba también sus momentos a solas.
— Jayce…— respondió el moreno, entendiendo la pregunta no dicha.
— Como ya sabes, soy Viktor, Jayce — contestó le regalándole una sonrisa suave que apenas curveaba sus labios y una de esas miradas intensas a las que Jayce se había aficionado.
El moreno sintió los vellos de su nuca erizarse y le correspondió la sonrisa, pero Jayce la dio más amplia, mostrando su dentadura, ni él mismo sabía por qué estaba tan contento de escuchar su voz diciendo su nombre, pero presentarse formalmente, le había hecho muy feliz. Era como si hubiera derribado un muro entre ellos.
— ¿Quieres que sostenga tu mochila? — preguntó Viktor por cortesía y con apertura.
Jayce no estuvo muy seguro si debía o no aceptar debido a la pierna de Viktor, pero finalmente sonrió y le entregó la mochila. Era su primera interacción con él, lo último que quería era generar alguna situación de rechazo. Cuando le pasó la mochila, rozó accidentalmente su mano, y aunque lo ignoraba, ese roce le había gustado.
Viktor tenía la mochila de Jayce en sus piernas y lo vio ocasionalmente mirando hacia él, parecía querer hablar. Tomando en cuenta que le había hecho el favor de cederle su asiento, Viktor consideró que no debía hacer lo que usualmente para aislarse de la monotonía. Y Jayce lo notó. Notó que Viktor no se había puesto los audífonos. Otro triunfo para él, eso lo emocionó.
¡Por fin!
Viktor estaba siendo por fin accesible, era como un permiso silencioso para que conversaran o quizá era mero agradecimiento, no importaba, se sentía contento de haberlo logrado. Aunque no tenía ni idea de qué decir para romper el hielo.
— Asistes a la UAP ¿cierto? — fue Viktor quien rompió el hielo. Algo que Jayce agradeció internamente.
Si bien, ambos sabían que lo hacía, pues se habían visto ahí, solo era una manera romper el hielo.
— Sí ¿cómo lo sabes? — preguntó Jayce por inercia y aun contento.
Viktor se le quedó viendo un momento como diciendo internamente "nos vimos ahí ayer, ¿no?" pero en lugar de eso, señaló:
— La insignia de tu chaqueta — respondió Viktor con sencillez y una sonrisa un poco burlona que intentaba ocultar, no quería ser grosero.
Jayce quiso darse un golpe en la cara. Era como si su cerebro hubiera dejado de funcionar por completo. Comenzó a sobarse detrás del cuello y la nuca, avergonzado.
— Cierto, además nos vimos ayer — rio — ¿Entonces…también asistes a la UAP?
— No. Soy de la UAZ
Jayce sonrió de nuevo. No es que no se le haya ocurrido, considerando lo que le mencionó Dimitri cuando fueron a nadar, pero le alegraba comprobarlo.
— Nuestros rivales directos en las competencias tecnológicas y deportivas — dijo Jayce entusiasmado. Más de lo que él mismo quería mostrar. Pero anhelaba hablar con él.
Ese entusiasmo en la palabra "competencias", le dio pista a Viktor de que Jayce formaría parte de ellas, así que preguntó.
— ¿Participaras en alguna competencia? — preguntó Viktor intrigado.
— Sí, en la de tecnología — respondió contento de ver que el muchacho de ojos dorados mostraba interés y no era mera cortesía.
Aun no sabía por qué, pero le gustaba mucho la idea de que Viktor mostrara interés.
— Buena suerte con eso — comentó Viktor con simpleza.
Lo cierto era que, Viktor estaba intrigado por lo que Jayce presentaría, sin embargo, siendo él también un participante, no vio justo pedirle información al respecto sin decírselo antes. No obstante, cuando estaba por informarle, Jayce se le adelantó y le preguntó:
— ¿Y tú participarás en alguna? — inquirió Jayce, tratando de continuar la conversación, no quería dejar morir esa oportunidad.
El moreno quiso imaginar que sí, había visto las notas de Viktor aquella vez que le ayudó a recogerlas, eran de fórmulas y recordaba haber visto el dibujo de un prototipo, ahora todo le hacía sentido.
— Sí, de hecho, también en la de tecnología.
— ¿Y cómo vas?
— Mi proyecto ya va al 75% de completarse.
— El mío también — sonrió.
Su corazón latía muy rápido.
Jayce extendió su mano para estrechar la de Viktor, sin el mismo darse cuenta de que solo quería tocarlo. Siempre había sido una persona táctil y poco sutil.
— Qué gane el mejor — propuso.
Viktor arqueó una ceja y le regaló una sonrisa altiva. Esa sonrisa de lado junto a su lunar, volvieron loco a Jayce, la vista era fascinante. Viktor tomó la mano de Jayce para estrecharla en un ortodoxo y ceremonial saludo.
— Eso haré.
Esa sonrisa y esa actitud encantaron a Jayce. Siempre había admirado a las personas decididas y confiadas.
— ¿Perdón? — dijo haciéndose el ofendido, jugueteando, sin darse cuenta, no soltó aun la mano de Viktor— Creo que piensas eso porque no has visto mi proyecto. Te mostraré a qué te enfrentarás.
Viktor pareció divertido con la actitud de Jayce.
— ¿Vas a enseñárselo a la competencia? — jugueteó en tono burlón— Me subestimas.
A diferencia del moreno, Viktor notó que Jayce no lo soltaba, pero no estaba totalmente incómodo.
— Bueno, vi un dibujo de un prototipo tuyo — señaló Jayce .
Luego, balbuceó tratando de sonar confiado, aunque evidentemente, fallando en el intento:
— S-solo igualaría el campo de juego.
— Que noble de tu parte.
El de ojos dorados ladeó la cabeza un poco, como un gato confundido, mientras arqueaba una ceja y fruncía los labios.
— Por cierto ¿Cuándo viste mi prototipo? — preguntó — ¿A caso me espías?
— ¡¿Qué?! ¡No! Yo… — no pudo explicarse, fue interrumpido por Viktor.
— Tú sabías mi nombre y me seguiste el otro día a la estación — lo acusó.
Lo cierto es que Viktor sabía en qué momento Jayce podría haberse enterado. Probablemente fue en aquel instante que le ayudó a recoger sus notas; solo lo molestaba un poco.
Jayce de repente se sintió avergonzado, lo soltó de inmediato, pues, se hizo consciente de que tenía una libreta llena de retratos de Viktor justo en su mochila…mochila que estaba en las piernas de Viktor. Esperando que, ojalá a Viktor no se le ocurriera mirar adentro. Luego, recordó que el castaño le había hecho una pregunta. Y él aun no respondía…quizá el tardar tanto podría dar a entender otra idea, debía decir algo:
— Tal vez no te acuerdas, pero…una vez…te ayudé a recoger tus notas… — reveló entre pausas por la vergüenza.
Jayce pareció aún más avergonzado; para él, haberlo ayudado a recoger esos papeles había sido un momento especial, que marcó un antes y un después. El momento en que empezó a observarlo y dibujarlo. Evidentemente, para Viktor, ese momento había sido un momento aleatorio de su vida…ahora le preocupaba que Viktor fuera a pensar que era raro.
Viktor rio por lo bajo y decidió dejar de torturarlo, dejando pasar lo de aquella vez en la que lo siguió.
— Cierto, esa vez mi prototipo estaba entre mis notas — sonrió.
Jayce sintió alivio de no ser juzgado por él.
— Entonces, te mostraré mi…
De pronto, sintió un empujón fuerte, nuevas personas subían al tren y ese empujón casi lo hacían tropezar sobre Viktor, terminó apoyándose en el respaldo del asiento, con sus brazos lado a lado de la cabeza de Viktor, sosteniéndose para no caer sobre él, terminando por encajonarlo en su asiento, con su rostro un poco más cerca que la comodidad de dos desconocidos podría tolerarse.
— Lo siento — se disculpó sin poder moverse aún.
— Descuida. Otro día me lo mostrarás — concedió Viktor — Estoy intrigado por tu trabajo.
Jayce le dio una sonrisa que Viktor tildó de encantadora. El moreno estaba contento de que Viktor estaba dejando abierta la puerta al diálogo en otros días.
Una gloriosa evolución en sus interacciones.
Viktor no era del tipo que retrocediera con facilidad, así que no desvió la mirada, ni tampoco bajó el rostro. Se quedó observando a Jayce, aunque sí se sintió un poco avergonzado, pues había gente que se les quedaba viendo. Pero era más una cuestión de orgullo el no desviar la mirada primero. Por lo mismo, no le fue difícil notar sus ojos color caramelo, sus cejas bien definidas y sus labios carnosos, definitivamente comprendía por qué parecía tener tantas novias.
De igual manera, la cercanía le dio a Jayce la oportunidad de pasear su mirada por el rostro de Viktor. Inició por sus enigmáticos ojos dorados, luego, se encontró con sus lunares que, siempre que lo dibujaba, sentía que le daban mucha personalidad; uno justo debajo de su ojo derecho y el otro, del lado izquierdo de su rostro, muy cercano a su boca. Luego, se detuvo en sus labios un momento y finalmente, observó todo su rostro en conjunto. Era un rostro agradable.
Algunos cuchicheos inentendibles y palabras sueltas de más al fondo le trajeron de vuelta a la realidad y desvió la mirada con vergüenza. Él seguía sin notar sus propias acciones, pero no dejaba de reaccionar a él. Por su parte, Viktor frunció los labios en ese gesto tan característico suyo y desvió la mirada también.
Cuando finalmente todos dejaron de empujarse para entrar y salir, Jayce volvió ponerse de pie como es debido, dejando de invadir su espacio. Estaba aun nervioso y no quería que la conversación muriera, no quería que el silencio incomodo se quedara como su ultima interacción. De alguna forma, sentía que, si sucedía, no volverían a intentar hablarse. Sentía que su vínculo era tan frágil como una burbuja, así que, forzó su cerebro a buscar lo que fuera de tema de conversación y entonces, logró continuar:
— Por cierto…ayer ¿por qué estabas en la UAP?
Viktor le sonrió levemente, de alguna forma, le hizo sentir bien que preguntara. Como si el simple hecho de que lo hiciera, fuera una especie de admisión, algo a lo que no sabía cómo llamar. Definitivamente, no podían llamarse amigos, apenas y se conocían, pero, quizá, era alguien con quien pudiera charlar ocasionalmente.
— Soy becario de Heimmerdinger. Me pidió apoyarlo en unas clases que él no iba a poder dar.
— ¿Diste sus clases? Entonces — fingió no saber, él quería alargar su conversación con Viktor — ¿Tu eres el afamado maestro sustituto del que todos hablaban?
— ¿Afamado?
— Sí, todo el mundo trataba de averiguar sobre ti, querían saber cómo hiciste para conseguir el favor de Heimmerdinger — señaló Jayce.
Viktor se encogió de hombros y frunció los labios.
— Pues usando el cerebro, creo — dijo él sin mala intención.
Jayce rio.
— Debes ser muy inteligente — intentó elogiarlo.
— Se intenta — bromeó.
El moreno volvió a reír, tenía una tentación enorme de tocarlo, así que le acarició la cabeza unas cuantas veces y luego, con esa misma mano se acarició la suya:
— Pásame algo de eso — bromeó él también, excusándose así por tocarlo.
Viktor soltó una pequeña risita, que hizo que el corazón de Jayce se inflara de gozo. Por fin conoció el sonido de su risa y le pareció el sonido más suave y bonito que había escuchado en su vida.
Apenas se estaba acomodando mejor para charlar con él, cuando volvió a escuchar a Viktor quien estaba volteando hacia la ventana y luego hacia él.
— ¿No es esta tu parada?
Jayce se sorprendió, volteó a ver el nombre de la estación ¡el tiempo se había pasado tan rápido! Velozmente tomó su mochila.
— Muchas gracias, te veo luego — se despidió apurado para poder bajar antes de que se cerraran las puertas.
— Al contrario, gracias a ti — dijo despidiéndose con un ademán de mano.
Chapter 8: Lado J
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Lado J
Jayce estuvo decepcionado e incluso ansioso, pues, gracias a la cantidad de gente, no encontró a Viktor en su camino de vuelta a casa. Su espacio especial con él estaba siendo invadido y no tenía forma de evitarlo.
Al siguiente día, a la hora de ir a la universidad, ocurrió un poco de lo mismo: mucha gente esperando su vagón de tren, así sería toda esa semana. Jayce se apuró a separar un asiento para Viktor de nuevo y esperó pacientemente a verlo subir un par de estaciones después. Aunque iba nervioso ¿qué tal si no se aparecía? ¿qué tal si lo incomodó con su conversación o la cercanía y Viktor simplemente había decidido tomar otro vagón?
Trató de mantener la calma.
Pasó una estación y finalmente llegó a la de Viktor, no alcanzaba a verlo y eso lo puso nervioso, pero de repente, logró ver su cabello castaño y sus ojos dorados. Jayce se sintió aliviado. Al menos tenía asegurado el camino de ida.
Volvió a llamarlo.
— ¡Viktor!
El castaño volteó de inmediato y se dirigió a Jayce, ahora sin dudar de que era a él a quien llamaba. Nuevamente, Jayce se puso de pie, lo sujetó de los hombros para acomodarlo y cederle el asiento.
— Gracias… — dijo con una sonrisa suave, pero, después de pensarlo un poco, agregó— Emm…No tienes que hacer esto por mí a diario ¿sabes? — dijo, intentando liberarlo de lo que meditó como una responsabilidad moral autoimpuesta por parte de Jayce.
— Lo sé, pero si puedo hacerlo y quiero hacerlo ¿por qué no? — dijo él desechando la negativa de Viktor. Y sin darle oportunidad de réplica, preguntó — Por cierto, ayer no te encontré en la salida, espero hayas logrado encontrar un lugar.
Algo de Jayce, que él mismo no notaba, era que podía ser algo controlador a veces, no solo con las cosas del laboratorio, sino también, siempre quería saber qué pasaba con todo y todos los que le importaban. Y el no haber encontrado a Viktor el día anterior, era una anomalía que no esperaba que ocurriera.
Por su parte, Viktor no percibió ese lado suyo. Incluso pensó en la posibilidad de que Jayce hubiera esperado que a la salida, él le devolviera el gesto de la mañana y le reservara el asiento en el camino de regreso. No sabía si debía disculparse o no, después de todo, no habían quedado en nada, pero ahora le pesaba un poco no haberlo considerado.
— Descuida, me fui cómodamente sentado — comentó un poco inseguro al respecto, pero aun con altivez.
Jayce ni siquiera pensó en esa posibilidad por la que Viktor estaba sobreanalizando, simplemente estaba concentrado en su respuesta y en ver esos ojos dorados que le parecían despampanantes.
A Viktor le pareció algo curioso que Jayce no parecía guardar rencor alguno, así que, de alguna forma le inspiraba ternura, el hecho de que ese perfecto extraño con el que compartía rutina, se hubiese preocupado e interesado por si encontró o no asiento. Ese era un rasgo entrañable en realidad.
Jayce sonrió sin notarlo. Quería seguir hablando con él. Viktor parecía del tipo que podía hablar por horas o estar callado por horas, alguien muy polar. Y él, quería extender su convivencia con él lo más que pudiera.
— ¿Alguien te cedió el lugar? — presionó Jayce, quería conversar con él y, sobre todo, quería saber.
— No, no es eso. Como solo iba a volver a casa, ya no iba a llegar tarde a ningún sitio, así que esperé a que se despejara el metro — explicó.
Jayce le sonrió, entendiendo su razonamiento, aunque eso definitivamente lo dejó decepcionado. Significaba que esa semana, solo compartirían vagón por la mañana y en la tarde no podrían verse.
— Entiendo — dijo bajando un poco la mirada.
Viktor casi pudo verlo como un perrito que bajaba las orejas y cola por sentirse triste. Él mismo casi se sintió mal por hacerle poner esa expresión. Pero tampoco le pareció que debiera disculparse.
Luego de pensárselo, a Jayce se le ocurrió:
— Es una buena idea, ¿a qué hora se despeja el metro? — preguntó interesado, a él tampoco le gustaba tomar el metro tan lleno.
— Luego de unos 45 minutos de la hora usual — respondió Viktor más tranquilo.
— Tiempo suficiente para comprar una bebida — se propuso Jayce, meditando en cómo hacer su trayecto nuevamente suyo y de Viktor.
— Buena idea, yo solo me quedé jugando video juegos — comentó Viktor recordando su día anterior, sentado en el andén.
— ¿Dices que pasaste 45 minutos esperando solo en el andén? Antes no te levantaron por actitud sospechosa — jugó Jayce.
Ese comentario le sacó una semi risa a Viktor.
— Paso de ser percibido en ocasiones — se justificó — Y mi bastón me excusa de algunas cosas.
Jayce medio frunció el ceño con desconcierto. Era cierto que Inicialmente no le había prestado mucha atención, pero no había tenido que ver con la apariencia de Viktor, más bien con que Jayce tendía a ensimismarse. Para él, Viktor tenía una apariencia llamativa, tenía unos ojos hermosos de color dorado y una actitud altiva que, en su opinión, robaba miradas. Un piercing en el hélix de la oreja y unos lunares que volvían su rostro totalmente identificable. Así que comentó:
— Cierto, el bastón, eso debió ser — coincidió— Aunque, entiendo que podrías ser sigiloso, pero dudo que pases de ser percibido en realidad.
Viktor malinterpretó el comentario y supuso, que se refería a que no pasaba de ser percibido por el bastón, aunque no fue algo que le molestara.
— Sí, supongo que tienes razón en ese punto — comentó frunciendo los labios y agitando un poco su cabeza de un lado a otro, como aceptando el comentario.
A Jayce le pareció un gesto muy agradable a la vista. Aunque ninguno de los dos hablaba de lo mismo.
Quiso continuar la conversación, no estaba seguro de como y aunque tuvo el impulso de querer invitarlo a pasar el tiempo juntos mientras esperaban a que se desocupara el metro los próximos días, no le pareció del todo adecuado. Considerando que apenas había conseguido hablarle. Además, aun no sentía a Viktor lo suficientemente receptivo para otras interacciones. Aunque en general, a Jayce nunca le parecía suficiente la recepción de la gente, ocupaba reafirmación constante.
Luego de varios minutos callados, de repente, se le ocurrió algo más para continuar conversando:
— ¿Y volverás a ayudar a Heimmerdinger con sus clases? — preguntó.
— Sí, al parecer tengo que ir mañana también.
Jayce no reprimió su sonrisa.
— ¿En serio?
— Sí, andaré por allá casi todo el día.
— Si necesitas un guía para encontrar las aulas, dime a qué hora planeas llegar y yo podría ayudarte — ofreció.
— La UAP tiene una distribución más intuitiva que la UAZ, me las puedo arreglar — comentó Viktor, ajeno al intento de Jayce de verlo en la escuela.
— Al menos — inició sin rendirse— Dime a qué hora terminarás, quizá podamos reunirnos luego de eso y al fin pueda mostrarte mi prototipo para la competencia.
Viktor sonrió.
— Cierto, el prototipo— asintió un par de veces— Me tienes intrigado con tu proyecto, es la segunda ocasión que alardeas sobre eso — dijo con una semi sonrisa.
— Dime si es alarde luego de que lo veas — picó.
Un bufido seguido de una risa pequeña, casi etérea salió de la boca de Viktor. Eso era algo que siempre había atraído su vista hacia Jayce, ese dinamismo o tal vez ¿pasión? por la vida o algún proyecto. Aunque hasta el momento se había resistido a conocerlo e interactuar con él, notó que Jayce parecía llamarlo con mucha fuerza, así que finalmente decidió responder el llamado. Solo el tiempo diría si podrían ser amigos o pasar nuevamente a ser desconocidos que compartían un espacio.
— Como dije, estaré casi todo el día allá, si tienes libre a la 1 podemos reunirnos para comer — propuso Viktor esta vez— Si realmente lo de tu proyecto es como dices, puedes mostrármelo entonces.
Sin saber por qué, el corazón de Jayce latió muy fuerte y muy rápido. Le sorprendía lo audaz que Viktor parecía ser. Le agradaba aún más ahora.
— Bien, si no te importa comer en el laboratorio la comida de la cafetería.
— Obviamente no me conoces — señaló Viktor— Por lo general como en el laboratorio de mi universidad.
Jayce arqueó una ceja y cuando estaba por bromear un poco más con él…
— Jayce, creo que esta es tu estación…
El moreno se sorprendió ¿tan rápido habían llegado?
— ¡Demonios! ¡Ya se va a cerrar la puerta! — dijo tomando su mochila de las piernas de Viktor y saliendo a toda prisa.
Una vez abajo, se asomó por la ventana y buscó a Viktor con la mirada. Cuando hizo contacto visual, agitó su mano a modo de despedida. Bueno, sabía que debía esperar unos 45 minutos a la salida si quería compartir vagón con él y lo haría.
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Varias horas más tarde, luego de que Jayce presumiera con sus amigos que comería con Viktor al día siguiente y que al salir se comprara una bebida para pasar el tiempo, esperó el vagón correcto. Por supuesto, el correcto era en el que Viktor estuviera sentado.
Jayce sonrió al verlo.
Como siempre, Viktor parecía ir en su propio mundo mientras escuchaba música y bebía lo que parecía ser algún bubble tea. Gracias a la insistencia con la que Jayce lo observaba, Viktor lo sintió y por un momento, sus miradas se encontraron.
Al inicio Viktor se sorprendió, no creyó que Jayce fuera a hacer tiempo realmente para tomar el vagón vacío, así que no pudo evitar sonreírle de vuelta, se quitó los audífonos, lo cual hizo que la sonrisa de Jayce se ampliara.
Cuando el más alto entró, el vagón apenas y tenía personas, había un poco más que de costumbre, pero en general estaba más vacío. En esta ocasión, Jayce se sentó junto a Viktor.
— Tenías razón, definitivamente está más vacío — dijo Jayce acomodándose a su lado.
— Tenías razón — dijo Viktor mostrándole su bebida— Fue más agradable las espera — dijo dándole otro sorbo a su bebida.
Ambos se sintieron cómodos, seguir el consejo del otro les había sido más que benéfico, se sentían relajados en la compañía mutua. Permanecieron callados y juntos varios minutos, hasta que, en esta ocasión, fue Viktor quien rompió el hielo:
— Ahora hay tiempo y espacio — dijo Viktor dando otro sorbo a su bebida— Puedes mostrarme el prototipo.
— No comas ansias —dijo Jayce, medio abrazando la mochila.
Viktor entrecerró los ojos, como analizando a Jayce.
— Dejé en el laboratorio lo que te mostraría — explicó finalmente.
Lo cierto es que Jayce tenía dos buenas razones para no querer mostrarle su proyecto en ese momento:
1. Que la libreta donde tenía sus anotaciones estaba llena de retratos de Viktor.
2. No arruinaría su tiempo de comida con él, del día siguiente.
Viktor le dio una mirada que claramente decía que no le creía ni una palabra.
— Lo que digas, Jayce.
— No seas así, quiero mostrarte el prototipo en vivo, no solo los planos.
Eso llamó la atención de Viktor.
— ¿Estás consciente de que soy tu competencia?
Jayce se encogió de hombros.
— Oh, vamos, Viktor, realmente ¿quieres robarme mi proyecto?
— Por supuesto que no — respondió con sencillez y volvió a darle otro sorbo a su bebida.
Jayce bufó e intrigado, preguntó:
— ¿De qué es tu bebida?
— Es un aniismelk helado con bobas.
El moreno arqueó una ceja tanto por el nombre de la bebida como por el acento con el que Viktor lo había pronunciado.
— ¿Qué es eso? ¿De qué sabor es?
— Es básicamente leche dulce con anís, vainilla y las bobas — dijo antes de darle otro trago.
Jayce observó a Viktor beber, como sus labios succionaban el líquido y una gota traviesa amenazaba con escapar y descender de ellos por su barbilla, pero la lengua de Viktor había sido más rápida para evitar que cayera. Luego, masticó probablemente un par de bobas.
El moreno nunca se había imaginado que ver a alguien beber algo sería tan entretenido, simplemente Viktor parecía disfrutar mucho.
Sintiendo la mirada de Jayce sobre él, por inercia Viktor volteó a verlo.
— ¿Quieres probar? — le ofreció, direccionando el vaso y el popote hacia Jayce.
Jayce sintió un cosquilleo en el estómago, como mariposas aleteando por el gesto.
— Ya que me ofreces…
Dijo el moreno al tiempo en que sujetaba la muñeca de Viktor para acercarse más la bebida, atrapó el popote con sus labios y libó de él. Pronto su boca se llenó de un sabor dulzón y aromático. Dejó de beber, pero no soltó la muñeca de Viktor por algunos segundos.
Por su parte, Viktor se sorprendió un poco cuando Jayce sujetó su muñeca, inicialmente, él pensó que Jayce sujetaría la bebida, no a él. No obstante, mientras Jayce paladeaba, Viktor observó al moreno, esperando por su reacción.
Para Viktor, esa bebida, aun fría, tenía una calidez reconfortante. El sabor dulzón y especiado de alguna forma lo hacían sentir cómodo y en casa, le facilitaba concentrarse también. Así que, ver la reacción de ese perfecto extraño a algo tan personal, lo puso, en el fondo, un poco nervioso.
— Sabe bastante bien — dijo Jayce dándole un ultimo trago antes de soltar la muñeca de Viktor — Podría pedirlo la próxima.
Viktor sonrió.
Enseguida, volvió a llevar el popote a sus labios para seguir degustando su bebida.
Cuando llegaron a la estación correcta, Viktor tomó su mochila y Jayce se sintió de pronto inquieto ¿se iba? Luego, notó la voz que anunciaba la parada de Viktor.
Suspiró.
Viktor se puso finalmente de pie y se dirigió a la salida.
— Nos vemos.
— Sí, te veo mañana.
Cuando Viktor bajó del metro, dejó a ambos con una extraña sensación de naturalidad. Como si llevaran meses o años hablando. Ninguno de los dos notó ese beso indirecto que compartieron, para ellos no hubo nada qué meditar, simplemente habían sido ellos haciéndose compañía y compartiendo una bebida.
Chapter Text
Lado V
Viktor subió al metro y su rostro claramente se iluminó al momento en que su mirada encontró a Jayce; quien nuevamente le había separado lugar. El castaño llegó hasta donde el moreno y le regaló una sonrisa sutil.
— Viktor — volvió a llamarlo Jayce en cuanto lo vio.
Igual que en días anteriores se paró para cederle el asiento y como en los días anteriores, lo sujetaba de los hombros para guiarlo a sentarse. Jayce quería asegurarse de que nadie fuera a tomar el asiento antes que Viktor, aunque todos en el metro ya habían aprendido para entonces que ese sitio era destinado a castaño. Y por supuesto, aunque él no lo notaba, era la excusa perfecta que tenía para tocarlo.
— Gracias, Jayce — dijo Viktor tomando el asiento, nuevamente recibiendo la mochila de Jayce para cuidársela
El moreno estaba sonriendo, contento.
— Entonces ¿vendrás? — no podía reprimir su alegría, tenía muchas ganas de mostrarle a Viktor su proyecto.
— Sí, al parecer Heimmerdinger acomodó las cosas para que la mayor parte de sus clases las diera este día, y que yo no perdiera muchas de las mías.
Eso decepcionó un poco a Jayce, eso significa que serían pocos días los que tendría la oportunidad de ver a Viktor caminar por el campus, pero al menos, tendría un día completo de él transitando por su escuela. Eso al menos le alegraba y no pudo evitar decir:
— Eres sorprendente — dijo Jayce, y no era mentira.
Era más que inusual que Heimmerdinger permitiera que alguien lo cubriera, menos aún, un alumno
— Heimmerdinger no es del tipo que suelte sus clases a cualquiera — señaló, reconociéndolo.
— Más bien, diría que de momento soy conveniente para él— puntualizó, Viktor con una sonrisa de lado.
— Me enteré de que el Dr. Reveck también es de los organizadores este año. Es un maestro en tu universidad ¿no?
Viktor sonrió.
— Ciertamente, también estoy cubriendo algunas de sus clases.
Jayce ladeó ligeramente la cabeza.
— ¿También cubres clases del Dr. Reveck?
— Solo un par. El Dr. Reveck está más inclinado al lado de la investigación, solo da clases porque es requisito para seguir siendo patrocinado — rio — Pero no lo culpo por querer seguir en lo suyo — dijo pensativo.
— Lo conoces bien entonces. Aunque no te ves muy contento.
Jayce no supo por qué, pero le molestó un poco. No era envidia, definitivamente no lo era, más bien, que Viktor lucía ajeno mientras le contaba de ello. No le agradaba ver a Viktor ¿triste? ¿molesto? No distinguía que era, pero definitivamente no parecía animado y eso no le agradaba.
— Yo quiero ser un científico, los científicos hacen descubrimientos. Quisiera poder dedicarme más a mi proyecto en lugar de hacer el trabajo de ellos — dijo mezclando mentiras con verdad— Lo que se hace por patrocinadores — bromeó.
Jayce sintió que había algo más que no decía, pero no lo presionó, en cambio, rio un poco por su broma.
— Me imagino. Debe ser difícil conseguir patrocinio.
— ¿Y qué me dices tú? Estoy seguro de que en una escuela como la UAP tiene mayor facilidad para conseguir patrocinio.
— Sí, eso es fácil. La mayor parte de los alumnos vienen de familias acomodadas. Algunos más que otros. Pero rara vez hacen cosas por sí mismos, solo usan el dinero o el nombre de sus padres — criticó Jayce.
— Suena un poco aburrido — dijo Viktor con una sonrisa más bien condescendiente.
— En ocasiones — señaló — Pero no todos son así — dijo pensando en Mel.
— Al menos tú pareces inteligente — jugó Viktor.
Jayce sintió de nuevo ese aleteó en el estómago, quiso oír más.
— Vaya, gracias — rió arqueando una ceja y con algo de sarcasmo, agregó: — Creí que mi rostro distraía y evitaba que los demás lo notaran.
Viktor rio, sin hacer comentarios.
Jayce se sintió un poco decepcionado. Como le gustaban las reafirmaciones constantes, le hubiera gustado escuchar más de Viktor halagándolo, pero considerando que no se conocían demasiado, sabía que era mucho pedir.
El resto del camino, fueron en silencio, con Jayce mirando furtivamente a Viktor y viceversa.
Algunos minutos después, Jayce suspiró y tomó su mochila. Era hora de bajar en su estación y debía despedirse por algunas horas, sabía que lo vería a la hora de comida, así que eso lo animaba un poco. Quería ser su amigo.
Estaba por despedirse, pero entonces notó que Viktor también se puso de pie.
— Esta no es tu parada — afirmó.
El moreno pensó que lo vería un poco más tarde, pero le complació notar que no.
— Hoy lo es — contestó Viktor confiado.
Jayce sonrió y bajó con él, estaba contento. Podría ir a la escuela en compañía de Viktor. Por su parte, Viktor estaba igualmente emocionado, no supo muy bien por qué, pero lo entusiasmaba caminar con Jayce a la escuela. Era algo ambos estaban disfrutando en demasía, sin ser totalmente conscientes de cuan felices estaban. En ese momento, ninguno estaba cuestionando el motivo de su alegría, solo estaban concentrados en sentirla y disfrutarla.
Avanzaban lado a lado, de repente iban más rápido, de repente más lento. Finalmente, ambos notaron algo, Jayce caminaba más lento que de costumbre y Viktor un poco más rápido. Ambos querían ir al ritmo del otro, y silenciosamente, no tardaron en encontrar un ritmo que se ajustara a ambos. Era vergonzoso decirlo en voz alta, pero no necesitaron palabras para encontrarlo. Un ritmo que se encontraba ahora gravado en sus memorias y al que recurrirían constantemente.
Avanzaron en silencio, un silencio cómodo que los hacía disfrutar de la compañía del otro sin nada que los distrajera de su mutua presencia. Así fue, hasta que vieron el campus frente a ellos.
— La UAP es arquitectónicamente muy simétrica — comentó Viktor— Y elegante.
— Sí, visualmente es muy refrescante de ver — coincidió Jayce— Por cierto, nunca he estado en la UAZ ¿cómo es?
— Podría decir que lo opuesto, es muy asimétrica y un poco laberintosa. Más… — hizo una pausa buscando la palabra adecuada— "Urbana"
— Hay un rumor que dice que este año podría ser la competencia en la UAZ. Si llega ser cierto, entonces tendrás que funcionar como guía para mi — dijo Jayce, colocando su mano en el hombro de Viktor.
Por supuesto, Viktor notó el tacto, pero no se sintió para nada incomodo, así que permitió el acercamiento.
— Dudo que ese rumor sea cierto, en general suelen hacerlas aquí ¿no? — respondió.
Mientras caminaban por los pasillos, ocasionalmente, Viktor veía personas saludando a Jayce y a Jayce devolviéndoles el saludo.
— Sí, pero nadie ha visto a Heimmerdinger por aquí haciendo preparativos como los años pasados— continuó Jayce, saludando con un ademán de mano a otra persona a lo lejos— Tú que has hablado con él, ¿No te ha dicho nada?
— No, solo me cedió una pila enorme de trabajo no pagado — bromeó Viktor, mostrando la carpeta que llevaba bajo el brazo, con un montón de listas con nombres de alumnos.
Jayce rió y negó con la cabeza.
— Tal vez ser un super genio reconocido no es tan conveniente después de todo.
Viktor bufó mientras arqueaba la ceja y movía un poco su cabeza. Si bien, muchas veces no decía lo que pensaba, era como si su cara dijera todo por él. A Jayce le gustaba eso, le divertía ver lo transparente que podía ser Viktor solo con sus expresiones.
— Tal vez no — coincidió Viktor.
— ¿En qué aula es tu primera clase?
— En la 2B — respondió revisando unas listas que llevaba.
— Te acompaño — dijo nuevamente acercándose y poniendo la mano en su hombro.
El castaño notó el acercamiento, parecía que Jayce era demasiado táctil, porque nadie ahí parecía extrañado por la cercanía con la que Jayce lo trataba, o quizá él estaba poniendo demasiada atención innecesaria a un gesto ordinario, no lo sabía, pero decidió dejarlo en la esquina de su mente por ahora.
— ¿No tienes clase ahora? — preguntó Viktor, curioso de que Jayce tuviera tiempo libre para acompañarlo, no faltaba mucho para el inicio de las clases.
— Sí, pero el aula 2B queda de camino a mi salón, así que te acompaño — dijo.
Jayce no estaba dispuesto a ceder espacio en esto, quería, de ser posible, conocerlo mejor y saber dónde iba a estar para ayudarlo en caso de que lo necesitara.
Viktor bufó.
— Bien, es bueno tener un guía personal — comentó con un tono que Jayce no supo si era serio o sarcástico.
Jayce deslizó su mano, del hombro a un punto medio entre su cuello y su espalda alta, él mismo no notaba esos gestos, simplemente, le nacían hacerlos con ciertas personas.
— ¿Seguro que no quieres que venga al termino de tu clase para llevarte a la otra aula?
— No soy un niño— negó con la cabeza— Créeme, tu universidad es muy intuitiva.
El moreno se sintió un poco decepcionado, pero lo aceptó. Sabía que no debía meterse demasiado donde no lo llamaban. No quería terminar por fastidiar a Viktor, él parecía una persona de mucho espacio, pero también parecía flexible, así que dejó de insistir con un último comentario:
— Bien, pero no me culpes si te pierdes.
El castaño rio por lo bajo.
— Dudo pasar 40 años vagando en estos pasillos.
Jayce rió. Le gustaba el humor de Viktor, se entendía bien con él.
— Te veré para comer ¿en dónde queda la cafetería? — preguntó el de ojos dorados.
— Cerca del gimnasio, si buscas ese edificio no hay pierde. Pero recuerda que no comeremos ahí, comeremos en el laboratorio.
— Sí, pero ¿no es poco ortodoxo que dejes a un extraño en el laboratorio de tu universidad?
— Tal vez, si te dejo solo, pero estarás conmigo.
Viktor rio suavemente.
— ¿Y para donde queda el laboratorio?
— ¿Ves cómo si necesitas un guía?
Lo molestó dándole un pequeño y juguetón apretón en la parte de atrás del cuello, sobándole en el mismo punto con el pulgar, lo que le ocasionó a Viktor un pequeño escalofrío y un quejido.
— Perdón — se disculpó Jayce, quitando su mano, pensando que lo había incomodado.
— Solo me dan cosquillas con facilidad — explicó ahora él sobándose el área, como para quitarse la sensación.
— No me digas eso— dijo apretando los ojos, como reprimiéndose— Es como si me estuvieras retando a hacerte cosquillas — agregó Jayce, picándole en las costillas con el dedo.
Viktor se sobresaltó un poco por la sensación y le dio un manotazo a modo de juego.
— No puedo correr, no te aproveches — bromeó Viktor tratando de contener la risa.
Ambos rieron.
— Mejor dime en cual aula estarás antes de la hora de comida.
Viktor volvió a reír, Jayce parecía una persona servicial e incluso un poco sobreprotectora. Quiso pensar que tenía más que ver con su personalidad que con el hecho de cómo pudiera percibirlo a él por el tema de su pierna, así que le dio el beneficio de la duda.
— En la 9S.
— Bien, paso por ti.
— Sería más rápido si yo supiera a donde ir.
— No puedo dejar a la competencia vagar libremente por los pasillos — esta vez señaló Jayce— Debo vigilarte.
— ¿Crees que quiero robar información? — bromeó.
Esta vez fue turno de Jayce de negar con la cabeza y una expresión de extrañeza.
— Claro que no. Pero quiero darte el recorrido completo.
Viktor siempre había sido una persona muy autónoma. Le era extraño tener a alguien tan al pendiente de él. Era un sentimiento agradable, pero no estaba acostumbrado a eso. Su padre no solía estar mucho en casa. La mayor parte del tiempo estaba solo así que, Jayce orbitándolo en esa escuela le era una experiencia refrescante, pero extraña.
— Además, también vamos a comer, así que voy a llevarte también a la cafetería ¿recuerdas?
Viktor negó con la cabeza, pero terminó aceptando.
— Ok. Te veo entonces ahí.
Jayce observó a lo lejos a sus amigos que lo saludaban gritando su nombre, él los saludó con un ademán de mano. Viktor lo observó y comentó:
— Eres muy sociable ¿no?
— ¿Qué?
— Veo que tienes muchos amigos.
— No soy tan sociable como parece — comentó Jayce— Solo con personas que me interesan. Pero hacer contactos es importante aquí.
Viktor lo observó, entendiendo un poco más a Jayce, pero preguntándose si él era eso para él, solo un nexo con Heimerdinger. Dejó esa idea en el fondo de su mente.
Jayce colocó de nuevo la mano en su hombro y le dio un par de palmadas.
— Te dejo, esta es tu aula, debo ir a mi clase.
Viktor hizo un ademán de mano a modo de despedida y revisó su lista de esa clase antes de entrar al aula.
— ¡Viktor!
Viktor volteó y vio de nuevo a Jayce saludándolo desde lejos, parecía que estaba tratando de demostrar a sus amigos que se conocían. Lo saludó de vuelta y vio a la misma chica de la otra vez darle un beso.
"Definitivamente es su novia" — pensó con una mueca que ni él mismo notó que tenía en el rostro.
El castaño simplemente entró al aula para terminar de revisar la lista con el plan de estudio del día que Heimerdinger le había entregado.
-o-o-o-o-o-o-o-o-o-
Del otro lado del pasillo.
Jayce se había sentido un poco incómodo de que Viktor hubiera visto eso, aunque no supo por qué. Nunca le había incomodado besar a Mel.
— Así que no comeré con ustedes hoy — terminaba Jayce de explicar.
— Por fin lograste amarrar a V — bromeó Dimitri.
Eso puso incómodo a Jayce.
— Lo haces sonar como si lo estuviera secuestrando o algo.
Dimitri rio.
— Se ve mejor en persona que en las fotos — puntuó Mel.
Jayce frunció el ceño y volteó a verla.
— Así que ese es el becario de Heimerdinger— continuó ella, ajena al ceño fruncido— Deberías mejor presentárnoslo, Jayce. Creo que sería bueno conocerlo.
Eso medio molestó a Jayce, de alguna forma que no alcanzaba a comprender, así que se apuró a comentar:
— Apenas lo estoy conociendo yo — defendió su tiempo con él — Y de lo que llevo conocido es muy amable, pero, parece un poco introvertido. Me lo van a espantar — dijo Jayce con una sonrisa.
— Aunque sea un saludo rápido y te dejamos con él — insistió Mel.
— Solo si es rápido — accedió finalmente— No quiero incomodarlo. Luego se los presentaré.
— Me enteré de que ese muchacho está viviendo en casa del Dr. Reveck — agregó Elora.
A Jayce siempre le sorprendía la red de información de Elora, de una u otra forma, siempre sabía todo de todos los que eran importantes en el campus y por supuesto, ella y Mel se movían en los mejores círculos.
— ¿Qué? — eso sorprendió a Jayce, Viktor no le había mencionado nada.
— ¿No lo sabías?
Jayce tosió.
— Como dije, apenas lo estoy conociendo— defendió Jayce.
— Si él tiene tan buenos contactos, me pregunto ¿por qué está estudiando en la UAZ? — comentó Elora.
— ¿Por qué lo dices? — esta vez fue Dimitri quien preguntó.
— Obviamente podría conseguir una beca para estudiar aquí, tenemos mejores programas y equipos de investigación — explicó Mel y entonces sonrió — Me interesa conocerlo, podría ofrecerle una beca. Si es tan brillante, podría ser una magnífica inversión.
Jayce suspiró.
No era mala idea, si Viktor se transfería a su escuela, podría verlo más seguido, pero, por otro lado, algo no terminaba de gustarle.
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Cuando Viktor terminó sus clases del bloque matutino, salió del salón, Jayce aun no llegaba, así que decidió vagar por la escuela para conocerla. En general, Viktor era una persona curiosa, así que le gustaba la idea de moverse entre los pasillos, recordaba que había visto alguna vez a Jayce en el gimnasio, así que, recordando las ubicaciones de todo, logró traer a su memoria la localización de la cafetería, que estaba frente al gimnasio.
Pero no tuvo oportunidad de alejarse mucho del aula, fue interceptado pronto por varios alumnos, que querían sacar la fórmula para agradar a Heimerdinger. Viktor se sintió agotado socialmente en poco tiempo, con varios rodeándolo y haciendo preguntas. De pronto, un conocido llegó.
— Viktor ¿qué haces aquí?
— Salo — no pensó que se lo encontraría— Vine a cubrir al decano Heimerdinger.
— Es cierto, recuerdo haber oído un rumor. Espero estés comiendo adecuadamente — dijo de pronto — Se acercan las fechas…
Los alumnos alrededor comenzaron a cuchichear y solo hizo a sentir a Viktor incomodo. Arqueó una ceja y ladeó un poco la cabeza en un movimiento suave y lento.
— Qué amable eres, Salo, pero preferiría no discutir esto aquí.
— Por supuesto, tienes mi palabra de confidencialidad — dijo con una sonrisa.
A Viktor no le gustaba que su vida fuera pública, en general era una persona hermética, así que estaba complacido con su discreción.
— Gracias — dijo con una tenue sonrisa, aun incomodo por los alumnos a su alrededor.
Salo volteó a ver a los alumnos que rodeaban a Viktor haciéndoles señas para que se alejaran; pronto, el corredor quedó más despejado. Después de todo, Salo era de los alumnos que provenía de una de las siete familias con más prestigio en la ciudad. Su familia solía organizar eventos constantemente donde se reunían la crema y la nata, nadie quería estar en malos términos con él.
— ¿Sabes dónde es el siguiente lugar al que debes ir? ¿Necesitas un guía? — preguntó el rubio.
El de ojos dorados estaba por negar su ayuda, de repente, llegó Jayce asomándose justo detrás de Viktor y posando su mano en el hombro del castaño.
— ¿Listo? — Jayce se entonces lo notó acompañado y arqueó una ceja — ¿Salo?
— ¿Jayce? — esta vez fue Salo quien lo llamó, luego giró los ojos y agregó — Ah, como era de esperarse de Talis, la influencia de Mel Medarda hizo que te abalanzaras sobre un gran pez ¿no?
Viktor volteó a ver a Jayce y luego volteó a ver a Salo. Obviamente se conocían. Salo miró de abajo hacia arriba a Jayce. Por su parte, Jayce trató de no fruncir el ceño ni mostrar expresión, aunque le fue difícil dejar la sonrisa cortés en su cara.
Lo cierto era que Jayce y Salo no se soportaban. Por un lado, sus caracteres chocaban. Por otro, Jayce estaba algo molesto desde que Salo retiró el patrocinio a su proyecto en un momento vital tan cercano a la competencia.
— ¿Ustedes se conocen? — fue el turno de Jayce de preguntar.
Jayce conocía a Salo, como aliado podía ser fuerte y amable, tenía buenas conexiones. Sin embargo, era bastante clasista, de modo que le pareció curioso verlo interactuar con Viktor, quien provenía de una escuela que en palabras que alguna vez el mismo Salo le había dicho, era "inferior".
Viktor y Salo simplemente se encogieron de hombros.
— Algo así — dijo Viktor.
— No seas tan modesto — dijo Salo antes de responder a Jayce, pero respetando el hermetismo de Viktor— Tenemos algunas actividades extracurriculares en común. Como sea, nos veremos luego, Viktor — dijo saliendo de ahí, para evitar que Jayce siguiera preguntando.
— Hasta luego — se despidió sin mucho decoro.
Jayce volteó a ver a Viktor y luego a Salo. Eran un par inusual.
— ¿Actividades extracurriculares? — sin darse cuenta, pidió una explicación arqueando la ceja.
— Ambos tocamos música en la misma academia — le concedió Viktor.
Para el moreno fue explicación suficiente, por supuesto, ignoraba que no era el único lugar del que se conocían.
— Vamos a la cafetería y luego al laboratorio — dijo Jayce, caminando con él, aun con su mano en el hombro de Viktor, empujándolo y guiándolo.
Viktor sonrió. Jayce realmente era una persona amable, aunque demasiado táctil debía decir, pero, aun así, no le desagradaba. Su tacto no lo sentía invasivo como le pasaba con otras personas, así que solo lo dejaba ser.
En la cafetería, ambos pidieron un par de emparedados, entre menos laborioso de comer fuera, mejor, ya que comerían en el laboratorio. Viktor se dejó guiar por Jayce por los pasillos, aunque no le era difícil de deducir el camino, pero Jayce parecía tan metido en el papel de anfitrión que lo permitió. Cuando entraron al laboratorio Jayce se dio un manotazo en la frente.
— Olvidé las bebidas, las dejé en el mostrador. Voy y vengo, quédate aquí, ponte cómodo.
El moreno salió del laboratorio, dejando a Viktor perplejo, no se supone que deba dejar ahí a su competencia, pero, de igual manera, trató de relajarse. Rio por lo bajo, Jayce era demasiado servicial y amable, eso le agradó. Tomó un banquillo y se sentó.
No pasaron ni un par de minutos cuando la puerta se abrió. Al inicio Viktor se sorprendió, no había forma de que Jayce volviera tan rápido, aunque fuera corriendo. Y efectivamente, no había sido él quien abrió, entraron un par de alumnas y alguien a quien ya conocía. A Viktor una de las chicas le pareció conocida también, ya la habría visto antes, aunque aún no la ubicaba del todo.
— Hey, V.
— Dimitri ¿qué hay?
— Nada nuevo, solo vine a saludar, me enteré de que andabas por aquí y de paso traje a que te conocieran unas amigas — explicó.
Viktor asintió con la cabeza a modo de saludo, con una sonrisa un poco tiesa. Eran muchas personas otra vez y solo quería descansar un poco. Pronto la recordó, de donde conocía a la chica, era una de las chicas que alguna vez habían acompañado a Jayce a casa.
— Tú eres el amigo especial de Jayce ¿no? — dijo Mel observando a Viktor.
Dimitri bufó ante la forma en que Mel lo había enunciado.
— ¿Disculpa? — dijo arqueando una ceja y la otra frunciéndola, no estando muy seguro de si con "especial" se refería a su pierna o a alguna otra cosa.
— No, no me mal entiendas — dijo ella notando de inmediato el debate interno de Viktor— Me refiero, a que el amigo por el que estaba entusiasmado de enseñarle su proyecto hoy.
Viktor no estaba seguro de qué decir, no sabía si llamarse su amigo era correcto, se conocían ya hace algunos meses. Se agradaban, sí, pero hacía tan poco que habían comenzado a hablar que no estaba seguro de cómo considerarse.
— Probablemente — contestó al fin, dando una respuesta tan vaga como su seguridad en ella.
— Claro que eres tú, él siempre te está dibujando— comentó Dimitri.
Elora le dio un pequeño codazo a Dimitri por su indiscreción.
— ¿Cómo dices? — le preguntó a Dimitri estaba confundido.
¿Jayce lo dibujaba?
Luego, Viktor recordó las veces que se sintió observado en el metro. Quizá había sido en esos momentos.
— Creo que te aprecia mucho si decidió mostrarte su proyecto — dijo Elora, notando la inseguridad de Viktor, llamando su atención para distraerlo del comentario de Dimitri.
La puerta volvió a abrirse.
— ¿Qué hacen aquí? — dijo Jayce observando a Mel, Elora y Dimitri.
— Solo vinimos a saludar al protegido de Heimerdinger que estas monopolizando celosamente — bromeó Mel dándole un beso a Jayce a modo de saludo.
Jayce recibió el beso con una sonrisa, que, nuevamente Viktor describió como boba, pero, luego, pareció como si hubiera recordado algo. El moreno no pudo evitar voltear a ver a Viktor inmediatamente después de recibir el beso de Mel.
Por su parte, Viktor, luego de ver esa sonrisa boba, miró a otro lado. Nunca se había sentido cómodo presenciando muestras de afecto entre parejas, se sentía como la tercera rueda cuando le tocaba estar en esas situaciones. Y por alguna razón desconocida para él, se sentía un poco invadido.
— ¡No lo estoy monopolizando! — se defendió Jayce con una risa ligera que rayaba entre el nerviosismo y la incredulidad.
— Sí, claro — dijo Dimitri sarcásticamente— Ni siquiera nos has presentado.
— Viktor — lo llamó con suavidad, poniendo su mano en el hombro de Viktor, llamando su atención— Él es Dimitri.
— Dimitri y yo, ya nos conocíamos — dijo Viktor con una sonrisa suave, colocando su mano sobre la de Jayce por un breve momento antes de retirarla.
— Cierto, de la piscina ¿no?
Viktor ladeó la cabeza hacia un lado, como un gato confundido. ¿A caso él le había mencionado eso a Jayce alguna vez?
— Yo se lo dije, V — lo cubrió Dimitri.
Jayce continuó con las presentaciones.
— Ella es Mel y ella Elora — las presentó de manera simple.
Tan simple que tanto Mel como Viktor quedaron sorprendidos de que no la haya presentado como su novia. Aunque para ese punto era imposible no deducirlo.
— Gusto conocerlas — dijo simple.
— El placer es nuestro.
— ¿Y dime, V…
— Tampoco vamos a hablar de Heimerdinger si es lo que venías a preguntar, Dimitri— interrumpió Jayce, no quería que su tiempo con Viktor siguiera viéndose interrumpido— Quería mostrarle mi proyecto antes de que lo viera en la competencia.
— Espera ¿está él en la competencia? — esta vez fue Elora quien señaló el detalle, un poco extrañada de que Jayce compartiera tal información.
Viktor bufó.
— ¿Ves? Te dije que era poco ortodoxo que me dejaras aquí — le dijo a Jayce, frunciendo las cejas con una sonrisa de lado.
Jayce se acercó a él, le abrió la bebida y se la entregó en la mano. Viktor puso un gesto desconcertado, frunciendo sus cejas y la boca, pero de igual manera la tomó y le dio un trago.
— Pero estás conmigo, no hay problema.
Mel los observó, cómo Jayce parecía tan cercano a él, y cómo Viktor mismo permitía esa cercanía, pese a que hacía unos minutos no parecía estar seguro de su relación con Jayce.
— ¿Se conocen de hace mucho tiempo?
Preguntó, viendo como Jayce abría la bolsa con comida, sacaba los dos emparedados, colocándolos en una de las mesas del laboratorio, acomodaba algunos complementos como papas fritas, pepinillos y aderezos en medio para que ambos pudieran compartir, casi preparando un picnic. Viktor comenzó a ayudarle sacando servilletas.
— Pues… — Jayce lo meditó un momento, luego volteó a ver a Viktor quien también se le quedó viendo, ambos meditando la respuesta — Nos conocemos desde inicios de semestre ¿verdad?
Viktor asintió. No era mentira, pero tampoco era una verdad.
Jayce tomó una papa frita y le dio una mordida, Dimitri le quitó la papa de los dedos y la terminó, ante la mueca de disgusto de Jayce. Viktor notó estas interacciones, parecía que Jayce era en general muy…popular.
Sintiéndose observado por Viktor, se abochornó y un poco incómodo con la interrupción, agregó, queriendo apurar la situación, ya que habían quedado que sería solo un saludo rápido.
— ¿Y se les ofrecía algo? — apuró Jayce.
— Córrenos — dijo Elora entre risas.
— ¡No! ¡No me refiero a eso!
Lo cierto era que sí, se refería a eso.
— Pero creí que iban a ir hoy a comer afuera — se defendió, dándole un mordisco al emparedado, intentando cubrir un poco su vergüenza.
Mel rio por lo bajo.
— Si la sutileza tuviera otro nombre, sería Jayce — bromeó Dimitri.
Todos rieron ante el bochornoso momento.
— ¡Oye! — dijo él notando como todos parecían unirse para burlarse de él.
La joven de ojos hazel se acercó a Jayce y le dio otro beso.
— Me gusta que no sepas ser sutil, tu sinceridad es encantadora.
Jayce recibió el beso y abrazó a Mel para despedirse de ella, sabiendo que ella por fin se llevaría a Dimitri y Elora. Y una vez más, justo después del abrazo y el beso, hubo un algo que le hizo voltear a ver a Viktor. Pero de nueva cuenta, Viktor parecía no haberlo visto.
Mel observó a Jayce, luego Viktor, nuevamente Jayce y sonrió.
— Un gusto conocerte, Viktor.
— Igualmente.
Finalmente, Mel salió de ahí, satisfecha, llevándose a Dimitri y Elora. Cuando salió, fue con una sonrisa.
Por su parte, Jayce se disculpaba con Viktor por el exabrupto.
— Lo siento, no creí que vendrían aquí a emboscarte.
Viktor negó con la cabeza y una sonrisa suave, como restándole importancia. Tomó una de las papas entre sus dedos y la llevó a su boca.
Jayce se sentía fastidiado luego de todo eso, y más porque Viktor lucía un poco callado de nuevo.
— ¿Estás bien?
— Sí, solo un poco cansado.
— Lamento esto.
— Descuida…
Comieron en silencio unos minutos, hasta que Viktor volvió a hablar, notando que Jayce parecía realmente apenado por sus amigos.
— ¿Y tu proyecto lo tienes aquí?
El rostro de Jayce se iluminó y asintió con la cabeza, se tragó el bocado que tenía en la boca y se puso de pie.
— Sí, ven.
Jayce abrió una cortina al fondo y le mostró unos guanteletes.
— Mira.
Viktor observó los guanteletes con cuidado, se veían bien estructurados.
— Es para trabajos de construcción y minería ¿no?
— Sí, puedes levantar, romper, doblar, acomodar muchos materiales de alta dureza. Los obreros podrían trabajar más rápido sin cansarse.
El castaño observó el proyecto con una sonrisa.
— Parece que has hecho un gran trabajo, Jayce.
Orgulloso, Jayce se colocó los guanteletes y los encendió.
— Te permiten levantar rocas pesadas, romperlas, doblar metal.
— ¿Cómo funciona?
Jayce le dio uno de los guanteletes para que lo probara.
— Pruébatelo y verás.
Viktor tomo el guantelete y se lo puso.
— Entiendo, tiene un sistema de controles interno, solo el encendido es externo — comentó Viktor sintiéndolo.
— Sí, y al encenderlo, ¿sientes cómo incluso el peso del guante disminuye?
Viktor sonrió comenzando a entender el manejo de controles y sintiendo la ligereza.
— ¿No sería mejor cambiar el encendido también interno, pero poner el sistema de baterías por fuera?
— ¿Tú crees?
— Sí, porque si te los pones ambos antes de encenderlo, como pusiste el encendido muy arriba, una persona con brazos cortos no podrá alcanzarlo o el guantelete le pesará demasiado.
— Entiendo — aceptó Jayce la sugerencia mientras asentía y comenzaba a pensar en trasladar el botón de encendido.
— Pero dejar el sistema de batería por fuera, podría ayudar a evitar un sobrecalentamiento si le pones ventilación.
Jayce asintió continuamente y comenzó a tomar algunas notas.
— Están muy bien hechos, veo que usaste un buen metal — comentó Viktor emocionado viendo su invención— ¿Podemos probarlos con algo?
El moreno sonrió.
— Claro, intenta romper esa roca de ahí — dijo señalando un pedazo de roca muy grande — Lo traje ayer para que pudieras probarlo hoy.
Viktor sonrió de vuelta y se acercó, encantado de lo ligeros que eran los guanteletes encendidos, aun así, prefirió no poner demasiado peso en su cuerpo, así que pidió:
— ¿Puedes levantarla tú? Yo la rompo.
— Entiendo — dijo Jayce cargando la roca.
Viktor estaba contento viendo a Jayce cargando esa roca enorme con tal facilidad.
— Ahora la pondré aquí para que puedas quebrarla.
El castaño asintió emocionado. Cuando fue su turno, la quebró con una facilidad que le hizo regalarle a Jayce una sonrisa que pocas veces aparecía en sus labios. El moreno estaba extasiado de ver esa sonrisa.
— Voy a seguir tu consejo, haré esos cambios en estos últimos días — comentó Jayce— Me alegra habértelo mostrado.
— Gracias por la confianza — dijo Viktor.
De repente, sonó el teléfono de Viktor.
— Oh, es tiempo de ir a la siguiente clase — señaló Viktor comenzando a quitarse el guantelete.
Jayce suspiró un poco decepcionado por tener que terminar su tiempo juntos.
— Faltan 5 minutos — dijo.
Viktor sonrió y le mostró el bastón.
— Prefiero no ir a prisa.
— También podría cargarte con los guanteletes y llevarte corriendo — bromeó Jayce.
Viktor rio suavemente.
— Hay que recoger esto — anunció Viktor.
El castaño comenzó a recoger los restos de la comida que en realidad quedaron a la mitad.
— Lo siento, ya ni te dejé comer — dijo Jayce tomando una escoba para limpiar los trozos de rocas del suelo.
— En realidad, me pasa seguido que me concentro en algo y olvido comer— dijo Viktor.
Jayce lo miró de abajo hacia arriba, haciendo hincapié con la mirada en la delgadez de Viktor.
— Jamás lo habría imaginado — dijo con sarcasmo.
Viktor escuchó el comentario y rio por lo bajo. Luego, se animó a sugerir:
— Tenemos un buen tiempo para esperar en lo que se vacía el metro…
Anunció adelantándose para volver a separar tiempo con Jayce. El moreno sonrió encantado y con una mirada anhelante asintió.
— Podemos terminar entonces — aceptó — Sirve que te llevo a conocer una cafetería cercana, aunque me gustaría que un día me llevaras a esa donde pediste esa cosa que me diste a probar ayer.
— ¿El aniismelk?
— Sí, eso. Sabía muy bien.
Viktor se sintió contento. De alguna forma, saber que, de manera sincera, a Jayce le había gustado una bebida tan suya, le hizo sentir un aleteo en el estómago.
— Es de una cafetería-bar, se llama La última gota.
— Deja ahí, yo limpio — dijo Jayce quitándole las cosas de las manos — Perfecto, luego me llevas allá.
— No voy a dejarte que limpies todo — replicó Viktor tomando las cosas de vuelta para ayudarlo a limpiar, luego respondió — Pero, sí, otro día puedo llevarte.
— Bien, me gustaría tomarme uno de esos completo — aceptó Jayce contento y luego volvió a quitarle las cosas— Mejor déjame terminar a mí, Viktor, si un alumno llega tarde no hay problema, pero el profesor no debe llegar tarde.
Viktor sonrió y asintió.
— Pero tu evitarás que me pierda aquí ¿no? — repitió, él también quería pasar tiempo con Jayce— Eso es lo que dijiste al llegar.
Era una de esas extrañas veces en las que se sentía muy cómodo con alguien.
— Sí, cuenta con ello.
Los dos acomodaron las cosas rápido y en silencio, disfrutando de la compañía del otro. Acababan de llegar a un punto distinto. Ya no existía esa necesidad de crear conversación a fuerza para evitar el silencio y posible la desconexión. De alguna forma, se sintieron que ya no hacía falta. Podían estar juntos en silencio, sin miedo a perder la posibilidad de hablarle al otro.
Finalmente, terminaron de limpiar y Jayce guio a Viktor al siguiente salón, ambos charlando de sus proyectos sin parar, compartiendo e intercambiando ideas. Las personas a su alrededor, ni siquiera se acercaron a Viktor en ese momento, era una sensación que manaba de ellos, como si estuvieran en su propio mundo y cualquier intruso sería excluido.
Cuando finalmente Jayce dejó a Viktor en la puerta del salón, le dio un pequeño piquete en las costillas y le dijo.
— Te veo en el gimnasio en la tarde. Mándame un mensaje cuando te pongas en camino.
Viktor le dio un manotazo y se despidió con un ademán.
Luego, recordó un detalle importante y se volteó a ver a Jayce, pero ya había avanzado bastante, así que decidió simplemente entrar a su clase.
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Pasaron las horas y finalmente ambos habían terminado. Esta vez, fue Viktor quien llegó donde Jayce, encontrándolo en el gimnasio, sudado y sin camisa, levantando una pesa.
Al verlo, Jayce se sorprendió y volteó a ver el reloj, al tiempo en que soltaba la pesa.
— ¿Ya es hora? — dijo tomando una toalla pequeña para secarse el sudor.
— Descuida, tenemos mucho tiempo que matar de todos modos — dijo Viktor.
— ¿Por qué no me mandaste el mensaje como te dije? — preguntó Jayce, sin querer desperdiciar ni un minuto.
Para Jayce, que Viktor prefiriera no enviarle un mensaje no le parecía tan buena señal, para él, implicaba que había un muro invisible entre ellos. Uno que quería derribar. Sin embargo, una respuesta llegó a aclararlo todo:
— Porque no tengo tu teléfono — respondió con simpleza.
Jayce se dio un golpe en la frente con la palma de su mano abierta. Luego, negó con la cabeza. Acercó una silla, guio a Viktor hacia ella como cuando iban en el metro y lo hizo sentarse. Tomó su teléfono, lo desbloqueó y se lo entregó.
— Anota tu teléfono aquí. Te prometo que estaré listo rápido — dijo sonriéndole, mostrando su blanca dentadura, al tiempo en que tomaba sus cosas y se dirigía a las regaderas.
Viktor arqueó la ceja ante esa ¿orden? No supo cómo llamarla porque no se sintió como una orden, pero aun así…era extraño. Finalmente, se colocó sus audífonos, ingresó su contacto en el teléfono de Jayce y guardó el teléfono. Luego, se puso a responder unos cuantos mensajes con su propio teléfono. Viktor apenas alcanzó a escuchar 3 canciones cuando Jayce ya estaba frente a él de nuevo, con el cabello húmedo y con un fuerte aroma a colonia.
— Estoy listo — dijo con apuro, notando los audífonos de Viktor. Se sintió un poco en peligro de nuevo ¿qué tal si Viktor no se los quitaba esta vez? ¿Qué tal si estaba molesto por hacerlo esperar? ¿O qué tal si estaba escribiéndose con alguien para ir a algún lado en lugar de esperar a que el metro se despejara con él?
El castaño volteó a verlo, con esa mirada intensa que hipnotizaba con facilidad a Jayce, y le dio otra de sus sonrisas tenues al tiempo en que le entregaba su teléfono.
— Listo, ya ingresé mi contacto — dijo Viktor— También me auto envié un mensaje para tener ya el tuyo.
Jayce sonrió encantado, ¡por fin tenía el teléfono de Viktor! Hasta ahora no lo había necesitado, pero, eso solo significaba que podrían enviarse mensajes y hablar incluso si no estaban en el metro.
Mientras, el de ojos dorados guardó sus audífonos y su propio teléfono, logrando con eso que Jayce volviera a ponerse contento. Se puso de pie y comenzó a caminar.
— ¿Hablabas con alguien? — preguntó siguiéndolo.
Nuevamente, ese lado de Jayce, de querer saberlo todo entró en acción, por supuesto, pasó de ser percibido por ambos. Ambos lo percibieron como mera curiosidad.
— Solo le avisaba a alguien unas cosas.
El hermetismo de Viktor incomodó a Jayce, pues, desde la tarde, le preguntaba cosas, no le daba respuestas completas. Sin duda tenía que conocerlo más. Eso picaba su curiosidad y su necesidad de saber qué hacía Viktor no se llenaba. Colocó su mano en el hombro de Viktor y empezó a caminar junto a él en dirección a la cafetería que estaba frente a la estación, donde esperarían hasta que se desocupara el metro. Estaban a cinco minutos de ella caminando así que tomaron su tiempo.
Por su parte, Viktor estaba un poco curioso y pensativo también. Aunque esta vez tenía más que ver con el hecho de que todo ese día había acaparado a Jayce ¿no querría él estar con sus amigos ese día? De igual forma se dejó guiar, estaba cómodo con él.
— ¿Y qué cosas? — preguntó Jayce sin darse cuenta luego de pocos minutos de caminata silenciosa.
— ¿Qué cosas de qué?
— ¿Qué cosas avisabas? — dijo él, guiándolo al interior de la cafetería, finalmente habían llegado.
— Que no iría mañana a un sitio — respondió Viktor con simpleza.
Otra respuesta vaga que mataba de curiosidad a Jayce. El moreno quiso respetar su hermetismo, pero su curiosidad pudo más y lo orilló a presionar:
— ¿Clases de música con Salo?
Viktor rio por lo bajo.
— No en realidad — dijo con calma— Unos detalles familiares.
— Ah…
Jayce volvió a frustrarse y suspiró levemente. Definitivamente, Viktor era un misterio que quería resolver, pero evidentemente, Viktor era una persona muy autónoma. Jayce era una persona protectora, controladora y afectuosa, pero Viktor parecía demasiado independiente, orgulloso y considerado como para permitirle cuidarlo.
— ¿Qué quieres tomar? — preguntó Jayce mostrándole el menú.
— ¿Qué me recomiendas? — preguntó Viktor.
Jayce pensó en la bebida que el otro día había probado con Viktor y pensó en su gusto. Obviamente a Viktor le gustaban los dulces y el anís.
— Este — señaló— Es chocolate con cereza, anís y canela.
Viktor observó, parecía una bebida sabrosa.
— ¿Tú qué tomarás? — preguntó Viktor.
— Este — señaló otra bebida— Es té verde con maracuyá, jelly de coco, bombas explosivas de mango y tapioca.
El castaño sonrió. Era evidente que Jayce había tomado su gusto a consideración cuando le recomendó la bebida, y eso lo alegró de una forma que no terminó de entender. Considerando que Jayce iba a pedir una bebida totalmente diferente. Viktor se sintió curioso.
— Quiero lo mismo que tú — dijo interesado en conocer el gusto de Jayce.
Fue el turno del moreno de sonreír.
— Quédate aquí a separar la mesa, iré a ordenar las bebidas.
Viktor se apuró en sacar dinero, pero Jayce se fue antes de recibirlo. Algunos minutos después, regresó a la mesa. Viktor volvió a ofrecerle el dinero.
— No, yo te invito.
— ¿Por qué?
Jayce le pegó la bebida en la mejilla, provocándole un sobresalto a Viktor por el frío, quien luego tomó la bebida con su mano.
— Porque sí — respondió Jayce con una sonrisa de travesura.
Viktor ladeó un poco la cabeza, nuevamente, ese gesto gatuno se asomaba y Jayce bufó.
— Tómalo como un agradecimiento por los consejos para el proyecto.
El muchacho de ojos dorados lo observó unos instantes y finalmente aceptó el gesto.
— Gracias — dijo finalmente.
Tomó el grueso popote y lo llevó a su boca, sintiendo el sabor frutal y astringente. Ciertamente, era delicioso.
— Es bueno — dijo con una sonrisa tenue, le gustaban las cosas dulces.
Jayce le sonrió, viéndolo beber el bubble tea con entusiasmo.
— Entonces ya tienes una razón más para venir hasta acá.
— Eso creo. Por cierto — inició Viktor curioso — ¿En serio me dibujaste?
El moreno casi escupe su bebida. Por su parte, Viktor había quedado tan curioso que estaba decidido a lograr ver uno de los dibujos de Jayce.
— ¿Disculpa?
— Dimitri dijo que me dibujabas.
— Sí, bueno…estoy en una clase de arte con Mel y necesitaba practicar. Y tú estabas quieto la mayor parte del tiempo en el metro, así que te usé de modelo una vez… — explicó con el pensamiento constante de "trágame tierra" y "voy a matar a Dimitri".
— Luego me gustaría ver tu dibujo— pidió, sin darle mucho espacio al "no".
Jayce se puso nervioso, lo cierto es que no lo dibujó una vez, lo dibujó muchas veces, tenía una libreta casi llena con sketches de él.
— Claro, luego te enseñaré el dibujo — dijo, tratando de pensar en cual llevarle— Me quedó bastante bien.
— Eso espero — bromeó Viktor dándole otro trago a su bebida, era realmente buena.
— Por cierto — ahora fue turno de Jayce— Ya que te mostraré mi dibujo, me gustaría escucharte tocar.
Ahora era turno de Jayce de intentar obtener más de Viktor.
— ¿Cómo? — Viktor había olvidado que le mencionó eso a Jayce.
— Sí, dijiste que tocabas un instrumento ¿qué tocas?
— Ah— sonrió— el piano y el violín
Viktor estaba por responder a su petición sobre tocar algo para él y entonces sonó su teléfono.
— Disculpa…
Dijo antes de voltearse un poco y responder el teléfono. En tanto Jayce fingía no escucharlo, aunque era imposible para él no hacerlo estando ambos en la misma mesa.
— ¿Sí? No, ya terminé, estoy…sí. No, no esta semana. Lo sé— suspiró— Me haré el tiempo…Sí, iré a ver a Oriana. Bien. Claro. Adiós.
Jayce estaba bebiendo de su bubble tea, y observó a Viktor guardar su teléfono.
— Lo siento — se disculpó el de ojos intensos.
Eso le pareció encantador a Jayce, Viktor era muy amable, tan cortés que disfrutaba mucho su compañía.
— ¿Todo bien? — se aventuró a averiguar.
— Sí, descuida. Sobre lo que me preguntaste — dijo cambiándole el tema— Sí, podría tocar algún día para ti. ¿Qué canción te gusta?
Por un momento, Jayce volvió a quedar insatisfecho ¡¿quién era Oriana?! Por otro lado, pensaba en el ofrecimiento del castaño ¿Viktor tocaría algo únicamente para él? Esa idea le gustaba.
— Amm…una canción… — ¿Puedo pensarlo?
— Sí, adelante, me avisas cuando lo decidas. Así la practico y me traigo el violín un día.
Por un momento, Jayce deseó tener las agallas para decir "o me invitas a tu casa a escucharte tocar el piano y hablar de tu proyecto" pero no pudo hacerlo, así que se limitó a un simple:
— Gracias.
— O también…
Jayce se emocionó, ¿sería que Viktor diría lo que él deseaba decir?
— Podemos pasar por el conservatorio de tu escuela y toco algo ahí — dijo Viktor dándole otro sorbo al té— Deben tener al menos un piano, ¿no?
El moreno suspiró. Era una excelente opción, no la que quería, pero era un paso adelante.
— Sí, ¿Cuándo vuelves a venir?
Viktor lo meditó, lo cierto es que Heimerdinger no le dijo nada. Pero recordó algo:
— No lo sé, no sé ni cómo van con los preparativos. Pero creo que todavía la siguiente semana debo venir una vez.
Jayce estaba encantado con eso, tendría otro día para compartir con Viktor y eso lo satisfacía.
— Por cierto, esa llamada; disculpa si me entrometo, ¿Se enfadan en tu casa si llegas muy tarde?
Preguntó, en parte también preocupado de no causarle problemas. Viktor se encogió de hombros y removió las burbujas de tapioca y gelatina con el popote.
— ¿Lo tomo como un "no"? — presionó Jayce.
— No se enojarán, descuida — negó con la cabeza y una sonrisa tenue— ¿En tu casa sí? — fue turno de Viktor de preocuparse.
— No, mi mamá sabe en dónde estoy y le dije que llegaría tarde mientras estén las reparaciones viales.
Ambos asintieron y continuaron bebiendo.
— Me gustaría ver tu proyecto más en vivo — dijo Jayce.
— Lo harás.
Ambos se sonrieron y permanecieron en un silencio cómodo varios minutos. Cuando llegó la hora, Jayce sujetó la muñeca de Viktor para ver su reloj, le dio otro trago a su bebida y anunció:
— Hay que irnos.
Viktor sujetó su bebida y se puso de pie con él.
Avanzaron tranquilamente hasta la estación, caminando lado a lado. Esperaron el metro y abordaron, sentándose juntos.
Ya no hablaron mucho, no porque no tuvieran más qué decir, más bien, porque les era innecesario. La comodidad que sentían en ese momento era una delicia.
Notes:
¿Quién notó la referencia a NieR Automata?
Nadie? XD ah, bueno jajaja
Chapter 10: Lado J
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Lado J
— Mamá, mañana me reuniré con alguien— anunció Jayce.
— ¿Sí?
— ¿Podrías prepararme algo para compartir?
Ximena sonrió.
— ¿Es para Mel? — preguntó la dama, pensando en preparar algo que también pudiera gustarle a ella.
— No, no… — se detuvo a pensar y se dio cuenta que, no había considerado en llevar algo para Mel…
Ximena notó a su hijo inquieto, muy contento, pero definitivamente nervioso ante la pregunta. Una imagen llegó a su mente y de inmediato dijo:
— ¿Es para ese muchacho que te la pasas dibujando?
El rostro de Jayce enrojeció. ¿Qué acaso todos sabían que dibujaba a Viktor?
— Tranquilo, hijo, no tienes qué decirme si no quieres — dijo reprimiendo una risita.
— ¿Has revisado mis libretas?
Inquirió sin saber si debía sentirse molesto o simplemente avergonzado.
— Hijo, no necesito revisar tus libretas. No fuiste muy discreto, lo dibujas todo el tiempo y en todas partes. Te vi varias veces dibujarlo aquí en la mesa mientras yo cocinaba o hacía otras cosas.
Jayce quiso darse un golpe en la frente. Era cierto, lo había hecho, más que nada porque cuando iniciaba estaba solo y luego, estaba tan concentrado en lo que hacía, que perdía noción de sus alrededores. Eso explicaba por qué su mamá y algunos de sus amigos alguna vez le habían mencionado los dibujos. A estas alturas, le sorprendía que Viktor no se hubiera dado cuenta. Si bien, Viktor ya lo sabía, pero no porque lo haya notado, más bien, porque Dimitri le dijo.
Ximena viéndolo tan contrariado, redirigió el tema.
— ¿Sabes qué le gusta a la persona con la que te vas a reunir? — dijo siguiéndole el juego de "no saber".
Jayce lo pensó un momento. La última vez, habían pedido emparedados porque eran sencillos de comer y era algo de lo más común. Si lo pensaba, no tenía mucha idea del gusto de Viktor.
— Solo sé que le gustan las cosas dulces y una bebida de leche dulce con anís.
— Eso suena muy bien para un postre, pero ¿de comer?
— ¿Algo fácil de comer? Vamos a comer en el laboratorio probablemente o en el conservatorio.
— Entiendo, algo fácil de comer.
-o-o-o-o-o-o-o-o-o
A la mañana siguiente, la temperatura había bajado un poco, estaba considerablemente más fresco. Había dejado su chaqueta de la escuela en su casillero, así que se llevó una con los colores de su familia. Tomó el almuerzo que su madre había preparado y salió.
A diferencia de la semana anterior, Jayce logró entrar en su usualmente vacío vagón de tren y esperó con emoción. Dos estaciones después, vio a Viktor, como siempre, con sus audífonos, su bastón y un libro en la otra mano. Inicialmente, se sintió nuevamente amenazado por sus audífonos, sin embargo, no pudo evitar sentirse contento cuando lo vio entrar.
En esta ocasión, no necesitaron luchar con un mar de gente para hacer contacto visual, de inmediato pudieron encontrarse sus ojos. La mirada penetrante y dorada de Viktor se posó en Jayce. Ambos sintieron una especie de aleteo en sus estómagos cuando Viktor se acercó para sentarse a su lado.
— Buenos días — saludó Viktor con una sonrisa suave mientras guardaba sus audífonos.
— Buenos días — le saludó de vuelta, encantado.
Jayce tomó de la mano de Viktor uno de sus audífonos y lo inspeccionó con la mirada, Viktor por su parte, le permitió hacerlo y observó atento a Jayce.
— Siempre veo que traes los audífonos ¿qué escuchas? — dijo volteando a verlo.
— Música — se burló Viktor.
— Ya lo sé, simpático — dijo Jayce con una risa juguetona y algo de sarcasmo — ¿Qué música?
— ¿Quieres escuchar?
Jayce asintió con la cabeza mientras se colocaba el audífono. Viktor hizo lo mismo con el otro audífono.
— La que estaba escuchando era esta…
Dijo al tiempo en que sintonizaba una canción diferente. De alguna forma, no se sentía listo para compartir la canción que en ese momento escuchaba. Esa canción era muy privada para él, así que en su lugar puso otra.
Se acercó un poco a Viktor aunque no era necesario, pues los audífonos eran inalámbricos. Jayce cerró los ojos y se dejó envolver por el sonido. Los oídos de Jayce se inundaron con el sonido magistral de una voz gruesa, que, de ser un sabor, sería un licor de café avellanado con un coro tribal de voces infantiles sabor anís. Algo muy del estilo de Viktor. Cuando terminó de escucharla, le sonrió.
— Me gusta ¿cómo se llama?
— To ashes and blood — respondió contento de que a Jayce le gustara.
Ambos permanecieron así, escuchando la música de Viktor, enseguida de esa canción inició otra que no tenía letra o al menos él no podía entender lo que decía y en cuanto al sonido, no supo cómo describirlo más que como "sacro-tecno" tenía tintes árabes.
Así sentado como estaba, Jayce comenzó a medio bailar un poco al ritmo de la música, sacándole una risa ligera a Viktor.
— Qué buen gusto tienes — dijo Jayce, acomodándose de nuevo pero ahora un poco más cerca de Viktor, sin notarlo.
El castaño permaneció cómodo con la cercanía, así que no se movió
— Gracias, luego podríamos intercambiar música — sugirió Viktor, interesado en lo que Jayce tendría para mostrarle.
— ¿En serio?
Para Jayce eso fue otro acierto, Viktor estaba genuinamente interesado en conocerlo y eso le encantaba.
Viktor asintió.
Eso puso aun más confortable a Jayce, quien casi de manera inconsciente, tomó la mano de Viktor y comenzó a jugar con ella, lanzándola con suavidad hacia arriba y dejando que la gravedad la bajara, de modo que estaban chocando sus manos repetidamente. Viktor soltó una pequeña risa y le siguió el juego.
Luego otra canción con dos voces femeninas, una suave y etérea, la otra potente y arenosa, nuevamente la letra era inentendible. Pero dejaba una fuerte impresión, como una especie de herida en el corazón, era una canción que no entendía para nada sus palabras, pero sabía que hablaba del cuerpo, anhelar un cierto tipo de cuerpo, podía percibirlo. Jayce volteó a verlo.
— ¿En qué idioma está esta?
— Lo llaman el lenguaje del caos, es un idioma inventado para un video juego.
— ¿Sabes lo que dice?
— No a ciencia cierta, cada quién hace su propia interpretación, aunque creo que podría traducirse.
— Todo un enigma que vale la pena resolver — dijo Jayce, aunque sin darse cuenta, no hablaba realmente de la canción.
— Exactamente — coincidió Viktor encantado con las reacciones de Jayce.
Sonó una canción más, con algo más etéreo y electrónico. Una voz masculina volátil y suave, nuevamente en otro idioma.
— Eres un omnívoro en cuanto a la música ¿no?
Viktor asintió.
— Es lo bueno de la música, siempre hay opción.
Jayce le sonrió.
— Definitivamente a la próxima te mostraré otras opciones musicales para tu repertorio — dijo aun jugando con su mano
— Estaré esperando.
Jayce lanzó una última vez la mano de Viktor y cuando esta cayó, la sostuvo unos segundos antes de soltarla.
— Por cierto, esta vez no seas tímido.
— ¿Qué? — el comentario confundió a Viktor.
Hasta donde él consideraba no era tímido. Más bien, que se olvidaba ponerse en contacto. Por lo general, no solía rendirle cuentas a nadie, ni siquiera a su padre. Pero recordaba que ocasionalmente, Sky, su compañera de salón le reñía por eso.
Al ver su expresión desconcertada, Jayce negó con la cabeza y giró los ojos con una sonrisa juguetona, entonces explicó.
— Hablo de que nunca me envías mensajes si no te los mando primero yo.
— No suelo usar mucho el teléfono para comunicarme — el mismo frunció las cejas y los labios— Lo cual es bastante irónico si lo pienso.
Jayce rio. Simplemente, la forma de ser de Viktor le hacía sentir que nunca conocería a otra persona como él y eso le gustaba. Era algo agradable saber que él podía ver algo que los demás no, aunque ocasionalmente le gustaba la idea de poder presumir ese algo especial.
— Cuando salgas, mándame un mensaje para reunirme contigo — explicó Jayce finalmente.
Viktor arqueó una ceja. Probablemente era algo que olvidaría, pero aun así asintió. Por su parte, Jayce se sintió extrañamente complacido con el hecho de que Viktor aceptara contactarlo, aunque desconocía si lo haría. Esa necesidad suya de saber qué hacían las personas que le interesaban era fuerte pero aun pasaba de ser percibida por él.
— Si no lo olvido, sí, te mando un mensaje — dijo finalmente Viktor.
Eso fastidió un poco a Jayce, no quería desperdiciar ni un momento con él en su escuela, pero no podía hacer mucho si Viktor era tan terco.
El tren se paró en la estación de Jayce y ambos bajaron. Tan pronto estuvieron fuera, una brisa fría sopló, ambos se abrazaron a sí mismos y Jayce entonces se fijó en Viktor, traía ropa muy delgada y lo observó.
— ¿No tienes frío?
— Sí, pero ahorita que camine se me va a quitar.
Jayce bufó y giró los ojos. Se quitó la chaqueta y se la puso a Viktor en los hombros.
— ¡No! ¿qué haces? — dijo observando la chaqueta en sus hombros y luego a Jayce.
— Obviamente abrigándote — señaló girando los ojos, seguido de una sonrisa. Luego, cambió su expresión a una más severa— ¿Por qué vienes tan ligero de ropa?
— No vengo de mi casa, así que no pude tomar una chaqueta — explicó, tratando de devolverle la chaqueta, pero las manos de Jayce en sus hombros se lo impidieron.
— Bien, toma esta — dijo.
Evitó que se la quitara y pensó en sus palabras ¿no venía de su casa? ¿en dónde había estado? Pero no se atrevió a preguntar, tenía que asegurarse que Viktor usara la chaqueta y no podría si se distraía.
— ¿Y tú? — lo confrontó Viktor con suavidad.
— Yo tengo otra en mi casillero, toma esta, me la devuelves mañana. Hace frío — puntualizó.
Viktor asintió, lo cierto era que sí, tenía frío y la chaqueta era en realidad cálida, probablemente más porque Jayce la había estado usando. Viktor se quitó la chaqueta de los hombros para poder ponérsela correctamente. Lo cierto era que le quedaba enorme.
— Nadas en mi chaqueta — jugó Jayce.
— Eres considerablemente más fornido — dijo Viktor, sintiendo tanto espacio extra.
El moreno sonrió, le gustaba el hecho de que Viktor hubiera aceptado la chaqueta, aunque era un poco tierno ver lo grande que le quedaba. No cabía duda para él que ver a Viktor se había vuelto una especie de afición para él. Notó al castaño pensativo, así que, con prisa, cambió el tema para evitar alguna posible protesta o arrepentimiento.
— Esta vez, quiero llevarte al conservatorio. Como prometiste, quiero escucharte tocar.
Viktor sonrió.
— Eso depende, ¿trajiste tus dibujos?
Jayce apretó los ojos.
— Creí que lo habías olvidado.
— Con una memoria como la mía no esperes que olvide muchas cosas — bromeó Viktor.
— Bien, pero tocarás una canción por dibujo que veas.
Dijo Jayce colocando su mano por debajo de la barbilla de Viktor y apretando sus mejillas con los dedos, sacudiendo con suavidad su rostro.
La expresión de fastidio de Viktor era evidente, pero no completa, era un fastidio juguetón. Quitó la mano de Jayce de su cara y arqueó una ceja, junto con una sonrisa cínica.
— Entonces sí hiciste más de uno.
El rostro de Jayce se tornó rojizo y giró el rostro para que no lo viera.
— ¿Te sonrojaste? — preguntó Viktor no muy seguro de lo poco que veía.
Jayce se giró con velocidad, pasó un brazo por los hombros de Viktor y con su otra mano tapó sus ojos y siguió caminado con él. De manera que podía irlo guiando aun tapándole los ojos.
— Jayce, me vas a tumbar — dijo Viktor girando el rostro, tratando de quitarse la enorme mano de Jayce de la cara, mientras se apoyaba con el bastón.
— No te voy a tumbar, yo voy viendo por ti — dijo sin soltarlo.
Viktor forcejeó poco y cuando finalmente logró quitarse la mano de Jayce de la cara, estaban frente a la UAP. Jayce movió la mano que tenía en el hombro de Viktor ligeramente, paseándose hasta colocarla en su espalda alta, justo bajo su cuello.
— Iré por ti al terminar el primer bloque.
— No es necesario que te molestes — se negó Viktor — Puedo verte en la cafetería.
— Sobre eso, mi madre nos empacó comida, así que no iremos a la cafetería. Y como no sabes en donde está el conservatorio, vendré por ti — dijo sin dar mucha oportunidad a negarse.
— ¿Tu madre me empacó comida a mí?
Jayce no esperaba esa pregunta. Era un poco vergonzoso admitir que él se lo había pedido especialmente para él. Viktor, notando su debate interno agregó:
— Es muy amable, dale las gracias de mi parte.
Eso animó a Jayce de nuevo, él amaba a su madre y saber que Viktor, aunque no la conocía, estaba agradecido con ella, le hacía sentir que todo en su vida iba bien.
— Claro, yo le digo. Además, empacó algo de postre que sé que te gustará.
La mención del postre llamó la atención de Viktor, incluso Jayce pudo ver cómo se dilataron un poco sus pupilas y soltó una risita.
— En fin, me mandas mensaje cuando salgas — dijo colocando su mano en su hombro— Te veo aquí más tarde.
Dijo separándose de Viktor para ir a su casillero por la chaqueta y luego a su propio salón.
Viktor estaba intrigado por la rebosante calidez de Jayce y entonces pensó: "debe ser por su mamá" sonrió y entró a su salón. Jayce le hacía sentir bienvenido.
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Más tarde, al terminar el primer bloque, Viktor salió de su salón y esperó afuera a Jayce, pero pronto vio que nuevamente algunos alumnos iban a rodearlo, así que fingió haber recibido un mensaje y entonces recordó que Jayce le había pedido enviarle uno. Ocuparía la oportunidad. Le escribió un mensaje sencillo y nada ceremonioso.
"Ya salí" era el mensaje. No era un hombre de mensajes largos, solo lo necesario, así que se limitó a ello.
Por su parte, Jayce al recibirlo se sintió contento, tanto que una sonrisa amplia se asomó en su rostro.
— ¿Mensaje de Viktor? — preguntó Mel.
Jayce asintió, sin poder ocultar su alegría y sin detenerse mucho a preguntar cómo lo supo.
— Ya salió, voy con él — anunció, dándole un beso en la mejilla a Mel.
— Asegúrate de convencerlo de que asista a la gala, Heimerdinger ya está haciendo los preparativos y nos pidió apoyo a Salo y a mí.
Jayce no estaba muy contento con la mención de Salo, pero asintió a la petición de Mel.
— Intentaré convencerlo.
— Ah…y Jayce…
— ¿Sí?
— Dile que lleve acompañante.
Ese comentario desconcertó a Jayce.
— ¿Acompañante?
Es decir ¿Viktor y alguien más?
— Bueno, es una gala — comentó ella como si fuera lo más obvio del mundo— Puede serle más divertido si viene con alguien que conozca y podría serle más fácil conseguir inversionistas.
— Bien — fue lo único que atinó a decirle antes de tomar la bolsa que había empacado su mamá e irse.
Algo en la actitud de Mel le dijo a Jayce que esa petición de Mel escondía algo más. La conocía, conocía como ocasionalmente podía moverse. Cuando se trataba de hacer dinero y levantar proyectos exitosos, era un genio. Y meditó que, quizá debía dejarla que impulsara a Viktor.
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— ¿A dónde va Jayce? — preguntó Elora llegando — ¿No comerá con nosotras de nuevo?
— Fue a comer con su novio — bromeó Mel aunque con un tono un poco decepcionado.
— ¿Viktor?
Ambas asintieron con la cabeza
— Vi que Jayce le dejó su chaqueta— le compartió Elora a Mel— La que tiene los colores de su familia.
— Creo que ni él mismo ha notado todo lo que está haciendo — señaló Mel con un tono que rayaba entre el fastidio y la diversión.
— ¿Estás molesta? — preguntó Elora, leyendo entre líneas.
— Sí y no.
— ¿Por?
— Bueno, al igual que tú y yo, él y yo estamos en una relación abierta, así que tiene derecho a disfrutar con otras personas — dijo.
— ¿Pero?
— Pero parece que no se ha dado cuenta de lo que siente. Y Viktor tal vez tampoco y dudo que en un rato lo hagan.
— ¿Y?
— Sé que mi relación con Jayce terminará cuando se dé cuenta.
— ¿Por qué lo dices?
— Porque se ve que Viktor es de los que prefieren exclusividad. Y Jayce lo elegirá.
— ¿Cómo lo sabes?
— ¿No viste cómo lo miraba en el laboratorio? Él jamás me miró así.
-o-o-o-o-o-o-
Aunque Jayce se fue, se fue pensando en las palabras de Mel "podría serle más divertido si viene con alguien que conozca". Autocomplacientemente, había pensado que Viktor se divertiría estando con él, él era el conocido de Viktor para la fiesta y pensar en la posibilidad de que quizá en la fiesta no pudiera convivir mucho con él, lo puso un poco triste. Aunque no era como si no pudieran pasar tiempo juntos fuera de la gala o la escuela.
Estaba tan inmerso en sus cavilaciones, que, antes de darse cuenta, estaba ya en el salón de Viktor. Lo vio concentrado, de nuevo con sus audífonos que notó lo fácil ue era para ambos perderse en sus pensamientos. Concluyó que por eso se llevaban tan bien.
Luego, lo observó detenidamente, estado a su lado, ver a Viktor con su chaqueta puesta, le hizo sentir algo de satisfacción, aunque no estaba seguro del porqué. Pero le agradaba ver que había aceptado usar la prenda. Como Viktor no había notado aun su presencia, y sabiendo que era cosquilludo, no se resistió a picarle las costillas. Viktor tuvo un sobresalto y cuando vio que era Jayce, le dio un golpe suave con el bastón en las pantorrillas.
— Ooouch — Jayce se quejó, exagerando el sonido.
— No puedo correr, pero estoy armado —jugó Viktor.
Jayce rio.
Colocó su mano en la espalda alta de Viktor para guiarlo al conservatorio.
— Vamos, te gustará la comida de mi mamá, verás que no has probado nada mejor — presumió.
— Estoy muy interesado en el postre — dijo Viktor avanzando con Jayce.
Por un momento, esa frase sencilla hizo a Jayce sentir escalofríos. Una vez la había oído de Mel, aunque en ese momento, ella se refería a otra cosa. Intentó no sonrojarse y no reírse, aunque le fue difícil.
— ¿Qué? — preguntó Viktor.
— No, nada. Chiste local.
El castaño lo observó con su mirada dorada e intensa, sentía mucha curiosidad, más porque era evidente que Jayce intentaba contener la risa.
— ¿Qué? — insistió.
— Nada, nada, en serio. Anda, vamos al conservatorio — insistió tratando de distraerlo.
Viktor se dejó guiar, no preguntó más, después de todo, parecía que Jayce no quería contarle, así que dejó ir la situación, él mismo tenía cosas que no quería mencionar por ahora. Por su parte, Jayce sintió alivio, pues pensó que había logrado distraer a Viktor con éxito. Caminaron con juntos hasta un edificio pomposo y amplio, lleno de ventanas y lo que parecía ser una cúpula de cristal.
Al llegar, Jayce lo llevó hasta un área desierta, donde sabía que tenían los instrumentos musicales. Acercó una mesa y un par de sillas para que ambos pudieran comer tranquilos. Viktor lo ayudó a sacar algunas cosas de la bolsa, y entre las cosas encontró una carpeta que Jayce le quitó de las manos casi en el acto.
— Eso aun no — dijo Jayce ruborizado.
Al castaño le pareció una reacción extraña, pero continuó sacando las cajas de almuerzo y viendo la variedad de alimentos que la madre de Jayce había preparado para ellos.
— Le pedí que nos hiciera algo fácil de comer, viéndote a ti y viéndome a mí, olvidaremos comer de nuevo.
Viktor rio. Le alegraba saber que no era el único que se concentraba tanto que perdía noción de sus alrededores. Volvió a programar su alarma y se sentó.
En las cajas de comida, había croquetas de carne, tomates cherry, bocaditos de pepino, cubos de queso y en un par de contenedores a parte algo blanco y pastoso con un polvillo café aromático que identificó como canela.
— ¿Qué es esto?
— Arroz con leche y anís.
Viktor sonrió.
En tan poco tiempo, Jayce se las había arreglado para conocer su gusto. Ambos se sentaron y comenzaron a charlar sobre sus proyectos, tomando pequeños bocados ocasionales. La comida era deliciosa, abrazaba las papilas gustativas de manera que realmente sí lograron terminar toda la comida, mientras hacían su intercambio de ideas.
— ¿Listo para el postre? — Jayce quiso darse un golpe en la frente, otra vez, recordó otra situación diferente donde había preguntado eso. Trato de reprimir su risa y un sonrojo.
El de ojos dorados, ajeno a la tormenta interna de Jayce, asintió, aunque lo cierto es que estaba casi lleno. Jayce le pasó uno de los contenedores con el postre y Viktor lo abrió curioso, se había manchado el pulgar y aprovechó para probar el postre, llevándolo a su boca y lamiéndolo. Sus pupilas se dilataron y sonrió.
Jayce estaba atento para ver su reacción ante el sabor. Era algo a lo que se había aficionado, ver a Viktor era sin duda un extraño y pequeño placer que tenía. Concluyó que quizá por eso lo dibujaba tanto.
No se perdía ni un instante de sus expresiones. Lo observó tomar una pequeña cuchara y degustar el postre con satisfacción. Viktor era como un gato con catnip cuando probaba o hablaba de algo que le gustaba.
Del otro lado, era como si el estómago de Viktor se hubiera abierto repentinamente y devoró todo el postre hasta terminarlo. Tenía un sabor delicioso y una textura que era fácil de digerir.
Jayce lo observó atento terminar el postre, su sonrisa y sus pupilas dilatadas le parecieron una reacción muy tierna. Le sonrió y le cedió su porción acercando el otro contenedor silenciosamente y observándolo directamente.
Viktor notó el movimiento de su mano empujando por la mesa el pequeño contenedor, arqueó una ceja y redirigió su mirada a encontrarse con los ojos hazel de Jayce.
— ¿Quieres el mío? — preguntó el moreno.
El castaño negó con la cabeza, en realidad, su estómago estaba ya satisfecho. Aunque claro que le gustaría volver a comerlo en otra ocasión. Pero ya estaba lleno.
— No gracias, estoy lleno. Dile a tu mamá que hace cosas deliciosas, cocina muy bien.
Por alguna razón que Jayce no entendió, ese comentario le hizo sentir mucha más satisfacción de la que le gustaría admitir. Y le entregó de igual manera el contenedor.
— Te lo llevas a tu casa.
Viktor estaba de buen humor, pese a su mañana complicada, Jayce había mejorado su día considerablemente.
— Gracias — aceptó tomando el postre— Por cierto, tomaré prestado el piano.
— Claro
— ¿Cualquier cosa está bien?
Jayce sonrió.
— Toca lo que quieras, solo quiero escucharte.
Viktor asintió y fue al piano, habían puesto la mesa cerca de él así que solo avanzó unos pasos. Viktor tomó asiento y respiró profundamente. Luego, comenzó a tocar un sonido dulzón, pero en la melodía se percibía tristeza, añoranza, desesperación, hermetismo, como un grito silencioso, era una combinación extraña.
Jayce estaba anonadado.
— Eso fue estupendo, Viktor. ¿Cómo se llama?
— This silence is mine.
— Tocas con mucho sentimiento, me pusiste la piel de gallina — dijo, sentándose en el banquillo con él.
— Gracias, luego te muestro con el violín.
— ¿Tú tocas algún instrumento?
— Sé tocar la guitarra un poco. Aunque para serte franco, me quedo bastante corto en comparación.
Viktor se le quedó viendo un momento y Jayce hizo lo mismo. Ambos estaban en silencio, sentados bastante cerca, sus brazos se tocaban. Jayce estaba cómodo y encantado de ver que pese a lo grande que le quedaba, Viktor no se había quitado la chaqueta. Su mirada subió a sus labios, Viktor le sonreía con suavidad, en lo poco que llevaba de conocerlo había aprendido que Viktor era muy sutil en cuanto a sus expresiones, pero muy decidido en cuanto a sus acciones. Luego notó que Viktor acentuó su sonrisa y le hizo algunas señas con los ojos que no entendió.
— ¿Qué? — preguntó con una sonrisa, le gustaba tener esa cercanía con él.
— Te toca.
Jayce suspiró.
— De verdad nunca se te va a olvidar ¿verdad?
Viktor rio y negó con la cabeza.
Jayce se puso de pie y tomó la carpeta que le había quitado a Viktor antes. Ya había decidido que no le enseñaría toda su libreta, pero al menos le enseñaría el mejor dibujo que había hecho de él.
Viktor estaba contento, esperando por él en el banquillo del piano y entonces, Jayce llegó, con un andar inusualmente tímido y nervioso, incluso Viktor pensó que casi no parecía él.
— No soy muy bueno, ¿de acuerdo? Pero aun así me gusta dibujar.
— Creí que dijiste que estabas en una clase de arte con tu novia. — dijo Viktor evitando llamarla por su nombre.
El moreno se sintió un poco extraño de escuchar esa palabra de la boca de Viktor, pero asintió un par de veces.
— Sí, pero, aunque esté en una clase, no significa que sea bueno.
— Solo muéstramelo — pidió el de ojos dorados.
Jayce abrió su carpeta y pasó algunas hojas, buscando el dibujo , hasta que lo localizó y se lo pasó.
En el, Viktor estaba sentado en el metro, su mirada lucía intensa, su expresión facial relajada, pero al mismo tiempo ilegible. Como siempre, llevaba sus audífonos puestos y su bastón. Tenía una pierna extendida y la otra flexionada hacia atrás, con ambas manos apoyadas en el asiento.
— Wow… — dijo Viktor impresionado, abriendo los ojos, era un retrato bastante bueno — Es excelente, Jayce.
Viktor tenía algunos problemas respecto a su cuerpo, por su estado de salud, sus cicatrices y su extrema delgadez. Aunque en general no le daba importancia más allá de las necesidades que tenía o las limitaciones que lo acongojaban. Pero verse en ese dibujo fue algo realmente impactante para él. Se veía muy bien en el dibujo y eso le hizo sentir algo cálido. Era la primera vez que le gustaba una imagen suya y era gracias a que se estaba viendo a través de los ojos de Jayce.
— Gracias, me alegra que te haya gustado — dijo Jayce, aunque aun sentía vergüenza.
Lo cierto era que no le avergonzaba realmente el cómo dibujaba. Antes había querido ser modesto, pero lo cierto es que a él sabía que sí dibujaba bien. Su vergüenza provenía del hecho de que Viktor supiera la cantidad de tiempo que se la pasó viéndolo y dibujándolo antes de siquiera hablarle, eso en sí era lo que lo avergonzaba en demasía.
— ¿Puedo tomarle una foto a tu dibujo? — preguntó Viktor, le interesaba tener la imagen de recuerdo.
— Mejor te lo regalo — dijo Jayce, dijo sacando el protector de hojas en el que estaba el dibujo.
— No, no es necesario — negó con la cabeza.
Viktor estaba un poco abrumado, Jayce estaba dándole demasiada atención y cosas ese día, no sabía si era correcto aceptarlas.
— Solo tómalo, Viktor.
— No, Jayce.
— No desprecies mi dibujo — jugó.
— No lo estoy…
— Tómalo — presionó— Mira, considéralo un intercambio para que toques una canción para mí, dijiste que podría elegir una — dijo entregándole el dibujo.
Viktor finalmente cedió.
— Claro — sonrió— ¿Sabes cual quieres?
Antes de que pudiera responder, la alarma de Viktor sonó.
— Va siendo hora de volver — señaló Viktor devolviéndole la carpeta.
Jayce la tomó con cuidado. Ambos se pusieron a recoger lo que usaron y acomodar la mesa y las sillas en su sitio antes de partir de vuelta a sus actividades.
-o-o-o-o-o-o-o-o-o-
Para el final del día, caminaron lado a lado hasta la estación del metro. Ambos pensaron que era una verdadera lástima que ya no tuvieran la excusa para pasar una hora extra en aquella cafetería. Y aunque no necesitaban ninguna excusa, de alguna forma sentían que sí. Como si no les fuera permitido pasar más tiempo juntos del acordado.
Subieron a la estación y se sentaron juntos. Hablaron más sobre sus proyectos y entonces, Jayce recordó:
— Ah, Mel me dijo que su familia y la de Salo estarán a cargo de organizar la gala para la competencia.
— Es cierto, está eso también — dijo incomodo por saber que habría otra de esas fiestas.
— ¿Irás? — preguntó Jayce interesado.
— Lo cierto es que me encantaría no asistir.
— Me siento igual que tú — dijo Jayce viendo hacia abajo— Pero lamentablemente debo asistir.
Dijo mientras movía sus dedos, índice y medio, como diminutas piernas caminando sobre su mochila, haciéndolo "saltar" a la mochila de Viktor y "caminando" por ahí.
— Supongo que cuando tu novia es la organizadora la cosa cambia — dijo, observando a Jayce jugar con sus dedos.
— Sí y está lo del patrocinio también. Debo ir.
— Entiendo— dijo Viktor, pensando en que él también debía asistir. Básicamente estaba sentenciado a hacerlo por parte de su padre, por parte de Heimerdinger, la UAZ y Salo — Es molesto.
Jayce llegó a su objetivo y empezó a hacer que sus dedos "caminaran" sobre los de Viktor como si subieran y bajaran escaleras. Viktor observó la mano de Jayce hacer eso, entretenido por el movimiento, el tacto no lo incomodaba, pero le producía curiosidad. Definitivamente, Jayce era del tipo de persona que necesitaba contacto físico constante.
— De hecho, Mel insistió en que fueras también — dijo Jayce levantando la mirada, esperando una respuesta positiva.
"Genial, más presión" pensó Viktor. De todos modos tenía que ir, pero el hecho de que tanta gente lo presionara a hacer algo que no quería y no le gustaba lo fastidiaba. Y más aún, ¿la novia de Jayce quería que él asistiera? ¿Por qué?
— ¿Por qué quiere que yo vaya? — dijo arqueando una ceja y frunciendo los labios.
— No estoy seguro, mencionó algo de patrocinadores.
Al igual que en la mañana empezó a jugar con la mano de Viktor,, lanzándola un poco hacia arriba y recibiéndola con la suya, haciéndolas chocar repetidamente-
— Pero de ser así, sigue mi consejo y ve. Mel es una especie de genio cuando se trata de identificar talento e impulsarlo.
— Suena muy ególatra viniendo de su novio — comentó Viktor con una pequeña risa.
Jayce lo pensó y rio ante el comentario. Si bien no le agradaba ser llamado ególatra, sabía que Viktor tenía razón, él siendo el novio de ella y siendo patrocinado por ella, ciertamente, sonaba ególatra. Por otro lado, le había incomodado un poco escuchar de nuevo la palabra "novia" provenir de la voz de Viktor, aunque en estaba seguro del por qué.
— Ya sé — coincidió — Pero, por otro lado, podemos charlar ahí.
Probó Jayce, observando su reacción. Viktor se encogió de hombros y agregó.
— Mejor que estar rodeado de gente que no conozco — bromeó — Aunque dudo que podamos hablar mucho ahí, seguramente estarás recibiendo a todos junto a ella.
Le recordó Viktor.
— No, en realidad. Como participante, debo estar con el resto de los participantes y los patrocinadores. En este caso, Mel me acompañará a mí, no al revés. Aunque admito que, en parte, iré por ella.
Viktor asintió, simplemente recibiendo la información.
— ¿Entonces? ¿Irás?
— Sí — dijo cansinamente — Heimmerdinger y Reveck me sentenciaron desde antes que tú.
Jayce rio por lo bajo. Sintió ganas de agradecerle a Heimmerdinger y al dr. Reveck por eso. Finalmente, tomó la mano de Viktor, deteniendo el pequeño juego que hacía y la observó extendida, de forma que ahora, sus palmas quedaran pegadas. Notó la evidente diferencia en el tamaño de sus manos.
— Tus manos son enormes — dijo Viktor también notando la diferencia.
— Me sorprende que tus manos no sean más grandes considerando que eres pianista.
— Manos pequeñas no tengo, aunque admito que se ven así junto a las tuyas.
Jayce rio y balanceó un poco su cuerpo para darle un empujoncito suave y juguetón con su hombro. Ambos se rieron y Jayce continuó con su juego anterior. Pronto, vieron el vagón comenzar a llegar a la estación y detenerse.
— Es mi parada — anunció Viktor— Mañana te devuelvo la chaqueta y el contenedor.
Esas palabras detonaron un recuerdo en Jayce, uno tan veloz que intentó contener, no debía preguntar.
— No hay prisa. Por cierto ¿por qué no viniste de tu casa esta mañana?
Quiso darse un puñetazo, esas palabras salieron de su cabeza sin su permiso. Más cuando vio la expresión de extrañeza de Viktor.
— Fui a ver a mi hermana — respondió con simpleza.
La pregunta era totalmente extraña y fuera de lugar, considerando que no estaban hablando de eso. Pero tratándose de Jayce, Viktor no tuvo problema en responderle. Del otro lado, esa respuesta pareció bastar para Jayce. Y de igual forma, no habría importado si bastaba o no, el tren se había detenido y Viktor debía bajar.
Ambos se despidieron con un ademán de mano, pero antes de que Viktor bajara, Jayce se apuró a decir, como si hubiera recordado.
— ¡Ah! Viktor, Mel también dijo que llevaras una acompañante — esas palabras casi le supieron a vinagre y quería golpearse de nuevo por tener que decirlas.
Viktor no volteó a verlo, así que Jayce no pudo saber qué tipo de expresión puso cuando le hizo el comentario. Por su parte, para Viktor ese comentario lo hizo sentirse ajeno.
Finalmente bajó del metro y se despidió con un ademán de Jayce cuando este ultimo buscó su mirada viendo por la ventana.
Viktor suspiró.
¿Llevar una acompañante?
Notes:
Btw las canciones que Vik le mostró a Jayce fueron (se las dejo con sus traducciones):
To ashes and blood - Woodkid https://www.youtube.com/watch?v=BbQuBBi9sPo
A beautiful song - Emi Evans & J'Nique Nicole https://www.youtube.com/watch?v=FZE7mDo8AWY
Tombi – Kvi baba https://www.youtube.com/watch?v=ZW7-GrCIE0o
This Silence is mine - Chihiro Onitsuka https://www.youtube.com/watch?v=Y0o5By8LP6I
Chapter 11: Contacto JV
Chapter Text
Lado V
Viktor se encontró esperando el metro, estaba apoyado en su bastón, tratando de sostenerse un poco mejor. A como pudo, se medio abrazó a sí mismo, sentía mucho frío y se encontraba ligeramente mareado, pero no estaba tan mal como para no reunirse con Jayce. Aunque cualquiera que lo viera, pensaría que lucía como una rama que estaba a punto de romperse con cualquier brisa.
Cuando el tren se paró frente a él, dejó de abrazarse, se apoyó en su bastón un poco más de lo normal y abordó el tren. Vio sentado como siempre a Jayce y le sonrió, el rostro de Jayce siempre traía una sonrisa a su rostro.
— ¿Qué te pasa? Te ves muy pálido — señaló Jayce con preocupación.
Viktor se sorprendió ¿se veía tan mal?
— No es nada, me sacaron sangre. Nada de qué preocuparse — intentó tranquilizarlo.
— ¿Y ya comiste algo?
— No me dejaron salir si no comía algo, así que sí.
— ¿Quiénes?
— Las enfermeras — respondió como si fuera lo más obvio del mundo, pero aun con un tono juguetón.
— ¿Te sacaron mucha sangre?
Evidentemente, Jayce seguía muy preocupado, pero no se sintió con ganas de mentirle, no a él; así que con toda sinceridad le dijo:
— Poco menos de medio litro, creo.
— ¡¿Qué?! ¡¿Por qué tanto?!
Jayce se sobresaltó y se volteó de inmediato a él, colocó una mano en su cabeza, le acarició un poco el cabello y luego pasó su mano hasta llevarla a su mejilla, la otra mano la tenía en el hombro de Viktor. Paseó la mirada por su rostro, específicamente, sus ojos, el color de su piel, la bajó a sus labios donde se detuvo un momento, luego volvió a bajar a su cuello y clavícula, notando aún más su delgadez. Estaba preocupado.
— Bueno, más bien, done sangre — explicó.
— ¿Por qué no me dijiste? Quizá no deberíamos hacer esto hoy.
— Por mí, no hago esto nunca, Jayce — dijo medio bromeando, medio en serio.
Como tenía frío, no le molestó para nada el tacto de Jayce. En general, el moreno era una persona que irradiaba mucho calor, así que era algo que de momento era aprovechable.
— Bien, iremos hoy— dijo cediendo, sabiendo que Viktor estaba más serio que bromista con eso de no querer ir— Porque no quiero que te arrepientas luego. Aunque tampoco quiero que te desmayes, Viktor, la verdad… ¡Ah! — exclamó.
Jayce pareció recordar algo y enseguida comenzó a buscar en su mochila.
— Mi mamá te envió esto.
Viktor frunció las cejas y los labios generando una expresión de desconcierto. ¿La madre de Jayce le había enviado algo de nuevo? Cuando vio que Jayce sacó de su mochila una bolsa de plástico con contenedor más grande que el de la otra vez.
— Come un poco para que me dejes tranquilo, quiero verte comer.
El castaño sonrió y suspiró negando con la cabeza, seguido de una pequeña risita que no pudo contener. Aunque finalmente, tomó con debilidad el tupper y Jayce le entregó además una cuchara, que Viktor recibió de inmediato.
— Dijo que le hizo muy feliz saber que te gustó su comida y te mandó más.
Viktor volvió a reír.
— Creo que tú y tu mamá me están cuidando más que mi papá — bromeó.
El comentario llamó la atención de Jayce, pero decidió no preguntar de momento, simplemente lo presionó más con la mirada y añadió:
— Come.
Viktor abrió el contenedor y encontró nuevamente arroz con leche. Sonrió y empezó a comer un poco. El sabor era tan delicioso, sentía que su boca se derretía con el dulzor la canela y el anis, era fácil de comer y amable con su estómago.
Jayce lo observó con una sonrisa un poco más tranquilo y sin notarlo, le acarició el cabello de nuevo hasta llevar su mano al hombro de Viktor.
— Si te sientes mal en el camino, me dices para que descansemos o volvamos ¿De acuerdo?
Viktor asintió con la cabeza, ocupado comiendo, le gustaba mucho el postre de la madre de Jayce. Era algo que sí tuviera la oportunidad, podría comer todos los días.
— Como dije, tu madre prepara cosas deliciosas.
— Obvio, me hizo a mi — dijo sin pensar.
El castaño volteó a verlo sorprendido y tratando de aguantarse la risa, quería lanzar la típica pregunta retórica "¡¿Qué dijiste?!" y Jayce apretó los ojos con vergüenza mientras se sonrojaba.
— Dime que no dije eso en voz alta.
Viktor ya no pudo más y empezó a reír. Por su parte, Jayce no pudo evitar unírsele. Fue un comentario tan salido de su alma que no pudieron parar de reír por un rato. Y simplemente, reír juntos era algo que se sentía tan natural, que desearon ese momento durara para siempre. Como si debieran aprovechar cada oportunidad para ello.
— ¿Cómo pudiste decir algo tan ególatra? — dijo Viktor entre risas.
— Se le llama buena autoestima — bromeó de vuelta.
Luego de un par de minutos, terminaron de reírse a carcajadas, y lo cambiaron por ocasionalmente soltar una que otra risa cuando recordaban lo sucedido.
— Ya, solo come —dijo Jayce abochornado.
Viktor intentó dejar de reír y se mordió el labio.
Jayce vio ese gesto y sin notarlo, pasó saliva y se relamió. Viktor notó el gesto y entonces volvió a llenar la cuchara con arroz con leche y la puso frente a los labios de Jayce, quien se sintió sorprendido del gesto.
— Tú también quieres, come — ofreció.
— No, no, yo tengo en casa — dijo.
— Anda — presionó Viktor.
El moreno no se resistió y tomó el bocado, sonriéndole mientras masticaba, el postre que hacía su madre era delicioso y por alguna razón que no terminó de entender, sintió satisfacción de que Viktor lo compartiera con él. Por supuesto, no se dio cuenta, que en realidad lo que le gustaba, era el hecho de que lo hubiera alimentado.
Viktor siguió comiendo con tranquilidad, disfrutando con calma de los deliciosos sabores y texturas, disfrutando de la compañía. Ambos pasaron por alto que habían compartido la cuchara, simplemente, esas cosas no las notaban cuando estaban juntos. Quizá si hubiera sido con otra persona, notarían los besos indirectos, pero entre ellos se sentía tan natural que pasaba de ser percibido.
Viktor dejó de comer cuando todavía quedaba la mitad, pero el tupper era bastante grande, así que Jayce pareció satisfecho con que comiera solo eso.
— Llené — anunció Viktor cerrando el contenedor.
— Comerás el resto en casa —dijo Jayce satisfecho, acariciándole de nuevo el cabello.
Viktor volvió a poner el contenedor en la bolsa de plástico. Jayce la tomó en sus manos y Viktor volteó a verlo intrigado.
— Estás debilitado por la donación, lo cargaré por ti.
— No estoy débil — negó con la cabeza y una expresión de desacuerdo.
— Viktor, cuando entraste aquí, parecía que te ibas a desmayar en cualquier momento. Recuperaste algo de color por comer, pero no me arriesgaré a que te me desmayes en el centro.
El de ojos dorados suspiró y pensó que Jayce podía llegar a ser muy sobreprotector, pero aceptó que podía tener algo de razón y accedió. No quería causarle ningún problema.
Finalmente, bajaron en la estación correcta y emprendieron su viaje al centro de la ciudad. Ocasionalmente, Jayce ponía su mano en la parte de atrás de la base del cuello de Viktor y lo iba guiando para evitar que se toparan con personas o que lo empujaran. Viktor volteaba ocasionalmente a verlo, extrañado de que hiciera eso, nunca nadie lo había cuidado tanto. Por la personalidad de Jayce sabía que era porque Jayce verdaderamente se preocupaba y no porque lo subestimara por su pierna.
Mientras caminaban, Viktor notó lo mucho que Jayce llamaba la atención. Cada persona que pasaba volteaba a verlo. No los culpaba, Jayce tenía facciones muy agraciadas. Sabía que una que otra persona lo veía a él por su bastón, pero definitivamente, ahora que estaba caminando con Jayce, se llevaba todas las miradas por razones totalmente diferentes.
Por su parte, Jayce se sabía atractivo. Sabía que llamaba la atención de las personas, no obstante, notó un numero grande de personas voltear a ver a Viktor mientras caminaban. No pudo evitar pensar que Viktor era popular. Después de todo, en su escuela, Viktor era rodeado por mucha gente. Jamás se le pasó por la mente que pudiera ser por el bastón, después de todo, Viktor tenía unos ojos preciosos y para él, su bastón no era para nada una característica que realzara o sobajara a Viktor.
— Por acá, Viktor — anunció y lo atrajo a una tienda donde vendían trajes para hombres.
Viktor entró con él a un local bastante amplio, que se notaba, tenía trajes de todos los precios y variados accesorios para hombres.
— ¿Tienes algún color en mente?
— ¿Negro tal vez?
— ¿Solo negro?
Viktor asintió.
— Viktor, en general te ves muy bien en negro, pero se trata de que llames la atención de los inversionistas. Todos llevarán trajes más llamativos, te vas a perder entre todos…
Cuando notó que, en realidad, Viktor quería justo eso, agregó:
— O tal vez resaltes más, si todos van en colores claros y tú en negro, te hará resaltar.
Viktor frunció los labios y las cejas.
— ¿Qué sugieres? — preguntó Viktor al fin.
— Algo con lo que estés cómodo pero que te permita llamar la atención de las personas correctas. No lo sé, pero vamos a probarte cosas. Conseguiremos algo para vayas a la gala.
— ¿No vas a probarte nada tú?
— Yo solo vine a probarme mi traje, le estaban haciendo unos ajustes — explicó simple — Vamos a ver…
El castaño no estaba encantado con la idea de asistir a la fiesta, pero por alguna razón, Jayce parecía bastante animado a eso y eso que el mismo Jayce le había dicho que tampoco quería asistir. No estaba seguro de donde sacaba el entusiasmo, probablemente porque a su manera de ver, Jayce era más sociable, pero eso le daba un poco de ánimo para pasar por esa tortura. Lo que Viktor desconocía era que el entusiasmo de Jayce era netamente por él, no por la fiesta.
Por su parte, Jayce no estaba realmente interesado en las compras, más bien fueron dos puntos: el primero y más importante, que quería pasar tiempo con Viktor fuera del vagón o los pocos días en su escuela. Y el segundo, que Mel le había insistido de favor que se asegurara que Viktor fuera, bien vestido y acompañado, mencionó que irían inversionistas importantes y que, si quería que Viktor despegara, y quién sabe, consiguiera una beca para la UAP, debía llamar la atención.
Pasaron por los pasillos y Jayce fue recogiendo algunas prendas, una camisa de color café, y un saco rojo oscuro con dorado, unos pantalones ajustados de un color café tan oscuro que casi parecía negro. También tomó una camisa roja con un saco azul largo de cierre cruzado con botones y delineados dorados y cobalto y unos pantalones ajustados a juego. Además, tomó una camisa roja y ajustada, un saco negro con motivos dorados, ambos con la espalda descubierta, unos pantalones ajustados también de color negro. Tomó además una camisa negra con un saco vino de cola de golondrina, con la solapa y la tapa de los bolsillos color verde oscuro con un delineado dorado.
— Pruébate estos.
Viktor hizo inconscientemente un puchero ¿rojo con dorado? Así llamaría la atención de todos. Vio el resto de la elección de Jayce, eran demasiadas opciones y la mayoría aunque tenían tonos oscuros, le parecieron por demás, llamativas y elegantes.
Suspiró.
Jayce en general se notaba que era vanidoso así que seguro tenía estilo y conocimientos sobre este tipo de cosa, así que se limitó a hacerle caso.
Se metió a un probador y empezó a cambiarse. Como siempre, llevaba puesta su faja ortopédica, solo que en general usaba ropa holgada o ropa que pudiera ocultarla, así que nadie la veía usualmente. Se vistió con el traje en tonos cálidos, se colocó la faja por encima y se vio al espejo.
Lo cierto es que no se veía nada mal, los motivos dorados del saco hacían resaltar sus ojos maravillosamente y la forma del traje lo estilizaba de manera en que se veía sensual, una palabra con la que nunca se había sentido identificado.
— ¿Terminaste?
— Con uno de ellos.
— Déjame verte, quiero ver qué corbata de las que elegí luce mejor.
Viktor suspiró y antes de que pudiera abrir la cortina, Jayce la abrió por él.
— Al fin y al cabo, estás vestido — dijo él, entrando al probador.
Luego se puso a colocar corbatas, probando los colores.
— Creo que la roja con dorado, también puede ser la dorada con rojo. O simplemente una corbata totalmente dorada.
Viktor recordó la chaqueta que le había prestado.
— Te gusta esa combinación de colores ¿no?
Jayce sintió vergüenza de decirle "son los colores de la compañía de mi familia" así que solo dijo:
— Pienso que te quedan bien estos colores.
Terminó eligiendo la dorada en esta ocasión. De esta forma los ojos de Viktor resaltaban aún más, casi parecía que brillaban.
— Mírate, te ves muy bien — dijo Jayce viéndolo a sus ojos, luego viendo sus labios. Cuando lo notó, disimuló bajando la mirada hacia la corbata.
Por su parte, Viktor estaba ajeno a la mirada de Jayce, estaba ocupado viendo su reflejo y Jayce tenía razón, se veía bien, pero no dejaba de sentirse incomodo por la atención que sabía que atraería.
— Salvo por la faja— dijo Jayce de repente, viendo el conjunto— Necesitamos conseguirte una para la gala.
— Esta es ortopédica — dijo un poco inflexible — La necesito.
— ¿Tienes otra de repuesto por ahí?
— Sí.
— Entonces podemos dejar una de ellas para que la personalicen para la gala — dijo Jayce.
— ¿Qué?
— Sí, así tendrás una para eventos formales. Mientras, pruébate el otro traje — dijo saliendo del probador— Así sabremos de qué color es mejor pedirla.
Viktor volvió a suspirar y empezó a cambiarse de nuevo. Definitivamente esta no sería su actividad favorita o más memorable, pero sabía que de todos modos tenía qué hacerla.
Se puso el nuevo traje. Al cabo de unos minutos, vio que también se veía muy bien con ese, aunque lucía aún más delgado. En esta ocasión, Jayce ni siquiera le preguntó si estaba listo, calculó el tiempo que le tomaba a Viktor cambiarse y simplemente abrió el probador.
— Vamos a verte.
El castaño se sobresaltó, pero tampoco era como si tuviera algo que Jayce no hubiera visto y estaba acostumbrado a que las personas (médicos y enfermeras) vieran su cuerpo. La desnudez no era un problema para él. No obstante, como estaba vestido, decidió que era irrelevante darle más atención a, si Jayce pudiera o no haberlo visto, no tenía caso pensarlo más, así que simplemente lo dejó pasar.
— Te ves bien, pero…aunque parezca imposible, te hace ver aún más delgado — dijo Jayce divertido.
El castaño rio. Eso mismo había pensado él. Por su parte, Jayce observó a Viktor pensativo y la curiosidad pudo con él, así que lo intentó.
— No te enojes, déjame probar algo.
Anunció Jayce, acercándose.
— Voy a sujetarte un momento.
Dijo, colocando sus dos manos en la cintura de Viktor estirando los pulgares y los dedos medios. Ambos notaron que las manos de Jayce alcanzaban a rodear por completo su cintura. Los dos comenzaron a reírse.
— Eres demasiado delgado.
— No, tú tienes las manos demasiado grandes.
Volvieron a reírse
— Mejor no te lleves este.
— Concuerdo.
Jayce lo soltó y salió del probador para que Viktor probara el siguiente traje. Con el tercero, cuando terminó de vestirse, Jayce entró para encontrarse con el ceño y los labios fruncidos de Viktor que le decían a Jayce lo inconforme que el castaño estaba.
— ¿Qué pasa?
— ¿Por qué se te ocurrió ponerme algo con la espalda descubierta?
Jayce rio.
— Es moderno — dijo el moreno.
Lo cierto es que lo había elegido más como una broma porque sabía que Viktor no lo elegiría, pero se conformaba con verlo usarlo una vez ahí en el probador. Jayce notó de nuevo, gracias a la ventana de la espalda, aquella enorme cicatriz que tenía y sin recato, la tocó con sus dedos y la delineó desde el inicio de la ventana hasta el extremo inferior. De haber tenido más acceso a la espalda de Viktor, probablemente habría bajado más.
Viktor tuvo un escalofrío y le dio un manotazo.
— No hagas eso.
— ¿Te duele? — preguntó Jayce, más curioso que otra cosa.
— Ya no, solo duele cuando hay cambios de presión atmosféricos.
— ¿Cómo?
— Sí, por ejemplo, cuando va a llover.
— Entiendo.
Jayce volvió a tocar la cicatriz con sus dedos, intrigado por ella.
— Pero me da cosquillas y se siente extraño— dijo Viktor sujetando el brazo de Jayce para alejar su mano de su espalda.
Jayce se rio entre dientes, aceptando no tocarlo más de lo necesario, aunque por supuesto, Jayce siendo como es, no podría cumplir ese objetivo. No se quebró la cabeza pensando más allá sobre él tocando demasiado a Viktor, ya que en general, tocaba mucho a las personas. Se limitó a simplemente observar ahora a Viktor y darle el visto bueno:
— La verdad, te ves muy bien con ese traje.
— No con esta cicatriz — dijo Viktor volteándose para verse la espalda en el espejo.
— Podríamos ponerle una de esas joyas en forma de columna vertebral.
Viktor volteó a verlo con una expresión que decía "¿Estás hablando en serio?". Jayce rio por lo bajo asintiendo a modo de broma. Aunque, lo cierto es que sí hablaba enserio, a él le gustaría verlo usando algo así. Luego, por alguna razón, sintió mucho calor en la cara, así que, carraspeó la garganta y agregó:
— También podríamos ponerte una camisa normal, pero dejar el saco y la cadena corporal que te dije.
El castaño pareció considerarlo unos momentos.
— Por cierto, es una cicatriz muy grande ¿de qué es? — dijo sin poder evitar, querer saber más de él. Parecía casi hipnotizado e incapaz de apartar la vista de su espalda.
— Sí, es bastante grande. Es de una cirugía.
— ¿Cirugía? ¿Y estás bien? — se preocupó, considerando que ese día había donado sangre.
— Escoliosis, la cirugía era precisamente para estar bien. Aunque la recuperación me hizo querer morir, para serte franco.
— ¿Fue muy dolorosa?
— No te imaginas cuánto, pero estoy bien.
— Me alegra que lo estés...
Dijo al tiempo en que colocaba su mano nuevamente en su espalda, en su usual gesto afectuoso, sin notarlo le acarició con el pulgar. Viendo que no lo hizo a propósito y que era más un gesto para reconfortarlo, Viktor aceptó dicho gesto. Jayce tuvo la tentación de preguntarle "¿hasta donde llega tu cicatriz?" pero de alguna forma pensó que se vería raro que lo preguntara, así que desistió, sería en otro momento tal vez.
Finalmente, Jayce salió para dejar que se probara el ultimo traje, por supuesto, para entonces, Viktor ya estaba cansado, pero aun así se cambió, sería lo ultimo de su tortura.
Cuando Jayce volvió a entrar vio a Viktor con el ultimo conjunto. Como era de esperarse, lucía bastante bien a sus ojos.
— Te sienta bien, más si lo combinas con la corbata dorada.
En opinión de Jayce, Viktor lucía espléndido con todos los trajes. Como había tomado cosas que resaltaran sus cualidades, era como un dulce para sus ojos. Además, había procurado que fueran colores que representaran su alma mater y que tuvieran un poco de la casa Talis. No supo por qué, pero tenía esa necesidad de verlo en sus colores.
A Jayce le gustó ver a Viktor en todos los trajes, le pareció que llamaría la atención de inversionistas. Como siempre, cuando se trataban de esas cosas, Mel tenía razón.
— Necesitamos ver lo de la faja.
Jayce salió del probador para que Viktor volviera a cambiarse por el traje anterior. Finalmente, Jayce llevó a Viktor con el sastre para que le hiciera como una "funda" a su faja y que, de esa manera, pudiera lucir más formal. Por supuesto, Jayce se puso a discutir con el sastre y le agregaron algunos herrajes y adornos a la funda de la faja para brindarle mayor apoyo a Viktor y que se viera mejor. Aunque Viktor no participó mucho, dejó en realidad que Jayce se encargara de eso. Después de un largo rato, fue turno de Jayce de probarse el traje que había dejado encargado.
Era un saco blanco con la solapa y las mangas rojas con dorado. Pantalones color café. En general era un traje sobrio y elegante, que, lo hacía resaltar bastante, incluso parecía un poco más muscular. Jayce se miró en el espejo, posó y le gustó cómo se veía. Luego le sonrió a Viktor, esperando algún comentario de su parte.
Viktor rio por lo bajo y agregó.
— Te ves bien, incluso más muscular que siempre.
— ¿Tú crees? — Jayce sonrió satisfecho.
— Sí.
Aunque Viktor no lo había dicho, Jayce había traducido en su mente el adjetivo "muscular" como "sexy", así que no pudo evitar sentirse como pavorreal. Mientras continuaban los arreglos al traje de Jayce, Viktor, quien estaba sentado en un diván se quedó dormido.
En algún punto, Jayce volteó y notó que Viktor estaba dormido sentado, así que se acercó y lo recostó. Luego, trató de tomarse su tiempo en la tienda para dejarlo dormir un poco. No le extrañaba, probablemente Viktor estaba cansado por la donación de sangre, así que, si podía dejarlo descansar, lo haría.
Cuando Jayce finalmente terminó y que solicitó algunos arreglos extra para el traje de Viktor, se acercó al durmiente y lo meció suavemente.
— Viktor…Viktor ¿estás bien?
Poco a poco, Viktor fue abriendo sus parpados, dejando que se asomaran sus ojos dorados y vio ahí a Jayce sonriéndole.
— ¿Jayce?
— Es hora de irnos.
— Lo siento ¿Me dormí? — dijo Viktor, ni siquiera se había dado cuenta cuando se durmió.
— Descuida, seguro estas cansado — dijo sujetándole del brazo cuando notó que Viktor estaba intentando sentarse.
Viktor se incorporó, aun estaba somnoliento, pero intentó despertarse lo suficiente para irse.
— Con calma, no hay prisa.
Viktor asintió y se talló un poco el rostro con las manos, para espabilarse. Cuando estuvo más o menos repuesto, se puso de pie junto a Jayce y salieron del local. Originalmente Jayce había pensado en ir a comer algo con él después de las compras, pero le preocupaba, así que se aventuró a hacer algunas preguntas.
— Viktor ¿tienes algo más qué hacer hoy?
— Emm…no…
— ¿Hay alguien en tu casa ahora?
— No ¿Por?
— ¿Habrá alguien hoy en tu casa?
El interrogatorio le supo extraño a Viktor, por lo general, ni su padre lo interrogaba tanto. Aun así, pensó en una respuesta que terminó volviéndose otra pregunta.
— ¿Qué día es hoy?
— Sábado.
— Entonces no, mi papá no estará en casa hoy ¿Por qué preguntas?
Jayce sintió dos cosas ante esa respuesta, por un lado, preocupación, parecía que Viktor en general estaba muy solo, quizá por eso era tan independiente y autosuficiente. Por otra, le hizo sentir un poco contento, porque le dio la oportunidad para algo.
— ¿No quieres venir a mi casa a comer?
Chapter 12: Contacto JV - X
Notes:
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Chapter Text
Contacto JV - X
Viktor se quedó sorprendido por la repentina invitación y arqueó una ceja, no emitió sonido alguno, como analizando qué debía hacer y más aún, el motivo de la repentina invitación de Jayce.
Lo cierto era que, para Jayce, por un lado, seguía preocupado por él, es decir, se acababa de quedar dormido en la tienda, debía estar debilitado. Y por otro, tenía ganas de pasar más tiempo con él. La compañía de Viktor era una de la que no se saciaba y no entendía por qué más allá de "es una persona estupenda" y "quiero ser su amigo".
— Vamos, te gusta la cocina de mi mamá. Le alegrará conocerte.
— Pero seguramente ella no espera que llegues conmigo, será una molestia para ella.
— No lo será.
— Mejor otro día en que le preguntes primero.
— Le pregunté mientras dormías.
— ¿Qué? — Viktor estaba realmente sorprendido de su proactividad.
— Sí, le pregunté. Dijo que está bien y preguntó ¿cuál es tu comida favorita?
— Lo…
— No digas lo que sea, mi mamá ya me advirtió que no quería esa respuesta.
— No quiero molestar…
— Viktor, ya me dijiste que no tienes nada por hacer y nadie te espera hoy, ven a comer.
— Jayce…yo…
— Mira, hazlo por mi ¿quieres? Me preocupa que te sacaran tanta sangre hoy y que estarás solo en casa, dame tranquilidad viniendo a comer a mi casa. Sé que llegando a la tuya seguro te pondrás a trabajar en el proyecto, se te irá el tiempo y yo estaré preocupado, vamos.
Viktor lo pensó. Jayce tenía razón. Quería negarse, pero la mirada de Jayce era como la de un cachorro, de alguna forma se sentía imposibilitado a decirle que no.
— Bien, pero yo me adaptaré a la comida que haya.
— Eso no le gustará a mi mamá, pero le diré que haga algo rico en hierro.
Parecía que los dos podían vivir con esa negociación.
Ambos caminaron con tranquilidad al metro, charlaron de sus proyectos principalmente. Mientras esperaban a que llegara su ansiado y cálido vagón, Viktor observó a Jayce, tenía una pestaña caída en el pómulo y recordó un juego que hacía con Oriana cuando eran niños, eso la hacía reír.
— No te muevas.
Tomó la pestaña entre sus dedos pulgar e índice. Jayce se sintió maravillado de que Viktor activamente decidiera tocar su rostro.
— Pide un deseo.
Jayce vio el gesto como algo curioso y en sus labios se asomó una sonrisa amplia que dejaba ver sus blancos dientes. Pensó en un deseo y luego asintió con la cabeza.
— Listo.
— ¿La pestaña está arriba o abajo? — preguntó Viktor, aun con sus dedos juntos.
Jayce observó sus dedos y luego de pensarlo un poco eligió:
— Arriba.
Viktor entonces separó los dedos y efectivamente, la pestaña se había quedado en su dedo índice, el de arriba.
— ¿Se va o no se va? — preguntó Viktor, observando a Jayce.
Jayce observó la pestaña en su dedo y con una sonrisa dijo:
— Se va.
Viktor sopló la pestaña de su dedo y esta salió volando.
— Se fue. Significa que tu deseo se cumplirá.
Sin dejar de sonreír, Jayce le preguntó.
— ¿Una especie de hechizo?
— Es un juego que tenía con mi hermana. Un tiempo estuvo muy enferma y esto la animaba — explicó Viktor, sin notar que había dicho y hecho algo que usualmente no hacía con nadie más que con su hermana, era algo muy personal para él.
— Es un juego lindo — dijo Jayce observando los ojos dorados de Viktor y buscando alguna pestaña caída que él pudiera tener. Recordaría ese juego, quería ser él quien ahora lo hiciera.
Finalmente llegó su tren y ambos subieron, Jayce cargando las cosas de ambos, tomaron asiento y guardaron silencio. Era un silencio cómodo, simplemente se hacían compañía y eso les gustaba. No siempre hablaban entre ellos, pero cuando lo hacían, no paraban en un buen tiempo.
De repente, Jayce sintió peso en su hombro, cuando volteó notó que Viktor se había vuelto a quedar dormido. Suspiró con una sonrisa. Verlo descansar le hizo sentir una tranquilidad inmensa y más aún, que parecía que Viktor no tenía problema en mostrarse vulnerable con él, algo que antes, le daba la impresión de que no sucedía. Si bien, aún era algo hermético, pero sentía que poco a poco, Viktor estaba siendo más abierto con él y cada uno de esos gestos eran logros que le enorgullecían. El saberse conocedor de algunos lados de Viktor que probablemente nadie más veía, le daban esa satisfacción que pocas cosas lo hacían.
Luego de varios minutos y paradas, estaban acercándose a la suya y Jayce comenzó a despertar a Viktor.
— Hey, V, despierta.
Nuevamente, Viktor se despertó, y cuando notó que estaba recargado en Jayce se movió pronto.
— Lo siento — volvió a disculparse.
— No, no te preocupes. Me alegra que hayas dormido un poco más. Pero ya es tiempo de bajarnos.
Ambos se pusieron de pie y caminaron fuera de la estación hasta la casa de Jayce. Jayce abrió la puerta y entró.
— Ya llegué — anunció. Luego en voz más baja, dijo — Pasa.
— M'ijo ¿cómo estás? — preguntó Ximena — ¿Le hicieron los arreglos al traje?
— Sí, aquí lo traigo.
— Ahorita te lo pruebas para verte.
Cuando llegó a la puerta, la mujer atrajo el rostro de su hijo y le dio un beso en la mejilla, luego, buscó con la mirada a Viktor, quien estaba detrás de Jayce, aunque era tan delgado que casi ni lo alcanzaba a ver.
— Te presento a Viktor. Viktor, ella es mi mamá.
Ximena sonrió de inmediato, ella recordaba muy bien a Viktor, no solo por los dibujos de Jayce, sino porque lo había visto en el metro antes.
La sonrisa cálida de la mujer hizo sentir a Viktor bienvenido, definitivamente, Jayce había sacado esa calidez de ella.
— Mucho gusto, señora Talis.
— Ximena…o mamá o tía, si quieres, pero no me digas señora— negó la mujer con la cabeza y un puchero.
Viktor sonrió y soltó una ligera y corta risa. Luego asintió con la cabeza.
— Eso, así me harás más joven.
Tanto Jayce como Viktor rieron un poco.
Ximena no pudo evitar notar de nuevo, lo que su hijo siempre acentuaba en sus dibujos y no era para menos, los ojos de Viktor eran preciosos, de un color dorado tan llamativo que la mujer le colocó la mano de manera horizontal sobre los parpados de Viktor.
— Qué bonitos ojos tienes m'ijo.
Viktor sonrió ante el gesto y un ligero rubor lo cubrió. No estaba acostumbrado a esa calidez.
— ¿Tienen hambre? La comida estará lista en 10 minutos.
Viktor de pronto lo recordó:
— Muchas gracias por haberme enviado el arroz con leche y su comida de la semana anterior.
— Nada qué agradecer, m'ijo. Siéntete en tu casa.
— Gracias.
Jayce se sentía contento, en ese momento, era como estar en la gloria, el amaba a su madre y estar con Viktor le traía tanta felicidad, así que, para él, era una tarde especial.
— Vamos, Viktor, dejemos tus cosas y mi traje en mi habitación.
Viktor lo siguió.
— Con permiso — dijo cuando pasó junto a Ximena.
— Pásale, m'ijo.
Viktor y Jayce subieron las escaleras.
— Tu mamá es muy amable.
— Parece que le agradas — dijo Jayce— Se puso sus aretes especiales.
Eso tranquilizó a Viktor, quería darle buena impresión a la mujer y parecer que también ella quería lo mismo. Luego, entraron a la habitación de Jayce.
— Deja tu mochila por acá — dijo Jayce tomando sus pertenencias y guardándolas en su armario.
Usualmente no era tan ordenado, pero, sentía que debía darle una buena impresión a Viktor, su habitación era un espacio privado al que usualmente no llevaba a sus amigos.
Viktor olfateó un poco el ambiente y sonrió.
— Huele a ti.
Jayce ladeó un poco la cabeza, como un perro confundido.
— ¿Y a qué huelo?
— Como a colonia — dijo Viktor con sinceridad.
— Ah, sí, uso esta — dijo mostrándole un frasco con colonia, para luego dispararlo en el chaquetín de Viktor.
El castaño primero estornudó, no esperaba ese roció.
— Salud— dijo con una sonrisa el moreno— Lo siento.
— Gracias — dijo Viktor para después oler su abrigo.
— Ahora olemos igual — dijo Jayce con una risa pequeña.
Se sentía de alguna forma orgulloso de eso, de que Viktor llevara su colonia. No estaba seguro del porqué, pero le daba una sensación así, como de orgullo.
— ¿Ahora soy parte de tu habitación? — bromeó Viktor.
— Sí. Serás mi consultor de ideas que se me ocurren a las 4 de la mañana, siempre quise tener alguien a quién despertar.
— El truco te salió mal, por lo general estoy todavía despierto a esa hora— bromeó Viktor.
— ¿Qué tu no duermes? Viktor eso no es saludable.
— No, no lo es, pero tengo algo de insomnio y suelo canalizarlo en mis proyectos.
— Con mayor razón me alegra haberte dejado dormir.
Viktor negó con la cabeza con una sonrisa, ni él mismo había notado que cuando estaba con Jayce sonreía mucho, pero indudablemente lo hacía, si alguien cercano lo viera en ese momento, sin duda, lo pensaría.
Paseó su vista por la habitación de Jayce.
— Me gusta tu habitación — dijo Viktor observando su colección de minerales.
Jayce se acercó a él y tomó una esfera de los exhibidores que tenía y se la mostró.
— Esta me gusta mucho. Se llama ojo de tigre.
Viktor tomó la esfera entre sus dedos y la levantó a la altura de sus ojos, la observó detalladamente, Jayce sonrió.
— Tenía razón— comentó el moreno.
Por su parte el castaño ahora dirigió su mirada a Jayce, como pidiéndole contexto del comentario.
— Tus ojos son del mismo color.
El castaño no estaba muy seguro de cómo reaccionar al comentario ¿qué se supone que pudiera decir? A su manera de verlo, técnicamente no fue un cumplido porque estaba haciendo una comparación; aunque considerando que la comparación era hacia algo que mantenía como parte de una colección, no supo cómo continuar. Confundido, volteó al resto de la colección y preguntó por otra piedra.
— ¿Cómo se llama esta azul?
— Es una fluorita — respondió Jayce.
De alguna forma, Jayce se sintió un poco inconforme con la falta de respuesta de Viktor a su cumplido, aunque al mismo tiempo, se sintió aliviado. Después de todo ¿sería extraño decirle un cumplido por sus ojos? Decidió que lo mejor sería cambiar de tema.
— Luego de comer, podemos escuchar música juntos — propuso Jayce.
A Viktor le gustó la idea, así que sonrió y asintió.
— Bajen a comer — se escuchó un grito de la madre de Jayce.
Viktor le devolvió el ojo de tigre y Jayce lo colocó en su sitio.
— Vamos — dijo Jayce colocando su mano en el hombro de Viktor y guiándolo de nuevo abajo.
La madre de Jayce ya estaba enterada de que Viktor había donado sangre, de su memoria recordaba que era bastante delgado, y verlo pálido como lo vio, le hizo darse cuenta de que había tomado la decisión correcta en su elección de platillos.
Hizo un caldo de tuétano, unas croquetas de espinaca con soja y garbanzo y jugo de naranja con piña y betabel.
— Te va a caer muy bien el caldito, m'ijo — dijo Ximena, sirviéndole un plato bastante generoso.
— Muchas gracias.
— Anda, siéntate — dijo Jayce desde el refrigerador, estaba guardando el refractario con arroz con leche.
En sí, Viktor no sentía mucha hambre, sin embargo, cuando se sentó y empezó a degustar la comida, fue como si no hubiera comido en días. Hacía tiempo que no comía algo que no tuviera que preparar él mismo y más aún, algo tan casero y delicioso.
Los tres, Ximena, Jayce y Viktor comieron tranquilamente, degustando y charlando amenamente.
Ximena desde aquel día en el que le sonrió en el metro, estaba maravillada con Viktor. Más que nada, por la forma en que Jayce parecía fascinado por él. La mujer pensó que hacía tanto que no veía a Jayce tan entusiasmado o simplemente que hubiera traído a alguien a casa. Ver a Jayce interactuando con Viktor era algo que le alegraba y le tranquilizaba, pues se entendían tan bien, prácticamente terminaban las frases del otro y de repente hablaban de cosas que ella no terminaba de comprender, pero evidentemente, ellos sí.
Usualmente, Viktor no comía demasiado, pero por primera vez en mucho tiempo, había comido bastante más de lo usual. Simplemente, la comida de Ximena era deliciosa.
Al terminar su comida, Ximena les sirvió una poco de postre que Viktor no pudo evitar devorar, elogiando su comida cada que podía.
Cuando finalmente terminaron de comer, Jayce y Viktor subieron a la habitación de Jayce. Ambos se sentaron en la cama de Jayce, recargados en la pared. Esta vez, fue Jayce quien comenzó a mostrarle canciones.
— También escucho cosas variadas, aunque últimamente he estado escuchando más synth-pop pero de algunas bandas antiguas.
— A ver —pidió Viktor, interesado en lo que Jayce iba a mostrarle.
Jayce buscó entre su lista de reproducción y puso una canción. Una que, como dijo, era de una banda que ya no se encontraba activa desde hace años. La voz del vocalista era grave y masculina, como licor de café, el estilo musical era tal que sonaba incluso un poco atemporal.
Viktor disfrutó la música, ya antes había escuchado las canciones de ese grupo, también le gustaban, eran muy intensas en cuanto a la expresión de sus afectos y eso lo sentía… "tan Jayce" que sonrió al escucharlas. La mayoría tenían la añoranza como tema. No pudo evitar pensar que en algún punto las habría dedicado a Mel, así que sin darse cuenta apretó los labios. Aunque lo cierto y que Viktor desconocía, era que Jayce las había elegido específicamente para mostrárselas a él.
Ambos menearon sus cabezas lentamente de un lado a otro, disfrutando la música, mientras Jayce le mostraba más de su música. Al cabo de algunas canciones, Viktor notó la guitarra que descansaba en el fondo, recargada en la pared.
— Es cierto, tú tocas la guitarra — señaló el castaño.
— Solo un poco —dijo Jayce parándose por ella — ¿Sabes tocarla?
— También un poco — dijo Viktor.
El moreno le pasó la guitarra a Viktor y el castaño comenzó a tocar algunos acordes, se detenía para sacar una nota y cuando finalmente lo hizo. Al inicio, con los acordes por separado Jayce no distinguió la canción hasta que Viktor comenzó a tocar una de las canciones que Jayce había puesto.
Sin poder evitarlo, una sonrisa más amplia se asomó y un brillo en la mirada de Jayce se quedó observando a Viktor, hasta que, sin poder contenerse, comenzó a cantar:
Aquí estoy
veo la lluvia caer
y parece
que este día no termina
Aquí estoy
preguntándome hasta cuándo podrán
estas fotos salvarme
Y es que ya no aguanto
te extraño
no puedo estar sin ti
estar esperando me hace daño
no puedo estar sin ti
Miro al viento
su caricia llevo
un sentimiento
que me habla, pero no lo entiendo…
Se sentían contentos, y por, sobre todo, conectados. Era la misma sensación que cuando hablaban de sus proyectos.
Sin que ellos se dieran cuenta, Ximena había abierto la puerta, encantadísima con lo que sucedía ahí adentro. Incluso ella no había escuchado a su hijo cantar en mucho tiempo. Sin resistirse, los grabó.
Los chicos continuaron con la canción hasta terminar. En silencio, Ximena cerró la puerta, no quería apenarlos, así que los dejó ser, pero definitivamente, tenía muchas ganas de abrazar a su hijo y de agradecer a Viktor. Simplemente ver a Jayce tan radiante junto a él, era algo que le provocaba una profunda alegría. Nunca nadie se había entendido tan bien con Jayce. Aunque su hijo era carismático y la gente lo seguía, Jayce no era precisamente el más sociable del mundo. Eso, su hijo lo reservaba para personas especiales y definitivamente, estaba más que comprobado que Viktor era especial para Jayce. Contenta decidió prepararles una cena deliciosa, ella insistiría en que Viktor se quedara a cenar.
— Cantas bien.
— ¿Puedes sacar esta? — preguntó Jayce poniendo otra canción.
Luego de escucharla, Viktor comenzó a jugar con otros acordes y notas, nuevamente, intentando sacar la melodía. De alguna forma, se negó a buscar la partitura, se había vuelto un pequeño desafío personal el poder improvisar con Jayce. Tras varios intentos de prueba y error, pues solo estaba sacándola de oído, logró hacerlo.
Nuevamente, Jayce comenzó a cantarla, pero cambió un poco la letra, en lugar de "she" o "ella" en inglés", sin darse cuenta, terminó diciendo "he" que significaba: "él".
He's taking his time making up the reasons / Se toma su tiempo para decidir sus razones.
To justify all the hurt inside/ Para justificar todo su dolor interno.
Guess he knows from the smiles/ Creo que lo sabe, al juzgar por sus sonrisas
And the look in their eyes/ y por sus ojos
Everyone's got a theory about the bitter one/ Todos tienen una teoría sobre la más amarga.
They're saying / Ellos dicen
Mama never loved him much / Su madre nunca lo amó mucho
And daddy never keeps in touch / Y su padre nunca se mantuvo en contacto
That's why he shies away from human affection / es por eso que huye del afecto humano.
But somewhere in a private place/ Pero en algún lugar, en privado
He packs his bags for outer space/ Hace sus maletas para el espacio exterior
And now he's waiting for/ Y ahora está esperando
The right kind of pilot to come / A que llegue el piloto correcto
(And he'll say to him) / (Y le dirá…)
He's saying / Dice
I would fly you to the moon and back / Te llevaría a la luna, de ida y vuelta
If you'll be, if you'll be my baby / Si te volvieras, si te volvieras mi amor
Got a ticket for a world where we belong/ Tengo un boleto para el mundo al que pertenecemos.
So, would you be my baby? / Entonces, ¿serías mi amor?
Ooh, ooh
He can't remember a time / No puede recordar un momento
When he felt needed / En el que se haya sentido necesitado.
If love was red then he was colour-blind / Si el amor era rojo, entonces él era daltónico
All his friends they've been tried for treason/ Todos sus amigos fueron juzgados por traición
And crimes that were never defined / Y crímenes que nunca fueron definidos
He's saying / Dice
Love is like a barren place/ El amor es como un lugar árido
And reaching out for human faith / Y la busqueda de fé en la humanidad
Is like a journey I just don't have a map for / Es como un viaje para el cual no tengo un mapa
So baby gonna take a dive and / Así que, cariño, vamos de lleno y
Push the shift to overdrive / empujemos por un cambio completo
Send a signal that he's hanging all his hopes on/ Dame una señal de que estás poniendo todas tus esperanzas
The stars/ En las estrellas
(What a pleasant dream) just saying/ (Qué sueño tan agradable) Solo digo…
Continuaron hasta terminar. Aunque Viktor ya había experimentado el poder tocar con otras personas varias veces, era la primera vez que sentía aquella emoción de la que tanto hablaban sus compañeros músicos. Esa chispa, esa conexión, el como cada parte, cada nota, cada acorde, se acomodaba fabulosamente para componer una melodía en la que todo era tan armónico que era simplemente…perfecto.
Sin notarlo, el tiempo se les había ido de las manos. De repente, escucharon de nuevo a Ximena llamarlos para cenar.
— Jayce, Viktor, bajen. Ya está la cena.
Viktor se sorprendió. ¿Había pasado tanto tiempo en la casa de Jayce?
— Perdón, he estado mucho tiempo en tu casa.
— ¿Qué? ¿Y por qué te disculpas? Me gusta que estés aquí.
— Gracias, pero, no debería importunar más de la cuenta.
Se escuchó un "toc toc" en la puerta.
— Adelante — concedió Jayce.
Sabía que su madre iba a hacer labor de convencimiento y Ximena sabía ser persuasiva.
— Discúlpeme señ…
Ximena lo miró severamente, sabiendo que la llamaría de nuevo "señora".
— Ximena — se corrigió Viktor. Sky lo miraba de la misma manera cuando la llamaba "srita. Young" así que distinguió la mirada— He pasado mucho tiempo aquí molestando.
— No, m'ijo, eres bienvenido. Además, es sábado y la cena ya está lista. Bajen.
Viktor le devolvió la guitarra a Jayce y el moreno la regresó a su sitio, pegada a la pared. Ximena volvió a poner su mano sobre los parpados de Viktor, realmente, entendía por qué su hijo parecía tan prendado de sus ojos, eran de un color hermoso, la mirada era intensa y por, sobre todo, eran sumamente expresivos.
— M'ijo, ¿no te quieres quedar a dormir?
A espaldas de Viktor, Jayce apretó el puño en señal de triunfo, pero estaba genuinamente sorprendido por la audacia de su mamá, ni él se había puesto a considerar que podría lograr que Viktor durmiera en su casa.
Viktor estaba anonadado con tanta hospitalidad. Su padre no era como tal, estricto, en realidad ambos tenían una relación curiosa, se preocupaban el uno por el otro, pero, no interferían con los asuntos del otro. Principalmente porque ambos tenían las manos llenas cuidando de Oriana o en sus investigaciones. Pero, sabía que a su padre no le preocuparía que pasara la noche afuera, lo que sí, es que sentía que estaba abusando demasiado de la hospitalidad de sus anfitriones.
Deduciendo el debate mental de Viktor sobre si aceptar o no, Jayce y Ximena cruzaron miradas.
— Piénsalo m'ijo, pero si te vas, no te vas a ir solo, Jayce te va a llevar hasta tu casa — casi amenazó la mujer.
— ¿Qué? — eso había tomado por sorpresa a Viktor— No, no, puedo aceptar eso, él ya está en la suya.
— M'ijo, parece que en cualquier momento te vas a desmayar y ya me dijo Jayce que donaste sangre. No hay forma que Jayce o yo te dejemos regresar solo a tu casa.
A Viktor se le subieron los colores a la cara. No estaba seguro qué le daba más vergüenza, si la atención que recibía, las molestias que estaba causando o el hecho de verse en un estado que invitara a otros a cuidar de él.
Jayce estaba sorprendido, nunca esperó ver a Viktor así, avergonzado, casi queriendo esconderse. Eso le inspiró mucha ternura. Vio a su madre acariciar la mejilla de Viktor y sintió un poco de envidia de la soltura con la que ella parecía tocar su rostro.
— Piénsalo, m'ijo, vamos a cenar.
Viktor asintió e intentó controlar el color rosado de su rostro, tratando de disminuirlo, aunque sin mucho éxito. Jayce puso su mano en la espalda media de Viktor, como guiándolo hacia el comedor.
Se sentaron y degustaron la comida de Ximena. Esta vez, la mujer había preparado un guisado con carne, lentejas, champiñones y papas. Todo rico en hierro para que Viktor se recuperara más rápido. La mujer estaba encantada viéndolo comer y disfrutar su comida, le hacía sentir halagada.
Luego de la cena, Viktor pidió prestado el baño, se cepillo los dientes y estaba más que dispuesto a irse. Sin embargo, Ximena lo hizo esperar para empacarle algo para que desayunara, así como también, hizo que Jayce subiera por las cosas de Viktor.
Jayce le había dicho a Ximena que Viktor parecía tener insomnio y ella lo había visto tan somnoliento y debilitado que le había preparado para en la cena un té relajante para que simplemente llegara a su casa y se durmiera. Para que se recuperará más rápido. La idea de Ximena era que Jayce lo llevara todo el camino hasta que se asegurara que Viktor hubiera llegado sano y salvo.
Estando arriba buscando las cosas de Viktor, a Jayce le llegó una llamada.
— ¿Jayce?
— ¿Mel? ¿qué tal? ¿cómo estás? — dijo él contento de escucharla.
— Bien, estuve hasta hace unos minutos, aun aclarando algunos detalles con Salo para lo de la fiesta.
— Suena pesado, aun siendo un día de descanso.
— Ya sabes cómo es, el trabajo nunca termina, pero decidimos parar por hoy. ¿Cómo estás tú?
— Bien, de hecho, muy bien, acabo de terminar de cenar.
— Entonces es tarde para invitarte a cenar — dijo ella algo decepcionada.
— Lo siento.
— No te preocupes, en otro momento será — dijo intentando no darle importancia al asunto— Y, ¿cómo te fue hoy? ¿Ya se hicieron los arreglos para tu traje?
— Sí, ya está listo, ya lo tengo en casa conmigo, quizá más tarde o mañana te envíe una foto.
— Estaré esperando — dijo ella en un tono mimoso— Por cierto ¿te aseguraste de que Viktor consiguiera un traje apropiado?
A Jayce seguía pareciéndole extraña la insistencia de Mel respecto al tema, pero confiaba en ella y su habilidad para detectar talento.
— Sí, le conseguimos algo el día de hoy. Él no estaba muy entusiasmado, pero te aseguro que se verá bien.
— Tienes buen gusto, así que te creo.
— Te aseguro que te sorprenderá cuando lo veas, igual que a los inversionistas.
Mel giró los ojos y agradeció que Jayce no podía verla. Nunca lo había escuchado tan emocionado hablando de cómo se veía alguien con cierta ropa, ni siquiera a ella. Pero también sonrió. Era lindo ver a Jayce en una faceta tan diferente.
— ¿Y ya confirmaste lo de su acompañante?
— No, no le he preguntado todavía. Él no es muy abierto respecto a ese tema. Ya le comenté que debía llevar a alguien, se lo dije hace días, pero no he vuelto a preguntarle si ya encontró a alguien — dijo Jayce.
Lo cierto es que estaba dándole la vuelta a preguntarle.
— Bueno, será mejor que lo hagas.
— Mel…— no pudo resistirse a preguntar — ¿Por qué tanto interés?
— ¿Qué? ¿estás celoso? — picó.
Jayce lo pensó, el comentario le supo extraño.
— No, me refiero a ¿por qué el interés en que él vaya acompañado?
Mel entendía por qué Jayce le preguntaba eso, sabía que no era por "ella mostrando interés en Viktor" más bien, era porque él no deseaba que Viktor llevara acompañante. Pero, la respuesta era una conversación para la que Jayce no estaba preparado aún.
— Solo confía en mí, Jayce ¿sí?
Jayce suspiró, pero accedió.
— Bien. Sí — dijo asintiendo con la cabeza— Yo…confío en ti, Mel.
— Podría compensártelo ¿quieres que nos veamos hoy?
— Discúlpame, no puedo hoy, estoy con Viktor y…
— Entiendo —interrumpió ella, decepcionada. Sabía que era el inicio del fin— Supongo que te debes ir, no querrás tenerlo esperando.
— Sí, de hecho, hace un buen rato que subí por algo y él está en la sala con mi madre.
— ¿Está en tu casa?
Eso la sorprendió. Hasta donde sabía, Jayce no había invitado a nadie de la academia a su casa, incluida ella.
— Sí, hemos pasado toda la tarde divirtiéndonos. Bueno, excepto por lo de las compras que lo fastidiaron— rio.
— Será mejor que vuelvas con él, nos veremos luego, Jayce — dijo ella un poco sensible.
— Nos vemos, Mel — de alguna forma, Jayce sintió que algo extraño pasó con Mel, no supo qué dijo que podría haberla molestado, pero decidió que después lo hablaría con ella.
Luego de colgar, Jayce bajó. Cuando lo hizo, fue a la sala y vio a Viktor. Lo había hecho esperar tanto que se quedó dormido en el sillón, con su cabeza recargada en el descansabrazo. Jayce se sentó en el suelo, recargado en el sillón y lo observó dormir.
No se dio cuenta, pero estaba sonriendo atolondradamente, observando cada uno de los rasgos de Viktor. Respiraba tan acompasadamente que le dio gusto verlo dormir tan tranquilo.
Cuando Ximena regresó, lo primero que hizo fue reprimir una risa. Le recordó a cuando Jayce era pequeño y observaba dormir al gato que tenían entonces. Se quedó parada en el marco de la puerta, viéndolo un poco más, no quería interrumpirlo. Pero no podía dejar a Viktor así, podría resfriarse. Se acercó lentamente con su dedo índice frente a sus labios, haciéndole a Jayce señal de silencio.
Jayce se asustó un poco cuando vio a su madre tan cerca sin haberla notado.
— Ay, le hizo bien rápido efecto el tecito— susurró ella.
— Mamá, lo drogaste — jugó Jayce.
Ximena le dio un manotazo y el solo se rio en voz baja.
— ¡Cállate! ¡No! ¡Yo no lo drogué! Le dije que era un tecito relajante, tu oíste.
Jayce se le quedó viendo con una expresión burlona y escéptica.
— Lo drogaste, amá — señaló de nuevo, burlón.
Ximena le dio otro manotazo.
— Ya, m'ijo, súbelo al cuarto— susurró la mujer— No quiero que se resfríe.
Antes de tocarlo, Jayce volvió a reírse en voz baja.
— Por fin la halterofilia me va a servir para algo útil en la vida — bromeó Jayce.
Se agachó y le cruzó los brazos, para después, poder cargarlo. Su mamá tomó el bastón de Viktor y avanzó por delante de Jayce con el objetivo de abrirle la puerta y despejar la cama. Subieron lentamente, tanto para no caerse, como para no despertar a Viktor.
Jayce estaba sorprendido, Viktor pesaba menos que las pesas que levantaba y notó que, de hecho, su mano podía rodear su muslo casi por completo. Decidió que invitaría a Viktor más seguido a comer.
Cuando llegó a su habitación, como había dejado la puerta abierta, Ximena simplemente entró para levantar las colchas y con cuidado, Jayce depositó a Viktor en la cama y se le quedó ahí de pie, viendo.
Ximena lo jaló levemente del brazo y salieron de su habitación.
— Llámale a sus papás y avísales que se va a quedar— dijo aun hablando en voz baja.
Jayce puso una cara de espanto.
— Pero no conozco a su papá. No tengo su número, ni siquiera sé cómo se llama el señor.
— Jayce Talis— dijo en tono severo— Te estoy diciendo que le llames a su papá y le avises. El señor se va a preocupar si su hijo no llega a casa.
El moreno sabía que su mamá tenía razón.
— ¿Pero cómo?
— Usa su teléfono.
— ¿Y cómo le digo?
— Pues por su apellido, m'ijito— dijo ella como si fuera lo más obvio del mundo.
Jayce se puso pálido.
— No preguntaste su apellido ¿verdad?
Luego, los colores se le subieron a la cara. Ximena sabía lo que tenía en casa. Y sabía que su hijo era distraído. Así que, aunque seguramente Jayce quería saber el apellido de Viktor, no se lo ha de haber preguntado por ponerse a hablar con él de cualquier otra cosa.
— Solo envíale un mensaje, identifícate y explícale la situación.
El moreno asintió y subió de nuevo a su habitación, tomó el teléfono de Viktor y lo desbloqueó. Redactó un mensaje sencillo:
"Buenas noches, mi nombre es Jayce Talis, amigo de Viktor. Quería comentarle que Viktor donó sangre hoy y se quedó dormido en mi casa. Creo que lo mejor es que pase aquí la noche, no está en condiciones de irse y quería avisarle"
Al cabo de unos minutos, un mensaje llegó.
"Entendido. Disculpe por las molestias y gracias por su hospitalidad."
Jayce entendió pronto que la forma de hablar de Viktor era muy similar a la de su papá. Ya con el permiso conseguido, Jayce bajó a notificar a su mamá y la ayudó a limpiar, se lavó los dientes y como el té también le había hecho efecto a él, se fue a la cama. Se recostó, por varios minutos, simplemente vio a Viktor dormir, lucía realmente cansado, así que esperaba que se sintiera mejor por la mañana.
Varias horas más tarde, eran alrededor de las 4 am y Viktor finalmente abrió los ojos. Cuando lo hizo, tuvo un pequeño sobresalto. Frente a él, estaba el rostro de Jayce. No dijo nada, ni se movió más, pero su intensa mirada, despertó a Jayce.
— Hola —dijo Jayce con una sonrisa somnolienta.
— ¿Qué hora es? — preguntó sorprendido.
El moreno volteó a ver su reloj de pared.
— Son casi las 4am — luego soltó una pequeña risa juguetona y dijo tallándose un ojo— No hablaba de forma tan literal con lo de tenerte como mi consultor a las 4 am.
Viktor rio también en voz baja y luego agregó.
— Es demasiado tarde.
— O temprano, depende de cómo lo veas — dijo Jayce con una sonrisa encantadora.
— Discúlpame por quedarme. Debo irme — dijo Viktor, queriendo pararse.
— Solo duérmete, Viktor, más tarde lo reflexionas y te vas. Ni siquiera ha abierto el metro todavía — dijo jalándolo de vuelta para que se acostara, queriendo volver a dormir. Estaba disfrutando el calor que manaba del cuerpo de Viktor. Era una noche de sueño perfecta y si podía perpetuarla, mejor.
Cansado y pensándolo con lógica, Viktor concluyó que Jayce tenía razón. Igual, ya estaba ahí, no es como que el pasado fuera a borrarse. Y aunque le daba algo de pena con la mamá de Jayce, Viktor terminó cediendo y cayó rendido ante el sueño.
Algunas horas más tarde, aun por la mañana, Ximena tocó la puerta. Pero al no escuchar nada, entró para despertarlos y que tomaran el desayuno. Se enterneció en cuanto los vio, pues ambos estaban profundamente dormidos con sus frentes pegadas. Definitivamente, Ximena adoraba a Viktor por el simple hecho de que Jayce fuera tan feliz teniéndolo a su lado, incluso estando dormido.
Notes:
Las canciones que Viktor tocó y Jayce cantó, fueron:
"No puedo estar sin ti" de Moenia
"To the moon and back" de Savage GardenA Jayce le gusta moenia y el synth pop en general, le gustan más tipos de música, pero también disfruta la música de señora despechada (LOL)
A Viktor le gusta un poco de todo en cuanto a música, es más omnívoro.
Jayce está ampliando su repertorio gracias a Viktor.
Chapter 13: Contacto JV - M
Chapter Text
Contacto JV - X
Ximena salió de la habitación. Prefirió que despertaran naturalmente, así que esperó abajo, con el desayuno listo.
Cuando Viktor volvió a despertar una hora más tarde, abrió los ojos y tenía el rostro de Jayce frente al suyo. Sin poder evitarlo, retrocedió con un sobresalto que también despertó a Jayce.
— ¿Qué hora es? — volvió a preguntar un poco alarmado.
Jayce volvió a ver su reloj de pared.
— Son las 8:30…y es domingo, Viktor ¿no tienes sueño? — dijo queriendo dormir de nuevo.
Viktor bufó.
— Tengo que irme — avisó Viktor con una semisonrisa, como disculpándose por levantarlo de nuevo tan temprano.
— No.
— ¿Cómo qué no? — la expresión del castaño fue un poema.
El moreno sonrió, una de las cosas que le gustaba de Viktor era que parecía ser muy obstinado, quizá incluso más que él y que, aunque en general parecía a primera vista que era muy serio, en realidad, el rostro de Viktor siempre tenía subtítulos de todo lo que pensaba y sentía. Era una persona honesta.
— Fue una broma — dijo Jayce sin moverse.
Sabía que Viktor no podría irse sin que él se quitara o en su defecto, le pasara por encima, después de todo, Viktor había quedado dormido del lado de la pared.
— ¿Y por qué no te vas? — le retó Jayce con una sonrisa a pasarle por encima.
— No puedo bajarme de tu cama si no te mueves— luego meditó y agregó— A menos que me arriesgue a partirme la columna.
— Qué lástima — dijo Jayce con sarcasmo.
Viktor se le quedó viendo y esperando. Finalmente, Jayce se medio incorporó y se hizo a un lado para que Viktor pasara. Entonces, los dos se quedaron sentados en la orilla de la cama, lado a lado.
— Por cierto ¿Cuándo me vas a invitar a ver tu proyecto? — preguntó interesado, observando a Viktor mecer las piernas.
— ¿Quieres verlo? — picó el castaño.
— Viktor, he sido muy paciente contigo — dijo a modo de juego— Y esperaba que me invitaras a verlo antes que nadie.
Dijo Jayce usando su mano como garra y colocándola sobre la cara de Viktor, para luego agitarlo un poco y terminar recostándolo de nuevo en la cama, con Jayce casi encima de él.
Ambos rieron de manera libre, hacía mucho que ninguno de los dos se reía así, de forma tan sincera.
Debido a su espalda y su pierna, de niño, Viktor no había tenido mucha oportunidad de jugar de manera tan física con nadie, así que eso le maravilló. Jayce era una persona encantadora, se preocupaba por él lo suficiente como para haberlo cuidado todo el día anterior por lo de la donación, pero lo veía como alguien lo "suficientemente normal" como para jugar así con él. La mayoría de las personas en general lo evitaban al ver su bastón o su cicatriz. Era natural para las personas evitar la incomodidad.
— Puedo llevarte — propuso sin pensárselo mucho, viendo a Jayce directamente a los ojos.
— Ya era hora… — dijo aun sin quitarse de encima, quería una respuesta antes de dejar ir a Viktor, no fuera a ser que se retractara— ¿Y bien? ¿Cuándo?
Viktor sonrió con presunción a modo de respuesta.
— ¿Hoy? — preguntó Jayce incrédulo.
— Si no te has hartado de mi — bromeó Viktor.
— Claro que no, vamos — aceptó de inmediato.
— Entonces, creo que sería buena idea que no vayas en pijama y te me quitaras de encima — dijo Viktor aun recostado con la mitad del cuerpo de Jayce encima de él.
Jayce rio por lo bajo, haciéndose a un lado, sintiéndose un poco decepcionado de romper el contacto.
— ¿Qué tal si desayunamos primero?
— Primero debo ir a casa, Jayce. Pero, podemos vernos en la estación más tarde— propuso Viktor.
Por supuesto, Jayce no parecía muy convencido con eso.
— ¿No significa eso que eres tú el que ya se hartó de mí?
— Por supuesto que no, pero no tiene sentido que des una vuelta extra para nada.
— Así como no tiene sentido que te vayas sin desayunar.
-o-o-o-o-o-o-o-o-o-
Luego de una pequeña discusión que Viktor pareció ganar, bajó primero para anunciar que se iba, no obstante, llegó el round 2 y Ximena no se lo permitió. No sin haber desayudando antes, así que Viktor terminó aceptando. Jayce se dio una ducha rápida y bajó pocos minutos después, para acompañarlos, tranquilo de saber que su madre no era una persona que se quedara tan fácilmente con un "no"
El castaño pidió usar el baño antes de irse, y mientras no estaba, Ximena aprovechó para preguntarle a Jayce:
— Jayce, m'hijo, ¿Viktor es…? —no sabía cómo preguntarlo e hizo una mueca con el rostro.
Jayce la observó, esperando a que terminara la frase, sin poder entender. Ximena suspiró y cambió su pregunta.
— ¿Crees que sea familiar de la expareja de tu primo?
— ¿Qué? — esa pregunta desconcertó a Jayce.
— Sí, bueno, se parecen un poco — dijo Ximena, tratando de ver la reacción de Jayce— Castaño, ojos bonitos, amante de la ciencia, su rostro afilado, se parecen.
— No lo sé, dudo que lo sean — comentó Jayce, y sin saber que estaba poniéndose a la defensiva — ¿Por?
Ximena se encogió de hombros, distinguiendo cómo su hijo parecía molestarse por una mínima insinuación que no terminaba de hacer. Así que se aventuró a presionar más.
— Tu primo parece aun muy dolido por lo de su expareja, pensé que Viktor se parecía un poco.
— ¿Y qué si se pareciera? — preguntó con una mueca, frunciendo el ceño.
— Creí que podría ser su tipo y tal vez, podría presentarlos…
— ¡¿Qué?! ¡NO! ¡No quiero que le presentes a nadie! ¡por supuesto que no! — dijo de repente, muy molesto— ¿qué te sucede?
La mujer se sorprendió por la reacción de Jayce y eso le confirmó lo especial que Viktor era para su hijo.
— Está bien, no le diré anda. Qué carácter — dijo Ximena escondiendo una sonrisa.
Cuando Viktor llegó de vuelta, notó a Jayce con una expresión endiablada que no le había visto, pero no dijo nada al respecto, supuso que era una discusión madre e hijo en la que no debía meterse.
— Gracias por recibirme en su casa — se despidió Viktor de Ximena.
— Vuelve cuando quieras, m'hijo, eres bienvenido siempre. Ten, para que te lleves a tu casa.
Ximena le empacó más arroz con leche para que llevara. Viktor no sabía qué decir, pero sabía que definitivamente tendría después que enviarle algún obsequio de agradecimiento después, así que dijo lo único que su cerebro logró formar:
— Gracias.
Definitivamente, Jayce y su madre eran muy hospitalarios.
-o-o-o-o-o-o-o-o-
Finalmente, cuando salió de la casa de Jayce, se dio cuenta que Jayce iba encaminándolo a la estación del metro.
— Creí que nos veríamos más tarde en la estación — comentó Viktor — Debo ir a mi casa primero ¿recuerdas?
— ¿Y qué? ¿No quieres invitarme? — jugó Jayce.
— No es eso, pero debo bañarme y hacer unas cosas en casa — explicó.
— ¿Cómo qué? No me importa esperarte.
Nuevamente, ese lado controlador de Jayce emergía de manera relativamente disimulada por la curiosidad. Viktor rio suavemente y agregó.
— Debo asegurarme de que Ryo tenga suficiente comida y agua — dijo.
— Pues, voy contigo ¿no?
— Bien, espero no te disgusten mis mascotas.
— Me gustan los animales.
— Bien, veremos si les gustas a ellos — lo molestó.
— Todo el mundo me ama, incluidos los animales.
— Modestia a parte ¿no?
Ambos sonrieron y tomaron el metro con tranquilidad. Una vez sentados, Jayce no paraba de ver a Viktor, hasta que, por la insistencia, Viktor tuvo qué preguntar:
— ¿Qué?
— Te ves de mejor color hoy.
— Ah, es que, tuve la fortuna de encontrarme con dos enfermeros que cuidaron de mi todo el día de ayer — jugó — Así que me siento bien hoy.
Jayce observó como Viktor ensortijaba un mechón de cabello. El color de su pelo era muy bonito también y era algo que el moreno disfrutaba observar, pero sabiendo que no debía hacerlo con tanta insistencia, desvió la mirada y cambió el tema.
— Por cierto, ya decidí qué canción quiero que toques en el violín, creo que se escucharía bien.
— ¿Cuál?
Jayce sacó su teléfono y le sintonizó la canción.
— Aunque te advierto que no podré cantarla sin invocar a uno o dos demonios, no hablo ese idioma.
Viktor rio ante el comentario.
— Mientras no me ofrezcas como sacrificio, todo bien, invoca los que quieras.
Jayce puso su mano en la espalda alta de Viktor y la sobó algunas veces conciliadoramente. No podía evitar tocarlo. El castaño comenzó a escuchar la canción con atención, tratando de imaginar cómo la tocaría.
— El estribillo sí me sale — dijo Jayce.
— ¿Te refieres al sonido de besos? — sonrió Viktor.
El moreno hizo ese sonido como si tronara dos besos cerca del oído de Viktor, provocando que Viktor se encogiera un poco, tapándose el oído.
— Vaya, qué casanova eres — dijo riéndose por su elección— ¿Vas a usarme para darle una función a tu novia?
Jayce rió negando con la cabeza, mientras sus mejillas de teñían de rojo.
— Claro que no. Nunca haría eso — dijo con sinceridad.
El comentario lo perturbó.
— Solo procura no salirte de ritmo — aceptó Viktor— Aunque, creo que para esta canción necesito practicarla un poco — admitió.
— No hay problema, puedo esperar. Además, no es para nadie— se sintió en la necesidad de asegurarse de que el castaño lo supiera— Solo quiero escucharte tocar el violín.
— Claro — dijo Viktor siguiéndole el juego.
No le creía una palabra, como siempre lo veía rodeado de chicas, supuso, sería para alguna conquista. Aunque en el fondo, le sentó algo mal saberlo.
-o-o-o-o-o-o-o-o-
Cuando llegaron a la estación de Viktor, bajaron del tren con tranquilidad.
Para Jayce, era la primera vez que se bajaba en esa estación, así que procuró no separarse mucho de Viktor. Aunque recordaba que una de las amigas de Caitlyn vivía por la misma zona.
Caminaron algunos minutos en silencio, disfrutando de la compañía del otro, hasta que arribaron a la casa de Viktor. Afuera de su puerta había un arreglo floral. Eso desconcertó tanto a Jayce, como a Viktor. El moreno, intentando pensar en una razón lógica para eso, recordó que Viktor tenía una hermana.
— Vaya, qué arreglo tan caro. Tu hermana debe ser popular o tener un pretendiente con mucho dinero— comentó Jayce.
Viktor no dijo nada al respecto.
Cuando Viktor estaba por agacharse a recogerlo, Jayce se adelantó.
— Permíteme.
Levantó el arregló, e inevitablemente pensó que era bonito; entonces, vio una nota. Aunque no alcanzó a leerla, pues, Viktor tomó la nota con celeridad; la leyó con poco interés y luego abrió la puerta sin darle más importancia al asunto.
Jayce estaba sumamente curioso ¿qué Viktor no le iba a decir nada? Luego meditó: si eran para su hermana, no habría mucho que pudiera decirle. Pero, aun así, ¡se moría de ganas de saber!
— ¿Su novio? — preguntó, entrando a la casa justo después de Viktor.
Viktor rio mientras despejaba un espacio en la mesa para que colocara las flores.
— Espero que nunca lo sea— bromeó.
— ¿Por qué? ¿Tan mal partido es?
— Son de Salo — dijo el castaño con una risa, imaginando lo ridículo que sería que Salo fuera novio de Oriana.
Jayce casi se muerde la lengua y se ahoga con ella.
— ¿De Salo? — no pudo evitar hacer una mueca— ¿Por qué le envía flores a tu hermana? ¿La está cortejando? — suspiró— Honestamente, yo no lo querría ni de familia política— luego, le dio unas palmadas en el hombro— Lo siento por ti, V.
El castaño rio por lo bajo y explicó:
— No se las envió a Oriana, me las envió a mí.
El rostro de Jayce se deformó en una expresión de disgusto que Viktor nunca le había visto antes, al menos no dirigida a él. Eso lo perturbó un poco. Lo cual causó que Viktor se sintiera en la necesidad de explicar, aunque no supo por qué.
— No mal entiendas — dijo Viktor — Las envió por la donación de sangre.
— ¿Qué? — eso llamó la atención de Jayce— ¿Por qué lo haría? Creí que dijiste que no eran amigos cercanos.
Jayce estaba un poco a la defensiva, es decir, Viktor ni siquiera a él le había comentado lo de la donación ese día que se vieron. Era probable que, si no se lo hubiera sacado, Viktor no se lo habría dicho voluntariamente, así que se preguntó ¿de qué clase de privilegios gozaba Salo y él no? Es decir, ¡era Salo! ¡¿cómo podría Salo estar más arriba que él en la cadena alimenticia?!
— No lo somos — dijo Viktor— Es más una especie de arreglo — medio explicó sin muchas ganas.
De repente, entró un gato naranja enorme, salvando a Viktor de la situación.
— ¿Este es Ryo?
Preguntó Jayce viendo como el gato se embarraba en sus piernas.
— No, este es Blitzcrank y creo que le agradas.
— Es muy bonito — Jayce lo acarició— Y suave— luego, cuando Jayce quiso levantarlo, el gato enseguida se alejó de él — ¿Qué pasó?
Viktor se encogió de hombros.
— Es un gato — fue su única explicación— A veces se ponen en plan de "mírame y no me toques"
— Eso es injusto — se quejó Jayce.
— Un poco, sí. Debo meterme a bañar ¿te importa esperar un poco con Blitzcrank?
— No, adelante. Mientras te bañas, veré si logro ganármelo.
— Ya lo hiciste, y no es usual, por eso estaba en tus piernas. Simplemente, déjalo en paz y verás que solo se te va a acercar — dijo Viktor con una sonrisa.
El moreno asintió mientras veía a Viktor perderse en esa casa desconocida para él.
Luego, se dio cuenta de algo: Viktor le había dado una respuesta muy vaga respecto a él y Salo. Como si no quisiera contestarle ¿o sería imaginación suya? Definitivamente, Viktor era bueno distrayéndolo, y él quería saber todo lo que Viktor hacía y con quien, era muchísima su curiosidad. Él mismo seguía sin notar que simplemente, era como si quisiera casi absorber a Viktor, aunque era consciente que no debía entrometerse donde no lo llamaban, pero no podía con su curiosidad.
Jayce esperó unos minutos. Y tal como Viktor le dijo, de repente tenía a Blitzcrank sentado en su regazo y dándole suaves y mimosos cabezazos, embarrándose en su rostro.
— Eres más cariñoso de lo que pareces a primera vista — dijo acariciando suavemente el pelaje del gato — Y muy suave.
El gato cambió su postura a una que prácticamente decía "lo sé, soy hermoso". Jayce rio y siguió acariciándolo.
— Tu amo me da mucha curiosidad ¿sabes? — empezó a hablar con el gato— Quiero estar con él — admitió— Se siente como alguien muy cercano, aunque apenas nos estamos conociendo.
Un maullido y otro suave cabezazo. Jayce quedó encantado con el gato, de alguna forma, sí que le recordaba a Viktor. O más bien, parecía ser que Viktor tenía una personalidad muy gatuna, y eso le encantaba. Mel también era así. Entonces notó que, de hecho, le gustaban mucho las personas con ese tipo de personalidad.
Finalmente, el muchacho de ojos dorados salió, con el cabello húmedo, la camisa abierta y una toalla en los hombros
— Vaya, sí que es cariñoso contigo, creo que le gustaste mucho — dijo Viktor interesado.
— Creo que se parece mucho a ti — dijo de la nada Jayce.
— ¿A mí? — Viktor se desconcertó.
— Sí, de entrada, da la impresión de ser esquivo y escurridizo, pero ya cerca puede ser muy… —no quería equivocarse, así que pensó bien su siguiente palabra — amistoso.
Ambos rieron con la descripción.
— ¿Escurridizo? ¿Soy escurridizo? — dijo señalando su bastón con la mirada — Juro que eres la primera persona que me dice algo como eso.
A Jayce le dio vergüenza replicar, pues cuando estaba por hacerlo se dio cuenta de lo que iba a decir y prefirió callar, estaba por mencionar "Sí, siempre que pienso que ya te atrapé, te vas a otro lugar" pero él mismo se cuestionaba sobre el termino "atrapar" ¿por qué atrapar? ¿qué significaba precisamente atraparlo?
— ¿Quieres conocer a Ryo? — preguntó Viktor, medio secándose el cabello.
Esa vista encantó a Jayce, ver a Viktor tan natural y domestico le gustaba. Cargó a Blitzcrank y siguió al castaño.
— Claro, sería bueno conocerlo ¿es otro gato?
— No, ven — dijo Viktor caminando a una habitación que parecía ser un laboratorio.
— ¿Tienes un laboratorio en casa?
— Parte del trabajo de mi papá y yo también lo ocupo mucho — explicó.
Viktor se acercó a un tanque con agua con una pequeña criatura rosada.
— Ese es Ryo.
— ¿Es un axolote?
— Sí — dijo tomando un pequeño frasco con alimento.
Jayce miró a su alrededor.
— ¿Lo tienen para experimentos?
— Ryo y a Blitzcrank son mis mascotas — dijo Viktor sin especificar más.
— Entiendo.
— ¿Quieres alimentarlo? — dijo ofreciéndole el frasco.
— Claro.
Jayce tomó un poco de alimento para el axolote, que parecían ser larvas y las soltó en el tanque de la criatura.
— Parece que sonríe.
— Sí y es más difícil de criar de lo que parece.
— La semana anterior estaba un poco enfermo, mi padre le tomó una muestra de sangre para ver qué nos decía el veterinario. Aunque parece que ya está bien.
Jayce cerró los ojos y apretó los labios, ese comentario le hizo recordar, y no pudiendo sacar la idea de su cabeza, volteó a preguntarle.
— Viktor… ¿por qué Salo te envió flores?
El comentario fue tan repentino que tanto Viktor como el mismo Jayce se sorprendieron.
— Te lo dije, fue por la donación.
— Si, pero, ustedes…dijiste que tenían una especie de "arreglo".
El castaño asintió.
— ¿Qué clase de arreglo? — presionó.
— Ambos tenemos un tipo de sangre muy rara y él está enfermo. Así que cada cierto tiempo le dono sangre.
Eso sorprendió a Jayce.
— ¿En serio?
— Sí, es como una especie de trabajo que hago 4 veces al año.
— Espera, eso no es ¿ilegal?
El muchacho de ojos dorados se rio.
— Claro que lo es, pero él necesita la sangre y mi familia el dinero. Así que, oficialmente, nuestro arreglo es: yo le dono sangre y él me dona dinero.
Jayce se quedó serio y sorprendido. Viktor era muchísimo más osado de lo que él sabía. Definitivamente, le faltaba mucho por conocer de él, pero definitivamente, quería hacerlo a fondo.
— Vaya… ¿y entonces te manda flores cada vez?
— Sí, por lo general…
— Pero…si ya te paga, ¿para qué las flores?
— ¿Agradecimiento? Supongo — dijo encogiéndose de hombros— Para serte franco, no lo sé.
— ¿Y a ti te gusta recibirlas?
Viktor volteó a verlo extrañado por el tipo de preguntas.
— ¿Qué? — fue lo que atinó a decir.
Jayce de pronto pareció notar lo incómodas que esas preguntas se estaban volviendo, así que decidió cerrar la boca.
— No, olvídalo — soltó una risa nerviosa— Es más que…me parece extraño, es decir, Salo no suele ser muy amable con nadie y si te estaba molestando yo podría…
Viktor bufó, creyendo comprender lo que Jayce quería decir.
— No te preocupes, él no me intimida ni nada por el estilo y puedo defenderme bastante bien — dijo mostrándole el bastón.
— Sé que puedes hacerlo — se apuró Jayce a decir para que no creyera que lo subestimaba — Pero, no lo sé, Salo siempre es complicado y…
— Jayce— lo interrumpió— Descuida, si alguien se pone muy complicado, basta con que arroje el bastón lejos, me tire al suelo y empiece a gritar que él me lo quitó — bromeó— No siempre gana el más fuerte.
Jayce comenzó a reírse, imaginando la escena.
— ¿Harías eso?
— Considerando que no puedo correr, sí, creo que lo haría, así que no me hagas enojar en la calle — jugó Viktor.
El moreno sonrió y suspiró, luego apretó los ojos, como no pudiendo dejar el tema de lado y agregó:
— Pero, me dirías si necesitas ayuda ¿verdad?
Viktor se sintió extraño, pero le gustó que Jayce se mostrara preocupado por él, así que intentó tranquilizarlo.
— Descuida, Salo puede llegar a ser muy amable también, por las buenas es muy amable.
Ese comentario, provocó una micro expresión en Jayce, una de molestia.
— Eso no responde mi pregunta. ¿Me dirías si necesitas ayuda?
Viktor lo pensó un momento y luego asintió.
— Sí, sí te lo diría.
Eso tranquilizó a Jayce bastante. Entonces finalmente, soltó el tema, aunque lo tuviera presente en la esquina de su mente.
— Volvamos a la sala.
-o-o-o-o-o-o-o-o-o-
Cuando Viktor estuvo listo y terminó de alistarse, avisó.
— ¿Nos vamos?
El moreno estaba contento, por fin, vería el proyecto de Viktor y por fin había entrado a su casa, se sentía como cuando lograba llevar a cabo sus proyectos exitosamente, era algo casi mágico.
Luego, cuando el vagón se paró frente a ellos, entraron y se sentaron como lo que ahora era su siempre: juntos.
— Oye…
— ¿Sí?
— ¿Cómo te apellidas?
— ¿Qué?
— Tú sabes mi apellido, Talis es mi apellido, pero ¿y tú?
— ¿Por qué de repente?
— Ayer cuando te quedaste dormido, mi mamá me hizo enviarle un mensaje a tu papá.
— Ah, sí, lo vi —rio Viktor— Noté que no lo sabías.
— No tenía idea de cómo llamarlo y decirle "señor papá de Viktor" suena raro ¿no?
Viktor siguió riéndose.
— Deja de reírte, dime como te apellidas. ¿Qué tal si necesito de nuevo llamar a tu padre?
— Preferiría no decirte —comentó Viktor pensativo.
— Oh, vamos, ¿qué tal si en la gala Mel o yo queremos presentarte con algún patrocinador?
— Pues solo dime Viktor como siempre.
— Si sigues así, voy a presentarte como Viktor Talis, y todos los créditos irían para mi en lugar de ti — le picó Jayce, queriendo incentivarlo.
Viktor se rio.
— Hazlo si quieres, pero van a pensar que somos un matrimonio joven porque es obvio que no somos hermanos, no nos parecemos en nada — jugó Viktor.
Ambos rieron.
— Cierto — aceptó Jayce. No le molestaba, pero, algo en él cambió con esos comentarios.
De repente ambos se quedaron callados, se sintieron apenados porque pensar en eso, era realmente diferente.
Jayce comenzó de nuevo a jugar con la mano de Viktor, rebotando hacia arriba la mano del castaño con la suya.
— ¿Y entonces?
— ¿Entonces qué?
— Tu apellido — insistió.
Viktor pensó un poco.
— Te lo digo en la gala — propuso.
— ¿Por qué hasta entonces?
— Ya lo descubrirás. Igual ya es la siguiente semana. No tendrás que esperar mucho.
— Bien, pero sí voy a recordarlo. Así que espero que cumplas.
Continuaron su viaje en silencio, con Jayce observando furtivamente al castaño. Y varios minutos más tarde, ambos bajaron en la estación adecuada, comenzando a caminar. Hasta que llegaron a la UAZ.
Jayce estaba divertido en esa universidad, parecía tan laberintosa que tenía su propio encanto. Trataba de no despegarse mucho de Viktor, pero de repente, antes de que alguno lo notara, se habían separado.
Viktor se detuvo frente a una barda, cerca del auditorio y comenzó a dar vueltas en su propio eje, buscando con la mirada a Jayce, pero no lo encontró. Luego, escuchó una voz conocida.
— Yo conozco este aroma — dijo la voz femenina— ¿Jayce?
Cuando Viktor volteó, dando la vuelta al corredor, al final de la barda, apareció la novia de Jayce. Ambos se vieron sorprendidos.
— Oh…Viktor ¿no?
Viktor asintió.
— Disculpa, me confundí de persona — dijo Mel con una sonrisa "profesional".
— Mel ¿cierto?
Fue el turno de Mel de asentir.
— No esperaba verte aquí— comentó ella, aun sorprendida.
— Lo mismo digo. Yo al menos estudio aquí— explicó él con simpleza.
Ella rio por lo bajo, de alguna forma, notaba por qué le gustaba a Jayce.
— Me refiero a que es domingo.
— Sí, sigo afinando detalles de mi proyecto.
— Debe ser duro — comentó ella interesada.
— Aun así, es más extraño encontrarte a ti aquí — replicó Viktor de manera tranquila.
— Es por la organización de la gala, Salo también anda por aquí. Me enteré de que él y tú son amigos.
— Algo así — dijo Viktor sin querer dar muchos detalles a Mel.
No es que Mel no le agradara, en realidad, parecía ser una persona muy capaz, pero de alguna forma, aunque podía llevarse bien con ella, sentía que algo en ellos chocaba, como si hubiera una especie de muro.
— ¿Vas atrasado con tu proyecto?
— ¿Perdón?
— Es que me parece curioso que vengas incluso en domingo.
— Ah, no, ya está terminado prácticamente. Solo que, Jayce me pidió que lo trajera a verlo antes que nadie.
— Entonces sí anda por aquí.
Viktor notó otra vez las palabras de Mel. Al inicio, Mel lo había confundido con Jayce y ahora parecía haber comprobado su presencia. No pudo evitar preguntarse por qué y no se lo calló.
— ¿Por qué esperabas que él estuviera aquí? Me refiero, el tampoco estudia aquí.
En opinión del castaño, los estudiantes de la UAP parecían ser un poco extraños, tal vez ¿expansionistas? No supo qué palabra darles.
— Pensé que estaba por aquí, por el aroma— comentó ella, buscando a Jayce con la mirada.
— ¿Aroma?
— Sí, huele a su colonia— explicó.
Luego, entrecerró los ojos con sospecha. Y finalmente, Mel se acercó un poco a Viktor.
— Con permiso — dijo olfateándolo— Aunque parece que eres tú.
A Viktor se le hizo extraño el comentario.
— ¿Yo?
Por inercia, acercó un poco su chaqueta para olerse y entonces lo recordó.
— Cierto, él roció mi chaqueta con su colonia.
Mel se quedó sorprendida y no pudo evitar pensar en lo posesivo que Jayce parecía ser con Viktor, es decir, recordaba que Elora le había comentado que había visto a Viktor con la chaqueta de Jayce una vez, y ahora sabiendo que lo hizo usar su colonia, bueno, definitivamente la hacía pensar.
Mel lo observó detenidamente y luego se animó a comentar.
— No sé si Jayce ya te dijo que en la gala asistirán muchos inversionistas…
— Algo mencionó. Parece muy emocionado, me acompañó a elegir un traje— dijo un poco tímido.
— Eso me da gusto, créeme, Jayce tiene buen gusto cuando se trata de vestir bien. Además, veo que tienes potencial, mucho en realidad, Viktor, me gustaría que tuvieras oportunidad de conseguir buenos patrocinadores.
— Gracias, dijo Jayce que eres excelente en impulsar proyectos.
Ella sonrió.
— Y no se equivoca. Por cierto, ¿Ya decidiste quién será tu acompañante?
Viktor pareció un poco turbado.
— Jayce te lo mencionó ¿o no?
— Sí, algo de eso dijo también.
— ¿Y ya lo pensaste?
— ¿Es necesario?
— Lo cierto es que sí — mintió— Los inversionistas te ven diferente si llevas una. Las personas tienden a querer lo que otros quieren, te volvería más deseable a vista de ellos.
Viktor suspiró cansinamente y finalmente admitió:
— Aun no le he pedido a nadie que me acompañe.
— Si no tienes quien te acompañe, puedo preguntarle a Elora si puede ir contigo.
El castaño se sintió incómodo.
— No gracias, no hace falta…yo…buscaré a alguien…
— De igual manera, si no te sientes cómodo yendo con alguien, como mencioné, seguirá en pie el ofrecimiento.
— No creo que sea buena idea que ofrezcas a tu amiga así.
— Solo será por una noche, a Elora no le molestará. De igual forma, está por aquí conmigo, así que podemos preguntarle también.
— No es necesario — dijo Viktor intentando zafarse.
— Bueno, pero sigue en pie el ofrecimiento — luego, le llegó un mensaje— Es ella, debo irme.
— ¿No quieres esperar a Jayce?
— No hace falta, igual ahora está contigo. Lo veré después, hasta luego.
Viktor creyó notar una cierta hostilidad con eso que le dijo y entendía por qué. Las últimas semanas, había estado acaparando a Jayce y sabía que no era algo que debiera hacer.
Suspiró y pensó que, probablemente debería comentarle algo a Jayce. Aunque él disfrutaba, probablemente más de lo que debería, la compañía del moreno. Suspiró de nuevo.
Avanzó unos pasos, antes de llamar a Jayce por teléfono para poder reunirse de nuevo, no supo realmente cómo se le había perdido.:
— ¿En dónde te perdiste?
— No tengo idea. Tienes razón, este lugar es algo laberintoso.
El castaño rio.
— Te lo dije.
— Sí, sí ¿vas a decirme como salir de aquí?
— ¿Qué ves a tu alrededor?
— Veo unos salones y lo que parece ser una biblioteca.
— Ok, de la biblioteca, ve en dirección hacia la cafetería, está del lado derecho, de ahí da vuelta a la izquierda y verás como una "Y" si sigues por el lado derecho de la "Y" y luego giras, me vas a encontrar.
— Eso es muy complicado.
— Te dije que necesitarías mi guía y que no te separaras.
Ambos rieron. Jayce comenzó a caminar, aun sin colgar el teléfono.
— Definitivamente tendré que pegarme como lapa a ti para no perderme.
Por supuesto, eso era la excusa perfecta para Jayce.
— Ah, ya te veo, voy a colgar — dijo Jayce a varios metros.
Mientras Viktor esperaba, volteó hacia el auditorio con desinterés, desvió la mirada y luego, volvió a voltear; vio algo que lo turbó. La novia de Jayce estaba besando a esa amiga suya que acababa de ofrecerle como acompañante: Elora.
Impactado, se volteó para fingir no haberlas visto y se puso de mil colores; no supo qué hacer o qué decir, su mente se quedó en blanco varios segundos. Debía decírselo a Jayce, pero necesitaba encontrar cómo hacerlo. Lo ultimo que quería era que, por ello, Jayce se molestara con él. Además, eso seguramente lo heriría. No había forma de dar una noticia como esa sin herirlo. Pero también ¿qué tal si no le creía? No llevaban tanto de conocerse. Sin darse cuenta, comenzó a mover su pie repetidamente mientras rizaba un mechón de cabello con su dedo. Estaba sumamente nervioso.
En tanto, Jayce notó a Viktor un poco alterado, no paraba de moverse y enrollar su cabello, además, parecía no saber a donde mirar. Lo vio tan perturbado que cuando llegó quiso probar jugar un poco para animarlo:
— ¿Estabas tan preocupado de no volver a verme?
— Un poco… — dijo sin meditar la pregunta, más bien, pensando en cómo decirle lo que acababa de ver, bastante nervioso— Emm...Jayce…
El moreno se desconcertó por lo turbado que parecía así que, le puso aun más atención cuando lo llamó. Fuera lo que fuera, quería apoyar a Viktor.
— ¿Sí?
— Hay algo que…necesito decirte… — dijo volteando hacia el lugar, sin estar muy seguro de si le creería, y como la situación no se había detenido, pensó que lo mejor sería que él mismo lo viera.
Notando la mirada insistente de Viktor al auditorio, hizo que Jayce volteara también. y ahí vio la escena, ellas seguían ocupadas besándose. Simplemente negó con la cabeza con una sonrisa incomoda y sobándose la parte posterior del cuello y siguió caminando. Viktor volteó a ver a Mel y Elora, luego volteó hacia Jayce y lo siguió.
Jayce caminó algo rápido, queriendo salir de ahí lo antes posible. Le fue vergonzoso que Viktor viera eso. Más aun porque desde su perspectiva, Viktor parecía muy ajeno a ese tipo de interacciones, o más bien, él mismo no había querido relacionar a Viktor con ello. Luego, bajó el ritmo cuando notó que Viktor no podía seguirlo y que él no sabía a donde ir en esa escuela. Regresó sobre sus pasos algunos metros, viendo a Viktor tratando de alcanzarlo lo más rápido que le permitía su pierna.
— Lo siento, fui muy rápido —se disculpó, apurándose a reunirse con él.
— N-no…no, yo…— carraspeó la garganta— Lo siento —dijo poniendo su mano en el hombro de Jayce.
Rara vez, Viktor iniciaba el contacto y eso hizo feliz a Jayce, aunque por supuesto no las circunstancias. El moreno, habría preferido que Viktor no viera algo como eso, como si quisiera ocultar todo lo que pudiera apartarlo en alguna forma o algún grado de Viktor. Si bien, no estaba pasando algo malo, o algo que él no hubiera aceptado, pero temía a que Viktor lo juzgara. Aun no se conocían lo suficiente.
— Lamento que hayas tenido que ver eso.
— No…yo…lo siento — bajó la mirada sin saber qué hacer o decir, atinando solo a ofrecer la cortesía de escucharlo— Si necesitas hablar… La ultima gota es una cafetería-bar.
Jayce suspiró y le sonrió, realmente Viktor era muy amable, en su opinión, un encanto de persona.
— Sabía que esto es lo que me esperaba. Pero, aun así, aun me incomoda un poco verlo o que otras personas lo vean — explicó.
— Me sorprendes — dijo Viktor realmente impresionado.
— ¿Por qué?
— Cómo mantuviste la calma para no ir en ese momento a hablar con ella. He visto a otras personas estar en situaciones parecidas y suele volverse muy escandaloso.
— Soy único en mi especie — bromeó Jayce.
Viktor lo observó, como dándole a entender que no era necesario que pareciera más animado de lo que podría estar en ese momento. Jayce le lanzó una de esas miradas que derrochan miel y esa sonrisa que a Viktor le gustaba:
— Sí, bueno, yo soy una persona más de exclusividad, pero ella no — explicó a medias.
Ni Jayce ni Viktor sabían qué decir. Viktor no estaba seguro de entender cómo Jayce aceptaba así la infidelidad. Por supuesto, Viktor desconocía que Jayce y Mel estaban en una relación abierta y Jayce no había sido precisamente claro al explicarle, había dejado todo abierto a la interpretación.
— ¿Aun quieres ir a ver mi proyecto? — preguntó Viktor, tratando de animarlo.
Era la primera vez que Viktor le tocaba estar tan cerca de alguien a quien le estuviera pasando eso, así que su experiencia era nula.
— Claro — dijo Jayce más que interesado y con un ánimo totalmente diferente, dejando atrás lo que acaba de ver. Tanto así que Viktor se sorprendió.
— Vamos entonces.
Viktor guio a Jayce hacia el laboratorio finalmente y cuando llegaron, lo guió al fondo del laboratorio, abrió una cortina y le mostró su proyecto. Se colocó el guante de mando y comenzó a mover la máquina.
— He aquí la garrahex. Está equipada con un poderoso laser.
— ¡Genial! — exclamó Jayce observando intrigado el aparato y cómo Viktor la manejaba.
— ¿Se mueve a como tu decidas?
— Sí, usando este guante de mando para que replique los movimientos de la mano ¿quieres probarla?
— ¡Obvio!
Jayce se colocó el guante de mando y comenzó a mover la garra, ofreciéndole la garra a Viktor como si quisiera saludarlo de mano. Viktor le correspondió el saludo.
— ¿Cómo disparo? — preguntó emocionado.
Viktor se apartó de inmediato, conocía lo potente que podía ser el láser.
— Dame un momento.
El castaño preparó el sitio al que el rayo sería dirigido, para evitar daños y accidentes.
— Solo señala con el dedo índice hacia esta tabla. Muévela angulando correctamente.
El moreno hizo tal cual le indicó Viktor y logró sacar el láser.
— ¡Grandioso! — exclamó emocionado— Tienes un cerebro sorprendente.
Viktor sonrió.
Luego, por un movimiento accidental, la garra se movió de sitio y el rayo volvió a dispararse, partiendo el pizarrón del otro extremo del laboratorio.
Ambos pusieron una mueca de susto y luego se echaron a reír.
— Lo bueno que fue el pizarrón y no tu cabeza.
— Sí, debo arreglar eso — aceptó el de ojos dorados.
— Podrías mejor ponerle un botón, podría ser más útil un botón para activarlo, así se evitarían accidentes como este.
— Sí, concuerdo. Gracias por la idea, trabajaré en esas mejoras…— comentó haciendo algunas anotaciones.
Jayce se rio.
— Lo siento, yo pagaré por los daños.
— No, descuida, no es el primer pizarrón que destruyo…ni será el último.
— Eres increíble —dijo Jayce colocando su mano en el hombro de Viktor.
Ambos aun tenían en el fondo de sus mentes la escena anterior que habían vistos, no obstante, la compañía mutua había sido suficiente para que ambos se esforzaran por dejar el tema atrás.
-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-
Un poco más tarde, pasaron por la última gota, sin embargo, no hablaron del tema, ni tampoco bebieron alcohol, se limitaron a pasar el tiempo juntos tomando un aniismelk.
De repente, se escuchó un llamado familiar:
— ¡Niño bonito, ven!
— ¡Jayce!
Jayce volteó de inmediato y vio ahí a sus amigas, Caitlyn y a Vi agitandos sus manos y haciéndole señales para que se acercara. Les devolvió el saludo a la distancia con pero sin estar dispuesto a ir. Realmente no quería separarse de Viktor, pero ellas no paraban de hacerle señas.
— Creo que quieren que vayas — comentó Viktor al verlas— Ve a saludar — dijo moviendo su cabeza en dirección hacia ellas.
El moreno suspiró.
— Solo será un momento — se disculpó y se levantó de la mesa para ir a la barra.
Viktor se quedó solo en la mesa tomando su bebida, tratando de ignorar lo que sucedía; después de todo, eso no era de su incumbencia. Aunque, lo cierto era, que le molestaba un poco que Jayce se hubiera ido con ellas. Por supuesto, era consciente que no podía simplemente acaparar todo el tiempo del moreno, así que aceptó la realidad tal cual era. Después de todo, lo que más le había llamado la atención sobre Jayce, antes de realmente hablar con él, era que lucía muy apasionado respecto a todo y el "todo" incluía su ambiente.
-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-
— Hola ¿qué sucede? — dijo Jayce con una clara expresión de "No me molesten ¿qué no ven que estoy acompañado? "
Vi sonrió de lado y negó con la cabeza.
— ¿Y bien? — sonrió Caitlyn, como si esperara noticias de algún tiopo.
— ¿Y bien qué? — inquirió Jayce confundido.
— Llevo invitándote aquí desde hace mucho ¿cómo está eso que solo no te invito yo y vienes con alguien? — picó Caitlyn para molestarlo.
— Estaba en su universidad, sucedió que pasamos por aquí y decidimos llegar — explicó Jayce.
— Es el de tus dibujos ¿no?
— ¡¿Qué?! — el rostro de Jayce enmarcaba la silenciosa y obvia pregunta de "¿cómo sabes?"
— Recuerdo haberlo visto en el metro…
Jayce solo pudo maldecir la buena memoria de Vi.
— Y, de hecho, hasta hace poco descubrí que es mi vecino — señaló Vi— Empezó ser el tutor de Powder para sus exámenes de ingreso y la competencia para inventores junior ¿cómo se llamaba? ¿Vincent?
— Viktor — corrigió Jayce, un poco molesto, casi indignado de que no dijera correctamente el nombre del castaño.
— ¡Eso! ¡Viktor! — cuando notó la expresión de Jayce, Vi giró los ojos y agregó una disculpa sarcástica — Lo siento, pero Powder lo llama "Galleta de la fortuna" o "Galleta" o "Chico-galleta"
Eso molestó a Jayce, aunque no supo distinguir si le molestaba que le pusieran apodos a Viktor debido a la cercanía o porque le parecía irrespetuoso. Vi notó su molestia.
— Powder dice que es dulce como una galleta y de alguna forma místico como las de la fortuna.
De alguna forma, le hizo sentido a Jayce, pero estaba demasiado molesto con el hecho de que Powder lo llamara así, como para reírse.
— ¿Y qué quieren? — apuró Jayce.
— Qué carácter — lo molestó Caitlyn— Solo queríamos saludar.
— Me debes 20 — dijo Vi extendiendo su mano a Caitlyn.
Caitlyn sacó un billete y se lo dio a Vi.
— ¿De qué se trata esto?
Ambas se encogieron de hombros y dijeron:
— Le aposté que no te atreverías a hablarle para antes de la competencia.
— Y yo aposté que sí —dijo Vi sonriéndole— Era difícil que te resistieras y te tuve fe — lo fastidió.
— Lo cual es raro, Jayce es del tipo que prefiere que lo busquen a buscar él.
— ¿Qué? — preguntó retóricamente — Oigan, no usen mi vida social para su diversión.
— No estamos usando tu vida social, sino tú…
Caitlyn le dio un codazo a Vi. Luego, compartieron una mirada de complicidad. Lo cierto es que Vi había querido decir "usamos tu vida amorosa" pero ambas notaron que Jayce no estaba del todo listo para esa conversación.
— ¿Qué? — preguntó un poco más exasperado por sentir que sabían algo que él no.
— Nada.
Dijeron ellas al unísono, volteando a ver a Jayce y luego a Viktor, notando que parecía haber encontrado su propia forma de pasar el tiempo.
— Será mejor que vuelvas con él antes de que te considere la peor cita de su historia por dejarlo solo — dijo Caitlyn dándole un empujoncito en el hombro.
— O te cambie por alguien más — picó Vi.
Jayce negó con la cabeza, ya fastidiado y girando los ojos. Luego volvió con Viktor y notó que tenía una libreta afuera, una pluma y se había puesto los audífonos. Sintió que el estómago se le estrujó un poco. De alguna forma, sentía que cuando Viktor usaba los audífonos, se aislaba de él. Era como su forma de decir que no quería socializar y si había sacado la libreta, era porque estaba ya trabajando en algo.
— Lo siento, V. Son unas amigas— explicó apenado— Solo querían molestarme un poco.
Sin duda, ese día estaba lleno de muchas pequeñas situaciones personales que preocuparon a Jayce. Se preocupó de que Viktor lo comenzara a considerar molesto. Viktor volteó a verlo cuando lo vio sentarse de nuevo con él en la mesa, el rostro delgado tenía leves signos de molestia, pero aparentando normalidad.
— Descuida— dijo apagando la música, pero sin quitarse los audífonos— Veo que eres muy popular, siempre estás rodeado de gente — comentó él.
Jayce suspiró y se acercó para quitárselos.
— Quítate los audifonos, estás con un humano.
Viktor rio por lo bajo y los guardó.
— ¿Contento?
El moreno sonrió, quedándose sentado más cerca.
— Me alegro de haber venido contigo hoy, me dio una idea para no perderme tan mal el día de la gala.
— Igual te puedo dar indicaciones por teléfono — comentó Viktor.
— ¿Qué? ¿No vas a ir por mi si me pierdo? — jugó Jayce, haciéndose el ofendido.
— Bueno, se supone debo ir acompañado ¿no? Dudo que pueda dejar abandonada a mi pareja ese día — dijo Viktor, pensando en las palabras de Mel.
Jayce sintió de nuevo que se le estrujaba el estómago ante la negativa de Viktor. E inconscientemente puso tal expresión de cachorro en tragedia que, Viktor cedió ante su molestia.
— Supongo que sí iría por ti— dijo cancinamente— Y aprécialo porque pondrás a un lisiado a buscarte.
Casi de inmediato el rostro de Jayce se iluminó, se recargó en la mesa y le sonrió, poniendo nervioso a Viktor.
— ¿Por qué me miras así?
— No lo sé.
En la barra, Vi y Cait los observaron un poco más:
— Mira eso — comentó Cait, señalando con la mirada.
— Jayce definitivamente quiere esa galleta— dijo Vi con una risa discreta— ¿Cuánto a que se le declara el día de la gala?
— Apuesto 100 a que hará un movimiento en la gala, pero no se le declarará esa noche.
— Bien, yo apuesto 100 a que se le declara ese día.
— No — dijo Cait alargando y canturreando el "no" — Jayce puede pasar años pensando en alguien y nunca declararse, creo que de no ser porque fue Mel quien lo invitó a salir, él nunca habría hecho nada por sí mismo.
— O quizá ella no le gustaba lo suficiente.
— Lo averiguaremos.
Chapter 14: Contacto JV - S
Notes:
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Chapter Text
Contacto JV - S
Algunos días después, Viktor no podía dejar de pensar en la mirada de Jayce. Sus ojos chorreaban miel. Había sido una mirada demasiado dulce para el bien de ambos. Pero, también, podría ser que, Jayce simplemente estaba vulnerable. Es decir, acababa de ver a su novia besar a otra persona. Si lo pensaba más detenidamente, era probable que esa mirada no hubiera significado nada y por lo tanto, no debería hacer ningún tipo de conclusión extraña al respecto. Y, aunque no podía dejar de pensar en ello, se obligó a hacerlo.
Además, desde entonces, Jayce no parecía querer tocar el tema, así que probablemente era porque no era un tema que le incumbiera. Solo deseaba que Jayce estuviera bien. No estaba seguro si debía o no preguntarle sobre cómo iba con Mel, y al no estarlo, simplemente no lo hizo. Después de todo, si tenía pareja y esa pareja era una mujer ¿por qué sacaba conclusiones?
No tenía sentido.
Ese detalle, "una pareja mujer" le hizo recordar algo. Se talló un poco la cara con las manos, él mismo tenía su propio problema. No era momento para pensar en los problemas "amorosos" de Jayce. Acababa de ser invitado a ir con Sky a la gala.
Suspiró.
En general, no solía pensar en Sky más allá de una compañera y potencial amistad, además de ser una colega talentosa en el campo de la ciencia. No obstante, pese a que en general ella era una persona buena y agradable, se sentía incomodo de aceptar ir con ella, aun cuando él mismo pensó en invitarla dada la insistencia de Mel.
Volvió a suspirar.
Su vista se perdió en el cambiante paisaje de la ventana del vagón, y antes de notarlo, estaba recordando cómo se había dado esa invitación:
Iba desde la universidad de camino a la estación para volver a casa, Sky lo acompañaba porque tomaría también el metro, aunque un vagón diferente. Mientras avanzaban, la chica de sonrisa bonachona, se sujetó los lentes por un momento, un gesto que hacía cuando estaba nerviosa, luego, abrazó más un diario que siempre llevaba en la mano.
— ¿Viktor…? — lo llamó con esa voz suave y dulce que la caracterizaba.
— ¿Sí?
— ¿Ya tienes pareja para la gala?
Viktor pareció recordar de pronto que tenía eso pendiente.
— No, no, yo…— estaba por decir que iría solo, pero, entonces recordó las palabras de Jayce y las palabras de Mel y como Mel insistió al grado de ofrecer a otra persona a acompañarlo…esa chica con la que se estaba besando.
Suspiró.
Sin mucho entusiasmo, pero ocultando su pesar, le contestó con amabilidad, corrigiendo lo que originalmente iba a decir:
— Aun no… — aunque, no pudo terminar, pues Sky se le adelantó.
— Pensé que podríamos ir juntos…
— Yo creo que…— hizo una pausa un poco prolongada antes de dar su respuesta, quería decir que no, pero se sentía de alguna forma obligado y comprometido— Señorita Young…
— Sky — le corrigió.
— Sí, disculpa…Sky.
— Me gustaría que aceptaras. Tú y yo representaremos a la UAZ, y aunque estamos compitiendo, si ganaras tú, créeme que estaría igual de satisfecha a que si lo hiciera yo. Deberíamos permanecer unidos ¿no?
Comentó ella con una sonrisa, tratando de a como pudiera, entregarle el mensaje, ver si podría tener más entrada. Pero no lograba ver nada más en Viktor que la indecisión, y Viktor no era un hombre indeciso, así que se preguntó, ¿qué lo estaba deteniendo?
Por supuesto, no perdía la esperanza, pero si se preguntó si debía ser un poco más cauta con sus avances.
— ¿En serio? — eso le pareció curioso a Viktor luego señaló: — No eres muy ambiciosa.
— Hasta donde sé, tampoco tú — dijo ella intentando elogiarlo — Lo importante es lo que podemos hacer por el mundo. Todos debemos hacer nuestra parte ¿no?
— Sí, estoy de acuerdo… — estaba indeciso de aceptar.
Entonces le llegó una llamada que lo salvó de tomar la decisión de forma inmediata.
— Disculpa, debo contestar es mi patrocinador.
— Adelante… — esperó ella con una mueca decepcionada.
Cuando contestó, del otro lado se escuchó la voz de Salo.
— Viktor, qué bueno que te localizo.
— ¿Sucede algo?
— Quería hablarte de la gala…
Los recuerdos de Viktor se vieron interrumpidos por la voz de Jayce, quien ahora estaba sentado a su lado.
— La tierra llamando a Viktor, despierta.
— ¿Jayce? ¿A qué hora te subiste?
— Hace como una estación ¿en qué tanto piensas? — preguntó con una sonrisa, acercando su rostro sin notarlo y escrutando al castaño con la mirada.
— No, no, en nada en especial. Simplemente estaba mentalizándome.
— ¿Mentalizándote? ¿Para qué?
Nuevamente ese lado de Jayce estaba apareciendo, él quería saber todo lo que Viktor pensaba, hacía, a donde iba, con quién convivía. Sin darse cuenta se estaba volviendo cada vez más codicioso.
— La gala será en unos días más, la competencia al día siguiente y tengo un recital de música en dos semanas… muchas presentaciones públicas.
— ¿Nervioso?
— Un poco…
— Yo también… — dijo como siempre, comenzando a jugar con la mano del castaño, chocando sus palmas varias veces.
— Nunca me han gustado los eventos sociales ni las presentaciones públicas en general — suspiró estresado, recargando su cabeza en el cristal de la ventana de atrás de su asiento.
— A mí tampoco, son aburridas. Tengo que acompañar a Mel a adular desconocidos y si no es con ella, acompaño a Cait y a su madre para lo mismo.
— Suena molesto — opinó Viktor
— Lo es.
— Por mi parte, lo hago porque tengo qué, pero siempre me dan nauseas. Me incomoda la mirada de las personas, ya de por sí llamo mucho la atención— dijo pensando en su bastón y su pierna, aunque esta vez no hizo por señalarlos.
— Sí, ese es el problema de ser atractivo — dijo Jayce sin pensar.
El comentario sacó a Viktor de balance y de inmediato pensó en que Jayce solo bromeaba o bien, que hablaba de sí mismo, tenía a Jayce en el concepto de ser lo suficientemente vanidoso como para soltar algún comentario así.
— ¿Ahora estamos hablando de ti?
— ¿Qué? No, estábamos hablando de ti ¿no?
— ¿Qué?
— ¿Qué?
Ambos parecieron confundidos con la percepción y el tema del otro. Realmente no parecían terminar de comprender por qué el otro diría eso. Entonces, Jayce notó lo que técnicamente había dicho. Su corazón latió muy rápido. Y queriendo salir del apuro, bromeó acercándose:
— ¿Eh? — dijo alargando la vocal, en un tono mimoso y juguetón— ¿Crees que lo soy?
— Creo que eres un poco ególatra ¿no lo crees?
Viktor le dio un empujoncito juguetón. Luego de una sonrisa ligera en sus rostros, cayó un silencio extraño entre ambos. Técnicamente, los dos acababan de admitir que pensaban que el otro era atractivo. No era algo necesariamente malo pero… ¿no era extraño decirlo?
De repente, le llegó un mensaje a Viktor, quien, por inercia sacó su teléfono. Jayce pasó su brazo por los hombros de Viktor mientras él abría la aplicación de mensajería. Y de la misma forma, Jayce se acercó más a él y se asomó a la pantalla, leyendo el mensaje que había recibido.
Viktor no cuestionó a Jayce por acercarse o por abrazarlo, desde el día que había sucedido aquella situación con Mel, sentía que Jayce estaba un poco más pegajoso que de costumbre. Pero no le decía nada, asumía que necesitaba el apoyo moral y él se lo daría. Dejó a Jayce a un lado de su mente para leer el mensaje, era de Salo:
[Viktor, ¿ya pensaste sobre lo que te dije? Como parte de los organizadores de la gala que está por venir y como uno de tus patrocinadores, debo insistir en lo conveniente que sería si aceptaras… Además, personalmente hablando, me encantaría que tocáramos juntos esa noche...]
Viktor se quedó pensativo, después de todo, no solo lo había invitado a tocar, sino también a acompañarlo durante la gala. Viktor sintió que su estomago se estrujaba, no quería tener que hacer más presentaciones públicas ni ir acompañado, pero también sabía que no era muy buena idea rechazar a su patrocinador dadas las circunstancias. No le temía a Salo, después de todo, Viktor era consciente de que, técnicamente, él tenía el control al ser su donador de sangre. No obstante, él jamás le negaría ayuda a alguien que lo necesitara, mucho menos para temas de salud. Pero, era realmente pesado para él, tener que cumplir con los compromisos sociales.
— ¿Vas a tocar con Salo? — dijo Jayce con un tono sorprendido pero un ligero toque de molestia, frunciendo el ceño y recargando su cabeza en la de Viktor, tallándola como si le estuviera dando un cabezazo suave.
Eso tomó por sorpresa al castaño, no esperaba que Jayce leyera el mensaje. De inmediato volteó a verlo, quitándole el apoyo y haciendo que Jayce simplemente se quedara viéndolo desde muy cerca, escrutándolo casi indignado, como si Viktor le debiera una explicación.
— ¿Estás leyendo mis mensajes? — preguntó desconcertado y sorprendido, más no molesto. Nunca había tenido cerca a nadie que fuera así, que…se interesara tanto en lo que hacía o decía. Era una sensación extraña.
De repente, Jayce cayó en cuenta de lo que acababa de hacer y fue su turno de entrar en pánico.
— Lo siento — dijo muy apenado— Yo…no sé, creo que, creo que fue la inercia de que estamos juntos y la notificación me llamó la atención… y yo…— intentó explicar, retirando su mano de los hombros de Viktor — Lo siento…
— Descuida, sí, estábamos lado a lado, era casi inevitable — comentó Viktor disculpándolo.
Jayce juntó las manos y jugueteó con sus dedos nerviosamente, mientras veía a otro lugar, dándole privacidad a Viktor y esperando a que contestara el mensaje. Mientras lo hacía, notó que tenían un pasajero extra ese día, quien parecía atento a su conversación. Era normal, no es como que pudiera evitar escuchar estando solo ellos en el vagón.
Luego, notó con el rabillo del ojo que Viktor guardaba el teléfono y su postura fue menos tensa, pero aún tenía esa duda que no se pudo quedar:
— ¿Y bien?
— ¿Y bien? — repitió Viktor no entendiendo.
— ¿Tocarás con Salo?
Viktor bufó nervioso. De alguna forma, cuando Jayce le preguntaba esas cosas, le hacía sentir como si estuviese haciendo algo malo. Pero al mismo tiempo, sabía que no era así.
— Temo que sí — respondió con fastidio y nerviosismo— Justo lo que me faltaba ¿no?
— Si te pone muy nervioso, piensa que solo estás conmigo.
— ¿Qué?
— Sí, escucha: no te pusiste nervioso en mi habitación. Así que solo imagina que lo estás haciendo conmigo.
Por supuesto, él se refería a Viktor tocando y él cantando, pero cuando vio la expresión de Viktor y notó la risita del pasajero extra; repitió la conversación en su cabeza. Entonces, se dio cuenta de lo cómo sonaba lo que había dicho. Jayce se sonrojó y empezó a reírse.
— Oh, no. Eso sonó un poco sucio — dijo cerrando los ojos— Discúlpame, yo me refería a…
Viktor se le quedó viendo primero intentando no reírse, pero finalmente, no pudo contener su risa, ver a un tipo tan vanidoso y fortachón como Jayce tan nervioso casi queriendo esconderse era gracioso, así que presionó un poco más:
— ¿Un poco? Lo bueno que solo estamos nosotros.
El castaño no había notado al pasajero extra, si ni siquiera había notado a Jayce, menos notaría a alguien más.
— Sabes de que hablo…ya…yo solo me callaré la boca por ahora — dijo usando su mano para cubrir sus ojos.
Viktor rio de nuevo y pensó que era una ocasión inusual ver a Jayce avergonzado, eso era lo que en realidad lo hacía reír, no tanto el comentario de mal gusto. Pero Jayce, pese a la vergüenza que sentía, adoró su risa.
— Deja de reírte — pidió sin él mismo poder contener la risa y sin desear realmente que Viktor parara de reír.
— Perdón, pero definitivamente, qué bueno que estamos solos, así al menos fui el único que escuchó.
— Eso creo — admitió, Viktor sería la única persona con la que se sentía así de cómodo y así de inquieto, todo al mismo tiempo.
El moreno suspiró cancinamente. De verdad, no podía dejar ir el tema.
— Entonces tocarás con Salo— afirmó con resignación.
— Es mi patrocinador, no es bueno rechazarlo.
Jayce comprendió, a veces se sentía así con Mel. Como si no pudiera negarse a ciertas cosas, ya sea como pareja o como patrocinadora, Mel era una mujer muy dulce, pero también una que no le gustaba el "no" por respuesta. Luego, lanzó otra pregunta que se moría por hacer:
— ¿Y ya tienes pareja para la gala? — inquirió nervioso, pero sin perder a Viktor de vista.
— No estoy seguro. No les contesté a ninguno…
— ¿Les? ¿A quiénes? Espera ¿ninguno? ¿a cuantas personas les preguntaste?
Viktor rio nerviosamente.
— Inesperadamente, me invitaron dos personas. Bueno, me ahorraron la molestia de tener que buscar…
Jayce quedó atónito.
Es decir, de algún modo, y aunque sabía en el fondo que no sería así, él se veía a sí mismo en la gala, charlando con Mel y Viktor toda la noche. Eso lo sacudió, es decir, aun no había logrado insertar la imagen de alguien acompañando a Viktor, porque simplemente, nadie era lo suficientemente bueno para estar a su lado. Así que, el solo hecho de saber que Viktor estaba considerando opciones era, estremecedor. Sintió un calor intenso en la boca del estomago y se sintió irritado.
Pero necesitaba saber, así que en voz baja y casi como un rugido presionó:
— ¿Y con quien irás?
— Yo…no lo sé… la señorita Young me invitó. Ella, es una de las participantes de la UAZ, eso podría ser conveniente para ambos por cuestiones de política escolar.
El moreno la recordaba, era la chica que alguna vez acompañó a Viktor a su casa. La que evidentemente estaba enamorada de él. Se sorprendió de que se atreviera a hacer un movimiento finalmente. Luego, escuchó a Viktor continuar:
— Pero también me invitó Salo, por ser mi patrocinador podría ser conveniente, pero por ser de la UAP, una escuela rival, resulta muy inconveniente.
Jayce comprendió, era realmente una posición incómoda en la que Viktor se encontraba. Tenía ganas de decirle "si quieres ahorrarte problemas solo ven conmigo y ya" pero no podía. Así que en lugar de decir lo que realmente quería, se corrigió:
— Tal vez parezca que no estoy en posición de decir nada, debido a que iré con Mel, pero eso parece abuso de poder.
Viktor no pudo evitar notar que, al parecer, o Jayce no había hablado al respecto con ella o que simplemente habían arreglado las cosas. Pero le sorprendía que Jayce pudiera soportar ir con una persona que le había sido infiel.
Luego, bufó cansinamente, pensando "cierto, no estás en posición de criticar, Jayce" probablemente, al ser Mel su patrocinadora y su novia, estaba en una posición más que incómoda. Después de todo, considerando como era la casa de Jayce, que, aunque era hermosa, y considerando que tomaba el metro, le fue obvio determinar que no cuenta con los medios para pagar una escuela privada tan costosa como la UAZ, probablemente estaba becado por promedio.
— Sería feliz si como científico, si solo pudiera dedicarme a hacer descubrimientos y desarrollar inventos. En cambio…
— Tenemos que formar parte de un circo. Te entiendo.
— Sí.
— No importa con quién decidas ir, podemos igual vernos allá y charlar como siempre. Así no nos aburriremos — dijo Jayce tratando de animarlo.
Además, el moreno trató con todas sus fuerzas de asegurar un periodo de tiempo con Viktor. No quería perder la oportunidad de estar con él en una fiesta.
— Por cierto, Mel me comentó que planea hacer unas "dinámicas de integración" con los participantes. Por supuesto, esto será posterior a las presentaciones formales.
— ¿Dinámicas?
— No me especificó mucho, pero siendo ella, debe ser algo para ayudar a romper el hielo y generar la sana competencia…espero.
Viktor arqueó una ceja.
— Sí, yo también puse esa expresión — comentó Jayce con una semi sonrisa.
Finalmente llegaron a la estación de Viktor.
— Debo irme.
— Te veo mañana.
— Hasta mañana.
-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-
Al día siguiente, Jayce estaba de mal humor, tal como había llegado a casa. Ximena se preocupó y pensó que tal vez había discutido con Viktor, pero solo le dio espacio, pues cuando intentó preguntar, Jayce de repente se volvió muy hostil, así que Ximena no insistió. Cuando lo despidió en la mañana, aun lo notó molesto, pero un poco más compuesto que el día anterior, así que solo le dijo dos cosas "haz las paces con él y ve con cuidado"
Jayce se fue con el ceño fruncido, es decir ¿hacer las paces? ¿Por qué su madre seguía insistiendo que había peleado con Viktor, obvio que no había peleado con él ¿por qué lo haría?
Por supuesto, cuando subió al metro y que finalmente estaba con el castaño, aunque Jayce intentó no mostrar su enfado frente a Viktor, le fue imposible. Pues, su rostro era demasiado expresivo para su propio bien. Iba serio y sin hablar. Ocasionalmente haciendo muecas, girando los ojos o bufando.
Viktor arqueó la ceja, pero no lo presionó, solo le preguntó una vez para asegurarse de que estaba todo bien, pero en cuanto notó la actitud molesta y distante de Jayce, lo dejó ser, se puso audífonos y continuaron. Después de todo, Viktor tenía su propio problema por resolver.
El viaje a la universidad fue silencioso, un poco tenso, pero no hubo mayores problemas. Jayce quería preguntarle a Viktor, pero no se sentía listo para recibir una respuesta, así que terminó por no preguntar nada, en especial cuando notó que Viktor llevaba puestos los audífonos, eso casi le hizo rabiar. Pero también comprendía que él mismo lo había provocado y que Viktor simplemente le estaba dando espacio.
Cuando descendió del vagón, se despidió de Viktor, aun intentando que no se notara su molestia, sin mucho éxito. Pero cuando llegó a la escuela, su mal humor era evidente y no se molestó en intentar ocultarlo. Se fue directo al gimnasio y no asistió a clases. La mayor parte del día la pasó intercalando tiempo en el gimnasio y tiempo en el laboratorio.
A la hora del almuerzo, Mel fue a buscarlo.
— ¿Jayce? ¿Has estado todo el día aquí?
— Sí ¿cómo me encontraste?
— Eres bastante popular, el campeón de halterofilia aquí, participante en la competencia de inventores, de los mejores en tu generación… todos saben a dónde vas.
Jayce suspiró.
— ¡Genial! — exclamó sarcástico.
— ¿Qué es lo que te molesta?
— No estoy molesto.
Mel lo observó, escudriñándolo con la mirada.
— ¿Peleaste con Viktor?
— ¡¿Qué?! ¡Claro que no! — exclamó como si fuera la idea más absurda de todas— ¿Por qué tú y mi madre piensan eso?
— Era una pregunta. ¿Qué te tiene molesto?
— Tú — dijo de pronto.
Ella sintió como si le vertieran un valde de agua helada, y por inercia y confusión preguntó:
— ¿Yo?
— Besaste a Elora en frente de Viktor.
Eso dejó impactada a Mel. ¿Qué tenía de malo besar a su novia en frente del NO novio de Jayce?
— A) No lo hice frente a Viktor y B) ¿qué importa si Viktor me vio?
— Lo sorprendiste — comentó en voz más baja, irritado.
— ¿Es eso lo que te molesta? Que Viktor se sorprendió por ver un beso ¿eso? A su edad, ya debería haber atestiguado alguno alguna vez.
— El pobre no sabía qué hacer, ni como decírmelo. Él… — se calló, estaba molesto, ni él mismo estaba seguro de por qué peleaba con Mel.
— Jayce, tu y yo estamos en una relación abierta, eso es algo que solo nos concierne a nosotros ¿qué importa si Viktor nos vio?
— El pensó que me engañaste.
— ¿Y? Supongo que le explicaste, siendo así, asunto arreglado ¿no?
Jayce pensaba que lo había explicado lo suficientemente bien, aunque en realidad, no lo había hecho. Pero no pudo reflexionar eso, simplemente, quería discutir con alguien, quería pelear. Estaba molesto y no terminaba de entender por qué.
— Él se sorprendió — repitió.
— Te puedo asegurar que él no es un niño, por lo que sé, es incluso mayor que tú.
— Ese no es el problema — dijo irritado.
— ¿Entonces cuál es?
— Él va a… — de repente soltó las pesas bruscamente— ¡¿Por qué le insististe que buscara una pareja para la gala?!
— ¿Qué? — aunque realmente no estaba sorprendida de que Jayce gustara de Viktor, estaba sorprendida de que le reclamara ese detalle ¿acaso ya se había dado cuenta de sus sentimientos por él?
— ¡Él esta ahora entre la espada y la pared!
— ¿De qué hablas, Jayce?
— Él está decidiendo si ir con una compañera suya o si debe acompañar a Salo ya que es su patrocinador, aunque él no quiera.
— Sin duda un dilema que viene con mucho sufrimiento — comentó ella con sarcasmo.
— ¡Él está muy estresado!
— ¿Y por qué te molesta? En todo caso, es un problema de él. Y, que, independientemente si yo le decía o no que buscara pareja, eventualmente se le presentaría si ellos gustan de él. ¿Dónde pinto yo ahí?
Ese comentario molestó a Jayce.
— Escucha— dijo tomando una toalla y secándole el sudor— Sé que Viktor es importante para ti, por eso es por lo que, estoy intentando que obtenga más patrocinadores. Es un joven prometedor y definitivamente una buena inversión. Teniendo más patrocinadores, podría asistir a la UAP y quizá podrías verlo más a menudo.
Jayce aun tenía el ceño fruncido y la boca curveada hacia abajo, mientras veía hacia otro lugar. Seguía molesto, aunque esa posibilidad le gustaba. Ni siquiera estaba del todo seguro de por qué peleaba con Mel.
— No quiero que vuelvas a insistirle en ir acompañado. Si él quiere ir solo, estoy seguro de que su talento y su esfuerzo, serán suficientes para atraer patrocinadores.
La dama suspiró cancinamente. Parecía ser que Jayce o aun no notaba su verdadera molestia, o estaba en negación. Mel suspiró cancinamente.
— Bien, te prometo, Jayce, que no volveré a insistirle a Viktor con el tema. Pero créeme que sería mejor que fuera acompañado.
— ¿Podemos…solo no hablar de esto?
— De acuerdo. No hablaremos de esto.
Pasaron unos segundos en silencio, hasta que Jayce agregó.
— Lamento haberme alterado así.
— Entiendo que estás muy estresado, porque pronto será la gala y la competencia; pero, luego de eso, será el estrés ordinario de la escuela. Solo es unos pocos días más.
Jayce bufó molesto. Estaba muy enojado. Rara vez se molestaba así. Lo peor del caso, es que no terminaba de entender por qué.
Cuando le tocó volver a casa, vio a Viktor en el tren, lo vio pensativo, con los audífonos puestos. En el momento en el que se abrieron las puertas del vagón, notó a Viktor dubitativo, sobre si quitarse los audífonos o si simplemente continuar con ellos y darle espacio a Jayce.
Jayce se sentó a su lado un poco lejos, le dio la espalda por un momento y luego se recostó, apoyando su cabeza en el regazo de Viktor.
Suspiró molesto.
El castaño arqueó una ceja, totalmente extrañado por el mal humor y el comportamiento de Jayce. No le dijo nada sobre recostarse en su regazo, simplemente lo dejó ser.
Jayce iba observando a todas partes y cuando Viktor no lo veía, observaba sus ojos dorados, eso le traía calma, hasta que sus miradas se toparon. Ambos se sorprendieron.
— Lo siento — se disculpó Jayce.
— ¿Por qué?
— No lo sé, ¿por estar de mal humor todo el día?
— No te desquitaste conmigo y en general no estuviste conmigo. No hay nada que perdonar.
— No, pero…no sé… ¿no te incomodé?
— No. Todo bien de mi parte ¿todo bien contigo?
Jayce gruñó un poco y se acomodó mejor en sus piernas.
— No… estuve realmente molesto todo el día. Le contesté mal a mi mamá, no pude hablar contigo en la mañana, discutí con Mel, no entré a clases — suspiró— Te juro que este momento es lo más relajado de mi día — dijo comenzando a juguetear con los dedos de Viktor.
— ¿Te levantaste de mal humor? — preguntó, intentando averiguar qué sucedía.
— Algo así — dijo observando los ojos dorados — Solo…— suspiró de nuevo con fastidio y luego lanzó: — ¿No quieres ir a mi casa hoy?
— ¿Seguro? ¿No prefieres estar solo?
Jayce negó con la cabeza.
— Pasé la mayor parte del día solo en el gimnasio. Quiero algo de compañía.
Viktor lo pensó y luego asintió.
— Sí, mañana es sábado, no tengo que levantarme temprano a nada, así que podemos hacer lo que tú quieras.
El moreno asintió con una sonrisa. Su primera sonrisa del día. Era como si toda la piel le hubiera estado ardiendo y la presencia de Viktor fuera como una especie de capa que reconfortaba su piel.
— ¿Te quedas a dormir?
— ¿Quieres que me quede a dormir?
Jayce asintió.
— ¿Tu mamá querrá?
— Claro que sí, ella te adoró.
— ¿Podemos pasar antes a mi casa? Debo alimentar a Ryo y a Blitzcrank.
— Sí — dijo con paciencia.
El resto del viaje fue silencioso. Jayce permaneció recostado con su cabeza en las piernas de Viktor, jugueteando con sus dedos. Cuando llegó la hora de bajar, tomó toda su fuerza de voluntad para levantarse de la comodidad del regazo del muchacho.
Saliendo de la estación, trató de caminar cerca de él, un poco más de lo usual. Llegaron a casa de Viktor, ahora no había ningún ramo de flores esperando, solo sus mascotas. De ahí, la casa estaba vacía.
La casa de Viktor estaba limpia, pero notó algo, similar a lo que Viktor le había dicho alguna vez: El aroma de Viktor estaba por todas partes y eso, era tranquilizador para él. Jayce acarició a Blitzcrank, eso lo relajó también, mientras esperaba a que Viktor les dejara comida a sus mascotas y guardara algo de ropa para dormir en su mochila, su cepillo de dientes entre alguna otra cosa.
Cuando Viktor estuvo listo, llevaba su violín, su mochila y dentro de ella, unos dulces para la madre de Jayce.
Se pusieron en marcha de nuevo y cuando llegaron, Ximena se asomó, aun no muy segura del estado de animo de su hijo, pero cuando salió, notó que Jayce estaba mucho mejor, se acercó a saludarlo con un beso en la mejilla; y cuando lo hizo, notó que llevaba a Viktor consigo.
— M'hijo, hola ¿Cómo estás? — dijo Ximena — Pásale.
— Buenas tardes — saludó él, sacando de su mochila las golosinas — gracias por haberme cuidado aquella vez.
— Ay, no te hubieras molestado — dijo la mujer con una sonrisa, comenzando desde ya a planear la cena — Suban a divertirse, más tarde los llamo para cenar.
— Muchas gracias.
Ximena quería servir algo reconfortante para Jayce y al mismo tiempo, algo que nutriera a Viktor, se había propuesto engordarlo un poco.
Ambos subieron a la habitación de Jayce, dejaron sus cosas en un lado y se sentaron en la cama de Jayce.
— ¿Quieres jugar video juegos?
— Claro.
Pusieron el super smash bro's y jugaron hasta que fue momento de bajar a cenar. Ximena notó que, definitivamente, Jayce estaba de mejor humor, así que se preguntó si realmente, habría peleado el día anterior con Viktor y ahora se habían reconciliado. Ella no lo sabía, pero le pareció que así había sido.
Por supuesto, notó la cercanía inusual que Jayce estaba teniendo con Viktor.
Cuando estaba sirviendo la comida, notó a Jayce con la pierna cruzada por debajo de la mesa y con su pie, apoyando la punta en la rodilla de Viktor. Notó que en la mesa, cuando bromeaba y cada vez que podía, le tocaba el brazo o la mano.
Ella conocía a su hijo, Jayce siempre había sido mucho de contacto físico, pero notaba que simplemente, parecía ser que Jayce no podía soltar a Viktor. Hasta se preguntó si ya estaban en una relación y simplemente no le había dicho. De igual forma, decidió ser prudente y dejar a Jayce ser, en su lugar, observó a Viktor.
Viktor no aprecía inmutarse por los toques de Jayce, no se acercaba y no iniciaba directamente, él el contacto, pero definitivamente, tampoco lo detenía, podríamos decir que incluso en ocasiones lo completaba cuando notaba que Jayce lo buscaba.
Ximena sonrió. Dejaría que ellos mismos se tomaran su tiempo para contárselo.
Al terminar la cena, subieron a la habitación de Jayce. El humor del moreno había cambiado totalmente. Una vez arriba, Viktor sacó su violín de su estuche y le dijo.
— Practiqué la canción que me pediste.
Viktor planeaba estar de pie, pero Jayce lo hizo sentarse en su cama para que no le cargara mucho esfuerzo a su espalda y su pierna. El muchacho de ojos dorados y mirada intensa comenzó a tocar aquella melodía turca. Su violín ahora producía su sonido característico y había adquirido una tonalidad sensual y envolvente. Era una tonada divertida y que invitaba.
Mientras tocaba, Jayce no paraba de sonreír y balbuceaba la canción a como podía, por supuesto ante los silencios, llegado el momento, tronaba los besos característicos de la canción Şımarık.
En ocasiones tronaba los besos cerca del oído de Viktor, haciendo que se retorciera un poco, tanto por la sensación cosquilluda que le dejaba, como por la vergüenza.
Desde el piso inferior, Ximena lograba escuchar la melodía, ella conocía la canción y simplemente se rio. Jayce no era la persona más sutil del mundo, pero parecía ser que Viktor tampoco. Eso la tranquilizaba.
Notes:
Hallooo!!
Pues ya la gala es en el próximo cap!! Por fin se viene todo! Hagan sus apuestas, jóvenes:
Viktor irá con Sky? O irá con Salo?
Cuál traje eligió Viktor? Qué cambio final hizo Jayce con el sastre mientras Viktor dormía?
Jayce se declara? o Jayce hace un movimiento? O hace nada?¿Cuál será la dinámica que tiene preparada Mel para la gala?
;3 quédense para el siguiente cap!
Chapter 15: Gala: Acto J, V, JV & N
Notes:
Cap extra lago, disfruten el festin, los veo en el cap 16 en la competencia de inventores! >:3
Chapter Text
Gala: Acto J
Había llegado el día. Ambos regresaron temprano de la escuela en su adorado vagón, sentados uno al lado del otro, más juntos que de costumbre. Después de todo, gran parte de la velada la pasarían separados. Ni ellos mismos terminaban de entender por qué querían compensar la posible lejanía de una noche, pero lo necesitaban. Estaban casi recargados el uno en el otro.
Jayce no dejaba de recordar esa noche que Viktor se quedó a dormir con él por su mal humor. Realmente había dormido con mucha más comodidad que de costumbre y tenía remembranzas de lo delicioso que fue su despertar con el calor de alguien en sus brazos. Era reconfortante. Además, le gustaba el aroma del shampoo de Viktor, tenía un aroma como ¿floral?
Cuando ambos estuvieron conscientes, Jayce hundió su nariz en el cabello de Viktor y dijo con suavidad.
— Tu cabello huele como a flores — dijo oliéndolo un poco más.
Viktor rio ante la sensación y el comentario. Se encogió e inclinó hacia adelante al sentir a Jayce hundiendo más su rostro en su cabeza. Se alejó un poco, zafándose de sus brazos y se dio la vuelta para quedar frente a él, pero un poco más lejos de lo que a Jayce le hubiera gustado. Por supuesto, Jayce gruñó un poco cuando lo sintió alejarse.
— El shampoo lo elige Orianna — comentó Viktor con una mirada somnolienta.
— No tengo ganas de levantarme — dijo jugando con un mechón de cabello de Viktor entre sus dedos, sin despegar su cabeza de la almohada.
— ¿Quieres dormir más?
— No, solo quiero estar así… — lo que ambos sabían y Jayce no dijo fue "contigo".
La expresión en el rostro de Viktor fue difícil de leer y Jayce no estaba seguro del por qué. Viktor no lucía incomodo, pero lucía conflictuado por alguna razón que no terminaba de entender. Aun ahora pensó que sería bueno preguntarle y estuvo debatiéndose internamente si hacerlo o no, cuando de repente, notó a Viktor pararse y alejarse de su lado.
— ¿A dónde vas? — dijo sujetándole de la muñeca para evitar que se alejara.
— ¿A mi casa? — dijo con tono juguetón y sarcástico — Es mi estación.
Jayce se sorprendió mucho y lo soltó, para luego respirar profundamente.
— El tiempo se me fue volando.
— Nos veremos en la gala.
— Te veo en la gala — se despidió— Pero búscame en serio, quiero ver mi obra maestra, aunque sea un momento.
Viktor arqueó una ceja. No entendía del todo a qué se refería, por supuesto, lo descubriría pronto.
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Finalmente llegó la noche. El auditorio de la UAZ había cambiado por completo, tenía una apariencia que entremezclaba lo urbano y creativo de la arquitectura, realzada con la elegancia y minimalismo de la decoración elegida por la UAP.
Los tonos dorados con blanco y la torre con copas con champagne se adaptaron majestuosamente a la estructura y las luces coloridas. Con un par de biombos negros delimitaron las áreas de la gala. Dichos biombos invitaban a los participantes e inversionistas a dejar un mensaje con crayones y plumones neón.
Del lado más sobrio, era para presentar a los prometedores inventores a múltiples inversionistas. Esta área, se encontraban fotografías de los inventos que los chicos presentarían al día siguiente, junto con un breve resumen de sus funciones y sus respectivos creadores. Y, del otro lado, el lado más colorido y urbano, estaba separado para sus dinámicas de integración, así como la recreación misma de los jóvenes luego de toda la presión al lidiar con adultos adinerados y caprichosos.
De fondo, en el lado sobrio, había un pequeño escenario donde había variados instrumentos: un piano, un chelo, un violín y una flauta. Del lado neón, estaban preparativos diferentes, había solo una mezcladora y en general estaba despejado.
En otro extremo, estaba la salida al balcón, para quienes se hubieran cansado de socializar, pudieran salir a descansar un momento de todo el barullo interno.
Jayce iba con un porte gallardo y su traje blanco con rojo y dorado, llevaba a Mel del brazo, mientras ambos recibían algunos inversores juntos. Pero el más alto volteaba distraído para todas partes, buscando algo o más bien, a alguien con la mirada. Estaba tan inquieto, que Mel tuvo que preguntar, aunque sabía a quién buscaba Jayce, quiso señalarle lo distraído que estaba:
— ¿Vendrá Viktor?
— Él dijo que sí, pero no llega. Creo que le escribiré.
Ella suspiró. Definitivamente Jayce parecía no terminar de notar lo mucho que le gustaba Viktor y era algo que hasta cierto punto la molestaba, es decir, ella no tenía problema en admitir cuando algo o alguien le atraía y le cansaba un poco lo lento que en ese punto Jayce se estaba moviendo. Para ella era "si te gusta haz algo" pero definitivamente, no era del todo el estilo de Jayce. Ella misma había tenido que dar el primer paso con él. A estas alturas no estaba segura de si era porque Jayce no notaba las cosas o si simplemente le temía al rechazo.
Suspiró de nuevo. Mel no tuvo que buscar mucho, gracias a Salo, sabía en dónde estaba:
— Olvídalo, ya lo encontré — dijo Mel observando el escenario.
— ¿Qué? ¿Dónde?
— ¿Quién crees que ha estado tocando? — dijo señalando en su dirección, mientras observaba a Jayce con curiosidad y diversión.
Jayce volteó de inmediato y casi sintió su corazón detenerse cuando observó a Viktor con el traje que había elegido para él, majestuosamente delineaba su figura que traviesamente jugaba con las luces del lugar. Esos últimos arreglos que le había pedido al sastre mientras Viktor dormía habían dado en el clavo. Solo esperaba que Viktor no se hubiera sorprendido mucho o molestado con eso.
Viktor lucía totalmente llamativo y elegante, más no tan discreto como probablemente el hombre de ojos dorados habría preferido. Después de todo, Jayce solicitó que se le hicieran algunos cambios al traje que mejor le quedó, entre ellos, que le hicieran una ventana a media espalda y que la funda de su faja llevara una cadena que simulara una columna vertebral; en la parte de arriba, en el cuello del saco, simulaba tener dos pequeños cintos en la parte de atrás. Por en frente, el diseño era cruzado. La camisa era muy entallada con cuello alto. Los pantalones no eran ajustados, pero le hacían muy buena figura. Lucía esvelto, pero no exageradamente delgado.
Una sonrisa que a Mel se le antojó calificar como "boba" se asomó al rostro de Jayce cuando vio que Viktor estaba tocando el violín acompañado como ya sabía, por Salo en el piano. "Rise" era la canción que sonaba. Ambos metidos totalmente en la música. Por supuesto, Mel pudo ver una mueca cuando Jayce notó a Salo en el escenario.
— Luce muy bien, aunque veo lo vestiste con tus colores y no los de su alma mater — señaló Mel mientras observaba a Viktor tocar y paseaba su mano por la solapa del saco de Jayce de manera coqueta.
El moreno estaba encantado por la manera en la que el rostro de Viktor se entregaba a la música, casi de la misma manera que lo hacía a la ciencia, ni siquiera escuchaba a Mel. Su corazón latió muy fuerte y sin notarlo, se acercó al escenario. Parecía casi hechizado, en sus ojos avellanados se reflejaba la silueta de Viktor como lo más maravilloso del mundo. Todo lo hacía relucir. Mel sonrió, quizá sería momento de empujar un poco las cosas. Tomó a Jayce de la mano, para llamar su atención y dirigirlo a otro espacio.
— Jayce, necesito que me apoyes evitando que entren los participantes a la otra área, necesito ir a recibir a alguien ¿puedes hacerme este favor?
Jayce apenas y la había escuchado, pero asintió y se dejó llevar por Mel. Por supuesto, su mente y su vista seguían fijadas en Viktor. Casi tropezó una vez y fue cuando se dio cuenta que debía poner atención. Estaba ahí para sí mismo, por la competencia. Si bien, podría tener la oportunidad de ver a Viktor en ese traje que eligió para él, aun así, tenía cosas de las cuales ocuparse.
Cuando Mel lo dejó solo cerca del biombo negro, Jayce no pudo evitarlo. Su mente siempre activa se aburrió de la vigilancia; tomó los plumones y comenzó a dibujar en el biombo a Viktor mientras tocaba el violín. No estaba prestando atención al hecho de que su dibujo quedaría en un sitio donde todos lo verían, él simplemente tuvo muchos deseos de dibujarlo e inmortalizar ese momento.
Al cabo de varios minutos, Mel volvió.
— Lamento haberte hecho esperar — luego, vio el dibujo que ella sabía, Jayce no se resistiría a hacer — Vaya… se ve bastante bien, aunque me parece que no eres nada discreto, Jayce.
— ¿Qué?
— Escucha, sé que ambos tenemos derecho a salir con otras personas, pero debo admitir que me dan un poco de celos que dibujaras a Viktor y no a mi — lo picó un poco.
— ¿Qué? No, no es eso…Fue un impulso — intentó justificarse — Yo…
— Tranquilo, Jayce, solo bromeo. Pero esto si es en serio, no sé qué tanto sea Viktor de dar los primeros pasos para una relación. Si hay algo que quieras decir o hacer, hacelo saber. De otro modo, podría no enterarse.
Como si no entendiera las palabras de Mel, puso un gesto confundido y luego, volteó a buscar al hombre de ojos dorados. Para este punto, Viktor ya no estaba en el escenario. Jayce lo buscó con la mirada y en su lugar localizó a Sky, quien llevaba un bonito vestido plateado con corte sirena y escote corazón. Asumió que Viktor estaría cerca entonces, pero luego, vio a la chica vagar incomoda hasta llegar de vuelta al cartel donde estaba su proyecto ¿No había ido con ella?
La mente de Jayce estaba hecha un nudo, pero aun debía estar en la fiesta, así que trató de poner atención. Se tranquilizó por un momento, pensando que tal vez, Viktor había elegido ir solo. O más bien, de eso se quiso convencer.
— Hey, Jayce — los saludó Dimitri, acercándose a él y Mel.
— Dimitri ¿qué hay? — dijo aun buscando ocasionalmente a Viktor con la mirada, tratando de ignorar a Dimitri.
— Te ves muy bien — opinó Mel con una sonrisa seductora, mientras observaba a Jayce.
— Gracias — dijo Dimitri besando la mano de Mel, simplemente para fastidiar a Jayce, aunque no tuvo el efecto que esperó.
Tanto Dimitri como Mel parecieron decepcionados por su falta de reacción, voltearon a verse y luego, Dimitri agregó:
— ¿Listo para la competencia de mañana?
— Siempre — dijo Jayce presuntuoso, prestándole finalmente un poco de atención — ¿Listo para ser eliminado?
— Ja-Ja muy gracioso — dijo con sarcasmo— No cantes victoria todavía — dijo Dimitri marcando "victor" en la palabra victoria, sabiendo bien el efecto que tendría en Jayce, quien comenzó a buscar aun más con la mirada.
— Como si tuvieras oportunidad — respondió Jayce distraído.
— Jayce ¿qué tanto buscas? — picó Mel.
Cuando Mel y Dimitri se juntaban, les gustaba molestarlo un poco, ya que Jayce no era para nada sutil cuando alguien le gustaba. A veces se volvía muy obstinado, a veces muy celoso y a veces muy nervioso; y eso, era algo que los divertía. Pero a Mel le dolía un poco, a diferencia de Dimitri quien lo hacía ciento por ciento por la diversión.
En el caso de Mel, aunque estaban en una relación abierta con él; sabía que Jayce sería leal con ella en caso de desear salir con más personas o que esas personas le pidieran exclusividad. Jayce se quedaría. No había duda de que él la amaba.
No obstante, con Viktor sabía que, aunque le fuera difícil tomar la decisión a Jayce (por más de una razón), él terminaría por hacer lo necesario para estar con Viktor y eso incluía dejar su relación con ella atrás. No porque Jayce no la quisiera o porque hubieran peleado. Nada de ello. Ella se sabía amada por Jayce. Simplemente, parecía ser que entre Jayce y Viktor había un cierto vinculo que, ella misma admitía, se sentía especial e irrompible. Además, Jayce siempre había querido una relación exclusiva, fue ella quien no había deseado dársela; así que comprendía las necesidades de Jayce.
— Yo…no nada — dijo sin dejar de buscar.
— Si buscas a V, más vale que hagas fila, vino con un traje muy llamativo que está robando miradas — señaló, tratando de ver su reacción.
Ese comentario metió a Jayce en conflicto. Por una parte, se alegraba de que Viktor usara el conjunto que él había elegido. Por otro, no le agradaba que llamara TANTO la atención. Su conflicto interno alcanzó su rostro y entonces Dimitri lo molestó más.
— Debo decir que me sorprendió V, siempre ha sido más recatado. Llegó con una apariencia muy sexy, no esperaba verlo así.
Mel sonrió, sabiendo lo que hacía Dimitri.
— Vaya, me pregunto si ¿su pareja lo ha de haber elegido para él?
— ¿Qué? — ese comentario había desconcertado a Jayce.
¡Claro que Viktor no tenía pareja! ¡El lo sabría! Además, esa ropa la había elegido él ¿por qué Mel diría eso si ya lo sabía? Jayce estaba a punto de decir que él había elegido la ropa, cuando el siguiente comentario de Dimitri lo detuvo:
— Sí, la verdad— siguió Dimitri— Si no es ropa que él mismo elegiría, debe ser porque alguien que quiere quitársela la eligió para él.
Mel rio junto a Dimitri y entonces, la dama agregó:
— ¿Los hombres hacen eso?
— Por supuesto, todos los hombres y algunas mujeres también — le molestó — Son cosas que hacemos, elegirle algo a nuestra pareja porque queremos quitárselo después.
— No todos hacemos eso — se defendió Jayce.
Tanto Mel como Dimitri voltearon a verse. Una sonrisa apareció en el rostro de Dimitri, Mel en cambio reprimió la suya. Jayce había mordido el anzuelo que Dimtri había lanzado.
— ¿Qué pasa, Jayce? actúas como si conocieras a la persona que le eligió la ropa a V.
Jayce suspiró y confesó:
— Yo elegí su ropa, es para que llame la atención de los inversionistas. No para… — hizo una pausa, como no queriendo repetir lo que dijo Dimitri, parecía algo impensable así que solo pudo atinar a decir — ¡Eso!
Dimitri soltó una risa traviesa,
— Bien, pues… creo que llamará la atención de todos, Jayce. Estoy seguro de eso.
Jayce giró los ojos y luego preguntó.
— Como sea ¿Y dónde lo viste? Hace rato que lo busco.
Dimitri volteó a los alrededores y aunque sí sabía en donde estaba, se encogió de hombros:
— Por aquí cerca, pero lo perdí de vista.
Después cambió el tema súbitamente, dejando a Jayce con la duda, fastidiándolo aún más:
— Oye, Mel, tengo una pregunta, ¿qué se supone que es allá? — inquirió Dimitri, viendo el área neón.
— Cuando terminen de presentarse con los patrocinadores, pasaremos de aquel lado a algunas dinámicas.
— ¿Dinámicas? — preguntó Dimitri arqueando una ceja— ¿Qué tipo de dinámicas?
— Cosas para reforzar la amistad y la sana competencia entre los participantes— dijo ella en un tono que denotaba que había algo más.
Dimitri pareció comprender de inmediato y rio por lo bajo.
— No dudo que será divertido, los veré hasta entonces. Se supone fui por unas bebidas y dejé a mi novia por allá abandonada.
— Tonto — se burló Jayce, le dio la mano y se despidió de él — Nos vemos. Y si ves a Viktor dile que lo estoy buscando.
Mel le dio un beso en la mejilla a Dimitri.
— Salúdame a Iris.
— Claro, nos vemos más tarde, chicos.
La joven de ojos hazel miró a su pareja, y cuando Jayce lo notó, con la mirada y un gesto le preguntó a Mel por qué lo observaba tanto.
— ¿Por qué nunca me has elegido ropa? — preguntó Mel, más para molestarlo que otra cosa.
— ¿Quieres que te elija algo?
— No, solo me preguntaba por qué no lo habías hecho — dijo caminando, dejándolo atrás. Quería que la persiguiera, pero también, quería que Jayce se diera cuenta de que lo que hacía con Viktor, era por una razón diferente de la que él mismo se decía.
Jayce se apuró a alcanzarla, cuestionándose justo eso. ¿Por qué nunca había elegido algo para ella y para Viktor sí? Cuando meditó en la respuesta pensó:
"Mel no necesita mi ayuda, en general su vestimenta es algo que ella misma elige por donde se desenvuelve y tiene mejor gusto en ropa que yo. Y Viktor… ciertamente no necesita ayuda, en general tiene un estilo más sobrio y sencillo, pero me la pidió por ser un evento especial.
Luego, meditó:
"No… él no me la pidió, yo se la ofrecí porque quería pasar tiempo con él"
Suspiró con cierto grado de angustia.
"¿Qué está pasando conmigo?" pensó.
El tiempo fue pasando, con él saludando inversionistas de aquí a allá, cansándose de sonreír y ser falso en cada ocasión. Simplemente quería irse a casa, pero no sin antes ver a Viktor. Si por el fuera, se llevaría a Viktor a casa en su cómodo vagón de tren, para charlar y bromear juntos, para verlo de cerca en el traje que había elegido para él. En cambio, estaba ahí haciendo algo que no le gustaba.
Por un momento, lo localizó y vio a Viktor hablando con el dr. Reveck, tuvo los deseos de ir a saludarlo y de paso conocer al doctor. Era buena idea hacer contacto con él, sin embargo, no pudo hacerlo, Mel lo jaló de la manga, deteniéndolo.
— ¿Jayce?
— ¿Qué? — volteó un poco frustrado, por fin había encontrado a Viktor y ahora no podía ir con él, quiso informarle a Mel para que fueran, pero antes de hacerlo, ella le hizo una pregunta.
— Te pregunté si ¿Viktor vino con su acompañante?
Jayce puso una mueca de desconcierto cuando se percató de que no había visto a nadie más con Viktor cuando hablaba con el doctor Reveck y eso en cierta medida lo tranquilizó. Quizá dio en el clavo y efectivamente, Viktor no había ido con nadie.
— No lo sé — dijo tratando de localizarlo de nuevo, pero sin éxito.
Suspiró. ¡Lo había perdido de vista! Se dio un golpe en la frente con la palma de su mano.
— Hace un momento lo vi, charlaba con el dr. Reveck. Acabo de perderlo de vista.
— ¿El dr. Reveck? — preguntó ella también buscándolo — El dr. Reveck está por allá, pero ya no está con Viktor — dijo señalando al dr., quien estaba sigilosamente escabulléndose fuera de la fiesta — Deberíamos interceptarlo para que logres conocerlo.
Jayce estaba inmóvil buscando aun a Viktor.
— No, yo, lo conoceré después, Viktor podría presentármelo — dijo, restándole importancia— Al parecer son conocidos ya que también cubría sus clases.
Jayce siguió buscando al castaño con la mirada sin éxito; y pensó por un momento que, para ser alguien que usaba bastón, se movía bastante rápido. Por su parte, Mel se rio, al parecer, Jayce no sabía aun el apellido de Viktor.
— ¿No sabes cómo se apellida Viktor?
— No… ¿tu sí?
Mel rio.
— Dejare que él mismo te lo diga, por algo no lo ha de haber mencionado todavía.
El moreno arqueó una ceja, pero asintió.
— Por cierto, entonces ¿Viktor con quién vino?
— No lo vi con nadie. Tal vez vino solo — le dijo pensativo y algo contento.
— Jayce te pedí específicamente que lo hicieras venir acompañado — comentó ella preocupada.
Jayce resopló molesto.
— Y yo te pedí que dejaras de insistir con el tema.
Mel suspiró exasperada, pero pronto trató de calmarse. Ella lo había advertido, así que no era su culpa, pensó para sí misma.
— Bien, como quieras.
Jayce estaba ya molesto, siempre que se trataba de Viktor y una posible pareja se molestaba, ni él mismo entendía por qué. Así que no pudo dejar pasar el tono sarcástico y molesto de Mel, así que la confrontó al respecto.
— ¿Por qué? ¿Por qué tanto interés de que Viktor tenga pareja? Te había dicho que no quería que insistieras más con el tema. ¿Por qué te interesa tanto que el venga acompañado? — comenzaba a molestarse seriamente.
Mel de pronto observó a Salo presentando a Viktor con su madre. Ella sabía que su madre estaría en la gala, había mencionado querer ver con sus propios ojos muchachos prometedores que pudiera posteriormente unir a su empresa o bien, simplemente diversificar las ganancias con inversiones variadas.
— Por eso — dijo ella llevando su mano a su rostro y señalando con la otra en dirección a Viktor — Ya lo vio.
Jayce siguió con la mirada el señalamiento. Y ahí estaba Viktor, frente a una mujer bastante alta y tonificada en un vestido strappless de color rojo con negro, al lado de Salo, quien parecía estársela presentando a Viktor y tenía una mano en la espalda alta de Viktor.
¡¿QUÉ?! ¡¿Había ido con Salo?!
Luego, el moreno arqueó la ceja. Había visto antes a la madre de Mel y aunque evidentemente era una mujer estricta y de carácter difícil, no terminaba de comprender la petición de Mel, ¿cuál era la relación entre que Viktor llevara pareja con su madre? ¿Por qué Mel insistía?
Mel, dándose una idea de lo que Jayce pensaba, le señaló al acompañante de su madre. Jayce se sorprendió. La mujer iba acompañada de un muchacho mucho más joven que ella, como de la edad de ellos. Además, era MUY parecido no solo en complexión, también el color del cabello, el corte, los lunares… era similar a Viktor por donde lo viera. De alguna forma sintió algo similar al temor.
Desde donde estaba, vio que la mujer sujetó a Viktor de la quijada, le hizo voltear el rostro a ambos lados, admirándolo. Todo ante la mirada incomoda e incrédula de Salo, quien ahora parecía indignado por que estuvieran coqueteándole a su cita frente a él.
— Salo debió pensarlo dos veces antes de presentarlo con mi madre— señaló Mel— Le gusta "educar" jovencitos, si entiendes a lo que me refiero.
Obviamente, la dama sabía qué tipo de hombres prefería su madre, así como también sabía que Jayce no iba a reaccionar precisamente bien sabiéndolo.
El moreno observó como la mujer le dio un beso en la mejilla a Viktor y pareció dejarle algo en el bolsillo del saco, para luego darle un par de palmadas ahí, toqueteándolo. El castaño pareció un poco incomodo con el contacto. Eso fue algo que definitivamente no le gustó. Jayce estaba indignado y por su parte, Mel solo miraba de su madre a Jayce, aguardando por una reacción.
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Gala: Acto V.
Por su parte, la asistencia de Viktor a la gala inició desde más temprano, al llegar a casa. En primer lugar, se había puesto el traje que Jayce había ordenado para él, lo cual le hizo cuestionar seriamente sobre volver a dejar a Jayce hacerlo.
Aunque claro, también había sido su culpa. Estaba consciente de que él se quedó dormido y que no revisó el traje cuando fue a recogerlo, simplemente lo tomó, pagó, se fue de ahí. Al llegar a casa solo lo había colgado para no volverlo a sacar hasta este día, en ningún momento lo había visto…grave error.
Viktor estaba a nada de no asistir, es decir, el traje no era feo y de hecho lo hacía ver muy bien. No obstante, era demasiado llamativo para su gusto, sentía su cara acalorada de solo vérselo puesto. Para su desgracia, como su padre también asistiría a la gala, no podía prestarle su traje. Tuvo unas tremendas ganas de mandarle un mensaje odioso a Jayce, pero dadas las circunstancias, no tenía muchas opciones, así que se resignó. Se preparó y se puso en camino.
Cuando Viktor había llegado a la gala, llegó acompañado de Salo. Al final, su padre le había recomendado ir con Salo por más de una razón. Simplemente, para Viktor resultaba más conveniente asistir con un patrocinador, sin importar que asistiera a la escuela rival; su padre había mencionado que él se encargaría de que no hubiera problemas con los directivos. Más aún, la familia de Salo patrocinaba el 40% de su investigación, no era un porcentaje precisamente bajo.
Lo cierto era que Viktor no estaba realmente cómodo, ni entusiasmado por asistir con Salo. En realidad, habría preferido ir con Sky, pero dadas las circunstancias, lo había hecho. Y no era del todo malo, Salo se portaba amable con él y trataba de mostrarse lo más servicial posible. Sin embargo, Viktor nunca estaba seguro de qué hablar con él. ¡No tenían nada en común! Pero se convenció a sí mismo de tolerarlo y tratar de pasársela lo mejor posible.
Cuando llegó, buscó con la mirada a Jayce. Pero no logró encontrarlo, solo se encontró con Dimitri.
— Hey, V — lo saludó.
— Dimitri, también te inscribiste — lo saludó sorprendido.
— Claro, te lo habría dicho antes, pero parece que Jayce no para de monopolizarte estos días — picó Dimitri — Harán que me ponga celoso.
Viktor se rio. Lo cierto era que él no había opuesto mucha resistencia, él también había estado monopolizando a Jayce. Desde que comenzaron a hablar y a frecuentarse Jayce ocupaba gran parte de su tiempo.
— Lo siento. Podemos ir a nadar después.
— ¿Estás invitándome a verte semidesnudo? V, no te conocía así — lo molestó.
El castaño negó con la cabeza y giró los ojos, ya sabía que Dimitri podía hacer ocasionalmente comentarios inapropiados, pero era su manera de liberar tensión. Por supuesto, no se esperaba el siguiente:
— Pero ¿estás seguro de que Jayce va a dejarte? — preguntó él, notando algunos vestigios de los colores de Jayce en el traje de Viktor y extrañamente, estaba impregnado del aroma de la colonia de Jayce.
Viktor, ajeno a esos detalles, pues estaba más que acostumbrado para este punto, percibió el comentario como algo extraño; ladeó la cabeza como un gato confundido, frunciendo las cejas con desconcierto.
— ¿Por qué tendría que pedirle permiso para ir a nadar?
— Oh, eres todo un rebelde, ¿no, Vik? — siguió molestando— Yo sabía que no podrían domarte por completo.
Por supuesto que Dimitri notó de inmediato que Viktor no pareció comprender la naturaleza de los comentarios.
— ¿Qué?
Dimitri siguió, quería ver qué pasaría si Viktor notaba algo.
— Sí, vamos a nadar luego— rio— Por cierto, creí que eras más recatado— dijo tomándolo del brazo y volteándolo un poco para ver su espalda— ¿Vas tentando a todos con tu espalda seductora ahora? ¿Nueva estrategia para ganar patrocinadores? Bien hecho, V. Es un tipo de negociación que yo llamaría: "agresivo".
El de ojos dorados se sintió azorado.
— No fue idea mía — se defendió, volteando y viendo como Dimitri observaba su espalda.
Sintió que colaba su mano simplemente para hacerle cosquillas, pero pronto le dio un golpe en la pierna con el bastón para que se estuviera quieto. No quería que lo tocara de forma inapropiada. En general no era una persona que le gustara demasiado que lo tocaran, pero si lo pensaba, hacía demasiadas excepciones con Jayce. Por supuesto, la diferencia estaba en que, aunque en general Jayce cabía en la definición de lo que él llamaría "invasivo" nunca lo sintió así. Con Jayce se sentía casi como parte de su misma piel, pero con Dimitri era diferente, lo percibía en demasía, su toque era antinatural.
— Ya, ya, entiendo, ya paro — dijo Dimitri.
Rieron un poco. Luego, vio a Salo acercarse hacia Viktor y unió piezas.
— Pero no lo olvides, tenemos pendiente esa salida.
— Claro.
— Pero, como no quiero problemas con Jayce, lo invitaré cuando vayamos — advirtió juguetón.
Viktor volvió a arquear la ceja. Nuevamente ¿qué tenía que ver Jayce?
— Suerte, V — dijo dándole un beso en la mejilla para fastidiar a Salo quien estaba llegando y se fue rápido.
El castaño se quedó de piedra. A veces simplemente no entendía a Dimitri, pero la mayor parte de las cosas que hacía eran solo para llamar la atención y divertirse, así que supuso, no había mucha ciencia tras de eso.
— Viktor — lo llamó Salo, con algo de molestia, pero intentando que no se notara, no quería ser grosero con Viktor — ¿Qué fue eso?
Viktor se encogió de hombros, reflejando en su semblante que en ese punto parecía tan confundido como él.
— No lo sé, él siempre ha sido un poco raro.
— Se nota — dijo Salo, carraspeando la garganta — Vamos, pronto será nuestro turno.
Más temprano que tarde, Salo se llevó a Viktor para tocar algunas piezas musicales al escenario. Tocarían más piezas de las que Salo le había dicho: Giants. Rise, Warriors y Star Walkin.
Como cada vez que tenía que estar en un escenario, se sentía mareado y nervioso, no le gustaba para nada. Por supuesto, cuando tocaba, como estaba en una pequeña tarima, su vista estaba más arriba de lo usual y logró divisar a Jayce entre el público. Siguiendo su concejo, decidió tocar para él, imaginándose a sí mismo y a Jayce en la habitación de este último. Sintió el aroma de la colonia de Jayce en su traje y eso le ayudó a mentalmente transportarse a la habitación de Jayce, con Ximena cocinando abajo y Jayce a su lado. Eso lo ayudó a tranquilizarse.
No obstante, aunque Viktor notó a Jayce, Jayce aún no lo veía, así que, el castaño decidió aislar sus pensamientos y no buscar al moreno con la mirada. Evidentemente estaba ocupado con Mel. Así que eran solo él y su imaginación.
Ocasionalmente suspiraba.
No era un sentimiento agradable, no terminaba de entender por qué. Él sabía que Jayce iría con ella, sabía que ella lo había engañado, así como sabía que Jayce probablemente estaba algo triste ya que se apegaba bastante a él últimamente. Sabía que no debía pensar las cosas más allá, ni hacerlas más complejas, pero sus emociones lo distraían. La segunda y ultima vez que buscó a Jayce, lo vio escribiendo en el biombo, ignorando completamente lo que tocaba para él. Claro, sabía que no podía molestarse, Jayce no sabía que estaba dedicando todo a su persona.
Suspiró de nuevo, concentrándose para terminar. Cuando le tocó ceder el espacio a otros músicos, se escabulló de con Salo y fue a buscar a su padre. Necesitaba un poco de espacio.
— ¿En donde dejaste a tu acompañante? — preguntó Corin.
— Me cansé de socializar— dijo, esperando recibir un poco de consuelo silencioso de su padre.
— No puedo criticar considerando que estoy evitando también hacerlo. Pero Viktor, cuida bien de quienes serán tus patrocinadores — dijo con su usual voz suave.
En la casa de los Reveck, todos tenía voces suaves y hablaban en general en voz baja, no les gustaba demasiado el ruido. Pero, pese a sus silenciosas personalidades y tendencias asociales, siempre se mostraban amables.
— Lo sé — suspiró— Pero simplemente no sé de qué hablar con él.
— No me refiero a eso. Asóciate con patrones que te permitan avanzar en tus investigaciones, no con distractores.
— ¿Lo dices por Salo? No me distrae realmente, además, su familia está ayudándonos con lo de Orianna.
— No. La relación con la familia de Salo es un ganar-ganar para todos. Me refiero a que, hoy vendrán muchos que te propondrán muchos posibles proyectos. No te precipites y elige con cuidado a alguien que no te aleje de lo que tu originalmente quieras hacer. Elige a un patrón que te acerque ¿De acuerdo?
Viktor asintió. Su padre era un hombre inteligente, siempre buscaba patrones que se alinearan con sus necesidades, pero cuando no lo hacían, se volcaba en dividir su tiempo y pasar la investigación de sus patrones a segundo plano. Sabía que entre más rápido obtuviera resultados, sus patrones lo empujaban más lejos, así que Corin tenía experiencia en el campo.
Salo alcanzó finalmente a Viktor y aprovechando la distracción, Corin lo saludó y se escabulló lejos de ellos.
— Por fin te encontré, Viktor, quiero que conozcas a alguien.
— ¿De quién se trata?
— Es una de las inversionistas más poderosas e influyentes del área. Te puedo asegurar que hacer contacto con ella podría serte muy benéfico.
Salo colocó su mano en la espada de Viktor y lo empujó un poco, incomodándolo, pero, aun así, se vio obligado a permitirlo. Salo terminó por llevarlo donde Ambessa Medarda, quien, apenas tuvo a Viktor en frente, lo miró de arriba abajo con una mirada depredadora y hambrienta. Estaba charlando con su acompañante, un muchacho que espeluznantemente tenía rasgos parecidos a los suyos. Mientras se acercaba, logró escuchar lo que Ambessa le decía al muchacho:
— El vino tiene diferentes calidades dependiendo de la cosecha y algunos otros factores. Es necesario para identificar la calidad de un vino percibir su aroma y robustez, su astringencia, color y sabor. Con el tiempo, uno desarrolla ciertas habilidades para poder distinguir y reconocer entre cosechas de calidad y desechables. Poco a poco, los sentidos se ajustan hasta el punto en que, con ver un objeto o una persona, puedes distinguir de inmediato cuando el producto es bueno. Por supuesto es algo que solo la experiencia trae consigo, por ejemplo, yo puedo reconocer la calidad de inmediato.
Dijo la mujer acercándose a Viktor.
— Como te decía, este es el joven de prometedora carrera que quería presentarte: Viktor Reveck — dijo Salo con una mano en la espalda alta de Viktor.
— Sin duda, la cosecha local es de calidad — dijo la mujer sujetando la quijada de Viktor para poder verlo— Tienes una mirada apasionada, muchacho. Arde con pasión juvenil, es maravillosa — dijo depositando un beso en su mejilla.
Luego, de su escote sacó una tarjeta de presentación con perfume y lo colocó en el bolsillo del saco de Viktor y le dio unas palmadas y un pequeño apretón, mientras le susurraba al oído:
— Pero la pasión combinada con la experiencia puede crear cosas aún más maravillosas y placenteras…
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Gala: Acto JV.
Finalmente, Jayce no pudo más.
— Saludemos a tu madre — dijo en un tono serio.
Mel giró un poco los ojos, pero aun así acompañó a Jayce. Ya podía escuchar los comentarios de su madre cuando se vieran en casa.
Jayce llevaba a Mel del brazo y cuando se acercó, bajó su mano a la cintura de Mel y colocó su mano en la espalda media de Viktor.
— Viktor, señora Medarda, qué sorpresa — los saludó, luego de una pausa pequeña también saludó a Salo— Salo, un gusto verte.
— Jayce — lo nombró Salo reconociendo únicamente su presencia como único saludo.
Viktor sintiendo la mano de Jayce acomodándose en su cintura buscó el rostro de Jayce. Salo también observó la mano de Jayce en la cintura de su cita y por supuesto, le pareció de mal gusto.
Ambessa sonrió viendo lo que se desplegaba frente a ella, con un tono autoritario y falsamente amable dijo.
— Señor Talis, gracias por escoltar a mi hija.
— Es un placer siempre acompañar a Mel. Veo que ya conoció a Viktor, es un científico brillante.
— Por supuesto que lo conoció, estaba presentándoselo — dijo Salo, tratando de quitar a Jayce del camino ante esa abrupta interrupción.
La mujer experimentada simplemente rio, disfrutando de esa pequeña teatralidad de los jóvenes. Era algo que le gustaba mucho y por lo cual disfrutaba de la compañía de hombres de la edad de ellos. Su jovialidad era algo que degustaba cada que podía. Volteó a ver a su cita, el muchacho de cabello castaño con gran parecido a Viktor en realidad, le acarició la barbilla y se vieron cómplices, comprendiendo de inmediato lo que ocurría.
— Qué amable de tu parte, Salo.
— ¿Qué haces aquí? Creí que estarías ocupado — preguntó esta vez Viktor con voz suave, estaba sorprendido de haber sido abordado por Jayce, se supone estaría con Mel. Aunque Jayce le había dicho que conversaran en la fiesta, Viktor no creyó que realmente lo buscaría, después de todo, estaba con su novia.
— Jayce pensó en dar sus recomendaciones para el patrocinio — interrumpió Mel, tratando de mediar la situación— Aunque él mismo es participante.
Señaló ella.
— Vine a saludarlos— compuso Jayce, no quería quedar en evidencia— Pronto deberemos ir al área neón para las dinámicas, Viktor. Solo quería invitarte.
— Por supuesto que está al tanto de ello, como sabes, también soy uno de los organizadores y lo estoy escoltando esta noche.
— Cuanto drama — dijo Ambessa con una sonrisa que denotaba lo divertida que le parecía la situación.
Jayce resopló y trató de calmarse, es decir ¿por qué estaba tan molesto?
— Gracias por invitarme, Jayce — trató de componer Viktor, reconfortando a Jayce quien parecía inquieto y a quien, notaba, los demás parecían haberse unido para fastidiar — Pronto iré para allá.
Jayce le sonrió a Viktor un poco más tranquilo. Él mismo no sabía ni por qué había ido a irrumpir en la presentación de Viktor con un patrocinador, el mismo quería que triunfara ¿por qué interfería?
Por su parte, Viktor interpreto totalmente diferente toda la situación. Viktor, al notar el apellido de Ambessa, trató de no llamar su atención. No solo por los extraños toqueteos y comentarios que le había hecho antes de que Jayce llegara, sino, porque sabía que siendo de la familia Medarda, era patrocinadora de Jayce. Estaba enterado de que Salo había quitado el patrocinio a Jayce y se lo aumentó a él, así que, Viktor no quería que Jayce se sintiera amenazado o que pensara que él buscaba quitarle sus patrocinadores. De hecho, la interrupción de Jayce la interpretó como eso: Jayce protegiendo su patrocinio.
— Por cierto, Viktor, dijiste que me presentarías algún día al Dr. Reveck, hace unos minutos te vi con él, ¿podrías presentármelo? Me gustaría conocerlo.
Viktor volteó a su alrededor y notó que su padre no estaba cerca.
— Puedo presentártelo más tarde, en este momento no parece estar aquí.
— Bien, Viktor — lo llamó Ambesa, acariciándole de nuevo el rostro, interrumpiendo a todos— Te veré mañana en la competencia y escríbeme para agendar una cita y charlar de negocios.
— Se mantendrá en contacto, me encargaré de ello — dijo Salo, tratando de apoyar a Viktor.
— Por supuesto, le agradezco la oportunidad — respondió el castaño con formalidad, pero incómodo.
— Si nos disculpa, es momento de ir al área neón — dijo Jayce con un brazo alrededor de la cintura de Mel y el otro en la de Viktor, comenzando a moverlos con él para ir al área neón.
— Qué ambicioso muchacho — comentó Ambessa al oído de su acompañante, ambos riendo cómplices— No le basta con mi hija.
Jayce pudo escuchar el comentario, pero lo ignoró. Salo que veía todo estaba incrédulo. Tanto Mel como Viktor, también estaban sorprendidos por la manera en la que Jayce estaba escoltado ahora a ambos.
Sin embargo, Viktor notó la expresión de Mel y la de Salo. Ambos parecían indignados. Entonces, se detuvo y retiró con cuidado y cortesía el brazo de Jayce de su cintura, dio un paso hacia atrás para salirse del alcance de Jayce quien había movido su brazo para evitar que se fuera.
De inmediato, el moreno se detuvo, sentía su corazón latir muy rápido con frustración, sorpresa, ira, desconcierto. Todo al mismo tiempo. Con su expresión cuestionó a Viktor por el motivo por el cual estaba rechazándolo.
El castaño le sonrió conciliadoramente y le explicó.
— No debo dejar atrás a mi acompañante, Jayce.
— En serio que eres sencillamente grosero, Jayce — señaló Salo colocándose al lado de Viktor.
Eso pareció traer de vuelta a la realidad a Jayce, quien trataba de normalizar su expresión. Hizo una mueca como si él mismo dijera "obviamente tiene razón" pero por dentro sentía como si tuviera una espada atravesándole el estómago.
— Claro — dijo apenas, como si notara que efectivamente, Viktor no había asistido con él.
Ambas parejas comenzaron a caminar, pero Jayce notó que Viktor estaba especialmente callado esa noche. En general, aunque era una persona callada, con él, solía hablar hasta por los codos cuando se trataba de ciencia o de cualquier otra cosa, juntos hablaban mucho, aunque también tenían sus periodos de silencio. Sin embargo, ahora notaba que Viktor no hablaba demasiado con Salo, lucía distante, casi forzado. Por supuesto, era probable que otras personas que no conocieran bien a Viktor no lo notaran, pero él lo hacía… ¿o serían imaginaciones suyas?
Mel, notando lo desencajado que estaba Jayce agregó:
— Salo, creo que aun hay unos detalles que debemos resolver para las dinámicas, ¿podrías acompañarme un momento?
— ¿Disculpa?
— Será muy rápido. En tanto, ¿Jayce, puedes esperar aquí y hacerle compañía a Viktor? Esto es algo que solo nos toca revisar a Salo y a mí como organizadores.
— Sí, no hay problema— respondió tratando de mantenerse serio, pero estaba muy contento.
Dicho esto, Mel comenzó a caminar al área neón con Salo.
El moreno, volteó a ver a Viktor y se acercó de nuevo a él, pero un poco más inseguro, pues no esperaba su rechazo anterior.
— Hey, Viktor.
Viktor se acercó de inmediato a él. Los movimientos de ambos eran similares como de dos personas sedientas, acercándose a una fuente de agua.
— No te perdiste.
Ninguno lo notó, pero estaban bastante más cerca de lo usual.
— Por fortuna no, aunque sí tenía pensado llamarte si lo hacía.
El castaño soltó una risa ligera y etérea. Luego arqueó una ceja mientras le daba una sonrisa que encantó a Jayce:
— Por cierto, ¿Por qué le pediste al sastre que le pusiera una abertura en la espalda al saco?
El moreno no pudo evitar reír entre dientes. De hecho, eso no había sido lo único que le pidió, un día después había vuelto y había comprado un pañuelo para que lo incluyera en el traje de Viktor. Pañuelo que había llenado de colonia, como era su propia costumbre.
— Oh, vamos, logré el objetivo, un patrocinador muy adinerado se interesó ¿no? — sonrió al ver que Viktor también se acercó.
El castaño sonrió, extrañado, es decir, ¿no le molestaba que Ambessa se hubiera fijado en él? ¿No había ido a pelear por el patrocinio? Entonces agregó:
— Sí, y mientras tanto, tengo la espalda fría y manoseada.
Jayce rio y colocó su mano en el área donde estaba aquella apertura, acariciando aquella pieza de joyería en forma de columna vertebral.
— No exageres, te elegí una camisa que te cubriera y la faja que usas te tapa. La cadena llama la atención, pero estás cubierto. No muestras piel.
Viktor también se rio, pero dejó la mano de Jayce estar. Ambos estaban un poco más cerca de lo que usualmente estaban. Viktor vio a Jayce en su traje, lucía muy apuesto y no pudo quitarle la mirada de encima, aunque sabía que no debería verlo tanto. Claro, también era consciente de que a Jayce no le molestaba, como era un poco vanidoso, le gustaba llamar la atención de las personas correctas. Sabía que podía mirar si quería, a Jayce le gustaba eso.
— Además, por lo que vi, ella te manoseó por el frente.
El de ojos dorados asintió y bufó.
— Sí, definitivamente no vi eso venir. Mucho menos que fuera de la madre de tu novia.
Nuevamente esa palabra. Cada vez que Viktor la decía, para Jayce se sentía como algo extraño.
— Para serte franco, creí que esta noche estarías rodeado de personas — dijo Viktor sin pensarlo mucho.
— ¿Por?
Por un momento, Viktor quiso darse un golpe a sí mismo. Se encogió de hombros un poco incómodo y respondió.
— Porque en general siempre atraes miradas en la calle. Cuando voy contigo, la gente siempre va mirándote.
— No, te miran a ti.
— Sí por el bastón me miran a mi también, pero a ti te miran porque les gustas.
A Jayce le gustó el comentario. Básicamente, Viktor estaba de nuevo diciéndole que lo consideraba atractivo y eso le gustaba mucho.
— Mis años mozos pasaron — bromeó, intentando hacerlo reír.
Viktor rio con suavidad.
— Genuinamente creí que estarías rodeado de mujeres aquí.
— Debe ser porque todos en la UAP saben que salgo con Mel.
— Pero aquí no es la UAP y vienen personas de muchas otras escuelas.
— La verdad— dijo acercándose un poco y susurrando— Mel puede ser muy dulce conmigo, pero, sabe cómo ser intimidante — comentó Jayce.
— Noté que sabe presionar. Aunque no me parece intimidante.
— ¿No
Viktor negó con la cabeza.
— Para nada. Solo la respeto como respetaría a cualquier persona — se apuró a decir.
— Eres grande, Viktor — dijo con una sonrisa satisfecha y sin notarlo, viendo los labios de Viktor.
Otro silencio cómodo entre ellos. Luego, queriendo continuar la conversación lo más que pudiera para retenerlo, Jayce se apuró a decir algo más:
— Y hablando de personas intimidantes ¿qué te dijo? — dijo Jayce queriendo retomar el tema de Ambessa.
— ¿Quién?
— La madre de Mel.
El castaño se encogió de hombros.
— Que estaba interesada en mi proyecto y que estaba buscando formar un equipo de científicos jóvenes.
Jayce comenzó a caminar con su mano en la misma zona, guiando a Viktor para ir por una bebida, quien lo acompañó sin oponer ningún tipo de resistencia.
— ¿Y aceptarás?
— No lo sé, puede ser una oportunidad, pero también, puede ser algo que me aleje de lo que busco. Mi papá dice que elija bien a mis patrocinadores porque eso facilitará o dificultará el progreso en mis investigaciones.
— Es cierto, hoy ibas a decirme como te apellidas.
Viktor se mordió los labios y con un puchero, volteó a ver a Jayce.
— Reveck.
— ¿Qué?
— Mi apellido.
— ¿Reveck? Como el d…
— Sí…
— ¿Entonces él es tu…?
— Sí.
Jayce hizo memoria del profesor Reveck y luego dijo sin filtro:
— No te pareces a tu papá — señaló.
— No mucho. ¿Decepcionado? — preguntó, inquieto de si Jayce pensaría que se aprovechó de sus conexiones.
— No, de hecho, eso explica algunas cosas.
Viktor arqueó una ceja, luego asintió y completó:
— ¿Como porqué asisto a la UAZ y no a la UAP?
— También, pero lo principal es que tengas una mente tan brillante — explicó Jayce.
El castaño sonrió, siempre que estaba con Jayce se sentía cómodo y no batallaba para hablar.
— No tienes que adularme a mí, solo a los patrocinadores, Jayce — jugó Viktor.
El moreno rio, siempre le había gustado el sentido del humor de Viktor, era un poco acido y sarcástico, pero siempre con esa dulzura de fondo.
Luego, un anuncio:
— A todos los participantes e inversionistas de la competencia de inventores, gracias por venir. A continuación, se les solicita a los participantes que pasen al área neón mientras los empresarios pueden pasar a ver los carteles de información que les mostrará un poco de lo que verán mañana.
Dicho esto, Jayce escoltó a Viktor al área neón, así como el resto de los participantes se dirigieron hacia allá.
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Gala: Acto N.
Al ser los organizadores, Mel y Salo se encontraban en el escenario del área neón, donde los participantes hicieron asamblea. El primero en hablar, fue Salo:
— Buenas noches, esperamos que todos estén pasándola bien. Sabemos que mañana es la competencia que definirá quién se llevará el premio en metálico.
— Sin embargo, recuerden que incluso quienes no ganen mañana, contarán con la posibilidad de obtener patrocinadores interesados en invertir, así que den lo mejor de ustedes. Por ahora, deseamos que se diviertan, haremos una serie de dinámicas que…
Al instante, todos los participantes pusieron cara de fastidio y se escuchó por parte de la mayoría un quejido.
— Prometo que les gustaran — dijo Mel confiada, ya había previsto la reacción— El primer juego: Hagan equipo con un participante de su misma alma mater y juntos armen un rompecabezas que iremos pasando.
En esta ocasión, fue Viktor quien buscó a Sky, sentía un poco mal por haber rechazado su invitación y quería asegurarse de que ella estuviera bien. Por supuesto, ella aceptó con una sonrisa, después de todo, Viktor la había rechazado porque debía asistir con su patrocinador ¿verdad? y ella entendía eso.
— ¿Sería mi compañera en esta dinámica, señorita Young?
— Sky, Viktor — lo corrigió— Y sí, seamos compañeros — dijo con una sonrisa de lo más dulce.
— Gracias por no guardar rencor, Sky.
— No lo haría — dijo con una sonrisa.
Del lado de Jayce, este último estaba molesto viendo la interacción entre Viktor y Sky y aunque no estaba muy entusiasmado, terminó haciendo equipo con Dimitri, quien no perdió tiempo en señalárselo.
— Sé que desde que conociste a V, ya no soy tu primera opción, aunque sea guapo, pero finge que te entusiasma un poco — picó Dimitri.
— Cállate — dijo notando la forma en la que Sky le sonreía a Viktor— Sé que tampoco soy tu primera opción.
— ¿Cómo sabes? — jugó, tratando de ponerlo nervioso.
Para Dimitri, Jayce era una persona muy graciosa. Se enojaba con facilidad con él, era competitivo, celoso y torpe para relacionarse, aunque aparentara lo contrario por su carisma. Así que él disfrutaba de explotar esos lados suyos.
Finalmente, todos comenzaron a armar un rompecabezas tridimensional que les dieron, los primeros en acabar fueron Viktor y Sky, pues, ellos sí trabajaban complementariamente. Los equipos de la competencia Jr no pudo avanzaron porque no dejaban de distraerse, de otras escuelas lo intentaron también y en cuanto al equipo de Jayce, él y Dimitri no dejaban de discutir por no estar de acuerdo en cómo acomodar ciertas piezas.
Al cabo de un rato, la voz de Mel irrumpió:
— ¡Tenemos un equipo ganador! ¡Viktor y Sky! — dijo ella— Los que no ganaron, les toca beberse un shot de nuestros cocteles especiales.
Poco a poco fueron pasándole a los participantes unos diminutos vasos con una bebida que brillaba y que evidentemente, tenía alcohol.
Mel le había advertido a Salo no anunciara él nada en lo que Viktor ganara, así como ella no anunciaría algo en lo que Jayce ganara o participara, para no generar problemas entre los participantes.
— Pasemos a la siguiente, elijan a alguien de cualquier alma mater o cualquier categoría de la competencia y tendrán que cargar al otro, mientras su compañero va rompiendo una hilera de globos que están en lo alto. Elijan bien…
Jayce se apuró para ir con Viktor, pero Dimitri lo jaló hacia atrás, haciéndole tropezar con unos compañeros para que no llegara, cargó a Viktor de inmediato haciéndolo soltar su bastón, sin esperar a ver si lo aceptaba como compañero.
— ¡Pido a Viktor! — anunció, viendo las reacciones de Jayce y también de Salo.
— Dimitri, mi bastón — le recordó aferrándose un poco a él para no caerse.
Desde el escenario, el rostro de Salo enrojeció de ira, sabía que Dimitri solo lo estaba molestando y eso era lo que más le enfurecía, pero Mel, le sujetó del hombro y negó con la cabeza, como diciéndole "no es el momento". Finalmente suspiró cancinamente y trató de mantener la compostura, una persona de su posición no podía tener arrebatos.
El rostro de enojo de Jayce fue un poema que el resto de los competidores notaron, pues había sido imposible no ver como Dimitri había jaloneado a Jayce luego de como lo hizo tropezar. El detalle es que todos vieron que no le importó tropezar, sí, se disculpó apenado, pero nada más allá; lo que realmente le hizo cambiar su expresión a una de enojo fue cuando vio a Dimitri cargar a Viktor, pero cambió a una de tragedia cuando anunció que sería su compañero.
El resto de los participantes fácilmente pudieron resolver el pequeño drama que se desarrollaba ahí. Obviamente, a Jayce parecía gustarle Viktor y Dimitri simplemente estaba molestándolo. De repente, las mentes de todos parecieron ponerse de acuerdo sin palabras para un fin común. Sonrisas como las de gato Cheshire se ampliaron en todos los participantes.
Jayce terminó por solicitarle a Sky que se uniera a él. Si ya tenía que cargar a alguien, al menos que fuera una persona de peso ligero, aunque por supuesto, para él no era un problema.
Pasaron por turnos reventando los globos. La pequeña competencia terminó con Ekko y Powder de la categoría jr, como los ganadores.
— Los ganadores son Ekko y Powder de la categoría Jr de la UAZ — anunció Mel.
— Para la siguiente dinámica, pueden elegir a quien quieran de cualquier categoría, pero no debe ser de su propia alma mater.
Para este punto, a muchos ya se les había subido el alcohol, las risitas, los tambaleos y las miradas juguetonas no se hacían esperar. Pasaron así otras dos dinámicas, en las que "mágicamente", otros participantes, elegían a Viktor y lo mantenían alejado de Jayce, quien comenzaba a pensar que Viktor era bastante popular para ser tan callado. Estaba empezando a molestarle eso.
Por supuesto, Viktor sabía que no era tan popular, se dio cuenta de inmediato qué, los demás lo que estaban haciendo para fastidiar a Jayce, más ahora que estaban algo ebrios. Incluso a él le pareció un poco divertido ver el mal humor de Jayce, pues parecía un niño haciendo pucheros aquí y allá. Terminó haciendo equipo con Powder cuando tocó hacer unos lanzamientos y atrapadas de pelotas de estrés y con Ekko cuando tocó una dinámica tipo pictionary. Viktor solo pensaba en que, aunque era divertido, después se lo compensaría a Jayce.
Luego, Jayce ya se había movido al lado de Viktor y ya lo había sujetado de la mano, cayéndole en gracia al resto de los presentes, quienes decidieron darle por fin la oportunidad. Mel anunció otra dinámica:
— Elijan hacer equipo con otra persona con quien no hayan estado todavía.
Aunque Jayce ya lo tenía sujetado, fue Viktor quien le pidió a Jayce hacer equipo:
— ¿Quieres ser mi compañero, Jayce?
— Claro.
La sonrisa boba y la mirada dulzona de Jayce, generaron otra serie de risitas en los alrededores.
— Ahora pónganse frente a frente, acérquense un poco, bien, ahora, tómense de las manos y véanse a los ojos sin reírse. Solo deben verse, no conversen, no se rían, no se hagan caras.
De inmediato todos lo intentaron, pero las risas nerviosas no tardaron en aparecer aquí y allá. ¡Era muy vergonzoso hacer eso con otra persona! Pero, para Viktor y Jayce, no fue el caso. Solo se sonreían y un silencio cómodo abundaba entre ellos mientras se tomaban de las manos.
Estaban tan prendados de los ojos ajenos que ni se dieron cuenta cuando la competencia terminó, ni cuando los anunciaron como ganadores, así que, alguien más intervino:
— Galletita, ya ganaron, ya suéltense — les dijo Powder para molestar y luego metió su brazo entre ellos para alejarlos un poco— Dejen espacio para Jesús.
Todos rieron.
Finalmente, Jayce soltó a Viktor muy a su pesar, pero mantuvo su mano, en la espalda media de este.
— Para la siguiente actividad, tanto los participantes, como sus acompañantes y otros pueden participar. Colóquense todos en una hilera, intercálense entre chico y chica, pero que no sean entre personas que conocen — dijo Mel.
Nuevamente, Jayce hizo un puchero. Pero para el resto fue una instrucción llamativa. Fueron intercalándose y entonces Mel continuó con las instrucciones:
— Esta dinámica se llama Carta o beso.
Todos empezaron a poner atención e incluso los que no pertenecían a la competencia y que iban como acompañantes, empezaron a acercarse.
— Nos formaremos todos en línea, sostendremos un naipe con los labios, daremos una vuelta en nuestro propio eje para un lado, luego para el otro, y pasaremos el naipe de boca a boca al siguiente jugador, al que se le caiga va a ir saliendo y tomando otro shot, el último en quedarse con la carta gana.
La mayoría de los presentes parecían emocionados y cuchicheaban entre ellos, algunos asintiendo contentos de tener ese tipo de interacciones.
Mel iba a darles un ejemplo para iniciar el juego. Se acercó a Jayce se colocó el naipe en los labios y comenzó a succionarlo para que se sostuviera, dio una vuelta sobre sí misma, primero a un lado y luego al otro, luego acercó su rostro al de Jayce, pasándole el naipe en los labios, aunque permanecieron ahí juntos unos segundos en los que Jayce terminaba de calcular la intensidad de la succión que hacían, finalmente, logró quedarse con el naipe. Se dio las vueltas y lo pasó a la siguiente persona. Mel se había integrado al juego, justo al lado de Jayce. Salo permaneció como juez, aunque, tenía tentación de unirse, le importaba aun mucho la opinión de todos como para hacerlo, detalle que Viktor agradeció internamente.
Al inicio, mientras el resto se pasaban la carta, Jayce quedó algo atónito con esa elección de dinámica y se preguntó si Viktor estaría cómodo de participar. Todos estaban ya un poco ebrios por tantos shots, así que, pensó que tal vez debía estar más al pendiente, no fuera a ser que alguien fuera a desmayarse o que Viktor no pudiera sostenerse. Pero definitivamente no lo hacía feliz pensar en Viktor participando en ese juego.
La carta pasó por casi todos los labios y se cayó a mitad de hilera, descalificando a un par de participantes, quienes casi se besaron, pero se esquivaron en el ultimo momento. Por supuesto, las risas, los aplausos y los aullidos no se hicieron esperar.
Cuando reiniciaron, Dimitri recibió, dio sus vueltas, y casi pierde la carta, pero logró recuperarla y entonces, la pasó de nuevo a Mel. Entre Mel y él, batallaron un poco menos para calcular la presión. Mel recibió la carta, dio la vuelta, saltó y alzó la barbilla para que Jayce pudiera recibir el naipe. Al ser considerablemente más alto, Jayce el tema de la gravedad le provocó dificultad. Él y Mel permanecieron más tiempo intentando que ninguno de los dos perdiera la carta de los labios. Jayce sujetó a Mel de los antebrazos para afianzar así mejor su agarre y asegurar la carta.
Aullidos por parte de los demás se escucharon y todos volteaban a ver de cuando en cuando a Viktor, esperando por su reacción. La cual fue bastante discreta, pero no por ello, pasaba de ser percibida por los participantes que estaban a su lado, quienes notaron su suspiró y como desviaba la mirada. Gracias a Jayce todos estaban al pendiente de sus reacciones y las del moreno. Al parecer eso era mutuo, así que nuevamente las sonrisas gatunas se esparcieron.
Poco a poco, varias personas fueron perdiendo y tomando sus respectivos shots. Llegó un punto en que la hilera se había empequeñecido bastante. Quedaban en el juego: Dimitri, Mel, Jayce, Sky, Viktor, Powder y Ekko.
Cuando tocó que Ekko reiniciara el juego, Powder tomó la carta de sus labios con los dedos y lo besó, provocando aullidos, aplausos y por supuesto, que descalificaran a ambos. Y como no devolvió la carta en conmemoración del inicio de su relación. Salo tomó una nueva, aprovechó y se la pasó a Viktor del mismo modo, sujetó la muñeca de Viktor y presionó la carta contra sus labios.
Eso hizo rabiar a Jayce, pero mantuvo la calma. Resopló un poco, eso sí, pero no hizo escándalo. Viktor recibió la carta, un poco sorprendido de que Salo se animara a participar y que incluso inmovilizara una de sus manos. Pero no le dio importancia más allá, dio sus vueltas correspondientes y se la pasó a Sky, quien por el nerviosismo de esta vez hacer el intercambio con Viktor, batalló para recibirla, pero finalmente lo hizo y la pasó a Jayce. El tema de la gravedad se hizo presente de nuevo, debido a la estatura del moreno, ya que, al agacharse, hacía que la gravedad jalara la carta hacia el suelo.
Jayce se agachó un poco para estar a la altura de Sky y recibir mejor la carta, después, de sus vueltas, la pasó a Mel, quien al pasarla a Dimitri la dejó caer a propósito. Dimitri sonrió.
Obviamente, el tema era intentar que Jayce notara su evidente bisexualidad, que parecía no terminar de entender o aceptar. Pero también, porque Mel se imaginó que, de no hacerlo, Viktor probablemente perdería a propósito. No queriendo quedar en línea con ella y Jayce.
Esta vez, Dimitri inició pasándole la carta a Jayce, sujetándolo del rostro simplemente para molestarlo. Jayce se puso colorado. Aunque nunca lo aceptó, alguna vez, Jayce había tenido un cierto enamoramiento con Dimitri, así que, aunque ya no sentía nada por él, de alguna forma, le había movido un poco ese acercamiento. Batalló, por la vergüenza, pero recibió la carta.
Nuevamente, Jayce dio sus vueltas correspondientes y así de mal posicionada como tenía el naipe, se lo pasó a Sky. La dama recibió la carta con dificultad, debido a lo mismo, pero, logró dar las vueltas. No obstante, el solo ver a Viktor a punto de recibirla, frunciendo los labios como si fuera a besarla, la hizo ponerse más nerviosa de lo que ella había anticipado y antes de acercarse demasiado a él, la carta se le cayó de los labios.
Se maldijo internamente, ni siquiera había tenido la oportunidad de estar lo suficientemente cerca para fingir que fue un pequeño accidente. Quería darse un golpe en la cara.
— ¡Sky está fuera! — dijeron Mel y Dimitri, quienes estaban observando con mucho interés.
La siguiente formación quedó entre Dimitri, Jayce y Viktor.
Viktor sintió que los colores se le subían a la cabeza. Tomó el naipe e hizo una mueca de desagrado. El naipe ya estaba todo húmedo con la saliva de todos y pidió otro, que le fue concedido por Salo.
El rubio le había pasado al rey de corazones, una manera de Salo de coquetearle. Detalle que pasó de ser percibido por Viktor, aunque no por Jayce, quien resopló disimuladamente.
Viktor colocó el naipe en sus labios y comenzó a succionarlo. Dio la vuelta al lado derecho, luego al izquierdo y finalmente, alzó la barbilla ofreciéndole el naipe a Jayce. El moreno se sintió muy nervioso, pero no quería perder, mucho menos que Viktor perdiera.
Jayce colocó su mano en la nuca de Viktor y la otra la colocó en su mejilla, para posicionarlo mejor y mantenerlo en ese punto ideal de inclinación. Luego, acercó sus labios, teniendo únicamente ese delgado trozo de papel como barrera. A través de la carta podía sentir la succión que Viktor ejercía en el naipe para no tirarlo.
El moreno estaba nervioso así que apenas y lograba hacer la succión adecuada, estaba por despegarse, pero la carta comenzó a resbalársele. No obstante, la atrapó con sus labios. Poco a poco fue inclinándose más y más sobre Viktor, le sujetó un poco del cabello y lo jaló de manera en la que fue alzando su rostro.
Por supuesto, los cuchicheos no se hicieron esperar. Parecía que Jayce estaba besando a Viktor, pues desde la posición en la que estaban, no lograba verse el naipe.
— ¡Consigan una habitación! — gritó Powder.
Eso solo ponía a Jayce y a Viktor aún más nerviosos. Varias veces, Jayce intentó recuperar la carta, pero se le iba cayendo por la barbilla de castaño y la interceptó en el cuello de Viktor, quien estaba totalmente sonrojado, manteniéndose quieto para que Jayce intentara tomar la carta. Viktor sintió la mirada hazel de Mel observarlos con intensidad, así que, cerró los ojos para no verla. Era realmente incomodo estar así con Jayce frente a su pareja, sin importar lo que él la hubiera visto hacer.
El moreno, dejó una de sus manos en la nuca de Viktor, jalando su cabello, el otro brazo se envolvió en la espalda del castaño, escurriéndola accidentalmente dentro de aquella abertura en su saco; mientras, usó toda la fuerza de succión que pudo y fue, de a poco, inclinando a Viktor hasta que, por fin, recuperó la carta. Con mucha dificultad debido a la mala posición en la que la tenía, dio las dos vueltas y la pasó a Dimitri. Por supuesto, sabiendo lo que todos esperaba, a propósito, la recibió con facilidad y luego la dejó caer.
Los aullidos de todos los que perdieron no se hicieron esperar, ya solo quedaban Viktor y Jayce en la competencia y a estas alturas, todos eran conscientes de la creciente tensión que había entre ambos.
Jayce se sonrojó y reinició. Se colocó la carta en los labios, dio sus vueltas correspondientes y casi le pasó lo mismo que a Sky, se puso muy nervioso cuando vio a Viktor fruncir los labios en forma de beso para recibir el naipe. No obstante, logró controlarse y logró pasarle el naipe adecuadamente.
Ahora fue el turno de Viktor para dar las vueltas. Ya en este punto, estaba bastante mareado y cansado. Nuevamente sintió la mirada de Mel sobre él cuando ofreció el naipe a Jayce. Viktor inclinó la cabeza para que fuera más fácil para Jayce acceder a él. Se pasaron la carta un par de veces más, con la mano de Jayce escabulléndose en la ventana de su espalda, evocando los aullidos y vitoreos del público. Antes de que, finalmente, Viktor perdiera su fuerza de succión.
La carta se resbaló, tan repentinamente, que los labios de Viktor rozaron los de Jayce. Y casi al instante, Viktor giró su rostro, siendo ese roce apenas una caricia discreta, casi como el viento.
Algunos aullidos más y aplausos se escucharon.
— El ganador es Jayce — anunció Salo no muy contento.
Pero otros gritos se escuchaban:
"¡Que se besen!" — vitoreaban algunos — "¡Bebió la pócima, bésalo ya!" — luego a coro continuaron:
"Beso, beso, beso, sexo, sexo"
Viktor negó con la cabeza y una sonrisa llena de vergüenza, luego, bajó del escenario tan rápido como su pierna y su bastón le permitieron. Jayce lo vio alejarse, extrañando ya su presencia. En la mente de ambos estaba muy presente ese ligero roce.
— Esperamos que se hayan divertido — continuó Mel — Que hayan descargado un poco de la presión para el día de mañana y les deseamos éxito a todos.
— Les reiteramos que aprovechen esta velada y el día de mañana para hacer contactos con personas que puedan impulsarlos — dijo Salo.
Dicho esto, todos comenzaron a salir del área neón.
Jayce se acercó a Viktor para tratar de salir con él del área, pasó un brazo por sus hombros y con entusiasmo dijo.
— Hey, Viktor, ¿nos vamos a casa? — preguntó Jayce — Estoy bastante cansado ya.
Esa única pregunta desconcertó a Viktor, Salo y Mel. Entonces, notó que Salo se acercó también a Viktor y lo sujetó del brazo. Entonces, Jayce sintió una especie de calor desagradable.
— Jayce yo…
— Yo lamento que te sientas así, Jayce — interrumpió Salo— Pero Viktor y yo aun tenemos que presentarlo ante otros inversionistas más.
Viktor suspiró y se sonrió a Jayce al notar su expresión desconcertada y molesta.
— No. Lo siento, Jayce. Aun debo permanecer aquí y Salo me llevará a casa, así que...
Jayce se sintió abrumado. ¿Viktor estaba eligiendo irse con Salo voluntariamente antes que con él? ¡¿Qué estaba pasando?! ¡¿Era el día al revés?!
— Y se supone, tú me acompañarás a mi ¿recuerdas? — dijo Mel.
Era cierto, Viktor había ido con Salo esa noche y él con Mel. De repente, una sensación asfixiante se hizo presente. Se quedó de pie, viendo a Viktor alejarse con Salo, sintiendo el vacío en sus manos, sintiendo como se enfriaban de a poco. En su mente solo estaba la sensación de ese roce y en su mirada el anhelo irrompible de algo que crecía y se desbordaba.
De repente, sintió una mano suave enredarse en la suya. Cuando volteó, notó a Mel viéndolo con una mirada y una sonrisa comprensiva, aunque él mismo no sabía aun por qué ella lo veía así, como si supiera algo que él no.
— Es hora de irnos, Jayce.
Mientras se iba, logró ver que Viktor y Salo discutían, pero no alcanzó a escuchar sobre qué.
Chapter 16: Competencia Lado V.
Notes:
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Chapter Text
Competencia.
Estaba tranquilo, tenía su cabeza recargada en el pecho de Viktor y estaba escuchando los latidos de su corazón mientras respiraba su tranquilizador aroma. En ese momento, lo único en su mente es que eso era lo que se conocía como felicidad. Se sentía en paz. Acomodó mejor su cabeza en el pecho del castaño e inspiró a profundidad.
Las manos de Viktor estaban ocupadas masajeando su cuero cabelludo y él estaba tan relajado que casi estaba babeando sobre su pecho. Alcanzaba a ver a Viktor con la mirada perdida en el techo, relajado también. Era como si sus cuerpos estuvieran tan intoxicados por el alcohol que simplemente actuaban bajo esa directriz.
— Mmmh…— soltaba ocasionalmente ese sonido propio del placer.
Cerró los ojos por un momento y abrazó más el cuerpo delgado debajo de él, se encontraba con la mitad de su cuerpo sobre el de Viktor y el resto entre sus piernas.
La sensación en su cabeza, la calidez, el aroma, el sonido de su corazón y su respiración, la imagen de ese hombre de mirada dorada e intensa, todos sus sentidos estaban siendo saciados…o casi todos, solo le faltaba el gusto…
— Viktor… — lo llamó adormecido.
Su propia voz la sentía extraña, como un eco irreal, bajo, casi gutural. La mirada dorada se posó en él, observó sus lunares, como le gustaban. Observó sus labios dibujando una sonrisa por demás, sensual. ¿Cómo era posible que alguien se viera así de bien? Él solo pudo estirarse, apoyó sus brazos en la cama y estiró su cuello tanto como pudo para acercar su barbilla, intentaba alcanzarlo con sus labios.
Sintió ese rose rápido, igual que el de aquel juego de cartas y quiso hacerlo más duradero. Sujetó la nuca de Viktor para atraerlo hacia sí, para hacer que el contacto perdurara. De pronto, abrió sus ojos y con un sobresalto se sentó en la cama de inmediato, respirando agitado.
— ¿Qué fue…eso? — se preguntó a sí mismo, sudando. Si bien, se había despertado inquieto, no lograba recordar lo que acababa de soñar, solo tenía esa sensación extraña en el cuerpo de haber visto algo tan placentero como temible.
Se sobó la parte trasera del cuello, tratando de asentarse. Suspiró y comenzó ahora a sobarse los brazos, abrazándose a sí mismo. Recordó que la última vez que se sintió tan desapegado de sí mismo, lo único que lo pudo tranquilizar fue…
Dirigió su mirada al reloj, eran las cuatro de la mañana. Se talló el rostro y buscó su teléfono con la mirada y con su mano entra las sábanas. Lo sabía, solo había una persona con la que se sentiría mejor si hablaba, aunque fuera un pequeño mensaje y aunque no fuera a ver el mensaje hasta la mañana, Jayce solo anhelaba contactar con Viktor…
-o-o-o-o-o-o-o-o
Viktor llegó cansado a su casa, incluso podría decir que algo molesto, no obstante, no podía dormir, llevaba ya mucho dando vueltas en la cama. La noche había sido muy estresante para él, su vestimenta, la tocada, socializar con extraños, los comentarios y toqueteos de Dimitri, el extraño comportamiento de Jayce frente a la madre de Mel. Para él, la noche fue simplemente pesada. En especial por el final: los reclamos de Salo y la mirada dolida y molesta de Jayce.
¿Por qué Jayce lo había visto así? Como si él le hubiera hecho algo malo.
Salo también se había puesto un poco pesado respecto a él y Jayce. Y aunque en general, no sentía lealtad de ningún tipo a Salo, la mantuvo en su momento porque era su acompañante, por respeto. Eso le hizo recordar la mirada de Jayce de nuevo ¿lo habría visto así por eso? ¡qué tontería!, es decir ¿qué esperaba Jayce que hiciera? ¿qué ignorara a su acompañante y lo dejara ahí abandonado? Era como si él le hubiera pedido dejar a Mel. Aunque claro, había diferencia, él y Salo no salían, por el contrario de Jayce y Mel.
Puras tonterías. Jayce no podía estar molesto por algo como eso. Eran imaginaciones suyas. Pésimas imaginaciones suyas.
No obstante, si pensaba en todos los lados, entendía la molestia de Salo, es decir, Jayce hizo a un lado públicamente a Salo varias veces en la noche y lo acaparó a él justo frente a una patrocinadora fuerte. Además del dibujo que Jayce hizo de él en el biombo que, aunque él no lo había notado, Salo sí y no dudó en reclamárselo largamente. Incluso la dinámica de las cartas fue algo que Salo hizo mención, al parecer, no le había gustado cuando Jayce casi perdía la carta en su cuello y como lo sujetó. Lo describió como "innecesario" e incluso llamó a Jayce "infiel" por hacer eso frente a Mel.
Lo que lo llevaba a que él mismo tenía cosas que pensar.
Ese juego con las cartas, le hizo sentir muchas cosas; como cosquilleos que, opinaba, no debió sentir. Vio en Jayce miradas que no estaba seguro si era "normal" tener tanto de parte de Jayce como de la suya, sonrisas que usualmente describiría diferente de "amistosas". Además…al final, aunque fueron milésimas de segundos y fue solo un roce…sus labios se tocaron.
Suspiró.
Llevó sus dedos a sus labios, como tratando de convencerse de que ese roce había sido real. Porque lo había sido ¿verdad? No podía tener una imaginación tan buena como para producir sensaciones tan realistas.
Otro suspiro pesado llegó.
Siempre había pensado que Jayce era una persona interesante, desde antes de que charlaran, sus ojos no podían dejar de seguir al moreno. No obstante, lo ocurrido esa noche era algo que, aunque solo era un juego, lo hizo tambalearse. Además, todo había ocurrido frente a su novia. Lo cual le hacía preguntarse si debía o no disculparse con ella. Es decir, ella misma había puesto la dinámica, pero, la forma en la que Jayce lo sujetó de la nuca y acarició su cabello con el pulgar; la sensación que tuvo al final, con aquel roce labial que ambos fingieron no haber tenido. ¿Debían hablarlo? ¿O dejarlo así, en el olvido?
Se sujetó el puente de la nariz ¿en qué estaba pensando? ¡Claro que no había ninguna otra intención! Era solo él haciéndose ideas raras por un juego tonto del que no debió formar parte. Ahora se cuestionaba por qué había participado en primer lugar, ¡debió rehusarse como siempre! no debió hacerlo. ¿Por qué aceptó participar? Negó con la cabeza frunciendo el ceño y luego pensó: "seguramente fue por todo lo que bebí".
De repente, su teléfono sonó. Era el diablo asomándose, justamente un mensaje de Jayce llegó. Y aunque eran las 4 de la mañana, no lo extrañó, en realidad, le hizo recordar aquella broma boba sobre ser el consultor de Jayce a esa hora. Sonrió antes de darse cuenta y abrió el mensaje:
[Me alegra que hayas ido a la gala. Nos vemos en la competencia, mucho éxito, Viktor]
Una sonrisa se dibujó en sus labios y no pudo evitar responderle de inmediato:
[Gracias, fue bueno haberte visto ahí. Mucho éxito, Jayce]
Esa respuesta, puso contento a Jayce, no esperaba que Viktor estuviera realmente despierto para contestarle, pero le encantaba, así que se apuró a enviar otro mensaje más:
[Realmente sí te volviste mi consultor de las 4am]
Viktor sonrió con suavidad a la pantalla. Jayce también tenía presente esa pequeña broma privada que tenían.
[Te lo dije, no duermo mucho. En cambio, tú sí ¿qué haces despierto?]
[Acabo de llegar a casa] — mintió— [Y antes de dormir quise desearte suerte para mañana]
[¿Apenas llegas? Muy considerado de tu parte] — lo molestó.
[Mi especialidad] — le siguió el juego — [Oye, ¿no te gustaría que después de que me anuncien ganador, venir a cenar conmigo y mi mamá? Ya sabes, para celebrar]
Viktor bufó ante la inmensurable confianza y egocentrismo de Jayce, así que le respondió también de inmediato.
[Cuando yo gane, ciertamente, podríamos celebrar juntos, tu mamá es bienvenida]
[Tu padre también podría venir, sirve que nos presentas]
[Dudo que mi padre se quede, probablemente después de la competencia irá a ver a Oriana]
[¿Tu hermana no irá?]
[No, no podrá asistir]
[Bueno, entonces después de la competencia celebremos juntos]
[Entendido]
[¿Sabes de qué me arrepiento?]
Eso era nuevo, y picó la curiosidad de Viktor.
[No. ¿De qué?]
[No nos tomamos ni una foto juntos, quería una junto a mi obra maestra]
[Cierto. Aunque aún tengo mucho que decir sobre tu obra maestra] — reclamó.
[Pero logré que llamaras la atención de inversionistas] — se defendió.
[La madre de tu novia]
Jayce bufó molesto por ese comentario. No quería recordar esa parte, no le gustó para nada como Ambessa había visto y tocado a Viktor.
[Cuidado con ella, Mel me dijo que le gusta "adiestrar jovencitos" sea lo que sea que signifique] — le advirtió.
[¿Y de quién es la culpa que ella me haya visto así?]
Jayce no supo que decir, no supo que contestar. Se estaba tardando mucho con su cabeza hecha un nudo. Empezaba a enojarse de nuevo. Entonces, llegó otro mensaje de Viktor:
[No te preocupes. Ella tendría que invertir mucho tiempo en "adiestrarme" y no me interesa]
Eso tranquilizó a Jayce. El moreno no sabía qué tenía Viktor que podía tranquilizarlo de una forma tan rápida, era como un bálsamo calmante para él. De pronto sintió mucha sed, tenía la boca muy sola, así que se paró por un poco de agua mientras escribía:
[Cierto, no eres del tipo que se intimida, aunque sí puedes ser un poco dócil] — comentó sin pensarlo, recordando cómo Viktor parecía muy a menudo ceder con él.
Aunque admitía, Viktor parecía que solo cedía porque lo estimaba, en realidad, estaba muy consciente de que el carácter de Viktor era considerablemente más fuerte y firme que el suyo. Era como un gato altivo, libre, caprichoso, firme, pero también muy dulce y paciente... Cierto, Viktor no era dócil, era paciente con él. Pero aunque no lo admitiera, el quería que Viktor contestara una cosa especifica, quería que su respuesta fuera "solo contigo".
Por su parte, Viktor sí lo pensó, sin embargo, siendo él, solo pudo responderle algo diferente:
[¿Dócil? No me considero dócil. Y no te ofendas, Jayce, pero considero que tú sí eres dócil y además influenciable] — respondió Viktor sin ningún tipo de molestia, simplemente, señalo el punto.
¿Influenciable? Jayce se quedó atónito ¿él era influenciable? Nunca lo había visto así, siempre pensó en sí mismo como alguien abierto a las ideas de los demás.
[¿Lo soy?]
[Un poco. Pero es parte de lo que te hace tú]
Ambos estaban sonriéndole a la pantalla. Jayce solo pensaba que Viktor estaría ahí con él de haber regresado juntos. Pero no lo había hecho. Aun le molestaba un poco, pero la parte más racional de él lo entendía. Aun así, no pudo evitar comentarlo.
[Si hubiéramos vuelto juntos, te habría hecho quedarte en mi casa para tomarnos esa selfie y habrías podido comer arroz con leche]
Viktor rio.
[Sabes que no podía, tú me insististe en ir acompañado ¿qué esperabas que hiciera? ¿Dejar a Salo ahí?]
Jayce pensó "obviamente, eso no me habría molestado" no obstante, él mismo se detuvo a pensar en lo raro que sería contestarlo. Luego, otro mensaje de Viktor:
[Tampoco es como si tu fueras a dejar a tu novia ahí abandonada, en especial si acabas de llegar a casa]
Eso le cayó como un balde de agua fría a Jayce. Era cierto, le había mentido a Viktor sobre recién haber llegado. Sintió vergüenza de decirle que tuvo una pesadilla que no recordaba y que lo buscó para reconfortarse ¿qué acaso era un niño? Suspiró. Con esa mentira, ciertamente, estaba aún en peor posición para reclamarle tiempo a Viktor. Desde perspectiva de ese muchacho de ojos bonitos, él se había ido con su novia y considerando la hora, era evidente lo que Viktor pensaba que pasó.
Se sintió sumamente incomodo repentinamente. Se dio un golpe en la frente, esa sensación…él conocía esa sensación… una vez había tenido una sensación similar con Dimitri. Fue un tiempo al que él mismo se refería como "su tiempo de confusión". Tuvo un tiempo en el que él decía que "se confundió" porque sentía cierta admiración por Dimitri, pero fue solo eso, confusión y admiración ¿verdad?
Es cierto, él admiraba a Viktor, era un gran científico y era muy agradable, también lo era a la vista ¿por qué no iba admirarlo? Cierto. Debía ser eso. Él estaba confundiendo de nuevo la admiración con algo más que no era. No le pasaba muy a menudo que considerara a alguien lo suficientemente bueno en algo como para admirarlo, pero cuando sucedía lo confundía por la falta de costumbre. Eso debía ser. Simplemente, era admiración.
Por supuesto, Jayce sabía lo que realmente sintió por Dimitri alguna vez. Sin embargo, siempre que lo admitía, terminaba por negarlo todo él mismo casi de inmediato. Y comenzaba a pasarle lo mismo con Viktor.
[Me debes una foto…] — continuó con el tema de la foto, desviando la discusión, quería dejar de pensar en ello [E insisto en tener una foto de mi obra maestra]
[No me tomé ninguna]
[No, pero aun tienes el traje, yo aún tengo el mío, podemos vestirnos y tomarnos una luego]
[Suena a mucho esfuerzo para solo una foto]
[Tal vez, pero si es algo de los dos, es importante ¿no lo crees?]
Viktor se quedó sin palabras, pero se forzó a responderle, por fortuna, al ser mensajes, Jayce no escucharía ningún tipo de tropiezo en su voz.
[Sí, creo que sí. Tal vez luego podamos]
[Bien. Por lo pronto ¿qué tal si mañana nos tomamos una foto con nuestros inventos?]
[Hoy, son las 5 am Jayce la competencia es en unas horas]
[Cierto, pero no me has respondido]
[Sí, creo que eso me gustaría]
[Es una promesa entonces]
[Te veo más tarde, Jayce, duerme, aunque sea un poco]
[Sí, buenas noches, Viktor]
Esa pequeña charla fue suficiente para ayudar a ambos a tranquilizarse y conciliar el sueño, aunque fuera por pocas horas
-o-o-o-o-o-o
Al día siguiente, en la competencia, la mitad de los participantes estaban corriendo de un lado a otro haciendo arreglos de ultima hora y la otra mitad estaban caminando de un lado a otro tratando de calmar su nerviosismo. Los jueces iban pasando de mesa a mesa para ver las demostraciones y hacer sus anotaciones. Los resultados los darían al final.
De parte de Jayce y Viktor, ambos estaban haciendo arreglos y detalles finales, cada uno en su puesto. Todavía no se encontraban, tenían cosas por hacer y sabían que más tarde lo harían.
En tanto, Ximena había llegado, estaba buscando a Jayce, cargando una caja con algunos refrigerios fáciles de comer para él y para Viktor, cuando su mirada encontró al castaño. La mujer sonrió para sí misma y se dirigió hacia él, con suerte, él sabría en donde estaría Jayce. Lo observó, mientras se acercaba, Viktor tenía una mirada intensa y pudo reconocerla de inmediato, era la mirada que Jayce siempre pintaba en sus retratos, era una mirada de concentración y disfrute a niveles profundos, era como si deseara devorar con sus ojos y su cerebro lo que estaba haciendo. Aunque su rostro a primera vista parecía inexpresivo, Ximena se dio cuenta, ya que su hijo era igual en ese punto, Viktor se estaba divirtiendo mucho, había una sonrisa leve dibujada en sus labios.
— Viktor, m'hijo ¿cómo estás? — lo llamó en un tono suave y cálido
La voz familiar lo sacó de su ensimismamiento, de inmediato sonrió y se acercó también a Ximena a saludarla, mientras se limpiaba las manos con un pañuelo, pues las tenía llenas de aceite de la maquina.
— Muy bien, muchas gracias. Jayce me dijo que vendría — dijo con una sonrisa— ¿Cómo está usted?
— Háblame de tú, m'hijo, me haces más joven.
Viktor asintió con un leve rosa en sus mejillas. No solía hablarles a las personas que eran mayores que él de manera tan informal, pero aun así le respondió con un:
— Claro.
Ximena lo atrajo hacia sí y le dio un beso en la mejilla para saludarlo. Lo cual lo dejó un poco sorprendido, aunque no lo demostró en su rostro. Algo que tenía la familia Talis era que eran muy cálidos y demostrativos, eso le había quedado claro desde hace mucho.
— ¿No vino tu familia a verte?
— Sí, pero, no en calidad de familia, mi papá es uno de los jueces.
— Entiendo, eso debe hacerte sentir solo.
— Pues no — dijo negando con la cabeza y con una expresión analítica— Lo cierto es que estoy acostumbrado, siempre hemos sido un par de solitarios juntos —rio.
Ximena se enterneció con el comentario. Para ella, Viktor parecía un niño que trataba de ser fuerte y no dar problemas a su padre, o al menos, esa impresión le daba. Le acomodó un mechón de cabello detrás de la oreja y le sonrió.
— Si sabes que eres bienvenido a nuestra casa cuando quieras ¿verdad?
El castaño sonrió de vuelta y asintió, sin levantar la mirada, la mujer le hacía sentir como un niño, le daba un confort curioso que difícilmente sentía.
— Muchas gracias.
— Sé que, aunque solo has ido un par de veces, Jayce adora tenerte ahí. Y por mi parte, me he propuesto como meta personal engordarte un poco— le advirtió con una mirada cálida— Estás muy flaco m'hijo y si no vas no voy a poder cumplirla.
Viktor rio con suavidad y finalmente volteó a verla. Sus ojos le parecieron tan lindos a Ximena, que, de nuevo, tuvo ese impulso de tocarlo, así que, igual que la primera vez que lo conoció, colocó su mano sobre sus parpados.
— Tienes los ojos muy bonitos — volvió a comentar.
Ximena pronto entendió la fascinación que tenía su hijo con ese muchacho. Viktor era un joven apasionado, era muy sensible, pero en apariencia tranquilo, tenía esa voz suave y esa actitud gatuna que para Jayce parecía ser adictiva. Era dócil, pero al mismo tiempo era muy firme. Todo un acertijo. Y ella sabía lo mucho que su hijo adoraba los acertijos.
No muy lejos, Jayce observó el espectáculo. Viktor encogido como un niño y a su madre tratándolo con suavidad. Le gustaba cuando personas queridas por él se llevaban bien, le hacía sentir mucha paz y alegría. Pronto, vio a su madre entregándole una bolsa con lo que él suponía, sería comida. Rio. Sin poder resistirlo, se acercó a ellos y al hacerlo fue escuchando su conversación.
— Tómalo.
— No, señ…
Una mirada reprobatoria.
— Ximena — se corrigió — No puedo, yo…
— Lo hice para ti, no me lo vas a despreciar ¿o sí? — dijo ella seria.
— Qué agradable encontrarlos juntos — dijo, colocando un brazo alrededor de los hombros de su madre y el otro quitándole la bolsa de las manos para entregársela a Viktor — Solo acéptalo Viktor.
Viktor sonrió y tomó la bolsa. Tan pronto lo hizo, la mano de Jayce se posó en la espalda media de Viktor, como el acto más natural del mundo.
— Te andaba buscando, m'hijo— comentó la mujer dándole un beso en la mejilla a Jayce.
El moreno sonrió y cerró los ojos como un niño consentido, encantado con el gesto de su mamá, sin notarlo, apretó y amasó con su mano la espalda de Viktor. El castaño se limitó a arquear una ceja, pero, no despreció la caricia, pronto se acostumbró a ella. Tener a Jayce sobando sus hombros o su cuello era algo que se había vuelto común, así que decidió que sentirlo en su espalda no era tan anormal entonces.
— ¿A qué hora inicia la competencia?
— Ya comenzó, van a ir pasando a cada estación por orden alfabético— le informó Jayce a su madre— Probablemente en unos minutos siga yo, ya sabes, J.
— Entonces a Viktor le toca casi al final.
— Sí, aunque es más espera, puede ser ventajoso también — comentó con una sonrisa, aun amasando un poco la espalda de Viktor— ¿Verdad?
— En este caso será más espera que otra cosa, tengo todo ya listo— señaló, realmente había terminado justo cuando Ximena había llegado con él.
— Ahorita que vengan conmigo me paso para acá para hacerte compañía — dijo Jayce con una sonrisa.
Por supuesto, Ximena no paraba de observarlos, Jayce se acercaba demasiado a Viktor. No pudo evitar sonreír. Su hijo de verdad no era para nada sutil.
De repente, Jayce notó a los jueces más cerca de su mesa.
— Eso fue rápido — comentó.
Volteó rápido y a modo de breve despedida, Jayce besó a su madre en la mejilla y luego, giró su rostro y besó a Viktor en la sien. Por supuesto, esto había sido más por inercia que un movimiento consciente.
— Me toca, vengo en un momento— tan pronto anunció eso, se retiró con prisa, dejando a su mamá con Viktor.
Ante el beso de Jayce, la expresión de Viktor fue de impacto, luego, una risita nerviosa y finalmente cambió a su usual serenidad. Después de todo, Jayce siempre había sido demostrativo, no debía sorprenderse tanto. Pero entonces, cuando se fue, sintió la mirada insistente de Ximena y fue entonces cuando recordó que ella había presenciado todo, comenzó a sentir vergüenza ¿estaba eso bien?
— Ay, m'ijo, muchas gracias por no juzgar a Jayce — comenzó ella, acariciando el rostro de Viktor — Sé que a veces puede impactar lo abierto que es en cuanto a las demostraciones de afecto. Él es muy dulce y sé que es algo pegajoso, pero solo es así con pocas personas.
— No…yo…no hay problema — dijo carraspeando la garganta, nervioso — Él es…una gran persona, lo estimo mucho.
— Él también tiene una estima muy fuerte y profunda por ti — dijo Ximena, con una mirada comprensiva e insistente. Ella dedujo finalmente la situación.
Ahora todo quedaba claro. Viktor y Jayce no estaban juntos. Ambos se gustaban, evidentemente. Pero parecía ser que no solo no terminaban de comprender lo que sentían, sino también, no comprendían el sentir del otro.
Le hizo sentido que Jayce fuera con Mel a la gala. Realmente, Ximena no terminaba de entender la naturaleza de la relación de Jayce con Mel. Era evidente que él guardaba un gran cariño y respeto por ella, pero, no lo veía feliz. Al menos, no como lo era con Viktor. No estaba segura si debía hablar con Jayce al respecto, pero sí estaba segura de que Jayce debía hablar con Viktor cuando ambos estuvieran más conscientes. Por ahora, los apoyaría, a ambos en silencio.
Viktor le sonrió a Ximena.
Luego, ambos voltearon en la dirección que Jayce se había ido. En el camino a su puesto, se encontró con Mel, quien lo saludó con un beso en su mejilla. Ximena no pudo evitar voltear a ver la reacción de Viktor, quien liberó un ligero suspiro, casi imperceptible, junto con una expresión de molestia de la cual, evidentemente no era consciente.
Inmediatamente, Ximena devolvió su mirada a Jayce y Mel. La morena se abrazó del brazo de su hijo para acompañarlo. Jayce no parecía molesto con el gesto, pero no brillaba, no como cuando estaba con Viktor. Luego, ambos notaron algo que no esperaban: Mel volteó a ver a Viktor hasta hacer contacto visual con él, Jayce no se dio cuenta, y Ximena volteaba de Mel a Viktor y de Viktor a Mel. Entonces, una sonrisa extraña y altiva surcó el rostro de Mel. Viktor tuvo un pequeño sobresalto ante ese gesto ¿cómo se supone que debía interpretar eso?
— ¿Viste eso? — preguntó Ximena sorprendida.
Viktor estaba tan impactado que apenas y asintió.
— Creo que es porque Jayce ha estado mucho conmigo estas semanas — dijo él un poco preocupado.
Ya era un tema que lo tenía intranquilo. Ese gesto solo lo puso aun más inquieto, definitivamente, la novia de Jayce no estaba contenta. Y aunque él la había visto engañando a Jayce, no consideraba correcto el entrometerse.
— ¿Debería hablar con ella? ¿O con Jayce? — le preguntó Viktor a Ximena, totalmente perdido.
Esas cosas no solían pasarle, no era precisamente el mas sociable, así que su experiencia era poca y su padre tampoco era muy sociable. Su hermana, tristemente la mayor parte de su vida se la pasaba en el hospital, así que tampoco tenía demasiada experiencia.
La mujer le sonrió enternecida de que le pidiera consejo, Viktor realmente era como un niño en ese aspecto. Ella misma se preguntó qué aconsejarle, después de todo, realmente era una situación complicada.
Notes:
Holiii!
Espero hayan disfrutado el capítulo, venía a comentarles, que a partir de mañana, las próximas dos semanas estaré de viaje por trabajo :'D así que el siguiente cap tardará un poco más de lo usual, ok? Pero no se preocupen, trataré de tenerlo lo más pronto posible! :3 Continuamos con la competencia ¿qué otras delicias nos esperan entre miradas y gestos silenciosos? ¿Viktor y Jayce hablarán de ese beso? ¿Jayce admitirá lo que su mente le grita? ¿Qué hará Viktor respecto al tema de Mel? ¿Qué ocurrirá cuando los jueces vayan a ver los inventos de los chicos? ;3 ¿Vi y Cait se enterarán de quién ganó la apuesta? XD descubranlo en el siguiente capítulo!
Chapter 17: Competencia Lado J.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Competencia lado J
Finalmente, Ximena decidió darle su sincera opinión al muchacho. No planeaba meterse en lo que sucedía entre ellos, pero decidió que no era mala idea orientarlo un poco. No lo empujaría en ninguna dirección.
— Mira m'hijo, es mejor si solo disfrutas tu tiempo con él. No es culpa tuya si Jayce no sabe administrar su tiempo. En realidad, es él quien tiene que ver cuanto dedica a su pareja, a sus amigos, a su familia, a sus proyectos y la escuela.
Viktor entendió lo que la mujer le decía y asintió.
— Si Mel se siente dejada de lado, es entonces un problema de pareja que Jayce tiene con Mel, tu no debes intervenir en eso. Ellos deben arreglarlo, no decides por él, él debe hacerlo por sí mismo. Si, por ejemplo, la situación generara choques entre Mel y tú, entonces, ahí, tú podrías hablar con él y con ella, pero no deberías tener que llegar a ese punto, porque se supone, Mel tendría que haber hablado ya con Jayce sobre lo que le molesta, no desquitarse contigo. Ahora, si eso provoca un problema entre Jayce y tú, ahí sí, tú hablarías con él, pero mientras no haya problemas entre ustedes, no debes cargar con los problemas de los demás.
El castaño sonrió, se sintió más tranquilo ahora que tenía nociones sobre qué hacer.
— Gracias.
— No hay de qué.
— Parece que ya llegaron los jueces con Jayce — dijo Viktor señalando en su dirección, viendo desde su puesto la presentación del moreno, tratando de establecer contacto visual con él simplemente para desearle éxito una última vez.
Del otro lado, Jayce mostró su proyecto a los jueces, el jurado compuesto por el profesor Heimerdinger, el dr. Reveck y la empresaria Ambessa Medarda. Uso su guantelete para, frente a ellos quebrar una roca enorme.
— Puede ser una herramienta muy versátil, desde ayudar en el trabajo minero y de construcción, hasta en trabajos de hospital y de rescates. Imaginen que haya un paciente que requiere moverse con cuidado y haya poco personal médico — dijo entusiasmado.
Luego, coquetamente levantó a Mel con el guantelete. Demostrando con ello que, podría con el peso de una persona manteniendo la delicadeza para poder manejar equipo frágil y personas. Podía ser una herramienta útil tanto en construcciones como en hospitales. Eso pareció gustarles a los jueces.
— Se ve que has pensado en esto profundamente, Jayce, buen trabajo, muchacho — felicitó Heimerdinger.
— Prometedor, debo admitirlo — dijo Corin, echando su mente a pensar en las posibilidades de uso de ese invento.
— Veo que ha convencido a mi hija, jovencito — se burló y felicitó al mismo tiempo la mujer.
— Gracias, espero me consideren para el premio.
— Eso lo anunciaremos al final, Jayce, por ahora descansa, muchacho.
— Sí.
Cuando Jayce terminó su presentación y los jueces se fueron, volteó con Mel un momento y le sonrió, intentando, al parecer, no voltear hacia la mesa de Viktor.
— Me alegra hayas decidido venir a verme— dijo con una mirada apenada.
— No me lo perdería, Jayce — dijo con una mirada que decía "a pesar de todo". Pero pronto, Mel pareció notar algo fuera de lugar con Jayce, así que no pudo evitar preguntarle— ¿Todo bien?
— Sí, todo excelente — dijo nervioso, tratando de no desviar la mirada hacia Viktor.
Mel notó su esfuerzo por no ver a Viktor, así que giró los ojos y con una sonrisa sarcástica dijo:
— Déjame adivinar, quieres ir con Viktor. Igual que anoche… escucha, Jayce yo…
— No…yo…no…en este momento no — dijo nervioso.
La dama quería explicarle como se sintió de desplazada durante la gala, sin embargo, que Jayce le dijera que no quería ver a Viktor era nuevo.
— ¿Y eso? — definitivamente, eso era algo anormal en Jayce. Las últimas semanas, todos sus temas de conversación se habían vuelto una excusa para hablar de Viktor todo lo que podía.
— Yo… ay… — suspiró poniéndose colorado, apoyó su frente en el hombro de Mel y suspiró pensadamente.
— ¿Qué sucede? — inquirió preocupada.
Sin levantar el rostro empezó a decir:
— Es que no quiero ir en este momento con él.
— ¿Y puedo saber por qué? ¿Te peleaste con él?
Sin despegar su frente del hombro de Mel, negó con la cabeza.
— ¿Es por la competencia? ¿Algo así como fraternizar con el enemigo? — intentó ella comprender.
Volvió a negar.
Mel lo pensó y planteó una posibilidad.
— ¿Te dijo algo que te incomodó?
— No, claro que no, Viktor no haría eso… — dijo casi ofendido finalmente levantando un poco su cabeza para voltear a verla.
— Bien, entonces ¿qué pasa?
— Yo…por accidente le di un beso en la sien y…— suspiró de nuevo.
Eso sorprendió a Mel, ¿un beso? no creyó que Jayce se atreviera a ese paso todavía, su empujón del día de ayer con aquellas dinámicas quizá había funcionado después de todo. Pero luego se detuvo a analizar ¿en la sien? Suspiró disimuladamente ante la crisis bisexual de Jayce. Entonces no era la gran cosa. Así que continuó escuchando.
— No puedo creer que haya hecho eso, es que estaba con él y con mi mamá y siempre me despido de ella dándole un beso en la mejilla— explicó, tratando de darle contexto de su desliz.
— Sí, eso lo sé— comentó ella, alentándolo a seguir.
— Y de pronto, ¡bam! No sé, me confundí o no sé en qué pensaba— empezó a explicar muy rápido, casi sin respirar— Pero volteé y le di el beso en la sien y en su momento no lo pensé, pero luego, cuando me iba, voltee de nuevo y lo vi hablar con mi mamá y se veía todo rojo sin saber cómo ver a mi mamá a los ojos y entonces me di cuenta de lo que hice — comenzó a golpear suavemente su frente contra el hombro de Mel, mientras apretaba los ojos— ¡Qué tonto! ¡qué tonto! ¡qué tonto! — volvió a suspirar— Espero que no esté molesto o que me vea raro.
— Ayer casi lo besaste en publico ¿por qué la repentina vergüenza?
— ¡No nos besamos!
Negó, aunque en su mente, estaba aun fresca la sensación de ese roce accidental al final. Por inercia se llevó la mano empuñada a cubrirse los labios.
— Entiendo, cálmate Jayce. Dejando las bromas de lado, ¿Él lucía molesto? — preguntó ella poniéndolo en realidad.
— ¿Qué?
— Sí, ¿Viktor lucía molesto por el beso?
— No. Pero él es bueno ocultando esas cosas.
— Pero tu sueles notar cuando oculta algo ¿no? Él es tu "amigo especial" o ¿cómo lo llamas cuando él no está? Tú…
— Mi compañero, sí, somos científicos y él es fabuloso, pero… — apretó la mano y la colocó empuñada en su frente, estresado.
— Jayce, no pienses en nada más, simplemente responde la pregunta para ti, no para mi: ¿él estaba o no molesto?
— No, no lo estaba, pero ¿no crees que es extraño? — dijo esta vez buscando la mirada de Mel, para poder determinar la sinceridad de sus palabras.
— No — dijo ella quitada de la pena— ¿Por qué lo sería?
— Porque no sé, no se supone que yo lo besara, es decir, él es…y yo soy… — no podía traerse a sí mismo a decir "hombre".
— ¿Hombres? — dijo ella, viendo a Jayce asentir, entonces, continuó— Ya antes tuviste una especie de enamoramiento con Dimitri ¿te acuerdas?
— ¡No fue un enamoramiento! Estaba, no sé, confundido, ebrio, tonto, no sé — peleó de vuelta, defendiéndose.
Le conflictuaba mucho eso y cubrió su rostro por un momento. Solo podía recordar un canturreó burlón y voces infantiles, recordaba el suspiro decepcionado de su padre y la mirada mezquina de su primo. Sintió mucha pesadez en sus hombros.
— Jayce, no es algo malo ¿y qué si antes te gustaba Dimitri? ¿o si le diste un beso a Viktor en la sien? Solo fue un flechazo, solo fue un beso y no fue en los labios. Soy tu novia y a si mí no me molesta ¿por qué a ti sí?
— ¡No me gustaba Dimitri! Y sobre Viktor…es... yo...— suspiró y con ojos cerrados y el ceño fruncido, murmuró: — No lo entiendes.
— Jayce, ¿Quién va a entenderlo mejor que yo? — dijo volteando a ver a Elora, dándole a entender, que ella misma sabía lo que era estar atraída por alguien de su mismo sexo.
Jayce, miró a otro lado, molesto.
— Necesito algo de aire fresco— dicho esto, soltó a Mel y comenzó a caminar lejos de ella.
Mel volteó a su alrededor, estaban en el exterior, así que era evidente que simplemente quería estar solo. Comenzaba a pensar que quizá había presionado demasiado a su pareja. Tal vez, realmente no era tan fácil para él, pero siendo el caso, debía apoyarlo, sin importar lo que significara hacerlo.
Jayce se fue a caminar, sentía mucha vergüenza ¿qué rayos pasaba con él? ¿Cómo había hecho eso con Viktor? Esperaba que eso no le causara un problema posterior con Viktor, deseaba que Viktor lo hubiese tomado como una broma o algo nada fuera de lo ordinario. Pero aún estaba pendiente el tema del "no-beso" que compartieron en la gala. Suspiró. Necesitaba pensar en lo que le diría cuando se reúna con él. O tal vez, simplemente fingir que nada sucedió.
Tal vez eso era lo mejor.
Continuó caminando y, aunque intentó irse discretamente, para su buena o mala suerte, se topó de frente con Viktor y su madre en ese momento, inevitablemente, haciendo contacto visual. Sintió calor en su rostro y estaba por apartar la mirada, sin embargo, la voz suave de Viktor lo detuvo.
— ¿Terminaste la presentación? — preguntó el muchacho de mirada intensa— Tu mamá y yo te vimos desde aquí, felicidades, Jayce.
Ximena observó a su hijo con una sonrisa bonachona, pero no se acercó, permitió que los muchachos tuvieran su momento.
— S-sí, claro ya está hecha — dijo Jayce, tratando de no pensar en lo que acababa de pasar y comprobó que: Viktor no estaba molesto, eso hizo latir su corazón.
Claro que no estaba molesto. De estarlo, no habría sido Viktor quien le hablara primero. Suspiró aliviado y trató de reponerse. Viktor no pensaba mal de él y en realidad, estaba tranquilo. Quizá, esas muestras de afecto no era malo tenerlas con él, quizá Viktor era en ese punto similar a él y…no…Viktor no era del tipo afectuoso y…no. No podía ser.
— ¿Estás bien? — preguntó Viktor, Jayce le parecía inquieto y distraído.
— Sí, claro ¿por qué no lo estaría? — sin pensarlo, volvió a poner su mano en la espalda baja de Viktor, tratando de tomar control de la situación y fingir normalidad, aunque él mismo no notaba estos pequeños actos y esta necesidad.
Jayce no se daba cuenta, pero realmente no podía estar en el mismo lugar que Viktor sin tocarlo. Era casi una necesidad, el simple acto de tocarlo lo tranquilizaba a sobremanera, aun si hacerlo era parte de lo que había originado su crisis.
Viktor, por su parte, estaba tan acostumbrado ya al tacto de Jayce que incluso le era más extraño que Jayce no lo tocara de tanto en tanto. Pero en su mente también continuaba fresca la sensación del "no-beso".
— No lo sé, te ves…de alguna forma nervioso — puntualizó.
— Viktor estamos en una competencia, claro que estoy nervioso, no soy de piedra — bromeó, apretando y amasando un poco la escasa carne de la espalda de Viktor.
En automático, sintió que comenzaba a relajarse. Por su parte, Viktor se estremeció por el cosquilleo.
— No — pidió retorciéndose un poco, con una sonrisa.
— No ¿qué? — dijo juguetón. Ahora con sus dos manos en la cintura de Viktor dando apretones y ondeando sus dedos para hacerle cosquillas— Eres como mi pelota antiestrés — dijo con una sonrisa juguetona.
El castaño comenzó a reírse mientras se retorcía un poco, intentando zafarse del agarre de Jayce, se sentía imposibilitado a pegarle con su bastón estando Ximena ahí presente, así que se abstuvo. Cosa que Jayce aprovechó y se pegó a él por detrás, medio abrazándolo para que no pudiera liberarse de su agarre, mientras le hacía más cosquillas.
— Si no me dices, no sabré qué es lo que no te gusta — siguió molestándolo— Además las pelotas antiestrés no hablan — jugó.
— Me vas a tumbar — dijo el castaño, cuando sintió a Jayce apoyando un poco de su peso en él para inmovilizarlo.
Para el resto de la gente, lucían como un perro muy empalagoso y un gato gruñón. No obstante, para los que prestaban más atención, sabían que estaban presenciando un cortejo.
De repente, Jayce decidió llevar la broma más lejos y giró un poco a Viktor para que quedara de lado a él y lo levantó. En el momento en el que el castaño sintió sus pies despegarse del piso, pataleó un poco antes de detenerse y tratar de sujetarse de Jayce, quien tenía una sonrisa amplia mostrando sus dientes.
— Qué bueno que le pedí a Mel que me ayudara en mi presentación, si te hubiera levantado a ti, nadie creería que mis guanteletes pueden soportar el peso de una persona.
Y tenía razón, el cuerpo de Mel era hermoso y voluptuoso, así que daba más la impresión de tener un peso normal con la figura ideal. En cambio, Viktor lucía tan delgado y pálido que nadie creería que pesaba más que una hoja de papel.
— Jayce, bájame — pidió Viktor, aun sujeto a él, medio riéndose.
— Oblígame — bromeó.
Cuando Viktor volteó, sus rostros quedaron algo cerca y fue entonces que Jayce se percató que, nuevamente, estaba haciendo algo que quizá no debía. Pero, los hermosos ojos de Viktor estaban tan cerca que…
— ¡Jayce Talis! — lo reprendió su mamá, provocando un sobresalto en Jayce, casi soltándolo, pero rápido lo apretó un poco más para no dejarlo caer.
El moreno de inmediato bajó y liberó a Viktor. De alguna forma, se sintió atrapado in fraganti, como si estuviese haciendo algo malo y no solo una broma o una travesura. Se puso derecho de inmediato ante el llamado de su madre.
— M'hijito te está diciendo que lo bajes, lo puedes tumbar — reprendió la mujer.
Jayce se sintió avergonzado y los colores se le subieron al rostro. Entonces sintió la mano de Viktor deslizarse de su pecho a su hombro para reconfortarlo. Eso le provocó un leve estremecimiento.
— Estoy bien — le aseguró el castaño a él primero para tranquilizarlo, luego, girándose ahora con la madre de Jayce— Estoy bien — repitió — A veces jugamos así — dijo él a Ximena, tratando de mejorar un poco la situación para Jayce. No quería que Ximena lo regañara.
El moreno asintió con una sonrisa y volvió a colocar su mano en la espalda de Viktor. Ximena negó con la cabeza con una semisonrisa y les dijo a ambos.
— ¿Tú también, Viktor? No es bueno que jueguen así, podrían terminar lastimándose. Y principalmente tú — dijo señalando a Jayce— Puedes lastimarlo, ve tu tamaño y ve el suyo — dijo viendo a su hijo. Luego, tomó la mano de Jayce y la de Viktor y las juntó para medir sus tamaños — Solo ve el tamaño de tus manos comparadas con las de él.
Por supuesto, el regaño de Ximena no iba realmente dirigido a los juegos físicos, sino a su dinámica en general. Aunque, evidentemente, ninguno de los muchachos lo captó.
— Ya, lo dejo — dijo Jayce nervioso, despegando su mano y guardándola en el bolsillo de su pantalón. Era cierto, no debería haber hecho eso.
Viktor le sonrió y negó con la cabeza.
— ¿Ves? ¿Para qué me maltratas? — jugó un poco y Jayce estaba por contestar, pero, notó que aún estaban algo cerca e imágenes de la gala y ese juego de cartas se superponían en su vista.
La imagen de Viktor acercándose a él observando sus labios y colocando sus labios en forma de corazón… negó con la cabeza como para espantar esa visión.
En general estar cerca de Viktor no era un problema para él, pero esas imágenes no dejaban su cabeza y por alguna razón le hacían sentir diferente. ¿Sería por el regaño de su madre? ¿Sería por el "no-beso"? ¿sería por ese beso que le dio antes en la sién? No pudo con la presión y decidió alejarse un paso.
— Ya, no te maltrato — dijo desordenándole el cabello y sin poder crear una transición o una excusa creíble para retirarse, dijo de cortón— Vengo en unos minutos, probablemente vuelva para antes de tu turno — dijo, luego volteó a ver a su madre — Vuelvo y luego vamos a cenar, mamá.
Seguido de eso, se desapareció, dejando a su madre con Viktor. Esta vez, no se despidió de ninguno de ellos, algo que a ambos extrañó y voltearon a verse. Eso había sido por demás inusual.
Eso dejó a Viktor pensativo. Pensando en la sonrisa extraña de Mel, pensando en que parecía que estaba teniendo una discusión importante con ella, tal vez rogándole, considerando como apoyaba su frente en el hombro de Mel…Quizá era momento de él de apartarse un poco para darles espacio. Quizá, Mel le había pedido alejarse de él. Y era obvio que Jayce elegiría a su novia.
Suspiró.
Ahora pensaba en lo incomodo que sería ir a cenar, luego recordó que la invitación de recién se la dijo solo a su madre. Si notarlo, Viktor asintió. Quizá era la forma de Jayce de cancelarle los planes a él, quizá, Jayce deseaba ir a cenar con Mel y su madre luego de la competencia. Es decir, ambos eran rivales en ese momento, quizá sería extraño ir juntos.
Con la mirada buscó a su padre, viendo cuantos puestos faltaban para que llegara a su mesa. Deseaba irse a casa. Solo quería ganar e irse. Quizá estar solo o ver a Oriana le vendría bien. Notó que su padre sintió su mirada e hizo contacto visual con él y dio un pequeño asentimiento de cabeza; por su parte, Viktor hizo un pequeño movimiento con su hombro, luego, se enroló un mechón de cabello en el dedo para canalizar su estrés. Vio a su padre arquear una ceja, para después no volver a voltear.
Luego de una hora en la que estuvo fastidiado por la espera, en la que Salo le llevó flores y que la madre de Jayce fue al sanitario, era el turno de Viktor. Por supuesto, buscó a Jayce con la mirada, pero al no verlo, suspiró y siguió adelante con su presentación, la cual, no fue tan tranquila como le hubiera gustado, pues nuevamente, sintió un tacto indebido por parte de la señora Medarda, quien fungía como uno de los jueces. La mujer estaba acariciando su hélix y su piercing descaradamente.
— ¿Crees que tu mano robótica con rayo láser podría usarse para crear joyería fina? — preguntó la mujer.
— Yo…emm… — estaba nervioso, la sensación no le era agradable, luego tuvo a la mujer susurrándole al oído.
— ¿Qué sucede, muchacho? ¿Te comió la lengua el gato?
— Yo…creo que sí podría cumplir funciones para joyería — dijo respondiendo la pregunta con nerviosismo.
— Fabuloso, muchacho, bien hecho — dijo Heimerdinger.
— Podría ayudar en trabajos de precisión o que requirieran motricidad fina. Una vez perfeccionado, podría incluso usarse en operaciones médicas, funcionaría como bisturí y cauterizador.
La mujer acarició luego el cabello de Viktor, incomodándolo y generándole un estremecimiento desagradable.
Justo entonces, Jayce regresó para atestiguar lo que sucedía. La presentación de Viktor había terminado, pero aun así alcanzó a ver a la señora Medarda entretener su mano en el hélix de su oreja, donde estaba toqueteando el piercing de Viktor, hablándole con una cercanía que lo disgustó; en ese momento, Jayce vio al profesor Reveck relativamente molesto, pero permitiendo que fuera Viktor quien tomara decisiones, ahí, Jayce pensó que el dr. Reveck era un poco extraño y frío, casi parecía que no le importaba su hijo como hijo, sino, únicamente como científico, o eso se le figuraba a él; también, alcanzó a ver a Heimerdinger un poco incomodo por la interacción.
Después de más conversación, cuando la señora Medarda y Heimerdinger se retiraron, vio a Viktor intercambiar palabras con su padre, Viktor buscando algo con la mirada por breves momentos, luego, una pequeña palmada en el hombro, una sonrisa sutil de parte de Viktor, un asentimiento de cabeza por parte del doctor y luego: nada. Ambos se separaron casi de forma inmediata y sin mirar atrás.
¿La relación de Viktor con su padre siempre sería así? No pudo evitar preguntárselo. Después de todo, no había tenido oportunidad de ver a Viktor interactuar con ningún miembro de su familia y si lo pensaba, Viktor siempre se refería a su padre como "Dr. Reveck" ¿qué nunca lo llamaba papá? Eso le pareció extraño. En comparación a su casa, donde él abrazaba a su mamá cuando podía y le contaba algunas de sus cosas. Sin duda, le faltaba mucho por saber de Viktor.
Sus pensamientos se vieron interrumpidos al momento en el que el ultimo juez se fue y vio a Dimitri acercarse a Viktor y vio a su madre también acercarse de nuevo a él. ¿Se habían separado? ¿Qué tantas cosas habrían pasado con Viktor al alejarse brevemente de él? Sin poder evitarlo, fue su turno de unírseles. De alguna forma, le costaba pensar en que Viktor tenía una vida a parte cuando no estaba con él. Aunque era algo que sabía, le era extraño ver a Viktor como alguien individual.
— ¿Qué pasa con esa señora? — preguntó Dimitri sorprendido— V, no sabía que tenías esos gustos.
— ¡Cállate, no es cierto! — dijo Viktor negando con la cabeza y una risa juguetona.
— ¿Es por eso por lo que estás con la mamá de Jayce? — jugó— Bien jugado.
Ximena se rio por la ocurrencia de Dimitri.
— Ay, muchacho, nada más no cambias Dimitri, nunca tomas nada en serio — dijo la mujer con una sonrisa.
— No estás tan mal, Ximena, sí sabes que si buscas un padre para Jayce estoy disponible ¿verdad? — bromeó sabiendo que Jayce estaba relativamente cerca, lo había visto a lo lejos ir hacia ellos— No le hagas caso a Viktor, yo sí podría hacerte feliz.
La mujer se rio y le dio una palmada en el brazo como una semi reprimenda algo más juguetón que otra cosa. Luego, se volteó hacia Viktor y le dijo:
— Eso no se veía normal, m'hijo — advirtió Ximena a Viktor sobre Ambessa —Cuidado.
— Y eso que no le tocó ver cuando V traía una cadena en el piercing de la oreja unida a un piercing en su labio, V tiene un pasado oscuro.
Tanto Ximena como Viktor se rieron de las ocurrencias de Dimitri.
— Fue hace tiempo — dijo Viktor.
— Oh ¿es cierto, m'hijo?
Viktor asintió con la cabeza con una sonrisa apenada.
— Ximena, ¿nunca te contó Jayce sobre las góticas aventuras del tío V?
La mujer se rio.
— No creo que Jayce sepa tanto aun — dijo la mujer, después de todo, estaba segura de que, de saberlo, ya se lo habría contado. Además, ella no lo mencionó, pero, pensó que, si Jayce no sabía ni el apellido de Viktor, eran pocas las esperanzas de que hubiera preguntado más sobre él.
Conocía a su hijo y sabía que, aunque era amable y se hiper fijaba en cosas o en este caso, una persona, en ocasiones olvidaba preguntar cosas esenciales.
— ¿O sí? — preguntó Ximena viendo a Viktor.
— No, creo que no hemos hablado del pasado — meditó Viktor en voz alta.
— Bueno, entonces he de contarte del tiempo en el que V y yo estuvimos juntos en el equipo de natación de la secundaria — dijo haciéndola de emoción con algunos ademanes, y abrazando a Viktor.
— Eso me interesa — dijo Jayce llegando finalmente con el ceño un poco fruncido viendo la mano de Dimitri en el hombro de Viktor.
Dimitri sonrió viendo la expresión de Jayce, encontraba muy divertido ver a Jayce molesto, no tenía nada contra él, simplemente, le parecía una persona divertida cuando se enojaba y por otro lado, le gustaba la idea de Jayce y Viktor juntos, así que se dio más oportunidad de presionar sus botones.
— Hola, Jayce ¿Dónde andabas? ¿De travieso con Mel?
A Jayce se le subieron los colores al rostro, más por molestia que por vergüenza, ¿cómo se le había ocurrido decir eso frente a Viktor? … Y más aun ¡¿cómo se le había ocurrido decir eso frente a su madre?! Era inddignante.
— ¡Claro que no!
— Descuida, mientras estabas ocupado yo estaba tratando de convertirme en tu padrastro y Viktor se ligó también a una sugar mommy.
Viktor volteó a verlo, sin saber si reír o molestarse, pero siendo Dimitri era más efectivo fingir que no le molestaba. Aunque parecía que Jayce aun no notaba eso respecto a su trato con Dimitri.
— ¿Qué te pasa, Dimitri? — dijo Jayce molesto, a la fecha, le era difícil lidiar con Dimitri— Claro que no.
— ¿Lo de V con una sugar mommy o lo de yo intentando ligar con tu mamá?
El castaño suspiró, sabía que Jayce no aguantaría mucho, es decir, era obvio por la expresión de Jayce denotaba que estaba por reventar, así que, sin más, trató de cambiar el foco de la conversación y dijo:
— Ibas a contarle de mis góticas aventuras, si es que tienes algo qué contar que no sea yo leyendo todo el día.
— Muy ingenioso de tu parte, V — comentó Dimitri, notando su intención— Pero le contaré de la vez que te hice ese piercing y cuando me sedujiste con el tatuaje de tu…
— Espera, ¿cómo que él te hizo el piercing? — interrumpió Jayce, molesto, realmente exigiendo una explicación, llamando la atención de todos.
Notando la reacción de Jayce, Dimitri sonrió y abrazó a Viktor, Ximena solo giró los ojos, ya entendía lo que pasaba, consideró que quizá realmente debería hablar con su hijo.
— Oh, no, no el que le conoces de la oreja — dijo girándole la cabeza para mostrar su piercing— Otro, un poco más al sur— dijo fingiendo bajar la mano, aunque por supuesto, recibió un manotazo de Viktor— ¡Ouch!
— Dimitri déjalo en paz — dijo Jayce con fastidio, sintiendo como Dimitri jalaba los últimos hilos de su paciencia.
— Ya, ya, pero sí, retomando el tema, mi amigo V era un gótico de esos que fuman, que hacen sacrificios humanos y siempre están vestidos de negro, con delineador y piercings, pero dejó todo eso atrás un buen día de junio.
Viktor bufó, viendo como Dimitri mezclaba mentiras con verdad.
— Lo dejé cuando Dimitri comenzó a quedar tonto por las maldiciones que le lancé en un ritual con sacrificios humanos — bromeó Viktor para controlar a Dimitri— Lo soltamos antes de que llegara la policía.
Jayce rio ante el humor ácido de Viktor, siempre Viktor lo hacía sentir mejor, así que ya más tranquilo e interesado, preguntó:
— ¿Y si tenías más piercings?
— Sí, pero me los quité para unos tramites y bueno, así me quedé sin ellos.
— ¿Y el tatuaje?
— Sí, V, ¿y tu coqueto tatuaje? ¿No se lo has mostrado a Jayce?
— No recuerdo habértelo mostrado tampoco a ti — desmintió Viktor alzando una ceja y con una sonrisa torcida.
Sin embargo, no tuvo el efecto que esperaba ese comentario. Al confirmar que tenía uno, se ganó la mirada escrutante de los presentes, de Jayce, Dimitri y Ximena, con sus miradas preguntando ¿de verdad tienes uno? Y buscando en su cuerpo, aunque estaba cubierto de ropa, de alguna forma, todos estaban buscando con la mirada cualquier indicio que delatara donde tenía el tatuaje.
Viktor suspiró y con una mano se sobó la parte posterior del cuello antes de enredar su dedo en un mechón de cabello y desvió la mirada. Demasiada presión.
Jayce quedó muy interesado en eso, pues, ya había visto a Viktor en traje de baño, su espalda, su torso, sus brazos, sus piernas desde las rodillas hacia abajo…Solo faltaba por ver el área de su cadera y sus muslos.
— Hey V, tenemos que ir a nadar juntos — sugirió Dimitri en tono coqueto, viendo a Viktor de arriba abajo.
— Luego — dijo Viktor sin mostrar incomodidad, entre más incomodo se mostrara, más lo molestaría Dimitri.
Sin embargo, antes de que este ultimo pudiera agregar algo al tema, notó a su novia desde lejos saludándolo en la mesa de su presentación.
— Ah, ahí está Iris, debo irme, mi chica me espera — dijo Dimitri dándole un empujón a Viktor y luego volteó donde Ximena y le tomó las manos— Lo siento, Ximena, de momento estoy casado, pero cuando vuelva a estar soltero te busco.
La mujer sonrió y le dio una palmadita en la cabeza, aunque por supuesto, el comentario hizo rabiar a Jayce.
— Hijo mío, tu papá se va, pero no se olvidará de ti — dijo dramáticamente— Dale un abrazo a papá.
— Ya vete de una vez — dijo alejándolo de él con una semisonrisa.
— Los veo luego — dijo finalmente despidiéndose con la mano.
Luego, Ximena les anunció que iría a buscar un poco de agua, dándoles oportunidad de aclarar algo si es que había que aclararlo, conociendo a su hijo, estaría haciéndose muchas preguntas. Enseguida, Viktor sintió la mirada de Jayce sobre él, pero no parecía querer abordar el tema del tatuaje o el piercing, esta vez lucía molesto de alguna forma, aunque no sabía si con él o por Dimitri.
— ¿Pasa algo?
— ¿Y esas flores?
— ¿Flores? — volteó a su mesa y lo recordó.
— Salo las trajo — dijo sentándose, sin darles mucha importancia.
— ¿Volviste a donarle sangre? — esta vez su tono era preocupado.
— No, no en estos días — comentó extrañado por su pregunta.
Jayce primero se agachó para observarlo de cerca, buscando cualquier signo de que se sintiera mal y cuando no lo encontró, suspiró y retomó el tema.
— ¿Entonces?
— ¿Entonces? ¿Qué?
— ¿Por qué te trajo flores?
Viktor se encogió de hombros.
— Creo que son una especie de disculpa por lo de ayer.
— ¿Pasó algo ayer con él?
— Nada fuera de lo ordinario, él se puso un poco pesado para el final de la fiesta — dijo Viktor encogiéndose de hombros, haciendo menos el asunto.
Lo ultimo que quería hacer era recordar como Salo le había reclamado por las acciones de Jayce y la correspondencia que él le dio.
— ¿Y tú solo se las recibiste? — inquirió casi acusadoramente, pero intentando mantener un tono juguetón que realmente, no se escuchó así.
— ¿Qué debía hacer? ¿Rechazarlas? es uno de mis patrocinadores, así que no es conveniente rechazar las flores o sus disculpas — dijo con los ojos hacia arriba, agitando la cabeza levemente de un lado a otro meditativamente, mientras abría su termo y bebía un poco de agua.
— Sí, claro, tu patrocinador — dijo Jayce en tono sarcástico.
— Sí, algunos no tenemos la ventaja de ser novios de un patrocinador que nada en dinero — picó Viktor— Y tenemos que buscar de manera externa.
Jayce se dio cuenta que había molestado a Viktor y aunque su comentario también lo molestó, no quiso pelear con él. No, lo ultimo que quería era pelear con él. Así que solo suspiró pesadamente. Pero por otro lado…acaso esos eran… ¿celos? ¿envidia? O simplemente se defendió ferozmente por su reclamo. No, no podía ser, debía dejar de pensar tonterías.
— Perdón, no me refería a que hicieras algo malo…
— No tendrías por qué — señaló Viktor.
— Solo…estoy tenso, perdón — intentó dejar el tema de Salo atrás, no quería molestarse con Viktor por culpa de un tercero. Quería simplemente que el día terminara, ir a cenar y dormir— ¿Y ya pensaste en qué quieres que cenemos? — dijo acomodando otra silla cerca y sentándose para hablar al mismo nivel que él.
— Ah…sobre eso… — recordó Viktor.
Desde lejos, ya volviendo, Ximena vio a Jayce con una expresión molesta en su rostro y Viktor con una expresión apenada ¿qué estaría sucediendo?
— ¿Qué? ¿Cómo que no vendrás? En eso quedamos anoche — dijo molesto y decepcionado — ¿Por qué el repentino cambio? ¿Es por lo que comenté ahorita? Ya me disculpé.
El moreno estaba tenso de nuevo ¿Viktor habría notado que estuvo evitándolo la ultima hora? No, no podía ser.
Por su parte, Viktor estaba sorprendido, entonces, ¿Jayce aun pensaba llevarlo consigo y su madre a cenar? Eso le hizo sentir un poco culpable, sin embargo, por otra parte, no era del todo mentira que su padre decidió celebrar, extrañamente.
— No, ya te lo dije, extrañamente, mi papá quiere llevarnos a mi y a Oriana a cenar, rara vez ocurre, así que…creí que entenderías. Lo siento…
Jayce suspiró y trató de calmarse. Es cierto, él no tendría por qué molestarse. Si bien, Viktor había hecho el plan con él primero, era cierto que su relación con su padre se veía distante, él debía apoyarlo no ponerse en su contra si las cosas mejoraban. Pero eso no quitaba que se sintiera desplazado.
— Yo…disculpa, demasiada presión. Claro, diviértete. Aun espero que me lo presentes en algún punto.
— Claro.
Jayce se sentía molesto. Pero si lo pensaba no era necesariamente malo. Él mismo estaba tratando de evitarlo un poco hace unos momentos. ¿Por qué actuaba tan extraño estando con Viktor? ¡Todo por ese tonto beso que le dio en la sien! Quizá lo mejor era hablar del elefante en la habitación y resolver todo, pero… ¿qué tal si empeoraba las cosas?
— ¿Y en qué momento te invitó tu papá? ¿De camino para acá?
— No, ni siquiera vinimos juntos — dijo Viktor con una sonrisa tenue y su respuesta llamó la atención de Jayce — Luego de mi presentación, quería presentártelo, pero aún no llegabas.
El moreno sintió casi como si le hubieran dado una pedrada. Ahora que lo pensaba, él había atestiguado cuando Viktor lo buscaba con la mirada. Oh…entonces esa invitación y el no presentarlos…técnicamente fue por su ausencia…su ausencia por evitar a Viktor. Quiso darse un golpe en la cara, pero en su lugar suspiró. No se supone que ese día lo vivieran así.
— ¿Iremos a cenar mañana? — trató, con sus manos en los hombros de Viktor, como si intentara razonar o negociar con él.
— Yo… — Viktor estaba indeciso por los gestos que le había visto a Mel, pero recordó las palabras de Ximena y pronto decidió — Sí. Seguro, mañana parece un buen día.
Jayce sonrió y asintió.
— Mañana me compensaras por plantarme hoy — intentó jugar.
— Sí, te invitaré una bebida — dijo Viktor un poco más tranquilo.
— Si gano invítame la comida también.
— Si yo gano entonces tú invitas — aceptó Viktor.
— Obviamente, igual planeaba invitarte luego a casa, mamá planea engordarte.
— Sí, ya me lo dijo — comentó Viktor acomodándose un mechón de cabello detrás de la oreja soltando una risa ligera.
— Y mientras tanto, aunque yo no vaya, ¿Irás con tu mamá y Mel a cenar?
De pronto, Jayce abrió los ojos, como si se hubiera dado cuenta de algo y efectivamente, se dio cuenta que no había invitado a Mel para nada a celebrar su participación. Desde su discusión de la mañana y la pequeña pelea que tuvieron la noche anterior luego de la gala, simplemente, había olvidado incluirla en su plan.
Es decir, sí le dijo en la mañana que estaba contento de que ella hubiese decidido ir a verlo pese a su discusión de la noche. No fue una noche fácil para Jayce, no encontrar a Viktor, ver su atención acaparada por tantas personas, los comentarios de Dimitri y los de Mel al final. Sin duda, no había sido de lo mejor, aunque admitía que algunas de las dinámicas de Mel habían sido divertidas, él no las vivió de manera divertida y mucho menos, podía olvidar la última.
Además, luego de la fiesta, cuando Viktor le dijo que se iría con Salo, sintió algo en su interior estrujarse, y una sensación abrasadora recorriendo su piel y concentrarse hacia su estómago. Sabiendo ahora que Salo también estuvo molestando a Viktor, probablemente por su culpa, le hizo sentir pesadez. Sumándole la mirada compasiva y molesta de Mel le hicieron saber que algo estaba extraño entre ellos.
Fue en su regreso a casa cuando tuvo la charla con Mel, la cual, aún tenía fresca en la cabeza:
— Jayce, te lo repito de nuevo, sé que tenemos una relación abierta y que yo te presioné para que fuera así, pero sinceramente, no esperaba que hicieras eso.
— ¿De qué hablas?
— Hablo de lo que hiciste con Viktor.
Jayce permaneció en silencio como si no entendiera o más bien, no quisiera entender. Lo que decía Mel le era extraño.
— ¿De qué hablas?
— El tratar de escoltarlo mientras mi escoltabas a mí, frente a mi madre— aclaró ella.
— Solo intentaba ser amable— se explicó— Viktor estaba muy incómodo ¿no lo viste? Cuando se incomoda él suele…
— Y yo también estaba incomoda ¿no me viste?
Jayce se quedó en silencio y bajó la mirada y los hombros.
— Perdón — su disculpa era porque, efectivamente, no la había visto— Yo…debí prestar más atención.
Notó perfectamente la incomodidad de Viktor, pero falló en detectar la de Mel.
— ¿Tu crees que me gustó que mi madre hiciera esos comentarios? Y los que me esperan en casa por no decir más— Mel estaba molesta, pero realmente no tanto por la idea de Jayce y Viktor, aunque sí le molestaba en cierta media. Lo que la tenía molesta de verdad, era el haberse visto débil frente a su difícil madre.
Ambessa ya le había dicho alguna vez, que las personas de las que se rodeaban también eran un reflejo de ellas. Motivo por el cual, Ambessa era tan estricta con Mel. Y Mel se daba una idea de lo que le diría, probablemente algo como "Debes llevar a Talis como trofeo, no al revés, creí haberte educado mejor" o cualquier cosa para demeritarla a ella, a Jayce o incluso a Elora.
— Lo siento, no debí hacer eso, debí haber considerado tus sentimientos — se disculpó finalmente Jayce.
Él también lo sabía, sabía lo complicada que era la situación para Mel en cuanto a lo que su madre se refería.
Mel suspiró.
— Entiendo que Viktor es importante para ti, pero… por favor, no te olvides de mí, Jayce… no cuando te necesito conmigo.
— Yo no podría olvidarme de ti.
Mel levantó la mirada y con una sonrisa triste, que Jayce no entendió le dijo algo que lo dejó pensativo.
— No digas cosas que no podrás cumplir…
Molesto de sentirse señalado, dijo:
— ¿Por qué me dices eso? si tu misma nos pusiste en una situación extraña en esos juegos. Muchos de esos juegos me incomodaron a mi y a Viktor, yo soy tu pareja, pero me hiciste casi besar a la mitad de los participantes.
— No vi que te quejaras cuando quedaste en el escenario con Viktor.
— ¿Era mejor que me negara a participar en las actividades que ponía mi novia?
Eso en cierta medida la desarmó. Ella sabía que él tenía un punto, se estaba quejando de su comportamiento con Viktor, pero ella también estaba animando dicho comportamiento. Ciertamente, no era justo.
— Son dos temas diferentes, Jayce. Como te dije, no es un problema Viktor en sí, mi problema es que quisiste escoltarnos a él y a mi, frente a mi madre.
Por supuesto, Jayce lo negó. Es decir ¿cómo se le ocurría a Mel siquiera insinuar que él estaba escoltando a Viktor? Simplemente lo había visto incomodo y quería sacarlo de ahí, lo invitó al área neón ¿qué tenía eso de reprobable?
Aunque, luego de analizarlo un poco, admitió que quizá no debió sacar a Salo de la jugada de esa manera. Y si juntaba las cosas con lo que había pasado este día sobre el beso, comenzaba a considerar por qué Mel podría haber interpretado todo así. Él se comportaba diferente cuando estaba con Viktor. Quiso darse un puñetazo.
Siempre quería más de su presencia, más de…simplemente más.
— Tierra llamando a Jayce — dijo Viktor con esa mirada dorada tan característica que tenía.
— Yo…no, de hecho, no sé si ella…pueda — mintió.
Viktor bufó y negó con la cabeza. Jayce realmente parecía distraído. Con una genuina curiosidad que comenzaba a asemejarse al lado controlador de Jayce, miró hacia abajo y luego a Jayce, entonces le preguntó:
— ¿Y en donde estuviste?
Notes:
Hallooo people!!
Finalmente he vuelto de ese viaje de trabajo...muy largo...pero ya estoy aquí, luchando contra el jetlag y con las teclas de mi lado para crear un nuevo cap, lamento la tardanza!!
Chapter 18: Competencia Lado JV
Chapter Text
Competencia lado JV
Jayce se puso de mil colores y dudó en responder la pregunta de Viktor sobre en donde había estado, pero finalmente lo hizo.
— Me encontré con Caitlyn y su novia, al parecer la hermanita de su novia es tu alumna y está participando en la categoría junior — explicó, tratando de no entrar en detalles de lo que charló con Cait.
— ¿Alumna? — Viktor al principio desconoció la palabra, él no se consideraba maestro de nadie, simplemente daba asesoría. Entonces un chispazo llegó a su memoria cuando mencionó que también estaba participando— ¿Powder?
— Sí, creo que así se llama.
— Sí, espero le vaya bien en la competencia, ella es una de las fastidiosas que estuvo diciendo cosas en la gala — explicó recordando los comentarios de Powder, tratando de reprimir un sonrojo.
De ahí en más, Viktor no buscó más explicaciones, no obstante, Jayce no pudo evitar recordar su conversación con Caitlyn después de haber huido de Viktor.
— ¿De quién te escondes? — preguntó Caitlyn.
— ¡¿Qué?! — preguntó sorprendido con un salto, lo había tomado por sorpresa— ¡No hagas eso! — pidió.
— Cálmate, Jayce.
— ¿Qué pasa, chico lindo? ¿Estás evitando al tutor de Powder?
— No, claro que no… ¿qué te hace pensar eso? — balbuceó nervioso.
— Vamos, Jayce por la forma en que caminas encorvado tratando de pasar de ser percibido midiendo casi dos metros y volteando para todas partes — dijo Cait.
Era algo obvio, sin embargo, parecía que Jayce era el único que estaba tan distraído huyendo que no notó su propio comportamiento. Entonces Vi sonrió y pareció terminar de entender lo que Powder le había contado a su regreso de la gala.
— ¿Cómo te fue en la gala? — preguntó Cait.
— Oh, yo puedo responder por ti, Powder dijo que un tipo enorme que concuerda con la descripción de este monigote aquí — dijo señalándolo— Estuvo toda la noche queriendo comerse una galleta.
— ¿Qué?
— ¡Jayce! — dijo Caitlyn impresionada pensando que había perdido la apuesta— ¡¿Le dijiste?!
— ¿De qué hablas? — ni él mismo estaba seguro de si no entendía o simplemente no quería entender.
— ¿No le dijiste? — dijo ella, entre decepcionada porque nada pasó y aliviada de haber ganado la apuesta.
Vi frunció los labios y le pagó a Caitlyn.
— ¿De qué hablas, Cait? ¿De qué hablan? — Jayce estaba tan turbado intentando que su cerebro captara toda esa información que simplemente se negaba a entender.
— De ti y de Viktor — finalmente admitió Caitlyn un poco preocupada.
— ¿Por qué dicen eso? Viktor es mi…
— Tu amigo, lo sabemos — dijo Vi, notando también lo perturbado que lucía.
Las chicas voltearon a verse por un momento y luego lo vieron a él.
— ¿Estás bien?
Jayce suspiró y negó con la cabeza, así que decidió contarles el motivo de su huida. Sin embargo, después de que Jayce terminara de contarles sobre lo del beso, voltearon a verse una vez más antes de hablar con él.
— Jayce, ¿sabes que siempre he estado agradecida contigo? — dijo Cait haciéndolo voltear a verla.
— ¿Por qué?
— Cuando supiste de mí y de Vi, estaba asustada, fuiste al primero que se lo dije y temía por la reacción de todos, la tuya, la de mis padres… Pero nunca dejaste de apoyarme, no me viste diferente, seguiste siendo algo así como mi hermano.
El moreno escuchó con atención y se sintió más tranquilo de saberse reafirmado por Caitlyn, saber que ella lo estimaba le reconfortaba y saber que lo veía como su hermano llenó su corazón y sonrió.
— Así que, debo preguntarte— dijo ella, queriendo tener tacto— ¿Has considerado otras posibilidades? — hizo una breve pausa— ¿Con él?
Jayce medio quería entender, pero aún tenía ese algo en su interior que se lo impedía.
— Chico bonito — dijo Vi en un tono más tranquilo del usual, el mismo tono que usaba cuando hablaba con Powder, se sentó a su izquierda, mientras Cait estaba sentada a su derecha — ¿Qué sentiste en ese juego de cartas cuando te quedaste solo con Viktor?
El moreno ocultó su rostro en sus manos, entendía a donde querían ir ellas, de nuevo empezó a respirar de forma agitada, casi encajándose las uñas en el cuero cabelludo.
— Es que, no es así, yo no…
— No te dije si sentist cosa, Jayce— dijo intentando tranquilizarlo y razonar con él— Te pregunté ¿qué sentiste tú? Tú dale nombre.
— No puedo… — dijo negándose, cubriéndose la boca con la mano sin notarlo, como si todo su cuerpo se negara a ceder a hablar.
Todo su ser se alineaba a un solo objetivo: callar.
— Por ahora, no tienes que elegir nada — dijo Vi dándole un golpecito en la rodilla con la palma abierta— Pero tarde o temprano, deberás hacerlo. Por lo que sé gracias a Powder, Viktor es inteligente y amable, también deberías confiar en él.
— ¿Por qué te es tan difícil? — esta vez fue Cait, su curiosidad natural le impedía no hacer preguntas. Aunque incluso Vi pensó que Cait estaba ahondando de una manera poco amable.
Jayce se puso de pie y antes de irse, les dijo casi como si escupiera vinagre.
— Por mi familia…
Su boca aún tenía ese gusto a vinagre y luego, escuchó la voz de Heimerdinger, lográndolo sacar de sus recuerdos y trayéndolo de nuevo al presente.
— Todos los participantes, vuelvan a sus respectivos puestos, es hora de que anunciemos al ganador— se escuchó en el altavoz.
Jayce puso su mano en el hombro de Viktor y con su sonrisa usual le dijo:
— Suerte, Viktor.
— Suerte, Jayce— dijo el castaño tratando de devolverle la sonrisa.
Ese gesto sencillo fue suficiente para que un montón de mariposas revolotearan en el estómago de Jayce. El moreno colocó su mano en el rostro de Viktor, dirigiéndola a un mechón de cabello para tratar de acomodárselo, al tiempo en que se animó a proponerle algo:
— Luego de esto, tomémonos la foto que dijimos — agregó con una sonrisa y luchando aun con ese mechón de cabello, que si bien, no se veía mal, pero quería una excusa para tocarlo, aunque él mismo trataba de ignorar ese hecho. — Quiero una foto contigo.
El castaño asintió con la cabeza con suavidad. Entonces, el moreno y su madre se fueron al puesto de Jayce, despidiéndose de Viktor agitando la mano.
De camino, Jayce notaba a su madre pensativa, como queriendo decirle algo, pero la mujer decidió callar, dejaría que Jayce solucionara sus problemas, tanto con Mel como con Viktor.
— Y el ganador es…— dijo el hombre pequeño, haciendo una pausa dramática— Redoble de tambores por favor…
Todos estaban en sus respectivos puestos con el corazón latiéndoles a mil, ¿quién ganaría?
— ¡Jayce Talis de la Universidad Académica de Piltover!
Heimmerdinger estiró su mano para llamar a Jayce al escenario. El moreno estaba emocionado por ser el ganador. Su sonrisa era amplia dejando ver sus blancos dientes, tenía el pecho inflado de orgullo y su postura erguida, alzando sus brazos musculosos, robando miradas. Lucía realmente radiante. No cabía de asombro y alegría, tenía unas ganas enormes de celebrar con Viktor. Sin embargo, sintió los labios de Mel en los suyos y pequeños empujones de parte de ella para que fuera a subier al escenario. Sin embargo, antes, Jayce abrazó a su madre y finalmente se dirigió allá, a subir las escaleras de madera para recibir su premio.
En otro de los puestos, Viktor suspiró, una parte de él estaba muy emocionada por el triunfo de Jayce, era una alegría sincera por el triunfo de su amigo. Pero otra parte de él, estaba decepcionada por su propio fracaso. Sus hombros cayeron y entonces sintió la mano de su padre en ellos.
— Ya hice los arreglos para que lleven tu invento a mi oficina…— enseguida el conserje y un alumno de Reveck cubrieron y comenzaron a mover el invento de Viktor— …Y los premios, todo lo llevarán. Vamos a cenar.
— Pero aún no termina la ceremonia… yo podría haber ganado algo— dijo aun sin querer rendirse, aunque ya se sentía hecho añicos.
— Lo hiciste, ganaste el segundo lugar — le reveló su padre— Te mandarán todo a casa, descuida.
El castaño suspiró y sonrió, empezando a caminar, si había algo que tenían los Reveck era que eran muy pragmáticos.
Viktor suspiró. Aun se sentía decepcionado de sí mismo, había pesadez en sus hombros y sentía sus pies tan pesados, como si llevara sus zapatos rellenos con plomo.
Corin lo conocía bien, él sabía que su hijo estaba triste, sabía que estaba desde antes incómodo, desconocía todas las razones, pero lo notaba. Y sabía que de lo que se enteraría su hijo después, no lo haría sentir mejor. Así que optó por lo que consideró mejor: cuidar su corazón.
— Orianna nos espera — dijo empujándolo con tal suavidad que ni siquiera parecía que lo estuviese tocando.
— Claro.
Ambos hombres avanzaron, dándole la espalda a la ceremonia, abandonando el lugar. Solo la madre de Jayce lo atestiguó.
Del otro lado, Jayce estaba ya en el escenario con los brazos alzados recibiendo los aplausos y haciendo notar su triunfo. Ignorando el discurso o lo que sea que estuviese diciendo Heimerdinger.
— Dejaremos que el ganador diga unas palabras — agregó Heimmerdinger finalmente después de unos minutos.
— Quisiera agradecer a mi madre— dijo haciendo contacto visual con su mamá— A mi amigo, Viktor — dijo buscándolo entre la gente, sin éxito de encontrarlo, sintiéndose decepcionado — Mi novia Mel— nuevamente buscó pero sí encontró a Mel y finalmente a su hermana postiza— Y Cait. A mis patrocinadores y a todos los que forman parte importante de mi vida. Sin ustedes no podría haberlo hecho. Este es solo el inicio de lo que será algo más grande que yo y estoy seguro de que sabrán de mi después. ¡Gracias!
Los vitoreos se escuchaban, miradas de envidia desde otros puestos, llanto en otro más, comentarios de felicitación y miradas mezquinas. Luego, se vio la figura de Ambessa Medarda subir al escenario en un entallado traje sastre de color rojo con negro con zapatos de tacón rojos.
— Nos alegra que un joven tan brillante y prometedor haya ganado, sin embargo, no es el único joven prometedor aquí, esta competencia estuvo muy reñida y es por eso por lo que, queremos también en un acto inusual, dar patrocinio al segundo lugar— los cuchicheos no se hicieron esperar— Y ofrecer un puesto a ambos primeros lugares dentro de los laboratorios Medarda.
Anunció la mujer, dejando a todos boquiabiertos.
— Por favor, que suba al escenario Viktor Reveck quien es el ganador del segundo lugar.
Los presentes comenzaron a buscar con la mirada a Viktor. Jayce sin dudarlo hizo lo mismo, estaba más que emocionado, de haberlo tenido a su lado probablemente lo habría cargado o aunque él no quisiera admitirlo: besado.
Sin embargo, no importa cuánto buscaran, el puesto de Viktor estaba vacío. Su invento ya no estaba y no había rastro de Viktor tampoco, como si nunca hubiera estado en la competencia.
Eso desconcertó a Jayce y su expresión cambió a una preocupada. ¿Estaría Viktor molesto con él? No entendía ¿por qué se había ido? Era como si solo se hubiera esfumado en el aire.
De repente, Heimmerdinger intervino nuevamente cuando un alumno le entregó una nota. El hombre se acomodó los lentes y luego dijo:
— Al parecer el participante y su padre tuvieron que retirarse por una emergencia familiar. Pero, le mandaremos sus reconocimientos y premios directo a casa — señaló.
Nuevamente más vitoreos.
— Una verdadera lástima, tenía muchas ganas de estrechar la mano del verdadero primer puesto, fue una competencia en verdad, reñida — comentó por lo bajo la madre de Mel.
Jayce estaba sonriendo, para el público, pero su madre pudo ver a través de él, lo mismo con Mel y Cait. Jayce estaba preocupado. No paraba de ver en dirección al puesto vacío de Viktor. Y frunció el ceño cuando alcanzó a escuchar lo que dijo Ambessa.
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Del otro lado, Viktor estaba sentado en el auto, observando por la ventana, el silencio inmediato se instauró en el auto de los Reveck.
— Muchas felicidades, Viktor —repitió su padre.
— ¿Por qué? No gané — dijo ahora que estaba en privado. Se sentía en mayor confianza de poder expresar su decepción.
— En realidad, ganaste — le reveló.
— ¿Qué? No bromees así — pidió el un poco molesto — Jayce ganó.
— Ciertamente, el chico Talis dio una competencia muy reñida. Sin embargo, no fue el ganador. Si te dieron el segundo puesto es probablemente mi culpa y la de Ambessa Medarda.
— ¿Qué?
— Heimerdinger y ella pensaron que no se vería bien que el hijo de uno de los jueces ganara el primer puesto. Así que le cedieron el puesto a Jayce. Le ganaste por un punto en realidad — dijo con su usual voz suave.
— ¿Jayce sabe eso?
— Se supone que no — dijo él— Lo que me lleva a algo que quería tocar contigo.
— ¿Y qué es?
— Ambessa Medarda piensa que no lo noté. Pero mi edad me ha dado en abundancia la experiencia y paciencia suficientes para darme una idea de lo que tiene en mente.
Viktor aguardó en silencio, observando a su padre, esperando pacientemente a que le explicara. Ese hombre era amable, un padre dulce, pero como científico, que es lo que era la mayor parte del tiempo, era calculador y mesurado. Siempre confiaba en el juicio de su padre en cuanto a lo científico refería, como un colega sabio. Pero sabía que en ese mismo lado lo llevaba a mostrar ocasionalmente un lado desalmado que difícilmente veía en las personas. Se preguntaba si él poseía un lado así.
— Es más, una estrategia empresarial para hacerse de los mejores científicos para sus negocios. Nombró ganador al que era más fácil que le "robaran" debido a sus contactos, eso le haría tener control sobre las acciones de su hija.
— Jayce… — lo nombró de inmediato.
— Siguiendo ese plan, le sería fácil hacerse de quien ella consideró el mejor científico, poniéndolo en una situación por demás desesperada lo cual, le haría aceptar cualquier trato.
— Supongo que ese soy yo.
— Así es. Ella quiere jugar con tu mente — dijo él— Sabe que soy tu padre, y asume que al igual que su hija, tu buscaras oponerte a mi y demostrar que me equivoco en algo. Pero ella está confundiendo independencia con rebeldía, así como confunde la audacia con la temeridad.
— No me conoce — negó Viktor con la cabeza.
— Pero yo a ti sí. Por eso es que quería advertirte algo, Viktor.
El muchacho escuchó con atención, su padre si bien, no era el hombre más cariñoso, sabía cuándo intervenir en su vida para apoyarlo.
— Ella quiere desarrollar de manera más silenciosa proyectos que quiere que se queden en discretos y para ello necesita un rostro que no robe tanta atención, pero cuyo cerebro sea tan brillante, que pueda con el puesto.
El castaño suspiró.
— Sus muchas empresas producen fármacos y tecnología médica. Y aunque es bajo otro nombre, también armamento, según escuché — dijo Viktor pensativo.
— Así es. Solo ten cuidado, Viktor. Recuerda lo que hablamos.
Viktor asintió con la cabeza.
— Buen chico — dijo desordenándole un poco el cabello.
El muchacho sonrió ante el gesto y luego agregó.
— Me sacaste de ahí para decirme esto ¿no podía esperar esto para la casa?
— Te saqué de ahí porque noté que te querías ir y porque no está mal actuar como un padre de vez en cuando y llevar a mis hijos a cenar.
Viktor sonrió y frunció un poco el ceño con curiosidad.
— ¿Cómo sabías que me quería ir?
— Durante la competencia, cuando volteaste a verme, estabas inquieto, sobándote el cuello y ensortijándote el cabello. Sueles hacer eso cuando estas tenso pensando algo a profundidad, pero desde niño, cuando hacías eso y me veías a los ojos era porque querías irte.
Eso sorprendió a Viktor, pese a lo que cualquiera pudiera pensar, su padre sí le prestaba atención después de todo.
— ¿Lo sabías?
— Es algo que haces desde pequeño y tu hermana también. Claro que lo sabía.
-o-o-o-o-o-o-o-o-o-
Cuando todos se retiraron, Jayce estaba recogiendo su invento y las cosas de su puesto con el ceño y los labios fruncidos en una evidente mueca de desagrado y desanimo.
— ¿Listo para que celebremos? — preguntó Ximena, notando el mal humor de su hijo, pese haber ganado.
— Sí, vamos —dijo tratando de aparentar normalidad.
— ¿Estás bien, m'hijo?
— Sí, estoy bien.
La mujer le sonrió y le acarició debajo del labio.
— Siempre pones esa carita cuando algo te molesta. ¿Qué te molesta?
Jayce suspiró y bufó con fastidio, no por su madre, sino, porque estaba realmente molesto.
— Es solo que… — quiso decirlo, pero no se atrevió, y en su lugar dijo otra cosa que también lo tenía pensativo y molesto— Viktor y yo quedamos de tomarnos una foto e ir a cenar. Al final, ni se quedó para tomarnos la foto y tuvo que ir a cenar con su papá.
Ximena sonrió.
— Sí, lo vi. Su papá se lo llevó muy rápido, Viktor casi no tuvo oportunidad de réplica — dijo la mujer, tratando de consolar a su hijo, imaginando que Jayce estaría preocupado de que Viktor se enojara por haber perdido— ¿Su papá es estricto?
— No lo sé. No suele hablar de él y yo tampoco le pregunto mucho al respecto. Le pedí que me lo presentara, pero cuando iba a hacerlo yo…
La mujer lo observó enternecida, sabía que lo que completaba esa frase era "no estuve ahí". Comenzaron a caminar para pedir un taxi y llevar todo eso a casa, de ahí irían a cenar. Después de pensarlo, Ximena le dijo:
— Él no nos acompañará hoy, pero podrías invitarlo mañana.
— Ya lo hice — dijo con mejor ánimo y una sonrisa enternecida y de triunfo— Dijo que sí.
Ximena lo notó de inmediato. Esa no era la sonrisa de "veré a mis amigos mañana", esa era la sonrisa de cuando "invitas a alguien a una cita y dijo que sí".
— ¿Ves? Todo debe estar bien — insistió ella.
Pero el rostro de Jayce volvió a ensombrecerse.
— Le pregunté antes de que supiéramos quién ganó — suspiró— ¿Realmente estará todo bien? Estaba tan concentrado en ganar, que en no consideré el significado real, no consideré qué uno de los dos perdería. ¿Qué tal si no está bien? ¿Qué tal si está molesto conmigo? ¿Qué tal si está triste? ¿Y si no quiere estar conmigo después de esto?
— ¿Tu sientes que no? — inquirió su madre de forma más reflexiva.
— No estoy seguro — admitió terminando de guardar lo último— Viktor es muy apasionado con lo que le gusta, pero suele ser callado con todo lo demás. En parte, es algo que me gusta de él, pero a veces… solo a veces… — se vio imposibilitado de completar la frase.
— ¿Quieres preguntarle?
El moreno asintió. Finalmente, un taxi se paró frente a ellos y subieron. Después de darle las indicaciones al taxista, la mujer continuó la conversación.
— Podría ser bueno que aclararas las cosas con él — dijo Ximena con una sonrisa cálida — Él también parecía preocupado cuando te fuiste.
— ¿Qué? ¿Por qué?
Ximena optó por no mencionar lo sucedido con Mel, eso era algo que Mel debía arreglar con Jayce. Sin embargo, esto otro, era algo que Jayce debía saber.
— Él no dijo nada, pero, lo noté buscándote cuando fue su presentación. Probablemente él esperaba que estuvieras presente.
Eso le cayó como una pedrada a Jayce. Sabía que su madre se lo estaba mencionando por su propio bien, pero sí le afectó un poco el saberlo.
— Dijo que su padre no estaría en calidad de familia. Probablemente nadie más vino a verlo excepto por ese otro chico rubio que le llevó flores, pero no se quedó con él — dijo la mujer, tratando de leer la expresión de Jayce al decírselo.
— Salo, sí…él a veces… le lleva flores — dijo casi en un gruñido.
— ¿Te molesta que ese muchacho le lleve flores? — le preguntó su mamá.
— No me molesta ¿por qué me molestaría? — dijo nervioso, seguido de eso, de repente comenzó a quejarse — Tengo frío. ¿No tienes frío? — le preguntó a su mamá, quien negó con la cabeza— Disculpe — le dijo al taxista— ¿Podría subirle a la temperatura del AC?
El taxista suspiró con fastidio, pero asintió.
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En la mejor mesa de un restaurante, Viktor se encontraba en una agradable cena familiar, hablando con su hermana y su padre, intercambiando ideas. Por supuesto, siendo los Reveck, solo podían debatir sobre la visión de cada uno sobre cómo mejorarse algo, en este caso: el sistema médico. Y evidentemente eran una familia que a menudo se veían involucrados con situaciones de hospital, sin embargo, la personalidad de cada uno les hacía tener diferentes puntos de vista.
— Si el sistema de atención tuviera mejores códigos, las personas podrían recibir la atención necesaria más rápido y los peores escenarios podrían prevenirse— dijo Oriana, enfocándose en el sistema para volverlo más humanitario.
— Más bien, si la tecnología fuera más avanzada y el sistema educativo fuera más amable con el aprendizaje, podría evolucionar la especialización de los médicos de manera que los errores humanos y las negligencias disminuirían un 85% — comentó Viktor enfocándose en la mejora y evolución de personal médico para erradicar los errores humanos.
— Considero que, si los médicos se centraran también en hacer mejores avances farmacológicos, podría mejorarse la respuesta de los pacientes a través del fortalecimiento de su propio sistema inmunológico — comentó Corin enfocándose en la alteración y mejora del cuerpo del paciente.
Cualquiera que los escuchara, pensarían que es una conversación curiosa para tener en una cena familiar, pero no para ellos. Si no hablaban de este tipo de temáticas, no sabían como conversar entre ellos. Todos tenían puntos de vista similares, pero visiblemente diferentes.
De repente, Viktor notó a alguien conocido entrando al restaurante.
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Después de un camino silencioso, finalmente llegaron, dejaron las cosas y volvieron a salir para cenar. En el camino, la charla ya se había reanudado entre ambos, y su madre aprovechó para preguntar algo:
— ¿No invitarás a Mel? — preguntó su mamá.
— N-no, ella y yo iremos a comer mañana— mintió.
— ¿No tenías mañana tu salida con Viktor?
— Yo…con Viktor iré en la noche — dijo con una sonrisa— Lo veré en la noche — repitió, como si el simple hecho de decirlo, lo tranquilizara.
— Realmente te hace feliz hablar con él ¿verdad? — dijo la mujer sin mala intención.
— L-lo normal— respondió nervioso, pero luego más tranquilo, como cada que pensaba en lo agradable que era estar con él, agregó— Es bueno tener con quien hablar sin que me vean extraño o que no entienda lo que digo — dijo con una mirada dulzona.
— M'hijo — quiso ella volver a sacar un tema que la tenía intranquila desde hace algunos años— ¿Estás seguro de que Viktor no es pariente de la expareja de tu primo?
Ese tema otra vez. Jayce se sintió de inmediato atacado.
— No lo sé. Lo dudo — dijo esta vez, tratando de permanecer calmado— ¿Por?
— Es que insisto que se parecen. Sus caras, su complexión, ambos son muy inteligentes.
— ¡No se parecen y no quiero que se lo presentes a nadie! — dijo exasperado.
— No lo digo ya por eso, aquella vez que me dijiste que no, desistí — dijo pensativa y un poco afectada de que Jayce se alterara.
Jayce se quedó viéndola, tratando de resolver lo que quería decir e intentando calmarse. No le gustaba hablarle mal a su madre, si bien, no le había gritado, sí habló en un tono bastante cortante.
Un silencio incómodo se gestó.
— Lo siento, mamá, no quise…
— Jayce — lo interrumpió ella— ¿Por qué te enojas cada vez que menciono a tu primo? ¿Estás molesto con él?
— Yo… — fue como si le hubieran metido un calcetin en la boca, sus palabras simplemente se atoraban en su garganta y no salían más que ruidos inentendibles hasta, que finalmente, logró "destrabarse" y dijo— Yo no estoy molesto con él, es él quien está molesto conmigo — dijo agitado.
— ¿Qué sucedió, m'hijito?
Jayce suspiró, no estaba seguro de querer responder. Entonces, vio algo o más bien, a alguien que robó su atención.
Chapter 19: Post competencia
Notes:
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Chapter Text
Post competencia.
Sin poder evitarlo, se acercó a su objetivo, pero fue recibido por una mirada hostil que claramente decía "no te me acerques", sus interiores se estremecieron ante tal expresión y fue ahí cuando se dio cuenta que su madre tenía razón: se parecía.
Tal parecido y el semblante hicieron que Jayce se quedara pasmado en el acto, simplemente no podía moverse aun estando a un par de metros de él, frente a frente. Y entonces, se escuchó la voz de Ximena detrás de Jayce.
— M'hijo, ¿cómo estás? Hace mucho que no te veía.
Pronto, la mirada del hombre que fácilmente le llevaba 10 años más de edad a Jayce se dulcificó.
— ¿Señora Ximena? Muy bien, ¿cómo ha estado usted?
Luego, estuvo a punto de preguntar por Jayce, entonces, su expresión cambió de nuevo cuando vio a Jayce: primero hostil, luego confusión, pasó a sorpresa y finalmente volvió a dulcificarse.
— ¡Jayce! ¡cuanto has crecido! — dijo acercándose ahora él— Recuerdo cuando eras más pequeño que yo — dijo claramente viéndolo hacia arriba.
— S-sí, me di varios estirones desde la última vez que te vi… — dijo aun nervioso, pero, sin querer acercándose de más.
— Te pareces mucho a tu primo — dijo como tratando de disculparse por la mirada tan dura que le había dado.
— ¿Siguen enojados? — preguntó Ximena, quien también había visto su mirada.
— Más que enojados, es un…desacuerdo — corrigió, tratando de no hablar mal del primo de Jayce con sus familiares— Pero todavía no se resuelve.
— ¿Pero lo resolverán? — esta vez fue Jayce quien preguntó, parecía angustiado.
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Más tarde, era de noche, alrededor de la 1 am. Viktor estaba aún despierto, con los pies hacia arriba recostado en su cama, el día había sido agotador para él. Toda una montaña rusa de emociones: prepararse para la competencia, la amabilidad de Ximena, el beso de Jayce, la mirada mezquina de Mel, el acoso de la madre de Mel, la ausencia de Jayce, el haber perdido la competencia, la amabilidad de su padre, haber visto a su hermana fuera del hospital y…esa persona que vio en el restaurante.
Suspiró.
Esa persona se parecía mucho a Jayce. Por un momento se confundió e incluso se quedó viéndolo para ver si era oportuno acercarse, pero cuando lo vio mejor notó que tenía como diez años más y que además le dirigió una mirada de enojo muy inesperada.
De repente, el timbre de su puerta sonó y con pereza se levantó, sintiendo toda la sangre caer como plomo caliente a sus pies, tomó su bastón para poder sostenerse mejor. Dio algunos pasos cansados casi arrastrando los pies, pero fue tan veloz como pudo, no quería que fuera quien fuera despertara a su hermana. Era inusual que Orianna tuviera días fuera del hospital y cuando así era, tanto Viktor como Corin, buscaban hacer su estadía agradable.
Nuevamente el timbre sonó, esta vez un par de veces, parecía que fuera quien fuera se estaba impacientando, lo que hizo que Viktor intentara ir más rápido, acercándose a la puerta.
— ¿Viktor? ¿Quién es? — la voz de Oriana detrás de él llamó su atención.
Viktor suspiró derrotado. No había podido evitar que su hermana se despertara. A veces se desesperaba con sus piernas. Pero también pensó que podía caminar considerablemente mejor que antes y que su postura también había mejorado, por lo que debía quejarse tanto, pero simplemente, en ocasiones como esas, no podía evitarlo. Sentir las limitaciones de su cuerpo era frustrante.
— No lo sé, apenas voy a ver— respondió con suavidad— Ve a dormir, Orianna, yo me encargo.
— Pero es tarde… — dijo ella preocupada.
— Descuida, no es bueno para ti no descansar.
— Para ti tampoco — defendió ella, tratando de quedarse por si su hermano necesitaba algo.
Viktor le sonrió y asintió. Era mejor abrir la puerta para que Oriana regresara a descansar de nuevo.
Se asomó para ver quien era. Su sorpresa fue tal al ver a un inesperado visitante nocturno, que abrió la puerta de inmediato, era demasiado tarde ¿habría pasado algo?
— ¿Jayce? — preguntó arqueando una ceja y con una expresión que denotaba lo extraña que le parecía la situación.
El moreno estaba recargado en la pared de la entrada, Viktor no tardó en notar un aroma fuerte a alcohol proveniente de él. Cuando el moreno se dio cuenta que Viktor le había abierto, se separó de la pared y se tambaleó un poco, tenía una sonrisa boba y una mirada ¿angustiada? Viktor no sabía cómo interpretar su expresión, pero evidentemente, Jayce estaba ebrio.
— ¡Viktor! — dijo abrazándolo de inmediato, apoyando mucho de su peso en él y aferrándose como si temiera que fuera a desaparecer.
— Es la una de la mañana ¿te pasó algo?
— ¿Quién es? ¿Lo conoces? — preguntó Oriana sorprendida de ver a un perfecto extraño abrazar a su hermano de esa manera.
Viktor quiso girarse para responderle, pero no pudo, el agarre de Jayce era demasiado fuerte para estar ebrio.
— Es… — estaba por contestar, cuando por accidente, Jayce pateó la parte de abajo del bastón de Viktor y ambos terminaron cayéndose al suelo.
Oriana dio un pequeño grito por la sorpresa y esperando que Viktor estuviera bien, después de todo, por su espalda y su pierna, sumándole a su delgadez Viktor era considerablemente más frágil que muchas personas.
Más rápido de lo que cualquiera podría anticipar, Corin ya estaba en la puerta, se había colocado inmediatamente frente a Orianna para alejarla de cualquier peligro.
— Ve a tu habitación, Orianna — pidió autoritario, pero con su usual voz suave.
La joven dio algunos pasos hacia atrás, alejándose del peligro, pero no se fue como le dijo su padre, ella quería estar presente por si necesitaban ayuda.
Jayce se disculpó apenas se hizo consciente de que se había caído con Viktor.
— Perdón, no se supone que esto fuera a pasar — dijo arrastrando algunas letras y negando con la cabeza.
— ¿Qué haces aquí así, Jayce? ¿Qué te pasó? — Viktor no estaba seguro si angustiarse o molestarse con él.
— ¿Podrías dejar de aplastar a mi hijo? — dijo Corin bastante molesto, y aunque no gritó, ni hizo algún comentario extra, tanto Viktor como Oriana, reconocían ese tono de voz que pocas veces le escuchaban. Corin era un hombre paciente, pero dejaba de serlo cuando algo ponía en riesgo a sus hijos.
— Jayce Talis, dr. Reveck un gusto — dijo extendiendo la mano, pero sin soltar a Viktor y sin notar el tono enfadado del doctor— Fui ganador de la competencia de hoy.
Corin solo observó su mano, más no la estrechó.
— Sí, lo recuerdo. Lo que no entiendo es ¿qué hace en mi casa a la una de la mañana?
— Yo… ¿está Viktor?
— Jayce… — lo llamó Viktor.
— Aquí estás — dijo de pronto Jayce, como recordando a lo que había ido.
— Viktor, vine a asegurarme de que no estuvieras molesto conmigo.
Tanto Viktor como su padre y hermana se quedaron en silencio un momento, evaluando la situación. Oriana pensó llevarlo al sillón y preparar un poco de café para ver si con eso, se le bajaba el alcohol al inesperado invitado nocturno. Corin se debatía entre echarlo sin más o mínimo, hacerle una pequeña revisión antes de mandarlo a su casa. Por su parte, Viktor pensó en ayudarlo primero que nada a llegar al sillón y avisar a su madre que estaba ahí. Al final, los tres Reveck coincidieron que hacerlo llegar al sillón era el primer paso antes de lo demás.
— ¿Te molestaría levantarte? No creo que mi espalda pueda más con tu peso — dijo cansado.
Jayce asintió varias veces con la cabeza y se paró. Viktor iba a levantarse y Corin se acercó para ayudarlo a hacerlo, pero de un jalón, Jayce levantó a Viktor. Por supuesto, casi se vuelve a caer en el proceso, pero logró mantenerse en pie y volvió a abrazar a Viktor.
— No estás enojado conmigo ¿verdad? —insistió.
— No ¿por qué piensas que sí?
— ¿Porque no te quedaste conmigo?
— …— Viktor calló, no quería decirlo, no quería que su padre o su hermana se sintieran culpables de nada— Yo…lo siento — simplemente se disculpó.
Corin suspiró entendiendo de inmediato la situación. Vio como sincera la preocupación de Jayce y la entendía, eran amigos, habían competido, había un ganador y un perdedor. Por la forma en la que él se había llevado a su hijo del lugar, se dio a entender otra cosa. Y evidentemente, Jayce parecía del tipo complaciente.
Observándolo mejor y analizando la situación, a simple vista parecía una simple intoxicación etílica, así que giró los ojos y señaló el sillón con la cabeza, dándole permiso a Viktor de dejarlo pasar.
— Jayce ¿qué te parece si nos sentamos en el sillón? — pidió Viktor con suavidad.
— Sí, eso me gustaría — dijo Jayce avanzando con Viktor.
El padre de Viktor, sujetó uno de los brazos de Jayce y lo pasó por sus hombros, para ayudarlo a llegar al sillón y quitar algo de su peso de la columna de Viktor que de por sí era bastante frágil.
— Yo lo llevaré Viktor — ordenó con suavidad.
Viktor se hizo a un lado, sin despegarse mucho para evitar posibles protestas de Jayce, quien aceptó la ayuda sin más. Cuando finalmente llegaron al sillón, Jayce casi se desplomó ahí, ni siquiera Corin esperó que Jayce se dejara caer.
Padre e hijo voltearon a verse. Corin suspiró y el muchacho castaño se sentó con Jayce.
— Orianna, ve a tu habitación, no deberías desvelarte — dijo Corin.
— Pero podrían necesitar algo, me iré pronto — pidió ella, queriendo quedarse.
El doctor volvió a suspirar. La naturaleza amable de sus hijos a veces lo preocupaba, en su opinión, su amabilidad rayaba en ingenuidad. Temía que debido a ello salieran heridos de algún modo. Sin embargo, decidió hacer ese pensamiento a un lado y comenzó a revisar de todos modos el estado de Jayce y comprobó que, en efecto, solo estaba ebrio, no traía drogas ni nada más en su sistema aparentemente.
— ¿Cómo dijiste que se llama?
— Jayce — contestó Viktor.
— ¿Sí? — ahora contestó Jayce, pensando que Viktor lo llamaba.
Viktor reprimió una sonrisa.
— Jayce — lo llamó Corin — Necesito que me respondas, ¿tomaste algo diferente al alcohol esta noche?
— ¿Qué? No — dijo Jayce negando con la cabeza, casi ofendido— Yo vine a ver a Viktor — dijo nuevamente, arrastrando palabras.
— Sí, ya lo mencionaste — dijo con paciencia. Luego, el mayor, se puso de pie y anunció — Vuelvo en un momento.
El doctor se internó más en la casa, revisando las habitaciones, dándoles un poco de espacio.
Viktor observó a Jayce, quien terminó por recargar su cabeza en su regazo, estaba muy mareado y simplemente, se refugió en él. Viktor no lo detuvo, ya antes Jayce había hecho eso en el metro, así que, aunque le era un poco vergonzoso que sucediera frente a su familia, supuso, que todos lo justificarían por su embriaguez, sin embargo, si hizo que al menos lo hiciera de manera segura.
— Ponte de lado, Jayce.
El moreno hizo caso y sin decir nada, volteó para quedar recostado sobre su costado, se sentía somnoliento y estaba ya más dormido que despierto, el calor y el aroma de Viktor lo tranquilizaron en el acto.
— ¿Por qué? — preguntó Orianna.
— Por si vomita no vaya a ahogarse — explicó Viktor— Lo cual es muy posible considerando la cantidad de alcohol que parece haber tomado.
Orianna se acercó un poco y se sentó en el apoyabrazos del sillón. Luego, le sonrió a Viktor. Esa situación le recordaba a cuando ella se sentía mal y buscaba consuelo, en momentos en los que su padre no estaba, Viktor solía consolarla, ella se recostaba en su regazo y él, pese a su pierna, la dejaba estar y le leía algún libro o le acariciaba la cabeza.
Su hermano siempre había sido muy amable y de alguna forma, la hizo sentir contenta de ver que ese lado no lo reservaba solo para su familia, sino que, lo mostraba con otras personas. Viktor siempre había sido muy solitario y eso era algo que a su hermana la angustiaba, en especial porque se sentía un poco responsable de ello.
— ¿Es tu amigo? — preguntó Orianna, curiosa, viendo a Viktor.
— Sí, lo veo casi diario en el metro.
— ¿Es el que me habías comentado que era muy inteligente?
— Sí, como él mismo dijo hace rato, él es el que ganó hoy.
— Oh… Entonces, él está preocupado de que estés molesto porque él ganó.
— Viktor será mejor que llevemos a tu amigo a recostarlo — interrumpió su padre reapareciendo y haciendo a Orianna a un lado con suavidad.
— Jayce — lo llamó Viktor en voz baja, meciéndolo un poco para despertarlo.
— ¿Qué?
— Vamos a dormir, Jayce —dijo Viktor — ¿Tu madre sabe que viniste?
— No lo sé — dijo tratando de hacer memoria y levantándose del regazo de Viktor, tallándose el ojo y bostezando.
— ¿Tienes tu teléfono?
Jayce empezó a palparse los bolsillos buscando el teléfono, por fortuna, sí lo traía consigo.
— Aquí está.
— ¿Me lo prestas?
Cuando Jayce le pasó el teléfono, Corin intentó ayudarlo a levantarse, por inercia, Jayce hizo caso y se levantó a como pudo. Entre padre e hijo, lo ayudaron a empezar a caminar.
— Orianna, cierra tu puerta con seguro hoy — ordenó su padre sin derecho a réplica.
Orianna volteó a ver a Viktor buscando su aprobación y esperando no se ofendiera por tratarse de su amigo. Viktor de inmediato asintió. Si bien, era amigo de Jayce, él no lo conocía intoxicado y por lo poco que él conocía, le parecía que Jayce lucía del tipo "mujeriego" ya que, quitando a Dimitri y a él mismo, siempre lo veía con chicas. Aunque, admitía que Jayce lo trataba con una familiaridad inusual, sobre ese punto al menos, no sabía qué pensar de Jayce.
Finalmente, lograron llegar a la habitación de Viktor, donde recostaron al moreno en en la cama. Era muy pesado.
— Mantenlo recostado de lado…— dijo Corin limpiándose algo de sudor de la frente con el dorso de su mano, tratando de recuperar el aliento— Y de preferencia del lado de la orilla. Por si hay algún accidente, te traeré un cubo.
— Sí — dijo Viktor viendo a Jayce prácticamente inconsciente en su cama.
— Y Viktor…
— ¿Sí?
— No le permitas salir de la habitación hoy.
— Descuida. No lo hará. También le enviaré un mensaje a su madre para que no se preocupe.
— Buena idea — felicitó su padre colocando su mano en su hombro, mientras se iba por un cubo y finalmente obligaba a Orianna a encerrarse en su habitación.
Viktor mandó un mensaje desde el teléfono de Jayce, tratando de darle noticias a Ximena, suponiendo que la mujer tal vez estaría en vela esperando a su hijo "Buenas noches, lamento escribir tan tarde, soy Viktor. Jayce llegó a mi casa, pero nos quedamos dormidos y no veo prudente despertarlo para que se vaya a esta hora. Solo quería informar que está bien y está en mi casa"
No pasó ni un minuto antes de recibir una respuesta.
"Gracias a dios está contigo, muchas gracias por avisarme, m'hijo, estaba muy preocupada. Te encargo a mi niño y discúlpame con tu familia"
"No hay problema, buenas noches"
Luego de que Corin le llevara el bote por si Jayce vomitaba, Viktor cerró su puerta y se pasó del otro lado de la cama, para poder dormir. Inevitablemente, Jayce se volteó para quedar frente a él.
— Le avisé a tu madre que estás aquí, pero no le dije que llegaste ebrio.
Viktor lo observó fijamente y le regaló una sonrisa de lado, cosa que fascinó a Jayce.
— Tienes bonitos ojos — dijo en voz baja, lo último que tenía en mente era pensar en su madre. En ese momento, él solo quería estar con Viktor.
El castaño sostuvo su sonrisa. La madre de Jayce también le había hecho ese cumplido. Así que, supuso, podía tomarlo como algo sincero.
— Tienes que dormir, Jayce — dijo Viktor sin contestar su cumplido.
— ¿Te vas a quedar aquí? — dijo confundido pero contento.
— Sí, esta es mi habitación.
— ¿Me puedo quedar a dormir?
Viktor rio con suavidad.
— Sí. No creo que sea buena idea que te vayas — dijo y le dio un leve empujón —Será mejor que te voltees sobre tu otro costado.
— ¿Te incomoda que estemos frente a frente? — dijo mareado, pero bastante más confrontativo que de costumbre.
El castaño meditó la pregunta, aunque sintió que no valdría la pena contestarla por el estado de Jayce, pero aun así lo hizo.
— No — hizo una pequeña pausa y le devolvió la pregunta— ¿Y a ti?
— Nop. ¿Entonces por qué quieres que me voltee? ¿Estás molesto conmigo?
Viktor sonrió y trató de reprimir una risa. Aun ebrio, Jayce era muy perspicaz, pero sumamente emocional, al parecer, realmente le angustiaba que estuviera molesto con él. Decidió jamás mencionarle lo que había sucedido en la competencia y que el ganador realmente había sido él. Desde el inicio no pensaba decírselo, pero esto solo lo convenció aun más de no hacerlo ni por accidente. Él se consideraba a sí mismo sensible, aunque no le gustara admitirlo, pero, Jayce…Jayce parecía serlo aún más.
— Bebiste mucho y podrías broncoaspirarte mientras duermes — explicó.
— Tú me debes una foto y un abrazo — dijo de pronto, su mente solo hilaba e hilaba información que salía de su boca de manera desorganizada, saltando de un tema a otro.
— ¿Disculpa?
— Me debes una foto y un abrazo — repitió— Hoy se supone te tomarías una foto conmigo y deberías haberme abrazado para felicitarme— reclamó.
— ¿Qué te parece si lo hacemos mañana contigo sobrio?
— ¿Y por qué no ahora?
— Porque podrías vomitar en cualquier momento — explicó con calma, tratando de no reírse.
Finalmente, Jayce asintió y le hizo caso. Consideró lo mareado que estaba y le pareció lógico el argumento de Viktor, así que se giró sobre su otro costado, dándole la espalda. El hecho de que Viktor le dijera eso era porque se preocupaba por él y si se preocupaba implicaba que no lo odiaba ¿verdad? Su estado intoxicado le hacía llevar las cosas a extremos.
Viktor puso una almohada entre sus piernas para darle soporte a su pierna débil y pegó su frente a la espalda de Jayce, esperando con eso, funcionar como barricada humana para evitar que se volteara durante la noche.
Ese gesto, calmó a Jayce y entonces, giró un poco su cabeza, lo suficiente para ver, y con su mano buscó la de Viktor. El castaño arqueó una ceja, cuando sintió la mano de Jayce tomar la suya. Luego, Jayce pasó el brazo de Viktor por encima suyo, haciendo que Viktor lo abrazara.
— Así — dijo Jayce instruyéndolo antes de cerrar los ojos para finalmente dormirse.
Viktor bufó avergonzado, era consciente de la posición en la que estaban y lo que eso parecía. Pero prefirió ya no discutir, ya lo hablarían en la mañana y vería lo que probablemente sería la expresión avergonzada de Jayce.
Durante la noche, Jayce abrió los ojos, vio el brazo rodeándolo y sintió el cuerpo de otra persona detrás de él. Al inicio se empanicó porque no sabía cómo había llegado ni con quién estaba. Luego, vio la mano lánguida que lo rodeaba, esos dedos se le hicieron familiares. Volteó a su alrededor para observar mejor, no reconoció la habitación, pero, entonces vio algo que lo tranquilizó: el pañuelo que le había dado a Viktor para la gala, uno impregnado con su colonia estaba en la mesa de noche. Eso solo significaba una cosa: estaba en casa de Viktor y seguramente, a quien sentía en su espalda, era al castaño. Le pareció extraño que Viktor estuviera abrazándolo para dormir, pero no le desagradaba para nada, más bien, justo lo opuesto. Sintió que su alma volvía a su cuerpo y se dejó dormir de nuevo.
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A la mañana siguiente, ambos iban en silencio en el metro. Viktor observaba por la ventana y Jayce de tanto en tanto observaba a Viktor con algo de vergüenza, mientras su mente se hundía en los hechos de la mañana:
Cuando Jayce despertó, recordó que estaba en casa de Viktor, así que se incorporó buscándolo con la mirada, pero no lo encontró. Se medio peinó con los dedos y finalmente salió de la cama y la habitación, esperando encontrar a Viktor.
Saliendo al corredor, comprobó que, efectivamente, era casa de Viktor. Ya antes, el castaño le había dicho que prácticamente vivía solo, pues su padre solo iba a dormir y su hermana no solía estar la mayor parte del tiempo, así que paseó con confianza. Escuchó agua cayendo, así que se imaginó que tal vez el dr. Reveck aun no partía a la universidad, sería una buena oportunidad para presentarse con él.
Caminó descalzo por el corredor hasta llegar a la cocina, vio a Viktor de espaldas, bueno, solo vio parte de su cuerpo porque su cabeza estaba tapada por la nevera, estaba probablemente buscando algo para que desayunaran.
Jayce observó el cuerpo delgado, solo en un tanktop y unas bermudas holgadas, tuvo tentación de como siempre, apretarle los costados para hacerle cosquillas. Adoraba la risa de Viktor seguida de su mirada intensa. Aunque estaba consciente que tenía que ofrecerle una disculpa pues ni él mismo sabía cómo había llegado hasta ahí, así que seguramente Viktor se hizo cargo de él durante la noche.
Finalmente, Jayce colocó sus manos a los costados de Viktor y apretó su cintura con los dedos. Pronto se arrepintió:
Un grito agudo y aterrorizado, junto a un salto de una chica desconocida.
— ¡Tú no eres Viktor! — rectificó Jayce en voz alta.
Seguido, una jeringa amenazando adentrarse en su yugular.
— No te muevas — dijo el doctor, con lentitud y suavidad contrastantes con la paciencia que no tenía. El grito de su hija lo había hecho moverse como un rayo.
Jayce pasó saliva.
Levantó las manos viendo a una chica desconocida y a quien parecía ser el dr. Reveck con una mirada molesta empuñando la jeringa que le amenazaba. Poco después, llegó Viktor muy apurado, semidesnudo, totalmente mojado cubriéndose apenas la cadera con una toalla.
Jayce se sonrojó al verlo y luego simplemente no supo a donde mirar, sostuvo su mirada en algún punto del techo.
Cuando Viktor escuchó el grito de su hermana, pasaron muchas cosas por su cabeza, pero lo primero era llegar tan rápido como pudiera. Él no podía correr y estando mojado corría el riesgo de resbalarse, así que se movió tan rápido como pudo, frustrado por como su cuerpo lo retenía. Pero al llegar y ver la escena, ni él mismo supo que decir por nadie: estaba su hermana en bermudas asustada en la cocina, estaba Jayce recién levantado y desconcertado con una jeringa amenazando su yugular; y su padre, básicamente a punto de tal vez matar a Jayce.
Viktor suspiró, extendió su mano frente a él, por un momento antes de regresarla a la toalla, mientras se apoyaba con la otra. Hizo lo único que pensó era relativamente buena idea en ese momento.
— Orianna, él es Jayce. Jayce, mi hermana, Orianna.
— Hola — dijo ella, aun perpleja. Realmente no había esperado que alguien le toqueteara la cintura.
— Mucho gusto — dijo él viéndola a los ojos y de paso tratando de ver por qué no la distinguió de Viktor si claramente ella era una chica rubia y de ojos azules, aunque viendo su cuerpo, era tan delgada como Viktor y eran casi de la misma estatura. ¡Claro! Ella estaba de espaldas y no vio ni su cabello ni su cara.
Pero cuando notó la mirada reprobatoria del doctor Reveck por ver a su hija, devolvió la mirada al techo.
— Papá él es mi amigo Jayce y el ganador de la competencia de ayer, Jayce él es mi padre, el dr. Corin Reveck.
— M-mucho gusto señ…doctor — se corrigió, aun con las manos arriba.
— Sí, ya nos habíamos visto ayer cuando llegaste ebrio abrazando a mi hijo — dijo Corin con voz tranquila, guardando finalmente la jeringa. No era una acusación, era un hecho.
Al escuchar eso, Jayce casi sintió que perdió el aire, bajó las manos con lentitud, incrédulo de la situación. ¡Qué vergonzoso! Había esperado tanto por conocer al padre de Viktor y la forma en que iba a recordarlo no era por sus inventos o su intelecto, sino por aparecer ebrio en su casa acosando a sus hijos. Su rostro se coloreó profundamente.
— Jayce…Jayce — lo llamó Viktor, tuvo que tomar su mano para sacarlo de su estupor.
Jayce subió la mirada por el torso desnudo y húmedo de Viktor, de todas formas, no perdió oportunidad de buscar el afamado tatuaje que le había comentado Dimitri ayer. Pero su mirada finalmente llegó al rostro de Viktor, viendo sus increíbles ojos dorados.
— Jayce— volvió a llamarlo — Voy a terminar de bañarme, espérame — pidió.
El moreno lo vio y le sonrió, asintió con la cabeza, esperando que Viktor lo sacara de ahí.
— Puedes esperar aquí o en mi habitación si quieres. ¿Qué prefieres?
— Tú habitación — se apuró a pedir, se sentía muy avergonzado como para confrontar al padre y la hermana de Viktor solo.
— Vamos — dijo jalándolo de la mano para sacarlo de ahí.
— Yo…lo siento mucho — se disculpó Jayce sin poder subir la mirada para ver al doctor y a Orianna; manteniendo su mirada en la espalda baja de Viktor, viendo una traviesa gota bajar por su cicatriz y perderse al llegar al borde de la toalla.
— No hay problema, solo me sorprendí — dijo Orianna, tratando de calmar la situación. Después de todo, sabía que su padre y su hermano se asustaron porque ella había gritado. Algo muy inusual en el hogar de los Reveck— Lamento haber gritado así…
Se disculpó ella, notando como Jayce observaba el cuerpo de su hermano, como si buscara algo. Trató de reprimir una risa, sabía que eso podría molestar a su padre y no quería ocasionar problemas a su hermano y su amigo.
— Desayunemos juntos — anunció Corin a su hija, para cuidarla, eso solo sacó una sonrisa de la joven.
Cuando Viktor llegó a su habitación, entró con Jayce, lo hizo sentarse en su cama y se sentó con él por un momento, para saber si estaba bien.
— Viktor, lamento mucho esto — se disculpó muy avergonzado— Pero, gracias por sacarme de ahí.
— No te preocupes, cuando salga hablaremos para explicarte que pasó al menos desde que llegaste. No sé qué te haya pasado antes de llegar.
Jayce asintió, luego volteó a ver a Viktor y vio su cabello húmedo y de repente, se sintió hiperconsciente del hecho de que estaba sentado en la cama de Viktor con Viktor a su lado, desnudo, apenas cubriéndose con una toalla.
— D-debes tener frío, deberías terminar de alistarte — dijo aun sonrojado.
Viktor asintió y se puso de pie.
— Vuelvo en unos minutos, puedes ver lo que quieras, hay libros, video juegos, instrumentos — permitió, saliendo finalmente de su habitación.
Jayce volvió al presente, en el vagón, con Viktor para volver a disculparse.
— Lamento mucho lo que pasó.
— Está bien — dijo él con tranquilidad— Lamento que mi papá te haya amenazado con una jeringa.
— Supongo que ¿lo merecía?
— ¿Lo merecías? ¿Pues qué le hiciste a mi hermana? — probó Viktor para molestarlo.
Jayce se asustó y avergonzó, no quería que Viktor pensara mal.
— No, no, no me malentiendas. No le hice nada. Solo la vi de espaldas, estaba agachada y… T-tu y ella tienen la misma complexión, pensé que eras tú y bueno, ya sabes que a veces juego contigo — dijo moviendo sus dedos, simulando el movimiento de cuando le hacía cosquillas— Así y pensé en saludarte…
— Tranquilo, Jayce, le pregunté a mi hermana cuando terminé de bañarme, antes de volver a la habitación contigo, sé que no le hiciste nada. Ella también se sintió apenada contigo por hacer que mi papá te amenazara con una jeringa.
— Viktor…yo…lamento todo.
— Descuida, está bien, ya pasó.
— ¿Aun…? — hizo una pausa, no sabiendo si era buena idea preguntar o no — ¿Aún iremos a cenar esta noche?
El castaño sonrió y asintió.
— Sí, cuenta con ello, cenaremos juntos y nos tomaremos la foto que querías.
Jayce sonrió, estaba sinceramente contento, a pesar de la vergüenza.
— Quizá mientras cenamos, me cuentes qué te pasó — sugirió Viktor.
El moreno se sintió preocupado de inmediato ¿debía decir la verdad?
Notes:
holiii people!
Sorry!! Me tardé francamente porque me puse a jugar al Stellar Blade XD me tomó un rato pero ya lo terminé y vuelvo a las andadas! pronto tendremos más de este platillo de cocina lenta, con algunos entremeces para que no se queden con hambre ;3
Gracias por leer y muchas gracias a quienes comentan!! Me animan mucho a seguir! :D
Chapter 20: Post competencia lado J
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Post competencia lado J
Suspiró de nuevo.
No se sentía de humor para hablar de lo que lo llevó a embriagarse tanto. Entre aquel encuentro inesperado, los recuerdos de su infancia que muchas veces no lo dejaban en paz y todo lo sucedido en la gala y la competencia. Era demasiado. Debía decidir si se lo diría en la cena o no.
Faltaban aun un par de estaciones antes de que Jayce tuviera que bajarse, no pudo evitarlo y apoyó su cabeza en el hombro de Viktor. El castaño volteó levemente, pero no hizo más, lo dejó estar. Sentía que últimamente Jayce se había vuelto un poco más… "táctil" con él. No le molestaba, sin embargo, le evocaba cierta curiosidad, aunque por alguna razón desconocida para él, temía preguntar y eso sí que era inusual, él no era del tipo que temiera hacer preguntas. En su lugar preguntó algo diferente:
— ¿Llamaste a tu mamá? — inquirió, tratando de distraerse a sí mismo y de llamar la atención de Jayce.
De alguna forma, el silencio que los envolvía en esta ocasión era diferente, era un silencio un poco incomodo y eso no solía ocurrirles. En general, podían estar en silencio en compañía del otro y era algo que a ambos les gustaba, pero esto era diferente. Extraño.
— Sí, le avisé que me iría desde tu casa a la escuela.
— ¿No te importa ir con la ropa que fuiste ayer? — preguntó observándolo.
Después de todo, Jayce aun llevaba puesta la ropa del día anterior y gracias a la competencia todos lo habían visto en su escuela, consideró lo vanidoso que era Jayce, así que quiso preguntarle.
— Nah, tengo un cambio que dejé en mi casillero por si lo necesitaba.
— Qué previsor — se burló Viktor.
— Siempre tengo planes de reserva, así que puedes estar seguro conmigo ante cualquier cosa— comentó Jayce, sin él mismo saber por qué le dijo eso.
Luego suspiró de nuevo. ¿Por qué siempre decía y hacía cosas extrañas estando con Viktor?
— Es bueno saberlo — dijo Viktor siguiéndole el juego — Implica que puedo bajar la guardia contigo.
Por supuesto, Viktor no hablaba en serio y no porque no confiara en Jayce, más bien solo le seguía el juego. Obviamente, él ignoraba lo que sus palabras habían hecho en el corazón de Jayce, el cual no dejaba de palpitar con fuerza.
— Es una lástima que la competencia haya terminado— se animó a decir el moreno.
— ¿Por? En lo personal me alegra tener una presentación menos en público por delante — comentó el de ojos dorados.
— Porque ya no hay motivos para que estés en mi escuela — dijo como si nada— Extrañaré tenerte ahí conmigo.
Viktor dio una sonrisa muy leve, las palabras de Jayce sonaban bonitas. Aunque le dejaban una sensación extraña, nunca nadie le había dicho algo así.
— No es como que esté vetado de tu escuela ¿o sí? — bromeó Viktor — También podría ir a algún congreso que organicen ahí, Heimerdinger podría necesitar que lo cubra de nuevo, o…
— O podrías venir a verme — completó Jayce, recordando algo — Pronto será una competencia de halterofilia — dijo levantando su cabeza para quitar su peso del hombro de Viktor y voltear a verlo esperanzado —¿Vendrías?
— ¿Cuándo es?
— En un mes más.
— Será después del recital, así que creo que sí estaré libre — dijo.
Jayce sonrió. Era cierto, Viktor le había dicho que tendría un recital en dos semanas y le decepcionaba un poco que no lo hubiera invitado aún, así que decidió tomar de nuevo la situación en sus manos.
— ¿Puedo ir a verte? — se adelantó, quería pasar cualquier oportunidad con Viktor.
El castaño sabía que a Jayce le gustaba escucharlo tocar, pero, debido a que no se quedó a verlo cuando se presentó en la competencia y que más bien, parecía estar evitando pasar tiempo con él ese día, no lo había invitado. Aunque si lo pensaba, tampoco tenía pruebas de que el día anterior Jayce lo estuviera evitando. De cualquier modo, le pareció extraño que pidiera ser invitado a su recital considerando su ausencia.
— ¿Quieres ir? — inquirió con una mueca de desconcierto de la que ni siquiera fue consciente que hubiera sido bueno esconder.
— Por supuesto, somos amigos, ¿por qué te parece raro? — preguntó desconcertado.
Viktor se dio cuenta entonces de su propia expresión y prefirió negarlo todo.
— No, por nada. Yo… — hizo una pausa rápida y vio por la ventana— Creo que ya sigue tu parada — dijo él al notar que estaban llegando a la estación de Jayce.
Jayce le dio esa mirada de cachorro apaleado que a veces ponía. En el fondo, supo por qué Viktor había puesto esa cara y por qué el súbito cambio de tema. Su madre se lo señaló ese mismo día de la competencia, todo se debía a: su ausencia. Pero no tuvo el valor suficiente para disculparse por eso, no todavía. Aunque sabía que debía hacerlo, debía disculparse por desaparecer, por haberlo evitado, por no haberlo apoyado. Después de todo, Viktor no sabía nada de lo que estaba pasando con él, ni de sus conflictos internos, nada. No tenía idea de cómo estaría viendo Viktor las cosas. Suspiró con una sonrisa nerviosa y la misma mirada de cachorro. Entonces, trató de probar:
— ¿Tomo eso como un "sí, Jayce, me encantaría que fueras"?
El castaño asintió con la cabeza, pero moviéndola también de un lado al otro como restándole importancia a la situación. Ambos sabían de qué NO estaban hablando, aunque debieran hacerlo.
— En la noche espero mi boleto o lo que sea que deba tener para ir — dijo.
Cuando el tren se detuvo, colocó su mano en la cabeza de Viktor y lo empujó hacia él para depositar un beso en su sien sobre algunos castaños mechones de cabello. Nuevamente, no se pensó el acto. Para Jayce, despedirse de su familia, su pareja y algunos amigos cercanos con un beso era algo bastante normal, pero sí que comprendía como eso podía ser percibido por personas fuera de su familia. Sin embargo, como actuó impulsado por la comodidad que Viktor el evocaba, no se lo pensó en el momento.
— Te veo en la tarde para cenar.
Luego, se paró y bajó del vagón, dejando a un sumamente perplejo Viktor.
El castaño siguió a Jayce con la mirada, seguía sin caber de su asombro. ¿Qué había sido eso? Era la segunda vez que Jayce lo besaba así ¿sería algo más de Jayce a lo que tendría que acostumbrarse? ¿Debía hablarlo con él? ¿Debía simplemente dejarlo pasar?
Por su parte, Jayce al bajar volvió a percatarse de lo que hizo, los colores se le subieron a la cara. ¡¿Por qué simplemente no podía comportarse como siempre cuando estaba con Viktor?! Luego pensó "este es mi como siempre" más bien, ¿por qué no podía comportarse con Viktor como lo hacía con los demás? Caminó cansinamente a la escuela, listo para enfrentar su día.
-o-o-o-o-o-o-o-o-o-
Cuando Viktor llegó a su escuela, aun llevaba un leve rubor en sus mejillas. No tardó en notar que ya la mayor parte de los adornos habían desaparecido y solo restaba la normalidad asimétrica de la UAZ.
Sabía que no tenía que pasar por sus cosas, pues seguramente su padre las llevaría a casa en la noche, así que fue directo a su aula, aun pensando en Jayce… Era la tercera vez que lo besaba y la segunda vez que era voluntariamente. La primera no la tomó en cuenta porque fue parte de un juego. La segunda ni siquiera tuvo tiempo de pensarla pues estaban en plena competencia y él estaba siendo observado por Ximena…pero esta tercera, fue diferente.
No fue por un juego, o con Jayce acercándose a darle un beso igual que recién hizo con su madre. En esta ocasión, solo estaban los dos en el vagón. Ese gesto no era necesario ni una costumbre entre ellos. Además, Jayce lo había jalado.
¿Debía tomarlo en serio? Es decir, Jayce tenía una novia y aunque se veía que era cariñoso con sus amigas, hasta el momento, no lo había visto ser tan cariñoso con amigos hombres. O al menos, no le había tocado verlo.
Se reprendió mentalmente y negó con la cabeza mientras fruncía los labios.
¡Claro que no debía tomar nada de eso en serio! ¡Él tenía una novia!
Seguro era Jayce siendo Jayce. Así que debía dejar de hacerse ideas extrañas. Seguro que todo tenía un significado totalmente diferente.
Suspiró.
Era…una verdadera lástima. Justo cuando sentía que había logrado encontrar algo apasionante y hacer una conexión con alguien.
— ¿Una conexión? — murmuró para sí mismo— Tonterías.
Después de todo, incluso si tenía una "conexión" con Jayce, eso no significaba que los besos tuvieran que formar parte de ella o que esta tuviera que acabar solo porque lo besó en la sien dos veces.
— No significa nada — murmuró para sí mismo.
— Viktor ¿A dónde fuiste antes de la premiación? — lo abordó Sky de repente, interrumpiendo sus pensamientos y haciéndole tener un sobresalto.
La morena observó detenidamente a Viktor ¿en qué estaría pensando como para que estuviera ruborizado y exaltado? Ella amaba a Viktor y lo veía constantemente incluso en la distancia, así que no le fue difícil notar el cambio en su color de piel.
— Fui con mi padre a cenar — explicó Viktor — ¿Por?
— ¡Es que, ni siquiera te quedaste al anuncio que hicieron! — ella le sujetó de las manos— ¡Dijeron que el primer y el segundo lugar recibirían patrocinio, Viktor! ¡Felicidades!
La dama aprovechó su sorpresa para abrazarlo.
Viktor no se emocionó. Ya su padre le había informado de ello y también le había recomendado llevar con cuidado ese "premio".
— ¿No estás contento? — preguntó Sky sintiendo la falta de emoción del de ojos dorados.
— No, yo…solo estoy conmocionado — explicó con una pequeña mentira.
-o-o-o-o-o-o-o-o-o-
Para Jayce fue diferente, fue recibido con silbidos y vitoreos, comentarios como:
"Bien hecho, Talis"
"Trajiste honor a la UAP"
"Y luego a ganar la competencia de halterofilia"
"No se podía esperar menos de ti"
"Bien hecho, le quitaste el trofeo a ese chico"
"Mejor te hubieran puesto a ti a darnos clase que al segundo lugar"
Cada comentario, aunque satisfacían su ego, de algún modo, lo hicieron sentir insatisfecho a nivel personal. Pero, por cada diez comentarios buenos, había algunos otros cuchicheos de quienes probablemente notaron algo extraño:
"Pobre de aquel chico, quizá el que nos diera clase fue la forma de Heimmerdinger desabotearlo"
"Al final, la UAP no debe perder contra la UAZ"
Esos comentarios le hicieron mucho peso. ¿Por qué? Pues porque él mismo sabía que no había ganado y no hizo nada para remediarlo. Dejo que sucediera la ceremonia, dejo que Viktor sacara el 2ndo lugar, dejó que su escuela que contaba con alumnos cuyos padres hacían constantes donaciones, robara el patrocinio y apoyo a otra escuela que, aunque tenía alumnos excelentes, no contaba con la infraestructura para dar apoyo total a sus proyectos, una escuela con las mentes más brillantes pero que se desperdiciaban con la carencia.
— ¿Y la cara larga? — preguntó Dimitri.
Jayce notó algo en su rostro, quizá él estaba molesto por haber perdido.
— No dormí bien anoche — dijo.
— No me sorprende, bebiste hasta no poder más y antes de que pudiera detenerte te fuiste
— ¿Qué?
— ¿A dónde fuiste?
— ¿Estuve contigo anoche?
— Más o menos, creo que de verdad bebiste demasiado, Jayce.
— ¿Cómo que más o menos? ¿Tú sabes qué hice anoche?
— Solo una parte — dijo Dimitri confundido, arqueando una ceja — ¿Tu no?
— No, yo…desperté con Viktor…
— Espera ¡¿qué?!
Por la forma en la que Jayce lo había dicho, definitivamente, se había dejado un mensaje totalmente diferente del que pretendía.
— No supe ni como llegué, Viktor me dijo que llegué muy ebrio a su casa y el resto, no lo sé, solo sé que desperté con él en la mañana.
Dimitri tenía la boca abierta, definitivamente, eso se salía de sus cálculos. Entonces, finalmente ¿Jayce y Viktor…?
— ¿Y quién de los dos… "recibió" al otro? — dijo tratando de no reírse ante la inapropiada pregunta.
— Acabo de decirlo, Viktor, Viktor me recibió en su casa.
Jayce estaba tan ensimismado en su situación que realmente, no pensó y no editó lo que había dicho, mucho menos como había sonado. Simplemente decía las cosas como llegaban a su mente que estaba bastante ocupada ya.
Dimitri rio.
— Entiendo — dijo asintiendo con la cabeza— ¿Y tienes alguna duda, hijo mío?
Dijo tratando de continuar con el chiste sobre ser su padre. La mirada indignada de Jayce le indicó que era momento de callarse.
— Bien, Jayce — dijo intentando ponerse serio— Te sugeriría que no fueras diciendo eso a todo el mundo, me refiero, V es una persona muy hermética con su vida privada, así que…
— Lo sé — dijo pensativo y luego pegó: — Vamos a salir esta noche a celebrar lo de ayer.
Dimitri trato de nuevo de no reír.
— Oh, van a salir. Finalmente tendrán su… "cena" van a celebrar aquello…
— Hablas raro — dijo Jayce sin entender la forma en la que se expresaba.
— A veces. Escucha, Jayce, creo que sería bueno que antes de hacer cualquier cosa con V, acomodaras tus asuntos…
— ¿De qué hablas?
— Sí, tu sabes, las cosas con Mel, el muchacho con el que te vi anoche. Sería bueno. Escucha, V es una persona sensible, es un buen amigo y aunque a veces lo fastidio, lo respeto. Tú y yo también somos amigos, pero V es más…delicado con ciertas cosas, tiene…. — hizo una pausa, buscando las palabras correctas— "Poca experiencia social". Sé bueno con él.
— Espera ¿de qué hablas? ¿con qué muchacho me viste?
— No sé como se llama, de hecho, se parecía mucho a V. Así que, en serio, arregla tus cosas.
Dicho esto, Dimitri se alejó. Eso solo dejó a Jayce confundido. Lo que él recordaba era a sí mismo, cenando con su mamá, se encontró con la expareja de su primo y luego hablaron un poco. Recordaba que lo que hablaron lo perturbó. Cuando terminó de cenar con su mamá la llevó a casa y luego volvió a salir porque justamente, quería beber… y luego, nada hasta la mañana, hasta haber despertado en casa de Viktor.
-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-
Más tarde, a medio día, Jayce se encontró en un restaurante comiendo con Mel, no estaba conversando, ni prestada atención siquiera. Más bien, era una comida silenciosa en la que el sonido del golpeteo de los cubiertos contra la porcelana reinaba.
Incluso el sabor de la comida, aunque se presumía deliciosa, en sus paladares era plano y sin vida.
La tensión había reinado entre ellos desde el inicio. Para empezar, Jayce había olvidado que iba a verse con Mel y eso la molestó. Luego, cuando llegaron Jayce le preguntó a Mel si ella había tenido que ver con el hecho de que él ganara. Por supuesto, Mel lo negó, y era cierto, ella no había solicitado nada de su madre, pero en cuanto Jayce le dijo lo que le escuchó decir a Ambessa, Mel se quedó pensativa y avergonzada. De ahí en adelante todo había sido tensión entre ellos.
Por un lado, Mel se sentía acusada y le sorprendía que Jayce desconfiara de ella de esa forma sobre algo de lo que no estaba ni enterada. Pero también, lo entendía, todo era cosa de su madre, llevaba tiempo queriendo mejorar ciertas áreas de sus negocios. No soportaba la idea de que su madre usara también a Jayce como un peón.
Sin embargo, fuera de toda su tormenta mental, Mel pensaba, o más bien, ambos, Mel y Jayce, pensaban en cuál era el enojo real de Jayce y llegaron a la conclusión que eran dos cosas: no haber ganado por sí mismo y lo que más lo molestaba: que, por ello, afectó a Viktor.
Todo era tan tenso que ni los meseros querían acercarse a su mesa. Estaba la sensación de que cualquiera que se acercara detonaría una bomba.
Mucho tiempo después, iban ya casi terminando su comida cuando Mel se animó a preguntar seria:
— Por cierto ¿En dónde estuviste anoche?
La voz de Mel irrumpió en la mesa, pues era algo nuevo que alguno de los dos hablara en esa silenciosa velada.
— ¿Qué? — preguntó Jayce confundido ¿sería esa la forma de contraatacar de Mel?
— ¿En dónde estuviste?
— ¿Por qué me preguntas eso? — inquirió Jayce, sintiéndose a la defensiva.
— Tú mamá me mandó un mensaje a la media noche, preguntando por ti— explicó ella.
Jayce se sintió aun más atacado ¿qué acaso era un niño como para tener que dar explicaciones? Suspiró. En el fondo sabía que no le molestaba eso y mucho menos notificar a su madre. Más bien, lo que le molestaba era el tener que explicar sobre algo tan privado. Y más aun ¡ni él mismo tenía todas las piezas de todo lo que había pasado anoche! ¡¿cómo se supone que fuera a explicarlo?!
— Estaba con Viktor — decidió decir Jayce.
Mel solo quería respuestas, no tenía que ser la respuesta completa. Además, no quería tener que explicarle a Mel su "antes" no quería decírselo en realidad a nadie. Lo poco que recordaba lo avergonzaba y el resto simplemente no lo recordaba. No quería lidiar con eso. No por ahora.
Sin embargo, ese comentario sencillo y escueto, más ese tono defensivo, hizo que Mel pensara algo diferente. Sus ojos se abrieron en demasía y sus cejas se arquearon.
— ¿Dormiste con Viktor?
— Sí, estuve en su casa hasta esta mañana — dijo él, sin notar cómo sonaba eso— Pasé mucha vergüenza con su padre y su hermana que de repente me encontraron ahí, pero bueno, al menos ya me conocen.
— Yo… —Mel estaba perpleja— No conocía este lado tuyo.
Para Mel, la forma en que Jayce se estaba expresando era muy nueva, parecía que ya no le importaba el haber estado íntimamente con Viktor. Por un lado, se alegró por él, pero por otro, se sintió tensa, sabía lo que eso significaría dentro de poco para ella. Además, que lo dijera con tal soltura y hasta de manera sinvergüenza, la dejó seriamente impactada.
— Ni yo — contestó Jayce, pensando en que llegar ebrio a casa de alguien no era algo que frecuentara— Siempre termino comportándome diferente con él, es casi como si no pudiera controlarme, como si mi cerebro se fuera de paseo y simplemente actuara por impulso.
— Y… ¿Viktor está bien? — no pudo evitar ella preguntar cuando escuchó él "no pudiera controlarme"
Es decir, ella solía tener relaciones con Jayce y sabía lo… grande que era. Incluso ella no toleraba si Jayce era rudo, así que, en su mente, veía difícil que Viktor, considerando su complexión, pudiera resistir a un Jayce "emocionado".
— Sí, su padre no lo regañó por meterme a la casa, si eso quieres saber.
— Ah…no yo… sí — Mel no sabía que decir y era cierto, no debía preguntar por cómo les fue en la intimidad a esos dos, pero no podía evitar querer saber un poco, después de todo, con lo reacio que Jayce había estado el día anterior, era sorprendente el repentino cambio — Qué bueno…
Dijo al fin, pero no agregó más. Simplemente no era apropiado preguntar. Además, estando en una relación abierta, no tenía derecho a réplica. Lo respetaría.
-o-o-o-o-o-o-o-o-o-
Finalmente, esa tarde, era hora para Jayce y Viktor de cenar. Cuando era hora de la salida, Jayce iba caminando a la estación, aun pensando en todo, lo que había vivido desde la gala. Pero principalmente, en Viktor, pensando en lo que sucedió en la mañana, en su cuerpo desnudo sentado a su lado, pensando en su "tatuaje" que no pudo ver y en lo cómo Viktor parecía no haberle importado que lo besara en la mañana ¿sería correcto pensar que Viktor estaba de acuerdo en despedirse así? Es decir, recordaba que Viktor lo abrazó dormido, quizá, Viktor no veía mal ese tipo de muestras de afecto, quizá eran bienvenidas.
Tan pronto abordó el vagón, encontró al susodicho ahí. Una sonrisa surcó el rostro de ambos.
— Te ves bien — dijo el castaño al ver la ropa por la que se había cambiado— Veo que no era mentira eso de que tenías un cambio.
— ¿Creíste que mentía? — dijo acomodándose a su lado.
— Creí que solo buscabas una excusa para salir de mi casa y no volver a la tuya.
— Ja-ja qué gracioso. No, como puedes ver sí era real. Aunque no te equivocas con lo de salir de tu casa y no volver a la mía.
Ambos rieron.
— ¿Y a dónde quieres ir? — preguntó Viktor. Él no había planeado nada. Eso se lo había dejado a Jayce.
— En la estación que está entre tu parada y la mía debe haber algo, podemos ir por ahí para que nos quede en un punto intermedio a ambos— dijo sentándose realmente cerca, dando un empujoncito a Viktor con su hombro y comenzando a jugar con la mano de Viktor, como siempre hacía.
Viktor sonrió y asintió.
— Claro. De hecho, sí, ahí hay muchos restaurantes.
— ¿Y tú como sabes? Creí que no eras del tipo que salía mucho.
— Ahí donde me ves, de vez en cuando salgo.
Por supuesto, no era una verdad, pero tampoco era una mentira. Esa estación estaba cercana al hospital donde él y Orianna solían atenderse, por eso conocía el área.
Aunque obviamente, Jayce no sabía esa parte, y eso lo molesto.
— Déjame adivinar, ahí vas cuando sales con Salo— dijo rodando los ojos.
— ¿Qué? — Viktor se extrañó por el comentario — No, no suelo salir con él. En general no nos llamaría amigos.
— ¿No?
— No ¿qué tienes tú con Salo? — preguntó extrañado.
— Nada, solo…creí que sí — dijo encogiéndose de hombros— Después de todo fuiste con él a la gala… — comentó molesto, ese sí era un reclamo, aunque intentaba que no lo pareciera.
— Porque era mi patrocinador — explicó — Y básicamente tú y tu novia me forzaron a ir con alguien. Aunque igual no creo que haya servido de mucho, no gané.
Ese ultimo comentario, hizo que Jayce se sintiera atacado.
— Quizá si te hubieras quedado, aunque sea para tomarnos la foto, tal vez habrías escuchado que también iban a patrocinarte a ti.
La mirada de Viktor, siempre intensa parecía molesta, básicamente lo fulminaba. Después de todo, además de haber pasado por una serie de situaciones incomodas, fue Jayce el primero en irse durante la competencia, fue el primero en "no estar", fue quien le pidió ir acompañado ¡¿por qué le reclamaba ahora?! En su momento no estaba molesto, pero desde la noche que se sentía irritable.
Jayce también lo veía con severidad, él había esperado poder estar con Viktor esos últimos dos días y ese derecho le había sido negado por el mismo Viktor. Eso lo ponía inseguro, eso le hacía rabiar. Por alguna razón, el que Viktor anduviera por ahí sin decirle nada, sin considerarlo en sus planes lo molestaba y entristecía, era como si no significara nada para él.
Ambos suspiraron.
Parecía ser que los temas que tenían pendientes de hablar estaban amontonándose y exigiendo su turno.
— Yo…lo siento…creo que desde la gala que solo me he estado equivocando contigo. Mucha presión— explicó Jayce.
Eso hizo sentir a Viktor un poco culpable.
— Ni lo menciones. Creo que ambos hemos estado bajo mucha presión últimamente.
Jayce sonrió.
Viktor era realmente un muchacho amable y dulce, ese lado suyo lo encantaba. Aunque sus temperamentos sobre ciertos temas estaban chocando, le agradaba el grado de civilidad con la que Viktor manejaba las cosas. Además, en este punto, era evidente que Viktor no estaba molesto con él, al menos no en un punto de separarse. Eso lo tranquilizó.
Tuvo de nuevo ese impulso de colocar su mano detrás de la cabeza de Viktor y jalarlo de nuevo hacia sí para depositar otro beso en su sien. Pero a diferencia de las ocasiones pasadas, se contuvo.
Cuando llegaron a la estación se bajaron aun en silencio, pasearon por las calles y eligieron un bonito restaurante, sencillo pero que tenía comida deliciosa. El lugar ideal para que pudieran divertirse y charlar.
Tomaron asiento y en cuanto les trajeron la comida, se sintieron más relajados. Antes de notarlo, estaban comiendo, charlando y bebiendo como usualmente lo harían. La tensión se había ido de momento, aunque el palpitar de sus corazones era tan persistente que ambos comenzaban a cuestionarlo.
— Al fin una comida no incomoda el día de hoy — dijo Jayce con una sonrisa.
— ¿No incomoda?
— Sí, tú sabes, después del numerito que hice en tu casa, me dio pena en el desayuno. En la tarde estuve con Mel y hablamos de muchas cosas. Fue incomodo. Creí que ganar haría que todo fuera más agradable y en cambio, no he dejado de tener problemas desde ayer.
Viktor lo escuchó y asintió, ciertamente, parecía que no paraban los problemas para él desde que ganó.
Jayce hizo una pausa larga, y se animó a volver a hablar.
— Supongo que te debo una explicación por lo de la mañana— dijo Jayce aun sin decidirse a contarle todo, pero al menos, le dejaría ver un poco de lo que él sabía.
Después de todo, Viktor ya le había contado cómo había llegado a su casa y Jayce estaba consciente de como eso había afectado a Viktor y su familia. De ser él, él querría una explicación.
— Te escucho — dijo Viktor haciéndole una señal al mesero para que les trajera un par de copas.
— Después de que te fuiste— inició— Fui a cenar con mi mamá como estaba planeado. Yo ya estaba nervioso porque cuando no te vi entre la multitud esa tarde, pensé que estabas molesto conmigo.
— No estaba molesto— rebatió con un tono suave.
— Sí— rio— Ahora lo sé, pero… en ese momento no y estaba realmente tenso. Y mientras pensaba en que debía hablar contigo hoy, en el restaurante al que fui, me encontré con alguien que hacía mucho no veía.
Eso pareció llamar la atención de Viktor. Ni él ni Jayce hablaban usualmente del pasado de ninguno, por lo general solo hablaban de sus intereses y el presente. El pasado o el futuro eran temas del otro al que eran muy ajenos aún.
— Esa persona era la pareja de mi primo hace tiempo. Es una persona muy amable, siempre fue amable conmigo cuando era un niño. Pero tuvieron una situación cuando yo era un niño, un… — suspiró y mintió— Un malentendido. Y bueno, es fecha que no pueden verse ni en pintura.
— ¿El malentendido entre tu primo y su expareja hizo que te embriagaras a ese punto? ¿Por qué? — preguntó Viktor sin terminar de entender por qué eso lo habría perturbado ¿cómo eso se relacionaba?
Jayce soltó una leve risa nerviosa que no pasó de ser percibida por Viktor, quién, finalmente, decidió apoyarlo a cómo podía, incluso si no tenía contexto de toda la situación.
— Jayce lo que sea que haya pasado, es algo entre ellos.
Viktor se sorprendió a sí mismo de decir eso, cuando él mismo había tenido un problema similar justo antes. En cierto modo se sintió un poco hipócrita por fingirse sabelotodo en relaciones sociales, cuando la respuesta a su problema recién se la había dado justamente Ximena.
— Yo… no, no es…es que… no entiendes— suspiró— Ese malentendido fue en parte mi culpa — explicó— Y me hizo pensar muchas cosas, ¿qué tal si me equivoco así contigo? ¿qué tal si genero un malentendido tan tonto y grande que haga que no quieras hablar más conmigo?
No quiso especificar más, aunque había aun más por decir. Ni tampoco podía explicar el resto. No solo porque no quería, sino porque tampoco podía. Tomó la mano de Viktor sin pensar y comenzó a pasear su pulgar con movimientos circulares en el dorso de la mano de Viktor.
Se hizo un silencio entre ellos.
Un suspiro de Viktor, mientras la misma caricia en su mano continuaba, a lo que el castaño de mirada intensa le devolvió el apretón de mano.
— En primera, sobre el malentendido, no fue tu culpa. Le tocaba a tu primo y su ex el resolverlo, no a ti. Después de todo, eran mayores, ¿cómo un niño va a ser culpable, Jayce?
Esas palabras sencillas llegaron a lo profundo del corazón de Jayce "no fue tu culpa". Por primera vez, sintió como si un nudo en su corazón comenzara a aflojarse, se sintió un poco salvado. Aun no caía ese nudo por completo, pero de alguna forma, respirar fue más fácil. Sintió que quizá, podría atreverse a quitar por completo ese nudo.
— Y en segunda, a diferencia de ellos que eran pareja, tú y yo somos amigos — señaló Viktor, dándole una sonrisa alentadora que lastimó a ambos sin querer— Nosotros podemos resolver las cosas diferente.
No estuvo seguro del por qué, pero, eso le cayó como un balde de agua fría a Jayce. Aunque era algo obvio y era cierto ¿por qué dolía tanto?
Notes:
Sorry por la tardanza, estuve participando en la Latino JayVik week!
Btw, soy humana, people :'v y mis escritos también son procedentes de mi cabeza... I promise!
Chapter 21: Post competencia lado V
Chapter Text
Post competencia.
— Claro, es cierto. Me estoy preocupando por nada — dijo Jayce sonriéndole.
Con esas dos declaraciones, una de cada uno, ambos sintieron como si les hubieran desgarrado algo por dentro, pero lograron aparentar bien. Debían hacerlo.
— Sé que debió ser duro para ti sentirte culpable de algo que no tenías porque— esta vez, fue Viktor quien apretó su mano— Pero debes dejar que resuelvan sus problemas.
Jayce suspiró.
Viktor tenía razón en todo. No eran pareja, no tenían que terminar como su primo y su ex, ya que eran personas diferentes y la naturaleza de su relación no era la misma. Pero, el problema también radicaba en que Viktor desconocía todo el contexto bajo el que se dio aquella situación y el motivo de su culpabilidad.
Suspiró.
Pero se sentía demasiado avergonzado para hablarlo en ese momento. Incluso así, aunque estaba seguro de que Viktor no se equivocaba, no podía dejar de sentirse mal, porque él sabía que sí había sido la causa.
Respecto al comentario que le estrujó el corazón, una parte de él, pese al dolor, sintió alivio. Si la idea que tenía Viktor sobre ambos era justamente que eran amigos, eso solo significaba que, los demás intentando imponerles sus ideas sobre qué cosas podían hacer y a partir de cuales no podían hacerse entre amigos era algo que no debía dejar que lo molestara. Solo él y Viktor sabían lo que tenían y como llevaban su amistad.
Considerando todo lo que pasó antes… quizá era la forma de Viktor de decirle que los abrazos y besos en la mejilla o en la sien estaban bien, dentro de "los límites" de la amistad. Eso significaba que las palabras de Mel y Dimitri, o las de Caitlyn y Vi… ninguna de esas opiniones era importantes si se trataba de definir las cosas entre él y Viktor. Para Viktor eso no cruzaba ninguna línea e incluso si lo hacía, para Mel no era un problema.
Nada tenía que cambiar… él no era… diferente. Sus gustos no eran diferentes. No tenía nada que justificar ante nadie. Volvió a acariciar el dorso de la mano de Viktor con su pulgar, un poco más animado.
— Gracias, Viktor — dijo finalmente— Por cierto, ¿te puedo preguntar algo?
— Técnicamente ya lo estás haciendo, y si es sobre querer salir con mi hermana, de una vez te digo que no estaría cómodo con ello.
Viktor lo observó tranquilamente, sus palabras eran muy duales, perecían una broma, pero al mismo tiempo en serio, cosa que llevó a Jayce a querer asegurarse, había picado su curiosidad. Además ¿por qué Viktor pensaría algo así?
— ¿Hablas en serio?
El castaño asintió y eso extrañó a Jayce. Es decir, Jayce no estaba interesado en su hermana, pero no esperaba una respuesta así de Viktor.
— ¿Por?
— No me mal entiendas. Creo que sería problemático si salieras con ella y se pelearan.
No era mentira, pero no era toda la verdad. Más bien, Viktor no soportaría la idea de que Jayce saliera con alguien tan cercano a él…no podría y no terminaba de definir por qué. Pero desde la gala que sentía cosas extrañas, como algo rompiéndose por dentro.
— Entiendo — dijo Jayce con una semi sonrisa. Para él, las palabras de Viktor significaba que Viktor no querría tener que elegir y dejar de verlo, pues obviamente debería elegir a su hermana.
Oh, negación, oh, racionalización.
— Además, tú tienes novia — completó Viktor— No quisiera que mi hermana estuviera con alguien que no la ve como "su única".
Jayce rio incómodo, pero asintió.
— Bueno para aclarar, no iba a preguntarte eso.
— ¿No?
— No. Pero me dejas pensando— suspiró de nuevo— Hace tiempo que pienso en mi relación con Mel — dijo jugando con el borde de su copa, delineándolo con su dedo índice.
— ¿De qué hablas?
— Sí, bueno… últimamente he tenido…no lo sé…dudas— dijo tallándose la frente con su mano.
Viktor recordó en hace unos pocos días, viendo a Mel besarse con su "amiguita" y creyó entender el dilema de Jayce.
— Para serte franco, me sorprende que aceptes eso — dijo pensando en que lo que vio, había sido una infidelidad.
— A mí también — respondió, sin recordar que no le había aclarado aun a Viktor que estaba en una relación abierta con Mel— Cuando ella me habló al respecto como si nada, no sabía que pensar, pero, aunque acepté, no estoy seguro ahora de si hice lo correcto.
— ¿Y qué harás?
— Aun no lo sé… yo…quiero mucho a Mel, pero…hay cosas a las que no he logrado acostumbrarme.
— No se supone que lo hagas — dijo Viktor casi de inmediato, pensando en lo injusto que era— Deberías pensar en ti en ese punto. Se supone las personas se juntan para ser felices ¿no?
Jayce se sorprendió. Ese pensamiento era muy tierno, por supuesto, quizá no aplicable al cien por ciento en el mundo real, pero, a él también le gustaba pensar de esa manera.
El moreno suspiró.
— Ya no quiero hablar de eso, mucha tensión.
Viktor asintió, nuevamente, no lo presionó.
— ¿De qué preferirías hablar?
— No lo sé.
— En lo que se te ocurre algo, toma — dijo extendiéndole el boleto del recital junto a otro boleto más.
El rostro de Jayce se iluminó.
— Es el boleto para tu recital.
— Sí, te traje uno extra por si quieres llevar a alguien.
— ¿Qué no te pone nervioso el público? Sería peor si llevo más gente ¿no?
Viktor rio por lo bajo.
— Sí, pero, creí que no querrías ir solo — señaló Viktor— Y de todos modos van a ir muchas otras personas.
— Voy para estar contigo, no voy a estar solo — dijo Jayce bebiendo de su copa.
Ambos se sonrieron. Viktor se sintió extraño, esa respuesta, le hizo sentir algo muy cálido por dentro.
— Gracias — dijo con una mirada que Jayce no supo interpretar más que, el hecho de que fuera parecía significar mucho para Viktor.
Definitivamente, no se permitiría a sí mismo faltar ese día, no podía no debía, no lo decepcionaría de nuevo dejándolo solo en un momento importante.
— ¿Irá tu familia ese día? — preguntó Jayce.
— No, papá estará con Orianna en el hospital — dijo Viktor ahora siendo él quien bebiera de su copa.
Fue entonces que a Jayce le cayó un poco más el peso de no haber estado con él en la competencia. Comenzó a recriminarse a sí mismo. Cuando no estaba con él, Viktor pasaba la mayor parte del tiempo solo.
— ¿Puedo hacerte la pregunta que te iba a hacer hace rato?
— Adelante.
— ¿No te gustaría ir a nadar mañana? — dijo con una mirada intensa y una sonrisa que mostraba todos sus dientes.
— ¿Nadar?
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Al día siguiente, ambos se encontraban de nueva cuenta en el vagón, más juntos que otros días. Era como si la cena de anoche lejos de aclarar la línea entre ambos, la hubiera difuminado más. Jayce no terminó realmente de contarle toda la situación a Viktor y Viktor tampoco insistió.
¿Qué sucedía? Ni ellos podían definirlo del todo. Era como si esa declaración de ser amigos les hubiera lastimado tanto, al grado de querer "sobrecompensar" eso que NO eran y que, sin saberlo, deseaban ser. Además, el miedo a hacer preguntas se había apoderado de ambos, así que dejaron el tema hasta ahí.
Jayce nuevamente iba con su cabeza en el regazo de Viktor.
— ¿Puedo ir a tu casa hoy? — preguntó jugueteando con la mano de Viktor.
— ¿Seguro que quieres ir? — picó Viktor en un ligero tono burlón, sin quitar su mano.
El moreno simulaba hacer el "Wixi wixi araña" con la mano de Viktor y la suya, mientras el castaño le seguía el juego.
— Creo que debería disculparme con tu papá y tu hermana.
El castaño rio.
— Puedes venir, pero si vas por eso, lamento decirte que mi papá llegará tarde hoy y Orianna no está, no creo que te sea útil ir hoy.
— ¿Estarás solo de nuevo?
— La mayor parte del tiempo es así — señaló Viktor quitado de la pena.
— ¿No es muy pronto? Por lo que me dijiste, apenas y llevaban dos días ahí contigo.
— No suelen quedarse mucho cuando van.
— Con mayor razón debería ir…o tu venir a mi casa. No me gusta que estés tanto tiempo solo — objetó Jayce.
— Estoy acostumbrado — comentó con una muy leve curvatura en sus labios— No tienes de qué preocuparte.
Jayce suspiró.
— ¿Qué pasa?
— Nada… — se quejó Jayce.
Viktor arqueó una ceja, pero continuó escuchándolo, sabía que, si se mantenía en silencio, Jayce continuaría.
— Solo que… siento que tengo muchas cosas en qué pensar.
Y no mentía. Lo que hizo la madre de Mel, su situación con Viktor, su recién encuentro con la expareja de su primo, su siguiente competencia…todo. Incluso aun no terminaba de procesar todo lo que había pasado en la gala. Pero en ese momento, le preocupaba Viktor. Es decir, Jayce solía estar solo porque quería y tenía sus momentos para socializar ocasionalmente, aunque fuera con una o dos personas a la vez, pero él elegía. Sin embargo, Viktor era diferente, él parecía estar solo más porque no tenía opción de estar acompañado que porque quisiera.
Ambos bajaron en la estación de Viktor, después de todo, habían acordado ir a nadar juntos. Más intentos de Jayce por pasar tiempo con Viktor y en cuanto a la elección de la actividad, era más porque quería ver su tatuaje.
Por parte de Viktor, disfrutaba de la compañía de Jayce y quería consolarlo pues no lucía de buen animo, aunque era Viktor quien realmente estaba desanimado luego de haber perdido la competencia. No obstante, se sentía un poco mejor concentrándose en Jayce. También, trataba de comprender qué estaba pasando con él, no era normal que alguien se emborrachara así hasta perder la consciencia.
Además, también quería comprenderse a sí mismo. No era común para él hacerse preguntas extrañas sobre el comportamiento de los demás, no solía ser un tema en el que él pensara mucho. Jayce realmente era como una llamarada explosiva que estaba trastornando su vida y calentaba su corazón.
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Cuando llegaron, fueron directamente a los vestidores, Jayce se cambió rápido. Usó un traje de baño ceñido de color rojo, de talle bajo que le llegaba por encima de la mitad del muslo dejando ver su cuerpo atlético y trabajado. Siempre le había gustado lucirse, pero ese día en específico, quería hacerlo más.
Estuvo tentado a abrir antes la cortina para asomarse y ver a Viktor. Tenía tanta curiosidad, quería encontrar su tatuaje, saber qué era y en dónde lo tenía. Pero, pese a la gran curiosidad que sentía, decidió comportarse y esperarlo. Ya le preguntaría después si es que no estaba en un sitio visible.
Al momento en que Viktor salió, lo hizo con un traje de baño también ceñido, tipo jammer, le llegaba por encima de la rodilla y al ser de color negro con azul lo hacía ver más pálido. Observar el traje de Viktor hizo sentir a Jayce un poco decepcionado, aun había bastante de Viktor que no alcanzaba a ver, pero no se rindió. De camino a la piscina, buscó el tatuaje con la mirada, tomándose su tiempo en inspeccionar su piel. Pero no lo encontró.
Al llegar, sacó un tubo de bloqueador solar y comenzó a untárselo en el rostro, en brazos, piernas y torso.
— ¿Viktor, te molesto? — dijo pasándole el tubo para que le untara un poco de crema en la espalda.
Viktor tomó el contenedor y se echó un poco en las manos para después, comenzar a extenderlo por la amplia y muscular espalda de Jayce. Su piel era suave pero sus músculos se sentían tensos y fuertes bajo sus dedos que extendían la crema por toda el área. Por un momento, Viktor se hizo consciente del cuerpo de Jayce.
Era un cuerpo muy bien tonificado, que evidentemente atraía miradas gracias a su expuesta línea de adonis, sus bíceps y pectorales bien formados. Podía sentir los ojos de otras personas posadas en ellos, principalmente en el cuerpo escultural de Jayce. Se sintió apenado, así que se apuró en extender la crema.
Sus dedos viajaron con una suavidad y fluidez que le permitía la crema, pero su viscosidad le dificultaba extenderla uniformemente, así que con sus pulgares iba haciéndolo repetidamente.
— Ya que estás en eso, deshaz esa bola que tengo en el omoplato — medio bromeó Jayce— La tengo ahí desde que tu papá me amenazó con una jeringa.
Desde su perspectiva, las manos de Viktor eran delgadas y alargadas, se sentían bien para encontrar puntos difíciles de alcanzar.
Viktor bufó y aunque negó con la cabeza, igual le hizo caso. Presionó y masajeó con sus dedos entre los omoplatos de Jayce para deshacer esa bola de tensión que tenía.
Un sonido suave y gutural de dolor y alivio se atoró en la boca de Jayce, pues su garganta lo emitió, pero no se permitió abrir la boca para que saliera con sonoridad, solo se percibía el vestigio ahogado de ese sonido.
— Sí, ahí — felicitó Jayce— Gracias…
Viktor sonrió, pero no le contestó. Aunque sí se sintió azorado por la situación. Continuó extendiendo el bloqueador y se echó un poco más en las manos para proseguir a su espalda media, donde delineó con sus dedos algunos músculos tensos, sin detenerse demasiado en ellos.
Para Jayce, eso se sintió como el cielo, las manos de Viktor se amoldaban a sus músculos de tal forma que liberaba tensión con solo esas atenciones. Viktor fue bajando sus manos, aunque sentía bastante vergüenza, pues el traje de baño de Jayce era de talle bajo así que llegaba justo al límite de la espalda, poco antes de que perdiera su nombre. Viktor sentía su cara roja, pero trató de no darle importancia, así que siguió descendiendo sus manos hasta llegar al borde del traje de baño de Jayce.
Tan pronto lo hizo se detuvo y con el poco sobrante que tenía en las manos, se lo extendió por su cara, aprovechando para disimular lo roja que tenía la cara, tallándosela.
Jayce se volteó a verlo en cuanto dejó de sentir sus manos, y lo vio tallarse el rostro:
— No te pongas solo en la cara — dijo Jayce, quitándole el tubo de las manos y apretándolo para sacar más crema — Tienes que ponértelo en todo el cuerpo para que no te quemes.
Dijo extendiendo la crema en sus manos.
— No suelo quemarme porque suelo nadar en la techada.
— Sí, pero hoy estaba ocupada, así que tienes que cuidar tu piel. Estás tan blanco que pareces del tipo que se pone como camarón.
Viktor rio y bajó el rostro, intentando ocultar su vergüenza. Esa situación se sentía extraña, pese a que, en su opinión, debería ser algo ordinario.
— No me pongo como "camarón" pero sí me quemo con facilidad — dijo aceptando ponerse el bloqueador, extendiendo la mano para que Jayce se lo entregara de nuevo.
Y aunque Jayce le entregó el tubo de bloqueador, también comenzó a ponérselo en los brazos, extendiéndolo con cuidado, acariciando la suave piel, apreciando todas las marcas de belleza que había ahí.
Las manos de Jayce eran muy acolchadas y cálidas. Y eran tan grandes que con una sola mano podía rodear toda la circunferencia de su brazo y antebrazo. El castaño se sintió extraño al permitirle a Jayce cuidarlo así.
Viktor apretó un poco el frasco y comenzó a ponerse un poco de crema en el pecho, tratando de adelantarse a Jayce, cuando sintió que subía sus manos por su hombro. Jayce volvió a arrebatarle el frasco y tomó otro poco de su contenido para embetunar el otro brazo de Viktor.
El castaño paseó sus manos por su abdomen, extendiendo más de aquel liquido viscoso en su torso, tratando de no suspirar y de no sonrojarse. Volvió a quitarle a Jayce el frasco para tomar un poco de líquido, pero Jayce se adelantó y puso la mano, esperando a que Viktor apretara el tubo.
Cuando lo hizo, Jayce extendió el líquido en sus manos e iba a pasar a las piernas de Viktor, pero, el castaño se adelantó.
— Yo me encargo — dijo incómodo.
Jayce asintió y lo vio desde la perspectiva que Viktor tenía una de sus piernas mal, así que no se lo tomó a pecho y se posicionó detrás de él para comenzar a untarle el bloqueador en la espalda.
Las manos acolchadas de Jayce iniciaron en los hombros de Viktor y comenzaron a extender el líquido por sus hombros y cuello. El cuello de Viktor era delgado y en sus manos era tan suave.
Ambos sin darse cuenta dejaron de respirar por un momento, ese contacto había sido demasiado, pero no se detenían. Volvieron a respirar cuando Jayce pasó a la espalda alta de Viktor.
Sus manos eran tan grandes que con facilidad podían extender el bloqueador. Mientras estaba en eso, Jayce observó la piel de Viktor, buscando mas vestigios del tatuaje y observando su cicatriz con detenimiento.
Jayce continuó con su tarea, acariciando y extendiendo el bloqueador por la blanca y delgada espalda de Viktor, deslizando sus manos hacia abajo y delineando su figura, en la espalda y sus costados, disfrutando el tacto. Desde perspectiva de un tercero, la tensión sexual era densa y Jayce parecía estar casi encima de él.
Para el moreno, hacer eso era fascinante, era como tener un felino asocial y feral permitiéndole tocarlo, permitiéndose ser mimoso con su amo. Agitó su cabeza negativamente por un momento, reprendiéndose por pensar algo así.
Cuando terminó de untarle el bloqueador solar, se quedó observando su espalda. Viktor arqueó una ceja cuando notó a Jayce mirarlo con tal detenimiento. Su mirada dorada, siempre penetrante se posó en el moreno y finalmente se atrevió a decir:
— ¿Terminaste? — presionó fastidiándolo.
Jayce tosió apenado.
— Sí, yo…solo me preguntaba si ¿hacías natación regularmente?
El cuerpo de Viktor no era tan atlético como el de Jayce, por no decir que no lo era. Pero tampoco parecía ser un cuerpo ciento por ciento sedentario y eso, aunque no quiso admitirlo, encantó a Jayce.
— Sí, algo. Como dije, suelo nadar en la techada. Me ayuda con mi rehabilitación, de la pierna — dijo levantándola un poco — Y de la espalda — dijo, dándose media vuelta de nuevo para que Jayce observara la cicatriz larga y rosada, ligeramente queloide. El corte era limpio, definitivamente, hecho por un cirujano.
Las manos hiperactivas de Jayce no pudieron resistirlo y primero puso su mano en la nuca de Viktor, como para asegurar que no se moviera mientras lo observaba, de a poco fue bajando su mano en la misma posición, ahora la tenía en su cuello y de ahí, con su dedo índice y sin despegar el resto de su mano, delineó la larga cicatriz que recorría toda la columna de Viktor. El castaño se encogió de hombros y tensó sus omoplatos, sintió el cabello de su nuca erizarse.
— Perdón, quedó un poco de bloqueador sin expandir — se excusó, mintiendo por supuesto. Había sido vergonzoso.
En general, nadie tocaba la cicatriz de Viktor. Mucho menos, recorrer así su espalda desde lo más alto hasta el borde del traje de baño. Con un estremecimiento, Viktor dio de nuevo media vuelta para romper el contacto que Jayce pudiera hacer. Luego con una expresión incómoda agregó.
— No hagas eso.
— Solo expandía el bloqueador — volvió a excusarse.
— Gracias…
— ¿Te duele? — preguntó Jayce preocupado, tratando de buscar su mirada.
— No, pero…igual no lo hagas si ya terminaste de ponerme el bloquador.
— ¿Por qué? — inquirió, tratando de encontrar una respuesta en los ojos de Viktor, una respuesta a por qué le negaba el tocarlo— ¿Estás molesto conmigo? ¿Te incomodé?
Hasta donde Jayce sabía, Viktor nunca se había negado a que lo tocara, salvo cuando le hacía cosquillas. Y justó acababa de untarle bloqueador en los brazos y la espalda. En general, Viktor no rechazaba su tacto ¿cómo se supone debía tomar eso? ¿Por qué tan repentinamente? Es decir, Viktor ¿podía aceptar un beso en la mejilla, o que le untara bloqueador, o un abrazo,pero no que palpara su cicatriz?
Suspiró.
Quizá estaba siendo injusto o exagerado con su reacción hacia el rechazo de Viktor, quizá traía malos recuerdos a Viktor al delinear así su cicatriz. Pensó, tratando de darle una razón a ese repentino "no". Pero una parte de él no podía detenerse, quería saber de la propia boca de Viktor.
— Yo… amm…— balbuceó un poco antes de finalmente encontrar las palabras que quería decir— Creo que no deberías hacer eso.
— Pero ¿por qué? Creí que no te molestaba el contacto físico — se quejó un poco frustrado, pero alejando su mano, respetando sus deseos— Nos pusimos bloqueador ¿por qué de repente esto?
— No me molesta que me toquen. En general no tengo problemas con ello. No estoy acostumbrado, pero no tengo problemas. Por eso no dije nada antes.
— ¿Entonces qué sucede? — preguntó aun más confundido, si no le molestaba el contacto físico ¿acaso lo molestaba él? ¿por qué ahora?
— Es más, que lo de ahora se sintió diferente…el cómo lo hiciste y el hecho de que tú tienes una novia, Jayce.
Esa declaración sacudió a Jayce, como siempre que se abordaba un tema relativamente similar, Jayce entró en un estado de negación que le imposibilitaba entender lo que ya sabía.
— Yo no creo que a ella le guste mucho que hagas ese tipo de cosas con otras personas — continuó Viktor— Eso ultimo…no me estabas poniendo bloqueador.
— Pero somos amigos ¿no? — dijo, aun sin querer entender.
— Sí, lo somos — aceptó Viktor— Pero hay cosas que dudo que tu novia se sienta cómoda.
— A Mel no le molesta, en serio, ella…
No obstante, Jayce no pudo terminar de explicarle su situación con Mel, pues Viktor agregó:
— Sé que, si yo tuviera pareja, no me gustaría que mi pareja acariciara la espalda de otra persona.
Jayce aceptó sus palabras, era cierto. En general, eso sería algo reprobable si él y Mel fueran exclusivos, ¡pero no lo eran! Él podía hacer lo que quisiera… siempre y cuando la otra parte también quisiera, pero…esto no era así. Esto no tenía que ver, ellos solo eran amigos.
De igual forma, resopló un poco y temió fastidiar a Viktor, así que, no insistió y se limitó a asentir con la cabeza.
— Entonces, no te molesta que te toquen en general, solo el cómo lo hice hace poco es lo que no te parece bien — resumió, tratando de entender y de convencerse a sí mismo de dejar a Viktor en paz.
Tenía sentido.
Viktor asintió, un poco apenado. El tacto de Jayce no lo molestaba, pero esa caricia había sido demasiado íntima como para dejarla pasar, y más aún luego de todo lo que había pasado los últimos días. Desde la gala que sentía que algo extraño se estaba cocinando entre ellos. Y aunque estaba acostumbrado a que Jayce lo tocara ahí y allá, por lo general, había ropa de por medio, a diferencia de esta ocasión.
Todo se sintió diferente.
El moreno se sintió triste y aunque trató de continuar con normalidad, sus hombros caídos y su gesto tristón, provocaron algo de culpa en Viktor. Pero el castaño sabía que al menos esa caricia no se sintió muy "limpia". Después de todo, él aun traía fresca la mirada y la sonrisa de Mel en la competencia. Y aunque Ximena le dijo que no se preocupara por la relación de Jayce, Viktor no se sentía cómodo, menos aun después de lo que vio con Mel y su "amiga". No quería terminar formando parte de alguna "venganza".
Jayce estuvo a punto de colocar su mano en el hombro de Viktor para continuar a meterse a la piscina. Sin embargo, a medio camino se detuvo, dejándola en el aire. Se sentía hiperconsciente de sí mismo en ese momento, así que trató de no tocarlo más. Luego, desvió la trayectoria de su mano en un movimiento antinatural.
Por supuesto, Viktor lo notó. Lo ultimo que quería era que Jayce se sintiera rechazado o incómodo. Esa no era para nada su intención, pero, el castaño estaba sintiendo tantas cosas, que necesitaba ponerle un freno a todo. En especial ante algo que no podría ser. Él y Jayce no podían ser, porque Jayce ya era "Jayce y Mel".
No debía ilusionarse.
— No me refiero a que tengas que dejar de hacerlo por completo — señaló Viktor— Somos amigos, puedes tocarme, solo no como hace un momento.
Jayce bufó sintiéndose atrapado.
— Volveré a hacerlo eventualmente, solo…en este momento me siento un poco consciente — le dijo Jayce, sobándose la nuca, como si no supiera qué hacer con su mano.
Viktor suspiró y tomó la mano de Jayce para colocarla en su propio hombro.
— Esto está bien.
El moreno suspiró y una sonrisa tontorrona se apoderó de su rostro. Definitivamente, Viktor era una persona especial y amable.
— Qué tiernos —los saludó Dimitri, en tono burlón.
— ¿Qué haces aquí? — preguntó Jayce de inmediato, casi frunciendo el ceño.
— También a tu papá le da gusto verte, hijo mío — bromeó extendiendo los brazos como si fuera a abrazarlo.
Jayce extendió su mano para poner distancia entre ambos y que no se le acercara.
— Sí viniste— dijo Viktor con una sonrisa leve.
Claro, eso molestó a Jayce. Aunque Viktor no se percató de ello, no lo fue para Dimitri.
— Claro. No podía dejar pasar la única ocasión en la que tú me has invitado a algo, V — señaló Dimitri, dándole un apretón en la cintura con los dedos de la mano izquierda— Llevo ya rato viéndolos, pero se sentía tenso así que no sabía cuando intervenir.
Tal y como esperaba Dimitri, el gesto no pasó de ser percibido por Jayce.
La falta de respuesta de Viktor ante el toque de Dimitri confundió a Jayce. Es decir ¿los apretones en la cintura estaban bien, aunque vinieran de un tipo con novia, pero tocar su cicatriz no? Ahora su mirada reprobatoria se fijó en Viktor.
— ¿Tú lo invitaste?
— Sí, te lo dije ayer ¿recuerdas?
Jayce hizo memoria y era cierto, luego de invitar a Viktor, Viktor le había propuesto invitar a Dimitri porque Dimitri mismo se lo había pedido antes. Aunque en su momento, Jayce dijo que sí, realmente no había puesto atención, él seguía emocionado de poder ir a nadar con Viktor. Y ahora todo le explotaba en la cara como una cruel broma del destino.
— ¿Hay algún problema, hijo mío?
— Ah, cállate, claro que no.
Entonces, Dimitri, tomó la mano de Viktor y lo hizo dar una vuelta sobre sí mismo para poder ver todo su cuerpo.
— V, travieso— dijo en tono pícaro— Tu tatuaje no está a la vista, y eso que estás en traje de baño, ¿en dónde lo tienes?
Jayce estuvo a punto de protestar por como había tomado a Viktor, pero no lo hizo, él también estaba interesado en lo de su tatuaje.
— En un lugar que no es para tus ojos — bromeó Viktor.
Eso llamó la atención de Jayce. Bufó primero y cuando estaba por decir algo, escuchó a Dimitri decir:
— Debí llegar temprano para espiarte mientras te cambiabas— luego volteó a ver a Jayce— Pero tú ya sabes donde lo tiene y qué es, ¿no? Dame los detalles.
El comentario extrañó a Jayce y Viktor. Dimitri negó con la cabeza.
— Tranquilos, no digo que me den todos los detalles — dijo alargando la primera "o" en "todos"— Solo lo que respecta al tatuaje.
Nuevamente, Jayce y Viktor voltearon a verse confundidos. ¿De qué hablaba Dimitri?
— No le he mostrado mi tatuaje — señaló Viktor a Jayce.
Luego, fue el turno de Dimitri de poner una expresión de extrañeza.
— Pero, aunque no se lo mostraras te lo vio ¿no?
— No que yo sepa — dijo Viktor negando con la cabeza para después voltear a ver a Jayce quien también parecía confundido y negó con la cabeza.
— No he visto nada, no lo traes a la vista, ¿o sí? — aprovechó para preguntar.
Viktor negó con la cabeza.
— ¿Qué? — se extrañó Dimitri.
— ¿Qué? — ahora fue el turno de Viktor.
— ¿Qué? — finalmente, fue Jayce.
— ¿Qué ustedes dos…no…? — su rostro cambió un poco, abriendo la boca y entrecerrando los ojos con reticencia— ¿No?
Jayce y Viktor mostraron la misma expresión confundida.
— ¡No! — ahora su expresión cambió a una de asombro abriendo grande su boca y sus ojos, luego frunció el ceño y los labios y luego trató de reprimir una risa — No…ya, ya capto…no…olvídenlo — no estaba seguro de si decirles o no lo que pensó.
— Ya dinos — presionó Jayce.
— Dimitri, usualmente puedo seguir tus bromas, pero de verdad no tengo idea de qué estás hablando en este momento.
Dimitri se mordió el labio inferior con todos los dientes delanteros, en un vano intento por no reírse, pero terminó haciéndolo de todos modos. Jayce y Viktor voltearon a verse y Jayce, al límite de su paciencia, levantó a Dimitri por encima de sus hombros, como si fuera una pesa. Eso tomó por sorpresa tanto a Dimitri como a Viktor.
— ¡Espérate! ¿Qué vas a hacerme?
Inmediatamente después, Jayce lo arrojó a la piscina.
— Sí que eres fuerte — dijo Viktor, acercándose y esta vez siendo él quien iniciara el contacto, tocando los bíceps de Jayce.
Eso confundió un poco a Jayce, pero disfrutó del tacto y la atención de Viktor. Por su parte, el castaño se sintió obligado a tocarlo para hacerle entender a Jayce que estaba bien el contacto físico.
— ¿Cómo crees que te llevé a mi cama cuando te quedaste dormido en mi casa? — dijo Jayce con una mirada sugerente y una sonrisa bonachona, lo cual era una combinación extraña. El rostro de la negación y el deseo.
Una total contradicción.
— Sí, supuse que no me había cargado tu mamá — picó Viktor con sarcasmo.
Entonces una repentina ráfaga de agua los mojó. Había sido Dimitri.
— ¡Epa! ¡No coqueteen frente al padre!
Ese comentario encendió las mejillas de Jayce y se arrojó al agua para empezar a medio intentar ahogar a Dimitri… medio en broma y medio en serio. De parte de Viktor, él se sintió impactado por lo que dijo Dimitri ¿coquetear? ¿él y Jayce?
Tanto Viktor como Jayce de alguna forma se sintieron expuestos. Es decir, estaban discutiendo porque algo se sentía extraño entre ellos, pero ¡ellos no estaban coqueteando! Claro que no… ¡no lo estaban! Jayce pensaba una y otra vez "pero yo no soy gay" mientras Viktor no paraba de pensar "Jayce tiene novia".
— ¡¿Qué rayos te pasa?! — exigió Jayce una respuesta.
— ¿A mí? A ustedes — dijo fingiendo ponerse el bloqueador, imitándolos.
El rostro de Jayce se quedó serio y angustiado.
En eso, una salpicadura más de agua, esta vez Viktor entró a la piscina, ahora estaban los tres dentro, totalmente mojados, con gotas bajando por todas partes de sus rostros, el agua cubría a Viktor hasta la barbilla y a Jayce y Dimitri hasta los pectorales, por donde escurrían más gotas traviesas.
— Jayce…debo decir que, es por tu forma de hablar y actuar que se crean los chismes y malosentendidos.
Viktor y Jayce voltearon a verse de nuevo confundidos. Entonces Dimitri se dio un golpe en la frente con la palma de su mano.
— Ay, Viktor, tú también.
— ¿De qué hablas?
— ¿No han sentido que desde ayer algunas personas los ven o les hablan… "extraño"?
Jayce y Viktor hicieron memoria y efectivamente, Dimitri tenía razón. Ambos asintieron.
— Sí… ¿tú sabes por qué?
— Jayce…justo ayer, me dijiste, y cito: "ayer desperté con Viktor"
Nuevamente, ambos muchachos voltearon a verse confundidos. Obviamente ellos tenían un contexto totalmente diferente y lo que decía Dimitri, era cierto. ¿Cómo más se supone que debieran interpretarlo?
— ¿Y? — presionó Jayce.
Por su parte, Viktor solo pensó que era cierto, Jayce simplemente se había emborrachado y para él, de repente despertó en su casa. Le parecía lógico que lo enunciara así. No tenía nada de raro.
— Es cierto, bebió mucho y terminó en mi casa. No iba a dejarlo ahí afuera ni podía volver a su casa, así que durmió conmigo — explicó Viktor.
Dimitri volteó hacia otro lado un momento con una expresión de "dame paciencia, porque si me das fuerza los mato" ambos se expresaban tan torpemente que no le sorprendía el malentendido enorme.
Pero ya en este punto eso no era "no entender" y considerando los sonrojos que tuvieron antes, definitivamente, ambos entendían. Más bien, Jayce y Viktor estaban en un estado de negación muy intenso. Entonces, el de coleta agregó de la manera más tranquila que pudo, algo para que terminaran de resolver el puzzle o en su defecto, pudieran recluirse en su negación si lo necesitaban, esa iba a ser la consideración que tendría con ellos por ese día.
— Sí, ya me di cuenta de que literalmente solo durmió en tu casa.
Ante esas palabras, después de un par de segundos, la expresión tanto de Viktor como de Jayce cambió.
— Tú creíste…
— Sí…
— Que nosotros…
— Sí…
Viktor, se dio media vuelta por la vergüenza y se sumergió un momento bajo el agua, tratando que la frescura del líquido hiciera bajar el caliente carmesí de su rostro, para después poder confrontar bien la situación. Siempre había sido del tipo que necesitaba calmarse primero antes de dialogar.
Por su parte, Jayce no sabía a donde voltear, comenzó a ponerse muy nervioso. Él no era así, ¡no lo era! No sabía donde colocar sus manos, o qué tan cerca o lejos estar de ellos.
Dimitri, notando la evidente crisis en la que ambos estaban, dijo:
— Hey, no lo tomen tan así, yo no tengo problemas con esas cosas y ya dijeron que yo lo malentendí, así que…
Dimitri no sabía que decir para tranquilizarlos, se dio cuenta que aun esa información era demasiada para sus cerebros. No podía creerlo. ¡Eran los ganadores del primer y segundo lugar de la competencia de inventores! En cuanto a ciencia eran mentes prodigiosas y prometedoras. Sin embargo, parecía ser que la inteligencia social no era lo de ellos y no porque no fueran inteligentes, más bien, a su modo de verlo, Viktor carecía de suficiente experiencia social, ya que, debido a su pierna y su espalda, la gente no se le acercaba mucho. Y Jayce parecía tener algo que lo frenaba, si lo veía bien, casi parecía que iba a sufrir un ataque de pánico en ese momento ¿qué le pasaba?
— Ya entiendo un poco mejor esa llamada que me hizo Salo ayer — dijo de pronto Viktor, uniendo puntos.
— ¿Salo te llamó? — preguntó Dimitri intentando no reírse. Vaya que Salo había reaccionado rápido ante ese rumor.
Jayce seguía con una cara de espanto, pero ahora veía a Viktor, poniendo atención a sus palabras.
— Sí, ayer me dijo algo raro, algo como "te deseo la mejor de las suertes, pero si algo sale mal estaré esperando" pero como me colgó de inmediato no pude preguntarle nada, creí que lo decía por mi cirugía. Me pareció raro que me dijera eso, me sonó a que esperaba por mis órganos o mi sangre — dijo Viktor con un poco de humor negro— Pero sé que Salo no es así.
— ¿Cirugía? — dijo Jayce dejando a un lado su propia crisis, se acercó nuevamente a Viktor colocando una de sus manos en su hombro y la otra en su rostro, olvidando que hacía unos minutos atrás, se había prometido a sí mismo no tocarlo tanto y menos de manera tan íntima. Olvidando los señalamientos de Dimitri. En ese momento solo le importaba Viktor.
— Yo…iba a decírtelo — dijo Viktor — No es nada de qué preocuparse…
Dimitri sintió que no había roto una simple taza, había pisado una mina que hizo explotar el suelo en el que Jayce y Viktor estaban parados. Parecía ser que esos dos no solo no estaban saliendo, sino que tenían demasiadas cosas por aclarar. Era evidente que aun no terminaban de conocerse bien y más aún, no terminaban de entender sus propios sentimientos.
Chapter 22: Post competencia: piscina
Chapter Text
Post competencia. Piscina
Viktor se sorprendió por el repentino gesto de Jayce y en cuanto el moreno notó su propio acercamiento, lo liberó. Jayce dio un paso hacia atrás y frunció el ceño, viendo a Viktor con seriedad.
— ¡¿Por qué nunca me dices las cosas importantes?! ¡Somos amigos! — reclamó de la nada. Su tono era de evidente molestia— ¡Y si no te saco yo las cosas, nunca me dices!
El de ojos dorados arqueó una ceja ante el repentino cambio. Es decir, sí notó que Jayce estaba molestó y triste cuando le pidió no tocarlo de cierta forma, pero ahora, parecía como si Jayce realmente estuviese ofendido. ¿Le ofendía que no le hubiera avisado de su cirugía? ¿o estaba molesto por lo anterior?
— Yo… no creí que fuera tan importante cuando lo dijera… — trató de explicar— De todos modos, iba a decírtelo…
Jayce soltó una especie de suspiro en una sonrisa indignada que interrumpió a Viktor.
— ¡¿Cuándo?! ¡¿Cuándo precisamente?! ¡¿Cuándo se pasara?! ¡Soy tu amigo y no me dices cosas importantes como esa! ¡Mejor lo sabe Salo antes que yo! Y eso que dices que no es tu amigo.
— No quería que te preocuparas. Y si Salo lo sabe, es porque vamos al mismo hospital, ya te había comentado que tiene también problemas de salud.
Jayce suspiró casi en un gruñido.
— Ese no es… — apretó los labios con disgusto, como tratando de contenerse, rodó los ojos y finalmente ofreció— Yo puedo acompañarte el día, si tu padre no está.
— No es necesario — se negó— No soy un niño, yo puedo…
A Viktor no le gustaba molestar a la gente. Debido a su pierna, su espalda y lo débil que era el cuerpo de su hermana, su siempre ocupado padre…. Todo eso siempre le hizo sentir la necesidad de probar que podía hacer las cosas solo, que podía ser útil y no estorbar.
Pero para Jayce era diferente. Jayce quería estar, complacer y era difícil de llevar a cabo con una persona tan independiente. Para Jayce, el deseo de Viktor de probar que podía solo, era interpretado como algo totalmente diferente:
— No pensé que sería tan poco confiable para ti… — reclamó Jayce.
Esta conclusión, no solo había llegado desde la inseguridad de Jayce, más bien, se había construido con ella y fortalecido con dos cosas: la negación de Viktor a que saliera con su hermana (incluso si Jayce no deseaba hacerlo) y el recién rechazo a tocarlo.
— Yo no dije eso, Jayce… — nuevamente intentó explicar lo que sucedía.
Dimitri, por su parte pensó que quizá debía intervenir. Jayce no solía reaccionar así por ese tipo de cosas como no avisarle de algo. A su modo de verlo, Jayce estaba sobre reaccionando, como si tratara de ocasionar una pelea con Viktor. Suspiró. Los había presionado demasiado y para colmo, esta vez fue accidental.
— Ese es el problema. ¡No me dices nada! — dijo chapoteando con los brazos de tanto que los movía, su postura era abierta, casi como si quisiera abalanzarse sobre él.
El rostro de Viktor se ensombreció ante los gritos de Jayce. A diferencia del moreno, Viktor no levantaba la voz, hablaba cada vez más suave y bajo, como si con ello pudiera contenerse. Su cuerpo y rostro estaban de lado, dándole su perfil a Jayce, una postura que indicaba que estaba cerrándose. Finalmente dijo:
— ¿Cuándo te he presionado yo para que me digas algo?
Jayce se sintió desarmado por un momento. Era verdad. Él mismo no había terminado de decirle todo lo que ocurrió para que llegara ebrio a su casa… ¿con qué derecho le reclamaba a Viktor?
No debía reclamarle, pero no podía tolerar que Viktor lo alejara y en cambio, fuera más cercano con Salo, pero no estaba celoso, por supuesto que no, ¡no podía estarlo! Pero tampoco quería aceptar su propia verdad: él quería estar cerca de Viktor.
Sentía un calor intenso en la boca del estomago y su corazón no paraba de palpitar, sentía una extraña sensación recorrerle todo el cuerpo.
— ¿Y acaso te interesa? Somos amigos. Tu eres científico, de naturaleza curiosa y no haces preguntas sobre mi…
Dimitri se dio una palmada en el rostro. Realmente Jayce estaba muy frustrado y solo buscaba discutir con Viktor. Aunque Dimitri no estaba seguro si Jayce buscaba sacar su frustración con Viktor o "probar" que su interés era solo como amigo, aunque sus acciones y coqueteos constantes dijeran lo contrario. Incluso la forma en la que le sacaba pelea era muy de amantes. Finalmente, decidió intervenir:
— Jayce, V, sé que no soy la persona indicada para decirlo, pero: cálmense.
Viktor volteó a ver a Dimitri con una expresión amarga. Pero decidió hacerle caso. No era culpa de Dimitri que él y Jayce estuviesen discutiendo. Después de todo, eran él y Jayce quienes evidentemente, tenían temas por resolver. Decidió calmarse, quizá lo mejor para él era retirarse por ese día.
Por su parte, la voz de Dimitri también alcanzó a Jayce, quien notó su propia postura. Detrás de las nubes de ira de sus ojos, vio a Viktor, quien parecía que en cualquier momento se iría de ahí, lo tomó de la muñeca.
— Yo… lo siento. No sé qué me pasó.
Viktor liberó su muñeca. No se sentía con los ánimos de ser tocado.
El moreno apretó los labios, los ojos y su puño, dejó caer los hombros en un gesto evidente de arrepentimiento.
Viktor recordó las palabras de Jayce sobre no querer ocasionar un malentendido entre ellos, así que decidió quedarse, por él.
— Está bien —dijo finalmente, comenzando a alejarse de Jayce un par de pasos y acercarse a Dimitri — Querían nadar ¿no?
Jayce y Dimitri voltearon a verse, se encogieron de hombros y lo siguieron. Los dos más altos tenían claro que Viktor estaba molesto y de alguna forma, eso les hizo sentir que debían seguirlo. Parecía ser que el de ojos dorados estaba esforzándose por quedarse pese a lo incomodo que estaba.
Los tres se pusieron a nadar, tratando de dejar atrás el momento amargo. Por supuesto, una tensión invisible pero densa se percibía a su alrededor. Sin embargo, no tardaron demasiado en dejar ir el tema un rato cuando comenzaron a divertirse. Lo cual sorprendió un poco a Dimitri, pues Jayce era rencoroso y por lo que veía Viktor también. Pero parecía como si juntos se volvieran melcocha. Esa debía ser una buena señal ¿o no?
El ejercicio los ayudó, liberaron energía, tensión y la ausencia de charla los hizo descansar un poco. Pero los tres sabían que en cuanto dejaran de tener la distracción, la tensión volvería a arreciar.
Durante la tarde, llegó un punto en el que, casando, Viktor se sentó en el borde de la piscina, mientras Jayce y Dimitri competían. Comenzó a sobarse la pierna, parecía ser que el excedente de ejercicio y la evidente tensión muscular que sintió minutos atrás le estaban cobrando factura.
Tan pronto se dio cuenta, Jayce abandonó la competencia a la mitad y se acercó de nuevo a él, preocupado. Con su mano se echó algunos mechones de cabello hacia atrás para que no le escurrieran en la cara y entonces preguntó mientras observaba la pierna de Viktor:
— ¿Te duele?
Viktor la alzó un poco, para mostrarle su extremidad.
— Un poco. Estoy mejor, pero este musculo siempre me causa problemas luego de mucha actividad física.
— ¿Estás bien, V? — preguntó ahora Dimitri, llegando detrás de Jayce.
— Sí, solo le duele un poco la pierna — contestó Jayce por él.
Dimitri se mordió la lengua para no señalar lo protector que Jayce se volvía con Viktor, pero admitía que se veían lindos juntos. Realmente le gustaba la idea de que empezaran a salir, pero primero debía darles oportunidad de que ellos mismos lo consideraran.
El moreno sujetó la pierna de Viktor entre sus manos, inspeccionándola con cuidado. Dimitri tuvo forzarse para no reírse, pero lo cierto es que ellos le dificultaban mucho el no hacerlo. Pensó en darles otro empujoncito, pero uno más tranquilo que el anterior. Así que retomó el tema que se desvió.
— Y al final ¿en dónde tienes el tatuaje, V?
Jayce pasó su mirada a Dimitri con una expresión que decía "¿es en serio que seguirás con el tema?" pero luego sus ojos volvieron a Viktor con una expresión diferente que decía "Yo también quiero saber".
Viktor aunque seguía un poco molesto, sonrió finalmente y señaló bajo su línea de Adonis, del lado derecho. Y rodeó un poco entre su cadera y muslo. Era un área grande.
— Por aquí.
Dimitri acercó su dedo buscando fingir que picaría el área, pero recibió dos manotazos, uno de Viktor y otro de Jayce.
— ¡Ouch! — se quejó exageradamente Dimitri.
— Es grande entonces — se animó Jayce a opinar, ignorando la queja del de cola de caballo…
— ¿Y qué es? — presionó Dimitri al verse ignorado.
Viktor se encogió de hombros.
— No es para tus ojos — repitió.
Lo cierto era que no quería revelarlo, era algo privado para él. Aunque evidentemente molestó a los otros dos.
— Jayce, si lo sostienes yo le bajo los pantalones — bromeó Dimitri.
Sin embargo, una mirada de advertencia de Viktor y una fúrica de Jayce lo hicieron parar de inmediato.
Jayce no pudo evitar observar el muslo de Viktor del lado interno, cerca de la base, pensando, sin darse cuenta, en lo bien que se le vería un tatuaje ahí. Por supuesto, él no admitiría que quería que ahí se tatuara el logotipo de la compañía de su familia. Desvió la mirada.
En el borde de la piscina, poyó sus brazos flexionados y cruzados, colocando sus manos en sus propios hombros y su barbilla en el cruce de sus muñecas, pensando que ese pensamiento que tuvo no era "normal".
-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-
Al finalizar su sesión de nado, concluyeron que la tarde había sido tranquila, aunque un poco incomoda. Dimitri no encontraba como terminar de salvar el día, pues evidentemente, Jayce y Viktor parecían solo fingir estar bien. Admitía que se estaban esforzando, pero no lucían como siempre, parecían un poco incomodos, estaban guardando distancia uno del otro de manera disimulada. Y sinceramente, eso interrumpía su diversión. Pero finalmente, no los presionó tanto.
Pero, no se quedaría con los brazos cruzados. Como las regaderas estaban ocupadas, se bañaron por turnos, primero él, luego Jayce quien acababa de salir y ahora, Viktor estaba bañándose. Aprovechando eso, del casillero donde había dejado sus cosas sacó su teléfono y se acercó a Jayce.
— Mira…
Jayce arqueó una ceja y miró lo que parecía ser una fotografía. Con mucho interés volteó de nuevo a ver a Dimitri.
— ¿Es Viktor?
— Sí, en su época de gótico — dijo Dimitri con una sonrisa, quitándole el teléfono de las manos a Jayce y besando la pantalla — Es uno de mis tesoros — bromeó— En ese tiempo V era tan esquivo y arisco, mucho más que ahora. Como un pokemon legendario.
— Ni siquiera sabía que te gustaba esa franquicia.
— Si por ella me logré acercar a V, a él le gustan los video juegos.
— Lo sé, a veces jugamos juntos — dijo, sintiéndose casi en la necesidad de presumir que él era más cercano a Viktor ahora.
Dimitri guardó silencio y observó a Jayce. Esperando.
— Bien, pásamela — aceptó Jayce, sabiendo lo que Dimitri quería.
El de coleta rió y le mandó la fotografía.
— Úsala con sabiduría, hijo mío — bromeó tomando la pose de un monje.
Jayce le dio un zape en la cabeza.
— Gracias por la foto.
— Y Jayce…
El moreno solo volteó a verlo.
— Insisto, arregla tus cosas.
— ¿De qué hablas? — dijo un poco molesto, el otro día le había dicho lo mismo.
— Le haces escenas de celo te expresas de él como si estuvieran "saliendo" y no lo están. Al principio creí que era una broma, pero entre más te veo, menos broma me parece. Parece que tú estás siendo serio.
Nuevamente, Jayce se estaba empezando a poner a la defensiva, se notaba en su postura. Dimitri decidió presionar un poco más.
— Nosotros no salimos, él y yo somos amigos — afirmó, aunque sintió una punzada en el pecho cuando dijo "amigos".
— Sí, Jayce, eso me queda claro, pero si sigues actuando así, a los demás no.
— ¿Y a mi qué me importa lo que piensen los demás?
— ¿No te importan los sentimientos de Mel? ¿O los de V?
— A Mel no le molesta nada de lo que yo haga.
— Eso crees tú.
Un recuerdo fugaz de Mel reclamándole sobre haber intentado escoltar a Viktor en la gala cruzó por su mente.
— Tenemos una relación abierta…
— Pero V no sabe eso —lo interrumpió.
— ¿Por qué le importaría a Viktor saber sobre mi relación con Mel?
— ¡Pero le importa, Jayce! Por eso te pidió que no le acariciaras la espalda como lo hiciste.
Eso ultimo sacudió a Jayce, pero no tuvo tiempo de sentir el impacto, Viktor acababa de llegar a ellos.
— Estoy listo — dijo Viktor acercándose con una pequeña maleta deportiva.
Jayce sonrió y le vio escurrir el cabello. Sin pensárselo, tomó la toalla que estaba en los hombros de Viktor y comenzó a secarle el cabello como si fuera lo más natural del mundo. Viktor no se opuso.
— Tienes que secarte bien, podrías enfermarte.
Dimitri suspiró. ¡Eran imposibles! Decidió hacer lo que le tocaba en ese punto: desaparecer.
— Oigan chicos, yo voy a ver a Iris de aquí, así que no los acompañaré a la estación ¿de acuerdo? Pórtense bien — dijo antes de esfumarse.
Tanto Jayce como Viktor observaron a Dimitri irse velozmente y se quedaron solos. De pronto se sintieron nerviosos de nuevo.
— ¿Nos vamos? — dijo finalmente Viktor.
— Sí, vamos.
-o-o-o-o-o-o-o-o-o-
Fueron en silencio a la estación. El recuerdo de Jayce siguiendo a Viktor cuando aún no hablaban cruzó la mente de ambos, pero no lo comentaron. Finalmente, abordaron el vagón.
— Perdón…
— Está bien — dijo Viktor sin más.
Ambos sabían que no estaban bien, ambos seguían molestos. Si bien, lograron pasar la tarde bien para no amargar la salida entre ellos y a Dimitri, aun estaban sintiendo eso extraño entre ellos ahora que estaban solos.
— ¿Cuándo va a ser tu cirugía? — dijo cruzado de brazos, después de todo, Viktor no se lo dijo aún.
En ese momento no había jugueteos de manos, incluso estaban sus cuerpos un poco distanciados respecto a lo usual.
— Aun no me dan una fecha precisa, pero será probablemente después de tu competencia de halterofilia — respondió vagamente— Así que creo que sí podré ir…
El comentario hizo que Jayce se tranquilizara un poco. Si la cirugía estaba programada para poco más de un mes, quizá realmente no era algo grave.
— ¿Aun puedo ir a tu casa hoy?
Viktor arqueó una ceja.
— ¿Quieres venir?
— Te prepararé la cena como ofrenda de paz.
Viktor seguía molesto y pensativo, así que no le contestó. Permaneció callado el resto del camino.
Ese trayecto fue el más largo en la vida de Jayce. El silencio del de ojos dorados en esta ocasión le dolía como mil cuchillos, pero tampoco quería ser malinterpretado, aun tenía presentes las palabras de Dimitri. Aunque no se había rendido completamente, mientras el silencio reinaba el iba mensajeando con su mamá, pidiéndole la receta del arroz con leche y de alguna cena sencilla.
Finalmente, cuando llegaron a su estación, Viktor se puso de pie y Jayce se quedó sentado y triste, sentía que había arruinado todo. El castaño se apuró a la puerta, dejando a Jayce con una sensación de pesadez en los hombros. Y antes de salir dijo:
— ¿Qué no ibas a prepararme la cena?
El pecho de Jayce se llenó de algo cálido y de inmediato se puso de pie para seguir a Viktor.
Salieron de la estación de nuevo en silencio. Era incómodo luego del arrebato de la tarde, pero ambos parecían dispuestos a ceder. Querían arreglar las cosas. Además, Viktor seguía recordando perfectamente su conversación con Jayce, donde le explicó que temía causar un malentendido y dejar de hablar. Así que estaba dispuesto a intentar comprender, incluso si eso le incomodaba mucho.
— Entonces… ¿qué quieres cenar?
— No me pondré exigente, la verdad, no sabía que cocinabas — dijo Viktor.
— Me defiendo en la cocina, pero obviamente no lo hago como mi mamá.
— ¿Y qué eres bueno haciendo? — preguntó con curiosidad.
— Soy bueno en muchas cosas — dijo sin pensar.
Nuevamente esa aura extraña que siempre se formaba alrededor de ellos se adueñó del espacio.
Viktor bufó y miró hacia abajo. Gracias a las palabras de Dimitri se sentía hiperconsciente de todo en ese momento. Ahora entendía a lo que Dimitri se refería.
— ¿Qué pasa? — preguntó Jayce
— No, nada… ¿Sueles cocinar a menudo?
— Solo para mí, es la primera vez que cocino para alguien que no sea mi mamá.
El castaño arqueó una ceja.
— ¿No has cocinado ni siquiera para tu novia?
Esa pregunta llamó la atención de Jayce… ¿será que Dimitri tenía razón?
— Ahora que lo dices no. Pero es más que a ella le gusta más comer afuera.
— ¿Y a qué debo el honor que mejor cocines para mi primero? — picó Viktor.
Ahora fue el turno de Jayce de extrañarse del comentario…
— ¿Y qué tiene?
— Nada, solo que… ¿no le molestará?
Era momento de aceptarlo para Jayce. Definitivamente, Dimitri tenía razón. A Viktor le importaba.
— ¿Y qué tienes tú con qué pudiera molestarla? — preguntó serio, más no molesto, le lanzó la pregunta de la misma forma que Viktor lo hizo cuando lo interrogó por su interés por la relación de Viktor y Salo.
Viktor se encogió de hombros.
— Trato de no molestarla.
— Agradezco tu consideración, pero… ¿por qué te importa? Es decir, no veo que ella y tu hablen mucho que digamos — ahora fue el turno de Jayce de preguntar.
— Por nada… solo parece que te gusta mucho y no quiero molestarla… — repitió.
— ¿Por qué piensas que Mel se molestaría contigo?
El de ojos dorados suspiró.
— ¿Qué es lo que no me estás diciendo?
Volvió a suspirar.
— No es nada, tal vez, solo mi imaginación.
— ¿Y qué imaginaste? — presionó.
— Nada, en serio…
— Viktor, exactamente es a este tipo de cosa a la que me refería en la tarde. Dímelo.
— Escucha, no quiero ocasionar ningún problema.
— Ahí vas de nuevo ¿por qué ocasionarías uno?
El de ojos dorados suspiró nuevamente. Jayce era imposible. Pero él tampoco era del tipo que le diera tantas vueltas a las situaciones. Debía decirlo.
— Creo que no le agrado mucho y probablemente es porque te he acaparado demasiado en estos días…
— ¿Por qué piensas que no le agradas? Eres genial.
— Pues…gracias — dijo sorprendido por la sinceridad de Jayce, así que decidió ser sincero con él — Ella me hizo algunos gestos durante la competencia…
— ¿Qué gestos?
Viktor le explicó la situación e imitó el gesto de Mel para que Jayce lo entendiera.
— ¿En serio te hizo eso? — dijo con seriedad.
— ¿Ves? Era mejor no decirlo…
— No, al contrario… Hablaré con ella. Yo no quiero que te sientas incomodo. Y ella no debería haber hecho eso… Me extraña de ella eso sí… porque Mel y yo tenemos una relación abierta — admitió finalmente— Así que me sorprende que le moleste que pase tiempo contigo y que no le importe si llegara yo a ligar con alguien mientras estoy con ella…me es ilógico.
— ¿Una relación abierta? — Viktor estaba sorprendido.
¿Entonces Mel no estaba engañando a Jayce? Eso explicaba su falta de reacción ante aquella ocasión que vio a Mel besando a una chica.
— Sí, aunque no me enorgullece decirlo.
Esa respuesta llamó la atención de Viktor y volteó a verlo.
— ¿Por? ¿Tú no estás cómodo?
— No en realidad.
— Quizá deberías decírselo y volverse exclusivos.
De alguna forma que no comprendió, esa respuesta decepcionó a Jayce.
— Verdad… tal vez deba… — lo cierto era que Jayce no deseaba ya exclusividad con Mel… pedir eso de alguna forma lo sentía como dispararse en el pie.
Después de unos segundos de silencio, Jayce cambió el tema:
— ¿Pasamos a un supermercado?
Chapter 23: Post competencia lado JV
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Post competencia… Lado JV
Bajaron juntos en la estación de Viktor, cerca había un supermercado así que se dirigieron hacia allá caminando a paso lento, la pierna de Viktor estaba un poco afectada todavía.
— Lamento ir tan lento — se disculpó de inmediato.
Sabía que ese no era el ritmo al que usualmente iban caminando.
— ¿De qué hablas? Por mi no es problema, es más que me preocupa que te duela — dijo preocupado.
Viktor negó con la cabeza.
— No me duele si voy a este ritmo.
— De igual forma, si te cansas nos sentamos o bien — Jayce flexionó su brazo para mostrar su bíceps— Soy bastante fuerte y puedo cargarte.
— Por favor no lo hagas — dijo sonrojándose y cerrando los ojos.
— ¿Te da pena? — jugó Jayce.
Estaba contento, parecía ser que nuevamente, las cosas entre ambos estaban mejorando. Definitivamente, Jayce no podía evitar querer estar con Viktor.
— A diferencia de ti, yo sí vivo por aquí…
Jayce rio.
— Entonces mejor vamos a lo que vamos y regresemos a tu casa.
La mayor parte de los ingredientes Jayce los encontraba e iba yendo y viniendo. Había dejado a Viktor descansando en puntos estratégicos, para que cuidara el carrito del supermercado. Así tendría donde apoyarse y no presionaría tanto su pierna; mientras él iba por todas partes buscando ingredientes. Medio perdiéndose porque él no solía ir a ese supermercado.
Viktor vio a Jayce de espaldas, relativamente cerca, apenas a unos pasos y se acercó a él con el carrito.
— ¿Necesitas tantos ingredientes? — preguntó, ya que desde que llegaron, Jayce no paraba de moverse.
— ¿Disculpa?
Volteó una persona sumamente parecida a Jayce que apenas lo vio, puso un gesto de desagrado.
— Perdón, me equivoqué de persona. Te pareces mucho a mi amigo.
— Seguro que sí — dijo con sarcasmo y mordacidad, girándole los ojos.
Viktor dio media vuelta de inmediato con un fuerte sonrojo, empujó el carrito de vuelta a donde estaba y unos pasos más para alejarse, apoyándose en él carrito, ya que su bastón lo tenía sobre el mismo. Estaba acostumbrado a que a veces había personas que debido a su pierna le hicieran gestos de desagrado, pero en esta ocasión sí se sintió lastimado y avergonzado. No por el gesto en sí, sino, porque el rostro del que vino era muy parecido al de Jayce.
Se quedó un poco perturbado. Ni él mismo sabía que le importaba tanto la opinión de Jayce. ¿Estaría bien seguir pasando tanto tiempo con Jayce?
Aquel hombre notó que realmente había sido un accidente y que, de hecho, no era la persona que había creído que era, a quien realmente le había girado los ojos.
— Perdón… — el también se disculpó cuando notó al muchacho alejarse con el carrito, usándolo de apoyo— Tú…también te pareces a alguien que conozco.
Viktor le dio una sonrisa incómoda y negó con la cabeza como diciendo "no hay problema" y volvió a alejarse. No pasó mucho hasta que escuchó de nueva cuenta la voz de Jayce.
— ¿Qué pasa, por qué esa cara? — dijo llegando, mientras descargaba un montón de cosas en el carrito. Viktor le pareció un poco perturbado.
— No, nada es que, me topé hace poco con alguien que se parecía a ti y le hablé, fue vergonzoso — dijo la verdad a medias.
Jayce le sonrió y con una mano apretó el rostro de Viktor, colocándola bajo su barbilla y apretando sus mejillas.
— ¿Tanto me extrañaste? — bromeó.
— No paras de desaparecerte — le picó quitándole la mano — Deja mi cara.
Jayce rio. No le importaba nadie, en ese momento, así que no hizo ni intento de buscar a ese alguien parecido a él. Él solo quería concentrarse en Viktor y tratar de enmendar su arrebato de la tarde.
— Perdón, perdón. Sí, creo que no debí desaparecerme así, pero ya tengo todo para hacerte una buena cena. Aunque ¿sabes? no te haría mal admitir que sí me extrañaste.
Viktor rio por lo bajo, tratando de dejar toda la incomodidad del día.
A lo lejos, aquel hombre observó a Jayce acercarse a Viktor y coincidió en que en efecto sí se parecían. Luego agudizó la vista y cuando enfocó bien, abrió los ojos desmesuradamente. Tardó en reconocerlo porque hacía años que no lo veía, pero esa persona con la que el castaño lo había confundido era su primo. Observó entonces a Viktor, pasando su mirada de Jayce a Viktor y de Viktor a Jayce.
— Se parecen — murmuró frunciendo el ceño, observándolos.
Del otro lado, Jayce cargó a Viktor por un momento solo para molestarlo, apretándolo del torso, colocándolo en una prisión aérea.
— ¡Jayce, bájame!
— Viktor, solo admite que me extrañaste…
Viktor no podía liberarse, su pierna estaba un poco adolorida y de hacerlo y caer mal, podría lesionarse.
— Bájame, Jayce, es en serio — pidió nervioso, frunciendo el ceño.
— Solo admítelo… por favor — dijo Jayce un poco más serio, con esa mirada de cachorro que a veces ponía. Él aun tenía ese pendiente de que Viktor no estuviera molesto con él.
El castaño no supo por qué de repente, Jayce le había puesto esa mirada o le pedía eso, pero cuando sus miradas se conectaron con intensidad, Viktor asintió con la cabeza, obteniendo una sonrisa amplia por parte de Jayce.
El primo de Jayce quien aún los observaba, dejó las cosas que iba a comprar ahí y salió del supermercado. Lo molestó ver a Jayce haciendo eso con ese muchacho tan parecido a… negó con la cabeza para sacarlo de sus pensamientos y se fue.
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Apenas terminaron las compras y llegaron a casa de Viktor, el anfitrión tomó asiento en el sillón para descansar. Se descalzó por un momento y recargó su pierna en el sillón.
— ¿Me prestas tu cocina?
— Adelante— permitió cansado, observándolo.
Jayce empezó a moverse aquí y allá, el sonido de vasijas y sartenes, así como los aromas inundaron la casa de Viktor, quien, por un momento, no se sintió en su casa, sino en la casa de Jayce, animada y cálida. Era una sensación extraña que Jayce pudiera convertir su solitaria y fría casa en un lugar apacible pero chispeante.
De repente, llegó Blitzcrank y se subió a su regazo. Viktor sonrió y comenzó a acariciar su pelaje mientras observaba a Jayce cocinar.
Jayce se sintió observado y pronto notó a dos pares de ojos viéndolo fijamente. No pudo evitar reírse.
— ¿Qué pasa? — preguntó Viktor confundido, ladeando la cabeza hacia un lado al mismo tiempo que Blitzcrank.
Jayce rio más y negó con la cabeza, acercándose con una sonrisa y colocó su mano sobre los ojos de Viktor, el mismo gesto que alguna vez Ximena había tenido con él.
— Es que… no sé…se ven los dos como… tiernos, viéndome cocinar desde ahí. Y tus gestos en sincronía con el gato.
Viktor sonrió.
— ¿Te incomoda que te vea? — preguntó Viktor casi seguro de que no— Planeaba aprender la receta, por eso te veía.
Después de todo, no era secreto que Jayce era algo vanidoso.
— No, adelante, mira todo lo que quieras — dijo, notando hasta después de decirlo, cómo sonaba.
Gracias a Dimitri, estaba muy consciente de todo. Ambos lo estaban.
El castaño desvió la mirada y masajeó su pierna un poco, tanto para quitarse un poco de dolor, como para canalizar su ansiedad. Al cabo de unos minutos, Jayce se acercó, tomó la pierna de Viktor para levantarla, sorprendiéndolo, y luego se sentó, volvió a colocar la pierna de Viktor como estaba, pero esta vez, sobre su regazo.
Viktor volteó a la cocina, aun había cosas en la estufa y después miró a Jayce.
— Le faltan unos minutos — respondió Jayce a la pregunta no dicha, dándole esa sonrisa que siempre le daba.
El castaño intentó bajar la pierna para no importunar a Jayce, pero Jayce la sostuvo para que no lo hiciera y la acarició un par de veces.
— Está bien, es mejor que la mantengas extendida.
Viktor se quedó quieto unos momentos, y volteó a ver a Jayce a los ojos de nuevo.
— Lamento no haberte dicho antes lo de mi cirugía — ofreció Viktor— Creí que no habría problema si te decía cuando pasara tu competencia de halterofilia.
Eso llamó la atención de Jayce.
— ¿Ibas a decirme hasta después de la competencia? ¿Por qué hasta entonces? Aun falta mucho, ibas a tenerme en la ignorancia otro mes.
Sin pensárselo, y más por ansiedad, comenzó a masajear la pantorrilla de Viktor. Parecía ser que, de momento, la pierna de Viktor era la pelota de ansiedad de ambos.
— Porque no quería distraerte— suspiró— Primero, iba a decírtelo luego de la competencia de inventores, pero luego yo me tuve que ir, y cuando te vi de nuevo estabas ebrio y luego pensé que no podía decírtelo de inmediato porque acababas de ganar, no quería arruinar tu momento y luego fuimos a celebrar, quedamos que irías a verme al recital y yo iría a verte a tu competencia y simplemente, no me pareció correcto preocuparte y distraerte.
Lo que dijo Viktor no era mentira, pero tampoco era toda la verdad. Por supuesto, de momento, solo quería arreglar las cosas con Jayce. Además, para él, entrar y salir del hospital era casi parte de su rutina.
El rostro de Jayce se iluminó.
— Gracias, Viktor — continuó masajeándolo, esta vez, ya no tanto por ansiedad, sino, porque quería hacer sentir mejor a Viktor.
Continuó unos minutos, mientras Viktor se debatía si debía o no detenerlo. Es decir, estaban arreglando las cosas y no le parecía correcto molestarlo y arruinar lo que acababan de arreglar. No sabía cómo plantear las cosas. Además, aun estaba la situación de la novia de Jayce. Aunque el mismo Jayce le acababa de decir que tenía una relación abierta, se preguntaba si debía o no aceptar aquellas conductas ambiguas del de ojos avellanados. No le agradaba la idea de compartir a alguien y quizá ese siempre sería un freno entre él y Jayce mientras él estuviera en una relación con alguien.
Pero… entonces se percató: ¿Un freno? ¿Acaso él…?
Hasta ahora, él no se había parado a pensar tan a fondo ¿qué sentía él por Jayce? No había pensado en nada por la relación de Jayce; y simplemente en su mente había esa barrera invisible que le impedía siquiera considerarlo.
Pero ahora ¿Por qué Jayce le dijo que su relación no era exclusiva? ¿Tenía un objetivo? ¿Acaso debía pensar en ello? De hacerlo ¿qué significaba eso para él?
Un pequeño espasmo en la pierna de Viktor y un crujido llamó la atención de ambos. Viktor se empezó a reír por el dolor y el sonido que le pareció gracioso. A veces, así lidiaba con el dolor: se reía.
— ¿Te lastimé? — preguntó Jayce un poco asustado.
— Descuida, solo me hiciste tronar, pero no necesitaba esa pierna — bromeó.
Jayce rio y continuó masajeándolo. Ahora un pequeño sonido de alivio emergió de la garganta de Viktor.
— Ahí ¿verdad? — se aseguró Jayce.
Viktor asintió.
— ¿Dónde aprendiste esto? — dijo mordiéndose el labio para poder tolerar la sensación que era dolorosa y placentera a la vez.
Ese gesto le sacó una sonrisa a Jayce.
— Me he lesionado en ocasiones por el deporte, así que uno tiene que aprender una o dos cosas de fisioterapia y automasaje — explicó aun masajeando con sus pulgares y subiendo un poco ahora cerca de su rodilla — ¿Tienes algún gel caliente para masaje?
— Sí, en mi habitación, pero…
Fue interrumpido por un sonido, el de un líquido desparramándose y quemándose. Jayce volteó de inmediato y bajó con cuidado la pierna de Viktor antes de correr a la cocina.
Apagó la estufa y limpió un poco de manera apresurada.
— Creo que ya está — anunció buscando platos para poder servir la cena para ambos.
— Vaya, te mueves rápido — se burló Viktor buscando con la vista sus zapatos.
Aunque no los encontró, por accidente, Jayce los había empujado bajo el sillón cuando se sentó con él.
— Más me vale si no quería incendiar tu casa.
Ambos se rieron.
— Sí, supongo que sería inconveniente vivir en la calle — dijo con un sarcasmo agrio.
— No necesariamente, te haría vivir conmigo — contestó Jayce sin pensárselo mucho, pero cuando lo notó, agregó: — Me sentiría culpable de quemar tu casa y romper tu pierna.
Una vez más soltaron risas cómodas y sarcásticas. Es como si aquel arrebato de la tarde no hubiera sucedido. Cuando estaban juntos y solos, les era fácil estar cómodos… solo que ahora tenían momentos en los que se hacían conscientes y esos momentos se intercalaban con aquellos de cómoda ignorancia.
— Ya está ¿vienes a cenar?
— No encuentro mis zapatos — dijo aun sentado, pero semi agachado, metiendo su mano bajo la ranura del sillón. No los encontró.
Antes de poder preverlo, sintió los brazos de Jayce uno pasarse bajo sus rodillas y cuando se medio incorporó para ver qué pasaba, sintió el otro brazo apoyando su espalda y entonces, el moreno lo levantó en sus brazos.
— ¡¿Qué estás haciendo?! — preguntó sorprendido, sujetándose a él, con ambos brazos alrededor del cuello de Jayce.
— Lo llevo a su cena, monsieur — dijo con una sonrisa amplia y un falso acento francés.
Esa misma sonrisa que solía usar cuando presentaba proyectos, cuando hablaba con Mel o cuando quería salirse con la suya en algo. Esa sonrisa que usaba para seducir, aunque por supuesto, él no la llamaba así.
Viktor le sonrió también de la misma forma con aquella mirada intensa que siempre parecía hechizar a Jayce. Aunque poco después desvió la mirada por breves momentos a los labios de Jayce, ambos rostros estaban realmente cerca. Nuevamente esa extraña tensión.
Jayce caminó hasta la mesa con la mirada fija en Viktor. Cuando llegó, no bajó a Viktor de inmediato, se quedó sosteniéndolo un poco más. Para él, Viktor era ligero en comparación con muchas otras personas.
— Huele bien, ¿qué hiciste? — preguntó Viktor mirando de nuevo a los ojos a Jayce.
En un acto semi consciente y que Viktor negaría o excusaría como "ansiedad", acarició un par de veces la nuca de Jayce con su pulgar.
— Se llama cortadillo, pensé que ocupabas algo más de proteína.
— Piensas en todo, ¿no?
Ellos lo sentían, sentían que esa conversación, pese a ser ordinaria, no lo era del todo. Estaba esa tensión, esa cercanía, el hecho de estar murmurando sin notarlo.
— También te preparé arroz con leche.
— Pudiste haber preparado eso únicamente y yo sería feliz — comentó.
Los susurros de ambos eran cada vez más bajos, estaban cerca, así que no necesitaban hablar fuerte. Viktor seguía en brazos de Jayce y Jayce parecía no querer bajarlo todavía.
— Me gusta verte feliz.
Permanecieron en silencio unos segundos viéndose fijamente, una sonrisa de la total fascinación que sentían en ese momento por el otro surcó sus rostros.
Otro par de caricias de parte de Viktor y el sonido del reloj de pared. Jayce se mordió el labio por breves dos segundos. Entonces se percató de cómo luciría para cualquiera que entrara inoportunamente al comedor. Con prisa, lo bajó a la silla, colocándolo con cuidado en ella. Luego se paró y se dio media vuelta, tratando de ocultar el sonrojo que se apoderó de su rostro, que disimuló al buscar algunas otras cosas en la cocina de Viktor, antes de volver a la mesa y sentarse.
Por su parte, Viktor notó como se rompió de repente esa atmosfera y como Jayce básicamente, huyó de ella. Bajó la mirada a su plato con un suspiro casi imperceptible. Esa era su respuesta. Jayce no había tenido ninguna intención al decirle que él y Mel estaban en una relación abierta, la única había sido comunicarle que Mel no era una mujer celosa como él pensaba. No sabía ni por qué lo había considerado extraño. Simplemente, era Jayce siendo Jayce. Su naturaleza parecía ser…si quisiera buscar una palabra sería "galante". Quizá era precisamente por eso que estaba en una relación abierta.
Si lo pensaba era bastante obvio. ¡Qué vergonzoso era pensar que, por un breve instante, había pensado que Jayce tendría alguna segunda intención! Aunque él no dijo nada, sí que había visto la reacción de Jayce cuando Dimitri habló esa tarde en la piscina, parecía casi que iba a darle un ataque de pánico. Se maldijo a sí mismo.
Debería dejar de pensar cosas extrañas respecto a Jayce. Él solo quería ser su amigo. ¿Por qué pensó en algo diferente? ¿Por qué lo avergonzaba? ¿Por qué lo decepcionaba? Quizá le hacía falta salir con más personas. Quizá su… "fascinación" por Jayce le estaba haciendo ver cosas que no estaban ahí.
Definitivamente, solo debía poner ciertos límites para no cruzar líneas que pudieran lastimarlo. Y del resto, podría jugar con Jayce justo como Jayce hacía con él. Juegos entre amigos. Evidentemente, a Jayce le gustaban cierto tipo de dinámicas y acercamientos sin que llegaran a nada, ni significaran nada. Ese era Jayce… así que quizá debía manejar las cosas así hasta donde se sintiera cómodo.
Volvió al presente, lejos de sus pensamientos cuando vio a Jayce entregarle los cubiertos y sentarse junto a él.
Viktor le sonrió y tomó los cubiertos, listo para cenar.
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Cuando terminaron, asearon el lugar juntos y después de que alimentaron a las mascotas de Viktor, Jayce le mostró un dibujo a Viktor y luego de una corta y galante conversación, finalmente se acostaron. El cansancio de sus cuerpos luego de tanta actividad física y arrebatos emocionales hizo que finalmente se durmieran.
Pese al preludio, fue una noche cómoda.
La tensión de la tarde se diluía en sus sueños, envueltos en el aroma y el calor del otro. Definitivamente, estar así, era felicidad.
Por supuesto, ninguno de los dos se percató que compartían el mismo sueño, una ensoñación que partió desde sus ultimas vivencias con aquel dibujo, pero después…tomó un rumbo totalmente diferente:
El sueño inició cuando Viktor volvió a su habitación y Jayce esperaba por él con libreta en mano.
— ¿Qué dibujas? — preguntó curioso cuando llegó finalmente a su habitación.
— A ti — respondió con una sonrisa traviesa.
Eso le fue curioso a Viktor y arqueó una ceja. Después de todo, Jayce había sido muy reacio a mostrarle sus dibujos, así que le sorprendía que ahora de la nada
Jayce volteó su libreta, mostrando un dibujo de Viktor con un aspecto gótico. Viktor se reconoció de inmediato, él había visto esa imagen antes. Era de una fotografía que le tomó Dimitri tiempo atrás. De inmediato giró su mirada a Jayce.
— ¿Cómo?
El moreno comenzó a reírse.
— Dimitri me pasó esta foto tuya.
Viktor se cubrió el rostro con una mano, casi como dándose una palmada.
— Sabía que no debía dejarle esa foto — dijo con una sonrisa socarrona.
— Te veías muy bien de gótico.
— Lo sé, me gusta aun ese estilo.
— ¿Y porqué ya no lo usas?
— Es difícil pedir trabajo así, pero ocasionalmente lo uso, aunque ya no seguido como antes.
— Quiero verte así.
— No estoy seguro de que te toque verme así.
Jayce se puso serio un momento y luego volvió a sonreír travieso.
— Tú me debes una foto conmigo.
— ¿Quieres que nos tomemos una ahora?
— Quiero que nos la tomemos con los dos en estilo gótico.
— Jayce, tú ni siquiera sabes cómo usar ese estilo, eres casi lo opuesto a él.
El moreno rio.
— Pero tú puedes ayudarme en eso.
Viktor no lo tomó en serio. Simplemente negó con la cabeza y fue a sentarse a la cama también, para descansar un poco.
— Hey, no me ignores — dijo Jayce dándole un empujoncito a Viktor dejando a un lado su libreta.
El castaño la tomó y observó el dibujo de Jayce, realmente Jayce lo dibujaba con una mirada muy intensa. ¿Serían sus ojos así?
— ¿Es en serio lo de la foto gótica? — preguntó, volteando a ver a Jayce.
— Sí — dijo, ahora era su mirada la que parecía intensa.
— Pues solo vístete de negro y ya nos la tomamos.
— ¿Y que hay de los accesorios y esas cosas que llevas?
— ¿Quieres la experiencia completa? — propuso en tono juguetón.
— Sí, contigo, sí.
Viktor se quedó observando a Jayce. De nuevo, la forma en la que Jayce hablaba era debatible su interpretación. Le sonrió. Si Jayce era así y no significaba nada, entonces no lo tomaría en serio. Participaría hasta donde estuviera cómodo, pero nada más… no tenía caso lastimarse por algo que no era real.
— Puedo prestarte algunos accesorios — meditó en voz alta.
— ¿Y qué hay de ese efecto en tus ojos? ¿Cómo lo haces?
El castaño se le quedó viendo.
— ¿Incluso quieres el smokey eye?
— Sí, todo.
El castaño negó con la cabeza.
— Luego no te arrepientas. Se hace con sombras de ojos, delineador, etc…
Comenzó a decir, como inseguro de que Jayce estuviera realmente cómodo con el maquillaje, muchos hombres no lo estaban. Aunque Jayce era tan vanidoso que no le sorprendía tampoco.
— Bien — aceptó el moreno luego de pensárselo un poco.
Es decir, él no era gay, por supuesto que no, y un poco de maquillaje no cambiaría eso, después de todo, había muchos modelos que lo usaban. Y él simplemente lo usaría para tomarse una fotografía con Viktor.
¿Qué por qué de pronto quiso él la foto así? Lo cierto es que Dimitri le había mandado dos fotos. Una, la que le mostró en vestidores, donde aparecía Viktor solo y una más donde posaban Viktor y Dimitri vestido también con estilo gótico. Él simplemente no podía quedarse atrás.
Fue a partir de este punto que el sueño se separó del recuerdo de la noche y se volvió una proyección de sus deseos más íntimos.
— Si tú lo dices, entonces no hay problema.
Jayce vio a Viktor con una actitud decidida, bajarse de la cama. Viktor comenzó a buscar entre sus cosas algunos objetos. Y luego, se acercó de vuelta, dejando algunas cosas en su mesa de noche.
Al inicio, Viktor se quedó pensando, no tenía ninguna silla de momento en su habitación y las del comedor eran demasiado pesadas para subirlas por la escalera. Se encogió de hombros, igual, nada significaba nada.
— A ver, acuéstate.
— ¿Qué? ¿Lo haremos ahora?
— Si no quieres no — dijo con una sonrisa retadora.
Al moreno le extrañó la petición, pero la cumplió. Se acostó en la cama de Viktor aunque le fue extraño que específicamente le pidiera recostarse. Sintió su corazón latir muy fuerte. Se sentía demasiado emocionado ¿sería simplemente por la fotografía?
No pasó mucho hasta que sintió el peso de Viktor a horcajadas en su cintura. Eso lo sorprendió bastante, es decir, él sabía que siempre estaba tocando a Viktor, incluso el mismo Viktor le había llamado la atención esa tarde por hacerlo de cierta forma, pero ahora lo tenía sentado encima.
No quiso pensar. No quiso romper eso, no quiso alejarlo, no quiso señalarlo. No quería ni moverse, nada que pudiera interrumpir esa situación. Odiaría si alguien interrumpía.
De verdad era ligero, estaba consciente del cuerpo de Viktor y trató de mantenerse calmado. Sentía el peso de Viktor balancearse un poco en preparaciones y eso lo tenía encantado. Pero también, le hizo sentir aún más nervioso. Se veía tan concentrado y él necesitaba más…
Se removió un poco debajo de él.
— ¿Te estoy lastimando?
— Solo acomódate un poco más atrás para poder respirar.
Viktor se removió con diminutos saltos y roces.
— Sí, ahí — dijo Jayce con una sonrisa, era una sensación "buena".
Entonces, Viktor tomó uno de los pequeños estuches, tomó una brocha y se agachó hacia Jayce, pero como no lo veía cerrar los ojos, agregó:
— Cierra los ojos, Jayce.
Jayce pasó saliva. Casi percibía el calor de su aliento. Cerró los ojos con el corazón latiéndole a toda velocidad y con mucha fuerza. Pronto sintió una sensación suave dar pequeños golpecitos y caricias en sus parpados, era una sensación extraña, pero no era del todo desagradable.
— Se siente extraño — dijo Jayce — Nunca me habían maquillado.
Viktor sonrió.
— Sé un buen chico y quédate quieto, el color negro tiende a manchar mucho si no se aplica con cuidado — dijo Viktor.
Eso hizo latir más fuerte el corazón de Jayce. Sin pensárselo mucho, colocó su mano arriba de la rodilla de Viktor, ya que la tenía cerca.
Viktor rio.
— Me pones nervioso — admitió Jayce, subiendo sus manos a los muslos de Viktor, acariciándolos.
— ¿Por? — dijo concentrado en lo que hacía.
Lo cierto era que lo que ponía a Jayce nervioso eran las posibilidades más que la realidad.
— No lo sé, no esperaba que supieras hacer estas cosas, nunca dejas de sorprenderme.
Cuando Viktor tomó un poco más de color, cayó un poco del polvillo de la brocha bajo el labio de Jayce, cuando el castaño lo notó, trató de quitárselo con el pulgar, acariciándole los labios. Ese toque, provocó algo en Jayce, intentó no moverse… no quería que Viktor lo notara. Esa dureza en sus pantalones.
Por su parte, el castaño tomó un algodón, vertió un poco de desmaquillante y dio pequeños golpecitos bajo el labio de Jayce.
— Por esto te decía que no te movieras — dijo Viktor con suavidad — Es difícil de quitar — su voz era ronca, sentía algo en su parte posterior.
La humedad del algodón era una sensación extraña para Jayce, que luego fue reemplazada por el pulgar de Viktor. Era algo delicioso y finalmente una sensación más: la suave y húmeda lengua de Viktor se paseó desde la zona afectada hasta los labios de Jayce.
Jayce entreabrió sus labios para darle acceso y sus manos subieron por los muslos de Viktor, acariciándolos, subiendo y bajando por sus muslos y cadera.
Un suspiro.
Pequeños sonidos placenteros, las respiraciones profundas y más descontroladas. La lengua de Viktor ingresando en la cavidad de Jayce y moviéndose dentro, mientras sus manos acariciaban su rostro y bajaron con delicadeza hasta el grueso cuello del moreno, apretándolo con suavidad.
El moreno sujetó la cadera del castaño y ambos comenzaron a hacer un movimiento similar al oleaje del mar, un vaivén placentero. La dureza de Jayce chocaba con deliciosa fricción con las posaderas de Viktor. El bulto en los pantalones de Viktor se tallaba con el abdomen tonificado de Jayce.
— Viktor…
— Jayce…
Ambos jadeaban el nombre del otro, adorando el acto…
— Viktor yo te…
De repente, la burbuja se rompió. Jayce despertó con un sobresalto, solo para encontrarse en la cama vacía. Agradeció internamente que Viktor no estaba a su lado. Se levantó rápido, ocultando su amanecer y buscó el baño. Por fortuna, Viktor no estaba en el, así que pudo entrar sin ser visto.
Estaba angustiado ¡¿cómo había sido posible que haya tenido un sueño húmedo con Viktor?! ¡No podía ser!
¡No podía seguir así…!
Hizo lo que tenía qué hacer, comenzó a masturbarse, tratando de pensar en Mel, obligándose, pero simplemente no terminaba y su mente no se concentraba en ella. Imágenes de su sueño inundaron su cabeza y guiaron su mano, las imágenes de la sonrisa de Viktor, de su tacto, su peso, sus labios, las sensaciones vívidas que tuvo y sus sonidos, el gusto de su boca… fue en todas esas sensaciones que llegó al éxtasis.
En su mano vio la indiscutible prueba de aquello que se había negado a aceptar y se había forzado a ignorar desde que había comenzado a admirarlo.
¡No podía ser!
Estaba asustado.
No podía, no debía, no se supone que las cosas fueran así… Sin explicaciones y con sigilo salió de la casa de Viktor sin que este último lo viera irse.
Notes:
Mes amies, hagan sus apuestas sobre el tatuaje de Viktor!
Chapter 24: Post competencia: Bar
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Post competencia: Bar
Cuando Viktor volvió a su pieza, no vio a Jayce por ningún lugar.
— ¿Jayce? — lo llamó buscándolo con la mirada, tocó la puerta del baño, aunque estaba abierta, simplemente para comprobar si estaba o no ahí.
Buscó en la cocina, en el estudio, en la sala, incluso se asomó en la habitación de su padre y la de Oriana. Jayce no estaba por ningún lugar.
Suspiró.
¿Habría salido?
Viktor estaba preocupado. Así que le mandó un mensaje:
"¿En donde estás? ¿Estás bien? ¿Volviste a tu casa?"
Lo cierto era que, él también había tenido ese sueño en la mañana, pero se levantó un poco antes que Jayce. Sin embargo, por la vergüenza y para no despertarlo, fue al baño de la habitación de su hermana para encargarse de sí mismo.
Se sentía avergonzado. ¿Por qué había tenido un sueño así con Jayce?
Suspiró de nuevo.
No tenía caso hacerse el tonto. Él sabía por qué… era innegable que sentía algo por Jayce. Sus hombros se encorvaron. No se supone que él sintiera eso…
Y peor aún, el hecho de no haber encontrado a Jayce en la mañana le hizo pensar dos posibilidades, o Jayce estaba molesto por lo que le dijo de Mel; o Jayce había notado su "amanecer" y se sintió tan incómodo que se había ido sin decir nada.
¡Qué terrible! No sabía cómo iba a ver a Jayce a la cara el lunes. Se cubrió el rostro, apoyando su frente en sus puños. Por fortuna era domingo, y eso le ayudaría a tranquilizarse. Sin embargo, no sabía si debía o no mandarle algún mensaje a Jayce…
Negó con la cabeza. ¡Por supuesto que no debía más mandarle mensajes! Si Jayce quisiera hablar con él, no se habría ido sin despedirse.
Por supuesto, aunque trató de calmarse, eso no evitó que siguiera recriminándose el resto del día sobre como Jayce y él jamás podrían ser. Y ya era hora de que se lo grabara. Ni siquiera sabía por qué lo había considerado alguna vez, si Jayce era un hombre heterosexual en una relación. ¿Cómo pudo pensar algo tan risible? ¡Era obvio que era imposible!
Negó con la cabeza.
-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-
Cuando llegó el lunes, Jayce iba distraído en su amable vagón, pensando en cómo enfrentar a Viktor, en como disculparse por desaparecer. Lo inquietaba que Viktor no había hecho ni siquiera el intento por mandarle un mensaje, pero tampoco era como si él supiera qué decirle. ¿Cómo iba a verlo a la cara?
¡Estaba tan nervioso! ¡No bastó con ese maldito sueño! ¡Todo estaba mal ahora! ¡Apenas había logrado enmendar las cosas en la piscina y por su aparición ebrio y ahora esto! ¿Por qué no dejaba de hacer las cosas mal?
Recordó su pelea con Mel. Aun repasaba en su mente como podía haber hecho algo tan estúpido, irrespetuoso y… ¡NO! ¡¿Por qué todo salió mal ese domingo?!
Ese sueño lo había perturbado tanto que se fue de casa de Viktor solo para pasarse a casa de Mel. Se sintió en la necesidad de verla…o más bien, a probarse a sí mismo que era heterosexual. Apenas llegó con ella, sin preámbulo se dirigieron a la habitación con ella, pero para confusión y desgracia de Jayce, no pudo excitarse.
¡Le pasó lo mismo que en el baño de Viktor! El pensaba que, si tenía a la Mel real, se lograría excitar y lograría sacar de su mente esas imágenes extrañas. Pensó que, tal vez había soñado eso porque estaba sexualmente frustrado, hacía tiempo que realmente no dormía con Mel.
Inicialmente, cuando no pudo excitarse, Mel le había ofrecido hacer otras cosas si no estaba de humor, sin embargo, Jayce hizo algo que fue el inicio del fin. Mientras estaba con Mel, recordó su sueño. Ese maldito sueño que no lo dejaba en paz y amenazaba con arruinar su amistad con Viktor.
Lo peor de todo, es que tan pronto recordó la sensación de tener a Viktor sentado en sus caderas agachado sobre él, se excitó. Mucho.
Pudo llegar al coito con Mel, pero sin pensar en ella, sin verla a ella… recordando un sueño, imaginando su continuación… en su mente embistiendo a Viktor y escuchando sus sonidos. Ahí fue donde vino el siguiente clavo del ataúd: en su frenesí, cuando estaba cerca de llegar a su climax, mientras movía su cadera con pericia, recordaba a Viktor; su cuerpo, la sensación de su piel, lo pequeña que era su cintura y cómo sus manos eran capaces de envolverla por completo, y fie entonces, que el nombre de Viktor se escurrió de sus labios como burbujas desprendiéndose y flotando entre el jabón y el agua.
Por supuesto, eso no dejó contenta a Mel. Aun recordaba el empujón que ella le dio cuando lo dijo, y sus palabras:
— ¿Cómo me llamaste?
— ¿Qué? ¿Cómo te llamé? — preguntó confundido, aun con su mente entre la realidad, la fantasía y la altura de su excitación.
— ¡Me llamaste Viktor! — aclaró y reclamó Mel.
Jayce palideció.
— Claro que no, no seas ridícula, no te llamé Viktor. ¿Por qué lo haría?
Ella frunció el ceño de inmediato. Estaba segura de que no había oído mal.
— ¿Por qué piensas en Viktor ahora?
— No estoy pensando en él — mintió respirando cada vez más rápido, se sentía molesto, expuesto y confundido.
— Jayce, sé que tienes algo especial con él, que ya dormiste con él y sé que tenemos una relación abierta… ¡Así que no me engañes! ¡No hay necesidad de mentir! ¡Sé que te gusta, no quieras verme la cara de tonta!
— Mel yo no…—
— ¡No he terminado de hablar! — espetó ella inflexible. Jayce nunca la había visto tan molesta— No creo que tenga por qué exigirte respeto cuando estás conmigo. ¿Cómo te sentirías tú si te llamara por otro nombre mientras lo hacemos?
Jayce solo frunció el ceño.
— Tú puedes hacerlo con quien quieras, por eso tenemos este tipo de relación, pero mientras estés conmigo, quiero que pienses en mi — ella estaba incrédula de deber tener esa conversación con Jayce— ¡¿Por qué vendrías a mi cuando quieres acostarte con él?! ¡¿Por qué no fuiste con él?! — reclamó con amargura.
De repente, ambos guardaron silencio.
— Mel, ¡yo no he hecho nada con Viktor! ¡Es mi amigo! ¡Yo no te llamé por su nombre! ¡Estás imaginando cosas!
— ¡No! ¡No me lo imaginé! ¡Tú me llamaste por su nombre!
— Estoy teniendo sexo con una mujer hermosa, inteligente y sexy, Mel, ¡tú! ¡¿por qué te llamaría por el nombre de otra persona?! ¡¿y más aún, de un hombre?! — se apuró a defenderse— Te juro que no hice nada con Viktor. Yo no soy gay…
— Jayce, tú me dijiste que tuviste sexo con él hace dos días ¿o ya se te olvidó? ¡Eso no es para nada heterosexual!
El corazón de Jayce se aceleró ante esa afirmación. ¡No podía ser!
— No, no, tú entendiste mal — dijo casi al borde de la histeria, su mirada se veía desorbitada y feral — Dimitri ya me explicó, y no fue lo que piensas, yo solo dormí en su casa, pero no hicimos…eso ¡solo dormimos! ¿escuchaste? ¡solo dormimos! — dijo con desesperación— ¡Tienes que creerme, Mel, por favor!
— ¡Jayce, me llamaste Viktor hace unos minutos! ¡Incluso si no dormiste con él, estabas pensando en él! ¡¿Qué te dice eso?!
— ¡Yo no pensaba en él! ¡Entiende! Además, ¡eres tú la que parece hacerse ideas raras! Quizá eras tú la que pensaba en él y por eso pensaste que me escuchaste decir su nombre — dijo tratando de negar esa posibilidad, culpándola.
— ¿Qué? — Mel estaba incrédula. Lo que decía Jayce no tenía ningún sentido para ella.
— Viktor ya me comentó que le hiciste muecas el día de la competencia — aprovechó para reclamar.
Mel se mostró indignada ¿cómo podía ponerse Jayce a defender a Viktor en ese momento?
— Viktor no tiene nada en contra tuya ¿por qué tú sí? ¿estás celosa de él? Porque si es así, no voy a permitir que lo incomodes, así como no permitiría lo mismo de su parte para contigo.
— ¡¿Celosa?! ¡¿De qué?!
— No lo sé, Mel, esperaba que me ilustraras. Siempre pareces incómoda cuando algo tiene que ver con él, incluso si tratas de ocultarlo, de una u otra forma buscas alejarme de él.
— ¡Eso no es verdad! ¡Te he apoyado y lo he apoyado a él!
— ¿Es por eso por lo que tu madre me dio el primer premio a mí? Además ¿Qué es eso de casi obligarlo a ir con alguien a la gala?
— ¿Sigues con eso? ¿Por eso es todo esto? ¿Por lo de la gala y la competencia?
— Para ser alguien que quiere estar en una relación abierta, eres demasiado quisquillosa y posesiva. No puedes evitar que salga con mis amigos.
— ¡Jayce lo tuyo y lo de Viktor no es amistad! ¡Tú sientes algo por él!
— ¡No es cierto! — rebatió aturdido— ¡No es verdad! ¡Deja de decir eso!
La morena sabía que era un tema sensible para Jayce, pero en ese momento, ella también estaba molesta, ofendida, y necesitaba aclarar las cosas de una vez:
— Bien, supongamos que lo que dices es cierto, que no hay nada entre tú y él, pero tienes que entender, Jayce, que eso no es lo que me molesta.
— ¿Entonces qué es? ¡Porque a mi modo de ver yo soy quien tiene que soportar que estés conmigo y con Elora! — espetó molesto, ni él mismo sabía que estaba tan resentido por ello— ¡No quisiste nada exclusivo conmigo! ¿y ahora vienes a quejarte de mis amigos?
— ¡Si no querías esto me hubieras dicho que no!
— ¡Y lo hice! ¡En su momento lo hice! ¡Tú me presionaste! ¡Me metiste en esto!
Mel lo escuchó y por un momento apretó sus parpados en un gesto que denotaba que daría un paso que no quería dar, pero que era necesario. Era cierto. Ellos no se entendían ya. Al menos no como pareja. Él había dicho inicialmente que no y ella lo convenció, pero eso no significaba que él no pudiera volver a negarse. Ambos eran culpables de que su relación se deteriorara así.
— Terminamos — dijo de pronto ella, levantándose de la cama y poniéndose una bata.
— ¿Qué? — rio incrédulo y negando con la cabeza— No hablas en serio — dijo aun sentado y desnudo en la cama— Esto no…
— Terminamos — repitió ella— Vístete, toma tus cosas y lárgate — exigió con dignidad. Ella no permitiría tal falta de respeto a su persona y menos aun en su propia casa.
De vuelta al vagón, Jayce de repente, se dio cuenta que ya estaba por llegar a su parada de la universidad.
— ¿Qué? — volteó a todos lados ¿Viktor no había tomado el vagón ese día?
Estuvo tentado a mandarle un mensaje para ver si estaba bien, pero consideró que no debía si aún no estaba listo para confrontarlo, de hacerlo, quizá solo empeore las cosas. De todos modos, era probable que lo viera a la salida o incluso hasta mañana, no quería verse tan desesperado ni controlador.
"Todo está bien" se repitió a sí mismo como un mantra.
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Por su parte, Viktor se había ido más temprano a la escuela y había procurado irse más tarde a casa para no toparse con Jayce en el vagón. Definitivamente necesitaban distancia. Él aún no se sentía listo para confrontar a Jayce, y estaba consciente de que ni siquiera sabía si Jayce se había dado cuenta de lo sucedido, pero el hecho de que Jayce no lo hubiese contactado luego de irse así, le decía que Jayce tampoco quería contactarlo.
Sin embargo, las cosas no salieron como él esperaba, pues, Jayce, quien todavía no se sentía listo para confrontarlo, había tenido la misma idea de volver más tarde a casa. Así que, por accidente, volvieron a encontrarse en su vagón. La expresión de ambos fue un poema.
— ¿Viktor? — lo llamó Jayce nervioso.
Anhelaba tanto verlo, pero al mismo tiempo no tenía el valor para hacerlo y no sabía cómo reaccionar. En su expresión había una mueca extraña que era una mezcla entre añoranza y terror. Después de todo, Viktor había sido el protagonista de su sueño y su discusión con Mel.
— ¿Jayce…? — lo nombró con asombro. Es decir, se suponía no iba a encontrarlo a esa hora.
Estaban tan nerviosos que con solo decir el nombre del otro era intenso para ellos. En sus estómagos se percibió un cosquilleo que les hizo recordar su sueño.
Viktor notó el semblante de Jayce y algo en su interior se constriñó. Apretó los labios y se sujetó el estómago. Entonces se sentó frente a Jayce, justo como cuando no se conocían todavía.
Eso llamó la atención de Jayce. ¿Qué había sido esa expresión? ¿Por qué se había sentado allá?
Era cierto, si lo pensaba, desde perspectiva de Viktor, él simplemente desapareció… recordaba que le habían llegado algunos mensajes cuando iba de camino a casa de Mel, pero no los había abierto precisamente porque eran de Viktor y no sabía qué responderle en ese momento. Luego de eso, simplemente lo olvidó.
Quería pedirle que se sentara con él…Se sintió aún más vulnerable ahora que Viktor estaba molesto, pero no sentía valor para pedirle que se sentara a su lado. Aún tenía su mente totalmente anudada. No obstante, cuando estaba por preguntarle el motivo por el que se sentó lejos de él, pensó en una posibilidad que no había pensado… ¿acaso Viktor se había dado cuenta de lo que soñó y por eso se había salido de la cama antes?
El silencio se apoderó del vagón, ninguno volteaba a verse.
Jayce iba moviendo la pierna y las manos, tratando de canalizar su ansiedad. Viktor por su parte, enrolaba un mechón de cabello con su dedo.
Jayce suspiró.
Viktor volteó a verlo un momento y luego su mirada descendió de nuevo a sus pies con pesadez. Lo mismo con Jayce.
Ambos parecían incomodos, no sabían como volver a antes de ese sueño del que esperaban, el otro no supiera. Pero Jayce no quería que las cosas se trastornaran más, así que, pese al miedo, se puso de pie y se sentó al lado de Viktor.
Viktor volteó a verlo por uno par de segundos y luego vio hacia la ventana de en frente. ¿Cómo debería interpretar eso? Al sentirse observado, sus ojos se posaron en el reflejo de Jayce, quien también lo observaba a través del reflejo.
— ¿Cómo estuvo tu día? — intentó Jayce.
— Normal… — respondió apenas frunciendo el ceño, más por inseguridad que por enojo— …salvo por la hora de salida.
Eso estrujó a Jayce.
— Yo también salí tarde hoy— dijo mezclando mentiras con verdad— Me hicieron reunirme con la señora Medarda. ¿También te dijeron que te quedaras para algo del patrocinio?
— No…solo me quedé hablando con Sky— repuso Viktor.
— ¿Sky? — arqueó la ceja.
— Una chica de mi universidad.
Jayce sabía quién era. Simplemente había preguntado para saber cómo se referiría Viktor a ella. Por fortuna, para él solo era "la chica de su universidad".
— ¿Una chica de tu universidad? ¿No son amigos?
— Creo que sí — aceptó analizando su relación con ella.
Eso generó una microexpresión en Jayce, un leve movimiento de cejas y un pliegue de león en su nariz cerca de su entrecejo, pero fue fugaz.
— ¿Y en la mañana?
— ¿Disculpa?
— No te vi en la mañana ¿todo bien?
— Tuve algo que hacer y fui más temprano.
— Pudiste habérmelo dicho — reclamó Jayce.
Tan pronto vio la mirada indignada de Viktor se reprendió mentalmente. ¿Por qué simplemente no podía dejar de reclamar la atención de Viktor sin importar qué? Supo entonces que debía disculparse de nuevo.
— Lamento haberme ido así… es solo que… tuve que ir a hablar con Mel y yo…
Esa era la tercera vez que le pedía disculpas en los últimos días. Realmente estaba haciendo las cosas mal. Podía percibirlo, Viktor estaba agotándose de perdonarlo y no lo culpaba.
Viktor apretó los labios y se animó a hablar. Realmente no estaba enojado, estaba más bien triste y asustado, pero simplemente no sabía lidiar con sus emociones, estaba acostumbrado a guardarse todo para no preocupar o ser una molestia para su papá y su hermana. Esto era algo muy nuevo para él y sus emociones eran tan confusas que, aunque él insistía en no estar molesto, su miedo se vistió de enojo. Primero suspiró para sacar la tensión y con firmeza dijo:
— Jayce, aunque siempre serás bienvenido en mi casa, quiero que quede claro que mi casa no es un hotel al que puedes ir cuando estés borracho ni tampoco un lugar al que puedas ir a dormir e irte como si nada.
"Suficiente tengo con papá y Oriana haciendo lo mismo" — pensó.
— No creo que tu casa sea un hotel, Viktor — se defendió de inmediato— Sucedió algo y yo…solo tuve que irme. Lamento no haber llamado o respondido tus mensajes…
¿Qué algo había sucedido?
— ¿Todo está bien?
Viktor no podía eludir su propia naturaleza amable, aunque estuviera…bueno, sintiera lo que sintiera respecto a Jayce, solo deseaba su bienestar.
Jayce suspiró con mucho pesar, se sentía mal. ¡¿Por qué demonios no podía dejar de sentir ese magnetismo que sentía por Viktor?! ¡¿Por qué esas imágenes no dejaban de aparecer en su cabeza?! ¡¿Por qué?!
— No…Mel…terminó conmigo — confesó.
Sus ojos se vidriaron por un momento. No por lo que confesó, él también sabía que lo de él y Mel desde hacía tiempo debía terminar. Más bien, estaba muy asustado. Para este punto, aunque el quería muchísimo a Mel, ella estaba fungiendo como una defensa suya para no… ¡NO! ¡No era así! ¡Él no era así!
El semblante de Viktor se suavizó por un momento al ver el estado tan ansioso y perturbado de Jayce. Por supuesto, él asumió que el conflicto de Jayce solo era por Mel, no por lo que su rompimiento significaba para Jayce y su identidad.
— Lamento oír eso.
Un silencio sepulcral se apoderó del vagón. Viktor estaba un poco ansioso y finalmente decidió preguntar una de las cosas que le angustiaban:
— Sé que es presuntuoso, pero… tengo que preguntar… ¿No fue por lo que te dije? ¿cierto? — dijo moviendo sus manos nerviosamente, sintiéndose algo culpable.
Jayce se sorprendió y se sintió mal por hacerlo preocuparse. Enredó su mano en una de las de Viktor para tranquilizarlo, entrelazando sus dedos.
— No. Descuida, no tienes culpa de nada. Yo fui el que hizo algo que no debía — admitió ante él, casi arrastrando la voz para forzarla a salir.
— ¿Tan malo fue? — no quiso saber detalles, no eran de su incumbencia, pero sí quería hacer sentir mejor a Jayce.
Jayce asintió con la cabeza.
— La herí…mucho.
Viktor le devolvió el apretón de mano.
El viaje continuó en silencio hasta la estación de Viktor. Jayce sintió miedo así que solo aflojó su agarre, aunque no lo soltó, no quería hacerlo, pero no tenía el valor de pedirle que se quedara con él o ir a su casa, no después de lo que sucedió la última vez. En cambio, Viktor no se movió.
Estar juntos era una adicción…
Las puertas del vagón se cerraron y entonces, Jayce apretó de nuevo la mano de Viktor.
— ¿Quieres ir por un trago?
Viktor asintió.
— ¿Habrá un bar abierto? Es lunes…
Jayce rio.
— Sí, tiene qué. Los alcohólicos no descansan.
— Pero los cantineros sí.
— Vamos a ver y si no hay ninguno compramos algo y nos vamos a mi casa.
— ¿A tu mamá no le molesta?
Jayce le sonrió y le apretó la mano juguetonamente.
— Mi mamá no tiene problema con ello. Además, no quiero que pienses que uso tu casa así.
— No me refería a…
— No, está bien, tienes razón— concedió Jayce— Debo respetar tu hogar y aunque digo que lo hago, entiendo que mis acciones señalan lo opuesto.
— Bien.
Ambos sonrieron y aceptaron buscar un bar. Tan pronto bajaron en la estación, Jayce y Viktor comenzaron a buscar en sus teléfonos la localización de algún bar.
— ¿Quieres hablar de lo sucedido o simplemente quieres que nos distraigamos?
— Para serte franco no lo sé, simplemente quiero sentirme mejor.
— Jayce no es bueno que uses el alcohol para eso. Aunque no me hagas mucho caso, no soy realmente una brújula de la moral.
Jayce rio.
— ¿Vas a corromperme? — bromeó Jayce. Siempre que estaba con Viktor, se sentía libre de bromear o decir lo que quisiera.
— Creo que ya haces bien ese trabajo sin mi — picó Viktor— Pero dependiendo del objetivo, a cuál de estos dos bares vamos, uno es muy ruidoso y el otro no.
— El alcohol no me importa, solo quiero estar…— estuvo a punto de decir "contigo" pero tan pronto lo notó se corrigió— …acompañado.
Viktor comenzó a mostrarle las imágenes de los bares que encontró.
— Muy bien, pero si quieres distraerte, este funciona mejor. La música es más fuerte y "hay más personas"— ofreció— Este otro es más para charlar.
— Prefiero charlar contigo.
La afirmación hizo a Viktor sentir ese algo otra vez. Eso decidía su próxima parada. Y tan pronto localizaron el bar al que irían, notaron que no estaba muy lejos, así que llegaron caminando en pocos minutos.
Luego, se apoderaron de una mesa.
— ¿Puedo tomar sus órdenes? — preguntó una camarera.
— Tráenos un par de tequilas dobles para empezar— pidió Jayce.
Viktor se quedó sorprendido y con una sonrisa burlona preguntó:
— ¿Y puedes con tanto, Jayce? No sé cuanto bebiste aquella vez, pero por lo que vi no te administras bien con el alcohol.
— Lo haré bien esta vez— prometió.
— Eso espero, porque no podré cargarte.
La mesera les llevó un par de caballitos de tequila, limones y sal. Jayce tomó el diminuto vaso y le dio apenas un paladeo empapando sus labios, un escalofrío le recorrió el cuerpo cuando la amargura y el calor impregnaron su boca y su cuerpo, haciéndolo poner una mueca de desagrado.
— Sabe feo — dijo Jayce.
— No sueles beber mucho ¿verdad? — preguntó Viktor, viendo la reacción de Jayce.
— Vamos, es el primero, aun me sabe solo a alcohol.
Viktor se rio de él.
— Con razón te embriagaste tanto aquella vez. Te enseñaré, mira, es así.
Seguido de eso, Jayce vio una serie de imágenes que lo impresionaron y lo atrajeron… vio como Viktor impregnó el limón con sal, acomodando los diminutos granos con cuidado en el fruto con sus dedos. Luego, vio como se lo exprimió en la boca, succionando un poco del cítrico con sus labios, para poder sacar todo el limón posible y luego de forma inmediata se bebió completo el caballito de tequila.
Jayce tiró una carcajada cuando vio a Viktor fruncir las cejas y carraspear la garganta. No pudo evitar que su mano se paseara por el brazo y cuello de Viktor, acariciando el cabello de su nuca.
— No sabía que podías beber así.
— Hay mucho que no sabes de mi — completó el castaño y le dio otra mitad de limón con una sonrisa retadora— Tu turno.
El moreno trató de contener la risa antes de imitarlo. Sintió el calor desbordante del tequila bajar por su garganta y expandirse por todo su torrente sanguíneo casi en el acto. Le cayó como un golpe y de inmediato se sintió desorientado.
Viktor le sonrió.
— Bien, creo que mejor nos quedamos bebiendo cocteles porque no creo que disfrutes tanto bebiéndolo al natural— concluyó el castaño.
— ¿Tanto se nota?
— Sí.
Luego de que vieran la carta, Viktor mandó llamar a la mesera con una señal. La chica se acercó para tomar la orden.
— Te encargo unos boneless y unas papas para el centro — ordenó para que Jayce no se intoxicara con tanto alcohol.
— Tráenos otro par doble de tequila y también tráeme un vampiro, por favor.
Viktor bufó ante lo proactivo que se veía Jayce con el alcohol. Pero le llamó la atención el coctel que pidió. Nunca había probado esa bebida, pero había escuchado que era un poco picante, así que le sorprendía que Jayce la pidiera. No lo imaginó.
— Yo quiero un sexo en la playa— pidió él un coctel dulce.
— Enseguida traigo sus bebidas.
Por supuesto, con solo el nombre del coctel, hizo que Jayce se pusiera nervioso. Estaba consciente que simplemente era una bebida, pero escuchar esas palabras especificas salir de la boca de Viktor le hacían pensar en cosas que no debía, como aquel sueño.
— ¿Puedo probar tu bebida cuando la traigan? — pidió Jayce.
Viktor rio con suavidad. A toda le gente le llamaba la atención por el nombre de la bebida más que por el contenido, pero sabía bastante bien.
— Claro.
— A cambio puedes tener un trago de la mía— propuso Jayce.
El castaño sonrió y asintió. No pasó demasiado hasta que la camarera estaba de vuelta.
— Unas papas, unos boneless, un par de dobles de tequila, un vampiro y un sexo en la playa.
— Gracias — dijeron ambos al unísono.
Nuevamente, se tomaron el tequila como para "abrir" la siguiente parte de su velada. Ambos temblaron un poco pero ya podían percibir el sabor del agave a través del alcohol. Comieron un par de boneless y un poco de papas para no terminar de destruir sus estómagos. Además, se sentían un poco mareados, Jayce un poco más que Viktor. Eso ayudó a que sus preocupaciones se diluyeran un poco.
De inmediato Jayce le ofreció a Viktor de su bebida.
— Pero ni siquiera la has probado tú, pruébala primero. Es la regla del juguete nuevo.
— ¿Tú también dices eso? — rio Jayce.
— Yo y mucha gente en realidad. Una regla que sirve cuando se tienen hermanos.
— Sí, Mel y Vi también lo decía— dijo sintiéndose raro por decir tan libremente el nombre de Mel, pero intentó no detenerse ahí— ¿Tan necesaria es? — preguntó Jayce riéndose.
— Es cierto, tú no tienes hermanos — reflexionó Viktor — Por eso no te parece necesaria. Aunque yo no me quejo mucho, con Orianna no solía ser un problema. Pero igual, a veces se necesitaba — dijo pensativo, recordando algunas anécdotas.
Jayce se rio de nuevo y le dio un trago a su bebida antes de ponerla frente a los labios de Viktor.
— Anda, bebe.
— Si no te conociera mejor diría que quieres embriagarme— jugó Viktor tomando el popote y comenzando a libar de él.
— Lo bueno que me conoces bien ¿no? Además, por cómo me hiciste beber el tequila, creo que es al revés.
Los dos se sonrieron sin dejar de verse con intensidad. Otra vez esa atmósfera. Jayce no dejó de ver los labios de Viktor posarse en donde habían estado previamente los suyos.
Luego de degustar y tragar la bebida, Viktor opinó:
— Pica — comenzó a jalar un poco de aire con la boca, posicionada como si fuera a recibir un beso.
Jayce se maldijo de nuevo. Imágenes de aquel juego de cartas durante la gala vinieron a él, teniendo a Viktor de frente como si esperar un beso de él ¡Maldición! ¡¿Por qué todo lo que Viktor hacía le parecía endemoniadamente…atractivo?! Pero también… se sentía más ligero respecto al tema ¿sería por el alcohol?
— Un poco — dijo Jayce viendo sus labios, acercándose un poco sin notarlo.
De inmediato, Viktor le dio un trago a su propia bebida para que el dulzor le quitara lo enchilado de la lengua. Entonces, Jayce jaló la muñeca de Viktor para que le extendiera el vaso y también le dio un trago a la bebida del castaño, sin dejar de ver a Viktor a los ojos. La sensación era envolvente, estaban cerca el uno del otro.
— ¿Te gusta?
— Sí, me gusta tu sexo en la playa…
Tanto a Viktor como Jayce abrieron los ojos desmesuradamente y se les subieron los colores. Ninguno pudo ignorar cómo había sonado eso. Definitivamente, ese trago de tequila había afectado a Jayce. El impacto se rompió luego una serie de carcajadas de parte de ambos. Estaban más desinhibidos definitivamente. Lo que usualmente los habría tensionado, lo tomaron como una simple broma picante, que abrió paso a más, solo era la primera de la noche.
— Entonces ¿te gusta mi sexo en la playa? — picó Viktor.
Jayce sonrió de lado, sin sostenerle la mirada por la vergüenza, pero después forzándose a hacerlo.
— Sí, me gusta tu sexo en la playa— repitió.
Volvieron a reír.
— Ahora entiendo cómo generaste ese rumor.
— Sí, no fue mi momento más brillante.
— A mí no me importa ese tipo de humor, pero definitivamente crearas muchos rumores de seguir así.
— ¿Disculpa?
— En solo estos días has dicho que dormimos juntos, que me llevaste en brazos a tu cama y que te gusta mi sexo en la playa. ¿Quieres decirme algo, Jayce? — jugó arqueando la ceja y acercándose un poco de manera seductora.
— No veo que niegues ningún rumor— trató de defenderse con una sonrisa pícara. Ambos seguían muy cerca.
Viktor se encogió de hombros, haciendo notar que bromeaba.
— Creo que los rumores están solo en tu escuela, en la mía nadie se portó raro.
— Entonces admites que no los has negado — picó ahora Jayce — Muy interesante.
— ¿A quién se lo podría negar? Si niego algo de lo que nadie habla, sería empezar el rumor yo.
— No lo sé, aunque no va a tu escuela, podrías negárselo a Salo — presionó Jayce— Aunque ¿a quién le importa lo que piense Salo?
Viktor se rio y miró hacia abajo, paseando uno de sus dedos por el borde de su copa.
— Supongo que debería decírselo en algún punto — aceptó.
Ese comentario hizo que Jayce arqueara una ceja, mientras bebía de su coctel.
— Pensaba preguntarte si no te importaba que no le dijera para evadir algunas cosas, pero si te molesta lo haré pronto.
— ¿Salo te forza a hacer cosas que no quieres? — se detuvo Jayce a preguntar.
— No, él nunca haría eso.
El comentario molestó un poco al moreno.
— ¿Cómo sabes qué no? Salo es un asno.
Viktor rio.
— Sé cómo es con los demás. Pero él no se comporta así conmigo, suele ser muy amable. Más bien, soy yo quien se siente comprometido por que es mi patrocinador y por el tema de mi hermana— explicó dando otro trago a su bebida.
El moreno se molestó al escuchar como Viktor defendía a Salo con su opinión relativamente positiva. De igual forma, se molestó al saber que Viktor quizá no lo rechazaría para ciertas cosas.
— ¿Tú querías ir con él a la gala? — se atrevió a preguntar.
— Yo no quería ir con nadie ¿recuerdas?
— ¿Entonces tú lo invitaste porque te presioné? — concluyó con pesadez, dándose una palmada en la frente.
— Te lo dije, él me invitó. Aunque acepté por la presión que me pusieron tu novia y tú, yo pensaba ir con Sky. Ella también me invitó.
Jayce abrió sus ojos desmesuradamente. Otra vez el nombre de esa chica.
— ¿Y qué pasó?
— Pues lo mismo, me sentí comprometido a aceptar ir con Salo ya que de todos modos iba a ir acompañado. Lo bueno es que Sky entendió.
El moreno observó a Viktor, le gustaban sus lunares. Desde que lo veía a distancia, su rostro siempre le pareció hermoso. Sus hermosos ojos dorados y sus labios carnosos. Localizó otro lunar en su cuello…
— Entonces… si tuvieras una excusa para rechazarlo sería menos molesto para ti — resumió.
— Descuida Jayce, no es como que no pueda negarme en cosas importantes.
¿Sería prudente sostener un rumor? Claro que no, y menos ese tipo de rumor…pero si él no era gay, no debería importar ¿verdad?
— ¿A ti no te importan ese tipo de rumores? — tentó Jayce.
— No me importan los rumores en general. Solo que, temo que, si solo voy y le digo, él pensará que es una invitación.
Jayce lo meditó, era cierto. Si Viktor de repente iba con Salo y le decía "Hey, ¿sabes? No duermo con Jayce" sería porque Viktor esperaría que algo pasara con Salo. O eso pensaría él si le pasara algo así.
Le alegraba saber que no. Lo tranquilizaba que Viktor no quisiera nada con Salo y su misma tranquilidad lo angustiaba. Pero en ese momento no podía contenerse ¿sería por el alcohol? Contento, atrajo a Viktor hacia sí y le dio un beso en la sien juguetonamente, como cuando se despedía de él.
— Y no queremos eso — aceptó, bajando su mano y manteniéndola en la nuca de Viktor.
Viktor sonrió. En ese momento, ese tipo de acto no se sentía tan extraño. Definitivamente estaban más desinhibidos.
— También puedes negar todo en tu escuela, él se enterará eventualmente.
El moreno lo pensó a profundidad unos momentos. Y concluyó que no quería que eso sucediera.
Pero tampoco era tan valiente como para no negar nada.
— ¿Y si lo niego solo si me preguntan directamente? — dijo al fin, acariciándole la nuca con el pulgar.
Era una respuesta agridulce para ambos.
— De todos modos, ¿Por qué estamos hablando de Salo? — preguntó Jayce, tratando de cambiar el tema.
— Porque tú lo mencionaste.
— Ah, sí… — dijo percatándose.
— ¿No quieres hablar de lo que pasó con Mel? — probó Viktor, tratando de cambiar el foco de la conversación.
Jayce negó con la cabeza.
— No éramos el uno para el otro.
No quería hablar con Viktor sobre eso, porque, aunque no fue la causa de su rompimiento, había sido el tema. Y no quería que se sintiera culpable o que las cosas entre ellos se enturbiaran más.
Suspiró y quiso volver a jugar con él, con ese humor picante del inicio de la velada.
— Tal vez necesitaré que me consueles.
Viktor entendió y siguiéndole el juego dijo con el mismo humor travieso:
— ¿Quieres más de mi sexo en la playa?
— Sí, quiero más de tu sexo en la playa.
Jayce sujetó la muñeca de Viktor para acercarse el trago de nuevo y beber de él, sin perderlo de vista. Estaban realmente cerca, con una sonrisa traviesa y cómplice en sus rostros.
— Miren ¿a quién tenemos aquí?
Una voz conocida llamó la atención de los muchachos.
Notes:
Halloooo!!
Pues qué creen?
Oficialmente llevamos más de 300 páginas de word!! o.oMuchas gracias a quienes leen esta historia y a quienes me comentan, este cap es para ustedes :'3 me han animado mucho a seguir! Espero les guste este cap!