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Language:
Español
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Published:
2025-04-27
Updated:
2025-06-18
Words:
6,781
Chapters:
3/?
Kudos:
3
Hits:
48

All This Crazy Days

Chapter 3: Aburridos.

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

La mafia era muy distinta a lo que muchos pensaban, si, organizaban crímenes y cometían actos atroces, por el motivo de mantener la paz en la ciudad, y el orden, dicho sea de paso, eran una pieza indispensable para la ciudad así cómo cada sitio tenía su organización criminal que ayudaba a mantener las cosas equilibradas.

 

Vaya que, si de verdad el gobierno no consintiera su existencia, sabían dónde estaba uno de sus edificios (era literalmente un rascacielos que parecía gritar “Crimen organizado”) pero hacían su labor, no se metían demasiado con el gobierno y todos en paz…

 

Pero había días que simplemente eran insoportablemente tranquilos…

 

Cómo esa tarde.

 

Lagarto negro, Q, Chuuya y Kaji estaban en una de las salas de descanso de la sede de la mafia, y simplemente… no había nada que hacer.

 

No había misiones, ni estrategias, ni conflictos, ni papeleos, (Akutagawa si tenía, pero estaba fingiendo que no), pero en sí, estaba todo demasiado tranquilo, sin nada que hacer y con el aburrimiento colándose en todos.

 

La sala era bastante amplia, con un mueble pequeño en dónde podrían encontrar tés, y los artículos correspondientes para prepararlos, una llave de agua, y un comedor que estaba vacío, pues del lado opuesto de la habitación había un par de sillones, y sillas individuales bastante cómodas en las que estaban todos los presentes, o en sus celulares, o intentando pasar el rato.

 

Yumeno (que desde cierto conflicto ya no había sido encerrada a insistencia de Chuuya) bostezo, recargando su cabeza en el respaldo del sillón antes de suspirar.

 

—Estoy aburrida —murmuró moviendo sus piernas, Tachihara que estaba a su lado dejó su teléfono y la abrazo por los hombros, recargándose en ella, haciendo que la niña quisiera deshacerse de su agarre con un rostro que fingía molestia.

 

En realidad, le divertía que Tachihara fuera de los únicos que no la tratara cómo si al mínimo roce fuera a activar su poder.

 

—Estoy de acuerdo, podría freírse mi cerebro de lo poco que está trabajando, podría morir de aburrimiento —murmuró aún recargado en Yumeno que bufó por lo bajo.

 

Akutagawa subió la mirada del libro que leía, viendo a Tachihara con incredulidad.

 

—Para eso tendría que estar acostumbrado a trabajar, y si algo tiene claro tu cerebro es que tiene vacaciones intermitentes —murmuró Akutagawa antes de regresar la vista a su libro, pero Tachihara ya había abierto la boca con incredulidad.

 

—¿Insinúas que soy tonto?

 

—No lo está insinuando —sonrió Gin, que, si bien no se vio por su cubrebocas, se notó por la clara diversión en su mirada.

 

Tachihara llevó una mano a su pecho y miro a todos, indignado.

 

—¿Nadie me va a defender?

 

El silencio inundo la sala, sólo interrumpido por el susurro de la hoja del libro de Akutagawa al pasarla con una clara indiferencia, pero Tachihara notaba el brillo burlón en su mirada grisácea, que, aun así, estaba concentrada en la lectura.

 

—Te crees un sabelotodo, sólo porque estas leyendo —espetó.

 

—¿Cuándo fue la última vez que abriste un libro? —cuestionó el azabache antes de bajar su libro, cómo pensativo y mirarlo— espera… ¿Sabes leer?

 

Tachihara le lanzó un cojín que fue atrapado por Rashōmon y lanzado dos veces más fuerte a la cara del de cabellos cobrizos.

 

—Juraría que estas leyendo una estupidez, o algo fantasioso que no deja absolutamente nada del refinamiento que finges —murmuró Tachihara y Akutagawa suspiró.

 

—Para tu información, la fantasía nutre la imaginación de aquellos que necesitan escapar de un mundo lo suficientemente cruel cómo para ser escalofriante para aquellos débiles que no tienen la capacidad de defenderse —murmuró— y aun con eso, no, no estoy leyendo fantasía, estoy leyendo una novela histórica que relata una historia de herejía en la Italia del siglo XIV, en un ambiente religioso en dónde se cuestiona si un Dios puede intervenir directamente para asesinar a sus supuestos discípulos de maneras perversas o si simplemente es un mortal que se pone la etiqueta de Dios por creerse invencible, pues todo converge en una de las luchas más antiguas de la humanidad sobre el saber y cómo aun si estas bajo en yugo de un poder eclesiástico aun así, si sabes demasiado, eres poderoso y por ende es mejor eliminarte para que no desafíes a la autoridad.

 

Tachihara se quedó callado un momento.

 

—Si un día me dicen que te arrestaron por que te metiste a hurtar una reliquia de un museo sin duda les creo y no te saco de ahí —murmuró y Akutagawa bufó por lo bajo, ignorándolo.

 

Chuuya se había acercado intrigado por el libro, revisando por sobre el hombro de Akutagawa el nombre y la portada, por si un día tenia el tiempo y la curiosidad de leerlo.

 

—Dejando eso de lado… yo también estoy aburrida —murmuró Gin jugando con una daga y ahora sí, para ofensa de Tachihara, obtuvo la atención del azabache que bajó el libro, colocándolo en su regazo y poniendo su marca páginas, para saber dónde se quedaba.

 

Tachihara sonrió levemente ante una idea.

 

—Estoy de acuerdo en que hay que hacer algo —musitó Higuchi y varios asintieron.

 

—No hacer nada es aburrido —murmuro Kaji.

 

—Más considerando que a Yumeno le da por divertirse de maneras perversas cuando esta aburrida y tenemos a un pirómano sin un atisbo de sentido común al que entretener.

 

Akutagawa suspiró pesadamente al escuchar lo dicho por Higuchi, pero un escalofrió involuntario recorrió a todos… una cosa era Kaji, él no importaba tanto… era Yumeno aburrida lo que les aterraba y decidieron que tenían que arreglar eso del aburrimiento, lo más rápido posible.

 

—Higuchi, deja a la niña en paz, no le hace nada a nadie —murmuró Akutagawa, ante todo tenía que defenderla… era sólo una niña.

 

—Lo siento Senpai —murmuro la chica y Akutagawa suspiró.

 

—¿Y bien? ¿Qué proponen? —musitó Hirotsu jugando con un cigarrillo, que ante una mirada asesina de Gin tan sólo por la idea de que lo encendiera ante Akutagawa, lo guardo.

 

—Y si… —comenzó a decir Kaji y todos lo interrumpieron al unisonó.

 

—No —dijeron rotundamente y el otro trono la lengua.

 

Pero sabían que, si Kaji quería proponer algo, involucraría volar la mitad del edificio.

 

Los ojos de Gin se iluminaron y se levantó, saliendo de la habitación, Chuuya la vio partir recargado en el respaldo del sillón dónde antes estaban sentados ambos hermanos y dejo caer su cabeza.

 

—Genial, una menos —murmuró Chuuya.

 

No es que hubieran estado odiando los días posteriores a su conflicto con las ratas, pero sin duda tanta paz en la ciudad no les sentaba exactamente bien, y hubieran (algunos) querido ir a molestar a la agencia sólo porque sí, pero sabían que había una línea muy delicada, y que, si se pasaban del límite o los provocaban demasiado, iban a causar un conflicto que no iban a lograr manejar.

 

Por lo que no... no se podían arriesgar a optar por una diversión demasiado peligrosa.

 

Y tenían que vivir con el tedio de tener que entretenerse de alguna manera, aun teniendo que estar presentes en el edificio por si sucedía algo.

 

Apreciaban la tranquilidad, claro, pero deseaban que hubiera más, algo que no los llevara al borde de la muerte, pero que mantuviera sus manos ocupadas.

 

Justo en esos pensamientos que más que nada los estaban ensombreciendo, sobre que hacer o que opciones tenían, la azabache volvió con una caja pequeña de cartón en sus manos.

 

Akutagawa la miró con curiosidad, parecía una especie de juego o baraja.

 

—¿Qué es eso Gin? —murmuró mirándola y la joven se sentó con emoción a su lado de nuevo, enseñándoles el juego.

 

La caja era sencilla con un fondo negro, que mostraba las imágenes de varios tipos de cartas y el nombre en letras amarillas grandes “UNO”, el pelirrojo golpeo suavemente el respaldo del sillón.

 

—Me apunto —dijo de inmediato y Gin lo miro con alegría.

 

—¡Yo también! —musitó Yumeno.

 

—Bueno… —murmuró Akutagawa dejando el libro a un lado.

 

—Ya que —murmuró Kaji, dejando la bomba que ya había estado preparando con un evidente pesar.

 

—Si Akutagawa-senpai juega, yo también.

 

—No me voy a quedar viendo, así que yo igual juego —musitó Tachihara sonriendo, más animado.

 

—Yo los mirare… pero será con gusto —murmuró Hirotsu.

 

Todos se sentaron en la mesa redonda que se suponía funcionaba cómo comedor, con el siguiente orden hacia la derecha: Akutagawa, Tachihara, Higuchi, Gin, Yumeno, Kaji y Chuuya, dejando a Akutagawa con Tachihara a su derecha y a Chuuya a su izquierda.

 

Chuuya barajeó perfectamente a la vez que, por si acaso, Gin les recordaba cómo se jugaba, mientras Chuuya les repartía siete cartas a cada uno.

 

Cada uno recibiría siete cartas, el resto se colocaría al frente, boca abajo, impidiendo que se viera que eran, de ese mismo conjunto se volteaba la que sería la primera carta, que definiría el color y el número con que empezarían el juego, si aparecía una que no diera esa opción se regresaría al azar a la baraja y se haría lo mismo, hasta obtener una carta que funcionara cómo la que empezara el juego.

 

El objetivo seria quedarse sin cartas antes que todos los demás, en el turno de cada quien se tenia que colocar una carta que coincidiera con el color o número de la que estaba en el centro,  si no se tenia ni uno ni otro se debía “Robar” del mazo de cartas sobrantes hasta obtener uno de los dos, no importaba si fuera número o color, o en su caso, poner un comodín o un +4.

 

Había cartas especiales cómo el +2 y el +4 que eran cartas que obligaban a la siguiente persona a tomar o dos o cuatro cartas, pero que, en el caso del come cuatro, o +4 cómo se le llamara se cambiaba el color al que quisiera la persona que ponía la carta.

 

Te podías librar de comer las cartas, si tenias a su ves un come dos o come cuatro, que sumaria a los ya colocados y se iría a la siguiente persona en turno, igualmente había bloqueos, que saltaban a la persona que seguía para impedir su turno, el comodín, que sólo cambiaba el color, o el reversa, que invertía el sentido de la partida, volviéndolo en vez de hacia la derecha a la izquierda o viceversa.

 

Si ya no había cartas para comer se tomarían todas las que se habían jugado, dejando únicamente la última puesta para saber el color o número que indicara, para que el resto se barajeara y se volviera a surtir el mazo para comer.

 

Cuándo sólo se tenía una carta se debía decir “Uno” indicando a los demás que estabas por quedarte sin cartas, en caso de no hacerlo al llegar tu turno tendrías que tomar dos cartas cómo castigo, perdiendo así esa oportunidad de ganar.

 

Y ganaba el primero en quedarse sin cartas, perdía el que más cartas tuviera llegado ese momento, o si eran múltiples personas podían continuar jugando hasta que sólo quedaran dos, definiendo así al perdedor.

 

Todos ya recordando que debían hacer, se prepararon para jugar, aparte el pelirrojo saco una carta para quien para que el numero mayor fuera el primero en comenzar el juego… siendo Gin con un nueve verde, quedo ella cómo la que sacaría primero.

 

El juego estaba listo, todos vieron sus barajas, analizando lo que tenían.

 

—Sólo para aclarar… se olvida por ahora eso de que hay superiores presentes ¿Cierto? —cuestionó por un momento nervioso Tachihara.

 

Chuuya alzó la mirada con una sonrisa suave.

 

—Claro, claro, ustedes tranquilos —murmuró.

 

Empezó pacifico, por supuesto, todos ponían números, la primera en comer fue Higuchi, por que no tenia la carta adecuada, pasaron un par de minutos, todo estaba bastante tranquilo.

 

Fue Yumeno la primera en poner un comodín.

 

—Cambio el color a azul —musitó con una sonrisa.

 

Kaji entrecerró los ojos, un momento, algo nervioso.

 

—Lo lamento —musitó y puso un bloqueo.

 

Había sido algo que todos habían hecho…

 

Habían intentado evitar las cartas que comenzarían la guerra, pero ya sólo les quedaban cartas de ese tipo.

 

Akutagawa con un suspiro bloqueo a Tachihara, Higuchi a Gin, Yumeno a Kaji, dejando a Chuuya con una difícil decisión, apretó los labios, no le agradaba la idea de ser el primero en declarar la guerra, y todos tenían de entre cinco a siete cartas por las veces que ya todos habían comido, en un intento de mantener la paz puso su último número, que para su suerte era del color del último bloqueo.

 

Akutagawa siguió su ejemplo poniendo un número, pero Tachihara suspiro y puso un reversa, sobresaltando a Akutagawa.

 

Vio de reojo al pelirrojo y después a sus cartas… en el nuevo orden cualquier carta para comer o perjudicar a su oponente caerían directamente a Chuuya… seria declararle la guerra.

 

“Ni de puta broma” pensó colocando otro reversa.

 

Tachihara colocó otro reversa y Akutagawa lo miro mal.

 

Colocó uno más y así siguieron un par de turnos, descubriendo que ambos tenían prácticamente todas las cartas de este tipo, la tensión se empezaba a percibir en el ambiente y estaban mirando todo cómo si se tratara de un partido de pin pon.

 

—Uno —dijo finalmente Akutagawa, poniendo un reversa más y colocando su última carta boca abajo sobre la mesa, con una sonrisa triunfal.

 

Tachihara miro otro de sus reversas…. Si lo utilizaba en ese momento, le estaría dando la victoria al azabache en bandeja de plata, soltó un suspiro entrecortado y siguió el juego, colocando un come dos, rogando por que Higuchi tuviera algo con que contraatacar.

 

Y así fue.

 

Higuchi colocó un come dos, Gin puso un come cuatro, Yumeno un come dos, Kaji un come dos, Chuuya un come cuatro, todos vieron a Akutagawa, esperando frustración, rogaban que no tuviera la carta adecuada… pero si era cierto y no tenía… tendría que tomar dieciséis cartas.

 

—Gane —musitó mientras colocaba un come cuatro.

 

—Carajo —murmuró Chuuya… si tan sólo hubiera tenido un bloqueo… y si hubiera comido, pero sonrió y asintió— bien jugado chico.

 

Akutagawa estuvo tentado a dejar salir una leve sonrisa.

 

Los demás continuaron, mientras que Akutagawa ya veía con suficiencia el juego que continuaba en curso, sabiendo que ya no importaba lo que hiciera por que se había librado de cualquier mal.

 

Tachihara tenia otro come dos, y así siguió hasta llegar a Kaji, que dudo, si tenia la carta, pero… incluso aunque fuera un hombre de ciencia estuvo ciertamente tentado a persignarse, en el momento en que puso otro come dos.

 

—¡Maldito hijo de puta! —gritó el pelirrojo mientras tomaba literalmente todas las cartas que quedaban por comer, y le faltaron para que cumpliera con el total.

 

Ya se empezaban a oler que, si eso continuaba así, iba a terminar corriendo sangre.

 

Sin embargo, decidieron arriesgarse, era algo emocionante ver sólo cómo espectador, Akutagawa sabía que su hermana no estaba en peligro por su posición y a dónde iban sus acciones… así que sería emocionante.

 

Creía firmemente que siguió siendo emocionante cuándo la mesa salió volando, pero se juraron en silencio que no volverían intentar quitar su aburrimiento de esa manera… y mientras tanto Yumeno… bueno, ella tenía una sonrisa enorme en el rostro ante el desastre causado.

 

 

 

 

 

 

 

Ya habían pasado varias horas, el único que seguía en la sala era Hirotsu, cuándo Akutagawa regreso, por supuesto que no había habido heridos, había sido divertido al final, ya comenzaba a atardecer y había vuelto por su libro, antes de volver a su departamento.

 

Lo tomó y lo hojeó… se congeló.

 

El marcapáginas no estaba en su lugar.

 

Estaba en la primera hoja, con un diablo dibujado con un marca textos.

 

Akutagawa alzó la mirada a Hirotsu… no se atrevería… ¿O sí?

 

—No me veas así muchachito, Tachihara vino hace horas, no vi que hizo… pero lo tomó.

 

Akutagawa cerró el libro de golpe, era su marcapáginas favorito, era de papel, estaba arruinado… y su pagina perdida en un momento crucial de la historia.

 

—Espero que te hayas despedido de él por que lo voy a matar —espetó, y Hirotsu sólo rio por lo bajo cuándo Akutagawa salía de la habitación, a sabiendas de que no volvería por que estaría ocupado con cierto chico al fin saco su cigarrillo y lo prendió… sólo le quedaba imaginar cómo se salvaría el chico.

 

Akutagawa por su parte no tuvo que buscarlo, en cuanto Tachihara lo miró palideció… ambos sabían que el otro sabia.

 

Jamás se había visto a un chico correr tan rápido, saltándose escalones para poder salir del edificio.

 

—¡Vuelve aquí maldita escoria! ¡Cuándo acabe contigo te vas a tragar tus malditos órganos!

 

Tachihara gritó, mientras salía casi volando del edificio, corriendo a toda prisa del edificio de la mafia… si no calculaba mal, había un lugar en el que lo podrían proteger.

 

Llegó corriendo a los dormitorios de la agencia, dónde los agentes apenas llegaban.

 

Lo miraron con curiosidad y el joven los miro, arrodillándose.

 

—¡Por favor! ¡Akutagawa me va a matar! ¡Por favor! ¡Necesito ayuda! ¡Hare lo que sea!

 

Los agentes se miraron y Dazai rio por lo bajo.

 

—Te metiste con su hermana o con uno de sus libros.

 

—Libro —murmuró el chico.

 

Dazai chiflo.

 

—Sólo te dará la paliza de tu vida… creo —murmuró.

 

Los agentes se vieron divertidos pero el albino suspiró.

 

—Oigan vamos… el jardín es… más o menos público ¿No? Apuesto a que no se imaginara que estará aquí, y no nos entrometemos.

 

Miró a Fukuzawa que dudaba, miro a Tachihara antes de morder su labio y suspirar, miro a su jefe con unos ojos más felinos.

 

—Por favor —murmuro.

 

Fukuzawa suspiró viendo a Ranpo que contenía la risa.

 

—No hará nada —murmuró el joven detective y Fukuzawa suspiró.

 

—Bueno, pero ni un sonido.

 

Tachihara podría llorar.

 

—Lo juro.

 

Los agentes lo dejaron ahí, subiendo a sus dormitorios entre risas y conversaciones, a Tachihara no le importaba, sólo necesitaba la distancia para sobrevivir, que importaba si le hacían más caso o no.

 

Se quedo en el rincón debajo de las escaleras, muy quieto.

 

Pasaron varias horas, intuía que todos los agentes ya estaban dormidos, cuando escucho una puerta, una persona bajo silenciosamente por las escaleras, no lo habría escuchado de no haber estado entrenado, pero pronto vio al albino que se asomó a dónde estaba el chico.

 

—Ni creas que te dejare entrar a mi hogar, porque ahí está Kyoka y sigues siendo un criminal, pero aquí tienes —murmuró tendiendo en un futón que tenia enrollado una manta y una almohada pequeña, en la otra mano tenia un plato de comida— ni una palabra —siseó el menor.

 

Tachihara lo miró con sospecha, pero tomó las cosas, y lo vio.

 

—Gracias —murmuró y el albino asintió antes de buscar en sus bolsillos y darle un papel con su teléfono.

 

—Si se pone serio márcame, con algo de suerte pensare en algo que impida que te saque los órganos o algo raro, además que tengo unas cartas bajo la manga.

 

Tachihara asintió y el joven asintió antes de voltearse, dudó un momento y suspiró.

 

—No hace tanto frío… pero si lo hace… ugh, puedes tocar mi puerta, algo se me ocurrirá… y si no sólo deja las cosas ahí, yo las recogeré —susurró.

 

Tachihara asintió.

 

Atsushi subió las escaleras y entró a su departamento, intentando no hacer ruido.

 

A la mañana siguiente siendo cómo de costumbre el primero en despertarse a las seis de la mañana abrió la puerta de su departamento, encontrando ahí las cosas, y una caja de dulces, junto con una nota que decía “Gracias”, sonrió y entró… al menos tendría un bocadillo que compartir con sus compañeros.

 

Y Tachihara tuvo que huir toda la semana de Akutagawa.

Notes:

La parte del UNO es anécdota lit JSKAJSKJAAJAJA y levemente basado en una imagen que vi UwU y... aceptemoslo seguramente así acabaría si estos se pusieran a jugar UNO si no es que acaba media Yokohama destruida.

Déjenme con mi ilusión de Yumeno querida y siendo niña ;-;

#elUNOrompeamistades

Cabe aclarar una cosa... todas las historias ocurren en el mismo universo que es idéntico al original solo que justo después de las ratas.

(Cómo dato curioso el libro que leía Aku era El Nombre de la Rosa de Umberto Eco OwO)
(Y puse la explicación de que es el Uno y cómo se juega por que en mi versión anterior muchos no sabían, espero que se entendiera ;-;)

Ranpo se estaba muriendo de la risa no sólo por Tachihara, sino por que Atsushi ya sabe cómo manipular a Fukuzawa con artes gatunas, pero siempre lo hace por causas nobles y Fukzuawa en realidad se deja aunque sabe lo que Atsushi sabe (En realidad si hubiera hecho frío hubiera buscado dónde meter a Tachihara, pero como esta entre primavera-verano no se preocupo, pero si estuvo pendiente de la temperatura toda la noche)

Recen por Tachihara por que lo de este cap no acaba aquí jskajskajskajsa.

¡Gracias por leer!

¡Arigato! ¡Sayonara!