Chapter Text
Carter y Alex tuvieron una relación diferente a la de Peter con Sam. Los adultos eran más abiertos con sus sentimientos; en eso sí guardaron similitudes con los más jóvenes, pero en ocasiones, recurrieron a los insultos para decirse cosas cariñosas. Sin embargo, era un hecho que las dos parejas mostraron ese amor, uno que a veces se tornó apasionado. Por fin, al despertar, tendrían su merecido día de descanso, uno que comenzarían al ir a la piscina, ya que necesitaron refrescarse del calor al estar en pleno verano, pues las temperaturas fueron muy altas. Los que más estuvieron emocionados fueron los tres adolescentes, aunque en especial Carter y Alex; el primero deseó sorprender a su lindo novio y el rubio esperó tener momentos inolvidables con su pareja. Ya en la mañana, todos estuvieron listos, con vestimentas casuales; se pondrían los trajes de baño al llegar a la piscina. Sin más, se pusieron en marcha; por suerte no se encontraba mucha gente, por lo que después de cambiarse, utilizaron la regadera antes de entrar al agua. Enseguida disfrutaron de la sensación tan agradable y Carter comenzó a nadar, por lo cual Alex no pudo despegar la vista del azabache; siempre le había llamado la atención, ahora aún más. Fue acercándose y él le dedicó una sonrisa burlona, satisfecho por recibir su atención, ante lo cual Alex se sintió avergonzado por no ocultarlo. ¿Qué rayos le pasaba? No era nada tímido, solo que su relación dejó salir otras facetas que desconoció y apenas comenzó a descubrirlas. Aunque no cambiaría nada en lo absoluto, pues nunca había sido tan feliz, incluso después de los peligros que enfrentaron, el hecho de ser perseguidos por la muerte no cambió ni disminuyó la intensidad del amor que sintió hacia Carter, sin importar cuán cursi resultara eso.
—¿Qué tanto miras? ¿Te gusta lo que ves? —no dejó de lado su arrogancia.
—Eres un presumido, sabes que te miro a ti y sí, me gusta lo que veo… —tampoco pensó negarlo.
—Me gusta que lo digas, ¿por qué no ponemos las cosas más interesantes?
—No sé a qué te refieres…
—En ese caso, mejor te lo demuestro.
Carter no lo pensó dos veces, lo besó en sus labios y Alex enseguida correspondió, mientras rodeó los brazos alrededor de su cuello. Sin darse cuenta, Carter los llevó a una zona apartada donde no pudieran verlos en medio del agua y comenzó a acariciar el cuerpo de su pareja por debajo de la ropa. El rubio no era estúpido; no tardó en darse cuenta de lo que él pretendía, pero, en serio, ¿quiso hacerlo en un lugar público? Bueno, no era un mojigato, pero tampoco quiso que alguien más lo viera. Tuvo sus dudas y le preguntó a Carter que si estaba seguro de hacerlo justo ahí, y él le respondió que solo se dejaría llevar.
—Eres un pervertido… ¿Y si nos atrapan?
—Deja ya de preocuparte, además, ¿no te da emoción? De eso se trata, Alex.
—En serio no tienes remedio, Carter.
Dejaron de hablar porque Carter, de manera discreta, bajó lo suficiente el traje de baño de Alex y comenzó a acariciar su miembro. Ante lo cual Alex jadeó un poco, pero trató de guardar silencio para no ser descubiertos. A lo lejos, Clear, Sam y Peter disfrutaron de pasar tiempo libre en el agua, sin tener idea de que la pareja caliente de adolescentes dio rienda suelta a una travesura picante en un sitio público. Y pues… algunas cosas fueron inevitables. Carter y Alex siguieron en su mundo para darse gusto.
—Puedes quejarte todo lo que quieras, pero sé que también te gusta.
—Nunca negué que me gusta, solo que es la primera vez que…
—Eso es lo divertido, no pienses demasiado las cosas, nadie se dará cuenta.
Alex le dedicó una pequeña sonrisa, una expresión entre aceptación y resignación. Carter no aguantó más y se abrió paso entre las piernas ajenas hasta que colocó su miembro entre sus nalgas; sin más, entró en una estocada certera. El rubio trató de acallar sus gemidos y comenzó a menear su trasero. Poco a poco, Carter aceleró la velocidad de sus embestidas. Tal vez tendrían que darse prisa, pero iba a asegurarse de que ambos disfrutaran al máximo. Mientras tanto, Alex era incapaz de negar que sí le encantaba esa mezcla extraña de emoción en un lugar donde pudieran descubrirlos; desconoció cuándo se volvió tan indecente; sin embargo, era de lo más excitante.
—Para alguien que no dejaba de quejarse… parece que lo disfrutas mucho —susurró en su oído y mordió el lóbulo de su oreja.
—Tú que querías hacerlo aquí, idiota… Sabes que no puedo decirte que no—un tenue rubor apareció en sus mejillas.
—Te haré callar de la mejor manera que sé.
Carter lo besó en sus labios y entrelazaron sus lenguas en un beso apasionado. El encuentro era tan intenso que cada movimiento acercó cada vez más al éxtasis a Alex. El mayor quiso tocar su punto dulce y las embestidas se tornaron frenéticas hasta que lo encontró, volviendo a arremeter con fuerza. Alex se sintió más que avergonzado. ¿Desde cuándo dejó que alguien se apoderara por completo de su ser? Simple, amaba tanto a Carter, aunque tuviera esas ideas riesgosas y convertirse en unos exhibicionistas. Solo que a estas alturas ya no pensó, su mente se nubló y se dejó llevar. Alex se estremeció al recibir una nalgada y lo miró con cierto reproche.
—No puedes culparme… adoro tu trasero, joder.
—Contrólate un poco, ¿quieres? No quiero ser detenido por hacerte caso y que nos prohíban venir de nuevo.
—Eres un exagerado; mientras controles tus lindos sonidos, todo estará bien, tonto.
Carter maldijo por lo bajo; pensó durar más, pero tampoco era un ingenuo. Si tardaron demasiado, alguien más podría darse cuenta y nunca dejaría que Alex fuera observado por otro hombre, así que continuaron su encuentro cada vez más rebosante de pasión hasta que ambos supieron que llegaron al límite. Carter no dejó de embestir una y otra vez y alcanzó su orgasmo. Alex hundió el rostro en el hombro ajeno para no levantar la voz y ahogó un gemido al sentirse lleno con su esencia y, sin más, liberó su semen. Compartieron un último beso antes de acomodarse sus ropas y fingir que nada había pasado.
Duraron un poco más en el agua y salieron de la piscina para ponerse otro atuendo de vestir, pero Clear notó algo sospechoso al verlos alejarse… ¿Por qué Alex cojeaba un poco? ¿Se había lastimado? Les preguntaría al respecto cuando volvieran. En cuanto a Sam y Peter, hace rato organizaron el picnic para comer lo que trajeron; no era nada muy elaborado, solo sándwich, refrigerios y unas cuantas bebidas. Ya todos reunidos, comieron en silencio hasta que la joven decidió comenzar con sus preguntas.
—Alex… ¿Te sientes bien?
—Sí, todo en orden, ¿por qué lo preguntas, Clear? —su expresión mostró un poco de confusión.
—Pues… porque los vi cuando salieron de la piscina, vi que cojeabas y te costaba caminar.
Alex casi se atragantó con el sándwich y tosió; Carter enseguida fue a ayudarlo. Y bueno, esa reacción del rubio levantó las sospechas de Sam, Peter y Clear, solo que se guardaron sus comentarios. Los adultos pudieron hacerse una idea de lo que había sucedido, a pesar de que no los atraparon en el acto porque ninguno de los dos nació el día de ayer. Era tan evidente que ellos todavía fueron unos adolescentes y se dejaron llevar en varias ocasiones. Pero Sam observó en silencio a Peter, como diciéndole en silencio que no dijera nada y, bueno, su pareja le hizo caso.
—No te preocupes, estoy bien, solo… tuve un pequeño incidente en la piscina.
—Sí, diría más que pequeño, pero me aseguré de que Alex esté bien.
—Ya que dicen eso… de acuerdo, pero cualquier cosa pueden decirnos, chicos, si llegas a lastimarte, aquí estamos.
Agregó Clear con cierta comprensión. No negó que en algunos momentos… le dolió ver a Alex tan feliz con Carter porque en el fondo todavía no dejó de sentirse atraída por su amigo. ¿Acaso hay una posibilidad de que pudiera estar con Alex? Por supuesto que no, lo supo desde antes del accidente, ya que en el pasado no era amiga del rubio, ni siquiera se hablaban, pero no iba a actuar de manera inmadura. No pensó aferrarse a alguien que nunca la aceptaría, por lo que prefirió enfocarse en esa amistad valiosa, seguir adelante, superar los traumas desde que bajaron del avión y continuar con su vida.
Sam estuvo al tanto de que a Clear le dolió ver a Alex con Carter; ¿cuál era la razón? Con el paso del tiempo aprendió a ser observador, a notar ciertos detalles que, a decir verdad, después de estar en la lista, fue más atento a lo que le rodeaba. Y no era un idiota; pudo ver esa mirada de anhelo de Clear hacia Alex. Hasta cierto punto la entendió… ya que en un principio confundió sus sentimientos y creyó estar enamorado de Alex. Porque vamos, Alex era un gran chico, interesante, inteligente, solo que al final del día, entendió que en verdad amaba a Peter. ¿Cómo fue que no se percató de eso? Podía leer el ambiente en cuanto a los demás, pero en lo personal, en sus propios asuntos, era más denso.
Luego de estar un rato después de comer, se fueron directo al parque de diversiones. Carter y Alex subieron a la montaña rusa, Clear a las sillas voladoras; en cambio, Peter y Sam estuvieron en la rueda de la fortuna. Ya a solas, aprovecharon para conversar sin interrupciones; si bien apreciaron la compañía de los adolescentes, también quisieron compartir momentos como pareja. Sam solo agarró la mano ajena y entrelazó sus dedos, mientras contemplaron la vista desde las alturas.
—¿No te arrepientes de nada, Sam?
—Me arrepiento de algunas decisiones que tomé cuando… estuvimos en la lista de muerte; no pude hacer mucha diferencia y actué indiferente, pero valoro la vida que tenemos ahora, que estés conmigo a pesar de lo mucho que te lastimé, Peter.
—Sí, entiendo lo que dices, pero… Creo que todavía te lastima mucho el pasado. Ninguno de los dos fuimos perfectos cuando nos enteramos de la verdad, hemos cometido errores, no lo voy a negar, solo que es hora de seguir adelante, no nada más por nosotros, sino que debemos proteger a Clear, Alex y Carter.
—Tienes razón, es momento de pasar página, por el pasado, por recordar a los amigos que perdimos y también para valorar los que hemos hecho. Y en verdad que creo que debemos vigilar más a Carter y Alex, ya sabes cómo son. Imagino que te diste cuenta de lo que hicieron en la piscina por los comentarios de Clear.
—Sí… tengo que admitir que ni siquiera me di cuenta en un principio, pero por lo que comentó Clear, fue más que obvio lo que hicieron. ¿Esperabas convertirte en padres adoptivos de tres jóvenes? Y dos de ellos con las hormonas alborotadas —soltó una pequeña risa.
—La verdad es que no, es agradable estar con ellos. No te burles de ello, por favor —aunque también le dio algo de risa—. Pero no deberían hacerlo en sitios públicos; sé que se aman mucho, solo que no quiero que se metan en problemas.
—De nuevo suenas como una madre gallina, Sam—a veces le gustó hacerle bromas a su pareja.
—Nunca dejarás de molestarme, ¿cierto? —comentó un poco avergonzado al escucharlo.
—Solo digo la verdad, cuida mucho a esos tres, justo como si fueras su madre.
—Es que… no lo sé, siento que es un instinto protector.
—Pero ya que mencionamos ese tema, pienso que es posible que tengamos nuestra propia familia, tal como lo conversamos la vez pasada, ¿te acuerdas, Sam?
—Sí, la verdad es que solo lo hablamos y no hicimos nada, pero… pienso que es la hora de dar ese paso. Podemos ir a ver lugares de adopción.
—Me parece muy bien y antes de que digas algo más. Necesito que mires por la ventana, por favor —comentó un poco nervioso.
Él hizo caso de sus indicaciones. Justo cuando llegaron al punto más alto del recorrido, no pudo creer lo que vio en el cielo, una frase que significó mucho: ¿Te casarías conmigo, Sam? Eso lo tomó desprevenido, pero de repente Peter se puso de rodillas y le mostró un anillo a Sam. Peter lo miró en silencio durante unos momentos; había pensado pedirle matrimonio desde hace tiempo, solo que no había surgido la oportunidad, ya que después de que Sam salió del hospital, varios días se recuperó en casa. Así que preparó todo y aprovechó esta salida al parque de diversiones.
—Si algo aprendí de lidiar con todo esto de la muerte… es que no soportaría perderte. Éramos amigos, pero en el fondo deseaba ser más que eso para ti; ahora que por fin estamos juntos, sé que no puedo estar con otra persona que no seas tú porque te amo tanto. Así que estoy más seguro que nunca de que deseo pasar el resto de mi vida contigo si es que me das la oportunidad. ¿Serías mi esposo, Sam?
Los ojos de Sam se humedecieron; no era tristeza, solo una felicidad indescriptible. Al principio fue incapaz de decir algo, por lo que asintió con la cabeza y se puso el anillo en su dedo anular de la mano izquierda. Claro que supo qué decir, nada más que no esperó esa propuesta repentina, menos en el parque de diversiones; en serio que Peter lo tomó con la guardia baja en esta ocasión. Al despejar sus pensamientos y concentrarse lo suficiente, mientras sintió que su corazón marcó un ritmo acelerado, le dedicó una sonrisa y lo agarró de las manos.
—Tampoco soportaría perderte. A veces siento que no sé qué decir con todo lo que me das porque nunca había sentido tan feliz. He conocido a varias personas a lo largo de los años, pero nadie me ha hecho sentir lo que tú. Que puedo confiar y entregarme sin preocupaciones, alguien que me ha aceptado, a pesar de mis fallas, de que no soy perfecto. No imaginé que me pedirías matrimonio… y aun así, volviste a sorprenderme. Por supuesto que quiero casarme contigo, Peter.
Peter se levantó y lo besó en los labios como señal de esa reafirmación del amor que ambos sintieron el uno por el otro. Bajaron de la rueda de la fortuna al terminar el recorrido y se reunieron con los adolescentes. No tardaron en decirles la nueva noticia y todos lo felicitaron, incluso Carter. No era secreto que Sam no era la persona favorita para Carter, pero en verdad se alegró por ese par de entrometidos; al menos así tendría menos razones para ser celoso y también le metió la idea a la cabeza de casarse con Alex.
Si les preguntaran a algunos de los sobrevivientes de la lista de la muerte si vivirían estas locuras y encuentros inesperados… responderían que nunca lo imaginaron, pero que resultó mejor de lo que esperaban. No fue fácil presenciar cómo varios de sus amigos perdieron la vida; no era sencillo seguir adelante después de los traumas, ni tampoco superar lo que dejaron atrás; sin embargo, representó un comienzo.
A lo lejos, una presencia los vigilaba; era la muerte en una de sus representaciones humanas, esta vez en un joven al que no pudo distinguirse su rostro al tener puesta la gorra de su suéter. Mostró una sonrisa de medio lado, viéndolos desde una distancia considerable, pero sin acercarse. Si ellos quisieron creer que esto había acabado, muy bien, los dejaría tranquilos por un rato; no obstante, siempre tuvo trabajo que hacer. Ir por personas que llegaron a sus últimos momentos. Cumpliría las palabras que le dijo a Sam Lawton: no los tocaría, aunque si ellos volvían a involucrarse con otros sobrevivientes… era incapaz de garantizar su salvación. Con planes en su mente, se dio la vuelta y se marchó. Esto apenas era el comienzo, solo que ninguno lo sabía… bueno, tal vez pronto lo averiguarían.